Economía y Subsistencia en Playa Esmeralda, Champotón, Durante El Preclásico

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 17

Suárez Aguilar, Vicente, Heber Ojeda Mas e Iliana Ancona Aragón

2010 Economía y subsistencia en Playa Esmeralda, Chapotón, Durante el Preclásico. En XXIII Simposio de
Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2009 (editado por B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz), pp.750-
766. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).

56

ECONOMÍA Y SUBSISTENCIA EN PLAYA ESMERALDA,


CHAMPOTÓN, DURANTE EL PRECLÁSICO
Vicente Suárez Aguilar
Heber Ojeda Mas
Iliana Ancona Aragón
Centro INAH Campeche y Taller de Cerámica FCA-UADY

PALABRAS CLAVE
Arqueología México, Campeche, Playa Esmeralda, Preclásico Tardío, Economía, Albarradas, Chultunes,
Horticultura, Pesca, Moluscos

ABSTRACT
ECONOMY AND SUBSISTENCE AT PLAYA ESMERALDA, CHAMPOTÓN, DURING THE
PRECLASSIC PERIOD

The relatively extensive Precolumbian settlement of Playa Esmeralda was a community of the Campeche coast with
a large concentration of residential structures. The occupation at the site dates to the end of the Preclassic and
continued into Classic period. The evidence indicates that the principal economic activity of the community was
fishing, and the exploitation of marine resources could have complemented the horticulture practiced in household
gardens, agriculture carried out in distant plots, and exchange of various products throughout the western coast of
the Yucatan Peninsula.

INTRODUCCIÓN
Pocos kilómetros al suroeste de la comunidad de Champotón se registraron en años recientes
tres sitios arqueológicos hasta entonces desconocidos, a los cuales se les denominó Villamar 1, Villamar
2 y Playa Esmeralda (Suárez y Ojeda 2007). Uno de esos tres asentamientos fue motivo de estudios
más extensos. Se trata del sitio denominado Playa Esmeralda, que se ubica en buena medida dentro de
los terrenos en los que actualmente se construye un desarrollo turístico, lo que hizo necesario el
recorrido del área a efecto de evitar daños a sus inmuebles y elementos culturales asociados mediante
su registro y señalamiento oportuno y adecuado (Sánchez 2006; Sánchez y Anaya 2007).
Posteriormente, y aunque la mayoría de ellos quedará integrada a las áreas verdes del lugar, se hizo
imperativa la excavación de varios de esos vestigios arqueológicos, con lo cual se obtuvo información
valiosa relativa a su patrón de asentamiento (Ibid), arquitectura y sistemas constructivos (Anaya et al.
2008), cronología y subsistencia (Suárez y Ojeda 2008), lo que los relaciona estrechamente con los sitios
de Villamar 1 y 2 (Suárez y Ojeda en prensa) e, inclusive, con la antigua Chakanputun.

Siendo Playa Esmeralda un asentamiento costero, resulta evidente pensar de manera casi
automática que su economía y subsistencia estuvieron vinculadas fundamentalmente al
aprovechamiento de los recursos marinos disponibles, esto es, a la pesca, recolección y captura de
diversas especies de moluscos propias del litoral campechano más próximo (Figura 1). A pesar de lo
anterior, surgieron dos grandes dudas a ese respecto. La primera de ellas fue saber si la evidencia
arqueológica correspondería a dicho planteamiento. De ahí la importancia de los materiales culturales

750
recuperados cuyo análisis irremediablemente podría ayudar a despejar esa duda. Pero, ¿acaso los
antiguos habitantes de Playa Esmeralda podrían basar única y exclusivamente su economía en la
explotación de los recursos marino-litorales para su subsistencia? Ante esta segunda interrogante habría
que pensar entonces en otra alternativa basada en la distribución de las estructuras y rasgos culturales
asociados en función a los espacios ocupados y no ocupados sobre el terreno.

EL SITIO ARQUEOLÓGICO
Con base en la cerámica analizada, se puede afirmar que el asentamiento precolombino de
Playa Esmeralda manifiesta su mayor ocupación humana durante el periodo Preclásico Tardío (300 AC -
250 DC), si bien continúa en menor grado para el Clásico Temprano (250 – 600 DC), siendo muy escaso
el material cerámico del Clásico Tardío (600 – 800 DC) y del Clásico Terminal (800 – 1100 DC). Todo
indica, incluidas sus características arquitectónicas, su estratigrafía y su material cerámico, que la
construcción de la gran mayoría de los inmuebles se remonta al Preclásico Tardío (Suárez y Ojeda
2008).

En publicaciones anteriores se ha descrito con detalle las principales características del


asentamiento prehispánico, entre las que se encuentran su distribución en relación al terreno, formas y
dimensiones de las estructuras, así como los sistemas constructivos empleados, aunado a su asociación
con materiales domésticos como piedras de moler, manos, herramientas diversas de lítica, cerámica
utilitaria, etc., que determinan su función habitacional (Figura 2).

La clasificación de estructuras propuesta en el pasado reciente (Anaya et al. 2008) tuvo la


finalidad de determinar su función en base a las formas, dimensiones y materiales culturales asociados,
partiendo de una taxonomía conocida, aunque se enriquece en base a los nuevos elementos obtenidos
en la región de Champotón. En la mayor parte de las estructuras se emplearon piedras con formas
irregulares y otras en forma de lajillas afianzadas con cuñas, extraídas de la superficie y de canteras
cercanas al lugar. El modo de construir implicó un conocimiento sobre la elaboración del relleno
constructivo así como del acomodo de las piedras de revestimiento que sirvieron también como muros de
contención, compartiendo características con otros sitios de la región como Villamar 1 y Villamar 2
(Suárez y Ojeda 2007).

Un rasgo sobresaliente de Playa Esmeralda es la delimitación de varias unidades


habitacionales por medio de albarradas. Sin embargo, también se localizaron e identificaron grupos de
estructuras que no fueron delimitados por albarradas. Los 49 conjuntos arquitectónicos reportados fueron
identificados basándose en su distribución, proximidad y/o asociación con albarradas. Catorce de ellos
presentan cercos de piedra a junta seca localizándose en el sector noreste del sitio. De ellos estuvieron
cercados completamente por albarradas los grupos III, V, IX, XII, XXI, XXIII, XXIV y XXVII, en tanto que
los conjuntos II, IV, VI, XV, XVIII y XX se encuentran parcialmente cercados. El resto de los grupos
registrados no posee albarradas o cercos de piedras (Sánchez y Anaya 2007; Suárez y Ojeda 2008).
Dichas albarradas son muros de piedras burdas o irregulares colocadas generalmente a junta seca y en
una sola hilada, a veces con cuñas; su altura varía de los 0.40 a 1 m (Goñi 1994:126). Mientras que los
2
grupos cercados con albarradas de Playa Esmeralda están en un rango de 23,800 a 3,630 m (Suárez y
2 2
Ojeda 2008), en Chunchucmil alcanzan casi los 24,000 m y en Cobá son de 2,286 m (Hutson y Stanton
2006:77). A diferencia del sitio clásico de Chunchucmil (Magnoni et al. 2006:56), pero al igual que en el
asentamiento posclásico de Xamanha, no existen calles o andadores entre los predios, pero sí accesos
formados por la interrupción de las albarradas (Silva y Hernández 1991:75), caso muy parecido al de
Tulum (Vargas 1997). A estas albarradas se les ha encontrado generalmente en las áreas periféricas de
los sitios arqueológicos en asociación con restos de ocupación humana relacionada a actividades
domésticas. En contraste, no son frecuentes en áreas centrales o nucleares de los asentamientos
prehispánicos, ya que cuando se les ha encontrado en áreas monumentales significa que son producto
de ocupaciones posteriores, como ha sucedido en Coba y Xcaret (Goñi 1994:126). En Chunchucmil se
ha concluido que los espacios encerrados por las albarradas fueron intensamente cultivados,
detectándose en su interior suelos artificialmente fertilizados. Además, un gran número de piedras de

751
moler sugiere la práctica de actividades especiales para el procesamiento de productos como sal,
materiales vegetales o bebidas fermentadas (Magnoni et al. 2006:56).

Por otro lado, en el yacimiento arqueológico que nos ocupa identificamos lo que parecen ser
canteras y depósitos para agua que evidentemente son chultunes (Figura 3). Tanto las canteras de
donde se extraían los materiales para la construcción como los chultunes para el almacenamiento del
vital líquido no se encuentra en cada conjunto habitacional, más bien se localizaron en la parte oriente
del asentamiento precolombino, cerca de sus límites orientales y en la parte más elevada de él. La
existencia de chultunes, pilas y piedras de moler cerca de plataformas (a las que habría que agregar las
canteras) indica que el sitio fue una residencia ocupada permanentemente durante todas las épocas del
año, como sucedió en algunos asentamientos de la región Puuc de Yucatán (Graff 1991:136). Al
argumento anterior cabría añadir la cantidad de estructuras reportadas que también son indicativas de
una población permanente en Playa Esmeralda, que cuenta con más de 250 estructuras registradas.
Empero, del total de inmuebles explorados que suman casi 90, en ninguno fue hallada alguna cista o
enterramiento humano; situación análoga a Playa del Carmen o Xamanha, Quintana Roo (Goñi
1992:138) y a Kaua, Yucatán (Pantoja y Jiménez 2007:232). Aquí cabe señalar que en este último sitio
se intervinieron 462 estructuras sin hallarse restos óseos ni cistas (Ibid:234).

SOLARES URBANOS Y PARCELAS


Al igual que varios sitios costeros peninsulares (Dahlin 1994), en la región de Champotón los
asentamientos precolombinos no tuvieron mucho potencial para la agricultura debido a la escasez de
suelo y a la gran cantidad de laja expuesta y piedras, lo cual limita en gran medida la producción agrícola
(Magnoni et al. 2006:49) por lo que su población forzosamente necesitaba adquirir ese tipo de alimentos
desde tierra adentro o bien suplirlo por alimentos marinos. Empero, debemos tener presente que los
mayas peninsulares eran expertos en la adaptación de prácticas agrícolas acorde a su medio ambiente.
Está documentado el uso de extensas áreas de roca caliza, conocidas como tzekel o apatun, con bolsas
de suelo que facilitan el cultivo de árboles frutales por su retención de humedad. En estas extensiones
hay una gran concentración de los denominados montículos chi´ich, mismos que han sido interpretados
como anexos domésticos o resultado de la limpieza de campos de cultivo. Se ha propuesto también una
tercera opción con base a la costumbre contemporánea de proteger la parte inferior de los árboles para
conservar la humedad y ayudar a su soporte debido a la poca profundidad del suelo (Boucher 1991:29).
La alta concentración de montículos chi´ich en el sitio yucateco de San Fernando sugiere un gran
poblado prehispánico rodeado de huertas sobre el apatun (Kepecs y Boucher 1991). Datos etnohistóricos
sugieren que el uso de depresiones permanentemente húmedas fue controlado por la élite,
administrando probablemente estos sistemas de producción especializada (Boucher 1991:29).

En Playa Esmeralda tenemos muy pocos montículos chi´ich. No obstante, lo que sí abunda son
las depresiones del terreno natural, las cuales contienen cierta cantidad de tierra fértil y humedad
acumuladas en dichos sectores. De hecho, muchas de las depresiones detectadas son de considerable
profundidad porque llegan a tener hasta más de un metro de hondo y una anchura variable pero
significativa (Suárez y Ojeda 2008).

Las estructuras del sitio fueron construidas aprovechando las pequeñas elevaciones naturales
del terreno, es decir en donde los afloramientos de la laja eran adecuados para construir las viviendas.
Los afloramientos son de poca altura, ya que difícilmente sobrepasan los 0.50 m y es muy común que
sean mucho menores a ello. Son muchas las áreas habitacionales de sitios que presentan el
aprovechamiento de los altillos; entre ellas podemos citar a Chichén Itzá (Schmidt 1981), Uxmal (Barrera
1981), Villamar 1 y Villamar 2 (Suárez y Ojeda 2007). Invariablemente, en todas ellas, los antiguos
ocupantes evitaban lodazales e inundaciones, o cuando menos el que se anegasen sus viviendas en
tiempo de lluvias, además de que les permitía tener a disposición y aprovechamiento los sectores con
suelo propicio para fines productivos.

En Chunchucmil la delimitación de unidades habitacionales por albarradas es evidentemente


una de las características más distintivas pero no exclusivas del asentamiento (Vlcek et al. 1978;
Magnoni et al. 2006:54), ya que en otros sitios como Mayapán (Bullard 1952), Cuca, Dzibilchaltun y San

752
Mateo, entre otros, también están presentes estos muros de delimitación que no son otra cosa que
muros de piedra que cercan a los complejos domésticos (Garza y Kurjack 1980:53). Playa Esmeralda no
es un sitio ajeno a ello, pues también posee una serie de albarradas que delimitan espacios, solares o
lotes.

La lotificación parcial en Playa Esmeralda podría indicar que las áreas libres de construcción
dentro de los espacios delimitados por albarradas (Figura 4), se aprovechaban para la crianza de
animales domésticos, para hortalizas y para el cultivo a pequeña escala de maíz, ramón, tubérculos,
aguacate, calabaza, chile y otros productos como algodón y cacao (Dahlin 1985), que tenían como
propósito cubrir las necesidades de la familia ocupante de dicho solar (Suárez y Ojeda 2008). Es preciso
señalar que el área libre de construcción al interior de un solar equivale a un 75% en promedio de la
superficie total del predio (Anaya et al. 2008). La huerta, patio o solar de cultivo constituye una
importante fuente de recursos que complementaban la economía del grupo doméstico (Silva y
Hernández 1991:24). Cabe señalar que en Playa Esmeralda existieron también conjuntos de estructuras
que no estaban delimitados por albarradas pero que resultaron ser mayoría (Figura 5). En esos grupos
también se hallaron depresiones con suelo más o menos profundo y, en varios casos, chultunes
asociados.

Existen algunas referencias históricas a las albarradas en la península de Yucatán, si bien


nombradas de otra manera (Goñi 1994:127), como aquella en donde se menciona que en la provincia de
Potonchan había un pueblo de veinte mil casas que estaban separadas por huertos y corrales (Mártir
1964:408). En Yucatán se señala la existencia de corrales o espacios de sus casas, donde los indios
sembraban varias especies de árboles, algodón, chile y maíz (Landa 1982:130). Otra fuente dice de un
pueblo situado en la base de la península, que las casas tenían buenas huertas de “cacaguatales”
(cacaotales) y otros árboles de fruta (Cortés 1981:252), y que en Chetumal “había muy grandes y
gentiles heredamientos de mameyes y de cacao… y las casas provistas de esta y otras frutas”
(Fernández 1853:246). En las Relaciones de Yucatán se menciona que hay árboles de aguacates y
calabazas que los indios crían en sus casas (Relaciones 1983:356). Para efectuar la congregación de los
pueblos de indios a las cercanías de los conventos de misioneros se acostumbraba como estrategia
quemarles sus casas y huertas a los habitantes indígenas (Relaciones 1983:247, 325).

Es probable que la división del trabajo en el seno familiar haya sido establecida en función al
género, dedicándose las mujeres a las actividades que tradicionalmente han sido vinculadas con su
género como son la preparación de alimentos, la limpieza de la vivienda, el lavado de la ropa y la cría de
animales domésticos. En los primeros años del virreinato, fray Diego de Landa señala acerca de las
mujeres que “son grandes trabajadoras y vividoras porque de ellas cuelgan los mayores y más trabajos
de la sustentación de sus casas y educación de sus hijos y paga de sus tributos, y con todo eso, si es
menester, llevan algunas veces carga mayor labrando y sembrando sus mantenimientos. Son a maravilla
granjeras, velando de noche el rato que de servir sus casas les queda, yendo a los mercados a comprar
y vender sus cosillas. Crían aves de las suyas y las de Castilla para vender y para comer. Crían pájaros
para su recreación y para las plumas con las que hacen ropas galanas; y crían otros animales
domésticos, de los cuales dan el pecho a los corzos, con lo que los crían tan mansos que no saben
írseles al monte jamás, aunque los lleven y traigan por los montes y críen en ellos” (Landa 1982:57).

Es muy probable que en Playa Esmeralda se haya practicado la horticultura de policultivo, como
se ha propuesto para las ciudades de las Tierras Bajas Mayas de la época Clásica (Dahlin 1985) y para
sitios tardíos de la Costa Oriental como Cozumel, Xamanha y Tulum (Silva y Hernández 1991:76; Vargas
1997:72). La horticultura de policultivo involucra la siembra de una variedad de especies cultivadas que
tienen diferentes hábitos de crecimiento, sistemas de raíces, sistemas de defensa contra depredadores y
otras demandas ecológicas. Una huerta de policultivo se puede mantener en suelos pobres o menos
fértiles, y debido a que si está bien estratificada se protege el suelo frágil y el régimen de reciclaje de
nutrientes (Dahlin 1985:147-148).

Por otro lado, las actividades agrícolas de mayor escala eran realizadas muy probablemente
por miembros del género masculino en las parcelas ubicadas a mayor distancia del asentamiento
humano, en áreas con mejores y más profundos suelos, y por lo consiguiente de mayor productividad,

753
cuya producción era destinada a la elite canalizándola a un centro rector mayor como Champotón para
su redistribución.

La canalización de los excedentes o quizás de una cuota más o menos fija podría significar que
había un representante del linaje principal de Champotón en Playa Esmeralda. Se ejercía así el control
político y económico de la población mediante la concentración de productos pesqueros y de moluscos,
temporalmente en Playa Esmeralda y finalmente en Champotón, destinados al intercambio de otros
productos agrícolas y suntuarios alóctonos al área. Aunque tradicionalmente se había pensado que
Champotón era un sitio fechado totalmente para el periodo Posclásico (Ruz 1969:117-141), un proyecto
arqueológico llevado a cabo en estos últimos años por la Universidad Autónoma de Campeche reveló
que la ocupación humana en el lugar comenzó desde el Preclásico y continuó hasta el Posclásico, el
momento del contacto europeo y aún en la Colonia (Forsyth y Jordan 2003; Forsyth 2004). Y no sólo eso,
sino que también fue expuesta en Champotón arquitectura megalítica triádica del Preclásico Tardío
(Folan et al. 2002:13).

Otro proyecto de investigación de carácter regional puso al descubierto la ocupación temprana


de varios asentamientos situados en los alrededores de Champotón, pero que fueron despoblados a
finales del Clásico, concentrándose las poblaciones de la región aparentemente en Chakanputun, la cual
se constituyó como un centro regional (Ek 2008:140-143). Este cambio general de los centros ubicados
tierra adentro a contextos costeros en los periodos Clásico Terminal y Posclásico Temprano estuvo
probablemente asociado a condiciones de sequía y con la consiguiente mayor dependencia en la
subsistencia de recursos marinos (Ek y Rosado Ramírez 2005:279). La evidencia cerámica y cronológica
apunta que dicho movimiento también se dio en sitios costeros menores como es el caso de Playa
Esmeralda hacia Champotón e, inclusive, pudo haber comenzado un poco antes durante el Clásico
Tardío, lo cual podría sugerir otro motivo de migración en la región.

Entre los materiales arqueológicos recuperados en Playa Esmeralda se identifica una clase de
artefactos elaborados en piedra caliza que tienen forma discoidal, cuyo diámetro no sobrepasa los 15 cm
y su grosor los 5 cm (Figura 6). Aunque no fueron abundantes (cinco ejemplares), sus características son
semejantes a aquellos reportados en sitios contemporáneos y de la misma región como Villamar 1 y
Villamar 2 (Suárez y Ojeda 2007), así como en asentamientos tardíos de la Costa Oriental como Punta
Piedra y Rancho Ina, los cuales se han interpretado como tapas laterales de troncos huecos empleados
en los apiarios prehispánicos. En la actualidad todavía se practica la apicultura tradicional en varias
comunidades rurales de la península de Yucatán, y es muy probable que los apiarios modernos de la
abeja nativa no sean muy diferentes de los prehispánicos. Un apiario actual está conformado por una
estructura de madera sobre la que se colocan varios troncos ahuecados del árbol de yaxnic (Vitex
gaumeri), sus extremos son sellados con tapas circulares de madera y lodo, y cuentan además con un
pequeño agujero en la parte media del tronco que permite la entrada de las abejas a la colmena. Todo
ello se encuentra protegido por una palapa. La diferencia con los apiarios precolombinos es que éstos
presentan alineamientos de piedra a los que están asociados concentraciones de discos de piedra caliza
o coral de entre 10 y 15 cm de diámetro (Terrones 1994:50-53).

PESCA Y CAPTURA DE MOLUSCOS


Las numerosas pesas de pesca halladas en diversos contextos arqueológicos de este sitio
constituyen evidencias indirectas de la pesca practicada por sus antiguos habitantes, es decir, la
utilización de la red a partir de sus plomadas reutilizadas o elaboradas en cerámica o piedra. Esta clase
de artefactos ha sido reportada en el área maya, así como en varios yacimientos fuera de ella. Las pesas
de pesca son definidas como pequeños objetos con incisiones en las orillas, son generalmente
rectangulares y planos, aunque también presentan una gran variabilidad de forma, tamaño y
composición, siendo elaborados en cerámica, piedra caliza, coral y concha (Phillips 1979:2-4), aunque
también las hay en hueso y en piedra de coral (Jiménez y Benavides 2007:8-9). Es comúnmente
aceptado por los mayistas que estos objetos fueron empleados como aparejos de pesca, ya sea como
pesos en las redes y/o en anzuelos. Como es de esperarse, estos objetos son más abundantes en sitios
costeros y lacustres del área maya y se cree que comenzaron a emplearse desde el Preclásico y
continuaron en uso hasta buena parte de la época Colonial (Phillips 1979:13-14).

754
Durante los trabajos en Playa Esmeralda se encontraron más de 490 ejemplares, de los cuales
todos, excepto uno, fueron logrados en piedra caliza (Figura 7). Esas pesas de red en realidad eran
cantos rodados de río, por lo que no es difícil suponer que proceden del cercano río Champotón.
Idénticos a los de Playa Esmeralda se han reportado en Haltunchen, que se localiza al norte de
Champotón, en donde se menciona que “…parecen haberse hecho de un canto rodado, respetándose la
forma original de la piedra y tallando, a veces con bastante tosquedad, unas muescas o hendeduras en
extremos opuestos, ya sean los más lejanos o próximos, con el fin de facilitar su atadura” (Rivera et al.
1982:91). Los ejemplares de Playa Esmeralda generalmente poseen formas rectangulares, poligonales u
ovales, con incisiones en las orillas, las cuales algunos investigadores indican que son las huellas del
cordel utilizado, ya sea algodón o henequén (Ojeda et al. 1996:469). Se ha propuesto que las pesas más
pequeñas, de menos de 20 gramos, probablemente se hayan utilizado como plomadas de sedales en
aguas calmas y poco profundas, en tanto que las de mayor peso pudieron utilizarse como plomadas de
sedales y/o en redes pequeñas, en aguas más profundas y con corrientes fuertes (Eaton 1976:238-241).

Aunque las características del suelo de Playa Esmeralda no permitieron la conservación de


restos óseos de fauna como pescado, este producto debió ser de suma importancia en la dieta de los
antiguos pobladores del sitio. Esta actividad siempre ha requerido de un trabajo colectivo y bien
coordinado para la conducción de las embarcaciones y del manejo de los instrumentos de pesca (Barrera
1980:40). Las fuentes históricas relatan que de Champotón salían a pescar diariamente 2000 canoas
(Roys 1957:168), lo que indica la importancia de la pesca como actividad grupal (Figura 8). En la lista de
tributos de 1549 se menciona que uno de los productos que los indígenas de Champotón tenían que
entregar en calidad de tributo era el pescado con cantidad anual de 100 arrobas (Tasaciones 2003:13).

Los análisis de restos esqueléticos faunísticos de Champotón dieron como resultado un 47%
de aves, 20% de mamíferos, 19% de reptiles y, contrario a lo que se esperaba, tan sólo el 14% resultó
ser de peces. Entre las aves se tienen pavos de monte y domésticos, faisanes, gallina doméstica y
garza, mientras que los mamíferos están representados por perros, venados cola blanca, conejos y
manatíes. En cuanto a los reptiles, hay caguama, tortuga verde, tortuga blanca de río, jicotea e iguana
negra. Finalmente, los peces son robalo, pargo, tiburón, jurel, pámpano, cherna y especies afines. Al
parecer, los patrones de consumo de tiempos tempranos estuvieron basados en la alimentación de carne
de venado y otros mamíferos grandes, en tanto que posteriormente se prefirieron las aves grandes (Götz
2006:431-444).

Por otra parte, el recurso marino más abundante y diverso entre los materiales arqueológicos
rescatados en Playa Esmeralda fueron los moluscos, los cuales fueron clasificados según se hallaran o
no modificados por la acción humana. En el caso de aquellos modificados, estos pueden ser por
percusión, abrasión, hervido, etcétera. Evidentemente algunos moluscos cubrieron necesidades
alimenticias y sus cubiertas fueron luego aprovechadas para diversos propósitos (adorno, ofrenda,
artefacto, etcétera). Estos materiales permiten conocer qué herramienta, ornamento y elemento votivo
circulaba en distintas esferas sociales, su relación con el lugar de deposición y cuales se elaboraban
localmente, ya sea en áreas productivas concentradas (quizás talleres) o en unidades dispersas del
asentamiento de Playa Esmeralda.

La colección de moluscos arqueológicos de Playa Esmeralda es un fuerte indicador de la


adaptación de los antiguos pobladores prehispánicos al material local debido a su fácil obtención. Consta
de una gran cantidad de ejemplares, estando en su mayor parte compuesta por fragmentos. Con la
clasificación taxonómica se identificaron las especies de gasterópodos siguientes: Conus Spurius
atlanticus, Busycon perversum, Busycon spiratum, Fasciolaria tuplipa, Melongena melongena, Nerita
fulgurans, Oliva reticularis, Oliva Sayana, Pleuroploca gigantea, Polinices (Neverita) duplicatus, Prunum
labiatum, Strombus costatus, Strombus alatus, Turbinella angulata y Vasum muricatum. Para los
pelecípodos se cuenta con las especies Arca zebra, Codakia orbicualris, Chione cancellata, Dinocardium
robustum vanhynigni, Mercenaria campechiensis y Trachicardium isocardia (Vokes y Vokes 1983).

755
Todas fueron obtenidas del litoral inmediato a nuestro sitio arqueológico, pero se sabe muy
poco acerca de la forma como las obtenían ya que no quedaron huellas detectables a nivel arqueológico
(Figura 9).

Para la recolección de moluscos los habitantes costeros precolombinos debieron tener un


amplio conocimiento en cuanto a la época de obtención, nicho ecológico y profundidad marina. También
debieron saber las especies necesarias según el tipo de técnica a emplear o bien según el objeto a
realizarse. Seguramente su extracción requirió poco instrumental, podían ser colectadas en la costa, en
playas arenosas, en la llanura intercontinental y en caletas rocosas. Pero otras requerían un cuchillo o
palanca para sustraerlas de las rocas o del fondo marino. Algunas eran exclusivas de la barrera arrecifal,
por lo cual requerían trasladarse a esta zona posiblemente en canoas (Melgar 2008:178).

Los univalvos como Busycon perversum, Melongena melongena, Pleuroploca gigantea,


Strombus costatus, Strombus alatus y Vasum muricatum fueron las especies comestibles más
apreciadas como vianda. Presentaron huellas de extracción del animal por percusión al llevar una
perforación en la base apical o en el cuerpo para la extracción del molusco e, incluso, fueron utilizados
para elaborar piezas y herramientas. También los bivalvos como Codakia orbicualris y Dinocardium
robustum vanhynigni debieron formar parte de la dieta, aunque en número reducido. La concha de la
mayoría de ellas fue usada para fabricar diversos artefactos de uso diario que coexistieron con los
instrumentos de piedra. Como se sabe, en las costas la ausencia de piedras, primordial para la industria
lítica, se sustituyó en gran medida por los caracoles y conchas debido a su calidad, cantidad y dureza,
después de aprovecharse muchas de ellas como alimentos.

Los caracoles de las especies Busycon perversum, Turbinella angulata, Pleuroploca gigantea y
Strombus costatus sirvieron para la elaboración de instrumentos debido a su tamaño, consistencia y
estructura, lo que permitió obtener diversos implementos. De las columelas se obtuvieron martillos, del
cuerpo se elaboraron paletas y cucharones. Incluso se cuenta con algunos azadones, trompetas y
miscelánea. De la especie Fasciolaria tulipa también se elaboraron paletas (Figura 10). Las dimensiones
reducidas de los ejemplares como Oliva sayana, Oliva reticularis y Prunum labiatum fueron ideales para
fabricar algunos colgantes.

Posiblemente muchos objetos elaborados a partir de los caracoles y conchas locales fueron de
suma utilidad para intercambio por otros bienes que no se encontraban fácilmente en la región, tales
como productos agrícolas en cantidad y variedad suficientes u objetos alóctonos. Comparativamente, en
Champotón fue casi total la ausencia de objetos de concha y caracol elaborados como ornamentos, lo
que podría significar que fue un centro productor y abastecedor de productos marinos (Villanueva García
2005:291-293).

COMENTARIOS FINALES
Ubicado a escasos 20 km al suroeste de Champotón y distante unos 250 m de la línea costera,
encontramos al sitio prehispánico de Playa Esmeralda, el cual comparte características arquitectónicas y
constructivas, así como su cronología y economía con otros asentamientos costeros cercanos tales
como Villamar 1 y Villamar 2.

El asentamiento precolombino de Playa Esmeralda fue una comunidad menor temprana de la


costa campechana, relativamente extensa, que concentró gran cantidad de estructuras
fundamentalmente de índole habitacional. La ocupación de este sitio fue permanente desde finales del
período Preclásico hasta cuando menos el Clásico. La evidencia indica que la principal actividad
económica de la comunidad fue la pesca y el aprovechamiento de los recursos marino-litorales, misma
que pudo verse complementada con la horticultura practicada en los solares del sitio, con la agricultura
llevada a cabo en las parcelas ubicadas en los alrededores y con el intercambio de diversos productos a
través del litoral occidental de la península yucateca bajo la anuencia de Champotón como su centro
rector y redistribuidor de bienes y servicios en la región.

756
De hecho, la economía de la comunidad dependía en buena medida de la pesca, la recolección
de moluscos y la captura de tortuga y mamíferos marinos. No obstante, en Playa Esmeralda el registro
de conjuntos residenciales asociados directamente con albarradas que los delimitaban de manera
completa o bien parcialmente, apunta hacia un nivel de producción familiar en calidad de huerto que les
permitía contar con otro tipo de productos o especies vegetales que formaban parte de la dieta cotidiana
de las familias (nucleares o extensas) que habitaron la comunidad en tiempos precolombinos.
Posiblemente se practicaba la horticultura de policultivo complementada con la crianza de animales
domésticos, y tal vez con la apicultura.

AGRADECIMIENTOS
Agradecemos al Centro INAH Campeche, a la Secretaría de Obras Públicas y Comunicaciones
del Estado de Campeche y al grupo Mall Internacional, a través del Proyecto Esmeralda Resort, las
facilidades para llevar a cabo el trabajo de campo y gabinete.

REFERENCIAS
Anaya Cancino, Agustín; Heber Ojeda Mas, David Salazar Aguilar, Adriana Sánchez López y Vicente
Suárez Aguilar
2008 Características de los sitios costeros periféricos de Champotón, Campeche. Ponencia
presentada en el XXII Simposio de investigaciones arqueológicas en Guatemala, 2008. Museo
Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala.

Barrera Rubio, Alfredo


1980 Tulum desde la perspectiva del Materialismo Histórico. Boletín de la Escuela de Ciencias
Antropológicas de la Universidad de Yucatán 8(44):27-54. Mérida.
1981 Patrón de asentamiento en el área de Uxmal, Yucatán, México. En Memoria del Congreso
Interno 1979, Centro Regional del Sureste (editado por P. Schmidt y A. Benavides), pp.71-82.
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México DF.

Boucher, Sylviane
1991 Prácticas agrícolas prehispánicas en Yucatán. I´inaj, semilla de Maíz. Revista de divulgación del
patrimonio cultural de Yucatán 4:26-29. Mérida.

Bullard, Wiliam R.
1952 Boundary walls of Mayapan. En Year Book 51:244-247. Carnegie Institution of Washington,
Washington DC.

Cortés, Hernán
1981 Cartas de Relación. Editorial Porrúa, México.

Dahlin, Bruce H.
1985 La geografía histórica de la antigua agricultura Maya. En Historia de la agricultura. Época
Prehispánica – Siglo XVI, tomo II, pp.125-196. Instituto Nacional de Antropología e Historia,
México DF.
1994 Informe sobre Canbalam, Campeche. Temporada 1994. Instituto Nacional de Antropología e
Historia, Campeche.

Eaton, Jack D.
1976 Ancient fishing technology on the Golf Coast of Yucatan, Mexico. En Bulletin of Texas
Archaeology Society 47:231-243. Austin.

757
Ek, Jerald D.
2008 Patrones demográficos y transformaciones económicas en Champotón, Campeche. En Los
Investigadores de la Cultura Maya 16(1):135-154. Universidad Autónoma de Campeche,
Campeche.

Ek, Jerald y Roberto Rosado Ramírez


2005 Transformaciones políticas, económicas y ambientales en Champotón, Campeche. En Los
Investigadores de la Cultura Maya 13(1):275-290. Universidad Autónoma de Campeche,
Campeche.

Fernández de Oviedo y Valdez, Gonzalo


1853 Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firme del mar océano. Real Academia de la
Historia, Madrid.

Folan, William; Abel Morales, Rosario Domínguez, Roberto Ruiz, R. González, Joel Gunn, Linda Florey,
M. Barredo, J. Hernández y D. Bolles
2002 La ciudad y puerto de Champotón, Campeche: una encrucijada del Golfo de México y su
corredor eco-arqueológico. En Los Investigadores de la Cultura Maya 10(1):8-16. Universidad
Autónoma de Campeche, Campeche.

Folan, William; Lynda Florey, Abel Morales, Raymundo González, José Hernández, Rosario Domínguez,
Vera Tiesler, David Bolles, Roberto Ruiz y Joel D. Gunn
2003 Champotón, Campeche: su presencia en el desarrollo cultural del Golfo de México y su corredor
eco-arqueológico. En Los Investigadores de la Cultura Maya 11(1):64-71. Universidad Autónoma
de Campeche, Campeche.

Forsyth, Donald W.
2004 Reflexiones sobre la ocupación posclásica en Champotón a través de la cerámica. En Los
Investigadores de la Cultura Maya 12(1):32-37. Universidad Autónoma de Campeche,
Campeche.

Forsyth, Donald W. y Aaron Jordan


2003 La secuencia cerámica de Champotón, Campeche: un ensayo preliminar. En Los Investigadores
de la Cultura Maya 11(1):56-63. Universidad Autónoma de Campeche, Campeche.

Garza Tarazona, Silvia y Edward Kurjack Bacso


1980 Átlas Arqueológico del Estado de Yucatán. Secretaría de Educación Pública, Instituto Nacional
de Antropología e Historia, México DF.

Goñi Montilla, Guillermo


1992 Proyecto Arqueológico PlayaCar. Boletín del Consejo de Arqueología 1991, pp.135-138. México
DF.
1994 Referencias históricas relativas a albarradas en la Península de Yucatán. En Los Investigadores
de la Cultura Maya 2:125-133. Universidad Autónoma de Campeche, Campeche.

Götz, Christopher M.
2006 Patrones de aprovechamiento de fauna vertebrada marina y terrestre por los antiguos habitantes
de Champotón, Campeche. En Los Investigadores de la Cultura Maya 14(2):431-444.
Universidad Autónoma de Campeche, Campeche.

Graff, Donald H.
1991 Investigación preliminar de los asentamientos rurales en la Zona Puuc, Yucatán, México. Boletín
del Consejo de Arqueología 1990, pp.135-137. México DF.

758
Hutson, Scott y Travis Stanton
2006 Patrones de acumulación de desechos en una unidad habitacional prehispánica de Chunchucmil,
Yucatán. En Los Mayas de Ayer y Hoy. Memorias del Primer Congreso Internacional de Cultura
Maya, 2001 (editado por A. Barrera y R. Gubler), pp.73-88. Instituto Nacional de Antropología e
Historia, Universidad Autónoma de Yucatán, Gobierno del Estado, México DF.

Jiménez Álvarez, Socorro del Pilar y Antonio Benavides Castillo


2007 Algunas consideraciones en el desarrollo de la tipología funcional de las pesas de pesca del área
Maya: una propuesta de estudio. Investigadores de Mesoamérica 8:7-33. Campeche.

Kepecs, Susan y Sylviane Boucher


1991 The prehispanic cultivation of rejolladas and stonelands: new evidence from northeast of
Yucatan. Ponencia presentada en la Reunión sobre agricultura maya prehispánica y el manejo
de recursos biológicos. University of California, Riverside.

Landa, Diego de
1982 Relación de las Cosas de Yucatán. Editorial Porrúa, México DF.

Magnoni, Aline; Traci Arden y Bruce Dahlin


2006 Estudios arquitectónicos de Chunchucmil prehispánico. En Los Mayas de Ayer y Hoy. Memorias
del Primer Congreso Internacional de Cultura Maya, 2001 (editado por A. Barrera y R. Gubler),
pp.49-61. Instituto Nacional de Antropología e Historia, Universidad Autónoma de Yucatán,
Gobierno del Estado, México DF.

Mártir de Anglería, Pedro


1964 Décadas del Nuevo Mundo. Editorial Porrúa, México DF.

Melgar Tisoc, Emiliano


2008 La explotación de recursos marino-litorales en Oxtankah. Instituto Nacional de Antropología e
Historia, México DF.

Ojeda Mas, Heber; Vicente Suárez Aguilar y Agustín Peña Castillo


1996 Cilvituk, una economía lacustre. Avance de investigación. En Los Investigadores de la Cultura
Maya 3(2):449-478. Universidad Autónoma de Campeche, Campeche.

Pantoja Díaz, Luis y Socorro Jiménez Álvarez


2007 Salvamento arqueológico en el aeropuerto de Kaua, Yucatán. En Rescates y salvamentos
arqueológicos en Campeche y Yucatán (coordinado por V. Suárez Aguilar), pp.219-235. Centro
INAH Campeche, Gobierno del Estado, Campeche.

Phillips, David
1979 Pesas de pesca prehispánicas de Cozumel, Quintana Roo. Boletín de la Escuela de Ciencias
Antropológicas de la Universidad de Yucatán 6(36):2-18. Mérida.

Relaciones de Yucatán
1983 Relaciones Histórico-Geográficas de la Gobernación de Yucatán. Universidad Nacional
Autónoma de México, México DF.

Rivera Dorado, Miguel, José Luis de Rojas y Emma Sánchez


1982 Exploraciones arqueológicas en Haltunchen, Campeche. Revista Española de Antropología
Americana XII:9-110. Madrid.

Roys, Ralph L.
1957 The political geography of the Yucatan Maya. Carnegie Institution of Washington, Washington
DC.

759
Ruz Lhuillier, Alberto
1969 La costa de Campeche en tiempos prehispánicos. Instituto Nacional de Antropología e Historia,
México DF.

Sánchez López, Adriana


2006 Informe final de la primera fase de inspección en el Predio Playa Esmeralda, Champotón,
Campeche. Instituto Nacional de Antropología e Historia, Campeche.

Sánchez López, Adriana y Agustín Anaya Cancino


2007 Informe final de la inspección en el Predio Playa Esmeralda, Fases 2, 3 y 4. Instituto Nacional de
Antropología e Historia, Campeche.

Schmidt, Peter
1981 Chichén Itzá: apuntes para el estudio del patrón de asentamiento. En Memoria del Congreso
Interno 1979, Centro Regional del Sureste (editado por P. Schmidt y A. Benavides), pp.55-70.
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México DF.

Silva Rhoads, Carlos y Concepción María del Carmen Hernández


1991 Estudios de patrón de asentamiento en Playa del Carmen, Quintana Roo. Instituto Nacional de
Antropología e Historia, México DF.

Suárez Aguilar, Vicente y Heber Ojeda Mas


2007 Informe del salvamento arqueológico en la carretera Ciudad del Carmen-Campeche, tramo
Sabancuy-Champotón, Campeche. Temporada 2006-2007. Instituto Nacional de Antropología e
Historia, Campeche.
2008 Informe de actividades del salvamento arqueológico Playa Esmeralda, Champotón, Campeche.
Temporada 2007-2008. Instituto Nacional de Antropología e Historia, Campeche.
En prensa
Exploración de sitios arqueológicos costeros en el subtramo San Luis Carpizo-Villamar de la
carretera federal 180. Expedición. Historia y Antropología 2(3). Campeche.

Tasaciones de Yucatán
2003 Tasaciones de los pueblos de la provincia de Yucatán pertenecientes a los encomenderos de la
villa de San Francisco de Campeche, hechas por la Audiencia de Santiago de Guatemala en el
mes de febrero de 1549. Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico de Campeche, Gobierno
del Estado, Campeche.

Terrones González, Enrique


1994 Apiarios prehispánicos. Boletín de la Escuela de Ciencias Antropológicas de la Universidad de
Yucatán 20(117):43-57. Mérida.

Vargas Pacheco, Ernesto


1997 Tulum. Organización político-territorial de la costa oriental de Quintana Roo. Universidad
Nacional Autónoma de México, México DF.

Villanueva García, Gerardo


2005 Cha Kan Putun. Un puerto prehispánico en el Golfo de México. En Los Investigadores de la
Cultura Maya 13(1):291-293. Universidad Autónoma de Campeche, Campeche.

Vlcek, David; Silvia Garza Tarazona y Edward Kurjack


1978 Contemporary farming and ancient maya settlement: some disconcerting evidence. En
Prehispanic Maya Agriculture (editado por P. Harrison y B. TurnerI), pp.211-223. University of
New Mexico Press, Albuquerque.

760
Vokes, Harold E. y Emily H. Vokes
1983 Distribution of shallow-water marine Mollusca, Yucatan Peninsula, Mexico. Tulane University,
New Orleans.

Figura 1 Ubicación geográfica del sitio arqueológico de Playa Esmeralda.

761
Figura 2 Levantamiento planimétrico del asentamiento prehispánico Playa Esmeralda.

Figura 3 La mayoría de los chultunes fueron localizados al oriente del sitio.

762
Figura 4 Grupos habitacionales delimitados con albarradas.

Figura 5 Conjuntos residenciales sin albarradas asociadas.

763
Figura 6 Elementos discoidales de piedra caliza que fungieron como tapas de troncos para
apiarios prehispánicos.

Figura 7 Pesas de pesca elaboradas en cantos rodados de río.

764
Figura 8 Cayucos utilizados en la actualidad en varias comunidades costeras, lacustres y fluviales
del estado de Campeche.

Figura 9 Variedad de especies de moluscos arqueológicos recuperados.

765
Figura 10 Herramientas y ornamentos elaborados con diversas especies de moluscos.

766

También podría gustarte