Heart Bones - Collen Hoover
Heart Bones - Collen Hoover
Heart Bones - Collen Hoover
TRADUCCIÓN Y CORRECCIÓN
Velaris16s
Myriam
Fallen Angel
Vequi Holmes
QueenScorpio
Elu Salvatore
Lua V
Elyeng18
SloaneE
Cavi20
J_m
ALMENDRA
ÍNDICE
SINOPSIS .............................................................................................................................................6
UNO....................................................................................................................................................7
4
DOS ..................................................................................................................................................23
TRES .................................................................................................................................................30
CUATRO ............................................................................................................................................41
CINCO ...............................................................................................................................................50
SEIS ...................................................................................................................................................60
SIETE.................................................................................................................................................66
OCHO ...............................................................................................................................................72
NUEVE ..............................................................................................................................................82
DIEZ ..................................................................................................................................................84
ONCE ..............................................................................................................................................103
DOCE ..............................................................................................................................................122
TRECE .............................................................................................................................................153
CATORCE ........................................................................................................................................161
QUINCE ..........................................................................................................................................167
DIECISÉIS ........................................................................................................................................173
DIECISIETE ......................................................................................................................................185
DIECIOCHO .....................................................................................................................................199
DIECINUEVE....................................................................................................................................207
VEINTE............................................................................................................................................213
VEINTIUNO .....................................................................................................................................222
VEINTITRES .....................................................................................................................................242
VEINTICUATRO ...............................................................................................................................248
VEINTICINCO ..................................................................................................................................257
VEINTISEIS ......................................................................................................................................267
VEINTISIETE ....................................................................................................................................271
VEINTIOCHO ...................................................................................................................................279
VEINTINUEVE .................................................................................................................................287
TREINTA .........................................................................................................................................293
TREINTA Y UNO ..............................................................................................................................299
TREINTA Y DOS ...............................................................................................................................306
5
Agradecimientos ............................................................................................................................315
SOBRE LA AUTORA .........................................................................................................................317
SINOPSIS 6
Verano de 2015.
Hay una foto de la Madre Teresa que cuelga en la pared de nuestra sala, donde iría
7
una televisión, si pudiéramos permitirnos el tipo de televisión que cuelga de la pared,
o incluso una casa con el tipo de paredes que podrían contener una televisión.
Las paredes de una casa rodante no están hechas del mismo material que
las de las casas normales están hechas. En una casa rodante, las paredes se
desmoronan bajo las uñas como tiza, si se las rasca.
Una vez le pregunté a mi madre, Janean, por qué guardaba una foto de la
Madre Teresa en la pared de nuestra sala.
Creo que cuando eres la peor de las personas, encontrar lo peor en los
demás se convierte en una especie de táctica de supervivencia. Te concentras
mucho en la oscuridad de las personas con la esperanza de enmascarar la
verdadera sombra de tu propia oscuridad. Así ha pasado mi madre toda su vida.
Siempre buscando lo peor en las personas. Incluso de su propia hija.
Dejó de absorber.
Creo que fue hace cinco años, cuando cumplí los catorce, cuando la
encontré inyectándose metanfetamina por primera vez. Una vez que una persona
comienza a consumir metanfetamina con regularidad, su esperanza de vida se
acorta drásticamente. Lo busqué en Google en la biblioteca de la escuela una vez.
¿Cuánto tiempo puede vivir una persona con adicción a la metanfetamina? 8
Dejo mi bolso a mis pies mientras miro intensamente su rostro desde el otro
lado de la sala de estar. Afuera está lloviendo y ni siquiera he cerrado la puerta de
entrada, así que todavía estoy empapada. Pero cerrar la puerta y proteger mi
espalda de la lluvia es la menor de mis preocupaciones en este momento mientras
miro a Janean mientras ella mira a la Madre Teresa.
Uno de los brazos de Janean está sobre su estómago y el otro está colgando
del sofá, sus dedos descansando suavemente sobre la alfombra gastada. Está un
poco hinchada y eso la hace parecer más joven. No más joven que su edad, sólo
tiene treinta y nueve años, pero más joven de lo que sus adicciones la han hecho
parecer. Sus mejillas son un poco menos cóncavas y las arrugas que se han
formado alrededor de su boca durante los últimos años parecen haber sido
suavizadas por Botox.
—¿Janean?
Nada.
Su boca cuelga levemente abierta, revelando astillas amarillas de dientes
rotos y podridos. Es como si estuviera en medio de una frase cuando la vida se le
escapó.
Miro a Janean por un momento más, esperando a ver si está en una especie
de trance. Doy unos pasos hacia ella y luego me detengo cuando veo su brazo. Hay
una aguja colgando de la piel justo debajo de la parte interior de su codo.
Tan pronto como lo veo, la realidad del momento se desliza sobre mí como
una película viscosa y me da náuseas. Doy vueltas y salgo corriendo de la casa. Se
siente como si estuviera a punto de enfermarme, así que me inclino sobre la
barandilla podrida, con cuidado de no poner demasiada presión sobre ella para que
no se doble bajo mi agarre.
Cierro los ojos y aprieto la cara contra mis manos, tratando de decidir si mi
desapego se debe a mi educación o si nací rota.
Me pregunto qué tipo de educación es peor para un humano. El tipo en el
que estás protegido y amado hasta el punto de que no eres consciente de lo cruel
que puede ser el mundo hasta que es demasiado tarde para adquirir las habilidades
necesarias para afrontar las situaciones, o el tipo de hogar en el que crecí. La
versión más fea de una familia, donde afrontar la situación es lo único que se
aprende.
Antes de tener la edad suficiente para trabajar por la comida que compro, 10
había muchas noches que me quedaba despierta, sin poder dormir porque mi
estómago tenía calambres por el hambre. Janean me dijo una vez que el gruñido
que venía de mi estómago era un gato hambriento que vivía dentro de mí, y que el
gato gruñiría si no le daba suficiente comida. Cada vez que tenía hambre después
de eso, me imaginaba a ese gato en mi vientre buscando comida que no estaba allí.
Temía que me devorara las entrañas si no lo alimentaba, así que a veces comía
cosas que no eran comida, sólo para satisfacer al gato hambriento.
Una vez me dejó sola durante tanto tiempo que comí cáscaras de plátano
viejas y cáscaras de huevo de la basura. Incluso intenté comer algunos bocados de
relleno del interior del cojín del sofá, pero era demasiado difícil de tragar. Pasé la
mayor parte de mi infancia muerta de miedo, porque ese gato hambriento me estaba
comiendo lentamente desde adentro.
Buzz me dijo que me sentara en su auto de la policía, para estar fuera de la lluvia y
fuera de la casa mientras recuperaban su cuerpo. Observé aturdida mientras la
sacaban en una camilla, cubierta con una sábana blanca. La metieron en la parte
trasera de una camioneta forense. Ni siquiera me molesté en llevarla en ambulancia.
No tenía sentido. Casi todos los menores de cincuenta años que mueren en esta
ciudad mueren de adicción.
Presiono mi mejilla contra la ventana del auto e intento mirar al cielo. Esta
noche no hay estrellas. Ni siquiera puedo ver la luna. De vez en cuando, caerá un
rayo, revelando grupos de nubes negras. Adecuado.
Niego de nuevo con la cabeza. —Estaré bien. ¿Puedo volver adentro ahora?
No sé si realmente quiero volver al interior del remolque donde mi madre
tomó su último aliento, pero no tengo una alternativa más atractiva en este
momento. Buzz se hace a un lado y abre un paraguas, a pesar de que la lluvia ha
disminuido y ya estoy empapada. Se queda un paso detrás de mí, sosteniendo el
paraguas sobre mi cabeza mientras camino hacia la casa.
Me pregunto si Buzz sabe qué tipo de hijo ha criado. Buzz parece un tipo
decente. Nunca me ha dado demasiada mierda a mí ni a mi madre. A veces detiene
su auto mientras patrulla por el estacionamiento de casas rodantes. Siempre
pregunta cómo estoy, y cuando me pregunta eso, tengo la sensación de que medio
espera que le ruegue que me saque de aquí. Pero no lo hago. Las personas como
yo, somos extremadamente hábiles para fingir que estamos bien. Siempre sonrío y
le digo que estoy genial, y luego suspira como si estuviera aliviado, de que no le di
una razón para llamar a los Servicios de Protección Infantil.
Una vez que estoy de vuelta en la sala de estar, no puedo evitar mirar el sofá.
Ahora luce diferente. Como si alguien hubiera muerto en eso.
—Estoy bien.
—Se pronuncia Bay-uh. —No sé por qué lo corrijo. Lo ha dicho mal desde
que lo conozco, y nunca me había preocupado lo suficiente, como para corregirlo
antes de este momento.
Buzz parece incómodo dentro de esta casa. Ojalá se fuera. Lo siento más
por él que por mí misma, y soy yo quien acaba de encontrar a mi madre muerta en 14
el sofá.
Eso podría ser lo más lindo que alguien me haya dicho. Y viene del padre de
Dakota, de todas las personas.
Me mira fijamente un momento, como si quisiera decir algo más. O tal vez
quiere que responda. De cualquier manera, la habitación permanece en silencio
hasta que él asiente y luego se va. Finalmente.
Por mucho que odie admitirlo, Buzz tiene razón. No puedo quedarme aquí.
Nunca planeé hacerlo, pero al menos pensé que me quedaba el verano para
prepararme para mi salida.
He estado trabajando duro para salir de esta ciudad, y tan pronto como llegue
agosto, estaré en un autobús a Pensilvania.
Recibí una beca de voleibol para Penn State. En agosto saldré de esta vida
y no será por nada de lo que mi madre hizo por mí, o porque mi padre me sacó de
aquí. Será todo por mí.
Me niego a permitir que Janean reciba crédito, por cualquier cosa buena que
pueda suceder en mi futuro. Nunca le hablé de la beca de voleibol que recibí. No se
lo dije a nadie. Le juré a mi entrenador que guardaría el secreto y ni siquiera
permitiría un artículo en el periódico o una sesión fotográfica para el anuario.
Venía a verme una vez al año hasta los cuatro años; luego, en su lugar,
empezó a llevarme a Washington para visitarlo.
—Notificación de desalojo.
Estoy segura de que hay algún tipo de proceso de desalojo, que tiene que
pasar por los tribunales, antes de que pueda obligarme a salir por la puerta, pero no
tiene sentido pelear, cuando ni siquiera quiero vivir aquí.
Está Becca, pero tiene ese padrastro asqueroso. Prefiero vivir con Gary que
estar cerca de ese hombre.
Camino bajo la lluvia, directo a su casa. Gary es el único que queda, en este
parque de casas rodantes que todavía tiene un teléfono fijo, y dado que la mayoría
de nosotros aquí, somos demasiado pobres para tener teléfonos celulares, todos
usan el teléfono de Gary. Al menos lo hacen si están al día con el alquiler y no
intentan evitarlo.
Ha pasado casi un año, desde la última vez que llamé a mi padre, pero tengo
su número memorizado. Es el mismo número de celular, que ha tenido durante ocho
años. Me llama al trabajo una vez al mes, pero la mayoría de las veces, evito su
llamada. No hay mucha conversación que se pueda tener, con un hombre que
apenas conozco, así que prefiero no hablar con él, antes que decirle mentiras como:
“Mamá está bien. La escuela va bien. Buen trabajo. La vida es buena." Me trago mi
orgullo y marco su número.
Espero que vaya al buzón de voz, pero mi padre responde al segundo timbre.
Miro a Gary. Está a solo unos metros de distancia, mirando mis pechos, así
que me alejo de él.
Dejo caer mi cabeza hacia atrás y cierro los ojos mientras le vuelvo a mentir.
—Si. Janean sólo... Necesito un descanso. Y te extraño.
Probablemente eso es algo, que una hija debería saber sobre su padre. Al
menos todavía tiene el mismo número de celular.
—Gracias.
Termino la llamada antes de que pueda decir nada más. Cuando me doy la
vuelta, Gary lanza un pulgar en dirección a la puerta principal.
Puedo escuchar a Dakota suspirar, como si fuera una molestia para él. Sé
que no lo soy. Puede que no sea más que una transacción para él, pero es una
transacción de la que parece que no se cansa.
Dakota gime y luego dice: —Dame media hora. —Cuelga. Así que lo hago.
22
DOS
Una madre muerta, una escala en Orlando y varias horas de retrasos por el clima
más tarde, por fin estoy aquí.
23
En Texas.
Tan pronto como me bajo del avión y entro en el puente, puedo sentir el calor
de la tarde derritiéndose y chisporroteando en mi piel como si estuviera hecha de
mantequilla.
Tal vez sea así. O tal vez no. A veces creo que las personalidades, se
moldean más por el daño que por la bondad. La bondad no se hunde tan
profundamente en tu piel, como lo hace el daño. El daño mancha tanto tu alma que
no puedes borrarlo. Se queda ahí para siempre, y siento que la gente puede ver
todo mi daño con sólo mirarme.
Las cosas podrían haber sido diferentes para mí, si el daño y la amabilidad
hubieran tenido el mismo peso en mi pasado, pero lamentablemente no es así.
Podía contar la bondad que me demostraron con ambas manos. No podría contar
el daño que me hicieron, incluso si usara las manos de todas las personas en este
aeropuerto.
Me tomó un tiempo volverme inmune al daño. Para construir ese muro que
me protege a mí y a mi corazón de personas como mi madre. De tipos como Dakota.
Ahora estoy hecha de acero. Ven a mí, mundo. No puedes dañar el impermeable.
Cuando doblo la esquina y veo a mi padre a través del cristal que separa el
lado seguro del aeropuerto del no seguro, hago una pausa. Miro sus piernas.
Ambas.
24
Me gradué de la escuela secundaria hace solo dos semanas, y aunque
ciertamente no esperaba que se presentara a mi graduación, tenía una pequeña
esperanza de que lo hiciera. Pero una semana antes de graduarme, me dejó un
mensaje en el trabajo y me dijo que se rompió la pierna y no podía tomar el vuelo a
Kentucky.
Él dio el primer paso, así que me aseguro y doy el último. No nos abrazamos
porque tengo mi mochila, mi bolso y la bolsa de plástico que contiene a la Madre
Teresa. No soy una abrazadora. Todas esas caricias, apretones y sonrisas no están 25
en mi agenda de reunión.
Su cabello negro está salpicado de hebras blancas y su rostro está más lleno.
Siempre ha sido guapo, pero la mayoría de las niñas creen que sus padres son
guapos. Ahora que soy una adulta, puedo ver que en realidad es un hombre guapo.
Incluso los papás inútiles pueden ser guapos, supongo. Hay algo más en él que no
tiene nada que ver con el envejecimiento. No sé qué es, y no sé si me gusta.
—Tres.
—Tres grandes maletas rojas. Pensé que me quedaría unas semanas, así
que traje todo.
Esperamos varios minutos con total incomodidad, por el equipaje que sé que
no llegará. Le digo que necesito refrescarme y pasar al menos diez minutos en el
baño. Me quité el uniforme de trabajo antes de subir al avión. Me puse uno de los 26
vestidos de verano que se habían arrugado en mi mochila. Estar sentada todo el
día en el aeropuerto y en un asiento de avión estrecho, lo ha hecho aún más
arrugado.
Para cuando salgo del baño, todos los demás pasajeros se han ido y mi padre
está en el mostrador, llenando un formulario por mi equipaje perdido.
—Muestra que no se registraron maletas con este boleto, —le dice el agente
a mi padre—. ¿Tienes el recibo? A veces las pegan en la parte de atrás del boleto.
—Llegué tarde, así que mamá los revisó después de que me entregaron mi
boleto.
Me alejo del mostrador, fingiendo estar interesada en un letrero colgado en
la pared. El agente le dice a mi padre que se pondrán en contacto si encuentran las
bolsas.
27
El aeropuerto está a diez millas detrás de nosotros. Su GPS dice que su casa está
a sesenta y tres millas por delante de nosotros. Su auto huele a aftershave y sal.
—Una vez que te hayas instalado, Sara puede llevarte a la tienda a comprar
lo que necesites.
—¿Quién es Sara?
—¿Alana?
—¿Mi mujer? Te envié una invitación a la boda el verano pasado. Dijiste que
no podías salir del trabajo.
Oh. Esa Alana. No sé nada de ella, más que lo que estaba impreso en la
invitación.
—Sí, bueno. Realmente no hemos hablado mucho este año—. Dice esto
como si abrigara algún resentimiento propio. Espero estar malinterpretando su tono,
porque no estoy segura, de cómo podría estar resentido conmigo de alguna manera
o forma.
Él es el padre. Sólo soy producto de sus malas decisiones y la falta de
anticonceptivos.
—Ella es hija única. Un poco mayor que tú, estudiante de primer año en la
universidad, en casa durante el verano. La amarás.
—Está bien.
Me pongo rígida cuando hace esa pregunta. —Ella es...—Hago una pausa.
Ni siquiera sé cómo decirlo. Siento que he esperado tanto tiempo para sacar el
tema, que ahora parecería extraño o preocupante, que no se lo dije por teléfono
anoche. O cuando lo vi por primera vez en el aeropuerto. Y luego está la mentira
que le dije al agente de boletos: que mi madre fue la que me dejó en el aeropuerto.
29
TRES
Miro por la ventana, pero hay filas de autos que bloquean mi vista en todas
direcciones. —¿Por qué estamos en un ferry?
—El GPS dijo que hubo un retraso de tráfico de dos horas en la autopista 87.
Probablemente un accidente. Supuse que el ferry a la Península Bolivar sería más
rápido a esta hora del día.
—¿Ferry a dónde?
—¿Casa de verano? —Enarco una ceja. —¿Te casaste con alguien que tiene
casas de verano?
Mi padre se ríe ligeramente, pero no era una broma. La última vez que estuve
con él, vivía en un apartamento barato de una habitación en Washington y yo dormía
en el sofá. ¿Ahora tiene esposa con más de una casa?
Pero mirándolo ahora, es evidente que los pequeños cambios en él, se deben
a que tiene dinero. Un corte de pelo que pagó. Ropa de marca. Un automóvil que
tiene botones en lugar de palancas.
Puedo sentir mi rostro retorciéndose en una mueca, así que miro por la
ventana antes de que él pueda ver la repugnancia que irradia de mí. —¿Eres rico
ahora?
Crecí en una casa rodante con una drogadicta como madre, y ahora estoy a
punto de pasar el verano, en una casa en la playa con una madrastra que tiene un
doctorado, lo que significa que es muy probable que su descendencia, sea una niña
rica malcriada. No tendré nada en común con ella.
No soy muy buena hablando, pero soy aún peor hablando con gente que
tiene dinero. Necesito salir de este coche. Necesito un momento para mí.
—Sí— dice. —Hay una plataforma para observación arriba. Tenemos unos
quince minutos.
—¿Vas a salir?
Salgo de su auto y miro hacia la parte trasera del ferry, pero hay familias
lanzando trozos de pan a las gaviotas que revolotean. También hay una multitud en
la parte delantera del ferry y en la plataforma de observación sobre mí, así que
camino hasta perderme de vista de mi padre. No hay nadie al otro lado del barco,
así que me abro paso entre los autos.
La brisa agita mi cabello, así que lo agarro con las manos y lo giro, luego lo
aseguro con la banda elástica, que he tenido en mi muñeca todo el día.
Miro hacia el oeste. El sol está a punto de ponerse y todo el cielo es remolinos
de rosa, naranja y rojo. He visto la puesta de sol innumerables veces, pero nunca
he visto el sol cuando está separado de mí, por nada más que el océano y una
pequeña franja de tierra. Parece que cuelga sobre la tierra, como una llama flotante.
¿Qué dice esto sobre mí? Todavía tengo que derramar una lágrima por mi
madre, pero ¿puedo de alguna manera ahorrar una, para un acto repetitivo de la
naturaleza?
Sin embargo, no puedo evitar sentirme un poco conmovida por esto. El cielo
se arremolina con tantos colores, es como si la tierra hubiera escrito un poema
usando nubes, comunicando su agradecimiento a quienes la cuidamos.
Si estoy a punto de pasar el verano con vistas como esta, ¿será mejor que
las empiece a dar por sentado?
Alguien desde la parte trasera del ferry grita que hay delfines, y aunque me
encantaría ver un delfín, me gusta aún más la idea de ir en dirección opuesta a la
multitud. Todos en la parte delantera del ferry, son como insectos de junio a la luz
de un porche, mientras se dirigen hacia la parte trasera.
Aprovecho para trasladarme al frente del ferry. Ahora está vacío y más
apartado de los autos.
Noto una barra de pan Sunbeam medio vacía en la cubierta del ferry cerca
de mis pies. Es lo que los niños han estado usando para alimentar a las gaviotas.
Alguien debe haberlo dejado caer en su prisa por ir a ver a los delfines.
Mi estómago ruge tan pronto como veo el pan, recordándome que apenas he
comido en las últimas veinticuatro horas. Además de una bolsa de pretzels en el
avión, no he comido nada desde mi almuerzo en el trabajo ayer, e incluso entonces,
todo lo que comí fue una pequeña orden de papas fritas.
Es triste que sea extraño que tenga acceso regular a la comida. Me meto otro
trozo de pan en la boca y luego me doy la vuelta para ver el ferry. Robert H. Dedman
está escrito en el costado del piso superior con grandes letras blancas.
Mis ojos se dirigen a un tipo en el piso superior que sostiene una cámara
como si no significara nada para él. La correa ni siquiera está envuelta alrededor de
su muñeca. Está colgando, como si tuviera cámaras de reemplazo en casa si dejara
caer la suya. La cámara me apunta directamente. Al menos eso parece.
Miro detrás de mí, pero no hay nada allí, así que no estoy segura de qué más
estaría tomando una foto. Cuando lo miro, todavía me mira. Incluso con él en un
nivel más alto que yo en este ferry, mis mecanismos de defensa se activan de
inmediato. Siempre lo hacen cuando encuentro a alguien atractivo.
Miro al frente y veo una puerta que conduce a un área cerrada del ferry. Me
lanzo hacia la puerta y me agacho dentro. Hay un baño a mi derecha, así que me
retiro y cierro la puerta detrás de mí.
Me miro en el espejo. Mi cara está sonrojada y no sé si es por la vergüenza
o por este intenso calor de Texas. Saco la goma elástica de mi cabello y trato de
peinar los mechones desordenados con los dedos.
No puedo creer que me vea así y estoy a punto de conocer a la nueva familia
de mi padre por primera vez. Probablemente son el tipo de mujeres que van a los
salones, para arreglarse el cabello y las uñas, y a los médicos para suavizar sus
imperfecciones. Probablemente hablen bien y huelan a gardenias. 36
Me miro al espejo, pero todo lo que veo es la versión más triste de mí misma.
Quizás perder a mi madre anoche, me esté afectando más de lo que quiero admitir.
Tal vez mi decisión de llamar a mi padre la tomé apresuradamente, porque no quiero
estar aquí. Pero yo tampoco quiero estar ahí.
Tiempo.
Me recojo el cabello, suspiro y abro la puerta del baño. Es una puerta pesada
hecha de acero grueso, por lo que se cierra de golpe detrás de mí. Ni siquiera estoy
a dos pasos del baño, cuando me detengo porque alguien está cerca del pequeño
pasillo y bloquea mi camino hacia la salida.
¿Qué hay en mí que hace que los chicos piensen esto? ¿Qué vibra estoy
poniendo? Me enfurece tanto, que hago una bola con el dinero y se lo tiro. Apuntaba
a su cara, pero es elegante y se inclina hacia un lado.
Me doy la vuelta, preparada para alejarme de él, pero me tropiezo con alguien
más. Como si estar atrapada en un pequeño pasillo, con un tipo que me acaba de
ofrecer veinte dólares por una mamada, no fuera lo suficientemente malo, ahora
estoy atrapada por dos tipos. Este chico nuevo no es tan alto como el chico de la
cámara, pero huelen igual. Como el golf. ¿Es el golf un olor? Debería ser. Podría
embotellarlo y venderlo a imbéciles como estos.
Este segundo tipo lleva una camisa negra con la palabra Hispanic, pero His
y Panic están en dos fuentes separadas. Me tomo un momento para respetar la
camiseta porque realmente es inteligente, pero luego intento salir del camino.
Por un momento, pensé que tal vez este tipo podría haber visto nuestra
interacción y vino a rescatarme, pero parece más preocupado por la cámara que
por mí. Me siento un poco mal por tirar la cámara, ahora que sé que no pertenecía,
al tipo que la estaba usando.
Marcos me mira y luego vuelve a mirarme con esos ojos azul claro. Hay algo
en la forma en que me miran, algo tácito. Es como si se estuvieran comunicando,
en un lenguaje silencioso que no entiendo.
Hay una pesadez detrás de sus ojos reflectantes, que asumí que sólo la
gente como yo estaba familiarizada. ¿Qué podría ser tan terrible en la vida de este
tipo, que me haría creer que está dañado? Pero puedo decir que lo es. Las personas
dañadas reconocen a otras personas dañadas. Es como un club, del que no quieres
ser miembro.
Los coches empiezan a salir del ferry por filas. No sé por qué, pero miro más
allá de mi padre y miro al BMW que pasa a nuestro lado. El chico de la cámara está
mirando por la ventana ahora.
40
CUATRO
La casa no es tan extravagante como temía, pero sigue siendo la casa más bonita
en la que he estado.
41
Es frente a la playa, de dos pisos, construida sobre pilotes como cualquier otra casa
en este vecindario. Tienes que subir dos tramos de escaleras, antes de llegar al
primer piso.
Hago una pausa, cuando llegamos a lo alto del segundo tramo de escalones,
antes de seguir a mi padre a la casa, para conocer a su nueva familia.
Ver el océano en persona, se siente casi tan importante como tener comida
y refugio. No parece descabellado creer que debería existir una organización
benéfica, con el único propósito de permitir que las personas, se puedan permitir un
viaje a la playa. Debería ser un derecho humano básico. Una necesidad. Es como
años de terapia, enrollados en una vista.
—¿Beyah?
Aparto la mirada de la playa y miro hacia una mujer, que está parada en la
sala de estar. Ella es exactamente como la imaginé. Brillante, como una paleta, con
dientes blancos, uñas pintadas de color rosa y cabello rubio que parece muy caro.
Gimo, pero no estaba destinado a ser escuchado por nadie. Creo que tal vez
salió más fuerte de lo que esperaba, porque inclina la cabeza. Ella sonríe de todos
modos.
Vine preparada para evitar abrazos, así que sostengo mi pintura de la Madre
Teresa y mi mochila, contra mi pecho como barrera.
—Hola. 42
Entro a la casa. Huele a lino fresco y.… tocino. Qué combinación más
extraña, pero incluso una combinación de lino / tocino es un cambio agradable del
moho y el humo del cigarrillo al que siempre olía nuestro remolque.
—Dios mío, eres tan bonita—. Toma mi mano y dice —Vamos, te mostraré
tu habitación.
—¡La cena estará lista en media hora! —grita Alana desde abajo.
Sara me suelta la mano y abre una puerta, cuando llegamos al último piso.
Miro alrededor de mi nuevo dormitorio. Las paredes están pintadas de un azul
relajante, casi del mismo color, que los ojos del chico del ferry. La colcha es blanca,
con un pulpo azul gigante encima.
La cama está perfectamente hecha, con una ofensiva cantidad de
almohadas. Todo huele y parece demasiado limpio para tocarlo, pero Sara se deja
caer en la cama y me observa, mientras observo la habitación. Es tres veces del
tamaño del dormitorio en el que crecí.
—Mi habitación está al otro lado del pasillo— dice Sara, señalando la puerta
por la que acabamos de entrar.
43
Luego lanza una mano hacia dos puertas, que se abren a un balcón con una
vista despejada de la playa. —Esta habitación tiene la mejor vista de toda la casa.
Debe haber algo mal en ella, si tiene la mejor vista, pero nadie elige quedarse
en esta habitación. Tal vez la playa es demasiado ruidosa y activa por las mañanas,
y esta habitación siente la peor parte. Sara salta de la cama y abre una puerta, luego
enciende la luz del baño.
—No hay bañera, pero la ducha es agradable— Abre otra puerta, el vestidor
—Algunas de mis cosas están ahí— dice— pero las sacaré esta semana.
Cierra la puerta y camina hacia la cómoda y abre el cajón inferior, está lleno
de cosas.
—Cajón de basura — dice— pero los otros tres cajones están libres.
—Todas las habitaciones tienen de todo. Netflix, Hulu, Prime. Puede usar
nuestras cuentas, están todas listas para usar.
No tiene idea de que le está diciendo esto a una chica, que ni siquiera ha
tenido un televisor. No me he movido ni hablado, desde que entramos en la
habitación. Ella está haciendo lo suficiente por las dos, pero me las arreglo para
murmurar: —Gracias.
—Sí, Increíble
Sara no capta el sarcasmo. Ella sonríe, o tal vez todavía está sonriendo. No
estoy segura de que alguna vez se detuviera.
— Gracias.
—¿Tienes novio?
—Oh Dios. Hay un chico que creo que te gustará. Samson. Vive al lado.
Quiero decirle que no se moleste, que los hombres son escoria, pero
probablemente ella, no ha tenido el mismo tipo de interacciones con los chicos que
yo. Dakota no le ofrecería dinero a una chica como Sara. Simplemente le
coquetearía gratis. Sara vuelve a saltar de la cama y cruza la habitación hasta la
otra pared de cortinas. Ella abre una.
—Esa es la casa de Samson— dice, señalando por la ventana. —Es super
rico. Su padre está en el negocio del petróleo o algo así— presiona la frente contra
el cristal. —Oh, Dios mío, ven aquí.
Camino hacia donde ella está parada y miro por la ventana. La casa de
Samson, es incluso más grande que en la que estamos nosotros. Hay una luz
encendida en su casa, en la cocina. Sara apunta hacia esa parte de su casa.
46
—Mira tiene una chica ahí.
Hay un tipo parado entre las piernas de una chica, que está sentada en la
isla de su cocina. Se están besando. Cuando se separan, aspiro un jadeo silencioso.
Samson es el idiota de ojos azules. Samson es el mismo tipo, que intentó pagarme
veinte dólares, para que me uniera a él en el baño del ferry. Bruto. Pero algo
impresionante. Trabaja rápido. Estaba en el mismo ferry en el que yo estaba, lo que
significa que acaba de llegar a casa hace diez minutos. Me pregunto si le ofreció
veinte dólares a esa chica.
—No, no es así. Ella se irá pronto. Samson sólo se besa, con las chicas que
están aquí un fin de semana.
—Sí, dijo lo mismo cuando le dije que podrías estar aquí durante el verano.
Pero podrías cambiar de opinión después de conocerlo.
—Lo he conocido. Y todavía no me interesa. Lo último que necesito ahora es
un novio
—Oh, no— dice Sara. —No estaba diciendo que debieras salir con él así.
Sólo quiero decir... ya sabes. Amor de verano, pero lo que sea. Lo entiendo—.
Suspira, como si eso la entristeciera.
Solo estoy esperando que se vaya para poder tener algo de privacidad. Ella 47
me mira fijamente por un momento, y puedo ver su mente tratando de pensar en
otra pregunta, o cualquier otra cosa que decir.
—Walmart está bien— Sara se ríe, pero cuando ve que no estoy riendo, se
muerde el labio para detener su sonrisa.
Señalo hacia el baño. —Creo que me voy a duchar ahora— Sara mira el baño
y luego a mí. Se da cuenta de que esa es su señal para irse. 48
—Trata de darte prisa, porque a mamá le gusta cenar en familia los fines de
semana.
Pone los ojos en blanco cuando dice familia, luego cierra la puerta de mi
dormitorio.
No estoy segura de haberme sentido más sola que ahora. Al menos cuando
estaba en la casa con mi madre, sentía que encajaba allí. Pertenecíamos allí juntas,
sin importar cuán disparejas fuéramos. Aprendimos a navegar y tejer nuestras vidas
alrededor de la otra y en esta casa, no estoy segura de poder entretejer
invisiblemente a ninguna de estas personas. Son como paredes de ladrillo, con las
que me voy a estrellar a cada paso.
Se siente claustrofóbico.
Me acerco a las puertas del balcón, abro una de ellas y salgo. Tan pronto
como la brisa golpea mi cara, empiezo a llorar. Ni siquiera es un llanto discreto. Es
un sollozo retrasado de casi veinticuatro horas.
Presiono mis codos contra la barandilla y me cubro la cara con las manos,
tratando de reprimirlo antes de que Sara decida volver a mi habitación. O peor, mi
padre.
Más personas con las que no tengo nada en común. No quiero que nadie me
vea aquí arriba llorando, así que giro para volver a mi habitación.
Pero me congelo.
Samson está solo en el balcón de al lado. Me está mirando con una expresión
ilegible.
Excelente.
Era sábado por la mañana. Estaba de pie junto a la estufa, a punto de cocinar
50
huevos revueltos. No escuché a mi madre regresar a casa la noche anterior, así que
asumí que estaba sola en la casa. Acababa de romper dos huevos en una sartén,
cuando escuché abrirse la puerta del dormitorio de mi madre.
Nunca lo había visto antes. Mi madre siempre tuvo una nueva relación o
ruptura. Hice todo lo posible para mantenerme fuera de su camino, ya sea que se
enamorara o que se le rompiera el corazón. Ambas cosas eran igualmente
dramáticas. Nunca olvidaré la forma en que el hombre me miró. Fue una mirada
lenta, de la cabeza a los pies, como si tuviera hambre y yo fuera comida. Era la
primera vez que un hombre me miraba así. Instantáneamente sentí que se me
erizaba el vello de los brazos e inmediatamente volví mi atención a la estufa.
—¿Es suficiente?
Se apartó y me abofeteó.
Luego se fue.
Digo todo esto porque cuando salí de la ducha hace unos minutos, todo lo
que podía oler eran huevos. El olor aún persiste. Me duele el estómago.
No tengo idea de lo que eso significa. ¿Son súper religiosos o algo así? —
¿Qué es una santa cena?
—Marcus y Samson cenan con nosotros, todos los domingos por la noche.
Es nuestra forma de celebrar el fin de la afluencia de inquilinos. Comemos juntos y
nos despedimos de los vacacionistas—. Abre más la puerta y dice: —Ese vestido
te queda bien. ¿Quieres que te maquille?
—¿Para la cena?
—Si. Estás a punto de conocer a Samson— sonríe, me hace darme cuenta
de cuánto odio que me engañen, a pesar de que esta es mi primera experiencia con
eso. Empiezo a decirle que ya conocí a Samson, pero me lo guardo para mí junto
con todos los demás secretos, que he guardado en mi vida.
Asiento con la cabeza, con los labios apretados. Sara se da la vuelta y puedo
ver la sorpresa en sus ojos por haberme cambiado de nuevo a mi viejo vestido de
verano. Sin embargo, oculta bien su sorpresa. Marcus está junto a ella, sirviéndose
un vaso de té. Cuando hace contacto visual conmigo, le toma dos veces darse
cuenta. Es obvio que no esperaba ver a la chica del ferry esta noche en la cena.
Aprecio que los dos no estén haciendo nada con eso. —Gracias— murmuro.
Entro a la cocina, sin saber qué hacer. 53
Por muy hambrienta que esté ahora, temo por esta cena. Por alguna razón,
las personas sienten la necesidad de aliviar la incomodidad, con preguntas cuya
respuesta a nadie realmente le importa. Tengo la sensación de que así será toda
esta cena.
Mi padre deja una sartén con huevos revueltos. Ya hay tocino y panqueques
en la mesa. Todos comienzan a tomar asiento, así que hago lo mismo. Sara toma
el asiento entre Marcos y su madre, lo que significa que yo me quedo con el asiento
junto a mi padre. Samson es el último en sentarse, y hace una pausa cuando se da
cuenta, de que está sentado a mi lado. Se sienta de mala gana. Tal vez sea sólo
yo, pero parece que está tratando de desviar sutilmente, su atención de mí.
Ella pregunta eso de una forma educada. No, ¿Dónde trabajas?, Sino ¿Qué
haces?, Como si fuera algún tipo de habilidad.
—Creo que es genial que hayas elegido trabajar, mientras aún estabas en la
escuela secundaria— dice Alana.
Niego con la cabeza y tomo el tenedor, sólo para poder fingir que estoy
interesada en comer. Noto que Sara toma su tenedor, tan pronto como lo hago.
Voy a tener que estar consciente de esto, durante todo el verano. Creo que
es posible que deba informar a la niña, que debe comer cuando tenga ganas de
comer y no basar su ingesta de alimentos en la cantidad que como yo.
Mis ojos están muy abiertos. Nunca había tenido tanto dinero en mi vida.
Probablemente hay seiscientos dólares en mis manos ahora mismo.
—No voy a ir— dice Samson mientras toma su plato y lo lleva al fregadero.
—Estoy cansado.
Puedo ver a Samson mirarme por el rabillo del ojo. Al menos, parece tan
desinteresado en mí, como yo en él. Sara comienza a caminar hacia la puerta.
—Déjame ponerme unos zapatos— murmuro, y me dirijo hacia arriba.
57
Aparentemente, no hay un Walmart en la Península Bolívar, lo que significa que hay
que tomar el ferry a la isla de Galveston. No tiene sentido para mí. Tienes que tomar
un ferry desde tierra firme, hasta una isla para hacer compras. Este lugar es confuso.
En realidad, no fue tanto una invitación, fue más como una orden. Llevamos
menos de cinco minutos aquí parados, pero Sara y Marcos ya se han escapado,
dejándome sola con Samson.
—No tenías porqué mostrar interés, por lo que lo estoy poniendo ahí. Sólo
para que quede claro—. Sus ojos encuentran los míos con un lento giro de cabeza.
—Gracias por aclarar algo, que ni siquiera era confuso en primer lugar
Creo que podría ser mía, por dejarme llenar de vergüenza por él. Realmente
no puedes sentirte avergonzada en presencia de alguien, cuya opinión te importa
una mierda. Eso tiene que significar que, en algún lugar dentro de mí, me importa
una mierda lo que piense.
Soy alta para ser una chica. Un metro con setenta y ocho. Pero incluso a mi
altura, él se eleva sobre mí. Debe medir al menos un metro noventa.
Entrecierra un poco los ojos y luego vuelve a mirar al océano. Lo mira tan
fijamente, es como si le estuviera hablando. Dándole respuestas silenciosas a todas
sus preguntas silenciosas. Samson finalmente aparta la mirada de mí y del agua.
59
—Voy a volver al auto— dice.
No sé por qué estoy tan a la defensiva con él. Después de todo, si realmente
pensaba que yo no tenía hogar, no lo ignoró. Me ofreció dinero. Debe haber un alma
en alguna parte.
No sé por qué estoy siendo tan directa con ella. —A veces, cuando eres
pobre, tienes que ser creativa—. Giro por el siguiente pasillo y Sara se toma un
momento para alcanzarme.
—Mi madre era adicta. Nunca vi un centavo de ese dinero—. Sara camina a
mi lado ahora. Estoy tratando de no mirarla, porque siento que mi verdad le está
quitando la inocencia. Pero tal vez necesite una dosis de realidad.
—No. No ha visto a mi madre, desde que yo tenía cuatro años. Ella no era
una adicta en ese entonces.
Puedo decir que ese comentario molestó a Sara. Ella obviamente tiene una
perspectiva de mi padre diferente a la mía, así que tal vez plantar esa pequeña
semilla, sea suficiente para que vea más allá, de su pequeña burbuja protectora en
la playa. 61
Está callada mientras pasamos por la sección de ropa. Agarro varias cosas,
pero honestamente, no estoy segura de qué me quedará. Nos dirigimos a los
vestidores
La sección de trajes de baño está cerca de los vestidores, así que agarro un
par y me dirijo a un cubículo con el resto de mi ropa.
—Sal después de que te cambies, quiero ver cómo te queda todo— dice
Sara.
¿Es eso lo que hacen las chicas cuando compran? ¿Posan una para otra?
—¿Cuánto pesas?
—No lo sé— digo, aunque lo sé, pero decirle mi peso sólo le daría una meta
que no necesita perseguir. Suspira, sonando frustrada. Se deja caer de nuevo en el
banco.
—Sí
—A la sección de comida.
Hacemos nuestro camino hacia el pasillo del pan. Dejo el carrito frente a los
pasteles de caja— ¿Cuál es tu favorito?
—Aquellos.
Agarro una bolsa del estante y la abro. Tomo una dona, la meto en mi boca
y le entrego la bolsa. —Vamos a necesitar leche también— digo con un bocado.
Sara me mira como si estuviera loca, pero me sigue a la sección de lácteos de todos
modos. Cojo dos botellas de leche de chocolate individuales y luego señalo un lugar
junto a los huevos. Muevo el carrito y luego me siento y me apoyo en la nevera de
piso largo que contiene todos los huevos. —Siéntate— le digo. Mira a nuestro
alrededor por un momento, luego lentamente se baja al suelo junto a mí. Le entrego
una de las leches de chocolate. Abro la mía y tomo un gran trago y luego tomo otra
dona
—Estás loca— dice Sara en voz baja, finalmente tomando una dona para
ella.
Estira las piernas frente a ella y nos sentamos juntas en silencio por un rato,
comiendo donas y viendo a los compradores mirarnos de manera extraña.
—Vamos a pagar por ello—le digo, agitando una mano frívola hacia él. Niega
con la cabeza y se aleja. Otro tramo de silencio pasa entre nosotras, y luego Sara
dice.
Samson me está mirando. Nunca sonríe como Marcos, quien siempre parece
estar sonriendo. Sara se levanta del suelo y me ayuda a levantarme.
—Vámonos.
SIETE
Realmente no tengo ningún interés, en alguien que tiene tan poco interés en
mí.
Dos minutos no parecen tan largos, pero parece que estoy entrando en la
eternidad. Miro por la ventana, tratando de ignorar la tensión silenciosa, que llena el
espacio entre nosotros.
—¿Mirado qué?
—Las fotos.
—Por supuesto.
—¿Necesitas un tutorial?
Niego con la cabeza. —Un amigo de casa tenía uno como este. Puedo
averiguarlo.
Miro mi teléfono y agrego el número de Natalie. Era una de las pocas amigas
que tenía en casa y quiero hablar con ella desde anoche. Estoy segura de que
escuchó a través de su madre que mi madre falleció y, de ser así, probablemente 69
esté preocupada por no saber dónde estoy.
—¿Beyah? ¿Hola?
—¿Dónde estás?
—Texas.
—Mi papá se mudó aquí. Pensé que me quedaría con él durante el verano.
¿Cómo está Nueva York?
—Diferente —dice ella—. En el buen sentido. —Hay una pausa antes de que
ella diga— Dios, todavía no puedo creer que Janean esté muerta. ¿Segura que
estás bien?
—Si. Tuve un buen llanto, pero como… no lo sé. Quizás estoy rota.
—Lo que sea. Ella fue la peor madre que he conocido—. Es por eso qué me
gusta Natalie. Ella dice lo que quiere decir. No mucha gente es tan comunicativa 70
como ella.
—¿Y tu papá? ¿No ha pasado un tiempo desde que lo viste? ¿Es incómodo?
—Si. Incluso podría ser peor ahora que soy una adulta. Pero vive en una
casa en la playa, así que eso es una gran ventaja. Sin embargo, está casado. Tiene
una nueva hijastra.
—Lo es.
—¿Te agrada?
—Todavía no estoy segura sobre que pensar sobre ella. Siento que podría
ser una chica de vestuario.
Justo cuando Natalie hace esa pregunta, algo me llama la atención por el
rabillo del ojo. Giro la cabeza y Samson camina hacia mí. Está mirando, como si
hubiera captado el final de mi conversación. Aprieto la mandíbula.
—No. No chicos lindos, pero bueno, tengo que irme, guarda mi número.
Odio que haya escuchado eso, realmente me gusta Sara, no sé por qué le 71
dije eso a Natalie. Suspiro y luego me giro, apoyando la espalda contra la barandilla.
Ya es tarde cuando regresamos y guardo todas mis cosas nuevas. Estas últimas
veinticuatro horas han sido agotadoras, por decir lo menos. Estoy agotada. El dolor
incluso podría estar alcanzándome. Y aunque Sara y yo compartimos una bolsa
entera de donas de chocolate, todavía tengo hambre. Voy a la cocina y encuentro 72
a mi padre sentado a la mesa, una computadora portátil frente a él y varios libros
esparcidos sobre la mesa. Mira hacia arriba cuando me escucha.
Asiento de mala gana. Camino hacia la mesa y tomo asiento frente a él.
Levanto la rodilla y trato de parecer casual. Se inclina hacia atrás en su silla y se
pasa la mano por la mandíbula, como si lo que fuera a decir fuera a ser un poco
incómodo. ¿Se enteró de mi madre? No sé si hay personas que los conecten
además de mí, así que no sé cómo se habría enterado.
Oh. Se trata de él. Lo miro por un momento, luego abro mi bolsa de papas
fritas. Me encojo de hombros.
—Está bien. Largo viaje para alguien con una pierna rota.
Aprieta los labios y se inclina hacia adelante, apoyando los codos en la mesa.
—Sobre eso...—dice.
—No me importa, papá, de verdad. Todos decimos mentiras para evitar
cosas que no queremos hacer.
Casualmente como otra patata frita, como si no hubiera dado el peor insulto,
que un niño podría darle a un padre.
Sara se ríe.
—La playa está en la playa. Eso es todo lo que necesitas—. Vuelve a ponerse
la parte superior del bikini y los pantalones cortos.
Marcos está sentado junto al fuego, pero Samson está sentado solo en la
arena a varios metros de distancia, mirando el océano oscuro. Sé que nos oye
acercarnos, pero no se da vuelta para mirarnos.
Hay seis asientos colocados alrededor del fuego, pero dos de ellos tienen
toallas sobre ellos y cervezas en los apoyabrazos, por lo que parecen estar
ocupados. Sara se sienta junto a Marcos, así que tomo una de las dos últimas sillas
vacías.
No sé quiénes son Beau y Cadence, pero no parece que Sara y Marcos sean
grandes admiradores de ellos. Intento no mirar a Samson, pero es difícil. Está a
unos tres metros de distancia, sentado con los brazos alrededor de las rodillas,
mirando las olas arañar la arena.
Odio que me pregunte en qué está pensando, pero tiene que estar pensando
en algo. Eso es lo que produce mirar al océano. Pensamientos. Muchos de ellos.
Mantengo mis ojos en Sara y Marcos, aunque sólo sea porque no sé qué
más mirar. Ciertamente no quiero mirar a Samson, mientras camina hacia aquí.
Todavía me siento avergonzada por la parte de mi conversación que escuchó antes.
No quiero que piense que odio a Sara porque no la odio. Simplemente no la conozco
tan bien. Pero lo que escuchó probablemente, sonó peor de lo que era.
En silencio toma asiento y mira fijamente el fuego, sin hacer ningún esfuerzo
por hablarme. Miro a nuestro alrededor, a la increíble cantidad de espacio que hay
en esta playa, y me pregunto cómo puedo sentirme asfixiada en este momento.
—Bueno.
Eso es todo lo que dice. Niego con la cabeza y miro hacia otro lado, pero no
antes de que me vea poner los ojos en blanco ante su respuesta.
No sé por qué, pero incluso cuando defiende a sus amigos, parece un idiota.
—Realmente no considero que sea mi casa, pero sí, soy el único que se
queda allí.
Me río en voz baja. No es mi intención, pero esa respuesta está tan fuera de
contacto con mi realidad. Él levanta una ceja, preguntando en silencio por qué me
estoy riendo de su respuesta.
Parece que está un poco resentido por eso, pero daría cualquier cosa porque
me pagaran, por vivir en una casa bonita en la playa.
—Cinco.
Creo que sólo sonrió un poco. No puedo decirlo. Podría haber sido una
sombra del fuego. Nuestras vidas son increíblemente diferentes, pero aquí estamos,
sentados en la misma playa frente al mismo fuego. Intentando tener una
conversación, que no prueba cuántos mundos nos separan. Pero estamos a tantos
mundos separados que ni siquiera estamos en el mismo universo. Ojalá pudiera
estar dentro de su cabeza por un día. La cabeza de cualquier persona rica. ¿Cómo
ven el mundo? ¿Cómo me ve Samson? ¿De qué se preocupan los ricos, si no tienen
que preocuparse por el dinero?
—Siento haber dicho que no era muy diferente. Eso fue algo superficial para
decir.
El enfoque de Samson vuelve al mío tan pronto como digo eso. Sus ojos han
cambiado un poco, entrecerrados. Oscurecidos. Se pasa una mano por la cara y
murmura.
—Joder.
No sé por qué dice eso, pero se me pone la piel de gallina. Se siente como
si pudiera haber sido una comprensión de mí, de alguna manera. No puedo
preguntarle sobre eso porque veo a la chica y al chico saliendo del agua hacia
nosotros. Cadence y Beau. Cuando se acercan, me doy cuenta de que es la chica
a la que Samson besaba antes en la cocina. Me está mirando mientras se acerca.
Cuanto más se acerca, más bonita se vuelve. Ella no se sienta en una silla; ella se
sienta en el regazo de Samson. Me mira, como si esperara que yo reaccionara ante
el hecho, de que ahora usa a Samson como su silla personal, pero soy buena para
ocultar lo que siento. ¿Por qué estoy sintiendo algo en absoluto?
—Beyah. Soy la hermanastra de Sara —puedo decir por la forma en que sus
ojos se desplazan sobre mí que definitivamente es una chica de vestuario. Ella
envuelve un brazo alrededor de Samson como si estuviera reclamando algo. 79
Samson parece aburrido o perdido en sus pensamientos. Beau, que estaba en el
agua con Cadence, se sienta a mi lado después de tomar una cerveza.
—Kentucky.
Levanta una mano para señalar hacia donde está su casa, pero deja de
hablar porque Sara está ahora de pie frente a nosotros. Ella agarra mi mano.
Empiezo a girarme para caminar con Sara, pero justo antes de hacerlo,
Samson me mira a los ojos. Me mira tan fijamente, que siento que me pellizca el
pecho. Miro hacia otro lado y no miro hacia atrás mientras sigo a Sara.
Sara y yo pasamos por las dunas y todo en mí quiere dar una última mirada
hacia él, pero no lo hago.
Me río.
Me tapé la oreja con la mano, confundida por el ruido que me obligaba a salir
de un sueño perfectamente profundo. 82
Gimo y tiro las mantas a un lado para poder localizar la fuente de todo el
ruido. Parece que viene de la cómoda, así que me acerco arrastrando los pies. Es
mi nuevo teléfono.
Limpio el sueño de mis ojos para poder leer la pantalla. Son solo las 5:59 am.
Hay una alarma configurada en mi teléfono.
Miro hacia el horizonte oscuro. Hacia el este, solo hay una pequeña franja
de sol que se asoma sobre el océano. Al norte, los cielos están oscuros y
ocasionalmente estallan con relámpagos.
Parece que se avecina una tormenta, que amenaza con apagar la luz.
Me pregunto si Samson sabía que hoy, llegaría una tormenta con la salida
del sol.
Quizás realmente aprecia el amanecer. ¿Es uno de los pocos que no da por
sentado este punto de vista? Creo que existe la posibilidad de que me equivoque
con él. Podría haberlo juzgado un poco demasiado pronto. Pero, de nuevo, ¿qué
importa si me equivoco? Las cosas entre nosotros son incómodas y no veo que eso
cambie, a menos que uno de nosotros, tenga un trasplante de personalidad.
Pasé la mayor parte de los últimos tres días en mi habitación. La lluvia sumada a la
semana me llevó a no querer enfrentarme al mundo en absoluto. Además, este
dormitorio se está convirtiendo en mi lugar favorito, porque me siento segura aquí,
encerrada por estas cuatro paredes. Tengo una vista despejada del océano, un 84
televisor, que finalmente he descubierto cómo funciona y mi propio baño.
Parece que ya vive con precisión militar. La casa está impecable, por lo que
puedo ver desde mi ventana. Me hace preguntarme qué tipo de padre tiene. Si va a 85
ingresar al ejército, tal vez se crió en el ejército. Quizás por eso parece tan
controlado y mantiene su casa tan limpia.
Podría comprar una pelota de voleibol y una red para practicar, pero eso no
suena nada atractivo. El entrenador ya nos ha asignado rutinas de entrenamiento y
horarios, pero ni siquiera he abierto el correo electrónico. No sé por qué, pero no
tengo ningún deseo de mirar una pelota de voleibol hasta que esté en Pensilvania.
He jugado voleibol durante los últimos cinco años de mi vida. Estoy a punto de jugar
durante los próximos cuatro.
Ha dejado de llover y salió el sol. Si sigo fingiendo que estoy enferma por
cuarto día consecutivo, mi padre podría llevarme al médico. Realmente no tengo
una excusa para quedarme en mi habitación mucho más tiempo y sería un buen día
para salir a buscar trabajo. Quizás podría conseguir un trabajo de mesera y guardar
las propinas para cuando me vaya a la universidad.
Sin embargo, daría cualquier cosa por otro día como los últimos tres. Pero
no parece que vaya a conseguirlo, porque alguien está llamando a la puerta de mi
habitación.
—Por supuesto.
Me siento en la cama, apoyada contra la cabecera. Sara se sube a la cama
y se sienta a mi lado. Huele a canela.
—¿Te sientes mejor? —Asiento y fuerzo una pequeña sonrisa. —Sí, un poco.
—No lo sé. Estaba pensando que tal vez debería buscar un trabajo de 86
verano. Necesito ahorrar algo de dinero para la universidad.
—¿Qué?
— Estar aquí.
—Entonces solo tenemos que acelerar nuestra amistad—. Ella rueda sobre
su espalda. —Vamos a conocernos. Hazme algunas preguntas.
De hecho, hay mucho que quiero saber sobre ella, así que apoyo la cabeza
contra la cabecera y pienso en algunas.
Que suerte.
Sara asiente.
Sara no ha pasado por muchas dificultades. Puedo decir eso, sólo mirándola.
Ella todavía está llena de esperanza.
Ella sonríe.
—Marcos.
—¿En serio?
—Sí, sólo unos meses. Pero apuesto mi vida, a que algún día nos
casaremos.
—No apuestes tu vida por eso. Sólo lo conoces desde hace unos meses.
Ella sonríe.
—Es mejor que no tener cinco mil seguidores. —Se sienta en la cama y cruza
las piernas. Ella se mueve mucho. Ojalá tuviera la mitad de su energía. 89
Tener una comida solía hacerme feliz. Las noches en las que mi madre no
traía a casa a hombres extraños solían hacerme feliz. Los días de pago en
McDonald's solían hacerme feliz.
—No lo sé —. Miro por la ventana hacia el mar y siento que me invade una
sensación de calma. —El océano, supongo.
Ella sonríe.
—Me alegra que te des cuenta de eso—. Ella se empuja fuera de la cama.
—Le prometí a Marcos que iría con él para que se cortara el pelo y almorzar tarde.
Puedes venir con nosotros si quieres.
90
—No, necesito una ducha. Podría dar un paseo por la playa más tarde.
Sara mencionó que una gran parte de la península de Bolívar, se conoce como Zoo
Beach. Los carros están permitidos en la arena, así como los carritos de golf, por lo
que hay un tráfico y fiestas constantes. En la zona donde vive Sara, todavía se ve
parte de ese tráfico, pero no está tan concurrida, como ciertas partes de la
península.
Las costillas del perro son visibles a través de su pelaje. Observo cómo el
perro avanza lentamente, hacia los dos tipos en la parte trasera del camión, como
si supiera que hay un precio que tendrá que pagar, por la comida que está a punto
de conseguir.
—Malditos estúpidos.
Camino de regreso por la dirección por la que vine, lejos de la multitud y hacia
el perro. El pobre se esconde detrás de un bote de basura azul y se agacha. Camino
lentamente hacia él hasta que estoy a unos metros de distancia y luego lanzo
suavemente la hamburguesa en su dirección.
—Quédate.
—¡Beyah!
Las orejas del perro se animan al oír mi nombre. Miro hacia arriba y alrededor,
tratando de localizar a la persona que acaba de gritarme, pero no veo a nadie.
—¡Aquí arriba!
Miro hacia la casa en la esquina que está en la segunda fila detrás de un lote
baldío frente a la playa. Hay una persona parada en el borde del techo
extremadamente alto. Está tan alto que me toma unos segundos darme cuenta de
que el tipo es Samson.
Samson está sin camisa. Me siento tan patética y hambrienta, como el perro,
cuando me levanto de inmediato. Miro al perro.
—Vuelvo enseguida. Quédate aquí.
Tan pronto como empiezo a cruzar la calle, el perro me sigue. Entro al patio
donde está la casa de Samson. Ahora está peligrosamente cerca del borde del
techo, mirando hacia abajo.
Puedo ver el sudor brillando en su piel desde aquí abajo, así que miro mis
pies por un segundo, tratando de averiguar qué hacer. No necesariamente he tenido
las mejores interacciones con él. ¿Por qué me expondría a más de eso?
Samson se ríe.
No me gusta cómo dice eso con tanta confianza, como si me conociera. Pero
tiene razón. No tengo miedo. Me vuelvo hacia el perro y señalo al lado de las
escaleras.
—Quédate.
Subo las escaleras hasta la puerta principal. ¿Debería tocar? Lo hago, pero
nadie responde. Supongo que Samson es el único aquí o habría bajado para
dejarme entrar él mismo.
Es una escalera que conduce hasta una pequeña zona de asientos circular
cerrada en la parte superior de las escaleras. Tiene la forma de la parte superior de
un faro y está situado en el centro de la casa. Está encerrado en ventanas con una
vista de 360 grados.
Es impresionante. No sé por qué no todas las casas tienen uno de estos.
Vendría aquí todas las noches y leería un libro.
Todo se ve diferente desde aquí. Debido a la altura, todas las demás casas
parecen pequeñas en comparación. Hay tejas sueltas amontonadas junto a una caja
de herramientas, a los pies de Sansón.
El techo aquí arriba tiene dos niveles, un nivel más alto que el otro. Samson
sube al segundo nivel y se pone las manos en las caderas.
—Ven acá.
Una vez de pie junto a él, apunta en la dirección opuesta del océano.
—Marjorie tiene la casa más alta del vecindario. Puedes ver toda la
península.
Doy una vuelta lenta, admirando la vista. La bahía está iluminada con toques
de colores tan brillantes, que parece un filtro. Puedo ver toda la playa, hasta donde
mis ojos lo permiten.
—Es bonito.
Samson mira la puesta de sol por un momento, luego salta a la parte inferior
del techo. Camina hacia la caja de herramientas y se arrodilla junto a ella. Coloca 95
una teja en el techo y comienza a tacharla.
Me siento.
—Eso es todo lo que quería—dice. —Sé que te gustan los amaneceres, así
que quería que vieras el atardecer desde aquí.
—Si. A veces las cosas son tan bonitas, que hace que todo lo demás sea un
poco menos impresionante.
Lo miro en silencio por un rato. Asegura unas cinco tejas en su lugar, mientras
el cielo consume la mayor parte de su luz. Sabe que lo estoy mirando, pero por
alguna razón, no se siente vergonzoso mirarlo esta vez. Es como si prefiriera que
estuviese aquí. Es como se siente por las mañanas, cuando nos sentamos en
nuestros respectivos balcones y no hablamos.
Su cabello está mojado por el sudor, por lo que es de un rubio más oscuro
de lo normal. Hay un collar colgando de su cuello y de vez en cuando, cuando se
mueve, puedo ver un destello de una línea de bronceado debajo de él. Nunca debe
quitárselo. Es un trozo de madera, que cuelga de un fino cordón trenzado negro.
—No me importa.
Me encojo de hombros.
—Ella es la dueña de esta casa. Su esposo murió hace un par de años, así
que la ayudo de vez en cuando.
Muerdo mi labio. Parece que muchas preguntas están prohibidas para él. Lo
odio porque me da aún más curiosidad. No me cruzo con gente que atesore
secretos como yo. La mayoría de la gente quiere un oyente. Alguien a quien puedan
contarle todo. Samson no quiere un oyente. Yo tampoco. Lo que probablemente
explica por qué las conversaciones entre nosotros, se sienten diferentes a las
conversaciones que tengo con otras personas. 97
Samson se pasa el pulgar por el labio inferior, así que, naturalmente, estoy
mirando su boca cuando comienza a hablar.
—Había un pescador que solía venir mucho—dice. —Su nombre era Rake.
Vivía en su barco y recorría la costa de aquí hasta South Padre. A veces anclaba
su bote allí mismo y nadaba hasta la playa y se unía a personas al azar en sus
comidas al aire libre. No recuerdo mucho sobre él, pero recuerdo que solía escribir
poemas en trozos de papel y dárselos a la gente. Creo que eso, es lo que más me
fascinó de él. Era este pescador intrépido que escribía poesía.
Sonríe cuando dice eso.
—Recuerdo que pensé, que era una especie de criatura mítica intocable.
—El huracán Ike azotó en 2008. Destruyó la mayor parte de la isla. Estaba
ayudando con la limpieza y encontré el bote de Rake al final de la península, en 98
Gilchrist. Estaba destrozado. — Toca su collar, mirándolo. —Tomé un pedazo del
bote e hice este collar con él.
—Lo notaste.
—Está bien.
Por eso salgo del techo y bajo las escaleras, sintiéndome mucho más pesada
que cuando las subí.
—¿Ese es tu perro?
Sigo la voz, hasta que veo a una mujer sentada en una mesa de picnic,
debajo del primer nivel de la casa. Ella está jugando con una bolsa de algo, que
está en su regazo. Ella es mayor, tal vez en sus setenta.
Ella ríe.
—Bien. Si lo averiguas, avísame. Él es todo un misterio.
Ahora que estoy más cerca, puedo ver que está rompiendo nueces. Me
apoyo en uno de los zancos que sostiene su casa. 100
Echo un vistazo a las otras casas. Algunos de ellos han cerrado sus niveles
de zancos. Algunos lo han hecho aparcamientos.
Ella me despide.
No tengo ni idea de lo que voy a hacer con una libra de nueces. Se los daré
a Alana, supongo.
—Gracias.
—No.
Me río.
—¿Por qué?
Miro al perro. No parece un trozo de queso. Estoy segura de que ningún perro
parece queso.
—Pepper Jack— le digo, probando el nombre con él. —¿Te sientes como un
Pepper Jack?
—Pepper Jack Cheese —corrige Marjorie. —Se merece el nombre completo.
—Gracias por las nueces— Miro al perro. —Vamos a casa, Pepper Jack
Cheese.
102
ONCE
Fui a una pequeña escuela primaria. Ahí fue donde conocí a Natalie. Estaba a sólo
unas cuadras de mi casa y era lo suficientemente pequeña, como para que sólo
hubiera un maestro por grado. Tu grupo era el grado en el que estabas. En la
escuela primaria, a nadie le importaba el dinero, porque éramos demasiado jóvenes 103
para saberlo.
Sólo sé que nunca hice cosas como esta. Nunca salí en grupos con gente.
Cuando tuve la edad suficiente para conseguir un trabajo, trabajé tanto como pude.
Así que, las hogueras, las comidas al aire libre y pasar tiempo con personas de mi
edad, es algo extraño para mí. Estoy tratando de encontrar una manera, de estar a
gusto en esta multitud, pero va a llevar tiempo. He pasado muchos años
convirtiéndome en la persona que soy. Es difícil cambiar quién eres, en unos pocos
días.
Esto debe ser una cosa de playa. Salir con gente al azar que apenas
conoces. Extraños reunidos alrededor de un fuego, preguntándose cosas
superficiales, hasta que están suficientemente borrachos como para fingir que se
conocen de toda la vida.
Ella me mira.
—¿En serio?
Me encojo de hombros.
—Me gusta. Deberíamos bañarlo más tarde. Tenemos una ducha al aire libre
en el nivel de los zancos.
Mi estómago se revuelve ante esa pregunta. Todos todavía piensan, que voy
a ir a algún colegio comunitario en Kentucky. Sin mencionar que todavía, no le he
contado a nadie sobre mi madre.
No me gusta estar aquí sola, ahora que Sara y Marcos están en el agua. No
conozco a ninguna de estas otras personas y están empezando a ponerse ruidosas.
Creo que soy la única que no bebe.
Me levanto y salgo a caminar para alejarme del grupo antes de que alguno
de ellos decida jugar a girar la botella o algo peor. Pepper Jack Cheese me sigue.
La vida es rara. Un día estás mirando a tu madre muerta, y unos días después
estás construyendo un castillo de arena en la playa sola, en la oscuridad con un
perro, que lleva el nombre de un queso.
107
—Será arrastrado por la marea en una hora.
Miro hacia arriba para ver a Samson de pie a mi lado. Estoy muy aliviada de
verlo aquí y eso me hace sentir extraña. Estoy empezando a encontrar un extraño
consuelo en su presencia.
Samson camina alrededor del castillo de arena y se sienta al otro lado. Mira
al perro.
—Le agradas.
Samson sonríe.
—¿Conociste a Marjorie?
Me río.
—Ella es interesante.
—¿Por qué?
Samson se ríe.
—Pasamos el rato en lo alto de una casa de tres pisos hoy. Estás más segura
en el océano que en ese techo.
—Venga.
Entro al agua. Hace más calor de lo que pensé que sería. Samson está varios
pies por delante de mí. Sigo caminando, sorprendida de lo lejos que tengo que ir,
antes de que el agua llegue a mis rodillas. Samson se sumerge en una ola y
desaparece bajo el agua.
—Tengo tantas nueces —dice—. Ahora las dejo en los porches de otras
personas.
—Bastante.
—No tengo ni idea— dice—. No la conozco tan bien. La conocí hace sólo
unos meses. Estaba caminando por su casa, cuando ella me detuvo y me preguntó
si iba a ir a la tienda pronto. Le pregunté qué necesitaba y me dijo que necesitaba
pilas. Le pregunté qué talla y me dijo: 'Sorpréndeme'.
Sonrío, pero no por lo que dijo. Es porque me gusta su forma de hablar. Hay
algo en la forma en que se mueve su labio inferior cuando habla, que me roba la
atención.
El agua ya me llega al cuello. Tengo que usar mis brazos para mantenerme
en un área donde pueda tocar.
—Sara dijo que has estado enferma los últimos días —dice—. No me he
sentido bien, pero es más una enfermedad emocional que física.
—¿Nostalgia?
Samson aparta la mirada de mí, hacia la luna llena que se balancea justo
encima del borde del agua.
—Eso es porque pensé que te había descubierto. Pero ya te dije que estaba
equivocada. Estás en capas.
—Definitivamente una cebolla. Tus capas son del tipo, que una persona tiene
que despegarte.
—No tengo nada más que hacer. Tal vez me pase el verano quitando todas
tus capas, hasta que finalmente respondas una pregunta.
—No lo sé.
—No lo eres.
—Si tú lo haces.
El asiente.
—¿Por qué eres tan reservado? ¿Tu familia es famosa o algo así?
—O algo —dice.
Sigue acercándose a mí. Me hace pensar que esta atracción puede ser
mutua. Eso es difícil para mí entenderlo. Que un chico tan guapo y rico como él me
encuentre interesante de alguna manera.
Me recuerda cómo me sentí, la primera vez que Dakota me besó. Por eso
me alejo de Samson. No quiero que diga o haga nada, que pueda hacerme sentir
como Dakota me hizo sentir, justo después de nuestro primer beso.
112
No quiero volver a sentir eso nunca más, pero no puedo evitar preguntarme
si las cosas serían diferentes con Samson. ¿Qué diría después de que nos
besáramos? ¿Sería tan despiadado como Dakota?
—Lo mismo.
No estoy segura de haber sentido esto alguna vez, como si mi sangre corriera
por mis venas. Mis interacciones con los chicos, siempre me han dejado queriendo
más espacio, entre el chico y yo. No estoy acostumbrada a desear que no haya
espacio, entre otra persona y yo.
Él asiente.
—Veinte.
—¿Dónde creciste?
—Si.
—¿Por qué?
—Ah, —digo.
—Eso es bueno.
—Ballena.
—¿Comida favorita?
—Mariscos.
—¿Actividad favorita?
—Nadar.
Me río.
—Estas son las respuestas típicas de las ratas playeras. Nunca llegaré a
ninguna parte.
Otro desafío. Nos miramos el uno al otro con pesadez mientras pienso en
una pregunta para la que realmente quiero una respuesta.
—Sara dijo que no tienes relaciones, que sólo sales con chicas, que están
aquí de vacaciones. ¿Por qué es eso?
No responde. Otra pregunta que está fuera de los límites, supongo.
Se baja hasta que el agua está al nivel de su barbilla. Yo hago lo mismo. Me 115
gusta que todo lo que podemos enfocarnos ahora son los ojos del otro. Aunque los
suyos no son muy reveladores.
No esperaba esa respuesta. Esperaba que dijera que le gusta estar soltero
o algo igualmente estereotipado.
El hecho de que haya dicho su nombre en voz alta provoca, que una pequeña
e inesperada astilla de celos me golpee desde dentro. Quiero preguntarle qué pasó,
pero realmente no quiero la respuesta.
Me río.
—No tengo ese tipo de familia —digo en voz baja—. No mucha gente tiene
madres como la mía. Ni siquiera la recuerdo abrazándome. Ni una sola vez. —lo 116
vuelvo a mirar—. Ahora que lo pienso, ni siquiera estoy segura de que alguna vez,
me hayan abrazado.
—¿Retenida?
—Me sorprende que no creas que tu padre te ama. Parece una buena
persona.
—Él no me conoce. Esta es la primera vez que lo veo, desde que tenía
dieciséis años. Sé más sobre ti que sobre él.
—Eso no es mucho.
Él junta sus labios y asiente con la cabeza, y es la cosa más honesta que he
visto en mi vida. Nunca hubiera pensado que alguien tan acomodado, pudiera tener
una vida tan horrible como la mía, pero puedo verlo en la forma en que me mira. De
repente, todo en él me resulta familiar.
Él tiene razón. Somos iguales, pero sólo en las formas más tristes.
—Si.
—¡Mierda!
—Medusas —dice.
Cuando el agua está justo debajo de sus rodillas, puede caminar más rápido.
Me apresura más allá del fuego, hacia la ducha al aire libre en el nivel de los zancos
de Sara.
—¿Qué pasó?
Cuando llegamos a la ducha, apenas hay espacio para los dos adentro. Me
baja, me doy la vuelta y presiono las manos contra la pared de la ducha.
—Oh Dios.
—Beyah —dice Samson, su voz tensa y profunda—. Por favor, no hagas ese
ruido.
¡Papá, detente!
Sara aparece y la miro suplicante por ayuda. Ella corre e intenta agarrar el
otro brazo de mi padre, pero ahora tiene a Samson por el cuello.
Mi padre mira por encima del hombro, buscándome. Cuando nos miramos a
los ojos, asiento vigorosamente.
—Te está diciendo la verdad. Estaba rociando vinagre en mi pierna.
—Mierda. 121
Libera a Samson. Ahora hay sangre corriendo por todo el cuello de Samson.
Mi padre se pone las manos en las caderas, e intenta recuperar el aliento durante
unos segundos. Luego le indica a Sansón que lo siga.
Samson está apoyado contra el mostrador del baño de visitas y se lleva un trapo a
la nariz para detener la hemorragia. Estoy sentada sobre una compresa de calor en
la bañera seca. La puerta del baño está entreabierta; aunque Alana y mi padre están
al final del pasillo, podemos escuchar cada palabra que dicen. 122
Samson me mira.
Me río.
Oh Dios mío.
—Siento lo de tu nariz.
Ojalá pudiera escapar, pero estoy bastante segura de que todavía tengo
tentáculos incrustados en mi pierna y me duele moverme.
—Pregúntale a Sara. Somos muy abiertos sobre este tema si alguna vez 124
quieres hablar de ello.
O algunos explosivos.
Quiero una excusa para ir allí y poder verlo más de cerca y ver qué es
exactamente lo que le molesta tanto. Necesito saber si es porque casi me besa.
Quiero darle la oportunidad. Quiero ese beso casi tanto como no lo quiero.
Espero varios minutos a que se carguen todas las imágenes. Hay muchas
de ellas. Las primeras en cargar son todas las imágenes de la naturaleza. Todas
las cosas de las que dijo que toma fotografías. Innumerables amaneceres y
atardeceres. Fotos de la playa. Pero no son necesariamente imágenes bonitas.
Están muy tristes. La mayoría de ellos se toman con el enfoque colocado en algo 125
al azar, como un pedazo de basura flotando en el agua o algas apiladas en la
arena.
Las fotos que me tomó comienzan a cargarse. Hay más de lo que pensé
que habría, y aparentemente él comenzó a tomarme fotos antes de que me
moviera al frente del ferry.
La mayoría de las fotos son mías en el costado del ferry, viendo la puesta
de sol sola.
Me enfocó en cada imagen. Nada más. Y basada en todas las otras fotos
que tomó, supongo que eso significa que pensó, que yo era la cosa más triste en
su marco.
Hay una foto en particular que me llama la atención. Amplio y el foco está
en un pequeño desgarro en la parte de atrás de mi vestido de verano que ni
siquiera sabía que estaba allí. Incluso con su enfoque en algo tan triste como mi
vestido, la imagen sigue siendo sorprendente. Mi cara está desenfocada, y si esta
fuera una foto de alguien más que yo, diría que es una hermosa obra de arte.
Me desplazo por cada foto mía y me doy cuenta de que no hay una sola
foto mía comiendo el pan. Me pregunto por qué no fotografió eso.
Eso dice mucho de él. Lamento haber reaccionado como lo hice cuando
trató de ofrecerme dinero en el ferry ese día. Samson puede ser un humano
decente y las imágenes en esta tarjeta de memoria lo respaldan.
Espero un rato, pero no escucho sus pasos y no puedo verla cocina desde
este punto de vista. Sin embargo, escucho algo detrás de mí. Cuando me doy la
vuelta, PJ está sentado en lo alto de las escaleras mirándome. Sonrío un poco. Me
gusta que todavía esté por aquí.
Samson está descalzo y no sé por qué le estoy mirando los pies. Miro hacia
atrás a su cara.
Se la entrego.
—Gracias.
—La gente a veces alquila en el último minuto. Es más fácil para mí si dejo
las casas listas para alquilar.
—Guardamos las cosas a las que no queremos, que los inquilinos tengan
acceso en ese armario. Hay una pequeña nevera dentro.
—¿Ella es tu madre?
Samson asiente.
Asiente de nuevo.
Me pregunto cómo será el padre de Samson, pero no hay fotos de él. Esta
es la única foto en esta sección de la casa.
Tengo muchas más preguntas mientras miro la foto. Su madre parece feliz.
Me pregunto qué le pasó para hacerlo tan reservado. ¿Murió su madre? Dudo que
se explayase sobre algo si le preguntara.
—Se siente un poco mejor. Sin embargo, dudo que vuelva al agua.
Él sonríe.
—Es un poco irónico—digo. —Tienes cinco casas, pero ninguna de ellas es 130
tu hogar. Tu frigorífico está vacío. Vives de una mochila. Sorprendentemente,
vivimos vidas muy similares.
Parece divertido.
—¿Es un secreto?
—Si.
Yo confío en él. No sé por qué, porque no confío en nadie. Soy una tonta o
me siento profundamente atraída por él y ninguna de las dos, está realmente bien
conmigo.
—Si.
—¿Para qué?
—Voleibol.
Sus ojos hacen esta cosa, en la que ruedan lentamente por mi cuerpo. No
de forma seductora, sino de forma curiosa.
Cuando sus ojos se encuentran con los míos de nuevo, dice. —¿Qué parte
de eso es un secreto?
—Porque le haría sentir que hizo algo bien. Y tuve que trabajar para la beca
porque él hizo todo mal.
Miro hacia otro lado por un momento porque todo mi cuerpo se calienta
cuando lo miro demasiado. Me temo que es obvio.
—Trabajé duro en ello, porque sabía que era mi única forma de salir, de la
ciudad en la que crecí. Pero nadie vino a verme jugar, así que el deporte en sí,
comenzó a hacerme sentir deprimente. Todos mis otros compañeros de equipo,
tenían padres en cada juego animándolos. Nunca he tenido a nadie, y creo que
eso me impidió amarlo, tanto como podría haberlo hecho.
Me encojo de hombros.
Digo esa última parte con una pizca de sarcasmo, pero empieza a sonar
muy atractivo. He pasado los últimos años trabajando duro para salir de Kentucky.
Ahora que estoy fuera, siento que necesito tomar un respiro. Reevaluar mi vida.
—¿Estás pensando en renunciar a una beca para una gran escuela, solo 133
porque el deporte que te llevó allí, a veces te hace sentir sola?
—¿Qué?
—Creo que deberías ponerte tapones para los oídos en los juegos y fingir
que hay gente animándote.
Me río.
Su expresión es solemne.
—¿Cómo murió?
—¿Estás bien?
Su rostro está tan cerca del mío, su aliento roza mi mejilla cuando habla.
Siento que estoy a punto de deslizarme al suelo, así que me agarro al borde
del mostrador detrás de mí.
Agacha la cabeza hasta que sus labios atrapan los míos. Su boca es suave,
como una disculpa, y lo acepto. Su lengua hace que mi boca se abra y le doy la
bienvenida metiendo mis dos manos en su cabello, acercándolo aún más. Nuestros
pechos se encuentran y nuestras lenguas se deslizan una contra la otra, húmedas,
cálidas y suaves.
Quiero este beso, incluso si sólo sucede porque le atraen las cosas tristes.
Me asusta.
Su beso me asusta.
No soy impenetrable contra su boca. Soy vulnerable y siento que mi guardia
baja. Le daría todos mis secretos ahora mismo y esa no soy yo. Su beso es lo
suficientemente potente, como para convertirme en una chica que no reconozco.
Me encanta y lo detesto.
No estoy segura de soportar ser un descarte para Samson, como lo era con
Dakota. Preferiría no ser besada en absoluto, que permitir que eso suceda de
nuevo, sólo para mirar por la ventana de mi habitación mañana por la noche y ver a
alguien más en este mismo lugar, sintiendo las mismas cosas, que él me hace sentir
ahora.
Las mismas cosas que Dakota me hizo sentir justo antes de que se alejara y
arruinara los siguientes años de mi vida con un solo gesto.
El pensamiento me da náuseas.
Necesito aire. Aire fresco. Ni aire de sus pulmones ni de esta casa estéril.
Cuando abro los ojos, la espalda de Samson está contra la barandilla. Está
mirando a sus pies. 137
—Lo siento.
Creo que mucha gente podría estar de acuerdo con él, que besar a una chica
justo después -o porque -se dice que murió su madre, podría ser un mal momento.
Tal vez estoy jodida, pero pensé que era el momento perfecto. Hasta que no
lo fue.
—Mi madre murió cuando yo tenía cinco años —dice—. Estábamos nadando 138
aproximadamente a media milla de aquí, cuando quedó atrapada en una corriente
de resaca. Para cuando ellos la sacaron del agua, era demasiado tarde.
Tal vez sea así como capas de Samson se irán cayendo, revelando primero
las mías.
Me río, porque es absurdo que incluso esté pensando en esto, ahora mismo.
Soy buena para no pensar, en la mayor parte del tiempo. Siento una lágrima rodar
por mi mejilla. Rápidamente la limpio.
—¿Por qué termino queriendo responder todas y cada una de las preguntas
que me haces?
—Quiero hacerlo.
Mis ojos se enfocan en todo menos en él. Miro el techo del balcón, luego el
piso, luego el océano por encima del hombro de Samson.
-Su nombre era Dakota- digo. -Yo tenía quince años. Una estudiante de
primer año. Él era un senior. El chico con el que todas las chicas de la escuela
querían salir. El chico con el que cualquier otra chica quería estar. Estaba un poco
enamorada de él como todas los demás. No fue nada serio. Pero una noche me vio
caminando a casa después de un partido de voleibol, así que me ofreció
llevarme. Le dije que no, porque me daba vergüenza que viera dónde vivía, aunque
todos lo sabían. Me convenció de que me subiera al camión, de todos modos.
—Cuarenta dólares era mucho dinero- digo, mientras otra lágrima se desliza
por mi mejilla. Se curva en el último minuto y aterriza en mi labio. Puedo saborear
su sabor salado, mientras lo limpio.
—Me llevó a casa al menos una vez al mes, después de eso. Nunca me habló
en público. Pero no esperaba que lo hiciera. No era el tipo de chica, con la que
pudiera desfilar por la ciudad. Yo era el tipo de chica, de la que ni siquiera le diría a
sus amigos más cercanos.
Ojalá Samson dijera algo, porque cuando me mira fijamente, sigo divagando.
—Tenías quince años la primera vez que sucedió, Beyah. No llames decente
a ese tipo.
Samson parece estar lleno de disgusto. No estoy segura si eso está dirigido
a Dakota o a mí. Se pasa una mano frustrada por el cabello.
—Ese día en el ferry cuando te entregué el dinero ... por eso pensaste ...
—¿Mejor o peor?
—Más aterrador.
143
Lanzo una risa rápida.
—¿Crees que las chicas con las que estás, disfrutan estar contigo? —
pregunto.
—¿Que es qué?
-Dakota tomó algo que se supone que debes disfrutar y te hizo sentir
avergonzada de ello. No es así para todas las chicas. Las chicas con las que he
estado, lo disfrutan tanto como yo. Si no lo hicieran, no permitiría que sucediera.
No digo nada.
—Dios mío, sólo soy una bola de diversión —digo, rodando los ojos.
Samson se ríe.
—Si tú lo dices.
Su sonrisa flaquea.
—Buenas noches.
Me escabullo de él, hacia las escaleras. Pepper Jack Cheese se pone de pie
y me sigue. Cuando llegamos al nivel del zanco de mi casa, me doy la vuelta y lo
miro. Samson aún no ha vuelto a entrar. Está inclinado sobre el balcón,
mirándome. Camino hacia atrás un par de pies, hasta que estoy debajo de la casa
y ya no puedo verlo.
Alana está despierta y en la cocina, cuando camino de regreso a la casa. Ella está
en el mostrador, inclinada sobre un cuenco de helado. Se saca una cuchara de la
boca y me sonríe.
—Si. Gracias.
Alana se ríe.
—Está bien.
Alana empuja el cuenco de helado, a través del mostrador. Doy un mordisco 146
y es tan bueno que quiero gemir. Pero me quedo callada y como si el helado siempre
hubiera sido, algo a lo que tenía acceso. En realidad, nunca lo tuvimos en nuestra
casa. Aprendí a no guardar muchas cosas congeladas, porque cuando se corta la
luz por falta de pago, limpiar un congelador de comida derretida y podrida, nunca
es divertido.
—¿Eres católica?
—¿Sexualmente activa?
Ella lo dice tan casualmente.
—Bueno —dice ella—. Es bueno escuchar eso. Pero si crees que este
verano podrías encontrarte en una situación en la que eso podría cambiar, no
estaría de más estar preparada. Puedo concertar una cita.
147
Doy otro bocado a mi helado para detener mi respuesta. Probablemente
pueda ver el rubor en mis mejillas.
—¿Cómo es ella?
—¿Mi madre?
Alana asiente.
—Si. Tu padre nunca la conoció tan bien y he sentido curiosidad. Parece que
ha hecho un buen trabajo contigo.
Me río.
Ojalá no me hubiera reído, porque puedo decir que mi reacción, sólo llenó a
Alana con una docena de preguntas más. Doy un mordisco a mi helado y me encojo
de hombros.
—Ella no se parece en nada a ti. —Lo dije como un cumplido, pero Alana
parece confundida por mi respuesta. Espero que no se lo tome como un
insulto, pero no quiero profundizar aún más o terminaré diciéndole la verdad. Quiero
guardar la noticia de mi madre para mi padre. Siento que debería decírselo antes,
de decírselo a Alana.
Dios, es difícil hablar de esto. Especialmente con una mujer que es una
extraña para mí. Alana sonríe.
—Gracias.
Hago una pausa y miro dentro de su dormitorio. Su puerta está abierta, ella
y Marcos están sentados en su cama. Ella mira a Marcos y lo despide.
—Bien.
Ella sonríe.
—También te quiero, pero ahora tengo una hermana, así que tienes que
compartirme.
—Ven acá.
—¿Cómo te fue?
Me apoyo en la cabecera.
—Nunca caigas en el truco del helado. Ella lo usa conmigo todo el tiempo.
Debato decirle a Sara que nos besamos, pero eso parece algo que debería
mantener en privado por ahora. Al menos hasta que averigüe si quiero que vuelva
a suceder.
—Estoy exagerando —dice—. Es sexy y rico, así que las chicas tienden a
arrojarse sobre él y, a veces, él las atrapa.
Enarco una ceja, pero no digo nada. Sara sonríe, como si fuera suficiente
para trabajar con ella.
Dejo caer mis brazos y me deslizo hacia abajo, hasta que estoy mirando su
techo.
—Porque la mayor parte del tiempo, la diversión que te lleva al dolor vale la
pena.
Giro la cabeza y miro a Sara. Ella está de lado, con la cabeza levantada con
la mano.
—Nunca había sentido algo por nadie. Si eso sucede, ¿cuánto va a doler
cuando termine el verano?
Está sentado en el sofá de mimbre al aire libre, con las piernas apoyadas
frente a él en la barandilla. Presiono mi mano contra mi pecho, y exhalo un suspiro
para calmarme.
El sol es visible ahora, en las tres cuartas partes del camino. La mitad inferior
todavía parece sumergida en el mar.
Mueve el brazo del respaldo de la silla. Mis ojos se arrastran por su cuerpo
mientras se pone de pie. Antes de irse, me mira y dice— ¿Le dijiste a Sara que nos
besamos?
—No se lo dije.
Asiente y se dirige hacia la barandilla, pero luego se vuelve de nuevo.
Mi padre está parado en la cocina frente a una cafetera. Él arrastra sus ojos
hacia el hueco de la escalera, y me ve parada aquí con Samson. De repente me
siento como una niña, a la que han pillado en una mentira. Nunca había tenido que
lidiar con el castigo de los padres. Mi madre no me prestó suficiente atención, para
que me importara, así que no sé lo que va a pasar. Estoy un poco nerviosa,
considerando que mi padre no parece complacido. Mira más allá de mí, a Samson.
—He estado en esta cocina, por mucho más de quince minutos. Si acabas
de llegar hace quince minutos, ¿cómo entraste?
—¿Yo uh...salté?
Lo desliza hacia mí y dice —No sé cómo me siento, por lo que acaba de 157
pasar.
Me quedo mirando mi café mientras bebo, solo para no tener que mirar a mi
padre. Cuando dejo la taza en el mostrador, la rodeo con las manos.
—No. Samson quería que viera el amanecer, así que puso una alarma en mi
teléfono.
Mi padre señala la puerta por la que Samson salió antes. —Entonces él...
¿ustedes dos están saliendo?
Mierda.
Eso se escapó.
—¿Por qué te mudas a Pensilvania? ¿Cuándo decidiste esto? ¿Qué hay en 158
Pennsylvania?
Mi padre me mira sin comprender. Sin sorpresa, sin emoción, sin enojo. Sólo
una mirada en blanco e ilegible antes de decir— ¿Hablas en serio?
—¿Cuándo te enteraste?
—No lo sé.
159
—Beyah, esto es enorme.
Hago una pausa en el segundo paso y me giro lentamente para mirarlo. Está
de pie con las manos en las caderas, mirándome intensamente.
Asiento, pero tan pronto como me doy la vuelta y camino de regreso por las 160
escaleras, siento la bola de ira apretarse dentro de mí.
No permitiré que sus palabras me hagan sentir bien, ni permitiré que excusen
su crianza de segunda categoría.
Por supuesto que estás orgulloso de mí, Brian. Pero sólo debes estar
orgulloso de mí, porque milagrosamente sobreviví a la infancia por mi cuenta.
CATORCE
Estoy boca abajo, de espaldas al sillón de Sara cuando abro los ojos. Me
limpio el brazo y me levanto lo suficiente, como para poder rodar sobre mi espalda.
Es Samson.
Me siento y miro el agua. Sara y Marcos están en tablas de paddle, muy lejos
en el océano.
Agarro mi teléfono y miro la hora. Son las cuatro en punto. Dormí una hora y
media.
Tal vez no sea necesario, conocer la historia de una persona, para darse
cuenta de quién es en el presente. Y al empezar a darme cuenta, de quién es en el
interior, lo hace aún más atractivo por fuera. Lo suficientemente atractivo, como para
pensar en él, casi cada segundo de vigilia.
Me encuentro enfocando mi atención en su boca. No sé por qué me asusté,
mientras me besaba anoche. Tal vez porque todavía estoy tratando de entender el
hecho, de que la semana pasada ha sido real.
Mierda.
Pensé que estaba dormido. Cubro mi rostro con mi mano. No puedo ocultar
mi vergüenza.
Su sillón está a unos treinta centímetros del mío, pero parece que está a una
milla de distancia cuando deja de tocar mi brazo.
—¿Por qué haces eso? ¿Por qué me haces preguntas y luego te pregunto lo
mismo y te niegas a responder?
163
—Te he dicho más de lo que le he dicho a nadie. Nunca—dice—. No seas
codiciosa.
Él sonríe.
Sonrío, sintiendo que gané esta batalla de alguna manera, pero por dentro
estoy un poco triste por esa respuesta. El internado no suena divertido. No es de
extrañar que no quisiera hablar de eso.
—Gracias.
—De nada.
Giro la cabeza y lo miro. Se quitó las gafas de sol y el reflejo del sol, hace
que sus ojos se vean casi claros. No parece que alguien con ojos tan transparentes
como los suyos, pueda estar tan cerrado como él.
Nos miramos el uno al otro, como siempre lo hacemos, pero esta vez es
diferente. Ahora sabemos a qué saben los demás. Él conoce mi secreto más oscuro,
pero todavía me mira, como si fuera la cosa más interesante de esta península.
164
Deja caer la mirada y mira hacia abajo entre nuestras sillas. Arrastra un dedo
por la arena.
—B-e-y-a-h.
—No. No surgió.
Marcos y Samson están caminando con las tablas de remo hacia nosotras.
—Samson, todos vamos a tener una cita doble—le dice Sara—. Prepárate a 165
las seis.
—¿Quién es mi cita?
—Beyah. Idiota.
—¿Nos permitirías comer algo más? —Samson me mira—. ¿Te gustan los
camarones, Beyah?
Todos olvidan cosas como Red Lobster, que son elegantes para mucha
gente.
—Entonces, lo ordenaré por ti—dice Samson.
—¿Como qué?
Ella asiente.
Toma mi mano y me saca de la tumbona. Señala todas las cosas que trajimos
a la playa antes. —Ustedes dos hombres fuertes se encargan de esto, ¿quieren?
Llegamos a la mitad de la casa y ella dice —Le gustas. Puedo decir, no mira
a las chicas como te mira a ti.
—¿Estás loco? Eso la hará vomitar—empuja salsa tártara hacia mí—. Toma,
usa esto.
Sara pone los ojos en blanco mientras apila tres de los menús. Ella y Marcos
acaban de ordenar, pero Samson y, yo todavía no porque quería asegurarse de que
primero me gustaran los camarones. Al camarero le hizo gracia que nunca hubiera
comido camarones, así que me trajo un trozo para probar y ahora se queda para
ver mi reacción.
Es camarón a la parrilla, sin caparazón ni rabo. No soy una gran fanática del
pescado, así que no espero mucho, pero la presión es real cuando lo sumerjo en la
salsa tártara.
Sara asiente.
—¿El parque acuático? ¿O un tour de los patos? —ella nos mira a Samson
y a mí—. ¿Quieren venir?
—Estoy libre después del almuerzo todos los días. Excepto el viernes. Estoy
terminando el techo de Marjorie—. Bueno, eso derrite un poco mi corazón.
—¿Shawn?
Los cuatro miramos en la dirección de la voz. Un tipo se acerca a nuestra
mesa y mira a Samson. El tipo es alto y delgado con los brazos cubiertos de tatuajes.
Estoy mirando uno en su antebrazo de un faro, cuando siento que Samson se pone
rígido.
¿Salió?
Samson mira nuestra mesa. Ahora siente una incomodidad. Pone su mano
en la espalda del chico y lo aleja de la mesa, para que no podamos escuchar lo que
están diciendo.
Miro a Sara y Marcos, para ver cuáles son sus reacciones. Marcos está
tomando un trago, pero la cabeza de Sara se inclina con curiosidad, mientras mira
a Samson. Ella se deja caer contra la cabina y dice. —Eso fue extraño. ¿Por qué
ese tipo lo llamó Shawn?
—¿Qué?
—¡Te llamó Shawn! Y luego te preguntó cuándo saliste. ¿Dónde has estado?
¿Cárcel?
Por alguna razón, Samson me mira. No digo nada porque estoy esperando
las mismas respuestas que Sara está esperando.
Muy pocas, pero ¿es realmente asunto de Sara? ¿Es mío? Ninguno de
nosotros nos debemos nuestro pasado.
Le sacaré la verdad más tarde. Pero ahora mismo, sólo quiero que
desaparezca la incomodidad, así que digo. —Nunca he estado en Nueva York.
Texas es solo el tercer estado en el que he estado.
Marcos se ríe.
El camarero aparece con los aperitivos que ordenó Sara. Toma mi vaso para
volver a llenármelo y Samson alcanza un trozo de calamares y se lo mete en la
boca.
No había dos asientos uno al lado del otro, cuando llegamos a nuestra hoguera
nocturna, así que Samson está sentado frente a mí. Lamentablemente, Beau está
sentado a mi lado.
173
He notado que Samson mira a Beau, cada vez que me habla. Estoy tratando
de dejar muy claro que no estoy interesada, pero Beau no está entendiendo la
indirecta. Los tipos como él nunca lo hacen. Están acostumbrados a obtener lo que
quieren, por lo que no pueden reconocer cuando la que quieren no los quiere. Es
un pensamiento insondable para Beau, estoy segura.
La miro y ella señala con la mano, el cruce de dunas a unos quince metros
de nuestro sitio.
Cuando lo alcanza, rodea la cabeza de Samson con las manos y le cubre los
ojos. Él aparta sus manos y echa la cabeza hacia atrás, mirándola.
—Caminando—dice ella.
—Sé que eres reservada en muchas cosas, Beyah. Puedo lidiar con eso,
pero si te besa Samson y estás a distancia por favor, dame una señal. Ni siquiera
tienes que decirlo en voz alta. Choca esos cinco conmigo o algo así.
Dirijo mi mirada hacia el fuego, pero unos segundos después, hay un jadeo
colectivo.
—Mierda—dice Marcos, riendo.
—¿La rechazaste? —Beau pregunta— ¿Por qué diablos harías eso? Está
buena.
—No, sólo estoy interesado en ella—dice, señalando una mano hacia mí.
Espero que eso sea el final, pero aparentemente a Beau no le gusta que le
griten. Se lanza a Samson y lo golpea en la cara. Entonces Beau levanta ambos
puños, como si estuviera listo para una pelea, pero Samson se lleva una mano a la
mandíbula y mira fijamente a Beau.
—¿Hablas en serio?
Marcos está de pie ahora, listo para defender a Samson, pero Samson no
parece que le importe entretener a Beau.
Samson deja escapar una pequeña risa cuando digo eso. Eso molesta a
Beau.
Supongo que ahí es donde Samson traza la línea. No golpea a Beau, pero
se mueve hacia él lo suficientemente rápido, como para que Beau salte hacia atrás.
Entonces Beau se da la vuelta y agarra sus cosas de su silla y se va.
177
Es una hermosa vista.
—Me abofeteó una chica y dos chicos me golpearon desde que apareciste.
Samson me mira con una pequeña sonrisa, casi como si estuviera diciendo—
Eso no va a pasar.
—Estas sangrando.
Me río y luego sigo a Samson a su casa. Está varios metros por delante de
mí, pero deja la puerta abierta cuando entra, así que sabe que lo estoy siguiendo.
Cuando llego a lo alto de las escaleras, exhalo un suspiro tranquilizador. No
sé por qué estoy nerviosa. Nos besamos anoche. Se acabó la parte más difícil.
Me apoyo en el mostrador para ver su corte. Inclina la cabeza para que pueda
inspeccionarlo.
—Un poco.
Su boca se contrae como si quisiera sonreír, pero hay algo pesado sobre su
sonrisa. Sea lo que sea esa pesadez, me pesa.
No va a dar el primer paso esta vez, por mucho que parezca querer hacerlo.
Y a pesar de lo nerviosa que estoy, quiero experimentar un beso completo con él,
de principio a fin.
Samson baja su frente hacia la mía. Aprieto mis ojos cerrados cuando
envuelve una mano, alrededor de la parte de atrás de mi cabeza. Mantiene su frente
pegada a la mía, e imagino que sus ojos también están cerrados. Es como si
quisiera estar cerca de mí, pero sabe que no puede abrazarme y no sabe si debería
besarme.
Inclino mi cabeza hacia atrás por instinto, queriendo sus labios contra los
míos de nuevo. Acepta la invitación silenciosa, besando la comisura de mi boca,
luego al centro de esta. Libera un suspiro tembloroso, como si estuviera saboreando
lo que viene.
Su mano que está envuelta en mi cabello, inclina mi cabeza hacia atrás aún
más, y luego me besa con confianza.
Quiero vivir en este sentimiento. Dormir con él, despertar con él.
Siento que estoy haciendo todo mal, pero al mismo tiempo, parece que
Samson y yo somos las únicas personas, que están haciendo esto bien en todo el
mundo.
—Beyah—susurra.
Su boca está justo sobre mi oreja, así que cuando dice mi nombre, se me
pone la piel de gallina por el cuello y los brazos. Mantengo mi frente pegada a él y
mis ojos cerrados.
—¿Qué?
Hay una pausa que se siente mucho más larga, de lo que realmente es.
No sé qué decir a eso. Fueron sólo cuatro palabras, pero trazó una línea muy
profunda en la arena, con esas cuatro palabras. Una línea que sabía que haría
eventualmente llegará.
—Yo también—digo.
Inclina mi barbilla hacia arriba con un dedo y presiona sus labios contra los
míos de nuevo, esta vez con los ojos abiertos, empapándome. Se echa hacia atrás,
pero no muy lejos. Todas sus palabras parecen filtrarse en mi boca cuando habla.
181
-Si hacemos esto, se queda en la parte más superficial.
—Solo quiero decir… si esto se convierte en algo. Una cosa de verano. Eso
es todo lo que quiero que sea. No quiero irme de aquí en agosto, en una relación.
—Yo tampoco quiero eso. Estaremos en dos lados diferentes del país.
Desliza el dorso de sus dedos por mi brazo. Cuando los vuelve a subir, no se
detiene en mi hombro. Sus dedos se deslizan por mi clavícula hasta tocar mi mejilla.
Tantas capas.
—No quiero mentirte, Beyah; pero tampoco puedo ser honesto contigo.
No tengo idea de lo que eso significa, pero lo que pasa con Samson es que
no parece ser el tipo de persona, que quiere atención o fabrica drama. Entonces, al
decir algo como esto, me hace pensar que es incluso peor, que cómo lo presenta. 182
Devuelve sus ojos a los míos, con otro predecible movimiento de cabeza.
—Es malo.
Samson aprieta los labios, en una línea delgada e irritada, y luego inclina la
cabeza, mirándome con intensidad.
Eso me alivia. Él puede decirlo. Me pasa el pelo por los hombros con ambas
manos y luego presiona su boca contra mi frente. Allí me besa y luego apoya la
cabeza contra la mía.
—Porque quiero pasar el resto del verano contigo. Y si te lo digo, no creo que
quieras eso.
Esperaré.
Pero por ahora, sólo asiento con la cabeza, porque no es nada que él quiera
decirme esta noche. Y si hay algo que puedo hacer ahora mismo, es mostrarle la
misma paciencia que me mostró anoche.
Creo que quiero decirle que nos besamos. Es un sentimiento extraño querer
abrirse a otra chica. Ni siquiera le conté a Natalie, lo de Dakota y yo. Estaba
demasiado avergonzada para decírselo.
Empujo la puerta para abrirla para ver si está en su cama, pero tan pronto
como asomo la cabeza dentro, cierro la puerta.
Marcos estaba encima de ella. Estaba vestido, pero quieto. No me lo
esperaba.
Los últimos días han sido los menos estresantes de mi vida. Es como si pasar
tiempo con Samson, liberara algún tipo de hormona de mi cerebro que faltaba
durante diecinueve años. Me siento más feliz. No siento que esté a punto de
romperme todo el tiempo. 185
Estoy seguro de que es más que sólo Samson. Es una combinación de todas
las cosas que nunca había tenido. Refugio decente que no se pudre, desde el
interior por las termitas. Tres comidas al día. Un amigo constante, que vive al otro
lado del pasillo. El océano. El amanecer.
Samson decidió que una escalera, sería más seguro y fácil para llegar a mi
balcón por las mañanas, de lo que resultó ser saltar. Estoy sentada en mi asiento
habitual, en mi balcón comiendo uvas que acabo de sacar del refrigerador, cuando
lo escucho subir la escalera. Mi parte favorita de nuestra rutina matutina, es cuando
llega a lo alto de la escalera y me sonríe. Aunque lo de anoche podría haber sido
mejor que nuestras mañanas, juntos. Me convenció de que volviera al océano y nos
besamos, sin que ese beso fuera interrumpido por un dolor punzante.
Nos besamos. Tanto como una persona puede distinguir en el océano sin
meter las manos dentro de los trajes de baño y los bañadores. Pero ese es el único
tiempo físico que realmente hemos tenido fuera de las mañanas estos últimos días.
Me siento un poco incómoda con las demostraciones públicas de afecto frente a
otras personas, y siempre estamos con Sara y Marcos.
—Mañana.
Saco una uva de la bolsa y se la llevo a los labios. Apenas los separa con
una sonrisa, lo que me obliga a meter mi dedo en su boca, mientras toma la uva.
Hace círculos con sus labios, alrededor de mi dedo por un segundo, luego se aleja
lentamente. Empieza a masticar la uva.
186
—Gracias.
Pensé que sabía quién era yo, pero no tenía idea, de que las personas
pueden convertirse en diferentes versiones de sí mismas, en diferentes entornos.
En este entorno, donde todo se siente bien y perfecto, estoy en paz con mi vida. No
me duermo de forma amarga todas las noches. Ni siquiera odio activamente a mi
padre como solía hacerlo. Y ya no soy tan incrédula en el amor. No soy escéptica
aquí, porque puedo ver la vida, a través de una lente diferente.
Me siento como una flor, sacada de las sombras y puesta al sol. Estoy
floreciendo por primera vez, desde que atravesé el suelo de la tierra.
Me encojo de hombros.
—Creo que ya está claro, que no tengo absolutamente ningún plan,o hasta
el 3 de agosto.
Especialmente desde que dijo la palabra aislado. Eso suena como una
invitación para finalmente, poder pasar un tiempo a solas con él.
El sol ya ha salido y suele ser cuando Samson se va, para que yo pueda
volver a dormirme, pero en lugar de ponerme de pie, me coloca en su regazo para
que yo esté a horcajadas sobre él. Apoya la cabeza en la silla, apoyando las manos 187
en mis caderas.
Me lleva una mano a la cara y las yemas de sus dedos contra mi mandíbula
se sienten como pequeños fuegos contra mi piel.
Me gusta besar a Samson. Me gusta pasar tiempo con él. Pero no me gusta
la idea de compartir algo tan íntimo con alguien, que no quiere compartir más que
unas pocas semanas de sí mismo conmigo.
Sus manos caen a mis caderas, como las he entrenado para hacer durante
los últimos días. Besa mi mandíbula, luego el lado de mi cabeza.
Todos los días siempre hace algo diferente. Ayudar a alguien a reparar un
techo, reconstruir una duna. La mayor parte parece un trabajo ajetreado. No sé si
realmente acepta dinero por el trabajo que hace.
Me deslizo fuera de él y miro mientras se dirige hacia la escalera.
Prefiero tener sexo casual con él que dejar que me abrace. Eso es
probablemente una prueba, de que tengo una mierda profunda que un terapeuta
debe desempacar. Pero lo que sea.
Nos llevó tan lejos por la playa, que las casas ya no están agrupadas en
vecindarios. Son escasos y dispersos. No hay gente. Sólo las dunas detrás de
nosotros y el océano frente a nosotros. Si tuviera que elegir un lugar para construir
una casa, sería este.
—¿Por qué no hay muchas casas aquí? ¿Se inunda la tierra con demasiada
facilidad?
—Solía haber muchas casas aquí. El huracán Ike arrasó con todo.
Samson bebe un sorbo de agua. Trajo bocadillos, agua y una manta. Está
considerando que esta es nuestra primera cita oficial, desde que salimos con Sara
y Marcos realmente no cuenta. Incluso se detuvo antes en mis escaleras, en el
carrito de golf para recogerme.
Le doy un trozo de pan a PJ. Él viajó en la parte trasera del carrito de golf
hasta aquí.
—¿Crees que este perro, pertenecía a una de las personas cuyas casas
fueron destruidas?
Sonrío cuando dice eso, aunque sé que no soy la primera persona que PJ ha
amado. Él conoce los comandos, así que alguien pasó tiempo entrenándolo en el
pasado.
Siempre quise un perro, pero nunca tuve suficiente comida para alimentar a
uno. Aceptaba perros callejeros, pero finalmente me dejaron por otras familias, que
los alimentaban con más frecuencia.
Los ojos de Samson se encuentran con los míos en ese momento, y hay un
destello de contemplación que pasa entre nosotros.
—No soy dócil, por lo que a veces mi actitud, puede malinterpretarse como
una perra. Pero estaba junto a mi madre en casa. Cuando te juzgan por la persona
que te crio, no pueden ser neutral sobre quién eres. O dejas que te consuma y te
conviertes en lo que los demás creen que eres, o lo luchas con todo lo que hay en
ti.
Lo miro.
—¿Qué piensas?
Samson sonríe.
—Cuando eres pobre, tienes cosas que alcanzar. Metas que te emocionan.
Tal vez sea una casa de ensueño o unas vacaciones o incluso una comida en un
restaurante un viernes por la noche. Pero cuanto más dinero tienes, más difícil es
encontrar cosas por las que emocionarse. Ya tienes la casa de tus sueños. Puedes
ir a cualquier parte del mundo cuando lo desees. Podría contratar a un chef privado,
para que me prepare todos los alimentos que desee. Las personas que no son ricas,
piensan que todas esas cosas son satisfactorias, pero no lo son. Puedes llenar tu
vida de cosas bonitas, pero las cosas bonitas no llenan los agujeros de tu alma.
Me levanta un poco, para que quede menos piel debajo del agua. Arrastra su
boca por mi mandíbula, y cuando sus labios encuentran los míos, tengo hambre de
ellos. Muriendo de hambre.
Ojalá hubiera más partes de él a las que pudiera llegar. No puedo dejar de
pasar mis manos por su pecho, sus hombros y su espalda. Terminan en su cabello
mientras su boca baja por mi pecho. Siento su cálido aliento contra mi piel, justo
entre mis pechos. Levanta una mano hacia la parte de atrás de mi cuello y lo siento
tocar el nudo en la parte superior de mi traje de baño.
Luego me mira a los ojos, pidiendo permiso en silencio. Asiento con la cabeza
y lentamente tira de la cuerda hasta que se desata.
Sus estados de ánimo son contagiosos. Me alegro de que parezca que sólo
tiene uno o dos. Nunca me había sentido tan estable, como desde que empecé a
pasar todas mis horas con él.
—¿Alguna vez has cerrado los ojos y sólo has escuchado el océano? —él
me pregunta.
—No.
—Inténtalo.
Olas.
Paz.
Esperanza.
194
No sé cuánto tiempo estaremos aquí, porque me consume la meditación. No
sé si alguna vez, me he parado en un lugar con los ojos cerrados y dejé ir mis
pensamientos.
Salgo de ese silencio, cuando siento que Samson me besa la nuca. Abro los
ojos e inhalo profundamente.
Miro a mi alrededor, pero no veo Pepper Jack Cheese por ningún lado. Lo
llamo, pero no viene corriendo. Mi corazón se acelera un poco y eso no pasa
desapercibido.
Samson lo llama.
Ambos nos dirigimos hacia las altas hileras de arena. Samson agarra mis
manos y me ayuda a subir la duna. Cuando llegamos a la cima y miramos al otro
lado, inmediatamente me alivia ver a PJ
Alejo a PJ, pero él lucha por soltarse de mi agarre. Samson ahora está
cavando, alejando la arena, revelando cada vez más de lo que obviamente es un
brazo humano.
—No.
—No era una persona desaparecida. Como te dije, nadie se dio cuenta de
que se había ido.
Por alguna razón, no siento que esta sea mi decisión. Pero estoy segura de
que no quiero estar aquí, ni un segundo más.
Mira el agua por lo que parece una eternidad. Simplemente paso detrás de
él, dividida entre hacer lo que sé que es correcto o dejar esta decisión
completamente en manos de Samson. Él es el que conocía al chico.
197
Después de un rato, finalmente rompo el silencio.
—¿Samson?
—¿Sin ti?
Camina hacia mí y toma mi rostro entre sus manos. Sus ojos están rojos,
como si estuviera a punto de romperse.
No tengo idea de por qué necesita esto, pero puedo ver que su necesidad de
que yo le deje esto a él, es mayor que mi necesidad de estar en desacuerdo con él.
Sólo asiento con la cabeza y mi voz se libera en un susurro cuando digo. —Está
bien.
Espero mientras regresa por la duna para buscarlo. Cuando regresa con PJ,
lo coloca en el asiento del pasajero del carrito de golf. Samson agarra la parte
superior del carrito de golf y su tono es plano cuando dice.
Conduzco a casa y dejo a Samson con algo que sé, que nunca me explicará
y de lo que probablemente no volverá a hablar.
DIECIOCHO
Estoy preocupada por Samson, obviamente. Pero cuanto más me siento aquí
esperando por él, me pregunto si esa preocupación debería mezclarse con ira.
199
No fue justo por su parte, pedirme que dejara esa situación, pero la mirada
en sus ojos hizo que pareciera, que tirar los restos de Rake al océano era mucho
más importante para él que informarme a mí.
Aunque no estoy enojada con él, estoy preocupada. Mi estómago esta hecho
un nudo. Han pasado casi cuatro horas desde que llegué a casa. Traté de pasar el
tiempo duchándome, cenando y teniendo una conversación sin sentido con mi padre
y Alana. Pero mi mente todavía está de regreso con Samson, al otro lado de esa
duna.
—Es difícil compartir un beso sexy y divertido cuando no hay nada divertido
en ninguno de los dos—. Suspiro y apoyo la cabeza contra la silla. —A veces
desearía poder ser más como tú.
Sara se ríe.
Sólo deseo que nuestro otoño e invierno, encajen tan bien como nuestro
verano.
Los miro bailar hasta que termina la canción y Sara vuelve a caer en su silla,
sin aliento. Coge una botella de licor clavada en la arena.
—¿Están peleados?
—No.
Marcos asiente con la cabeza una vez y Sara salta de su silla y se acerca a
él, cayendo dramáticamente sobre su regazo. La silla se cae y los derrama sobre la
arena. Marcos todavía sostiene su cerveza en el aire. Ni siquiera derramó una sola
gota.
—¿Por qué?
—Por ponerte en esta posición. Por esperar que guardes secretos cuando yo
no te cuento ninguno de los míos.
—No.
—¿Vas a…?
El asiente.
—Voy a empezar a llevar una lista de todas las preguntas a las que quiero 203
respuestas.
—¿Lo prometes?
—Lo juro.
Levanto una de sus manos. Tiene suciedad debajo de todas las uñas.
—Si.
—Seguro.
Parece y suena exhausto. Quizás incluso triste. Realmente creo que Rake,
fue una parte más importante de su vida, de lo que deja ver. Miro su collar, luego
miro de nuevo a su cara. Me mira fijamente, los pequeños chorros de agua se
deslizan por su rostro.
Mi ropa está empezando a mojarse por el rocío, así que me quito la camisa
y la tiro sobre la pared de la ducha. Me dejo los pantalones cortos y la parte superior
del bikini y ayudo a Samson a limpiarse las uñas. Se pone de pie pacientemente,
mientras yo saco toda la suciedad de debajo de cada uña y luego me lavo las manos
con jabón.
Cuando termino, Samson tira de mi mano y me tira hasta que estoy de pie
bajo el agua con él. Me besa y me muevo con él mientras él se apoya contra la
pared, sacándome del chorro de agua.
Me apoyo contra él, presionando mis pechos contra su pecho desnudo, 204
envolviendo mi mano izquierda, alrededor de la parte posterior de su cuello. No
debería haberle dicho a Sara que fue un beso deprimente. Esa es una descripción
tan terrible de lo que es.
Arrastro mi mano derecha por su pecho, hasta que mis dedos se encuentran
con la banda elástica de sus bóxers. Introduzco la mano y, justo cuando lo hago,
Samson inhala con fuerza. Dejamos de besarnos, mientras lo toco por primera vez.
Sus ojos están enfocados en los míos, como si estuviera diciendo en silencio, que
no tengo que hacer esto, pero también rogándome que no me detenga.
—Beyah —susurra.
Utilizo mi mano izquierda para bajar sus pantalones cortos, lo suficiente para
que no esté confinado dentro de ellos. Permanecemos en esta posición durante un
par de minutos, al menos. Yo tocándolo. Samson respirando más y más profundo,
agarrando mis caderas con más fuerza con cada golpe. Observo su rostro todo el
tiempo, sin poder apartar la mirada. A veces me mira y otras veces, cierra los ojos
como si fuera demasiado.
206
DIECINUEVE
Las cinco casas de Samson se alquilaron el 4 de julio, para el fin de semana, por lo
que se queda con Marcos.
207
Ha pasado una semana desde que encontró a Rake. No hemos hablado de
eso. Queda menos de un mes hasta el 2 de agosto, y obtendré todas mis respuestas
entonces. No estoy deseando que llegue. El 2 de agosto para mí sólo significa, la
víspera del día en que nos despediremos.
Y hoy, las playas están tan locas, que ni siquiera queremos estar ahí.
Estamos en el balcón de Marcos. Está a unas filas de la playa, por eso estamos
aquí. Hay tanta música y ruido y más gente borracha, de la que podrías encontrar
en cualquier bar de Texas, por lo que ninguno de nosotros tiene la necesidad, de
estar más cerca de esas multitudes.
Esta noche cenamos con la familia de Marcos. Tiene dos hermanitas y hubo
mucha actividad, conversación y comida. Samson parecía estar en casa, con la
familia de Marcos, y eso me hizo preguntarme cómo es, cuando está con su propia
familia.
¿Tienen comidas familiares juntos, como les gusta hacer a mi padre y Alana?
¿Me aceptarían si alguna vez me conocieran? Algo me dice que no lo harían o no
sería tan reservado sobre ellos.
El sol acaba de ponerse, pero los fuegos artificiales comenzaron antes. Están
respondiendo ahora que finalmente está oscuro, y vienen de toda la península.
Todos nos dirigimos a la casa de Marjorie, junto con PJ, que estaba
esperando debajo de la casa de Marcos.
—Sé mi invitado.
Una vez dentro, espera a que Sara y Marcos suban primero las escaleras,
luego yo. Cuando llegamos a la entrada del techo, Sara está sobre sus manos y
rodillas mientras sale por la abertura. Marcos intenta ayudarla, pero ella niega con
la cabeza.
Me mira y sonríe.
209
—No. Ella tiene un hijo. Es abogado en Houston. Viene a visitarla un par de
veces al mes.
Luego toma mi mano, entrelaza sus dedos con los míos y miramos los fuegos
artificiales en silencio.
Cuanto más tiempo pasa, más hay. Podemos verlos a nuestro alrededor, en
la bahía, viniendo de Galveston. De alguna manera, incluso se disparan fuegos
artificiales desde el océano.
—Tráeme de vuelta aquí el año que viene —dice—. Pretenderé que olvidé
esta conversación.
Me hacen reír.
Después de unos minutos más, Sara le dice a Marcos que necesita bajar
porque siente náuseas. Se van, pero Samson y yo nos quedamos, en el techo de
Marjorie.
—Sí —dice con total naturalidad—. Darya significa el mar. Es como Rake
solía llamarla.
Samson se ríe.
—Te dije que Darya me rompió el corazón, pero nunca dije que estaba
hablando de una chica.
Intento recordar esa conversación. ¿Todo este tiempo, estuvo hablando del
océano?
Samson se ríe.
—Diez no es mucho.
—Pensé que había más. Por la forma en que Sara hablaba de ti, parecía que
te acostabas con una chica diferente cada semana.
—Rara vez dormía con ellas. No tengo ni idea de con cuántas me he besado,
aunque por favor, no me hagas esa pregunta el 2 de agosto porque no podré
responderla.
—¿Qué?
—Eres la única persona que he conocido, a quien probablemente le
agradaría más si fuera pobre.
Eso es verdad.
Samson presiona un beso en mi hombro. Luego vuelve a mirar hacia el agua. 212
No me gustan los anticonceptivos. He estado en eso casi una semana y siento que
está jugando con mis emociones. Estoy empezando a sentir las cosas, incluso más
que después de aparecer aquí. Hay momentos, en los que extraño mucho a mi 213
madre. Momentos en que me convenzo, de que me estoy enamorando de Samson.
Momentos en que me emociona, tener una conversación con mi padre.
Samson se ha ido la mayor parte del día. Sara y yo pasamos tiempo sin él y
sin Marcos en la playa. Ya es hora de cenar y tenemos hambre, así que empezamos
a hacer las maletas, justo cuando tres chicos empiezan a montar una red de voleibol
en la playa, entre nuestra casa y Samson. Cuando Sara y yo dejamos caer nuestras
sillas, en el compartimiento de almacenamiento en el nivel del zanco, miro hacia
atrás.
Uno de ellos está sentado, en la línea lateral invisible mientras que los otros
dos, están en posición de comenzar su juego.
—Hey—digo, interrumpiéndolos. Los tres se vuelven y me miran. Ahora que
estoy más cerca, estoy un poco intimidada. Podría hacer el ridículo, ahora que he
visto el tamaño de estos tipos.
Los tres se miran. Hay una sonrisa en la cara del más alto cuando dice. —
¿Estás segura de eso? 214
La sonrisa me molesta.
Ellos ríen. Luego, dos de ellos señalan al tipo que todavía está sentado.
¿Está celoso?
¿Qué demonios?
Eso es lo que me preocupaba. Cuanto más tiempo pase con Samson, partes
de él pueden salir a la luz, que no necesariamente me gustan. Los celos son
definitivamente, algo que no me gusta.
Y lleva una...silla.
—¡Atención! —grita Joe.
Miro hacia arriba y veo la pelota volando hacia mí, apenas fuera de mi
alcance. Voy a cavar y recibo un bocado de arena cuando golpeo el suelo,
golpeando la pelota sin querer.
Mi boca se abre cuando me golpea. Samson recordó lo que le dije: que nadie
ha venido a ninguno de mis juegos.
—¡Beyah! ¡Beyah!
Posiblemente sea la cosa más cursi que he visto en mi vida. Un chico, sólo
en una audiencia invisible, gritando a todo pulmón por una chica que sabe que
nunca le han gritado.
No es que sea tan terrible como Joe. Él está haciendo todo lo posible, pero
yo sola me mantengo en este juego. En un momento, está tan sin aliento que
simplemente se hace a un lado y me deja hacer todo el trabajo durante unos buenos
treinta segundos.
Noto que Samson está callado, mientras levanto la pelota para servirla. Me
está mirando fijamente, como si realmente le gustara esto. Todo lo que hace es
darme la más pequeña de las sonrisas, y un pulgar cursi hacia arriba y yo aspiro,
sirvo la pelota y rezo para que golpee la arena del otro lado de la red.
Es corto. Tanto Topher como Walker se lanzan a por él, pero sé que ninguno
podrá alcanzarlo. ¡AS! Cuando la pelota cae a la arena con un ruido sordo, Samson
salta de su silla.
—¡Lo hiciste!
Lo hice. Diría que lo hicimos, pero Joe realmente no fue de mucha ayuda.
Choco los cinco con él y luego recibo los apretones de manos que me ofrecen los
otros dos.
—Eres realmente buena —dice Topher. —¿Quieres hacer otra ronda?
Me doy cuenta al mismo tiempo, que él sabe lo que está pasando entre
nosotros. Puedo sentir que todo su cuerpo hace una pausa, como si no estuviera
seguro, de sí debería soltarme o abrazarme más fuerte.
Saco mis brazos del cuello de Samson y los deslizo alrededor de su cintura.
Cierro los ojos, absorta en su cercanía.
Yo queriéndolo.
Es como si pudiera decir, que no quiero que me suelte. Me levanta hasta que
mis piernas rodean su cintura y luego me lleva directamente a su casa, lejos de la
playa, lejos de los chicos.
Me alejo.
Inclino mi cabeza hacia atrás contra su hombro e inclino mi rostro hacia él.
Samson acerca su boca a la mía.
Toma mi pecho y aspiro más aire en un jadeo. Luego, su otra mano comienza
a bajar por mi estómago. Cuando llega al borde de mi bikini, mete el pulgar adentro,
alejándose de mi boca. Me mira a los ojos y obtiene su respuesta.
Mis labios están separados mientras anticipo, lo que sea que está a punto de
hacer.
Cuando termina, todavía me besa. Retira sus manos de entre mis piernas y
me hace girar hasta que estoy contra su pecho.
Estoy completamente sin aliento cuando caigo contra él, mis brazos flácidos
y mis piernas doloridas. Suspiro profundamente.
—No puedo esperar para nuestra primera vez —susurra. Luego cierra el grifo
y sale de la ducha, como si ese pensamiento nunca hubiera sido susurrado en voz
alta. —¿Quieres uno? —él me pregunta. Estoy un poco en shock, creo, así que me
tomo unos segundos para responderle.
—¿Quiero qué?
—Un tatuaje.
—Tengo una idea —dice Marcos, con la boca llena de comida—. Mi amigo Jackson.
—Jackson tiene el pelo rubio oscuro. Ojos azules. Las estructuras de tu cara
son diferentes, pero es una tienda de tatuajes, dudo que realmente miren tu
identificación demasiado.
Oh. Eso. Samson… no puede encontrar su billetera y han pasado tres días
desde que sugirió hacerse un tatuaje.
No es que sea mucho más, que la hija de su marido, pero ese comentario
duele. No le molesta si consigo uno, pero obviamente se siente aliviada de que su
hija no tenga uno.
—Los dos van a tener algo entintado en sus cuerpos, por el resto de sus
vidas en cuestión de horas, ¿y ninguno de ustedes sabe lo que será?
—Tenemos que tomar el ferry para llegar allí —dice Samson—. Eso, es
mucho tiempo para pensar en ello.
Samson echa su silla hacia atrás y se pone de pie. Tiene una rebanada de
tocino en la mano mientras camina con su plato hacia la cocina.
Su expresión vacila cuando digo eso. Lo dije realmente como una broma,
pero ahora parece genuinamente preocupado, por mis habilidades para tomar
decisiones. 224
La tienda de tatuajes está vacía y creo que eso funcionó a nuestro favor.
Marcos le dijo a Samson que, si el taller de tatuajes no cree que sea él,
debería decir que se ha hecho un lifting.
Samson desliza un álbum de fotos frente a mí, lleno de ideas para tatuajes.
Agarra uno para él y comenzamos a hojear las páginas.
Para mí, delicado significa delicado, suave, frágil. Entonces, ¿qué sería lo 225
contrario? ¿Fuerza? ¿Durabilidad? ¿Quizás incluso amenazante?
He hojeado todos los libros que tienen. Empiezo a pensar que mi padre tenía
razón. Quizás tenga que pensar más en esto.
—Bueno.
—Quizás algo que signifique suerte. Me vendría bien un poco más de suerte
en mi vida.
Lo cual es justo.
—¿Qué es?
—Un molinillo
Sara y Marcos han estado afuera, desde que llenamos el papeleo para los tatuajes,
que fue hace dos horas y media, pero no han entrado para quejarse de la espera.
Mi tatuaje está terminado. Es perfecto. Forró el exterior con una fina línea de
tinta negra y luego lo llenó de color, pero los colores parecen sangrar fuera de las
líneas, como pintura goteando. Lo tengo en mi muñeca izquierda. Le mostré a
Samson y luego tomé una foto antes de dejar, que el tipo lo cubriera con una venda.
Entro al baño con él y cierro la puerta detrás de mí. Es un baño pequeño, así
que estamos muy juntos.
—¿Estás nervioso?
Sonrío y luego empiezo a saltar con ansiedad, sobre los dedos de los pies.
Él sólo lo mira.
Pero luego me sujeta la cara y me besa tan repentinamente y con tanta fuerza
que caigo contra la puerta del baño. Creo que esto significa que le gusta. Baja sus 229
manos a mis muslos y me desliza por la puerta, hasta que estoy envuelta alrededor
de él, como si estuviera tratando de atarnos, en un nudo permanente.
Se mueve contra mí de una manera que me hace gemir, pero tan pronto
como lo hago, aparta su boca de la mía como si ese gemido fuera una gran señal
roja de alto. Deja caer su frente sobre la mía y sus palabras están llenas de emoción
cuando dice:
Yo lo dejaría.
VEINTIDÓS
—No.
—No.
—Tengo diecinueve.
Sara terminó de comer antes de que comenzara esta discusión, pero parece
que lo está disfrutando. Está sentada a la mesa con la rodilla pegada al pecho,
mirando esta conversación, como si la estuviéramos reproduciendo en un televisor.
Todo lo que necesita, es una bolsa de palomitas de maíz.
Mi padre se pasa la mano por la cara, como si no supiera qué hacer. Mira a
Alana en busca de respuestas.
Con esa noticia, mi padre de alguna manera, parece aún más desgarrado.
—Estoy tan contento de haber golpeado a ese maldito niño, cuando tuve la
oportunidad —murmura.
—Bien. Lo que sea. Sólo… no hagas un hábito de esto. Y que estés en casa
antes de despertar, para poder fingir que esta noche nunca sucedió.
—No puedo creer que mi madre sepa, que duermo con Marcos a veces.
Pensé que éramos muy astutos al respecto.
Ella ríe.
—No puedo dejar que Marcos descubra que ella lo sabe. Le gusta el aspecto
prohibido de todo esto.
Le envío un mensaje de texto a Samson, para hacerle saber que
definitivamente me quedaré, y luego abro la puerta de mi armario y la miro fijamente.
—No creo que importe. El objetivo es terminar sin nada al final de la noche,
¿verdad?
232
Puedo sentir que mi piel, comienza a hormiguear por el nerviosismo. He
tenido relaciones sexuales muchas veces, pero nunca en una cama. Nunca
completamente desnuda. Y definitivamente nunca con alguien que me importa.
—Aún no.
La miro y me estremezco.
—Ansioso.
—PJ, vete a casa— Señalo las escaleras. PJ hace una pausa por un
momento.
—Resultó realmente bien —dice, pasando el dedo sobre él. —Nunca dijiste
si te gustaba el tuyo.
Desliza sus dedos a través de los míos y me conduce por unas escaleras.
Cuando abre la puerta de su habitación, me deja entrar primero.
Las puertas del balcón están abiertas y hay una brisa que sopla las cortinas
de la habitación. La cama está perfectamente hecha y todavía no puedo olvidar, lo
limpio que lo mantiene todo. Samson enciende una lámpara junto a la cama.
Accidentalmente dejé la luz encendida, así que tengo una vista clara de mi
cama.
—¿Estás nervioso?
—¿Qué pensamiento?
—Todas las cosas que me has mantenido en secreto no son realmente cosas
que cuentan.
Ese pensamiento negativo ha vuelto, así que tomo mi dedo y aliso las arrugas
de su frente.
Sus palabras son más una pregunta, así que inmediatamente niego con la
cabeza.
—Quiero.
Él asiente.
—En realidad no lo soy —dice—. Acabo de vivir una vida dramática y puede
que no te guste.
—La misma cosa. Ambos somos dramáticos, porque tenemos padres 237
dramáticos y pasados dramáticos. Podríamos estar teniendo sexo dramático ahora
mismo, si dejas de sentirte tan culpable.
—Esta será mi primera vez con una chica, por la que tengo sentimientos.
Intento mantenerme tan estoica como él, cuando hace esa declaración, pero
sus palabras me atraviesan con tanta fuerza, que frunzo el ceño.
Debato sacudir la cabeza para evitar responder esa pregunta, pero si hay
algo que he aprendido este verano, es que los secretos no son tan valiosos como
solía pensar. Digo con honestidad.
Se pone encima de mí, pero antes de que nos volvamos a besar, digo. —Si 238
no hay nada dentro de un corazón que pueda romperse, ¿por qué siento que el mío
se va a romper por la mitad, cuando sea el momento de mudarme el próximo mes?
¿Tu corazón no se siente así?
—Sí —susurra—. Lo hace. Quizás a los dos, nos crecieron los huesos del
corazón.
Tan pronto como dice eso, agarro la parte de atrás de su cuello y lo acerco a
mi boca. Quiero capturar tantas palabras como sea posible y atraparlas dentro de
mí. Su frase perdura en pedazos, como si sus palabras flotaran a nuestro alrededor,
entre nosotros, y me absorbieran mientras nos besamos.
Puede que tenga razón. Tal vez nos crecieron huesos del corazón. Pero ¿y
si la única forma de saber que le creció un hueso del corazón, es sintiendo la agonía
causada por la fractura?
Nos cubre con las mantas y se acuesta a mi lado, mientras se quita los
pantalones cortos. No es incómodo de ninguna manera, así que no dudo en
absoluto cuando me quito el sujetador y las bragas. Hay un nivel de tranquilidad con
él, como si hubiéramos hecho esto juntos, una docena de veces, pero estoy llena
de la anticipación, de alguien que nunca ha experimentado esto en absoluto.
—Estoy.
Sus ojos siguen su mano, por lo que no me mira directamente cuando dice.
—Yo también.
Sus ojos están de vuelta en los míos cuando dice eso, pero luego parpadean
y se fijan en otra cosa.
—Por favor, no me preguntes qué quiero decir con eso, porque si lo haces,
seré honesto contigo. Ya no puedo mentirte. Pero quiero esta noche contigo, más
de lo que nunca he querido nada en mi vida.
Sus palabras ruedan sobre mí como una ola, chocando contra mí con tanta
fuerza que me estremezco. Paso mi mano por su cabello e inclino mi rostro hasta 240
que nos miramos.
Lo beso para hacerle saber, que la verdad puede esperar hasta mañana. En
este momento, sólo quiero sentir lo que siempre merecí sentir durante el sexo: como
si mi cuerpo fuera respetado y mi toque tiene más que un valor monetario.
—Estoy de acuerdo.
Presiono mi boca contra su oreja, arrastrando mis dedos por su cabello. 241
Se convierte en amor.
¿Fue un sueño?
¿Una pesadilla?
Me incorporo inmediatamente.
—¿Samson?
No es hasta que digo su nombre, que veo a otro oficial al otro lado de la cama,
con la mano en la cadera, tocando su arma. Me cubro el pecho con las mantas. Ella
puede ver el miedo en mis ojos, así que levanta una mano.
¿Otra gente?
Quizás hubo un robo. Tal vez estén confundiendo a Samson con otra
persona. O tal vez alguien descubrió lo que hizo con los restos de Rake.
La oficial sale del dormitorio, mientras me pongo los pantalones cortos. Ella
espera y luego camina detrás de mí, mientras me dirijo a las escaleras. Cuando
salgo a la sala de estar, hay dos policías más en la sala de Samson.
—¿Qué está pasando? —me susurro a mí misma. Miro hacia afuera y el sol
aún no ha salido, lo que significa que todavía es medianoche.
—¿Me arrestan?
—No. Solo tenemos algunas preguntas.
Ella asiente con la cabeza a uno de los oficiales y él sale de la casa. 244
—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —me pregunta el oficial. Niego con la cabeza
—. Yo no vivo aquí. Vivo al lado.
—¿Entrar?
—Si.
—Si.
—¿Samson es tu hijo?
—No lo conocemos.
Miro hacia atrás y veo la imagen. El que dijo Samson era de él y su madre.
¿También mintió sobre eso?
—¿Beyah?
Se desliza por la habitación, pero se detiene cuando uno de los oficiales pone
una mano en su hombro y se interpone entre nosotros.
—Su hija no está siendo arrestada. No creemos que ella haya tenido parte
en esto.
Asiento y me levanto. Puede que tengan preguntas para mí, pero ciertamente
no tengo respuestas. Mi padre da un paso adelante, agitando una mano en mi
dirección.
—No tenía idea de que esta no era su casa. Yo fui quien le permitió quedarse
aquí anoche.
Mi padre asiente.
247
VEINTICUATRO
La habitación es tan pequeña, que siento que no hay suficiente aire para los cuatro.
Mi padre está sentado a mi lado, en esta pequeña mesa, así que me inclino
248
hacia la derecha, para tratar de preservar mi propia burbuja espacial. Mis codos se
clavan en la mesa y mi cabeza está en mis manos.
—No. He visto gente allí, pero supuse que eran inquilinos. Vivimos en
Houston la mayor parte del año, por lo que todavía no conozco a muchos de los
vecinos de nuestra área.
—¿Sabes cómo Samson pasó por alto la alarma? —Está pregunta está
dirigida a mí.
—No.
—No.
—¿Sabes dónde se queda cuando los dueños ocupan la casa?
—No.
Escucho a los dos oficiales salir de la habitación, así que finalmente levanto
la cabeza y me recuesto en la silla.
Asiento con la cabeza. Si digo que no estoy bien, querrá un diálogo abierto.
Prefiero no hablar.
Casi olvido lo que es vivir con un adicto. Me entristece ver a ese hombre aquí.
La cárcel no lo ayudará con su adicción, (como si nunca hubiera ayudado a mi
madre). En todo caso, la empeoró. Ser encerrado y liberado una y otra vez es un
ciclo que se fortalece con cada arresto. 250
No creo que hubiera sido una mala persona, si no estaba enferma. Y eso es
la adicción, ¿Verdad? Es una enfermedad. Una a la que soy susceptible, pero que
estoy decidida a no coger nunca.
Me pregunto cómo podría haber sido, si no hubiera sido adicta a las drogas.
¿Era ella como yo de alguna manera?
Miro a mi padre.
No sé por qué esperaba que lo recordara. Fue una aventura de una noche,
cuando él no era mucho mayor que yo. Probablemente ambos estaban borrachos.
A veces quiero preguntarle cómo se conocieron, pero no estoy segura de querer
saberlo. Estoy segura de que fue en un bar y no hay un momento romántico que
pueda recordar.
Me pregunto cómo mi padre se volvió algo normal, mientras que mi madre
resultó ser la peor versión de sí misma que podía ser. ¿Es estrictamente porque era
adicta? ¿Fue un desequilibrio entre la naturaleza y la crianza?
—¿Crees que los humanos son la única especie, que se vuelve adicta a las
cosas? —le pregunto a mi padre.
—Como las drogas y el alcohol. ¿Crees que los animales tienen algún vicio?
—Creo que leí en alguna parte, que las ratas de laboratorio, pueden volverse
adictas a la morfina. —dice.
—¿Tu madre es adicta, Beyah? —él pregunta. —¿Es eso lo que me estás
diciendo?
No puedo creer que haya pasado tanto tiempo y todavía no le he dicho que
está muerta. No puedo creer que aún no lo haya descubierto.
—Ni siquiera sabía que solía ser —me mira fijamente, firme en su
preocupación—. ¿Estás bien?
Me río. Suena como la risa de mi padre. Es lo que menos me gusta de mí. 252
Me levanto y estiro las piernas. Camino hacia la puerta y miro por ella, con la
esperanza de ver a Samson en alguna parte, pero no lo encuentro en ningún lugar.
Por segunda vez este verano, me sorprende lo mucho que puede cambiar la
vida de un día para otro.
La oficial Ferrell regresa, agarrando una taza de café con ambas manos.
Retrocedo por la puerta y me apoyo contra ella. Mi padre se pone de pie.
Sus palabras se abren camino hasta mi pecho. ¿Cuánto tiempo será eso?
Presiono una mano contra mi estómago.
—¿Puedo verlo?
—Todavía está siendo procesado y tendrá que ver al juez en unas horas. Se
le permitirán visitas a partir de las nueve de mañana.
—Su nombre es Shawn Samson. —digo a la defensiva. Pero luego hago una
mueca y miro a la oficial, preguntándome si eso es algo más sobre lo que él no era
honesto—. ¿No es ese su nombre?
—Un incendio que destruyó parcialmente una residencia, a fines del año
pasado. Se estaba quedando en la casa sin permiso cuando se generó el incendio.
Lo tienen en las imágenes de seguridad y emitieron una orden de arresto. Después
de eso, dejó de comunicarse con su oficial de libertad condicional, lo que nos lleva
a sus órdenes de arresto pendientes actuales, junto con los nuevos cargos.
¿Ha estado sólo desde que tenía trece años? No es de extrañar que pudiera
decir que estaba dañado.
—Deja de sentir lástima por él, Beyah. Puedo verlo en toda tu cara —dice mi
padre.
—Era un niño cuando murió su padre. No tenemos idea de qué tipo de vida
vivió después de eso. Estoy segura de que hizo las cosas que hizo, porque tenía
que hacerlo.
—¿Esa excusa sigue siendo válida, para un joven de veinte años? Podría
haber conseguido un trabajo, como el resto de nosotros.
No puedo creerle ahora mismo. ¿Ni siquiera ha hablado con Samson o 255
escuchado su versión y se siente amenazado por él?
El oficial señala al final del pasillo. Me apresuro al baño y espero hasta que
la puerta se cierre antes de inhalar todo el aire que pueda caber en mis pulmones.
Lo suelto lentamente mientras camino hacia el espejo.
256
VEINTICINCO
Sólo quiero estar con mi perro ahora mismo. Estoy cansada de responder
preguntas, y PJ será el primer ser vivo que me encuentre en las próximas horas,
que no me hará ninguna pregunta.
—Oh, Dios mío, Beyah- dice Sara. Corre hacia la mesa de picnic y se sienta
frente a mí. Ella se inclina sobre la mesa y aprieta mi mano, forzando una sonrisa
triste.
—¿Estás bien?
—He estado tan preocupada. Tu padre se fue con tanta prisa, y luego le envió
un mensaje de texto a mi madre y dijo que Samson fue arrestado. ¿Qué pasó?
—No es su casa.
—¿Él entró?
—Lo siento mucho. Me siento terrible. Yo fui quien te empujó hacia él.
Se inclina hacia adelante y agarra mi muñeca, mirándome con sinceridad.
Ella tiene razón, pero es un alivio que Samson no sea como los demás.
Podría ser como Dakota. O Gary Shelby. Prefiero enamorarme de un tipo que tiene
un pasado turbio y me trata tan bien como Samson, que enamorarme de un tipo que
me trata como una mierda, mientras se ve bien para el resto del mundo. 258
Ella se ríe, pero es una risa nerviosa. Como solía hacerlo cuando nos
conocimos, cuando no podía decir si estaba bromeando o no.
—Sé que parece que Samson es una persona terrible. Pero no lo conoces
como yo. No estaba orgulloso de su pasado. Y planeaba contarme todo
eventualmente, simplemente no quería que la verdad, arruinara el resto de nuestro
verano.
Sara, cruza los brazos sobre la mesa de picnic y se inclina hacia adelante.
—Beyah, sé que estás molesta y te preocupas por él. Pero te mintió. Nos
mintió a todos. Marcos y yo lo conocemos desde marzo. Todo lo que nos ha dicho
es mentira.
—¿Cómo qué?
—Lo respetaría mucho más que ahora, si nos hubiera dicho la verdad en ese
momento.
Todo es tan blanco y negro con gente como Sara. El mundo real no opera,
bajo un sistema simple de bien y mal. Personas que nunca han tenido que
intercambiar una parte de sus almas solo para tener comida o refugio, no pueden
entender las muchas malas decisiones que las personas desesperadas se ven
obligadas a tomar.
Sara me deja con mis pensamientos y vuelve a subir las escaleras. Cuando
está de vuelta dentro de la casa, rasco detrás de la oreja de PJ.
Respondo enseguida.
—¿Samson?
260
—Está recibiendo una llamada de un preso en la cárcel del condado de
Galveston. —dice la grabación—. Por favor presione uno para aceptar o dos para...
—¿Beyah?
Suena tan lejano, pero finalmente puedo sentirlo de nuevo. Suspiro de alivio.
—¿Estás bien?
—Sí.
Su voz no está llena de miedo como la mía. De hecho, suena tranquilo, como
si hubiera estado esperando este momento.
—Dos minutos. Pero me acaban de decir que puedo recibir visitas, mañana
a las nueve.
—Lo sé. Estaré allí. ¿Pero qué puedo hacer hoy? ¿Hay alguien a quien
pueda llamar por ti?
Hay una pausa al final. No estoy segura de que haya escuchado la pregunta,
pero luego suspira y dice. —No. No hay nadie.
Samson está callado, aunque parece que tiene mucho que decir.
—Voy a pasar el resto del día solicitando trabajo. Empezaré a ahorrar para
ayudarte a contratar a otro abogado. No estás solo en esto, Samson.
—Mis errores tampoco son responsabilidad tuya. No hay nada que puedas
hacer. Además, la fecha de la corte no será hasta dentro de varias semanas.
Estarás en Pensilvania para entonces.
—No voy a ir a Pensilvania. Estás loco si crees que te voy a abandonar. ¿De
verdad, crees que voy a dejarte en la cárcel mientras me muevo por el país, como
si no me hubiera crecido un hueso del corazón durante el verano? ¿Qué hay del
hijo de Marjorie? ¿Qué tipo de abogado es él?
No responde a mi pregunta.
—¿Samson?
Pero también tengo trabajo que hacer, así que cruzo la calle, directamente a
la casa de Marjorie. Golpeo su puerta hasta que la abre.
Olvidé que aún es muy temprano. Ella está en camisón, atando su bata 262
cuando abre la puerta. Me mira de la cabeza a los pies.
—¿Por qué?
—Yo estuve ahí. Necesitará un abogado, Marjorie. Uno que pueda dedicar
más tiempo a su caso que un defensor público.
—Es uno de defensa… no. No, no puedo pedirle a Kevin que haga eso.
—¿Cuánto te cobró Samson por todo el trabajo que hizo aquí? 263
Deja al gato en el suelo y luego agita una mano frívola hacia mi teléfono.
—No sé cómo usar esas cosas—. Camina hacia la cocina y toma un teléfono
fijo, luego comienza a marcar el número de su hijo.
Kevin accedió a ponerse en contacto con Samson, pero sólo porque sabe
cuánto ha ayudado Samson a Marjorie durante los últimos meses. No accedió a
aceptarlo de forma probono, ni a tomar su caso en absoluto, pero estoy un paso
más cerca de lo que estaba antes de entrar en la casa de Marjorie.
Yo sonrío.
—Gracias, Marjorie.
Cuando estoy de regreso dentro de nuestra casa, dejo caer las nueces sobre
la mesa y agarro las dos mochilas que mi padre trajo esta mañana. Subo las
escaleras cuando él sale al pasillo.
—¿Beyah?
Sigo caminando.
Cuando llego a lo alto de las escaleras, escucho a Alana decir. —Ella pidió
estar sola, Brian. Creo que lo dice en serio.
Tal vez tuve dos horas de sueño anoche como máximo, e incluso con la
adrenalina que ha estado bombeando por mis venas desde que desperté, mis ojos
están comenzando a volverse más pesados por segundo.
Me levanto y cierro las cortinas, luego me arrastro hacia la cama. Sólo quiero
que hoy termine y ni siquiera es la hora del almuerzo.
Agito mis manos hacia mi cara, tratando de contener las lágrimas que
milagrosamente se han mantenido a raya desde anoche.
—No quiero té, Alana. Necesito algo que funcione. No quiero estar despierta
en este momento —Levanto las manos y me cubro la cara—. Me duele tanto pensar
—susurro—. Ni siquiera quiero soñar con él. Sólo quiero dormir y no soñar, pensar
o sentir.
—¿Qué pasa si se ha ido por tanto tiempo, que no quiere ser parte de mi vida
cuando salga?
No quise decir eso en voz alta. O tal vez lo hice. Mis lágrimas comienzan a
caer y Alana responde de inmediato. No dice nada que me haga sentir mal, por 266
sentirme triste. Ella simplemente envuelve sus brazos alrededor de mí y mete mi
cabeza contra su hombro. Es un consuelo que no me resulta familiar, pero que
necesito desesperadamente en este momento. El consuelo de una madre. Lloré
contra ella durante varios minutos. Es todo lo que no sabía que necesitaba, en este
momento. Solo un pequeño bocado de simpatía de alguien.
La siento suspirar.
—Oh, cariño —susurra con simpatía. Ella se echa hacia atrás y me mira
suavemente. —Te daré un Ambien, pero es el único que recibirás de mí.
Hay dos pares de pantalones cortos y dos camisetas con la marca de Marcos.
Llevaba el otro conjunto cuando fue arrestado, entonces ¿eso significa que sólo
tiene tres mudas de ropa? Noté que usaba mucho las mismas camisetas, pero
supuse que lo hacía para apoyar a Marcos. Probablemente los lavó con regularidad
con la esperanza de que nadie se diera cuenta.
268
Niñito
Samson mencionó que Rake solía escribir poesía. Me quedo mirando este
poema y trato de darle sentido.
¿Se trata de Samson? ¿Son todas estas notas de su padre? Está fechado
cuando Samson tenía unos doce años. Un año antes de que llegara el huracán.
¿Qué significa esa línea? ¿Pensó su padre que Samson estaba cansado de
vivir la vida en el océano con él?
Saco el resto de los trozos de papel, necesito leer todos y cada uno de ellos.
Todos datan de antes del huracán Ike, todos escritos por su padre.
Ella vive
Hijo
Me pregunto si algo de lo que tocamos ha sido pisado alguna vez por sus
pies.
Querido Shawn
Porque cuando un hombre dice me voy a casa, debería dirigirse hacia el mar.
270
VEINTISIETE
—¿Beyah Grim?
—Papá, por favor. —No sé si Samson tendrá ganas de ser honesto conmigo
si mi padre está sentado frente a él—. Por favor.
—Gracias.
Es deprimente. Pero no tan deprimente como pensé que sería. Supuse que
estaría a un lado de una ventana de vidrio, sin poder tocarlo.
—Ya lo sé.
Me abraza por un momento, pero no quiero meterlo en problemas, así que
nos separamos, y me siento frente a él. La mesa es pequeña, así que no estamos
tan separados, pero él se siente a un mundo de distancia.
Toma una de mis manos y la sostiene en las dos suyas, apoyando nuestras
manos en la mesa. —Te debo tantas respuestas. ¿Por dónde quieres que empiece?
Se toma un momento para averiguar por dónde debe empezar. Llevo mi otra
mano a la suya, hasta que nuestras cuatro manos, están apiladas en la mesa. —
Todo lo que te dije sobre mi madre era cierto. Se llamaba Isabel. Sólo tenía cinco
años cuando ocurrió, pero, aunque no recordaba mucho de mi vida, antes de su
muerte, sabía que cambió drásticamente, después de que ella se fue. Rake es mi
padre; yo omití eso. Después de que mi madre muriera, parecía perdido cuando no
estaba en el agua. Es como si no pudiera imaginar estar en un lugar, donde ella no
estuviera, así que me sacó de la escuela y vivimos en su barco durante varios años.
Y esa era mi vida, hasta que Darya me lo quitó.
—¿Así que a eso te referías, cuando dijiste que Darya te rompió el corazón?
—Sabía que iba a estar en la cárcel por un tiempo, así que estaba tratando
de estirar mi tiempo contigo antes de que te fueras. —Suspira—. ¿Qué más quieres
saber?
—¿Tu desastre? Samson, lo que hiciste no es tan malo. Eras un niño que
prácticamente se crió en las calles. ¿Cómo se suponía que ibas a volver a levantarte
después de salir de la cárcel la primera vez? Estoy segura de que si les dices por
qué empezó el incendio y por qué rompiste la libertad condicional, lo entenderán.
—Al tribunal no le importa por qué razón quebranté la ley; sólo les importa
que lo hice.
Se ríe, pero no hay ninguna sonrisa unida a su risa. Es una risa exasperada.
—¿Por qué eres tan terca? Este fue nuestro plan durante todo el verano: ir por
caminos separados cuando te vayas a la Universidad.
Sus palabras me están penetrando, retorciéndome las entrañas. Mi voz sale
en un susurro cuando digo: —Pensé que las cosas habían cambiado. Dijiste que
nos crecieron los huesos del corazón.
—No quiero llamadas telefónicas o cartas, tampoco. Quiero que vayas a vivir
tu vida y que no te agobie la mía. —Puede ver la sorpresa en mi rostro, pero no me
da tiempo de discutir con él—. Beyah. Hemos estado solos en nuestras islas toda
nuestra vida. Por eso nos conectamos, porque reconocimos esa soledad en el otro.
Pero esta es tu oportunidad de salir de tu isla, y me niego a retenerte por los años
que estaré ausente.
Puedo sentir las lágrimas. Miro hacia abajo justo cuando una cae sobre la
mesa. —No puedes terminar conmigo. No puedo hacer esto sin ti.
—Ya lo has hecho sin mí, —dice, con su voz decidida. Se acerca a la mesa
y me levanta el rostro, para que me vea obligada a mirarlo.
Se ve tan roto como me siento. —No tuve nada que ver con tus logros. No
tuve nada que ver con lo que resultaste ser. Por favor, no me hagas ser la razón por
la que lo dejas todo.
Cuanto más comprometido está con la idea, de que no quiere que me ponga
en contacto con él, más me enfado.
Samson me toma las manos otra vez, pero esta vez, es diferente. Le duele
la voz cuando dice: —Lo siento mucho. —Es todo lo que dice, pero puedo decir que
esta es su despedida. 276
Samson no dice las cosas, con esa mirada en sus ojos, a menos que las diga
en serio.
—¿Qué pasó?
277
Sacudo la cabeza. Ni siquiera puedo decirlo en voz alta. —Sólo conduce.
Mi padre agarra su volante hasta que sus nudillos están blancos. Arranca el
auto y lo pone en marcha atrás. —Debí haberle dado una paliza, la noche que te lo
quité de encima en la ducha.
¿Habla en serio?
—No. Voy a llamar a Sara para que venga a recogerme. —Me siento en la
acera junto al auto. Mi padre sale del auto mientras yo saco mi teléfono. Patea la
grava y se mueve hacia el auto.
278
VEINTIOCHO
No sé qué hacer con sus cosas. Dudo que se preocupe por guardar los
artículos de aseo, y no había nada de valor en su mochila aparte de los poemas que
su padre le escribió. Pero no quiero dárselos a Marjorie para llegar a él, porque
siento que son mi última conexión con él.
Puede que algún día, sean la única excusa que tengo, para que me hable.
Voy a tener que seguir adelante en algún momento. Lo sé, pero mientras yo
siga aquí y él siga en la cárcel, no puedo concentrarme en nada más.
Reajusto la mochila en mis brazos, para usarla como una almohada parcial,
pero algo duro me pincha en la sien. La abro para ver si se me ha pasado algo, pero
no veo nada. Muevo mi mano dentro de la mochila y encuentro una cremallera que
no había agarrado antes.
Hojeo varias páginas, sin poder encontrarle sentido a nada de esto. Pero 280
entonces llego a una página con el nombre y la dirección de Marjorie.
Hay varios nombres y direcciones más que siguen a los de Marjorie, pero
necesito saber el significado de las fechas. Levanto mi teléfono y la llamo.
—¿Hola?
—Hola, soy Beyah. Una pregunta rápida. ¿Las fechas del 4 al 8 de febrero
de este año, son importantes para ti?
Le digo adiós y termino la llamada, luego empiezo a hojear todas las otras
cosas que ha escrito. La dirección más común es la de la puerta de al lado, para
David Silver. Hay varias fechas en la lista. La mayoría de ellas entre marzo y la
semana pasada. Debajo del nombre de David hay una lista de reparaciones.
Cada día de los últimos siete meses está contabilizado. Cada alimento que
comió del refrigerador de alguien sin su permiso. Cada reparación que hizo en la
casa de alguien. Ha estado llevando la cuenta de todo. 281
¿Pero por qué? ¿Sintió que reparar estas propiedades gratis, era equilibrar
el hecho de que se estaba quedando en ellas sin permiso?
¿Podría ser la prueba que el tribunal necesita, para saber que no merece
todos los cargos que se le imputan?
—Esto podría ayudarlo. —Mi voz está llena de esperanza por primera vez
desde que fue arrestado—. Si podemos probar que estaba tratando de hacer lo
correcto, podría ayudar a su defensa.
Mi padre suspira incluso antes de llegar a las páginas del libro. Lo cierra y
me lo devuelve. —Es una lista detallada de todo lo que ha hecho mal. Lo dañará,
no lo ayudará.
—Eso no lo sabes.
—Beyah, sólo se le acusa de dos cargos de allanamiento de morada. Si
llevas eso a la policía y les muestras cuántas casas más ha irrumpido, lo usarán
para aumentar sus cargos, no para quitárselos.
—Por favor, deja esto. Eres demasiado joven para dejar que un tipo que
apenas conoces, te consuma la vida así. Lo estropeó y tiene que pagar las 282
consecuencias por ello.
Alana está de pie ahora. Ella toma el brazo de mi padre en apoyo y dice: —
Tu padre tiene razón, Beyah. No hay nada que puedas hacer, excepto seguir
adelante.
—Mi madre murió. —Se siente como si todo el aire de la habitación, fuera
aspirado después de que yo dijera eso.
—La noche que te llamé y te pregunté si podía venir aquí. Tuvo una
sobredosis porque ha sido una adicta, desde que tengo memoria. No he tenido a
nadie en mi vida. Ni a ti. Ni a mi madre. Nadie. He estado completamente sola toda
mi maldita vida. Samson es la primera persona que se presentó y me animó.
Mi padre se acerca a mí, con su cara retorcida en confusión y simpatía. —
¿Por qué no me dijiste algo como esto? —Se pasa la mano por la cara y murmura—
Cristo, Beyah.
Cierro la puerta.
Vuelvo a hojear el cuaderno, leyendo cada página, tocando las palabras con
la punta del dedo, trazando su descuidada letra. Leí la dirección de todos los lugares
en los que se ha quedado. La mitad del cuaderno está lleno de páginas de su letra.
Está entrecortada y es difícil de leer en los lugares, como si escribiera estas cosas
con prisa y luego cerrara el cuaderno antes de que lo atraparan.
Tomo el cuaderno hasta el pecho y cierro los ojos. Todo lo que escribió fue
corto, pero ese es mi nombre.
Inspiro y espiro muy despacio varias veces hasta que mi ritmo cardíaco
vuelve a la normalidad. Entonces me quito el cuaderno del pecho y leo sus palabras.
Beyah
El agua será muchas cosas, pero incluso en todas sus formas, siempre será
agua. 285
Tú eres mi agua.
Leí la nota varias veces, con lágrimas cayendo sobre la página. Este es
Samson. No me importa lo que los demás crean. Este es a quien voy a esperar,
hasta el día en que sea liberado.
Esta es también la razón, por la que me niego a irme. Necesita mi ayuda. Soy
todo lo que tiene. No hay manera de que pueda alejarme de él ahora mismo. La
idea de dejar este pueblo antes de conocer su destino, es un movimiento egoísta.
Cree que me está haciendo un favor, pero no tiene ni idea de lo que su decisión,
me está haciendo.
Cada vez que cierro los ojos, veo a Samson alejándose de mí sin mirar atrás.
Quiero recordar todas las veces que me miró con esperanza, entusiasmo e
intensidad. Pero todo lo que veo es ese último momento, en el que me dejó llorando
y sola.
Me temo que así es como voy a recordarle, y no es así como quiero que sea
nuestro adiós. Confío en que puedo hacer que cambie de opinión. Confío en que
puedo ayudarlo.
—Sí, lo has hecho. Aunque eras una niña. Tal vez no lo recuerdes, pero te
llevé a Santa Mónica, cuando tenías unos cuatro o cinco años.
—No.
Hojeo las fotos y siento que estoy viendo la vida de otra persona.
Hay tantas fotos mías que ni siquiera recuerdo que me hayan tomado. 289
Hojeo el álbum y hago una pausa en una foto mía, sentada en el regazo de
mi padre. Los dos sonreímos a la cámara. Él tiene su brazo alrededor de mí, y yo
estoy acurrucada contra él.
Todos estos años, creí que nunca fue cariñoso conmigo. Hubo tantos años
en los que no fue cariñoso conmigo, esas son las cosas que más recuerdo.
Paso mi dedo por la foto, triste por lo que pasó entre nosotros, para cambiar
nuestra relación.
—Tenía veintiún años cuando naciste. Nunca supe lo que estaba haciendo
contigo. Era más fácil fingir cuando eras pequeña, pero a medida que crecías, yo…
me sentía culpable. Esa culpa empezó a abrirse camino en nuestro tiempo juntos.
Sentí que tus visitas conmigo eran un inconveniente para ti.
Sacudo la cabeza.
Si hay algo que aprendí de Samson este verano, es que mantenerlo todo
dentro no logra nada. Sólo hace que la verdad, duela aún más al final.
—No tenía ni idea de qué clase de madre era, Beyah. Sara me dijo algunas
cosas anoche que tú le dijiste y yo sólo… —Su voz suena temblorosa, como si
estuviera trabajando para contener las lágrimas—. Hice tantas cosas mal. No tengo
excusa. Tienes todo el derecho de estar resentida porque tienes razón. Debí haber
luchado más duro, para llegar a conocerte. Debí haber luchado más duro, para
pasar más tiempo contigo.
Mi padre toma mi mano derecha y la pone entre las suyas. Se ve tan sincero,
mirándome con tan cruda honestidad.
291
—Si Samson es la persona que crees que es, ¿qué crees que querría para
ti? ¿Crees que querría que renunciaras, a todo por lo que has trabajado? —Miro
lejos de mi padre, hacia el amanecer. Tengo todos mis sentimientos en la garganta.
—Te amo, Beyah. Lo suficiente para admitir que has sido decepcionada por
demasiada gente en tu vida. Siendo yo uno de ellos. La única persona que te ha
sido completamente leal eres tú. Te estás haciendo daño, al no ponerte en primer
lugar ahora mismo.
Sí que duele. Es jodidamente brutal. No es justo. Por fin tengo algo bueno en
mi vida y ahora me veo obligada a dejarlo atrás.
Pero tienen razón. Todos tienen razón menos yo. Necesito ponerme en
primer lugar. Es lo que siempre he hecho y me ha funcionado hasta ahora.
Pienso en la carta que Samson me escribió, y en esa última línea que quedó
atrapada en mi corazón. Ve a inundar el maldito mundo entero, Beyah.
Hay tanta verdad en sus palabras, y por primera vez, me permito creerle.
La única cosa a la que me voy a aferrar de ahora en adelante, son las cosas
buenas.
Puede que no termine el verano con Samson a mi lado, pero lo termino con
algo que no tenía cuando llegué aquí.
Una familia.
TREINTA
Mi compañera de cuarto es una chica de Los Ángeles. Se llama Cierra con “C”.
Echo de menos a Sara, aunque nos mandamos mensajes de texto todos los
días. También mi padre y yo.
—¿Qué ha pasado?
Kevin suspira, y siento todo el peso de la sentencia de Samson en ese
suspiro.
—Podría haber sido mucho peor. Se enfrentaba a diez años, sólo por el
incendio provocado. Si no hubiera violado ya la libertad condicional en el pasado,
probablemente le habrían dado una palmada en la muñeca. Pero este no es su
primer delito, Beyah.
—Sé que no es la noticia que querías, pero es mejor de lo que podría haber
sido.
—Los violadores tienen menos tiempo que él. ¿Qué le pasa a nuestro
sistema judicial?
—Huntsville, Texas.
Pongo los ojos en blanco, esperando otro sermón de alguien que no conoce
a Samson en absoluto.
—¿Y si Samson fuera tu hijo? —Le pregunto—. ¿Querrías que todo el mundo
se rindiera con él?
Miro a Cierra mientras se mira en el espejo. Hay anticipación en sus ojos y 296
muy poco daño. Ella es quien desearía ser ahora mismo.
No me ha parecido justo divertirme, cuando Samson está entre rejas, así que
todo lo que he hecho desde que llegué al campus es estudiar y jugar al voleibol e
investigar formas de sacar a la gente de la cárcel.
Y cuando no puedo estar enfadada con él, ¿cómo se supone que voy a
olvidarlo?
Cierra camina de vuelta al baño. Miro junto a la puerta del baño, la foto de la
Madre Teresa que colgué en la pared el día que llegué.
Por su bien, esa es la versión de ella que voy a elegir perderme. La persona
que nunca tuvo la oportunidad de ser.
Beso mis dedos y luego los presiono contra la imagen, mientras paso por ella
y en el baño, Cierra está clasificando su maquillaje. Me prometí a mí misma cuando
la conocí que no la pre juzgaría, etiquetándola como una chica de vestuario como
casi lo hice con Sara. No importa quién era Cierra en el instituto, o quién era yo,
todos estamos hechos de algo más que nuestros comportamientos pasados,
buenos o malos.
Ya no quiero ser la versión de mí misma, que juzgaba a la gente antes de
aceptarla. Estaba proyectando todos los comportamientos que me molestaban.
Otoño de 2019
Este día tiene los ingredientes para ser un día perfecto. Es octubre y el sol ha salido,
299
pero hace tanto frío que he estado sentada en el capó de mi auto las últimas dos
horas y ni siquiera he sudado.
Pero a pesar del potencial del día, las cosas podrían terminar en una severa
decepción. No tengo ni idea.
Pero, aunque no lo esté, creo que ha pasado suficiente tiempo para que el
hueso de mi corazón se haya curado. Todavía hay una grieta en él. A veces siento
que me duele. Sobre todo, cuando es tarde en la noche y no puedo dormir.
Han pasado más de cuatro años, desde la última vez que lo vi, y mis
pensamientos sobre él siguen separados por tramos de pensamientos que no
involucran a Samson. Pero no sé si es porque estoy tratando de protegerme, de lo
que potencialmente podría pasar hoy o si es porque Samson realmente fue sólo una
aventura de verano, en una vida llena de otras estaciones.
Ese es el peor resultado que puedo imaginar, que todos los momentos que
compartimos y que dejaron un impacto tan duradero en mí, no hayan sido profundos
para él en absoluto.
Prefiero estar aquí y que él no me quiera aquí, que no estar aquí cuando él
espera que lo esté.
Kevin llamó la semana pasada y dijo que Samson fue aprobado, para salir
antes de tiempo.
Estoy sentada con las piernas cruzadas en el capó, comiendo una manzana
que acabo de sacar de mi bolsa. Llevo aquí cuatro horas.
Hay un hombre en el auto a mi lado que también está esperando que alguien
sea liberado. Sale para estirar las piernas y luego se apoya en el auto.
Patea una roca. —Estoy aquí por mi hermano. Es la tercera vez que lo recojo.
Espero que esta sea su última vez.
Es por eso que estoy en la escuela de leyes ahora. Estoy convencida de que
Samson no estaría en la posición en la que está, si hubiera tenido mejor acceso a
los recursos, cuando fue liberado la primera vez. Incluso si no termino con Samson
al final de esto, he terminado con una nueva pasión por ello.
301
—¿A qué hora suelen abrir las puertas? —Le pregunto al hombre.
El tipo mira su reloj. —Me imaginé que sería antes del almuerzo. Hoy se
están retrasando.
Levanta las manos, así que se las tiro. —Gracias, —dice, abriendo la bolsa.
Se mete una en la boca—. Buena suerte con tu amigo.
Odié este tatuaje después de que Samson fue arrestado. Se suponía que me
traería buena suerte, pero en vez de eso sentí que mi mundo se volvió peor, que
antes de mudarme a Texas. Me tomó al menos un año para apreciar completamente
este tatuaje.
Aparte de todo lo que pasó con el arresto de Samson, todos los demás
aspectos de mi vida mejoraron, después de hacerme este tatuaje. Me acerqué más
a mi padre y a su nueva familia. Sara no es sólo mi hermana ahora, sino mi mejor
amiga en el mundo.
¿Quiero que sea quien siempre he creído que es? Por supuesto. 302
Me deslizaría del auto y me pondría de pie, pero tengo miedo de que mis
piernas sean demasiado débiles para sostenerme. Estoy a unos veinte pies de la
entrada, pero hay una posibilidad de que no me vea, si no espera que alguien lo
espere.
El hombre que acaba de salir parece tener unos cincuenta años. Escudriña
el aparcamiento hasta que encuentra el auto junto al mío. Asiente con la cabeza y
su hermano ni siquiera sale del auto. El hombre se acerca y se sube al asiento del
pasajero y despegan como si fuera un aeropuerto y estos viajes fueran normales.
Samson sale del edificio y se protege los ojos de la luz del sol mientras mira
por la acera hacia el autobús.
Mi corazón late muy rápido. Mucho más rápido de lo que pensaba. Es como
si todos los sentimientos que tuve como una chica de 19 años se despertaran al
mismo tiempo.
Se ve casi igual. Ahora es más hombre que niño, y su cabello es un poco
más oscuro, pero aparte de eso, se ve exactamente como se ve en mis recuerdos.
Se aparta el cabello de la cara y empieza a caminar hacia el aparcamiento del
autobús sin mirar el estacionamiento.
Tan pronto como me lo pregunta, una lágrima solitaria y gorda rueda por mi
mejilla. Asiento con la cabeza.
Sigo sentada en el capó de mi auto, pero incluso desde aquí puedo ver el
ceño fruncido de su frente. Quiero acercarme a él, suavizarlo y decirle que por fin
está bien.
Me rodea con sus brazos y me abraza más fuerte que el primer abrazo que
me dio.
Los siguientes minutos son una combinación de lágrimas (la mayoría mías)
y besos y miradas incrédulas. Tenía muchas preguntas al respecto, pero ahora no
puedo pensar en ninguna.
—Te perdono.
Me río. —No tengo ni idea. El resto de mi día dependía del resultado de este
momento.
—También el mío. —Me agarra las manos y se las lleva a la boca,
besándome los nudillos. Luego me pone los puños contra su pecho y dice—.
Necesito ver a Darya.
Hay una mirada de dolor en sus ojos, como si tratara de contener las
lágrimas.
—No.
Pregunta porque es obvio que la casa no ha sido cuidada, desde que está
vacía. Faltan tejas en el techo. La hierba creció alrededor de los cimientos.
Samson lleva mi mano a su boca y la besa. Luego la toma con ambas manos
y presiona mi palma contra su pecho, sosteniendo mi mano allí.
Todo volvió a su sitio con él, casi tan pronto como le vi hoy. Es como si un 307
solo minuto no hubiera pasado. No tengo ni idea de lo que me depara el mañana,
pero todo lo que necesito está atado en este momento.
—Cada minuto, —dice con confianza. Levanta una mano y me toca la mejilla.
Me inclino hacia su palma—. ¿Puedo hacerte una pregunta personal?
Parpadeo dos veces. Esperaba que me preguntara eso, pero tal vez no tan
pronto.
Se levanta sobre su brazo, hasta que esta cara a cara conmigo. Me rodea y
me pone una mano reconfortante en la nuca. —Sólo pregunto porque espero que
su respuesta sea afirmativa.
Asiento con la cabeza. —Era. Pero él no era tú. —Me inclino hacia adelante
y lo beso brevemente.
—Bien.
—Bien por ellos. Esperaba que eso funcionara. ¿Qué hay de su línea de
ropa? ¿Alguna vez despegó?
Señalo una casa en la playa. Samson se levanta sobre sus codos para poder
ver hacia donde estoy apuntando. —Esa es su casa. Acaban de terminar de
construirla hace seis meses.
—¿Ese amarillo?
—Sip.
—Maldición.
—Sí, la línea de ropa va bien. Tiene muchos seguidores en TikTok, así que
eso le dio un gran impulso a su negocio.
—Oh, cómo han cambiado las cosas, —dice Samson. Se mueve hasta que
está sentado a mi lado otra vez. Se limpia la arena de sí mismo—. ¿Podemos ir a
verlos?
—Lo sé. Pero soy persistente. —Samson me rodea con un brazo y me lleva
hacia él. Me besa en la cabeza.
—Gracias.
Sus ojos se desvían después de decir eso, como si estuviera preocupado por
todos los desafíos que está a punto de enfrentar.
Mi boca se abre. —¡Samson! Han pasado cuatro horas. ¿No lo has llamado?
Pongo los ojos en blanco y saco el móvil. —Si violas la libertad condicional
por algo tan estúpido, yo misma te llevaré a la cárcel.
Samson me sonríe mientras habla por mi teléfono. —Soy yo, Kevin. Estoy
fuera.
Hay una pausa en el final de Kevin antes de que diga: —Este es el número
de Beyah.
—Sip.
—Estamos en la playa.
—Te dije que serás una maldita gran abogada con ese tipo de compromiso,
—dice Kevin—. Escucha, Samson. ¿Estás escuchando?
—Sip.
Samson mira por encima del hombro a la casa de Marjorie. —No sé qué
quieres decir.
—No. Cometiste algunos errores estúpidos, pero también hiciste mucho bien
a mucha gente de esa comunidad. Siendo mi madre una de ellas. Pensó que 312
merecías poder llamar a ese lugar tu hogar, porque sabía lo mucho que te gustaba.
Veo a Samson mientras lucha por absorber, todo lo que Kevin le acaba de
decir.
Tomo su cara en mis manos e inclino la cara, hasta que su enfoque está en
el mío. —Ya has sido suficientemente castigado. Acepta todas las cosas buenas
que la vida te está lanzando hoy.
Está oscuro cuando entramos, pero puedo ver la capa de polvo en el suelo 313
antes de que encienda una luz. Hay un olor a humedad y salitre en el lugar.
Pero conociendo a Samson, esas son cosas que habrá arreglado para
mañana.
Él toca todo cuando caminamos por la casa. Los armarios, las paredes, los
pomos de las puertas, todos los muebles de Marjorie que aún están aquí. Entra en
cada habitación y suspira en todas ellas, como si no pudiera creer que esta es su
vida.
Abre sus piernas y acaricia el área de espacio entre ellas, queriendo que me
siente con él.
Me rodea con sus brazos, y por muy hermosa que sea la vista desde aquí,
cierro los ojos porque he echado mucho de menos, los sentimientos que siento por
él. Más de lo que pensaba.
Me besa, luego baja la cabeza y presiona sus labios contra mi hombro. 314
—Te amo.
Esas tres palabras son un simple susurro contra mi piel, pero proporcionan
suficiente presión para que sienta que el hueso de mi corazón se cura
completamente.
FIN
Agradecimientos
Gracias a mi hermana pequeña, Murphy Rae, por diseñar la portada de este libro
hace años. Lo miré todo el tiempo, esperando la oportunidad de escribir la historia
que adornaría el interior de esta portada. ¡Eres tan buena en lo que haces y te amo!
No podría estar más agradecida a mis primeros lectores. Vannoy Fite, Erica 315
Russikoff, Gloria Green, Tasara Vega, Karen Lawson, Maria Blalock, Talon Smith,
Ashleigh Taylor, Susan Rossman, Kellie Garcia, Stephanie Cohen, Erica Ramirez,
Lauren Levine, Katie Pickett Del Re, Racena McConnell, Gloria Landavazo, Mandee
Migliaccio y Jenn Benando.
Este libro pasó por una serie de editores, todos en diferentes etapas. Si encuentra
errores en este libro, no es culpa de nadie más que mía. Seguí escribiendo, mucho
después de que terminaron de editar.
Un enorme agradecimiento a Murphy Rae, Lindsey Faber, Ellie McLove y Virginia
Tesi Carey por poner este libro en forma. Y gracias a Alyssa García por el
maravilloso formato. Gracias a Social Butterfly y Jenn Watson por querer siempre lo
mejor para sus autores y los libros que representa.
Para Ariele Stewart y Kristin Dwyer, ustedes dos son increíbles y tengo mucha
suerte de tenerte en mi esquina, incluso cuando no es necesario que estén allí.
Gracias a todos en Dystel, Goderich y Bourret por su apoyo infinito, su aliento y su
arduo trabajo en general en cada uno de mis libros. Gracias a Montlake Publishing
por darme la libertad de disfrutar de ser un autor independiente y formar parte de su
lista de autores publicados. No hay nada mejor que tener un equipo de personas a
mi alrededor, animándome a escribir lo que me apetezca escribir.
Un enorme agradecimiento a los lectores por apoyar mi carrera, mi pasatiempo, mi
sueño. Hay muchas personas en mi vida sin las que no sé qué haría.
Tantos contribuyentes y voluntarios a, nuestras organizaciones benéficas,
numerosas personas que ayudan con mis grupos de Facebook, todos los bloggers
que apoyan mis libros, todos los unicornios que se presentan para ayudar con Book
Bonanaza, todos los CoHorts que me hacen sonreír a diario. Si nombrara a todos
por su nombre, estos reconocimientos serían más largos que el libro, porque hay
miles de ustedes que están impactando mi vida de manera tan positiva. Les
agradezco a TODOS. Quiero agradecer a todas las personas que contribuyen tanto
de su tiempo, no solo a CoHorts, sino también a nuestras organizaciones benéficas,
Book Bonanza y The Bookworm Box. Susan Rossman, Stephanie Spillane, Sandy
Knott, Shawna Crawford, Amy Edwards, Michele McDaniel, Nadine Vandergriff,
Gaylynn Fisher, Pamela Carrion, Chelle Lagoski Northcutt, Laurie Darter, Kristin
Phillips, Stephanie Cohen, Erica Ramirez, Vannoy Fite, Lin Reynolds y Murphy Rae.
¡Qué poderoso equipo de mujeres sons!
Y a los hombres en mi vida que son la razón por la por la que crecí con cuatro
huesos del corazón, Heath, Levi, Cale y Beckham. Los amo, los amo, los amo, los
amo. 316
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SOBRE LA AUTORA