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Por Natalia de la Parte, Revista Misión Joven, No. 274, Noviembre 1999
La tradición y devoción cristianas quizá ha subrayado más lo primero que lo segundo, sin
embargo es evidente que no podemos ser devotos de María sin un firme compromiso de
liberación. La devoción mariana, por tanto, puede y debe ser provocativa: al igual que el
Magníficat, puede que empiece por ser una realidad íntima, pero ha de convertirse para
los cristianos en el programa de liberación al que ella nos invita.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de
mi (Sal. 30, 2). Yo te ensalzo, Dios mío, y bendigo tu nombre para siempre (Sal. 145, 1).
Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a
sabios y ent entendidos y las has revelado a la gente sencilla (Lc. 10, 21).
2 Porque ha mirado
la humillación de su esclava
Yo te conocía sólo de oídas, mas ahora te han visto mis ojos. Por eso retracto mis
palabras, me arrepiento en el polvo y la ceniza (Job 4, 5-6). Tú me escrutas y me
conoces.... familiares te son mis sendas (Sal. 139). Jesús nos mira con amor como al
joven rico (Mc. 10, 21); una mirada que puede transformarnos, como a Zaqueo (Lc. 19,
5). Nosotros podemos mirar como Jesús, sintiendo compasión (Mc. 6, 34).
YAVHE, nos recuerda reiteradamente el Antiguo Testamento, no es como los dioses
falsos que tienen ojos y no ven. Jesús vino Apara que los que no ven, vean@; incluso
también para que Acuantos ven se vuelvan ciegos@ y puedan de ese modo abrirse
humildemente a la verdad.
3. Desde ahora
me felicitarán todas las generaciones
Doy gracias a Dios, que constantemente nos asocia a la victoria que él obtuvo por
Cristo y por nuestro medio se difunde en todas partes la fragancia de su conocimiento.
Porque somos para Dios ese buen olor de Cristo... (2Cor. 2, 14-15).
4. Su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
DICEN que hay muchos Adevotos@ de María, pero quizá no tantos cantores del
Magníficat. Hacer nuestra oración mariana nos exige convertirnos en portavoces de la
misericordia de Dios, cantautores de un Dios que sólo sabe amar y sólo quiere la felicidad
del hombre. En un mundo dominado por los que se quieren imponer, por los que buscan y
consiguen el triunfo, cantar con María la misericordia de Dios es el mejor regalo a los
hombres de hoy. Por eso ella fue un gran regalo de Dios para la humanidad.
NO pocos al repetir estas palabras siente que en alguna medida, María ha sido
secuestrada por otro tipo de imágenes de ella -léase: oraciones y canciones un tanto
melifluas, etc-. Esta estrofa nos deja bien claro que estamos ante un Ahimno
revolucionario@. Ahora bien, conforme a la mentalidad bíblica, las proezas que hace Dios
son fundamentalmente los actos de liberación histórica a favor del pueblo. Su finalidad:
la paz y la justicia. Además, vistos con los simples ojos humanos, esos actos tienen poco
de prodigiosos o grandiosos, estando más bien marcados por la humildad y los pequeños
avances. Pero sí que está clara una cosa: el mismo Dios que congrega, que tiene más
cerca que nadie en su amor, a los pobres y oprimidos, también dispersa a los soberbios, a
los opresores. O mejor: son los propios opresores quienes generan su propia dispersión, al
convertirse en dioses o seguir tras ídolos dispersores.
Yo soy el Señor, os quitaré de encima las cargas de los egipcios, os rescataré de vuestra
esclavitud, os redimiré con brazo extendido y haciendo justicia solemne. Os adoptaré
como pueblo mío y seré vuestro Dios (Ex. 6, 6). Venid a ver las obras del Señor, las
proezas que hace en la tierra: pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe, rompe los
arcos, quiebra las lanzas, prende fuego a los escudos (Sal. 46, 9-10). El Espíritu del
Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la buena noticia a los pobres.
Me ha enviado para anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner
en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor. ©....ª Hoy, en
vuestra presencia, se ha cumplido este pasaje (Lc 4, 18-21). (Hay de vosotros, fariseos!
Pagáis diezmos y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios (Lc. 11,42). (Hay de
vosotros, maestros de la ley, que os habéis guardado la llave del saber! Vosotros no
habéis entrado, y a los que estaban entrando les habéis cerrado el paso (Lc. 11, 52)
HUMILDES, en el primer sentido evangélico del término, son los pobres, pequeños y, en
general, quienes han sido desfavorecidos en el reparto de los bienes del mundo. En otro
sentido, humilde equivale también a misericordioso; humilde es quien tiene un corazón
compasivo hacia la miseria humana. Ambos significados se contraponen a poderoso.
Sube el tono revolucionario en este versículo. Dios es claro y María lo entiende
perfectamente. Pablo VI, en la Marialis cultus, pudo decir: AMaría de Nazaret, a pesar de
estar absolutamente entregada a la voluntad del Señor, lejos de ser una mujer
pasivamente sumisa o de una religiosidad alienante, fue ciertamente una mujer que no
dudó en afirmar que Dios es vengador de los humildes y oprimidos y derriba de sus
manos a los poderosos del mundo@.
SIGUE el aire revolucionario. Esto -parece querer decir María- no puede seguir así. Para
Dios tiene que cambiar la situación; El está de parte de los pobres, sin excluir a nadie;
invierte las situaciones que se dan en el mundo. Dios quiere hombres y mujeres Acon
espíritu@, que planten cara a la injusticia. En estas palabras de la Virgen reconocemos el
grito de los humillados y oprimidos de siempre y de ahora. Tener fe es ver, juzgar y vivir
la realidad desde la perspectiva del Dios que no quiere que las cosas funcionen así.
- Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, par sentarlo con los nobles
(Sal. 113, 7-8). Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino y banqueteaba
todos los días espléndidamente. Y un mendigo.... (Lc 16, 19 ss). (Hay de vosotros, los
ricos; hay de vosotros, los que ahora estáis saciados! (Lc. 6, 24-25)
MARIA proclama que la riqueza y el poder no tienen consistencia a los ojos de Dios,
sobre todo cuando la riqueza margina o el poder esclaviza. Y lo proclama, llena de
esperanza creyente: Dios no permitirá que ningún verdugo triunfe sobre sus víctimas.
El Señor es un Dios compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel (Ex. 34, 6).
Cantaré eternamente la misericordia del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las
edades (Sal. 89, 2). )Puede una madre olvidarse del fruto de sus entrañas? Pues, aunque
ella se olvide, yo el Señor no te olvidaré (Is. 49, 15). En la persona de Jesús se ha
pronunciado el sí a todas las promesas de Dios (2Co. 1, 20).
MARIA reconoció cómo la historia entera del pueblo estaba acariciada por la ternura
entrañable de Dios. En Jesús, la misericordia de Dios llega al extremo de la entrega. La
Virgen acompañó ese camino de vida, muerte y resurrección que culminaba el tiempo de
salvación.
TRAS la lectura de los comentarios precedentes, en primer lugar, seria conveniente fijar
claramente el mensaje e implicaciones del Magníficat. Se puede, por ejemplo hacerlo a
partir de una guía de trabajo de este estilo:
Magníficat Qué nos dice Dios Actitud de María Implicaciones para la vida
1. Proclama mi alma la
grandeza ......
2. Porque ha mirado la
humillación......
- Tras esto, se trataría de concretar el compromiso para preparar el Aadviento del 2000"
como María. Entre las actitudes de la Virgen y las implicaciones que hemos comentado
habría que definir cómo queremos orientar nuestra vida siguiendo su ejemplo.
- Podemos concluir transformando en una oración cada una de las ocho partes en las que
hemos dividido el Magníficat o bien utilizar la que proponemos a continuación, cuyo
autor es José C. R. García Paredes.