Tarea. Orientacion Desarollo Familiar
Tarea. Orientacion Desarollo Familiar
Tarea. Orientacion Desarollo Familiar
Convertirse en padres y madres significa, más que ser llamado papá o mamá, colaborar en la
formación de una persona durante muchos años, tarea que tiende a crear en ambos temores y
ansiedades.
Es un rol que implica comportamientos distintos para cada niño, porque ellos son distintos.
Y va cambiando a medida que los niños crecen, la interacción padre-hijo no tiene las mismas
características en un niño, un adolescente o un joven.
Los padres y las madres deben preocuparse por el desarrollo de sus hijos en todos los aspectos,
deben procurarle una alimentación adecuada, vivienda, abrigo, ejercitación física y cuidado frente a
peligros y enfermedades, para lograr en ellos un desarrollo físico pleno; así como también deben hacer
de él un niño seguro, confiado, que se sienta querido, con un buen concepto de sí mismo y una
adecuada autoestima para que desarrolle sus potencialidades. Para lograr esto se les debe
proporcionar un mundo relativamente estable y la delimitación de normas claras y estilos adecuados
de crianza, que muchas veces no son correctamente desempeñados.
El ejercicio de la autoridad es indispensable en toda familia, debe existir en ambos padres y en los
restantes adultos que conviven con el menor. Es el rol que cumple la función de propiciar desarrollo y
crecimiento en el sujeto, se refiere fundamentalmente a la responsabilidad para las decisiones internas
trascendentes de la familia y en la disposición de pautas formales de conducta para esta; tiene que
ver además con las normas familiares que se implanten, con el control de las mismas y la
responsabilidad de casi todas las funciones.
En otras palabras autoridad es la mano que guía en todo momento por igual, es el afecto sincero que
se siente y expresa de muchas formas. La autoridad es una de las necesidades psicológicas
fundamentales, que posibilita en el niño un desarrollo adecuado saludable; por tanto la tarea educativa
de los padres no se puede realizar si éstos carecen de autoridad sobre los hijos.
El límite es la frontera psicológica necesaria, natural convenida entre sistemas y subsistemas en el
mismo o diferentes niveles, que define el tipo del vínculo con sus correspondientes consecuencias
psicológicas. Es preciso que el niño aprenda a dominar sus impulsos y a posponer sus deseos, a tener
control de las emociones y a desarrollar la voluntad sin la cual no hay éxito posible.
Los límites bien establecidos no dañan las relaciones entre padres e hijos, por el contrario las
favorecen, ya que contribuyen a la madurez y a la creación de buenos patrones de conducta. El límite
debe establecerse de forma conversacional con argumentos claros y precisos, siendo flexible hasta el
punto que sea respetado. No es rígido e inapelable, ante un imprevisto se puede posponer lo acordado.
Cuando los métodos de obtener autoridad fallan aparece entonces la desobediencia y con ella el
castigo. Su primera forma es el golpe, lo cual lejos de ser un arma educativa enseña el abuso de la
fuerza física y engendra hostilidad hacia el que golpea. Existen otros como prohibirles que jueguen,
vean televisión, pero el mejor de ellos según el Dr. Vega consiste en reflexionar sentados qué no
debieron haber hecho y por qué. El castigo debe ser coherente con lo que el niño ha transgredido y el
medio en que se dio la falta, no puede ser mayor que esta ni generar vergüenza, temor o miedo.
Deben explicarse las cuestiones que generaron el castigo, transmitiendo el mensaje que ante un mal
comportamiento hay determinadas consecuencias, sin que por esto se vivencie pérdida de afecto por
parte del padre o la madre. Una vez castigado no puede ser violado el castigo por el otro padre,
conllevando a la pérdida de autoridad del padre que determinó la sanción.