Ensayo Sobre El Examen Físico Del Abdomen

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UNIVERSIDAD TECNICA DE BABAHOYO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

NOMBRE:

NATHALY STEPHANIA VERA CABEZAS

ASIGNATURA:

SEMIOLOGÍA

DOCENTE:

DRA. VERONICA ALEXANDRA AYALA ESPARZA

CURSO:

3ro ENFERMERÍA “C”

AÑO LECTIVO

NOVIEMBRE 2022 - ABRIL 2023


Ensayo sobre el examen físico del abdomen

INTRODUCCIÓN
Mediante la aparición de las nuevas técnicas rápidas y sencillas, como la ecografía, y de otras más
complejas, como la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM) ha llevado
lentamente a examinar el abdomen en forma muy superficial y aun, en algunos casos, casi al
abandono de la semiología abdominal. También han favorecido esta actitud diversas publicaciones
que parecen demostrar que la sensibilidad y la especificidad del examen físico no lo hacen un
método muy fiable.
Sin embargo, hay hechos que no pueden desconocerse. Los métodos complementarios de
diagnóstico no siempre están disponibles, tienen índices de sensibilidad y especificidad que nunca
son del 100% y también son dependientes del operador. También es cierto que cuanto menos se
enseñan y practican las maniobras semiológicas, menores son las habilidades y peores los
resultados de quienes las realizan. Por supuesto, estas afirmaciones son igualmente aplicables a
todo el examen físico.
A continuación, se describirá, en algunos casos, más de un método de palpación para cada órgano.
A medida que transcurre el tiempo y se adquiere experiencia, el médico seleccionará la maniobra
con la que obtiene mejores resultados y aportara a un diagnóstico clínico acertado.

DESARROLLO
GENERALIDADES
Posición del paciente y el profesional de salud
- Para examinar el abdomen, el paciente debe estar en la camilla en decúbito dorsal (posición
supina), la cabeza sobre una almohada, las piernas extendidas y las manos a los lados del
cuerpo. Solo en pocas ocasiones es conveniente que tenga los muslos flexionados, pero
siempre, en estos casos, con una almohada bajo las rodillas. El médico se ubica a la derecha,
con una iluminación transversal que acentúe los desniveles.
División topográfica
Desde el punto de vista topográfico, el abdomen se divide en nueve regiones delimitadas por dos
líneas horizontales, la superior o subcostal, que pasa por la parte inferior de las décimas costillas,
y la inferior, a través de las crestas ilíacas, y dos líneas verticales que pasan por el punto medio
entre la espina ilíaca anterosuperior y la línea media. Así se delimitan, en los lados, los
hipocondrios, los flancos y las fosas ilíacas, y en el centro el epigastrio, la región umbilical y el
hipogastrio.
División topográfica del abdomen y contenido de cada una de las regiones

Esta nomenclatura es de uso habitual en nuestro medio. Otra división topográfica, más sencilla,
divide el abdomen en cuatro cuadrantes resultantes de dos líneas que pasan por el ombligo, una
vertical y otra horizontal.

Pasos semiológicos del examen físico abdominal


- Si bien los pasos semiológicos habituales son inspección, palpación, percusión y
auscultación, en la semiología del abdomen esta sistemática se modifica comenzando con
la inspección, siguiendo con la auscultación y la percusión y, por último, la palpación. Esto
permite que los sonidos auscultados sean los espontáneos del paciente y no los provocados
por la percusión y la palpación.

1. Inspección
En primer lugar, en la inspección estática, se debe observar la forma del abdomen, que en
condiciones normales es plano en el parte superior y levemente abovedado en la inferior. Puede
encontrarse totalmente distendido (abdomen globoso) conservando el ombligo hacia adentro,
como ocurre en la obesidad o el gran meteorismo, o con el ombligo procidente, lo que indica ascitis
importante de rápido desarrollo.

Abdomen globoso con ombligo procidente por hernia umbilical y circulación colateral en un
paciente cirrótico con ascitis.

En personas muy delgadas también se observan algunos movimientos peristálticos centrales, de


corta duración, correspondientes al intestino delgado. Distinta es la situación en la obstrucción
intestinal, en la que, en la lucha contra el obstáculo, la contracción intestinal intermitente,
francamente dolorosa, es vigorosa y puede ser vista aun con un panículo adiposo normal.
En la piel del abdomen se repara de modo especial en la existencia de circulación colateral,
cicatrices por cirugías y estrías atróficas por distensión previa de la piel (obesidad, ascitis,
embarazo) o debidas al síndrome de Cushing. Se observa el vello pubiano, de forma triangular en
la mujer y romboidal en el hombre. Su disminución en la insuficiencia hepática o la alteración de
su distribución indican trastornos hormonales. En el embarazo tubario roto y en la pancreatitis
aguda tardía pueden aparecer manchas hemorrágicas alrededor del ombligo (signo de Halsted-
Cullen) y en los flancos (signo de Grey Turner).

Equimosis alrededor del ombligo (signo de HalstedCullen)


y en los flancos (signo de Grey-Turner) como evidencia de
hemorragia retroperitoneal en un paciente con pancreatitis
grave.
El ombligo puede encontrarse desplazado por retracciones de la pared o por tumores
intraabdominales. Puede ser asiento de hernias o de metástasis de tumores intraabdominales, en
forma de nódulos, que al crecer terminan infiltrando la piel (nódulo de la hermana María José).

2. AUSCULTACIÓN

✓ La auscultación del abdomen es un método sencillo y se realiza apoyando la membrana del


estetoscopio sobre la pared abdominal con el paciente respirando lentamente o en apnea.

En condiciones normales, se escuchan ruidos hidroaéreos (RHA), también llamados


borborigmos, que son suaves, continuos, con una intermitencia de 5 a 30 por minuto, no
acompañados por dolor y que a veces se oyen a distancia, producidos por la movilización del
contenido líquido-gaseoso del intestino.
La auscultación de soplos abdominales reconoce diferentes orígenes: sobre la aorta abdominal
(por aneurismas), sobre las arterias renales (por estenosis en la hipertensión renovascular) o sobre
la arteria mesentérica (en la angina abdominal).
Eventualmente pueden auscultarse soplos sobre la superficie hepática en los hepatomas y los
hemangiomas, y frotes sobre el hígado y el bazo, por perivisceritis en el infarto hepático y
esplénico. En la hipertensión portal, en ocasiones se ausculta un murmullo venoso a nivel
umbilical, que es de tono suave e indica la repermeabilización de la vena umbilical.

3. PERCUSIÓN
Se lo debe realizar con suavidad y dejando apoyado el dedo percutor en cada golpe (sin rebote),
que suele ser único, a diferencia del tórax donde se aplican dos golpes y se lo hace con rebote. Se
percute de arriba hacia abajo en forma radiada, comenzando desde el apéndice xifoides hasta el
hipogastrio y luego desde aquel hacia ambas fosas ilíacas. Su utilidad radica en delimitar órganos
macizos (hígado y bazo) o tumoraciones, que dan un sonido mate, del resto del abdomen, que
normalmente es timpánico. Su sonoridad no es homogénea, pues el timbre varía en los distintos
segmentos del intestino y según su contenido gaseoso.
La percusión del abdomen adquiere especial valor en presencia de distensión abdominal. El
incremento del contenido gaseoso genera aumento del timpanismo, mientras que la presencia de
líquido (ascitis), tumoraciones o visceromegalias dará matidez. El diagnóstico de ascitis se
completa con otras dos maniobras, la de la matidez desplazable y la de la onda ascítica.

4. PALPACIÓN

- La palpación del abdomen es la técnica semiológica más importante por la cantidad y


calidad de información que puede obtenerse de ella. Debe realizarse suavemente, con las
manos tibias, buscando la colaboración y confianza del paciente.
Las maniobras restantes se realizan con técnica monomanual o bimanual. En ocasiones, en la
palpación bimanual una mano es activa y la otra, ubicada a poca distancia, cumple funciones de
relajación de la pared, haciendo presión con los dedos flexionados (maniobra de Galambos) o
con el talón de la mano (maniobra de Obrastzow).
CLASIFICACIÓN DE LA PALPACIÓN
Clásicamente se suele dividir la palpación del abdomen en superficial y profunda, la primera se
refiere a la palpación de la pared abdominal y la segunda a la palpación del contenido del abdomen.

a) PALPACIÓN SUPERFICIAL
Incluye la maniobra conocida como mano de escultor de Merlo (Epónimos), la maniobra del
esfuerzo y la exploración de la tensión abdominal, de los puntos dolorosos abdominales y de la
presencia de hernias y eventraciones.
Maniobra de la mano de escultor de Merlo
Es la maniobra con la que comienza la palpación del abdomen; se realiza pasando la mano derecha
en forma plana sobre toda la superficie abdominal, y permite fundamentalmente la relajación de
la pared.
Maniobra del esfuerzo
Se utiliza para hacer diagnóstico diferencial de una tumoración, respecto de su localización parietal
o intraabdominal. Se indica al paciente que levante la cabeza o las piernas para contraer los
músculos rectos anteriores, de igual manera que lo solicitado durante la inspección. De este modo,
lo que está por delante de los músculos, se palpa mucho más fácilmente y suele ser móvil, y lo que
se encuentra en la cavidad se hace imposible de palpar.
Tensión abdominal
Se debe colocar la mano derecha de plano sobre el abdomen, paralela a la línea media, con los
dedos orientados hacia la cabeza del paciente. Se deprime la pared, con movimientos rítmicos de
flexión a nivel de las articulaciones metacarpofalángicas. Se comienza desde abajo hacia arriba,
inmediatamente por fuera de los rectos, y luego se compara la tensión en zonas simétricas de ambos
hemiabdómenes. La tensión normal es levemente mayor en el lado derecho que en el izquierdo, y
en la parte superior que en la inferior.

Exploración de la tensión abdominal

Puntos dolorosos abdominales


Son puntos sobre la pared abdominal en los cuales la presión digital con el dedo índice ocasiona
dolor. Ponen en evidencia la irritación del peritoneo visceral de una víscera comprometida por un
proceso inflamatorio y pueden representar el estadio inicial de un cuadro peritonítico que puede
evolucionar a peritonitis localizada (signo de Blumberg) y luego generalizada (signo de Guenau
de Mussy).

Hernias y eventraciones
Se llama hernia a la salida, en forma de “bulto” o protrusión, de un elemento anatomico a través
de un orificio de la pared que lo contiene. En el abdomen se designa con el nombre de hernia a la
salida del peritoneo parietal y del tejido celular preperitoneal, acompañado o no de vísceras
intraabdominales a través de un orificio de la pared anatómicamente constituido.
En la pared abdominal existen razones de orden anatómico y embriológico que disminuyen su
resistencia en determinados sitios; estos sitios constituyen las zonas herniógena.

Zonas herniógenas de la pared abdominal

b) PALPACIÓN PROFUNDA
Tiene por objeto reconocer las vísceras huecas (ciego, colon ascendente y sigmoide) y sólidas
(hígado, bazo y riñón) normales. Este examen incluye también la palpación del latido aórtico.
Permite el reconocimiento de las visceromegalias y las tumoraciones abdominales. Existen tres
maniobras accesorias de la palpación profunda:
1) Maniobra de Minkowsky: cuando una masa que desciende en inspiración puede ser
retenida en espiración, indica que no tiene contacto directo con el diafragma. Es útil para
el reconocimiento de los tumores retroperitoneales y el riñón.

2) Maniobra de Yódice-Sanmartino: el tacto rectal produce la relajación de la pared


abdominal. Sirve para localizar el dolor cuando este es generalizado.
3) Maniobra de deslizamiento de Glenard y Hausmann: puede ser monomanual o
bimanual y consiste en colocar una o ambas manos en forma perpendicular al eje mayor
del órgano y deslizarlas sobre este tratando de identificar sus contornos.

COLON
Ciego: con la maniobra de deslizamiento en la fosa ilíaca derecha (FID) se palpa el ciego, elástico,
móvil e indoloro, a veces distendido por contenido hidroaéreo que se percibe con los pulpejos de
los dedos como un gorgoteo característico.

Palpación del ciego

Interpretación de los hallazgos


En un paciente que refiere dolor crónico en la FID, a menudo asociado con distensión y
meteorismo, la palpación del ciego gorgoteante y doloroso apoya el diagnóstico de dispepsia
fermentativa crónica. La mayor importancia de la palpación de la FID reside en el diagnóstico
de la apendicitis aguda.
✓ El dolor puede comenzar en el epigastrio, y luego de unas horas se localiza en la FID, cuya
palpación es francamente dolorosa. Aun si el dolor es leve, puede ser identificado en el
punto de McBurney, situado en la unión del tercio externo con los dos tercios internos de
una línea que va desde la espina ilíaca anterosuperior derecha al ombligo, cualquiera que
sea la localización del apéndice.

✓ Si la inflamación pasa al peritoneo parietal, además de ser dolorosa la compresión, aparece


un nuevo fenómeno propio de la irritación peritoneal, el dolor a la descompresión (signo
de Blumberg).

✓ Cuando, como resultado de una perforación apendicular o diverticular, se produce una


peritonitis generalizada aguda, los hallazgos son dolor intenso en todo el abdomen, íleo
paralítico, falta de movilidad respiratoria, abdomen en tabla y dolor generalizado a la
compresión y a la descompresión (signo de Gueneau de Mussy).
HÍGADO
- El hígado es el más voluminoso de los órganos intraabdominales. Ocupa todo el
hipocondrio derecho y se extiende hasta parte del hipocondrio izquierdo. Su peso en el
adulto es de aproximadamente 2,400 kg.
Palpación monomanual o simple
El médico, sentado a la derecha del paciente, mirando hacia él, con la mano derecha algo oblicua
y el talón apoyado, palpa suavemente con los pulpejos, hundiendo levemente la mano desde la FID
hacia arriba, por fuera de los músculos rectos sobre la línea hemiclavicular. Es necesario siempre
continuar palpando hacia el epigastrio y el hipocondrio izquierdo; en caso contrario, se pasarán
por alto tumoraciones exclusivas del lóbulo izquierdo.
A continuación, en todos los casos, se debe tratar de establecer si el borde hepático es romo o
agudo, si es doloroso, y las características de la superficie hepática. Otra maniobra monomanual
para palpar el hígado es la de mano en cuchara, con los dedos flexionados Se presiona suavemente
debajo del reborde costal mientras se le indica al paciente que inspire en forma profunda. Los
pulpejos de los dedos perciben así el borde hepático.
Palpación bimanual - Maniobra de Chauffard
- Se colocan los dedos índice y medio de la mano izquierda con el pulgar en oposición, en
el ángulo costomuscular derecho, formado por las dos últimas costillas y el borde externo
de los músculos lumbares.
Maniobra de Gilbert
El médico, a la derecha del paciente, mirando hacia sus pies, coloca las manos unidas por los
pulpejos de los dedos índice y medio y los talones hacia fuera, formando un ángulo recto. La mano
derecha se ubica paralela y la izquierda perpendicular al reborde costal. Se asciende desde la fosa
ilíaca derecha en busca del borde hepático con movimientos de flexión metacarpofalángica Esta
maniobra resulta útil en los hígados blandos (hígado graso).
Maniobra del enganche de Mathieu
Es la más usada por su facilidad. Se palpa el hígado como se haría con el propio. Se colocan las
manos con los dedos unidos por los medios y levemente curvos, con los índices superpuestos de
manera que los pulpejos de los tres últimos dedos de ambas manos formen una recta paralela al
reborde costal.
✓ El médico sentado o de pie a la derecha del paciente, mirando en dirección a los pies,
comienza la palpación también desde la fosa ilíaca derecha, con movimientos de
“enganche” en dirección hacia el hombro, y al llegar cerca del reborde costal solicita una
inspiración profunda.
PERCUSIÓN
Su finalidad es determinar el límite superior hepático, imprescindible para establecer el tamaño
del hígado. Se efectúa sobre la línea medioclavicular, desde arriba hacia abajo, con cierta
intensidad. El límite superior se encuentra por delante a la altura del borde inferior de la quinta
costilla, que corresponde al inicio de la submatidez o matidez hepática.
INTERPRETACIÓN DE LOS HALLAZGOS
• El hecho de que se palpe el hígado no es sinónimo de hepatomegalia. Normalmente, en
alrededor del 50% de las personas, puede palparse en inspiración profunda, hasta 3 cm por
debajo del reborde costal.
• También es frecuente que el hígado, fijo en su parte posterior por el ligamento coronario,
bascule hacia abajo, y su borde anteroinferior descienda y se separe de la pared.

Frente a este hallazgo de hígado palpable, se definir las siguientes características morfológicas:
Forma: el hígado suele estar uniformemente agrandado de tamaño, pero a veces se palpa un
agrandamiento localizado debido a un tumor, un quiste o un absceso. Ya se señaló la importancia
de buscar siempre un agrandamiento localizado del lóbulo izquierdo.
Superficie: por lo general es lisa; a veces pueden palparse múltiples nódulos causados por
metástasis o una cirrosis macronodular. Se debe ser muy cauto, debido a la fácil confusión que
produce la grasa subcutánea.
Borde: normalmente es agudo. Todo aumento del contenido hepático, sea por congestión
sanguínea, bilis, infiltración amiloidea, etc., a la par de aumentar el tamaño del hígado transforma
su borde en romo y aumenta su consistencia.
Consistencia: en la cirrosis, con la fibrosis y retracción el hígado aumenta también su
consistencia, pero el borde se mantiene cortante. En la infiltración tumoral difusa, la consistencia
está muy aumentada (pétrea); a veces el hígado parece como encastrado en su celda. Por el
contrario, en el hígado graso, patología muy frecuente, la consistencia está disminuida.
Dolor: toda vez que la cápsula de Glisson se distiende en forma aguda, aparece dolor espontáneo,
y también a la palpación. Esto ocurre de manera difusa, sobre todo en la insuficiencia cardíaca
derecha aguda y en algunas hepatitis agudas.
VESÍCULA BILIAR
Antes de intentar palpar la vesícula, se debe mirar con luz oblicua tratando de observar una
formación ovoide que desciende en la inspiración (a veces se ve mejor de lo que se palpa). En
caso de que se palpe, hay que buscar su movilidad, que es amplia en sentido lateral, y apreciar su
grado de sensibilidad.
Siempre debe buscarse el dolor vesicular mediante la maniobra de Murphy, que consiste en
abrazar con ambas manos los dos hipocondrios y presionar suavemente con los pulgares debajo de
las costillas en su unión con el borde externo del músculo recto anterior. Se indica al paciente que
realice una inspiración profunda y la maniobra es positiva, signo de Murphy, cuando refiere dolor
o interrumpe la inspiración. Solo algunos pacientes con patología vesicular (litiasis) presentan este
signo, pero su hallazgo es muy sugestivo de inflamación (colecistitis).
Maniobra de Murphy

INTERPRETACIÓN DE LOS HALLAZGOS


Se debe recordar que la vesícula normal sobrepasa el borde hepático solo en alrededor de la mitad
de las personas, y otro 10% tiene un meso vesicular, por lo que, en ocasiones, a pesar de estar
distendida, puede no palparse simplemente por no llegar al borde hepático o encontrarse como una
formación redondeada alejada de él hacia abajo.
Cuando se obstruye el conducto cístico, el paciente no se pone ictérico porque la bilis drena hacia
el duodeno sin dificultad, pero la vesícula suele distenderse (hidropesía vesicular) y es dolorosa
(colecistitis aguda). En un paciente con colecistitis y pericolecistitis se palpa una masa
inflamatoria, como empastamiento difuso, sin límites precisos (plastrón), que además es dolorosa.

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