Transición A La Democracia en Chile

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Fecha: Nivel/curso: Asignatura: Historia de Chile

N° OA/AE/CMO AE 16, AE 17 Nº de horas clase: 6 horas Docente autor: Edmundo Torres


(aproximado) Romero

Objetivo de la clase/ Analizar el proceso de transición a la democracia en Chile.


Desempeño
esperado:

TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA EN CHILE

Leen textos y a partir de ellos identifican distintos factores que incidieron en el fin de la
dictadura militar en Chile.
Fuente 1

“[…] la crisis [económica] constituyó un elemento activo en el despertar de la multitud, sin el


cual este no hubiese ocurrido en la misma forma. Por tanto ese despertar no es comprensible
sin instalar la crisis como acontecimiento […]. La cúpula gobernante se enfrentó entonces a un
hecho inédito: una inesperada ruptura en la línea del progreso, una situación no calculada […].
Cuando el voceado ‘milagro’ [económico] se desmoronó, la sorpresa fue mayúscula. […] El otro
cambio de la subjetividad ‘facilitado’ por la crisis económica fue el que afectó a la ‘multitud’
[…]. No se comprende el significado liberador de la primera protesta si no considera el clima de
la época. La crisis económica abrió ventanas, operó como ‘facilitador’. Pero no podía ella sola
cambiar el miedo internalizado, el temor introyectado, que no era externo sino que formaba
parte de uno mismo.

En ese marco la primera protesta hay que verla como un acto originario, realizado entre
brumas, sin tener mapas cognitivos ni brújulas, tampoco una experiencia anterior. En esa
ocasión fundante la ‘masa’ irrumpió en el escenario callejero viviendo una doble
incertidumbre. Desconocía su potencia, su poderío y desconocía la reacción del poder y de sus
aparatos […]. El poder/Estado no supo cómo reaccionar frente a la originalidad de la situación.
Ni en esta primera protesta ni en la segunda. Solo a partir de la tercera protesta, en la cual se
ejerció una matanza, apareció perfilada una estrategia de contención […]. Las protestas
también tuvieron el comportamiento de una bola de nieve. El éxito de la primera potenció la
energía de la masa”.
Moulian, T. (1997). Chile actual: Anatomía de un mito. Santiago: LOM.

Fuente 2
“La evolución política siguió, a su vez, una ruta muy diferente de la que cabía esperar en 1983.
Pese a la creciente unidad, organización y fuerza política de la oposición, el Gobierno militar
permaneció en el poder. Hubo una apertura política gradual, en la que el Gobierno permitió
una creciente actividad. El cronograma de la Constitución de 1980 se cumplió estrictamente y
el general Pinochet se retiró pacíficamente en marzo de 1990, después de perder el plebiscito
de 1988. De ese modo, el sendero que finalmente siguió Chile fue de recuperación económica
y apertura política, como lo anticiparan –o desearan– Fontaine, Guzmán, Piñera y otros […]. En
marzo de 1990, después de 16 años y medio, el Gobierno militar entregó el poder a un
Gobierno civil elegido democráticamente y apoyado por una coalición de partidos políticos de
la oposición.

Ello se efectuó conforme a un cronograma de transición que había sido aprobado diez años
antes en un referéndum constitucional. Aunque desde un comienzo el Gobierno militar había
manifestado su intención de restaurar las instituciones democráticas, pocos creyeron que
dicho compromiso fuera a cumplirse de manera tan cabal y pacífica […]. El plan político del
Gobierno militar funcionó al fin, pero, irónicamente, lo hizo para beneficio de los partidos
opositores. Los logros económicos fueron significativos y proporcionaron un clima de progreso
económico estable, crucial para una transición política ordenada y pacífica.

Sin embargo, los votantes no favorecieron al general Pinochet en 1988 ni al candidato


presidencial Hernán Büchi en 1989, quien fuera uno de los arquitectos del modelo económico.
No obstante, la ciudadanía fue lo suficientemente conservadora como para darles a los dos
partidos de centroderecha una importante representación en las elecciones parlamentarias de
1989 (33% de los votos)”.
Fontaine, J. A. (1993). Transición económica y política en chile: 1970-1990. Centro de Estudios
Públicos (CEP).

Fuente 3
“De ahí que la acción dictatorial, cuanto más acentuó sus abusos y arbitrariedades, más
estimuló la sinergia subyacente […] de la clase popular. […] No es extraño entonces que ellas
comenzaran a manifestarse apenas cuatro o cinco años después de impuesto el gobierno
dictatorial. Y no solo en la clase popular, sino también en diversos grupos medios. Al principio
(1976) de manera soterrada, clandestina […]. Después (desde 1983) de manera abierta,
desafiante, asertiva.

Fue de ese movimiento soterrado de donde brotó, con fuerza inesperada, sorprendiendo a
todos, la primera jornada nacional de protesta contra la dictadura (1983) […]. A lo anterior es
preciso agregar que las ‘masas populares’ (que al desclientelizarse, comenzaron a llamarse a sí
mismas ‘actores sociales’) asumieron perfectamente que, frente a una dictadura como la
encabezada por Augusto Pinochet (que practicaba el terrorismo militar con solemnidad de
experto y/o de artista) era absolutamente legítimo combatirla también con la violencia
armada.

Por eso, durante los años ochenta, no uno, sino tres grupos armados salieron a la palestra para
atacarla por todos los medios (el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, el Frente Patriótico
Manuel Rodríguez y el Frente Juvenil Lautaro), llegándose incluso a intentar un tiranicidio […].
Fue a partir de esa capacidad ampliada y potenciada de donde se desplegaron las veintidós
jornadas de protesta nacional contra la dictadura, que estallaron durante cinco años
consecutivos (19831987).

Fue ese potencial histórico popular el que obligó a la dictadura a negociar (no fue la declamada
“muñeca política” de los viejos políticos). Y fue la ‘ingobernabilidad’ impuesta por ese
potencial la que creó el espacio para que la vieja clase política civil (tanto de la Concertación de
Partidos por la Democracia como la Alianza por Chile), a título de garante democrático de la
gobernabilidad necesitada por la Constitución espuria de 1980, entrara a administrar (con un
elevado sentido histórico del oportunismo) la obra cumbre del terrorismo militar”.
Salazar, G. (2012). Movimientos sociales en Chile. Santiago: Uqbar Editores.

Fuente 5
“En el año 1985 –que está marcado por la decadencia de las protestas y la impotencia de los
esfuerzos opositores para montar un paro nacional– el principal acontecimiento democrático
lo constituyó la suscripción por once partidos políticos, que abarcaba desde grupos y
personalidades de derecha hasta los partidos miembros de la Alianza Democrática, del llamado
Acuerdo Nacional para la Transición Plena a la Democracia, promovido por la Iglesia Católica.
Se trataba del consenso democrático más vasto conseguido hasta la fecha en el país. Cubría un
amplio espectro ideológico y partidista, que de hecho reconstituía casi todo el arco de partidos
de la democracia tradicional chilena.
Solamente se habían excluido a sí mismos los partidos y movimientos que estaban por la vía
violenta. Para llegar al Acuerdo, las distintas tendencias se habían acercado a fórmulas de
consenso, que entrañaban concesiones recíprocas muy importantes. De este modo, el
principal agente opositor, la Alianza Democrática, que sostenía en su programa de transición la
renuncia de Pinochet y el derrumbe del régimen, la formación de un gobierno provisional, la
elección de una Asamblea Constituyente, para aprobar una nueva Constitución y elecciones
para elegir al Presidente de la República y a los parlamentarios, renunciaba a todo ello, para
declararse dispuesta a aceptar la Constitución de 1980, a cambio de algunas reformas
constitucionales […]. La respuesta del régimen fue una rotunda negativa a cualquier diálogo y
negociación en el contexto del Acuerdo.

En el año 1986 la oposición experimenta los efectos del fracaso del Acuerdo, el decaimiento de
la estrategia de las protestas, su propio descrédito a causa de los actos de un tercero: la
violencia ejercida por la izquierda ultrista y, por último, el acercamiento de los sectores medios
al régimen. Tanto el descubrimiento de un arsenal de armamento del Frente en el norte del
país, como el atentado fallido contra Pinochet, le dieron un nuevo ímpetu al régimen.

Además el país empezaba a experimentar la salida de la crisis económica y el


despliegue de un nuevo ciclo de crecimiento y bienestar. En estas circunstancias, durante el
año 1987, la oposición empezó a acomodarse en el marco institucional del régimen. La
inminencia del plebiscito, que según la Constitución de 1980 debía realizarse en diciembre de
1988, ejerció un fuerte ascendiente en la determinación de participar en el proceso político,
bajo los términos impuestos por el gobierno autoritario”.
Godoy, O. (1999). La transición chilena a la democracia: pactada. Estudios Públicos, (74), 79-
106.

Fuente 6
“Ya que considero, […] que las transiciones son principalmente acuerdos de élites políticas, los
actores a considerar en el caso de Chile son los militares, los empresarios y los partidos
políticos de oposición. […] Desecho el análisis que se basa en los grupos sociales para entender
la transición chilena […], por considerar que aunque estos influyen en los términos en que se
da la negociación entre militares, empresarios y partidos políticos de oposición, son estos
últimos –y no la sociedad civil como un ente homogéneo o algún grupo social en particular– los
que se sientan a negociar (aún en sentido figurado) los términos de la transición política.

Con esto no sugiero que los grupos sociales no tuvieran un papel fundamental en el proceso de
recuperación democrática. Muy por el contrario, sugiero que la capacidad de negociación de
los partidos políticos de oposición mejora sustancialmente cuando comienzan las protestas
nacionales, los paros y se desarrolla un clima de creciente efervescencia del descontento social
[…]. En síntesis, si hay transición democrática es porque al menos dos de los tres actores
determinan que es más conveniente tener democracia que mantener la dictadura y por lo
tanto actúan en consecuencia, modificando su conducta y logrando un nuevo status quo.

Dentro de este marco, el rol estratégico de la Campaña televisiva del No de la Concertación


por el No en general, por ejemplo […], es mucho menos relevante que la decisión de los
militares de apoyar una transición a la democracia que protegiera sus intereses en materia de
protección a los violadores de derechos humanos. […] Así también, las transiciones
democráticas en países vecinos, originadas en parte por la derrota de Argentina en la guerra
de las Malvinas, la subsecuente transición democrática en ese país y el cambio de actitud de
los Estados Unidos hacia los gobiernos dictatoriales en América Latina son variables externas,
que sumadas a las protestas populares, alteran el costo de mantener el status quo.
En términos simples, cuando Estados Unidos da indicaciones claras de que no mira con malos
ojos una transición hacia la democracia en Chile, el costo de mantener el régimen dictatorial
aumenta.

El cambio de posición de Estados Unidos no es razón suficiente para explicar el fin de la


dictadura, pero sí explica una mayor predisposición por parte del sector empresarial (y de un
sector militar) de conversar y explorar la posibilidad de un retorno del país a un régimen
democrático. Y también facilitó la organización del sector popular”.
Navia, P. (1999). La transición democrática chilena, un juego entre actores racionales. V
Congreso Nacional de Ciencia Política, Santiago, Centro de Convenciones Diego Portales.

A continuación, realizan las siguientes actividades:

1.- Inventa un título para cada texto que dé cuenta de la idea central que transmite.
2.- ¿En qué factores enfatiza cada autor con respecto a la finalización de la dictadura militar e
inicio de la transición a la democracia? ¿Qué visión sobre el proceso transmite cada uno de
ellos?
3.- ¿Qué rol le atribuyen distintos autores a: la crisis económica; los movimientos sociales; los
partidos y líderes políticos; la acción armada; y los militares?
4.- Identifica puntos en común en el planteamiento de diferentes autores, así como puntos de
divergencia. ¿A qué atribuyes estas similitudes y diferencias?
5.- Selecciona dos acontecimientos (de distinta índole) mencionados en los textos y respecto
de los cuales existan diferentes interpretaciones. A continuación, descríbelos brevemente y
señala claramente cuáles son las diferencias y entre qué autores.
6.- Escribe un texto planteando una visión personal respecto a los factores que incidieron en
el fin de la dictadura, entregando argumentos que avalen tu posición.

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