ACTIVIDAD 1 "Leemos y Analizamos El Cuento "El Torito de La Piel Brillante"
ACTIVIDAD 1 "Leemos y Analizamos El Cuento "El Torito de La Piel Brillante"
ACTIVIDAD 1 "Leemos y Analizamos El Cuento "El Torito de La Piel Brillante"
° grado de secundaria
EAI3“Valoramos y recordamos el legado de nuestro escritor José María Arguedas”
SEGUNDO BIMESTRE
ACTIVIDAD 1
Leemos y analizamos el cuento “El torito de la piel brillante”
¡RECUERDEN LAVARSE LAS MANOS Y DESINFECTAR LOS UTILES QUE VAN A UTILIZAR!
Se acuerdan las normas de convivencia:
¿Qué normas de convivencia trabajaremos el día de hoy? (netiquetas)
-Levantar la mano al participar
-Respetar las opiniones de los demás.
-Participar activamente en clases.
-Darle un uso adecuado al celular.
Actividad física: Movemos las manos y el cuerpo.
PLAN LECTOR: ¿QUIÉN FUE LA PRIMERA PERSONA? (lunes 15 de mayo 2023)
Hipótesis: ¿De qué tratara el video?
https://www.youtube.com/watch?v=1ZMU8Cb-U5U
El cuento: definición, orígenes y características
¿De qué trata el video visualizado?
¿Puedes identificar cuál es el propósito de la sesión
Leer y analizar el cuento “El torito de la piel brillante”
Situación significativa
Las
estudiantes del segundo grado de
secundaria de la I.E. “Margarita Santa Ana
de Benavides” se encuentran agrupadas y
dialogando sobre el Perú, que es un país
diverso en culturas, geografía, recursos,
tradiciones, lenguas, manifestaciones
literarias, etc. Ellas valoran nuestra
diversidad cultural, geográfica y
lingüística. Así también, cuestionan las
diferencias de oportunidades para
reconocernos iguales en condición
humana, derechos, deberes, dignidad, pero
distintos en valores, creencias, prácticas
culturales, formas de ver el mundo y la
vida. Reflexionan con una mirada
intercultural, las manifestaciones de
nuestra cultura y la de otros.
En este sentido, la literatura se presenta como
una oportunidad para apreciar la
diversidad y estas han sido escritas por
autores nacionales como “José María
Arguedas”. Ante esta situación nos preguntamos: ¿De qué manera se puede mostrar las riquezas
culturales de nuestra comunidad?
PRODUCTO INTEGRADOR EDA 3
Producción de un cuento sobre el ser humano y la naturaleza: una relación
armoniosa.
Planteo hipótesis de lectura previa (Antes de la lectura)
Explora el cuento: “El torito de la piel brillante” de José María Arguedas, que se encuentra en la sección Recursos.
Antes de leer, realiza predicciones o hipótesis de lo que este texto presentará. Por ello, solo debes leer el título, los
subtítulos y algunas palabras que llamen tu atención y observar de manera global y solo 30 segundos todo el texto.
METACOGNICIÓN
millones de fotografías. ¿Qué altura tendría? Bueno, si cada fotografía estuviera impresa en una tarjeta
postal, 185 millones de fotos formarían una torre de unos 6705 metros de altura, es decir, más de 180
rascacielos neoyorquinos colocados uno encima del otro. Demasiado alto para escalarlo, incluso
suponiendo que no se cayera (lo que seguramente sucedería) Así que manejemos esto con seguridad y
coloquemos las imágenes a lo largo de un único estante. ¿Qué longitud tendría ese estante? Algo más
de 63 kilómetros.
E
ste era un matrimonio joven. Vivían solos en una comunidad. El hombre tenía una vaquita. La alimentaba
dándole toda clase de comida: gachas de harina o restos de jora. La criaban en la puerta de la cocina.
Nunca la llevaron fuera de la casa y no se cruzó con macho alguno. Sin embargo, de repente, apareció
preñada. Y parió un becerro color marfil, de piel brillante. Apenas cayó al suelo mugió enérgicamente.
El becerro aprendió a seguir a su dueño; como un perro iba tras él por todas partes. Y ninguno solía
caminar solo; ambos estaban juntos siempre. El becerro olvidaba su madre; sólo iba donde ella para mamar. Apenas
el hombre salía de la casa, el becerro lo seguía.
Cierto día, el hombre fue a la orilla de un lago a cortar leña. El becerro lo acompaño. El hombre se puso a
recoger leña en una ladera próxima al lago; hizo una carga, se echó al hombro y luego se dirigió a su casa. No se
acordó de llamar al torito. Este se quedó en la orilla del lago comiendo totora que crecía en la playa.
Cuando estaba arrancando la totora salió un toro negro, viejo y alto, del fondo del agua. Estaba encantado,
era el demonio que tomaba esa figura. Entre ambos concertaron una pelea. El toro negro dijo al becerro.
-Ahora mismo tienes que luchar conmigo. Tenemos que saber cuál de los dos tiene más poder. Si tú me
vences, te salvarás; si te venzo yo, te arrastraré al fondo del lago.
-Hoy mismo no –contesto el torito-. Espera que pida licencia a mi dueño, que me despida de {el. Mañana
lucharemos. Vendré al amanecer.
-Bien –dijo el toro viejo-. Saldré al mediodía. Si no te entro a esa hora, iré a buscarte en una litera de fuego, y
te arrastraré a ti y a tu dueño.
- Está bien. A la salida del sol apareceré por estos montes – contestó el torito.
Así fue como se concretó la apuesta, solemnemente.
Cuando el hombre llegó a su casa, su mujer le preguntó:
-¿Dónde está nuestro becerrito?
-¿Dónde estará?
Sólo entonces el dueño se dio cuenta que el torito no había vuelto con él.
Salió de la casa a buscarlo por el camino del lago. Lo encontró en la montaña. Venía mugiendo de instante
en instante.
-¿Qué fue lo que hiciste? ¡Tú dueña me ha reprendido por tu culpa! Debiste regresar inmediatamente –le dijo
el hombre, muy enojado.
El torito contestó:
-¡Ay! ¿Por qué me llevaste, dueño mío? ¡No sé qué ha de suceder!
-¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Qué puede sucederme? – preguntó el hombre.
-Hasta hoy nomás hemos caminado juntos dueño mío. Nuestro camino común se ha de acabar.
-¿Por qué? ¿Por qué causa? –volvió a preguntar el hombre.
-Me he encontrado con el poderoso, con mi gran señor. Mañana tengo que ir a luchar con él. Mis fuerzas no
pueden alcanzar a sus fuerzas. Hoy, él tiene un gran aliento. ¡Ya no volveré! Me ha de hundir en el lago –dijo el torito.
Al oír esto, el hombre lloró. Y cuando llegaron a casa, lloraron ambos, el hombre y su mujer.
¡Ay mi torito! ¡Ay criatura! ¿Con qué vida, con qué alma nos has de dejar?
Y de tanto llorar se quedaron dormidos.
Y así, muy al amanecer, cuando aún quedaban sombras, muchas sombras, cuando aún no había luz de la
aurora, se levantó el torito, y se dirigió hacia la puerta de casa de sus dueños, y les habló así:
-Ya me voy. Quedaos, pues, juntos.
¡No, no! ¡No te vayas! –le contestaron llorando-. Aunque venga tu señor, tu encanto, nosotros le
destrozaremos los cuernos.
-Mo podréis – contesto el torito-.
-Sí, hemos de poder. ¡Espera!
-Pero el torito salió hacia la montaña.
-Subirás a la cumbre, y muy a ocultas, me verás desde allí –dijo-.
El hombre corrió, le dio alcance y se colgó de su cuello, lo abrazó fuertemente.
-¡No puedo, no puedo quedarme! –le decía al torito-.
-¡Iremos juntos!
-No, mi dueño. Sería peor, ¡me vencería! Quizás yo solo, de algún modo pueda salvarme.
-¿Y cómo ha de ser mi vida si tú te vas? –Decía y lloraba el dueño-. En ese instante el sol salía, ascendía en
el cielo.
-Juntos viviréis, juntos os ayudaréis, mi dueño. No me atajes más, mira que el sol ya está subiendo. Anda a la
cumbre, y mírame desde allí. Nada más – rogó el torito.
Entonces ya no hay nada que hacer –dijo el hombre- y se quedó en el camino. El torito se marchó.
El dueño subió el cerro y llegó a la cumbre. Allí se tendió; oculto en la paja miró el lago. El torito llegó a la
ribera; empezó a mugir poderosamente; escarbaba el suelo y echaba el polvo al aire. Así estuvo largo rato mugiendo
y aventando tierra; solo, muy blanco, en la gran playa.
Y el agua del lago empezó a moverse; se agitaba de un extremo a otro; hasta que salió de su fondo un todo,
un toro negro, grande y alto como las rocas. Escarbando la tierra, aventando polvo, se acercó hacia el torito blanco.
Se encontraron y empezó la lucha.
Era el mediodía y seguían peleando. Ya arriba, ya abajo, ya hacia el cerro, ya hacia el agua, el torito luchaba;
su cuerpo blanco se agitaba en la playa. Pero el toro negro lo empujaba, poco a poco, lo empujaba. Lo empujaba
hacia el agua. Y al fin, le hizo llegar hasta el borde del lago, y de un gran astazo lo arrojó al fondo; entonces el toro
negro, el poderoso, dio un salto y se hundió tras de su adversario. Ambos se perdieron en el agua. El hombre lloró a
gritos; bramando como un toro descendió la montaña; entró a su casa y cayó desvanecido. La mujer lloraba sin
consuelo.
Hombre y mujer criaron a la vaca, a la madre del becerro blanco con grandes cuidados, amándola mucho,
con la esperanza de que apareciera un torito igual al que perdieron. Pero transcurrieron los años y la vaca
permaneció estéril. Y así, los dueños pasaron el resto de su vida en la tristeza y el llanto.
-Personajes Secundarios:
b. Un toro negro y viejo. Era enorme y alto como las rocas; peleó con el torito de la piel brillante.
c. La vaca. Madre del torito de la piel brillante.
d. Los dueños del torito de la piel brillante.
Se narra la historia de un torito que nació y creció en el hogar de una joven pareja, proveniente de una comunidad
campesina El torito tenía la costumbre de acompañar a todas partes a su joven dueño, hasta que un día el joven
campesino se puso a cortar leña a la orilla del lago mientras el torito comía totora y después de recogerla se fue,
olvidándose de él. En ese instante salió un toro negro y grande del fondo del lago, quien retó a una pelea de muerte
al torito diciéndoles: “Si tú me vences, te salvarás, si te venzo yo, te arrastraré al fondo del lago”. El torito respondió
que le era imposible pelear porque no tenía el permiso de su dueño; postergando el duelo hasta el amanecer. El toro
negro aceptó la propuesta, no sin antes amenazarlo ante un posible arrepentimiento. El joven regresó de su hogar
para buscar al torito y lo encontró en la montaña, allí escuchó muy apenado toda la historia. Al amanecer, el torito se
despidió de sus queridos amos y aunque estos trataron de oponerse a su destino, el torito muy entristecido marchó a
la cita diciéndole a su dueño: “subirás a la cumbre y desde allí me veras”. El hombre llegó a la cumbre de la montaña
y desde allí pudo ver la ardua lucha entre los combatientes, que finalizó cuando el toro negro logró sumergir al torito,
desapareciendo ambos animales en el agua. El dueño lloró y gritó como nunca y a su regreso hizo lo mismo su
mujer; y aunque ambos criaron con mucho cuidado a la vaca, madre del torito, esta nunca pudo alumbrar otro
becerrito.