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MOISES Y Y…
La tradición transmitida por los grandes maestros herméticos afirma que
en un momento crucial de la historia de la humanidad, un poderoso “Arcángel
diabólico”, si es que se nos permite llamarlo así, logró penetrar las defensas
ocultas e ingresar en la atmósfera del planeta tierra, provocando grandes
perturbaciones. Para poder concebir a este ente, sugerimos la lectura del libro “EL QUE
ACECHA EN EL UMBRAL”, de H. P. Lovecraft. El causante directo, aunque involuntario
de esta catástrofe que nos aflige hasta el día de hoy, fue, según consta en los anales
herméticos, Moisés. Todos conocen la aparición de Moisés flotando en una cesta en el río, y
su posterior adopción, circunstancia que indujo a engaño a los sacerdotes egipcios de
aquella época, quienes tomándolo por egipcio llegaron a iniciarlo en los misterios de la
magia ritual, que es un método para hacer vibrar notas claves de la naturaleza y producir así
ciertos fenómenos que el operador desea lograr. El estudio de la física atómica nos muestra
en teoría que es posible producir cambios o transmutaciones en la materia, por lo que no
tiene nada de milagroso que estas mutaciones se lleven a cabo por procedimientos secretos.
A pesar de su identificación esotérica con la magia egipcia, Moisés siempre
permaneció fiel a la sangre de sus ancestros, por lo cual su más fuerte deseo era el de
constituirse en el líder que liberara a su pueblo de la esclavitud, conduciéndolo a la tierra
prometida. Guiado por este deseo, Moisés, consciente de las poderosas fuerzas que había
aprendido a manejar, concibió una audaz idea: realizar un pacto o alianza mágica con un
ángel, criatura divina que se encargaría de darle el poder y la ayuda del cielo para salvar a
sus hombres.* Después de una larga preparación llevó a cabo, en la mas profunda soledad,
la ceremonia ritual con las palabras mágicas e invocaciones correspondientes. En medio de
impresionantes fenómenos atmosféricos y telúricos hizo su aparición un ser de
impresionante presencia, que hizo temblar de pánico a Moisés por la tremenda fuerza que
proyectaba.
Jamás sabremos ni nos será posible imaginar las condiciones en las
cuales se llevó a cabo el pacto entre el hombre y el cielo. El ángel accedió a todo
lo que Moisés le solicitaba y prometió su ayuda, exigiendo en cambio una
irrestricta obediencia. Le reveló su nombre que era Y . , y le pidió que en señal
de unión todos sus seguidores debían experimentar una pequeña operación
quirúrgica de tipo ritual, con leve derramamiento de sangre. Todo hombre que
pasaba por esto llegaba a ser hijo de Y. La sangre que se derramaba sellaba este
pacto.
A partir de este día, Moisés, revestido de un poder sobrehumano comienza a realizar
toda clase de actos de magia, convirtiendo en el centro de su poder al “Arca de la Alianza”.
Toda clase de plagas y calamidades fueron enviadas sobre Egipto e incrédulos y rebeldes
eran fulminados por la ira de Y . De esta manera el pueblo de Moisés iniciaría el éxodo que
habría de durar 40 años. Posteriormente, Y., el poder oculto tras el líder, comenzó a cambiar
súbitamente su manera de proceder, empezando a formular extrañas exigencias, cuyo común
denominador era el derramamiento de sangre.
Moisés, sobrecogido, empezó a darse cuenta de la magnitud del error cometido, al
comprender que el “ángel divino” era en verdad “ángel de las tinieblas”, polo opuesto al de
la potencia luminosa que él había pretendido evocar.
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Este “ángel infernal” era uno de los integrantes de las huestes de las sombras,
vampiro que para mantener su poder y fortaleza necesitaba beber sangre humana, esencia
cargada de la vitalidad que otorga la chispa divina. Es por eso que a lo largo del éxodo se
producen tantos incidentes de sangre, provocados por el oculto dictador.
¿QUIÉN ERA REALMENTE Y.? DIGAMOS QUE ERA UN SER MUY
ANCIANO POR SU EVOLUCIÓN, LA CUAL IGNORAMOS DÓNDE SE ORIGINÓ. A
TRAVÉS DE LARGUÍSIMOS PERÍODOS DE TIEMPO CÓSMICO, ESTE ENTE
CONSERVÓ SU INDIVIDUALIDAD, PERO EVOLUCIONÓ, POR DESGRACIA,
HACIA EL LADO CONCEPTUAL NEGATIVO, NEGRO, O DESTRUCTIVO, COMO
UN ANCIANO QUE AL PASAR EL TIEMPO SE HUBIERA IDO AMARGANDO MÁS
Y MÁS HASTA LLEGAR A UNA CONCEPCIÓN TOTALMENTE DESTRUCTIVA Y
NEGATIVA DE LA VIDA.
Muchos seres similares a Y., existen en el Universo. Por fortuna, las defensas
magnéticas del planeta tierra constituyen para estos entes una coraza impenetrable. Sin
embargo, el ritual mágico de Moisés abrió una puerta y formó la vía a través de la cual pudo
penetrar Y., a la tierra. Detengámonos a pensar un momento y veremos que nos
encontramos ante el acontecimiento más trascendental, pero infortunadamente perjudicial,
en la historia oculta de la humanidad. Para justificar esta aserción debemos necesariamente
hacer algunas disgresiones aclaratorias sobre lo que es verdaderamente el planeta tierra.
Podemos afirmar serenamente, sin temor a la burla sarcástica de los ignorantes o de
los semisabios, que el planeta tierra es un ser humano. No algo equivalente a un ser humano,
sino que un hombre en toda la extensión de la palabra.
La filosofía hermética sostiene la veracidad de la reencarnación, pero afirma que ésta
se lleva a cabo solamente en algunas personas, las cuales poseen o han desarrollado
íntimamente algunas cualidades o características capaces de resistir a la muerte, es decir,
ajenas al cuerpo físico corruptible. Al decir personas nos referimos a seres humanos, aún
cuando estos presentaren características físicas diferentes al hombre terrestre.
Prosiguiendo con la reencarnación, el hermetismo enseña que cuando un iniciado
hermetista de alto grado alcanza el poder de reencarnar conscientemente, es decir, cambiar
de cuerpo físico conservando su individualidad y cierto grado de memoria, el iniciado va,
gradualmente, en el transcurso de sucesivas vidas, creciendo paulatinamente en su poder
espiritual, o sea, teniendo una esencia o chispa divina cada vez más potente.
De este modo llega el momento en el cual el cuerpo del hombre, en la dimensión y
forma que nosotros conocemos, no es capaz de “contener” o soportar una esencia tan vasta y
poderosa, motivo por el cual ese espíritu o esencia superdesarrollada debe buscar un cuerpo
físico adecuado a su tremenda fuerza energética. Es así como “reencarna” en el cuerpo de
un planeta nuevo o joven, y continúa allí su desarrollo, en condiciones y medios que nos
resulta difícil concebir. Así fue como un ser humano extraordinariamente evolucionado
tomó el cuerpo del planeta tierra y lo hizo el suyo propio, bajo la forma más perfecta del
Universo: la esfera.
Esta esfera está formada por los mismos materiales básicos del cuerpo humano, que
son, en síntesis, los materiales del Universo. Esta esfera respira, se mueve, piensa, y siente.
Tiene un sistema circulatorio, digestivo, procreador, y respiratorio. El petróleo es su sangre,
se alimenta de la materia vegetal, animal, y mineral. Sexualmente es hermafrodita, con un
hemisferio masculino y otro femenino. Respira a través de la vida vegetal, y su alimentación
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etérica o magnética la recibe por medio de la antena emisora y receptora que es el homo
sapiens.
Una vez hecha esta aclaración, y para aquilatar la magnitud de la catástrofe
provocada accidentalmente por Moisés con la llegada de Y., podemos revelar que este ente,
anciano, vengativo, y malicioso, expulsó de la tierra a su joven espíritu, encarnando en su
lugar. Con este hecho, se inició para la humanidad una era oscura y sangrienta. Para el
pueblo judío comienza así una etapa de sufrimiento, martirio y dolor, al convertirse en
inocentes víctimas de las fuerzas negativas de Y . Sólo así podemos explicarnos las grandes
aflicciones que han debido soportar los judíos.
Imaginemos la desesperación de Moisés al darse cuenta de la calamidad que se había
producido y de los padecimientos desatados sobre quienes quería ayudar. Con el transcurso
de los días, Moisés comprendió que nada podría contra Y., ya que éste poseía una
incalculable malignidad. Poseído de tal convencimiento reunió a los sabios de su pueblo y
los instruyó en el gran misterio del Mesías, para que estos hombres, utilizando rituales
mágicos, crearan un Dios, realizando así el misterio de la teurgia, a fin de que este Dios los
liberara y salvara al mundo de la perniciosa influencia de Y.
Una vez transmitida esta instrucción Moisés subió al monte Nebo y jamás fue vuelto
a ver con vida. Los sabios que heredaron las instrucciones del patriarca siguieron fielmente
sus instrucciones, ejecutando el ritual mesiánico según las reglas instituidas. Fue así como
después de algunos cientos de años aparece Jesús, “el hijo del hombre” (reflexiónese en esta
expresión) el Salvador esperado por los sabios iniciados por Moisés.
Es así como en las circunstancias conocidas por todos, nace Jesús. La enseñanza
hermética sostiene que fue hijo de mujer judía y padre romano, siendo su progenitor un
soldado romano, simple instrumento de fuerzas ocultas superiores.* ¿Por qué se dice que
María permaneció virgen? En realidad este misterio no se refiere a una virginidad
fisiológica sino al hecho de que efectivamente no hubo contacto físico entre el verdadero
padre de Jesús y María. En efecto, su padre espiritual fue un gran iniciado hermético que
utilizó etéricamente el cuerpo físico del soldado romano para procrear un hijo. La simiente
espiritual fue transmitida por el maestro oculto; el esperma físico por el romano. De esta
manera, María concibió “sin perder su virginidad”.
Recordemos además que en aquella época la palabra virginidad no se empleaba para
designar la doncellez, sino para distinguir a las mujeres iniciadas en el secreto de la
“vírgula”, como lo fue María. (Recordemos que la vara mágica que usaba Moisés se
designaba con el nombre de “vírgula”.)
Quienes tengan “ojos para ver y oídos para escuchar” comprenderán. En cuanto a los
otros, se producirá un silencio sepulcral en su interior, y sólo quedará lugar al sarcasmo del
ignorante, al vacío mental del que no quiere entender, o bien, a la ceguera inconsciente del
que no le conviene ver.
Jesús, Dios creado por el hombre, encarnado en cuerpo de hombre, es consagrado un
día por el AnteCristo, Juan el Bautista, gran iniciado cuyo bautismo impartido en el río fue
el medio que permitió la primera manifestación de Cristo en Jesús, el Dios-hombre, cuya
misión estaba delineada desde su nacimiento.
Desde los tiempos de Moisés, la Cofradía de los Brujos había observado atentamente,
pero sin poderlos evitar, los acontecimientos ya relatados. Conocedores del misterio
mesiánico y sabiendo que algunos sabios lo estaban realizando, decidieron apoyarlos para
tratar de subsanar las graves anomalías suscitadas. Ellos estuvieron atentos al nacimiento de
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Jesús y fueron sus ocultos padrinos que lo protegieron y educaron para que cumpliera con su
doble misión, la cual era la siguiente: Primero: liberar al “pueblo elegido” de su oculto
victimario.* Segundo: salvar al mundo en general del vampiro invisible que se hacía llamar
Y., para así iniciar en la tierra una nueva era bajo el lema cristiano de “Amaos los unos a los
otros” (lo opuesto de “ojo por ojo y diente por diente”).
Paralelamente a esta misión, Jesús fue un activo miembro de la Cofradía de los
Brujos, recibiendo de ella todo su apoyo e inspiración, aún cuando los grandes maestros
sostienen que fracasó en su misión, o mejor dicho, sólo tuvo un éxito parcial, ya que no
logró su cometido. Debemos entender que nos referimos a Jesús, y de ninguna manera a
Cristo. A fin de comprender verdaderamente a Jesús, es preciso considerar su triple
personalidad:
1) Jesús hombre.
2) Jesús Dios (Dios creado por el hombre).
3) Cristo (quien se manifestaba a través de Jesús).
Con respecto a Cristo, no es difícil darse cuenta que era un ángel, espíritu solar que
“descendió del cielo” para manifestarse como el poder supremo del “Padre” en la tierra. En
Jesús y sus doce apóstoles podemos ver el símbolo de un misterio solar y cósmico, ya que la
ciencia hermética dice que nuestro sistema solar está compuesto por doce planetas más el
sol (los doce apóstoles y Cristo), y que los planetas no conocidos serán descubiertos con el
tiempo. No hablemos más sobre Jesús, temiendo haberlo hecho ya en demasía. Solamente
diremos que la crucifixión era un drama esperado, en el cual debía derramarse la sangre de
Jesús para que así Cristo pudiera a su vez “encarnar” en el planeta tierra y desplazar a Y.,
expulsándolo de nuestra atmósfera en forma definitiva. Sin embargo, como ya lo hemos
dicho, esta misión sólo tuvo un éxito relativo. Cristo encarnó en la tierra, pero Y., no pudo
ser expulsado, compartiendo ambos desde entonces, el gobierno del planeta.
Volviendo a Cristo, su fuerza actúa en el mundo a través de los representantes de la
Cofradía de los Brujos, quienes dirigen escuelas herméticas en las cuales el estudiante
desarrolla su fuerza espiritual hasta llegar a la desintegración de su alma animal, quedando
así a salvo de la influencia de Y., quién sólo puede actuar valiéndose de los instintos
animales y primitivos, como el odio, la envidia, la lujuria, la codicia, el orgullo, la vanidad,
etcétera. De esta manera, el Faro Espiritual se mantiene encendido para iluminar a los
espíritus selectos que son potencialmente capaces de convertirse en seres humanos
plenamente desarrollados, abandonando su condición de Sapiens.
Cada uno de los que llega a esto se convierte en un centro de irradiación crística, y
por lo tanto, es una valla más para la influencia de Y. Los ingenuos dicen que Cristo volverá
a la tierra. ¡Cristo está en la tierra! Solamente necesita que la misma humanidad lo
descrucifique de la cruz en la cual ella lo ha clavado.* Mientras esto no se lleve a cabo
seguirán produciéndose guerras, en las cuales muere gran cantidad de personas cuya
vitalidad es absorbida por Y., el gran impulsor oculto de estos conflictos, los cuales no
terminarán hasta que este ente sea sojuzgado. El verdadero AntiCristo es Y ., y él ha
desdoblado su influencia negativa en sus servidores, las personas de instintos bestiales, las
cuales a, su vez han incorporado esta vibración a la muchedumbre, entidad amorfa y ciega,
receptora de cualquier fuerza de suficiente potencia. De este modo, los principios de Y.,
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incorporados en el inconsciente colectivo de la humanidad motivan la filosofía de “ojo por
ojo y diente por diente”.
Cogida por esta fuerza maléfica, la gente vive de manera demoníaca: odia, destruye,
roba, asesina a sus hermanos, devuelve el mal con un mal mayor, comercia con la honra y el
honor, esclaviza a los débiles, explota a los desvalidos, y denigra a los justos. Por fortuna
hay muchos que hacen lo contrario de todo esto, ya que si no fuera así, la vida sería
insoportable. Son los que de alguna manera han recibido una verdadera influencia cristiana
(no necesariamente religiosa) y tienen valores más elevados que los comunes.
Las religiones tienen una influencia familiar y social positiva, pero infortunadamente
en el terreno de lo netamente espiritual no tienen mucho que ofrecer, y por lo general
procuran contrarrestar esta falencia con el uso indiscriminado del estandarte de Cristo.
La Cofradía de los Brujos no deriva su poder de Cristo ni habla en su nombre,
solamente, exalta sus valores, y muestra o relata eventos que el mundo debe conocer, para
que los “elegidos” (los verdaderamente humanos) reafirmen su convicción y lealtad para
con una vida espiritual superior. El poder de los brujos deriva de su armonización y
acatamiento de las leyes cósmicas, y de la profunda y serena condición espiritual a la cual
han llegado, la cual los pone en mágica relación con Dios, el Gran Padre Universal,
reconocido por los hermetistas como la causa primera de todo origen y la gran fuerza
ordenadora y creadora.
Si hemos hablado de Cristo ha sido exclusivamente para explicar lo esotérico de la
fenomenología psicosocial del mundo de hoy, ya que el sapiens en su ingenuidad, cree que
todo en la vida es como se ve en apariencia y superficie, y que las cosas deben ser, con
seguridad, como la gran mayoría dice que son.
Cuando llega a conocer lo esotérico de los acontecimientos o las causas ocultas de
diversos fenómenos, se sonríe incrédulamente, argumentando con infantil lógica que: “si eso
fuera verídico ya se sabría por la prensa, o lo habrían enseñado en el colegio o la
Universidad, o bien, existirían bien documentados libros al respecto”. Ésa es la manera de
pensar que anula el progreso, ya que si todos creyeran lo mismo, nadie se molestaría en
estudiar o investigar fenómenos poco conocidos. No obstante todo lo ya expresado, el
sapiens en su manifestación individual (no como especie) puede presentar cualidades y
características superiores en estado latente que lo lleven a comprender en parte las verdades
herméticas, y así, motivado por este conocimiento, despertar a una realidad superior. El
individuo sapiens puede salvarse del letárgico destino de la humanidad y llegar con el
tiempo al mundo de los hermetistas, “brujos”, u “hombres despiertos”.
Moisés, hombre de fuerza y saber, fue arrastrado por sus ansias libertarias a la
ejecución de un error de magnitud cósmica, que según afirman los grandes sabios
hermetistas, estuvo a punto de destruir el sistema solar. Para justificar esta aseveración
debemos comparar (según el aforismo hermético “como es arriba es abajo y como es abajo
es arriba”) el sistema solar con la constitución de un átomo, y considerar la entronización de
Y., como la sustitución de un electrón en forma arbitraria (cambio o transmutación del
núcleo espiritual del planeta tierra).
Ésta es una de las tantas lecciones que obligan a la Cofradía de los Brujos a mantener
estrictamente el secreto hermético, instruyendo en conocimientos superiores solamente a
quienes han demostrado hasta la saciedad su fortaleza, pureza moral y espiritual, y rectitud
de intenciones.