Neoliberalismo, Postmodernidad y Globalización - Gregorio Iriarte O.M.I.

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P. Gregorio Iriarte O.M.I.

P. GREGORIO IRIARTE O.M.I.

Sacerdote de origen español de la congregación de Misioneros Oblatos de María Inmaculada,


entrega gran parte de su vida a la tarea evangelizadora en América Latina, sobre todo en
Bolivia.

Gran observador y asiduo lector, cumple su misión profética desde la lectura creyente de la
realidad, a la que hay que transformar siendo sal y fermento de la sociedad.

Sus profundos conocimientos teológicos y socio-políticos le llevan a escribir varios libros de


análisis crítico de a realidad económica, social y política, desde una clara opción por los
empobrecidos, a incursionar en metodologías participativas de reflexión y análisis a través de
los “Juegos Educativos Populares" y a dar orientaciones para la formación de la conciencia
crítica frente a los Medios de Comunicación Social ofreciendo esquemas de análisis.

Son numerosos sus artículos sobre diversos temas en periódicos y revistas, tanto nacionales
como internacionales. Fundador de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos en
Bolivia (1976), Vicepresidente de la CLAR (1986-1989) y Provincial de los Misioneros Oblatos
(1982- 1988).

Actualmente se desempeña como Director Nacional del Instituto Boliviano de Teología a


Distancia y como miembro del Equipo del “Centro de Formadores para América Latina".

Es catedrático de la Universidad Católica Boliviana en las carreras de Filosofía, Teología y


Ciencias de la Comunicación.
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PRESENTACIÓN
Post-modernidad, Neoliberalismo, globalización... tres palabras de moda que quieren expresar, en forma por
demás gráfica y sistemática, el gran proceso de mutación que está viviendo nuestro mundo.

La mayoría de los analistas sociales están de acuerdo en afirmar que, no solo se están operando cambios rápidos,
desconcertantes y profundos en nuestra época; en realidad, vivimos ya un cambio de época.

Los cambios que se están dando no son periférico, o meramente coyunturales. Son, además de rápidos y
desconcertantes, globales y profundos.

Los novísimos vocablos: "post-modernidad", "neoliberalismo", y "globalización", quieren expresar toda la


complejidad de las radicales transformaciones que están afectando, no solamente al área de la tecnología, de la
economía y del mercado sino también a la política, a las, relaciones internacionales, a la cultura, al consumo... así
como a la vida familiar, a la religión y a toda nuestra escala de valores.

Preocupados, de un modo quizás obsesivo, por la brevedad, la claridad y por la inquietud pedagógica, hemos
optado por sacrificar, en gran parte, la profundidad de esta inquietante temática ante la necesidad de popularizarla.

Estamos seguros que sólo un conocimiento siquiera sea superficial, de los contenidos de esos tres contenidos y
el desarrollo de la capacidad crítica frente a ellos, será la mejor manera de crear una "cultura de la resistencia"
ante sus efectos más negativos.

1. POST-MODERNIDAD
La palabra "post-modernidad" indica en su misma terminología una referencia expresa a la modernidad. Viene a
decirnos que estamos ya viviendo en una sociedad que ha ido superando las situaciones y los esquemas en los
cuales se desenvolvía la vida de nuestro mundo hace unos quince o veinte años atrás.

CARACTERÍSTICAS DE LA MODERNIDAD
La modernidad fue gestándose durante los últimos cuatro siglos, a partir del Renacimiento, para lograr su
pleno afianzamiento en los siglos XIX y XX, hasta, prácticamente, nuestros días.
 La modernidad nace con una confianza absoluta en la razón y en la libertad individual de las personas.
 Cree ingenuamente en la democracia, como expresión de la verdadera igualdad social.
 Rompe la excesiva jerarquización basada en la tradición o en títulos de sangre.
 Es anti-colonialista. Busca la autodeterminación de los pueblos.
 Predomina en ella la mentalidad científico-técnica y una fe ciega en el progreso concibiéndolo como
ilimitado e irreversible.
 Desarrolla el culto al trabajo, en el que predomina la eficacia de la máquina.
 La aspiración generalizada a la igualdad y a la libertad crece por doquier, teñidas de un excesivo
optimismo.
 Los partidos políticos, el sindicalismo, la universidad... gozan de reconocido prestigio.
 Los partidos llamados de derecha se van adecuando lentamente a la nueva situación.
 Los de izquierda, viven la utopía de una sociedad nueva e igualitaria, no ya como un gran ideal por el que
hay que luchar, sino como algo que está al alcance de la mano y que se va a dar en forma inevitable y
automática, sin que haya fuerza alguna que lo pueda detener.
 El Estado asume un rol decisivo y transformador en la sociedad. Sin embargo, genera un excesivo
centralismo.
 El extremo racionalismo que predomina en la modernidad lleva a la clase dirigente hacia la increencia o
el agnosticismo. La fe ciega en el progreso científico y el culto a la razón, relegan la religión a un simple
vestigio anticientífico del oscurantismo de los siglos pasados.
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RASGOS QUE CARACTERIZAN LA POST-MODERNIDAD


El proyecto post-moderno es ambiguo, tanto en su origen, como en sus características. Hay quienes insisten en
que es solamente la expresión lógica y profunda de la crisis de la modernidad.
Desde luego, el hombre post-moderno ha perdido su confianza en el progreso, en las utopías, en los cambios
profundos hacia una sociedad más justa y solidaria. La situación no va a cambiar, pero el individuo, a título
meramente personal, busca afanosamente cambiar de situación, sobre todo en relación a su "status".
Un individualismo exacerbado, y feroz lleva al hombre post-moderno a pensar de manera egoísta, sólo en sí
mismo. Pero no importa que ese cambio personal no sea profundo. Lo que importa es la apariencia. Las
apariencias valen más que la realidad, así como el tener es más importante que el ser.
Esta concepción de la vida, empuja hacia el hedonismo, el consumismo, y el disfrute pleno del momento presente.
El pasado ya no nos pertenece, dice el joven post-moderno, tampoco el futuro. Sólo tenemos en nuestras manos
el presente. El aquí y el ahora hay que vivirlos con total intensidad. Esta concepción meramente utilitarista y
fraccionada del presente los lleva a muchos de nuestros jóvenes hacia la droga, el alcohol y un desenfrenado
sexismo.
La cultura post-moderna, marcada por la competitividad y el consumo y publicitada por los medios de
comunicación masiva, está llevando a nuestro mundo hacia un proceso de deshumanización creciente.
Vivimos un angustioso proceso de desencuentro humano, de distanciamiento social.
En el orden de los valores, impera la cultura de una permisividad exagerada, y de una insensibilidad creciente
ante el dolor ajeno.
La lógica de la exclusión de las mayorías pobres crece proporcionalmente en la medida en que aumenta la
acumulación extrema de riquezas en manos de una minoría.
El compromiso social, los programas de ayuda a las mayorías marginadas y excluidas, la solidaridad... han
quedado relegadas al ámbito de la sensibilidad de las personas.
El Estado se aleja y se desentiende progresivamente de sus obligaciones sociales.
El culto a la eficiencia, a la rentabilidad, a la competitividad, lleva a nuestra sociedad hacia una lucha abierta,
persistente y exclusiva por el lucro y el poder.
Pero la felicidad no se deja atrapar por meros señuelos. Vivimos en un clima de desencanto y de ansiedad.
El dinero se ha convertido en algo obsesivo y es que, sin dinero a derrochar, la post-modernidad no ofrece
absolutamente nada que sea válido o significativo en una escala de valores donde se privilegia lo externo, lo
material y lo fugaz más que lo interior, lo ético y lo permanente.
La estética va reemplazando a la ética y el relativismo moral socava y destierra a los valores más fundamentales.
El culto a la imagen, a lo corporal, a lo vivencial, a los sentimientos, compensan, siquiera mínimamente, este vacío
existencial.
En la post-modernidad parecería que se da un retorno a lo religioso. Sin embargo, no es difícil advertir que ese
fenómeno está más inspirado en sentimientos que en creencias. En sí, el post-modernismo es profundamente
antidogmático y enemigo de cualquier normatividad.
El mito de la democracia hacía pensar en días mejores para toda la humanidad.
Para el pensamiento post-moderno se acabaron los mitos, los sueños y las utopías. No cree más que en el "mito
del presente", lanzando a los individuos a la total soledad.
La post-modernidad no renuncia a los postulados de la modernidad. Trata de superarlos, no de destruirlos. Critica
sus ideales, sus utopías, sus seguridades científicas y filosóficas... La felicidad futura es una falsa promesa. Busca
implantar un pluralismo que respete, ante todo, la libertad individual y las diferenciaciones sociales y culturales.
La post-modernidad nos presenta al individualismo consumista como un gran valor.
Las corrientes de pensamiento post-moderno nos hablan más de lo particular que de lo universal; más de lo
subjetivo que de lo objetivo.

LA GRAN MUTACIÓN PLANETARIA


Hay unanimidad en afirmar que estamos en los albores de una nueva era. El área más dinámica de la sociedad
mundial vive ya un nuevo paradigma en los parámetros culturales y en orden a su escala de valores.
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Hay quienes prefieren definir esta gran mutación planetaria que estamos ya viviendo como mera crisis de la
modernidad, en vez de catalogarla como nueva era, sociedad post-moderna o post-industrial... Esto quiere decir
que no está claro si los "nuevos tiempos" que vivimos se deben a un resquebrajamiento del paradigma de la
modernidad o al nacimiento de nuevas formas de pensar y de ser, o a ambas cosas a la vez.
Lo cierto es que en el umbral del nuevo milenio vivimos en una situación de cambios profundos. Estas grandes
mutaciones las podemos observar en todas las áreas de esta civilización planetaria.
Nos encontramos frente a un proceso de mundialización que se está dando, por la vía del neoliberalismo, de la
política, de la estrategia militar, de la tecnología, de la informática, de la ingeniería genética, de las
comunicaciones, de la religiosidad... etc.
¿Caminamos hacia la irrupción de una nueva conciencia planetaria ...?

Estos hechos desafían profundamente el Mensaje de Jesús y nuestro proyecto de vida que busca hacer vida en
nosotros y en nuestro mundo, los valores de ese Mensaje.
Tenemos la impresión que nuestro mundo se encamina hacia el triunfo del individualismo y del hedonismo y hacia
la construcción de una sociedad que se basa en esos presupuestos y no en los valores de la fraternidad, la
solidaridad, la justicia...
¿Son para nosotros simples signos de muerte o son signos de los tiempos, que deben ser analizados, discernidos
y confrontados críticamente...? (Agenor Brighenti, policopiado).
Como dice Eduardo Galeano con la precisión y la fuerza que le caracterizan: "en el mundo sin alma que se nos
obliga a aceptar como único mundo posible, no hay pueblos, sino mercados, no hay ciudadanos, sino empresas;
no hay ciudades, sino aglomeraciones; no hay relaciones humanas, sino competencias mercantiles ...".
Vemos que la cultura neoliberal, cargada de individualismo y de consumismo, avanza por doquier.

Frente a todo ello debemos crear "la cultura de la resistencia". La educación,


tanto familiar como escolar, catequética y pastoral, deben responder a los
desafíos a los que tiene que hacer frente nuestra juventud.

RETOS Y ALTERNATIVAS
Frente a la complejidad del fenómeno globalizador no podemos caer en actitudes simplemente condenatorias,
invalidadas ya de antemano por su inoperancia y carencia en la capacidad de discernimiento.
Es evidente que la nueva sociedad con la cual soñamos va a estructurarse en dimensiones mundiales. El
provincianismo y el aislamiento, ya sea nacional, regional o grupal, están condenados al fracaso. La conciencia
de universalidad avanza, en aras de la economía y de los grandes avances técnicos, en forma rápida e
incontenible. Ha sucumbido la internacional de los pobres, del proletariado, y en su lugar ha surgido la internacional
de los poderosos, el imperialismo del dinero.
Los medios de comunicación, poderosos y omnipresentes, en un mundo sin fronteras nos ofrecen la oportunidad
de redes de comunicación popular alternativas y un verdadero pluralismo de mensajes ante los intentos
masificadores del modelo.
Los medios de comunicación social son el vehículo más rápido y eficaz en orden a la masificación cultural. A través
de los "medios" circula el proyecto unificador de la cultura. Hay que apropiarse de su universalismo y hacer que
por ellos circule el proyecto humanizante de la solidaridad. Vemos cómo los medios, si bien tantas veces, inducen
a la alienación a nuestros jóvenes, se constituyen también en el arma más eficaz en contra de la corrupción y de
la impunidad a través de la denuncia.
No se debe permitir el monopolio del conocimiento y de la información. Tiene que haber un gran intercambio de
experiencias, de investigación, de proyectos, y de datos.
La corrupción nos amenaza por todos los lados y está tomando dimensiones mundiales. Uno de los problemas
más graves del capitalismo neoliberal es su afán de separar la ética de la economía y de la política. El guiarse
únicamente por normas técnicas de eficiencia conduce, inevitablemente, hacia una sociedad deshumanizada.
La economía sin ética desemboca en una economía salvaje, afirma Juan Pablo II. En efecto, podemos ver cómo
aumentan los sobornos, los robos, el tráfico de influencias, la corrupción administrativa, el chantaje, la
drogadicción...
Pero, frente al debilitamiento del poder del Estado, está emergiendo el poder de la sociedad civil. Ese poder se
está desarrollando, y se debe desarrollar mucho más, en instancias mundiales.
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Frente al desprestigio de los partidos políticos y del sindicalismo como instancias mediadoras de participación
ciudadana, se hace necesaria una nueva forma de participación en la política. Hay que rescatar a la política
de su actual deterioro. Deberán surgir nuevas y numerosas vocaciones sin que para ello sea necesario militar en
un partido. No es tampoco una característica esencial al compromiso político la búsqueda del poder. El político es
el hombre preocupado por los problemas de la "polis" y su rasgo distintivo es la actitud de servicio. La vocación
política sigue siendo más necesaria que nunca si nos fijamos, sobre todo, en la carencia de un auténtico liderazgo
político de servicio.
Necesitamos de esas personas que, en vez de hacer de la política un negocio personal, viven y trabajan por el
gran ideal del " bien común ".

Presentamos, en apretada síntesis, los rasgos más importantes que caracterizan a la


modernidad y a la post-modernidad. Sólo conociendo lo que es la modernidad,
podemos comprender los cambios profundos y tan desconcertantes que nos ofrece
la Post-modernidad.

CARACTERÍSTICAS DE LA MODERNIDAD
1. La modernidad nace con una confianza absoluta en la razón y en la libertad individual.
Es la cultura de la logosfera, del concepto... Se valora, sobre todo, lo técnico-científico y la inteligencia
lógico-matemática. Predomina el racionalismo.
2. Se vive el ideal de las grandes utopías. Se quiere trasformar el mundo. La naturaleza debe ser explotada
y transformada. Hay fe ciega en el progreso. Optimismo generalizado.
3. Predominio de la máquina. Mentalidad pragmática. Industrialización. Culto al trabajo. Poder de los
sindicatos y los partidos. Militancia.
4. Se idealiza la democracia, el patriotismo, el anticolonialismo, el progreso... Se rompe la excesiva
jerarquización, basada en la tradición y en los títulos de sangre.
5. El Estado asume un rol decisivo y transformador. Legislación social avanzada. Estado paternalista.
Excesivo centralismo. Proteccionismo económico.
6. El extremo racionalismo lleva a muchos hacia la increencia o el agnosticismo. El culto a la "diosa razón"
hace que se juzgue a lo religioso como anticuado y anticientífico.
El símbolo mítico viene a ser PROMETEO.

CARACTERÍSTICAS DE LA POST-MODERNIDAD
1. El proyecto post-moderno es muy ambiguo. Parte de la crisis de la modernidad. No prioriza la razón sino
los sentimientos. Avanza hacia la cultura de la íconosfera, de lo vivencial, lo gráfico, lo cercano, lo
fraccionado. Tiende hacia una visión holística de la vida, valora la inteligencia emocional.
2. La post-modernidad ha perdido la fe en el progreso. La situación no cambiará fundamentalmente. Lo que
importa es que yo cambie de situación. La felicidad es fugaz. Hay que atraparla y vivir plenamente el
momento presente. Carpe diem. Vivir el "aquí" y el "ahora". No hay más que el mito del presente.
Hedonismo.
3. Culto del cuerpo, de la imagen. La estética reemplaza a la ética. Valor primordial del dinero. Consumismo.
Individualismo. La apariencia vale más que la realidad y el tener es más importante que el ser.
4. Se vive el presente. Las fronteras se van diluyendo. Respeto a las diferencias. No hay ni pasado a quien
imitar, ni un futuro a construir. Narcisismo. Lo que vivimos es un simulacro de democracia. Igualitarismo.
5. El Estado es un mal administrador. Neoliberalismo. El mercado total. Competitividad. Capitalismo salvaje.
El gran capital trasnacional globalizado. La lógica de la exclusión. Concentración del dinero en pocas
manos.
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6. Retorno de lo sagrado, más inspirado en sentimientos que en creencias firmes. Eclecticismo religioso.
Anti-dogmatismo. Relativismo moral. Crisis de valores.
El símbolo mítico es NARCISOS
RASGOS DE LA POSTMODERNIDAD

CONSUMISMO
RELATIVISMO MORAL
INDIVIDUALISMO
REVALORIZACIÓN DEL CUERPO
PREVALECE LA EXPERIENCIA SOBRE EL CONCEPTO
CONSENSOS BLANDOS
FALTA DE CONFIANZA EN EL PROGRESO
VALOR DE LA IMAGEN
RESPETO A LAS DIFERENCIAS
SE ACORTAN LAS DISTANCIAS
ALDEA PLANETARIA
INFLUENCIA DE LOS M.C.S.
MUERTE DE LAS UTOPÍAS
HEDONISMO

2. EL NEOLIBERALISMO
EL LIBERALISMO ECONÓMICO: UN POCO DE HISTORIA
Nace bajo la influencia del dejar hacer, dejar pasar de los fisiócratas.
Es la teoría de la libertad económica fundada en:
 La libre competencia, reguladora de la producción y de los precios;
 El libre juego de las leyes económicas naturales del mercado.
El padre del liberalismo económico fue Adam Smith, filósofo y economista escocés (1723). Su obra principal fue:
"Investigación sobre la naturaleza y causas de riquezas de las naciones ", más conocida por "La riqueza de las
naciones".
En su obra expone que las leyes económicas que deduce del funcionamiento del capitalismo de su época, que,
según él, son naturales y tienen su propia dinámica.
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Sin embargo, Adam Smith no perdona los excesos del capitalismo y dice: "La cruel rapacidad y el espíritu
monopolizador de los manufactureros y mercaderes hacen pensar que ni unos ni otros, ciertamente, deberían ser
conductores de la humanidad”. En cuanto a la distribución de las riquezas dijo: "Ninguna sociedad podrá ser
floreciente y dichosa si la mayoría de ellas es pobre y miserable". Las leyes o mecanismos que rigen en el
liberalismo son:

1. El interés egoísta que, traducido en apetito de lucro, mueve la iniciativa privada.


La fuerza motriz de la actividad económica se encuentra en el egoísmo humano. Dice en su obra: " De
quién esperamos recibir el alimento no es de la benevolencia del carnicero o del panadero, sino de sus
miras de interés propio. No imploramos su humanidad, sino que acudimos a su egoísmo. Para conseguir
sus servicios no le hablamos de nuestras necesidades, sino de sus ventajas" (pág. 58).
2. La competencia del mercado regula el apetito desenfrenado de lucro.
Surgen nuevos productores de los mismos artículos y ante el crecimiento de la oferta, bajan los precios y
en "forma natural" se establece un nivel razonable que beneficia al consumidor, impidiendo la
especulación abusiva.
La interacción de intereses egoístas sirve como regulador espontáneo y automático. "No se esfuercen
demasiado en hacer el bien, nos dice Adam Smith, dejen que el bien surja como consecuencia del propio
egoísmo".
3. La ley de la oferta y la demanda. Los artículos ofrecidos al consumidor mantienen sus precios
mientras haya demanda.
Cuando las necesidades del consumidor se ven satisfechas, baja la demanda y los industriales producen
otros productos, diversificando la producción. Desaparecido el problema, suben nuevamente los precios,
estableciéndose el equilibrio entre oferta y demanda.
Este principio lo aplican también a la relación obrero-patrón, regulando los salarios.
4. La economía es autónoma y tiene sus propias leyes.
Estas leyes constituyen la esencia de lo que se ha dado en llamar el liberalismo salvaje propio de la
Escuela de Manchester. Funciona de forma autónoma, sin la intervención del Estado. Las consecuencias
las sufrieron en forma dramática los obreros de su tiempo.
Uno de los principales fenómenos económicos que hicieron cambiar las concepciones de los
economistas, fue la crisis de 1929 y es justamente en este momento que surge John M. Keynes (1883-
1946), que refuta la obra de Adam Smith.
Afirma Keynes que la crisis es inherente al mismo sistema capitalista y trata de buscar políticas adecuadas
que resuelvan el problema.
Su teoría critica el dejar hacer y dejar pasar en la economía y juzga necesaria la intervención del Estado
para impulsar la inversión y para asegurar una distribución más equitativa de los ingresos.
El Estado debe impulsar la economía, sin sustituir la iniciativa privada. Acepta por lo tanto un
intervencionismo del Estado.
Pretende llegar al pleno empleo, es decir lograr que todos tengan trabajo. La inversión juega un papel
preponderante en esto.
Actualmente estos principios están en crisis. El neoliberalismo ha visto en Keynes su mayor enemigo.

PRINCIPALES CARACTERISTÍCAS DEL NEOLIBERALISMO


El egoísmo humano como motor económico
Según Adam Smith y sus discípulos, la clave de la organización económica y social, así como la fuerza motriz que
impulsa el desarrollo está en el egoísmo humano.
Incentivando al máximo los impulsos egoístas y las ambiciones de las personas obtendremos el éxito económico.
Cuanto la gente tenga más posibilidades de ganar, aumenta su disponibilidad para trabajar. El mejor incentivo
para que las personas trabajen es una mayor ganancia. Para lograr que alguien trabaje con dedicación y
responsabilidad no le tenemos que hablar de nuestras necesidades sino de sus mayores ingresos. El motor de la
economía radica en la ambición ilimitada de las personas. Incentivémosla al máximo, dicen los neoliberales, y el
éxito estará asegurado.
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El mercado: la mano invisible


Organizar la sociedad en base a egoísmos individualistas es poco menos que condenarla a la muerte. Tendríamos
un mundo de explotadores y de ambiciosos usureros. Adam Smith no dejó de ver esta gran dificultad y para
superarlo recurre a un mecanismo regulador: es el mercado. La competencia que crea el mercado viene a ser
como la gran válvula reguladora de la economía. A esta función estabilizadora y equilibradora del mercado, Adam
Smith, la denomina la mano invisible.

El Estado benefactor como máximo enemigo


El neoliberalismo quiere un Estado sin proyecto y sin espacio nacional, totalmente sometido a las leyes del
mercado. No cree ni quiere un Estado que se preocupe y que busque garantizar el bien común de toda la
población. Pretende reducirlo a un mero gendarme que vigile y haga cumplir las normas establecidas. No le asigna
más responsabilidades que las de un árbitro que hace que se observen las reglas de juego.
Para los neoliberales, el enemigo no sólo es el Estado dictatorial u oligárquico; lo es también y sobre todo, el
Estado democrático, participativo y eficiente, ya que no creen ni en la democracia económica, ni en la
participación popular, ni en la eficiencia estatal.
El enfoque del neoliberalismo es el más crudo economicismo ya que impulsa un modelo de sociedad basada
exclusivamente en normas de eficiencia. Aún a los valores más profundos se los quiere supeditar a normas
tecnológicas.

CUESTIONAMIENTOS AL NEOLIBERALISMO

ES VERDAD QUE... SIN EMBARGO...

El Estado no debe meterse en la economía. Es un El Estado es el garante del bien común. Debe ser
mal administrador. el regulador de la economía.

La gestión privada es más eficiente que la estatal. Es muy importante la presencia del Estado en las
empresas estratégicas.

Los modelos estatistas han fracasado en el El Estado benefactor ha impulsado el desarrollo


mundo. de muchos países.

El modelo neoliberal incentiva la iniciativa privada El neoliberalismo ha creado profundas


y asegura la eficiencia. desigualdades económicas y sociales. Enriquece
a unos pocos y empobrece a la mayoría.

Las privatizaciones atraen capital extranjero. El capital extranjero busca el máximo lucro. Los
dividendos son sacados del país.

La apertura de la economía al mercado exterior, La excesiva apertura externa debilita las


garantiza la abundancia de productos en el país. pequeñas empresas nacionales.

La libre contratación garantiza mayor eficiencia y La libre contratación es discriminatoria,


productividad. marginando a los menos capacitados y a los más
críticos.

El neoliberalismo busca el equilibrio fiscal y Se da un progresivo deterioro de la salud pública,


reduce los gastos públicos. educación, seguridad social..., comprometiendo
aún el futuro económico del país.
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EL NEOLIBERALISMO COMO DOCTRINA Y COMO PRAXIS
El neoliberalismo se basa en un programa que responde al surgimiento de nuevos y poderosos actores
económicos de alcance mundial. Las grandes empresas multinacionales, tanto financieras como productivas,
requieren en la actualidad una escala planetaria para sus inversiones y para su mercado.
Pero esta mundialización de economía de capitales posee en sí un efecto político impactante que se concreta en
la restricción y achicamiento del Estado-Nación.
Sin embargo, en la medida en que los Estados-Nación se identifican con los intereses de las empresas
transnacionales, apoyan el proyecto neoliberal-conservador.
El neoliberalismo parte de una reacción teórica y práctica en contra del Estado de Bienestar. Sus grandes teóricos
e impulsores fueron Federico Von Hayek, Milton Friedman y Karl Popper, inspiradores y propulsores de la llamada
Escuela de Chicago.
El ideario neoliberal no se limita a atacar al Estado de Bienestar. Llega a aceptar que la desigualdad es un valor
positivo para el crecimiento y la acumulación de recursos.
Después de la Segunda Guerra Mundial, las democracias occidentales estructuraron sus políticas económicas en
torno al Estado de Bienestar, logrando un auge sin precedentes a lo largo de más de 20 años. Al final de la década
del 70 comienza a darse un cambio profundo. Aunque es en Chile donde se dan los primeros conatos de cambio,
es con la administración de Margaret Thatcher (Gran Bretaña, 1979) y Ronald Reagan (EE. UU. 1980) cuando el
modelo empieza a afianzarse ya ser difundido a nivel mundial.
En América Latina, la crisis de la deuda (México, 1982) ofreció una oportunidad propicia para que el Club de
Acreedores, impulsados y orientados por el FMI impusieran en nuestra región el denominado ajuste estructural,
logrando con ello implantar el modelo neoliberal.
Según Pedro Vuskovic, los ejes básicos del ajuste estructural serían los siguientes:
 Las exportaciones son la fuente fundamental del crecimiento económico, por lo tanto, hay que abrir
las fronteras al capital transnacional y hay que poner el acento en la competitividad.
 Se debe reducir drásticamente la presencia y la acción del Estado en las actividades económicas y en
los servicios. Estos deben ser privatizados.
 Hay que controlar la inflación y corregir los déficits fiscales.
 Para lograr esto tienen que llevarse a cabo ajustes estructurales como la reforma del Estado, la
legislación sobre políticas económicas, la apertura al capital y a los productos externos..., etc.

Hacia finales de la década del 80, con el colapso del socialismo histórico, el ideario neoliberal adquiere un
alcance prácticamente universal.
Nos equivocaríamos, sin embargo, si creyéramos que el proyecto neoliberal se queda solamente en el plano de
lo económico y macroeconómico. Se expresa todo él en una globalización de tipo ideológico, resultado de una
voluntad política impulsada por quienes detentan el poder mundial.
Su proyecto de sociedad no se limita, ni mucho menos, al ámbito económico. Se tiñe de valores democráticos de
tipo conservador. Otra de las características del modelo es que busca su implantación mundial. Quiere ser un
paradigma universal.

El neoliberalismo es hijo natural y legítimo del liberalismo decimonónico.


Nadie puede negar su marca de origen. El neoliberalismo es un liberalismo
en el que las connotaciones que le da el prefijo "neo" son mínimas y, en
gran parte, circunstanciales.

LOS IMPACTOS NEGATIVOS DEL PROYECTO NEOLIBERAL


Quizás, el efecto más negativo, desde el punto de vista humano y económico, sea el aumento de la desigualdad
en la distribución del ingreso. Según el Banco Mundial, en algunos países de América Latina el 10% más
rico de la población tienen hasta 84 veces mayores ingresos que el 10% más pobre. Desde que el modelo está
vigente, la desigualdad económica ha ido aumentando en forma constante y generalizada.
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Este fuerte aumento de la desigualdad se da también dentro de los países ricos y a nivel internacional, en
detrimento de los países del Sur. En el informe publicado por el PNUD en 1992 ya se constataba que, mientras
en el año 1960, el 20% más rico de la población mundial registraba ingresos 30 veces más elevados que el 20%
más pobre, en el año 1990, el 20% más rico estaba recibiendo 60 veces más que el 20% más pobre.
Los dramáticos procesos de exclusión se expresan, sobre todo, en el desempleo y subempleo creciente. Esta ha
sido la causa principal para que surja una economía paralela e informal, basada en la inestabilidad laboral, un
rendimiento precario, y en el incentivo del contrabando y de la producción excedentaria de coca..., etc.
Pero la exclusión no es solamente económica. Es también social y racial. Quien no triunfa económicamente es
que no merece triunfar. Quien no es competitivo es un derrotado de ante mano. Antes se hablaba de sectores
marginados. El modelo vigente no sólo margina, sino que excluye. Aún muchos países, sobre todo en África, están
quedando al margen del comercio y de la atención mundial.

Caída del socialismo real


Ha provocado mucha perplejidad la confusión que se ha creado en el mundo con
relación a la caída de los regímenes socialistas del Este Europeo. El fracaso de un
tipo real y concreto de socialismo se lo ha generalizado y se lo ha relacionado con
toda posible forma de socialismo. Pareciera entonces que los grandes ideales
humanos que de un modo relevante impulsaba el socialismo, como la justicia social,
la denuncia contra la explotación, la igualdad, la fraternidad., la solidaridad
internacional... se hubieran esfumado para siempre.

EL FENÓMENO DEL MERCADO

El neoliberalismo globalizador considera al libre mercado como motor de eficiencia, como regulador de la
economía y como el gestor de una adecuada distribución del ingreso. No es el Estado quien debe regular los
precios sino el mercado. Él es quien premia, con las ganancias a quienes mejor satisfacen las necesidades del
público y castiga a quienes encarecen los precios o deterioran la calidad de los productos.

Es incuestionable y hasta innecesario el reafirmar la importancia de la iniciativa de las personas e instituciones y


el valor de la libertad económica que el neoliberalismo propugna como algo absoluto e inapelable.
Por otro lado, en los últimos años, nuestro mundo ha ido tomando conciencia de las graves deficiencias de los
modelos de las economías planificadas y colectivistas, así como de las deficiencias de los Estados de Bienestar.
El intervencionismo del Estado en la economía, muchas veces sometido a criterios político-partidistas, ha
producido, no pocas veces, corrupción administrativa, burocracia parasitaria y distorsiones económicas.

Las profundas limitaciones del mercado


El concepto del mercado para solucionar los problemas económicos a nivel universal es, no sólo cuestionable,
sino peligroso para un auténtico desarrollo de los países y profundamente negativo para la gran mayoría de la
población mundial.
El mercado es abierta competitividad, es lucha feroz, es confrontación permanente, es lucha por el poder y es
opción constante por las máximas ganancias.
La experiencia histórica demuestra que es imposible resolver los múltiples problemas de la economía mundial y
nacional sin la intervención orientadora y reguladora del Estado y de organismos internacionales.

El director-gerente del F.M.I. así lo reconoce abiertamente:

«La forma en que la economía de mercado se implanta en las antiguas economías planificadas
nos recuerda, los momentos más crueles del capitalismo salvaje. La sed de empleo y de recursos,
unida a la debilidad del Estado, alcanzan tal magnitud que con frecuencia se cometen atropellos
contra los derechos de las personas y de los trabajadores. La corrupción y la violencia se
multiplican. Se exportan fábricas contaminantes sin preocupación alguna por el medio ambiente y
la salud de la población. Es una jungla.»1
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Los costos humanos que por medio de los ajustes estructurales está impulsando la globalización son terriblemente
altos. Según datos del Proyecto de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en todos y cada uno de la multitud de
países que lo han aplicado, se ha aumentado sensiblemente la proporción de la población que vive por debajo del
umbral de la pobreza.
Por otro lado, no todas las cosas tienen un valor comercial. El mercado no abarca ni puede abarcar todo el ámbito
de relaciones de la vida humana. Como dice el Papa Juan Pablo II en su encíclica Centéssimus Annus:

“Existen necesidades colectivas y cualitativas que no pueden ser satisfechas mediante sus
mecanismos; hay exigencias humanas importantes que escapan a su lógica; hay bienes que, por
su naturaleza, no pueden ni se deben vender o comprar”2.

Para la dinámica del mercado, los valores ecológicos no cuentan y en aras de una máxima utilidad, mal entendida,
contamina la atmósfera, destruye los bosques y envenena los ríos y los mares. Tampoco se preocupa de los
valores éticos ni de las exigencias de la justicia social. La lógica del mercado se desarrolla dentro del círculo
reducido y miope del máximo lucro inmediato y privado.

«Un auténtico desarrollo humano exige del mercado, no solamente que brinde sus ventajas
materiales, sino que esto lo haga en forma equilibrada, combinando la eficiencia, con la equidad
y la sustentabilidad. Los mercados no son un fin en sí mismos. Son un medio más para el desarrollo
humano. Por lo tanto, deben estar al servicio de las personas y no éstas al servicio del mercado.»3

Necesidad de la presencia del Estado regulador


Los excesos absolutistas del libre mercado, a nivel mundial, parecería que han asustado a sus propios
inspiradores.
El Banco Mundial considera actualmente que tiene que haber una acción recíproca entre el mercado y el Estado.
Tanto el mercado como el Estado tienen importantes e irremplazables funciones que cumplir.
El Director-Gerente del FMI, Michael Camdessus, dice que las medidas de ajuste económico estructural no son
suficientes, por sí solas, para lograr el progreso económico y, mucho menos, el progreso social.4
Para el presidente del BID, el uruguayo Enrique Iglesias: "El Estado es el primer responsable de asegurar la gran
reconciliación de lo económico con lo social. El mercado no lo va a resolver por sí solo. El mercado no tiene un
horizonte social".5
Michel Camdessus resume estas nuevas ideas en forma gráfica: " Adam Smith y los neoliberales actuales hablan
frecuentemente de la mano invisible del mercado que, misteriosamente, lo arregla todo. En realidad, tienen que
estar presentes tres manos: La mano invisible del mercado, la mano de la justicia del Estado y la mano fraterna
de la solidaridad".6
La globalización está cuajada de antagonismos. El mito optimista del neoliberalismo: "que cada uno persiga y
consiga el máximo lucro individual y la mano invisible del mercado solucionará los intereses de todos", comienza
a ser cuestionado por los propios impulsores del modelo.

El rol positivo del mercado

Es incuestionable la importancia de la iniciativa de las personas y del mercado en la economía. El


intervencionismo del Estado en la economía ha creado no pocas veces, burocracia parasitaria,
corrupción administrativa, preferencias partidistas y distorsiones económicas.

1
Michel Camdessus: La mundialización y el reino. Criterio: México, 1994.
2
Juan Pablo II: Centessimus Annus, NQ 40.
3
PNUD: Informe 1992
4
Nguyen Thai Hop: El Mercado: panacea universal del desarrollo. Ed. Lascasiana: Nicaragua, pág. 104.
5
Ibidem, pág. 105 y s.
6
Michel Camdessus, cit. por N. Thai Hop, idem, pág. 105.
13
EL NEOLIBERALISMO Y LA COLONIZACIÓN DE LA CULTURA
Con la globalización de la cultura, el vínculo entre cultura y territorio se ha roto, creando un nuevo espacio cultural
electrónico sin un lugar geográfico específico. La transmisión de la cultura moderna, crecientemente influenciada
por los medios de comunicación, supera las formas personales y locales de comunicación e introduce un quiebre
entre los productores y los receptores de formas simbólicas. Las formas de interacción ya no están confinadas
aun espacio y un tiempo reducido, y las personas entran en relaciones sociales y adquieren formas simbólicas
sin compartir el mismo espacio y tiempo. La cultura, cada vez más, va a romper con los límites nacionales y
espacio-temporales.
La cultura tiende cada vez más a estar conducida por la «lógica de la ganancia y de la competencia» por
consumidores. Esta es la lógica de las redes transnacionales de comunicación y de las mega corporaciones que
crecientemente controlan el mercado mundial de las comunicaciones. La cultura se va convirtiendo en una
industria más que vive de su mercado y en una competencia implacable por conquistar consumidores. Por ello,
se puede hablar de una mercantilización de formas simbólicas que son transadas, vendidas y adquiridas en
mercados altamente competitivos.
Sin embargo, frente a los avances de la globalización y la desterritorialización de la cultura es posible advertir las
reacciones y las formas de resistencia que surgen en todas partes. Las culturas locales están adquiriendo un
nuevo valor a los ojos de las personas y crece así el interés por estudiarlas y preservarlas. Las creaciones artísticas
(teatro, literatura, música, etc.), inspiradas en lo local, están en auge. Esto no contradice la globalización, sino que
constituye una reacción que coexiste con ella como una manera de defender lo que se siente amenazado.
La presencia del neoliberalismo no sólo tiene un impacto económico sino también cultural en cuanto nacen nuevas
formas de relacionarse con la naturaleza, con la sociedad, con las instituciones, de los hombres y mujeres entre
sí. Además, entran en crisis los comportamientos anteriormente legitimados y socializados por instituciones
sociales que se encuentran cuestionadas (familia, partidos políticos tradicionales, escuela, Iglesia, etc.). La lógica
del mercado invade todos los espacios sociales.

"Las transformaciones sociales no se entienden sin el desarrollo de los medios de comunicación


social (radio, televisión, vídeo, telemática), ya que las innovaciones en estos campos han
contribuido en la aceleración de los procesos de secularización de la cultura, especialmente
cuando el tema religioso no ha tenido un significativo relieve en estos medios".7
El proceso de globalización que afecta actualmente a la sociedad mundial involucra todos los aspectos de la
existencia: economía, política, cultura, educación, comunicación, religión, comercio, etc. Pero es la globalización
cultural el aspecto más profundo, más cuestionador y más grave que involucra a la identidad misma de las
personas y el alma de los pueblos, empujándolos hacia una homologación deshumanizada, característica de la
cultura de masas.
Para los mecanismos internacionales que impulsan la globalización, la cultura ocupa un lugar marginal,
secundario. Sin embargo, en la perspectiva de nuestros pueblos, los valores culturales tienen una importancia
fundamental y de primer orden.
En la medida en que la globalización cultural penetra en la vida íntima de las personas y de los pueblos, destruye
su escala de valores y su identidad. La interiorización de valores distintos o de contravalores, desencadena en el
interior de los pueblos dominados un falso aprecio de la superioridad del dominador, una pérdida progresiva de
autoestima y una aceptación, como normal, de la dependencia y de la sumisión.

La globalización como colonización


Los países super-industrializados del norte están totalmente convencidos de la superioridad de su civilización y
se atribuyen el derecho a imponerla a nivel mundial, avasallando el derecho de nuestros pueblos a la
autodeterminación y a desarrollarse desde su propia identidad cultural.
La globalización engendra un sistema de dominación universal en función de los intereses económico-financieros,
comerciales y geopolíticos de las minorías privilegiadas que, desde los grandes centros de poder, manejan los
hilos del movimiento económico mundial.
La globalización, impulsada por corrientes monetaristas y mercantilistas, trata de imponer, no solamente un
mercado único, sino también un pensamiento único. Desconoce, margina y tiende a destruir las culturas que no
se adecuen al modelo vigente. Es el nuevo colonialismo basado en relaciones de dominación cultural. Los
vehículos más eficaces para introyectar en el alma de nuestros pueblos esta colonización cultural son los Medios
de Comunicación Social.

7
CELAM: El tercer milenio como desafío pastoral. Informe CELAM 2000. CELAM: Bogotá, 1997.
14
¿Posibles alternativas?
La posibilidad de una alternativa frente a este proceso de globalización cultural, autoritario y masificador, supone
una toma de conciencia frente al peligro de ir interiorizándola y adoptando modelos de vida totalmente ajenos a
nuestra realidad cultural, social, económica y religiosa. Supone crear en nosotros y en nuestros pueblos un
proceso de insurrección de las conciencias, impulsadas por la propia autonomía y la lucidez crítica. Nos
enfrentamos al gravísimo problema de marginación cultural continental. Una marginación que no es sólo, ni
principalmente, en el orden tecnológico, comercial o político, sino que es cultural, donde están en juego la ética y
toda la escala de valores humanos y religiosos.
Hay que construir y reconstruir la propia identidad. La cultura dominante, de la cual son expresión, con demasiada
frecuencia, nuestros medios de comunicación social, muy especialmente la TV, y aún el sistema escolar, llevan a
la pasividad, a la copia de modelos y al conformismo: ¡La realidad es la imagen; las apariencias valen más que la
realidad; el tener importa más que el ser! La identidad de cada persona y de cada pueblo es la imagen que de él
se proyecta.

«En esta sociedad del espectáculo, la gran mayoría queda relegada a participar (si es que a eso
le podemos llamar "participación") en forma totalmente pasiva y despersonalizada, induciéndola
hacia la alienación y el desarraigo. Les estará vedado participar en forma directa en los
acontecimientos, pero se conformarán, si se les otorga el mezquino privilegio de hacerlo a través
de la contemplación pasiva de la imagen".8

La colonización cultural se está convirtiendo, a través de la TV en auto-colonización.

«Va surgiendo en nuestros países un tipo de persona (de joven), al cual le resultan extrañas su
propia cultura, su historia, su religión, sus costumbres, su música y, lo que es peor, ha comenzado
a sentir vergüenza de ellas y hasta a odiarlas. Sus esfuerzos se concentran en negarse a sí mismo
y en deshacerse de lo que le es propio. Se siente subestimado porque él mismo se subestima.
Esta especie de cáncer cultural que corroe las entrañas de nuestra juventud se llama alienación.»9

Frente al tremendo desafío que significa la pérdida de identidad de nuestros pueblos, creemos, de suma urgencia,
que, en la escuela, en la catequesis y en todas las instituciones de formación, se desarrolle en los educandos la
capacidad crítica, activa y creativa.
Los efectos negativos de la TV aumentan en razón directa a la pasividad del espectador. La resignación
complaciente ante todo lo que se le ofrece, hace que, de mero televidente, pase a ser un alienado tele-
dependiente. Es de urgente necesidad reaccionar en contra de estas actitudes resignadas y pasivas.
Pero no es suficiente una recepción activa. Se necesita también una recepción crítica y creativa.
La criticidad desarrolla en nosotros la capacidad de discernimiento. Pero la capacidad crítica no se da en forma
espontánea. Es fruto de un trabajo orientador y auto-formativo. Toda persona tiene potencialidad crítica en lo más
íntimo de su seno. Una de las labores más importantes de todo educador es el de despertar esa capacidad
crítica que está, como en germen, en el espíritu del educando.
Los medios masivos de comunicación producen una cultura de masas y al hombre-masa. Frente al hombre-masa
que acepta con negativa resignación la destrucción de los valores más profundos de su propia cultura, está el
hombre creativo. Hay que pasar de ser meros receptores pasivos, acríticos e imitativos a ser perceptores activos,
críticos y creativos.

EL MERCADO FRENTE AL MENSAJE EVANGÉLICO


El neoliberalismo: ¿una nueva religión...?
Ámense los unos a los otros dice Jesús. El neoliberalismo se coloca en los antípodas del mensaje evangélico. En
el fondo, su mensaje no es otro que el de ódiense los unos a los otros. La competitividad feroz, la lucha por el
control de los mercados, la imposición del derecho del más fuerte económicamente... son los fundamentos del
ideario neoliberal.
El neoliberalismo sacraliza la competitividad y condena la solidaridad. Acepta, claro está, el que una persona sea
generosa y caritativa con los pobres, pero sólo en la medida en que eso satisfaga sus propios intereses, personales

8
Leonardo Boff: Ante el gran desafío: una nueva era. (Policopiado)
9 Eduardo Galeano.
15

o grupales. El pobre puede ser objeto de misericordia, pero no de justicia. Para la cultura neoliberal la justicia
social no existe. La solidaridad, en cuanto gratuidad, es un contrasentido.
El individuo es todo y la comunidad es nada. La igualdad no existe, ni puede ni debe existir. La igualdad social es
unaquimera. Buscarla es hacerse eco de los resentimientos de los débiles en contra de los poderosos. El pobre,
es pobre porque merece ser pobre. Es lógico, es normal y, hasta es necesario, que existan pobres. La justicia
social debería ser desterrada de toda legislación. Sólo debe triunfar quien merece el triunfo. El que no puede
competir es un condenado a la marginación ya la exclusión. Él es quien opta por el fracaso. El lugar en la sociedad
lo tiene que ganar uno mismo, en abierta competencia con los demás, y el que no lo ha ganado, es que no merece
ganarlo.
Las organizaciones populares que luchan contra esto no son más que expresiones colectivizadas de
resentimientos sociales.

El individualismo que propugna la cultura neoliberal es profundamente anticristiano y antidemocrático. Es un


individualismo de tipo narcisista. Desde una perspectiva egocéntrica, proyecta todos los ideales y derroteros de
su vida. No busca, ni le interesa, el articular la autonomía personal con la solidaridad hacia los grupos sociales.
No relaciona para nada el yo con el nosotros.
Pero nadie es libre si no genera libertad hacia los demás. Un pueblo, lo mismo que una persona, no puede ser
libre si oprime o desprecia a los otros. La libertad del individuo, o es universal y ética, o no es más que un egoísmo
destructivo.
El neoliberalismo maneja una escala de valores totalmente contraria a los valores evangélicos. Vale únicamente
aquello que sirve a los propios intereses.

El capitalismo creó una cultura del "yo" sin el "nosotros"; el socialismo creó una cultura
del "nosotros" sin el "yo".

Neoliberalismo igual a insolidaridad


La solidaridad la podríamos definir como el sentimiento profundo que impele a las personas a colaborar con los
demás en forma totalmente desinteresada. La persona solidaria está convencida de que nadie puede ser feliz si
no se esfuerza, para que los otros también lo sean.
La solidaridad no está relacionada con el verbo dar. Quien enfatiza el dar cae en el asistencialismo. El solidario
trata de compartir, reconociendo, implícitamente, el derecho de quien recibe el favor.
Nuestra fe debe impulsarnos a desarrollar en nosotros una praxis solidaria, partiendo del. principio de que Dios
ha creado todos los bienes del universo para toda la humanidad, sin ningún tipo de discriminación.
La palabra solidaridad es una de las más hermosas, ya sea como realidad vivida o como proyecto personal o
comunitario. Dice mucho más que otros términos como el de sociabilidad, colaboración, ayuda..., etc.
El neoliberalismo, inspirado en las corrientes filosóficas positivistas, piensa que el ser humano está regido,
básicamente, por instintos egoístas que lo llevan a la guerra de todos contra todos. "El hombre como lobo para
otro hombre."
Es evidente que, no sólo la calidad de vida, sino aún la vida misma de millones de personas está en grave peligro.
Es ineludible, por lo tanto, el encontrar alternativas.
El internacionalismo del proyecto neoliberal es un internacionalismo del mercado que tiene como efecto un
desarrollo totalmente asimétrico que nos lleva, dada su total falta de equidad, a una brecha cada vez más profunda
entre países ricos y países pobres, y dentro de cada país, a un distanciamiento, cada vez más agudo e injusto,
entre un pequeño sector privilegiado y las grandes mayorías.

UN MUNDO CADA VEZ MÁS POLARIZADO


Todo ello desemboca en el gran drama que vive nuestro mundo: la profundización de la brecha que distancia a
los pobres de los ricos. Países industrializados son cada vez más opulentos, frente a ese ochenta por ciento que
constituye la población de los países pobres.
Nada quizás más desconcertante y horrible que ese dato, últimamente aportado por el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD). Nos comunica que 225 personas supermillonarias poseen una cantidad de
dinero superior a casi la mitad de la población mundial. Exactamente, ese reducido número de personas
acaudaladas, tiene unos activos mayores a lo que poseen el 47% de las personas y los estados de todo el mundo.
16
El “Informe” correspondiente al año 1996 de esa prestigiosa institución nos dice también que unos pocos países
han tenido grandes beneficios económicos a costa de muchos otros. En efecto, en la actualidad, 1,600 millones
de personas están en peores condiciones económicas que hace 15 años, y 89 países están ahora en peor
situación económica que hace 10 años.
Analizando el decenio de 1975 a 1985, se constata que la economía mundial creció en un 40%, sin embargo, en
ese mismo lapso de tiempo, el número de pobres aumentó en el mundo en un 17%. Un 18% de los países más
pobres del mundo están ahora en peor situación económica que hace 10 años, ya que sus ingresos han
disminuido dramáticamente.
En los últimos 30 años, la participación en el ingreso mundial del 20% más pobre de nuestro planeta se redujo de
un 2,3% a un 1,4%. En contraposición a esto, el 20% más rico aumentó sus ingresos de un 70% a un 85%.
Como lógico resultado de esta distribución, cada vez más inequitativa, se duplicó la relación proporcional entre
los más ricos y los más pobres del mundo: hace tres décadas atrás, el 20% más rico del mundo (unos 1.200
millones de personas) tenían un ingreso 30 veces mayor que el 20% más pobre, que son unos 1.200 millones de
personas. En la actualidad, los primeros tienen unos ingresos 60 veces más altos que los segundos.
En América Latina y el Caribe, aunque varios países comenzaron una lenta recuperación a finales de los 80, sin
embargo, en el momento actual, todavía hay en nuestra región 18 países cuyos ingresos son inferiores a los de
hace 10 años.
El Banco Mundial comunica (no sin cierta ironía) que, con relación al año 1996, tiene dos noticias que informar,
una buena y otra mala. La buena es que se ha dado un crecimiento económico en América Latina, aunque éste
sea considerado como totalmente insuficiente. La mala es que los ricos de América Latina se han vuelto más ricos
y los pobres, más pobres.
Según el "Informe del Banco Mundial", uno de cada tres latinoamericanos es pobre y un total de 86 millones de
personas (es decir, el 18% de la población) sufre extrema pobreza. En términos económicos, eso quiere decir que
esas personas tienen que arreglarse para sobrevivir con menos de un dólar por día.
Si las cosas siguen como en estos últimos años, el número de pobres crecerá en América Latina a un ritmo de
un millón de personas por año. Se calcula que cada minuto que pasa, hay dos pobres más en nuestra región.
Según las proyecciones de analistas especializados, si las condiciones no cambian fundamentalmente, en el
año 2005 habrá en América Latina 176 millones de nuevos pobres. Para evitarlo tendrían que cambiar
radicalmente, no sólo las tasas de natalidad, sino, sobre todo las tasas de crecimiento económico y el sistema
injusto de distribución.
La globalización se orienta hacia la creación de nuevos monopolios, nuevos privilegios mercantilistas, nuevos
autoritarismos oligárquicos... pero no hacia la solución de los problemas humanos y sociales que, no solamente
los relegan, sino que los agravan y los aumentan. Sus publicitados milagros económicos siempre han generado,
como contraparte, verdaderos infiernos sociales.
Estos datos apuntan directamente al corazón mismo del modelo neoliberal. Es profundamente discriminatorio,
no sólo, ni principalmente, en los aspectos teóricos e ideológicos: lo es, sobre todo, en su práctica, en los
resultados de su gestión. Y tengámoslo bien claro que la desigualdad que genera el modelo neoliberal, no es fruto
de la mala administración, de equivocaciones, ni siquiera de la corrupción... Es fruto de su propia naturaleza y
doctrina, de tal modo que donde quiera que el modelo se aplique, concentrará el dinero hacia arriba, y cuanto con
más pureza y eficacia se lo aplique, más discriminatorio será.
Los aportes en orden a promover un desarrollo en la región que se base, no exclusivamente en el crecimiento
económico, sino también la justicia distributiva y en la defensa del medio ambiente, son de absoluta necesidad.
El desarrollo está en las personas, no en los objetos. La visión economicista enfoca todo el proceso desde un
punto de vista exclusivamente material y tecnológico. Parte de una concepción unilateral del desarrollo, reduciendo
toda la complejidad y todas las apetencias del ser humano al área de las necesidades materiales.

CUESTIONAMOS al modelo neoliberal desde la doctrina de los derechos humanos:


 por los altos costos humanos que exige;
 por las desigualdades económicas que genera;
 por los anti-valores que sustenta;
 por la contaminación y destrucción del medio ambiente que conlleva.
17
CON EL NEOLIBERALISMO EN EL CORAZÓN

El neoliberalismo es una propuesta ideológica que pretende abarcar toda la realidad, articulándolo todo alrededor
de un concepto clave: el libre mercado.
Daría la impresión, que, en el momento actual, la doctrina neoliberal, al menos en su vertiente más ortodoxa,
estaría en franco retroceso. Los casos de México y Argentina, hace pocos años atrás expuestos como modelos
de desarrollo neoliberal, han fracasado. Por otro lado, los altos costos sociales que conlleva, están a la vista. Los
propios organismos internacionales de desarrollo ya no exigen que sus recetas sean aplicadas a rajatabla, como
hace unos años atrás. Se está haciendo más evidente que el modelo no puede aplicarse en forma unívoca.
Lo que no aparece tan claro es que la mentalidad, y los contravalores que el modelo neoliberal impulsa, estén en
retroceso. Más bien, daría la impresión, que se han ido consolidando, tanto en las pautas de consumo, como en
la mentalidad y en la concepción de la vida.
En efecto, vemos cómo cada vez se busca más el éxito individualista, prescindiendo o violando el derecho de los
demás, el consumismo desenfrenado, el hedonismo, la pérdida de solidaridad y del sentido comunitario, la
corrupción...
Esto no quiere decir que la mayoría de las personas crea que el modelo neoliberal sea el mejor para nuestra
sociedad. Su adhesión no es de tipo teórico o analítico, sino práctico y vivencial. Es en los comportamientos y en
las reacciones donde se percibe que los antivalores del modelo se van instalando en el corazón de las personas
y en las prácticas cotidianas de los grandes sectores de nuestra sociedad.
Algunos analistas definen al individualismo actual, como un individualismo de tipo narcisista. Lo único que le
interesa es el saciar sus deseos. Desde esta perspectiva egocéntrica se proyectan todos los ideales de la vida.
La cultura neoliberal maneja una escala de valores que se encuentra en los antípodas del Mensaje de Jesús:
¡Vale únicamente lo que sirve a los propios intereses! Lo que da sentido de identidad, es lo que el individuo posee
en exclusividad. Lo común a todos o a muchos, lo juzga como despersonalizante. La autorrealización está en
relación directa con el lugar que se ocupa en la sociedad. ¡Cuanto más alejado estás de la cúspide económica,
más alejado estás de tu propia autorrealización! Todo triunfo del otro es una nueva derrota tuya, y en estas
victorias y en estas derrotas, no hay que olvidarlo, las apariencias valen más que la realidad.
La ideología neoliberal acepta, claro está, que una persona sea generosa y caritativa con los marginados y
excluidos, pero sólo en la medida que esto satisfaga sus propios intereses, personales o grupales. Para la cultura
neoliberal, la generosidad, en cuanto gratuidad, es un contrasentido.
El que no puede competir, es un fracasado. Intentar que desaparezca la marginación económica en nuestra
sociedades un absurdo para los neoliberales ortodoxos.

Una sociedad en la cual el sistema funciona como “ fábrica de hacer pobres" es, por su
misma naturaleza, violadora de todos y cada uno de los derechos humanos.

CUESTIONAMIENTOS AL MODELO
La doctrina antiestatal se ha ido radicalizando desde que comenzaron a implementarla Margaret Thatcher y Ronald
Reagan en 1979-80 en sus respectivos países. Sus postulados son muy simples:
 La empresa privada es más rentable que la estatal.
 El Estado es mal administrador.
 El mercado regula mejor la producción y los precios que la planificación estatal.
 Hay que estimular, sobre todo, al capital con márgenes altos de rentabilidad.
 La capacidad económica de los consumidores, así como el poder adquisitivo de los salarios, dependerá
de sutrabajo.
Tanto los fisiócratas ingleses del siglo XVIII, como el liberalismo propugnado por Adam Smith, tomaron a su cargo
la apología del egoísmo. La base de la prosperidad económica estaría, según ellos, en incentivar las tendencias
egoístas y el ansia de lucro de las personas.
El neoliberalismo impulsa actualmente en nuestro mundo un modelo de sociedad basada en normas únicamente
de eficiencia. Se supedita todo a normas y valores tecnológicos.
La revolución neoliberal, de corte profundamente insolidario, está creando graves desequilibrios en nuestra
sociedad: el costo social se descarga sobre las espaldas de los más oprimidos y marginados; se profundiza
la brecha entrericos y pobres; se debilitan los servicios del área social y aumenta la extrema pobreza en los
sectores más explotados de nuestra sociedad.
18

El culto a la eficiencia, no sólo coarta los principios democráticos, sino también los más elementales derechos de
la justicia social. No son ya los títulos de la sangre y de la herencia quienes otorgan pretendidos derechos, sino el
elitismo del dinero y del poder político. Es el reino de la plutocracia revestida con falsos ropajes de democracia...
No es de extrañar que unos pocos acumulen ingentes cantidades de bienes, cuando este simulacro de democracia
distribuye sus recompensas, no en razón del derecho a la solidaridad, sino en relación a la eficiencia y al poder
político de cada persona.
Con visión crítica debemos llegar a percibir que la situación privilegiada de unos pocos y la situación de miseria
de muchos, no son sino las dos caras de una misma moneda. Hay pobres porque hay ricos.

La insolidaridad dominante en el mundo actual, tanto a nivel de Estados, como a nivel de instituciones y de
personas, genera acumulación de bienes por un lado y pobreza por el otro, crecimiento económico para unos
pocos, ya sean países o personas, e indigencia y miseria para la gran mayoría.
El neoliberalismo es, por su misma naturaleza, antidemocrático y profundamente discriminador, y, por lo mismo,
violador de los derechos humanos.
Se reviste de democracia, pero es básicamente insolidario, ya que privilegia en modo exclusivo a una influyente
minoría y desconoce en la práctica derechos inalienables de las grandes mayorías.
Es evidente que el mercado no puede garantizar por sí mismo, que los sectores más pobres de la población
reciban la necesaria atención médica, educación adecuada, alimentación suficiente, vivienda digna, y los servicios
indispensables para que su vida pueda llamarse realmente humana. El neoliberalismo, encerrado en un inhumano
economicismo, olvida totalmente las exigencias de un desarrollo solidario de dimensiones humanistas.
Expresión de su cultura antidemocrática es la negación permanente de la igualdad real de las personas, la
discriminación económica cada vez más presente, el tráfico de influencias, el elitismo del dinero, el nepotismo y
compadrerío político, la parcialización y la corrupción del sistema judicial...
A esto se viene a añadir la enajenación de los recursos naturales, propiedad legítima de todo el pueblo, la
privatización de las empresas nacionales, la liquidación de la seguridad social de corte humanista y solidario, por
la creación de un fondo de pensiones, individualista y antisolidario.

ALTERNATIVAS FRENTE AL NEOLIBERALISMO


El triunfo del neoliberalismo capitalista ha significado la derrota del Estado y, sobre todo, la derrota del Estado de
Bienestar.
Es caer en un extremismo ideológico el plantear el problema en términos antagónicos: el mercado total en vez del
Estado total. Ambos han mostrado sus límites en la medida en que han sido implantados en forma excluyente. El
mercado y el Estado deben caminar de la mano para complementarse y corregirse mutuamente.

El gran objetivo del pleno empleo no es un sueño de Keynes ni un postulado socialista. Es una exigencia, es un
derecho de toda persona y una característica de una economía humana. Empleo, alimentación, salud, vivienda,
educación, crédito, descanso, seguridad... son componentes esenciales de un proyecto de nueva sociedad.
Una economía a escala humana debe estar orientada, fundamentalmente, hacia la satisfacción de todas las
necesidades básicas, tanto de orden personal como social. Enfocar el desarrollo en términos no meramente
economicistas, sino humanos, implica un cambio profundo en la racionalidad económica dominante. Poner lo
económico como valor máximo y exclusivo implica una terrible alienación. Fuera de la tergiversación de valores
que ello supone, significa un olvidarse totalmente de la centralidad de la persona humana.
El neoliberalismo, vigente en la mayoría de nuestros países, es puro capitalismo revestido de modernidad. En él
se forja el crecimiento económico (cuando lo logra) sobre una contrapartida de pobreza y miseria. Puede crear
riqueza, pero siempre es en base a mayor pobreza. Genera algunos ricos y muchos pobres porque es económica
y socialmente discriminatorio por naturaleza.
Si bien es cierto que la economía, en cuanto ciencia, tiene su legítima autonomía, no puede existir una ciencia
económica ajena a valores superiores que orientan el comportamiento humano.
El carácter humano de la economía exige a dimensión ética, ya que la actividad económica, aunque disponga de
la independencia que le es propia, sin embargo, debe estar abierta a recibir orientación de otros órdenes en la
unidad del ser humano.
19

Es un error muy grave, y de consecuencias nefastas para los sectores más pobres de nuestra sociedad, el
establecer un total distanciamiento entre ética y economía. Los que propugnan que la economía, y toda clase
de negocios, no están sometidos a ningún principio moral, no pretenden más que legitimar el robo, la explotación
y la injusticia. Las actividades económicas deben ejercerse siguiendo sus propias leyes, pero siempre iluminadas.
La centralidad de la persona, como horizonte referencial de la realidad económica, es uno de los puntos claves
de nuestra visión sobre la economía. Esta concepción humana de las realidades económicas imprime el sello
cristiano a la economía. La persona humana es el fundamento y el fin de todas las realidades temporales, incluida,
de manera prioritaria, la realidad económica.

El fin de una economía humana no es el lucro ni la máxima rentabilidad. Una economía


regulada únicamente por la oferta y la demanda no llega a satisfacer las exigencias básicas
de toda la sociedad. La economía debe modelarse y desarrollarse de acuerdo a las
necesidades.

LA NUEVA INTERNACIONAL DE CENTRO-IZQUIERDA


El Primer Ministro de Gran Bretaña. Tony Blair. apoyado por Bill Clinton y por
Fernando Henrique Cardozo de Brasil propone, a largo plazo, crear una
internacional de centro-izquierda con una fórmula intermedia entre el
capitalismo liberal y el socialismo de izquierda:
Los cuatro puntos básicos de este plan los podríamos resumir así:
1. Mantener la estabilidad de la economía mundial.
2. Impulsar la presencia activa del Estado, sobre todo en las áreas
de educación, formación técnica, infraestructura y salud.
3. Reformular y descentralizar al Estado de Bienestar.
4. Implantar el internacionalismo, superando el aislamiento y los
cerrados nacionalismos.

3. LA GLOBALIZACIÓN
EL FENÓMENO DE LA GLOBALIZACIÓN
El término globalización tiene connotaciones, no sólo mundiales, sino también multidimensionales.
Se trata de un proceso creciente de unificación de los mercados y de homogeneización de la producción
mundial, según el modelo capitalista. La cibernética y la informática orientan y dinamizan todo este proceso,
afectando, no sólo a la esfera económica, sino también a la política, a la social y a la cultural.
El proceso de globalización recibió un gran impulso, a fines de los 80, con la caída del Muro de Berlín y el final de
la Guerra Fría. La ruptura de las fronteras nacionales libera energías antes contenidas: los mercados se amplían,
el capital se transnacionaliza, se difunden por todo el mundo multitud de productos y se socializan usos,
costumbres, valores y contravalores propios del modelo de vida capitalista.
Pero surgen también interrogantes sobre sus resultados concretos y sobre todo, emergen nuevos y graves
problemas: el narcotráfico, el lavado del dinero sucio, el contrabando, el tráfico de armas, aumentan el terrorismo,
los secuestros, las nuevas amenazas a la ecología por los desechos nucleares y la contaminación creciente...
América Latina entra en el proceso de mundialización a través de los programas de ajuste estructural, elaborados
e impuestos por el Fondo Monetario Internacional. El neoliberalismo propugna la liberalización de los mercados,
la promoción de las exportaciones, la reducción del déficit fiscal y del gasto público, la privatización de las
empresas públicas, la apertura a mercados financieros de tipo especulativo...

La globalización está manejada y manipulada por el gran capital internacional, lo mismo que
el modelo neoliberal y la universalización del mercado. La ideología que subyace debajo de
todo el proyecto post-moderno responde a los intereses de un capitalismo, cada vez más
universal, pero, sobre todo, más injusto e inhumano.
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LA GLOBALIZACIÓN, ALGO INEXORABLE
Se está abriendo en el mundo una gran polémica entre los panegiristas de la globalización y sus acérrimos
impugnadores. Unos la alaban como impulsora y causante de importantes factores positivos en el área de la
economía mundial y otros, por el contrario, le achacan el ser generadora de desempleo y de graves males que
afectan, sobre todo, al mundo de los pobres.
Las opiniones están profundamente divididas, pero lo cierto es que, más allá de interpretaciones favorables o
recriminatorias, el fenómeno de la globalización es un hecho que está teniendo inmensas repercusiones a nivel
mundial, con consecuencias muy profundas, no solamente en el área del comercio o de la economía, sino en
todas las áreas económico-sociales y políticas de nuestra sociedad.
Aunque algunos piensen que el fenómeno de la globalización tiene preponderancia principalmente en el área
comercial y financiera, sin embargo, día a día se ve más claro que está afectando y configurando el futuro
inmediato a nivel planetario.
La globalización es algo inexorable. De buena o de mala gana todos estamos atrapados en ella. El fenómeno de
la globalización, no sólo es imparable, sino que sus efectos se irán sintiendo, con un impacto creciente, en toda la
sociedad.
Nos queda, por lo tanto, una sola opción lógica frente al bombazo planetario de la globalización: la de trabajar
para que sus claras tendencias deshumanizadoras, elitistas y discriminadoras se tornen en factores de
humanización, de mayor participación y democracia, a través de nuestra capacidad de discernimiento, nuestros
aportes teóricos y nuestras actitudes personales y grupales.

LA GLOBALIZACIÓN LO ABARCA TODO


Hay unanimidad en afirmar que estamos viviendo ya los albores de una nueva era. Una de las características más
perceptibles e impactantes es lo que se ha dado en llamar el proceso de globalización o mundialización.
Este proceso de mundialización se está dando en el área de la economía, de la política, de la estrategia militar,
de la tecnología, de la informática, de la ingeniería genética, de las comunicaciones...
En el área de la economía: imposición y aceptación del modelo neoliberal, el mercado como juez y parte; la
especulación y del blanqueo como fuentes de máximo lucro; concentración acelerada de los ingresos en pocas
manos; desocupación, aumento de la pobreza, economía informal, creciente poder de las multinacionales,
internacionalización del comercio...
En el área social: fragmentación y debilitamiento de las organizaciones populares, urbanización creciente y
deshumanizadora, migraciones, aumento de la agresividad y violencia, marginación y exclusión de grandes
sectores de la población.
En el área de la cultura: inmenso poder de los MCS, informatización, consumismo, individualismo, hedonismo,
pluralismo y permisividad en aumento...
En el área de la ética: crisis en la moral pública, corrupción generalizada, relativismo y subjetivismo ético,
autonomía de la economía frente a la ética, la manipulación genética.
En el área de lo religioso: retorno de lo sagrado, intimismo e individualismo religioso, sectarismo; evasionismos,
fundamentalismos...

El capitalismo: matriz de la globalización


Todo el proceso de mundialización ha nacido con la marca de fábrica de signo capitalista. La internacional solidaria
del proletariado ha sido reemplazada por la internacional de los poderosos. Como modo de producción se ha
"transnacionalizado" la máxima eficacia, con la consecuencia lógica de la explotación y la discriminación.
Nuestros países han conquistado formas de gobierno democráticas, aunque en muchos aspectos sean ellas más
representativas y formales que participativas y reales, sin embargo, los mecanismos que rigen la economía y las
finanzas son absolutamente autocráticos y verticalistas.
El poder real que las grandes corporaciones de las finanzas, de la industria y de la informática detentan es, cada
vez más poderoso y más peligroso, ya que no está suficientemente controlado por una legislación apropiada ni
por autoridades con legitimidad y competencia.

GLOBALIZACIÓN
 MAYOR POBREZA
 INFORMATIZACIÓN
 NUEVAS PAUTAS DE CONSUMO
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 CULTURA DE MASAS
 NUEVOS MODELOS DE CONDUCTA
 SEPARACIÓN TOTAL ENTRE ECONOMÍA Y ÉTICA
 RELATIVISMO MORAL
 POLARIZACIÓN ECONÓMICA
 COMERCIO INTERNACIONAL
 AUMENTO DE LA ECONOMÍA INFORMAL
 PODER DE LOS M.C.S.
 ELIMINACIÓN DE BARRERAS ECONÓMICAS
 MERCADO TOTAL
 MARGINACIÓN Y EXCLUSIÓN
 SU MATRIZ ES EL CAPITALISMO
 IMPOSICIÓN DEL MODELO NEOLIBERAL
 TRANSNACIONALIZACIÓN DEL CAPITAL
 PÉRDIDA DE SOBERANÍA

EJERCICIO PRÁCTICO
Colocar en las dos columnas las características de la globalización.

POSITIVAS NEGATIVAS

EN LA GLOBALIZACIÓN NO HAY LUGAR PARA LA JUSTICIA SOCIAL


La Doctrina Social de la Iglesia reconoce tres categorías en relación a la justicia: la justicia conmutativa, la justicia
distributiva y la justicia social. La justicia conmutativa regula los intercambios y los contratos particulares, pero la
justicia social mira al bien común. La justicia social no se opone a la conmutativa, sino que garantiza su
funcionamiento en forma más justa y más amplia.
No se puede desconectar las ganancias de las responsabilidades sociales. No se puede implantar estructuras
económicas al margen de la ética, si no queremos caer en un sistema antihumano y salvaje. Los efectos
deshumanizadores que genera el modelo los podemos percibir también en los países industrializados. A pesar de
su reducido crecimiento demográfico, tienen actualmente 35 millones de desocupados y más de 100 millones de
pobres.
Los países pobres lanzan al mercado del trabajo, cada año 37 millones de jóvenes. Es evidente que el
neoliberalismo, con su sistemática prescindencia de los valores éticos, está destruyendo todo lo que pueda
llevarnos a una verdadera solidaridad social. En la práctica, lo que está globalizando con la mayor eficacia
destructiva, es la desigualdad social. Se globaliza la liberación de los mercados, la especulación financiera, el
consumismo, las tecnologías de punta... pero no los valores éticos o el pleno empleo.
22
LA GLOBALIZACIÓN DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN

Vivimos hoy en un escenario en donde los medios de comunicación se han convertido en espacios claves de
construcción de la agenda pública y legitimación de las corrientes de opinión en la sociedad. y cada vez más nos
encontramos con tecnologías modernas de comunicación, que están generando una completa reorganización de
nuestras culturas y sus estructuras tradicionales. Sin embargo, es necesario advertir que, si bien los medios son
espacios de mediación cultural y social, se sostienen en estructuras económicas y políticas que responden a
intereses de poder que tienden a monopolizar la información, excluyendo a otros.
Parece ser que asistimos al encuentro de varias realidades culturales a la vez, en donde cada país hoy es un
fragmento de un todo más amplio. Pero, lo más interesante es que estamos incorporándonos a un nuevo tipo de
civilización. Y precisamente los medios de comunicación se han convertido hoy en espacios mediadores de esta
suerte de nueva cultura.
Sin embargo, una de las tendencias en sociedades globalizadas parece encontrarse en la manifestación de una
paradoja: mientras bienes y mensajes circulan en un mercado mundializando revitaliza la presencia de lo regional
y lo local. Todo ello porque existe una interconexión muy próxima entre lo global, lo nacional y lo local. Esto está
asociado a los procesos de desarrollo de experiencias de participación en los ámbitos locales, donde los actores
sociales pueden tener un mayor poder de negociación real y de incidencia más directa sobre sus propias vidas.
En ese sentido es interesante observar el modo cómo la globalización no ha logrado eliminar la gran reserva
cultural que se construye cotidianamente desde los ámbitos más locales. Los testimonios dan cuenta que los
hombres y las mujeres todavía se realizan en lo local en contacto con la familia, en la cotidianidad, donde sus
vidas tienen el sentidode la solidaridad.
Las experiencias radiales comunitarias, son escenarios privilegiados de este fenómeno, que nos permiten percibir
que las experiencias locales no han perdido su vigencia, pero están experimentando intensas resignificaciones en
su interacción con otras memorias culturales que genera la globalización.
En este contexto los medios nos plantean una realidad cultural nueva, donde la convivencia entre lo nacional y lo
transnacional, lo propio y lo ajeno, pone en juego el modo cómo se construyen hoy las identidades culturales entre
la gente.

EL MITO DE LA GLOBALIZACIÓN
El Director de la UNESCO ha afirmado que la globalización es un mito. En realidad, no existe la tal globalización.
Lo que hay son unos cuantos globalizadores y muchos, muchísimos, globalizados. Y esto se expresa claramente
en el hecho de que en este mundo de globalizadores y globalizados el 18% de la población mundial controla ya el
80% de los recursos y las riquezas del planeta.10
Para el sociólogo norteamericano James Patras, la globalización no es algo nuevo. Ha estado ligada, desde hace
ya muchos años, al capitalismo internacional, siendo sus agentes de expansión las poderosas multinacionales.
Por otro lado, debemos tener siempre presente que la globalización no es un proceso homogéneo o lineal de
progresiva integración mundial. El 80% de las inversiones mundiales se las realiza en los propios países
industrializados.
La globalización está relacionada con el debilitamiento del Estado de Bienestar y la estrecha vinculación a políticas
económicas internacionales que han convertido al Estado en instrumento para la expansión del capital
internacional.
Las nuevas tecnologías informáticas no hacen más que facilitar el flujo de información y la velocidad de la
transferencia de capitales (la mayoría de las veces de carácter especulativo). Pero la tecnología no determina
hacia dónde se dirige la inversión o la investigación.
La orientación emana de las exigencias y de los intereses de las corporaciones multinacionales. La influencia del
mercado varía en función de las demandas que son determinadas por la publicidad que, a su vez, están dirigidas
por los grandes intereses capitalistas.
Los protagonistas de la globalización son los grandes países industrializados a través de sus instituciones
mundialmente competitivas. Globalización significa, básicamente para ellos, expansión mundial a través de
fronteras y mercados totalmente abiertos.

Características de la globalización

1. Desarrollo y expansión de las nuevas tecnologías de comunicación, de interacción y de acumulación


del capital.

10 Federico Mayor: Cultura de la paz, 1998.


23
2. Transnacionalización de la economía y formación de grandes bloques y mercados comunes, con
anulación de barreras aduaneras y circulación libre de todos los productos a nivel mundial.
3. En el campo del conocimiento, valoración de la ciencia aplicada, como principal factor de desarrollo
(sociedad del conocimiento).
4. La problemática ecológica percibida, no ya como desafío local, sino como problema transnacional.
5. El concepto de soberanía de los países ha ido perdiendo peso. Hay un reconocimiento, cada vez mayor,
de la interdependencia de los países y una fuerte tendencia para aceptar la hegemonía de las naciones
con tecnologías más avanzadas.
6. Estamos entrando en la cultura de la efímero. Los cambios llegan cada vez con más rapidez. El ejemplo
más impactante, a nivel popular, es el de la informática.

ALTERNATIVAS ANTE EL RETO DE LOS PODEROSOS


Frente a la complejidad del fenómeno globalizador no podemos caer en actitudes simplemente condenatorias,
invalidadas ya de antemano por carencia en la capacidad de discernimiento.
Es evidente que la nueva sociedad con la cual soñamos va a estructurarse en dimensiones mundiales. El
provincianismo y el aislamiento, ya sea nacional, regional o grupal, están condenados al fracaso. La conciencia
de universalidad avanza, en aras de la economía y de los grandes avances técnicos, en forma rápida e
incontenible.
Ha sucumbido la internacional de los pobres, del proletariado, y en su lugar ha surgido la internacional de los
poderosos, el imperialismo del dinero.
Se deberían democratizar, a nivel mundial, comenzando por arriba, las Naciones Unidas, el Consejo de
Seguridad, las instituciones de Bretton Woods... No se puede actualmente abordar el proyecto de una sociedad
más solidaria sinintegrar en ella la dimensión globalizadora.
La globalización, con todo su inmenso potencial de nexos transnacionales, puede constituirse en un eficaz
instrumento para la preservación y defensa del medio ambiente, para el control del narcotráfico y de la carrera
armamentista, para garantizar la paz entre los pueblos y las etnias enfrentadas, para la búsqueda de soluciones
al problema del hambre y la lucha en contra del analfabetismo y las discriminaciones de género, raciales,
religiosas...
Para controlar el blanqueo de dinero sucio, para enfrentar, a nivel mundial, problemas tan acuciantes como el de
las migraciones, el desempleo, el terrorismo, la xenofobia..., etc.
Los movimientos populares, sin perder su propia identidad, deberían ir adquiriendo una nueva identidad social
que traspasase las fronteras nacionales y continentales.

HACIA UNA NUEVA HISTORIA


Se ha proclamado que nuestro mundo habría llegado al final de la historia queriendo con ello expresar que hemos
alcanzado el modelo de sociedad más perfecto posible y que los cambios que puedan darse únicamente serán ya
tecnológicos y productivos.
Con mirada muy corta, algunos creen que los países super-desarrollados serán ya por siempre el centro y el
corazón de este nuestro mundo globalizado. Esa mentalidad discriminatoria que predomina en los grandes centros
de poder mundial, con cierto tufo racista, no podrá resistir ante el despertar de ese 80% de la humanidad que pide
y exige unasrelaciones de mayor justicia y solidaridad.
El sujeto social en emergencia son los pobres y, dentro de los pobres, la mujer. Pero no esos pobres que son
portadores, ellos también, del virus neoliberal y lo único que quieren es enriquecerse para volverse quizás,
explotadores de sus hermanos. Son los pobres de corazón solidario. Aquellos que son capaces de luchar en favor
de una convivencia cualitativamente nueva para que todos los habitantes del planeta puedan vivir humanamente
en esta aldea global en reconciliación con la naturaleza y en humanización progresiva.
Pero para ello necesitamos de un proceso educativo mucho más profundo que el actual, más abierto al cambio, a
la creatividad, a la criticidad, al desarrollo de la personalidad, a la asunción autónoma de los valores éticos.11
Frente al desprestigio creciente de los partidos políticos y al anquilosamiento de los sindicatos, como instancias
mediadoras de participación ciudadana, están emergiendo, a nivel mundial, nuevos poderes, cobijados bajo la
expresión genérica de "sociedad civil". El aporte cívico se está constituyendo en un real poder popular en muchos
lugares. Se van creando redes de solidaridad, despertando a la gente, sobre todo a los jóvenes, de sus sueños
11
Según Centro de Investigación y Acción Social para Centroamérica. CIASCA; revista PASOS, NQ 71.
24
alienantes y rompiendo los pequeños horizontes del individualismo narcisista. La presencia femenina es cada
vez más gravitante y cuestionadora, así como las de organizaciones cívicas, los grupos étnicos, gremiales,
juveniles, culturales... Los movimientos, día a día más numerosos, en su lucha por los derechos humanos, por la
defensa del medio ambiente, contra el tráfico de armas... etc.
La vocación política es más que nunca necesaria, no ya al servicio de un Estado o como medio para la toma del
poder, sino para no dejar un poder absoluto en manos de los políticos o de altos ejecutivos transnacionales. La
política no puede estar disociada de la economía y la economía no puede estar disociada de las necesidades e
intereses de la sociedad. Esta presencia, cada vez más dinámica y más organizada, es la gran palanca para
revertir las propuestas más deshumanizantes de la globalización.

SIN "SATANIZAR" LA GLOBALIZACIÓN


El fenómeno globalizador, con su enorme complejidad, exige de nosotros un detenido y profundo discernimiento.
Dentro de su dinamismo universalizador encontramos aportes concretos y positivos, que no sólo deben ser
reconocidos y valorados, sino también apoyados y promovidos.
Uno de esos aportes está relacionado con la creciente conciencia de universalidad que, superando sectarismos y
nacionalismos chauvinistas, abre horizontes frente a las visiones excesivamente provincianas. La aldea planetaria
hace que vivamos los grandes acontecimientos de nuestro mundo con mayor cercanía y con creciente interés y
sensibilidad.
A partir de la Cumbre de Copenhague se está dando una fuerte y positiva autocrítica dentro de los poderosos
Organismos de Desarrollo Mundial (Banco Mundial, FMI, BID) que pocos años atrás prohijaron e impulsaron sus
recetas a escala mundial, tendiente a corregir la excesiva ortodoxia en la aplicación del modelo. Se trata, sobre
todo, (es muy importante resaltarlo), que el componente social debe estar mucho más presente en las estrategias
y en los proyectos económicos de los Estados y que la presencia del Estado debe ser mayor y más decisiva. Como
lo dijo en tono denunciativo el propio Director-Gerente del FMI, Michael Camdessus: " Hemos pasado de un
fundamentalismo del Estado a un fundamentalismo del mercado". Hay inquietud por encontrar ese justo medio.

4. UNA MIRADA CRITICA A NUESTRO MUNDO

SIN ÉTICA, TODO EL PROCESO NEOLIBERAL-GLOBALIZADOR SE VUELVE SALVAJE

La ciencia económica, desde el siglo XVIII, se ha proyectado hacia una total autonomía con respecto a la ética.
Los economistas han tratado de descubrir las leyes intrínsecas, según las cuales funciona esta parte tan
importante de la actividad humana, queriendo prescindir de cualquier tipo de tutela o de orientación por parte de
la moral.
Sin embargo, no creemos que haya ningún desarrollo auténtico y humano ignorando las normas de carácter moral.
Para Juan Pablo II las exigencias éticas no admiten discusión. "Si no hay ética, el desarrollo será salvaje."
Predomina en muchos tecnócratas una idea economicista del desarrollo. Esta visión economicista es parcial. Se
basa en una antropología de tipo reduccionista y, por lo mismo, falsa. Se limita, a lo sumo, al área del tener,
desconociendo el área del ser.
El desarrollo económico impulsado por el poder de la técnica no puede ir separado del desarrollo humano. El
desarrollo sin ética se convierte en un desarrollo salvaje. Es necesario que la técnica sea humanizada por la ética.
El terreno de las decisiones concretas corresponde a la racionalidad científica de la economía. La ética ha de
respetar siempre la autonomía de la ciencia, pero le corresponde el emitir juicios de valor sobre las decisiones
concretas en cuanto en ellas están comprometidos valores fundamentales de las personas.
Es urgente volver a lo humano. El énfasis se ha puesto en el mero crecimiento, reduciendo las complejas y
variadas apetencias del ser humano a las de tipo material. El desarrollo no puede limitarse a la acumulación de
riquezas, ni se puede medir un auténtico desarrollo integral de las personas con indicadores economicistas, como
el Producto Interno Bruto, o la Renta Per Cápita.
La economía y los economistas no pueden ser los máximos rectores de la política de nuestros países. La política
es el conjunto de propuestas y actividades ordenadas al bien común de la sociedad.
25

La Cumbre de Copenhague tomó plena conciencia de las graves consecuencias que está generando en nuestro
mundo el distanciamiento o divorcio entre la economía y la ética.
La Cumbre de Copenhague sugiere que se vayan integrando las políticas económicas, sociales y culturales de
manera que se apoyen mutuamente, y promover la distribución equitativa de los ingresos con un mayor acceso
de todos, en equidad e igualdad, a los recursos. Juzga que es una prioridad básica para los gobiernos el impulsar
el pleno empleo y que los programas de ajuste estructural incluyan objetivos de desarrollo social, acrecentando
los recursos asignados a este rubro.

Asistimos a una secularización de los valores. La ética está dejando de tener un papel
normativo para regular los comportamientos. La política la economía, el comercio, se rigen
por pautas pragmáticas, alejadas más y más, de las normas y valores morales.

SUPERANDO LA CONCEPCIÓN ECONOMICISTA Y REDUCCIONISTA


El pensamiento neoliberal, enquistado en las corrientes globalizadoras, se basa en una antropología de tipo
reduccionista.
El desarrollo limitado al área de lo económico es totalmente parcial e insuficiente. La economía y el desarrollo no
son solamente cuestiones técnicas. Tienen siempre una dimensión ética. Cuando hablamos de ética entendemos
un sistema jerarquizado de valores según el cual se ordenan los comportamientos de las personas y de los grupos
sociales.
La visión economicista, predominante en la dinámica globalizadora, enfoca todo el proceso mundial desde un
punto de vista exclusivamente material y tecnológico. Parte de una concepción unilateral del desarrollo, reduciendo
toda la complejidad y todas las apetencias del ser humano, al área de las necesidades materiales. Comprender
que el desarrollo no está en los objetos, sino en las personas y proponerlo en términos, no meramente
economicistas, sino humanos, implica un cambio profundo y necesario en la racionalidad económica predominante
en las corrientes globalizadoras.

LA CENTRALIDAD DE LA PERSONA
Para la ética cristiana, el marco referencia, la praxis en todos los aspectos de las relaciones humanas, es el de
considerar siempre a la persona como centro y fin, nunca como medio o como elemento marginal. Por lo tanto, el
valor de la persona constituye el origen y el objetivo también de la actividad económica.
Este principio que afirma y defiende a la persona como fundamento, causa y fin de todas las instituciones es el
fundamento del cual se han deducido los principales aportes de la Doctrina Social de la Iglesia. Este principio
responde a las exigencias de la naturaleza humana y, por lo mismo, debería ser aceptado por todos.
Todo ser humano, por el mismo hecho de serIo, goza de una dignidad inalienable.
Para el cristiano, toda persona es reflejo de la presencia divina. Cuando Dios creó al ser humano, lo creó a su
imagen(Gn 1,27).
Jesús nos dice: "Les aseguro que todo lo que hicieron por estos hermanos más humildes, por mí lo hicieron" (Mt
25,40).
Debemos amar al otro por la simple razón de ser otro. El amor verdadero no se fundamenta en otras virtudes o
cualidades. Este amor llega también, por lo tanto, al extraño y aún al enemigo.
"Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pues bien, yo les digo: Amen a sus enemigos y oren
por quienes les persiguen. Así ustedes serán hijos de su Padre que está en el cielo; pues El hace que salga el
sol sobre malos y buenos, y manda su lluvia sobre justos y pecadores” (Mt 5, 43-46).
Por lo tanto, la marginación, la exclusión y la pobreza contradicen radicalmente la dignidad de las personas y el
mandato universal del amor. En la medida en que el modelo neoliberal excluye, en forma directa y sistemática, a
tantas y tantas personas de una participación humana y equitativa, se aleja y se enfrenta al proyecto de Jesús.

EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES DE LA CREACIÓN


Siempre estuvo presente este principio en la genuina tradición cristiana. El Concilio Vaticano II lo asumió y lo
explicitó con gran fuerza y claridad. La “Gaudium et Spes” lo expresa así:
26
"Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En
consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la
justicia y con la compañía de la caridad. Quien se halla en situación de necesidad extrema tiene
derecho a tomar de la riqueza ajena lo necesario para sí... El conjunto de instituciones consagradas
a la previsión y a la seguridad social pueden contribuir al destino común de los bienes".12

La encíclica Populorum Progressio de Pablo VI, insiste en esta misma idea, agregando que todos los derechos
económicos están supeditados a este gran principio. Dice Pablo VI:

"Todos los demás derechos, sean los que sean, comprendidos los de propiedad y comercio, a ello
están subordinados; no deben estorbar, antes, al contrario, facilitar su realización y es un deber
social grave y urgente hacerlos volver a su finalidad primera."13

Juan Pablo II ha vuelto a insistir sobre el primer principio, confrontándolo con el derecho de propiedad, en la
encíclica Sollicitudo rei socialis:

"Es necesario recordar, una vez más, aquel principio peculiar de la doctrina cristiana: los bienes
de este mundo están originariamente destinados a todos. El derecho a la propiedad privada es
válido y necesario, pero no anula el valor de tal principio. En efecto, sobre ella grava una hipoteca
social, es decir, posee, como utilidad intrínseca, una función social fundada y justificada
precisamente sobre el principio del destino universal de los bienes".14

LA SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES HUMANAS FUNDAMENTALES


Este es el fin primario de la economía. El fin de una economía humana no es el lucro ni la máxima rentabilidad.
Una economía regulada únicamente por la oferta y la demanda no llega a satisfacer las exigencias básicas de
toda la sociedad. La economía debe modelarse y desarrollarse de acuerdo a las necesidades.15
Una economía justa tiene que ser una economía orientada hacia la satisfacción de las necesidades humanas,
lejos de los falsos criterios consumistas cuyos fines se reducen a la obtención de las satisfacciones superfluas,
efímeras o suntuarias.
El lucro excesivo se realiza muchas veces con la manipulación de las necesidades ajenas.
El ansia desmedida de lucro es uno de los errores básicos del liberalismo económico,16 provocando una economía
de interés exclusivamente individualista que profundiza, cada vez más, la brecha que separa a las clases
privilegiadas de los pobres.

HACIA UNA ECONOMÍA SOLIDARIA


El modelo socio-económico vigente nos quiere presentar a la economía y la solidaridad como dos ideas o
propuestas irreconciliables y antagónicas. Se pretende reducir la solidaridad a un plano totalmente secundario, a
mero paliativo, ante los efectos tan negativos de los modelos monetaristas...
Según ellos, la solidaridad, como expresión de la caridad cristiana o del altruismo, debe aparecer después que la
economía ha cumplido su tarea. Para los economistas del sistema no es necesario, ni siquiera conveniente, que
la economía y todo el sistema de producción y distribución de bienes y beneficios sean solidarios, ni tampoco las
estrategias y las estructuras socio-económicas.
Las tendencias monetaristas de los modelos económicos en vigencia se alejan cada vez más de la solidaridad y
de las exigencias de la justicia social; se basan fundamentalmente en relaciones de fuerza, de influencia, de
conflicto y de competitividad.
La teoría económica convencional parte del supuesto de que los sujetos económicos son movidos por el interés y
el lucro personal. Sin embargo, esto no corresponde totalmente a la verdad. También el hombre, más allá de sus
egoísmos, es un ser sensible ante el dolor ajeno y es capaz de sentirse identificado con los más nobles ideales
de otras personas y de asumir como propias las necesidades de sus hermanos y aún de entregar la vida por ellos.

12
Gaudium et Spes, N° 69
13
Populorum Progressio, N° 22
14
Sollicitudo Rei Socialis, N° 42
15
M. Vidal: Una ética económica fundamental, PÁGINAS, N° 142.
16
Matel et Magistra, N° 11.
27
GLOBALIZAR LA SOLIDARIDAD Y LA ESPERANZA
No deja de llamar la atención que el Papa Juan Pablo II asuma, en su Mensaje de la Jornada Mundial de la Oración
por la Paz, una idea y una expresión tan actual y tan oportuna como esa de globalizar la solidaridad.
El Papa comienza su Mensaje reconociendo el fenómeno de la globalización de la economía y de las finanzas
como una realidad que se expande con suma rapidez.
Estamos, dice el Mensaje, en los umbrales de una nueva era que conlleva, a la vez, grandes esperanzas
e inquietantes puntos interrogativos.
Lo que preocupa al Papa, no es la globalización en sí, sino el impacto negativo que está teniendo sobre los pobres,
como personas y como países.
Los organismos internacionales, dice el Papa, deben promover el sentido de responsabilidad respecto al bien
común para lograr una sociedad más equitativa en un mundo que se encamina hacia la globalización. Nunca se
debe perder de vista la centralidad de la persona humana, que debe ser siempre el fundamento de todo proyecto
social. Hay que construir una verdadera comunidad mundial, basada en la confianza recíproca y el mutuo respeto.
El gran desafío actual consiste en construir una globalización en la solidaridad, una globalización que a nadie deje
al margen.
Si el objetivo es construir una globalización sin dejar a nadie al margen, no se podrá tolerar el que un acaudalado viva al lado
de un miserable y que unos pocos despilfarren lo que otros necesitan desesperadamente para vivir.
Hay naciones que corren el peligro de quedar excluidas de una economía que se globaliza. La globalización debe ir unida
a la solidaridad. Hay que ayudar a aquellos países que no pueden entrar con éxito en el mercado global. Es algo que se
les debe por justicia. En una auténtica familia de naciones, nadie puede quedar excluido.
Ante la proximidad de la celebración del Año Jubilar, el Papa pidió a las naciones más poderosas y a los
Organismos Internacionales, el perdón de la deuda de los países más pobres, ya que, según la tradición descrita
en la Biblia, la celebración del Jubileo implicaba la condonación de todas las deudas. Este pedido del Papa debe ser
escuchado, ya que,según sus palabras es algo que se les debe en justicia.17
No basta analizar la globalización. Peor todavía sería quedarse en simples lamentos. Actualmente no se puede
abordar ningún proyecto de nueva sociedad sin un discernimiento profundo y crítico sobre el fenómeno de la
globalización, asumiendo e integrando, de algún modo, sus macro-dimensiones y cuestionando, por otro lado, sus
principales propuestas programáticas tan discriminatorias y deshumanizantes.
Deberíamos diseñar todo un programa de esfuerzos convergentes a nivel regional, nacional y continental para
rescatar y proyectar las alternativas que se nos ofrecen dentro de algo tan complejo, tan poderoso y tan actual
como es la globalización.
Frente a la ideología de la globalización que legitima la pobreza y la exclusión, hay que plantear los postulados de
un auténtico concepto de democracia; frente a una globalización tan deshumanizante, discriminatoria, elitista,
economicista, y masificadora, tendríamos que propugnar por una globalización humanizante, democrática,
popular, solidaria y ética a nivel mundial.
Es necesario crear redes globales de solidaridad de la sociedad civil, redes de organizaciones de derechos
humanos, redes de medios de comunicación alternativos, redes ecuménicas de instituciones religiosas, redes de
defensa y protección del medio ambiente, redes de bancos populares para democratizar el crédito, redes de
agrupaciones de mujeres para defender el derecho a la vida ya una vida digna...
Iniciativas en el campo de la salud, de la educación, de la vivienda... El gran reto actual es el de inventar,
juntamente con nuestro pueblo, estas redes de solidaridad hacia una transformación humanizante de nuestra
sociedad. Es un verdadero reto que busca confrontar y desterrar el desencanto que viven nuestros pueblos frente
a la transnacionalización de signo capitalista.

LA NUEVA SOCIEDAD que soñamos y por la que luchamos desde nuestra visión cristiana
del mundo y de la economía y desde una opción clara y solidaria por los derechos humanos
y por los más pobres, se caracteriza las siguientes primacías:
 Primacía de la vida sobre cualquier otro valor
 Primacía de la persona sobre todo poder
 Primacía de la ética sobre la técnica
 Primacía del trabajo sobre el capital
 Primacía de la justicia sobre el orden

17
Mensaje de Juan Pablo II en la Jornada Mundial de la Paz, 1 de enero de 1998.
28

INDICE

Presentación 3
PRIMERA PARTE:

LA POST-MODERNIDAD 3

Características de la modernidad 3

Rasgos que caracterizan la post-modernidad 4

La gran mutación planetaria 4

Retos y alternativas 5

Características de la modernidad 6

Características de la post-modernidad 6

SEGUNDA PARTE:

EL NEOLIBERALISMO 7

El liberalismo económico: Un poco de historia 7

Principales características del neoliberalismo 8

El neoliberalismo como doctrina y como praxis 10


Los impactos negativos del neoliberalismo 10

El fenómeno del mercado 11

El neoliberalismo y la colonización de la cultura 13

El mercado frente al Mensaje Evangélico 14

Un mundo cada vez más polarizado 15

Con el neoliberalismo en el corazón 17

Cuestionamientos al modelo 17

Alternativas frente al neoliberalismo 18


29

TERCERA PARTE:

LA GLOBALIZACIÓN 19

El fenómeno de la globalización 19

La globalización, algo inexorable 20

La globalización lo abarca todo 20

En la globalización no hay lugar para la justicia social 21

La globalización de los medios masivos de comunicación 22

El mito de la globalización 22
Alternativas ante el reto de los poderosos 23

Hacia una nueva historia 23

Sin satanizar la globalización 24

CUARTA PARTE:

UNA MIRADA CRÍTICA A NUESTRO MUNDO 24

Sin ética, todo el proceso neoliberal-globalizador se vuelve salvaje 24

Superando la concepción economicista y reduccionista 25

La centralidad de la persona 25

El destino universal de los bienes de la creación 25

La satisfacción de las necesidades humanas fundamentales 26

Hacia una economía solidaria 26

Globalizar la solidaridad y la esperanza 27


30

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