Economía y Subsistencia en Playa Esmeralda, Champotón, Durante El Preclásico
Economía y Subsistencia en Playa Esmeralda, Champotón, Durante El Preclásico
Economía y Subsistencia en Playa Esmeralda, Champotón, Durante El Preclásico
2010 Economía y subsistencia en Playa Esmeralda, Chapotón, Durante el Preclásico. En XXIII Simposio de
Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, 2009 (editado por B. Arroyo, A. Linares y L. Paiz), pp.750-
766. Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala (versión digital).
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PALABRAS CLAVE
Arqueología México, Campeche, Playa Esmeralda, Preclásico Tardío, Economía, Albarradas, Chultunes,
Horticultura, Pesca, Moluscos
ABSTRACT
ECONOMY AND SUBSISTENCE AT PLAYA ESMERALDA, CHAMPOTÓN, DURING THE
PRECLASSIC PERIOD
The relatively extensive Precolumbian settlement of Playa Esmeralda was a community of the Campeche coast with
a large concentration of residential structures. The occupation at the site dates to the end of the Preclassic and
continued into Classic period. The evidence indicates that the principal economic activity of the community was
fishing, and the exploitation of marine resources could have complemented the horticulture practiced in household
gardens, agriculture carried out in distant plots, and exchange of various products throughout the western coast of
the Yucatan Peninsula.
INTRODUCCIÓN
Pocos kilómetros al suroeste de la comunidad de Champotón se registraron en años recientes
tres sitios arqueológicos hasta entonces desconocidos, a los cuales se les denominó Villamar 1, Villamar
2 y Playa Esmeralda (Suárez y Ojeda 2007). Uno de esos tres asentamientos fue motivo de estudios
más extensos. Se trata del sitio denominado Playa Esmeralda, que se ubica en buena medida dentro de
los terrenos en los que actualmente se construye un desarrollo turístico, lo que hizo necesario el
recorrido del área a efecto de evitar daños a sus inmuebles y elementos culturales asociados mediante
su registro y señalamiento oportuno y adecuado (Sánchez 2006; Sánchez y Anaya 2007).
Posteriormente, y aunque la mayoría de ellos quedará integrada a las áreas verdes del lugar, se hizo
imperativa la excavación de varios de esos vestigios arqueológicos, con lo cual se obtuvo información
valiosa relativa a su patrón de asentamiento (Ibid), arquitectura y sistemas constructivos (Anaya et al.
2008), cronología y subsistencia (Suárez y Ojeda 2008), lo que los relaciona estrechamente con los sitios
de Villamar 1 y 2 (Suárez y Ojeda en prensa) e, inclusive, con la antigua Chakanputun.
Siendo Playa Esmeralda un asentamiento costero, resulta evidente pensar de manera casi
automática que su economía y subsistencia estuvieron vinculadas fundamentalmente al
aprovechamiento de los recursos marinos disponibles, esto es, a la pesca, recolección y captura de
diversas especies de moluscos propias del litoral campechano más próximo (Figura 1). A pesar de lo
anterior, surgieron dos grandes dudas a ese respecto. La primera de ellas fue saber si la evidencia
arqueológica correspondería a dicho planteamiento. De ahí la importancia de los materiales culturales
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recuperados cuyo análisis irremediablemente podría ayudar a despejar esa duda. Pero, ¿acaso los
antiguos habitantes de Playa Esmeralda podrían basar única y exclusivamente su economía en la
explotación de los recursos marino-litorales para su subsistencia? Ante esta segunda interrogante habría
que pensar entonces en otra alternativa basada en la distribución de las estructuras y rasgos culturales
asociados en función a los espacios ocupados y no ocupados sobre el terreno.
EL SITIO ARQUEOLÓGICO
Con base en la cerámica analizada, se puede afirmar que el asentamiento precolombino de
Playa Esmeralda manifiesta su mayor ocupación humana durante el periodo Preclásico Tardío (300 AC -
250 DC), si bien continúa en menor grado para el Clásico Temprano (250 – 600 DC), siendo muy escaso
el material cerámico del Clásico Tardío (600 – 800 DC) y del Clásico Terminal (800 – 1100 DC). Todo
indica, incluidas sus características arquitectónicas, su estratigrafía y su material cerámico, que la
construcción de la gran mayoría de los inmuebles se remonta al Preclásico Tardío (Suárez y Ojeda
2008).
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moler sugiere la práctica de actividades especiales para el procesamiento de productos como sal,
materiales vegetales o bebidas fermentadas (Magnoni et al. 2006:56).
Por otro lado, en el yacimiento arqueológico que nos ocupa identificamos lo que parecen ser
canteras y depósitos para agua que evidentemente son chultunes (Figura 3). Tanto las canteras de
donde se extraían los materiales para la construcción como los chultunes para el almacenamiento del
vital líquido no se encuentra en cada conjunto habitacional, más bien se localizaron en la parte oriente
del asentamiento precolombino, cerca de sus límites orientales y en la parte más elevada de él. La
existencia de chultunes, pilas y piedras de moler cerca de plataformas (a las que habría que agregar las
canteras) indica que el sitio fue una residencia ocupada permanentemente durante todas las épocas del
año, como sucedió en algunos asentamientos de la región Puuc de Yucatán (Graff 1991:136). Al
argumento anterior cabría añadir la cantidad de estructuras reportadas que también son indicativas de
una población permanente en Playa Esmeralda, que cuenta con más de 250 estructuras registradas.
Empero, del total de inmuebles explorados que suman casi 90, en ninguno fue hallada alguna cista o
enterramiento humano; situación análoga a Playa del Carmen o Xamanha, Quintana Roo (Goñi
1992:138) y a Kaua, Yucatán (Pantoja y Jiménez 2007:232). Aquí cabe señalar que en este último sitio
se intervinieron 462 estructuras sin hallarse restos óseos ni cistas (Ibid:234).
En Playa Esmeralda tenemos muy pocos montículos chi´ich. No obstante, lo que sí abunda son
las depresiones del terreno natural, las cuales contienen cierta cantidad de tierra fértil y humedad
acumuladas en dichos sectores. De hecho, muchas de las depresiones detectadas son de considerable
profundidad porque llegan a tener hasta más de un metro de hondo y una anchura variable pero
significativa (Suárez y Ojeda 2008).
Las estructuras del sitio fueron construidas aprovechando las pequeñas elevaciones naturales
del terreno, es decir en donde los afloramientos de la laja eran adecuados para construir las viviendas.
Los afloramientos son de poca altura, ya que difícilmente sobrepasan los 0.50 m y es muy común que
sean mucho menores a ello. Son muchas las áreas habitacionales de sitios que presentan el
aprovechamiento de los altillos; entre ellas podemos citar a Chichén Itzá (Schmidt 1981), Uxmal (Barrera
1981), Villamar 1 y Villamar 2 (Suárez y Ojeda 2007). Invariablemente, en todas ellas, los antiguos
ocupantes evitaban lodazales e inundaciones, o cuando menos el que se anegasen sus viviendas en
tiempo de lluvias, además de que les permitía tener a disposición y aprovechamiento los sectores con
suelo propicio para fines productivos.
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Mateo, entre otros, también están presentes estos muros de delimitación que no son otra cosa que
muros de piedra que cercan a los complejos domésticos (Garza y Kurjack 1980:53). Playa Esmeralda no
es un sitio ajeno a ello, pues también posee una serie de albarradas que delimitan espacios, solares o
lotes.
La lotificación parcial en Playa Esmeralda podría indicar que las áreas libres de construcción
dentro de los espacios delimitados por albarradas (Figura 4), se aprovechaban para la crianza de
animales domésticos, para hortalizas y para el cultivo a pequeña escala de maíz, ramón, tubérculos,
aguacate, calabaza, chile y otros productos como algodón y cacao (Dahlin 1985), que tenían como
propósito cubrir las necesidades de la familia ocupante de dicho solar (Suárez y Ojeda 2008). Es preciso
señalar que el área libre de construcción al interior de un solar equivale a un 75% en promedio de la
superficie total del predio (Anaya et al. 2008). La huerta, patio o solar de cultivo constituye una
importante fuente de recursos que complementaban la economía del grupo doméstico (Silva y
Hernández 1991:24). Cabe señalar que en Playa Esmeralda existieron también conjuntos de estructuras
que no estaban delimitados por albarradas pero que resultaron ser mayoría (Figura 5). En esos grupos
también se hallaron depresiones con suelo más o menos profundo y, en varios casos, chultunes
asociados.
Es probable que la división del trabajo en el seno familiar haya sido establecida en función al
género, dedicándose las mujeres a las actividades que tradicionalmente han sido vinculadas con su
género como son la preparación de alimentos, la limpieza de la vivienda, el lavado de la ropa y la cría de
animales domésticos. En los primeros años del virreinato, fray Diego de Landa señala acerca de las
mujeres que “son grandes trabajadoras y vividoras porque de ellas cuelgan los mayores y más trabajos
de la sustentación de sus casas y educación de sus hijos y paga de sus tributos, y con todo eso, si es
menester, llevan algunas veces carga mayor labrando y sembrando sus mantenimientos. Son a maravilla
granjeras, velando de noche el rato que de servir sus casas les queda, yendo a los mercados a comprar
y vender sus cosillas. Crían aves de las suyas y las de Castilla para vender y para comer. Crían pájaros
para su recreación y para las plumas con las que hacen ropas galanas; y crían otros animales
domésticos, de los cuales dan el pecho a los corzos, con lo que los crían tan mansos que no saben
írseles al monte jamás, aunque los lleven y traigan por los montes y críen en ellos” (Landa 1982:57).
Es muy probable que en Playa Esmeralda se haya practicado la horticultura de policultivo, como
se ha propuesto para las ciudades de las Tierras Bajas Mayas de la época Clásica (Dahlin 1985) y para
sitios tardíos de la Costa Oriental como Cozumel, Xamanha y Tulum (Silva y Hernández 1991:76; Vargas
1997:72). La horticultura de policultivo involucra la siembra de una variedad de especies cultivadas que
tienen diferentes hábitos de crecimiento, sistemas de raíces, sistemas de defensa contra depredadores y
otras demandas ecológicas. Una huerta de policultivo se puede mantener en suelos pobres o menos
fértiles, y debido a que si está bien estratificada se protege el suelo frágil y el régimen de reciclaje de
nutrientes (Dahlin 1985:147-148).
Por otro lado, las actividades agrícolas de mayor escala eran realizadas muy probablemente
por miembros del género masculino en las parcelas ubicadas a mayor distancia del asentamiento
humano, en áreas con mejores y más profundos suelos, y por lo consiguiente de mayor productividad,
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cuya producción era destinada a la elite canalizándola a un centro rector mayor como Champotón para
su redistribución.
La canalización de los excedentes o quizás de una cuota más o menos fija podría significar que
había un representante del linaje principal de Champotón en Playa Esmeralda. Se ejercía así el control
político y económico de la población mediante la concentración de productos pesqueros y de moluscos,
temporalmente en Playa Esmeralda y finalmente en Champotón, destinados al intercambio de otros
productos agrícolas y suntuarios alóctonos al área. Aunque tradicionalmente se había pensado que
Champotón era un sitio fechado totalmente para el periodo Posclásico (Ruz 1969:117-141), un proyecto
arqueológico llevado a cabo en estos últimos años por la Universidad Autónoma de Campeche reveló
que la ocupación humana en el lugar comenzó desde el Preclásico y continuó hasta el Posclásico, el
momento del contacto europeo y aún en la Colonia (Forsyth y Jordan 2003; Forsyth 2004). Y no sólo eso,
sino que también fue expuesta en Champotón arquitectura megalítica triádica del Preclásico Tardío
(Folan et al. 2002:13).
Entre los materiales arqueológicos recuperados en Playa Esmeralda se identifica una clase de
artefactos elaborados en piedra caliza que tienen forma discoidal, cuyo diámetro no sobrepasa los 15 cm
y su grosor los 5 cm (Figura 6). Aunque no fueron abundantes (cinco ejemplares), sus características son
semejantes a aquellos reportados en sitios contemporáneos y de la misma región como Villamar 1 y
Villamar 2 (Suárez y Ojeda 2007), así como en asentamientos tardíos de la Costa Oriental como Punta
Piedra y Rancho Ina, los cuales se han interpretado como tapas laterales de troncos huecos empleados
en los apiarios prehispánicos. En la actualidad todavía se practica la apicultura tradicional en varias
comunidades rurales de la península de Yucatán, y es muy probable que los apiarios modernos de la
abeja nativa no sean muy diferentes de los prehispánicos. Un apiario actual está conformado por una
estructura de madera sobre la que se colocan varios troncos ahuecados del árbol de yaxnic (Vitex
gaumeri), sus extremos son sellados con tapas circulares de madera y lodo, y cuentan además con un
pequeño agujero en la parte media del tronco que permite la entrada de las abejas a la colmena. Todo
ello se encuentra protegido por una palapa. La diferencia con los apiarios precolombinos es que éstos
presentan alineamientos de piedra a los que están asociados concentraciones de discos de piedra caliza
o coral de entre 10 y 15 cm de diámetro (Terrones 1994:50-53).
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Durante los trabajos en Playa Esmeralda se encontraron más de 490 ejemplares, de los cuales
todos, excepto uno, fueron logrados en piedra caliza (Figura 7). Esas pesas de red en realidad eran
cantos rodados de río, por lo que no es difícil suponer que proceden del cercano río Champotón.
Idénticos a los de Playa Esmeralda se han reportado en Haltunchen, que se localiza al norte de
Champotón, en donde se menciona que “…parecen haberse hecho de un canto rodado, respetándose la
forma original de la piedra y tallando, a veces con bastante tosquedad, unas muescas o hendeduras en
extremos opuestos, ya sean los más lejanos o próximos, con el fin de facilitar su atadura” (Rivera et al.
1982:91). Los ejemplares de Playa Esmeralda generalmente poseen formas rectangulares, poligonales u
ovales, con incisiones en las orillas, las cuales algunos investigadores indican que son las huellas del
cordel utilizado, ya sea algodón o henequén (Ojeda et al. 1996:469). Se ha propuesto que las pesas más
pequeñas, de menos de 20 gramos, probablemente se hayan utilizado como plomadas de sedales en
aguas calmas y poco profundas, en tanto que las de mayor peso pudieron utilizarse como plomadas de
sedales y/o en redes pequeñas, en aguas más profundas y con corrientes fuertes (Eaton 1976:238-241).
Los análisis de restos esqueléticos faunísticos de Champotón dieron como resultado un 47%
de aves, 20% de mamíferos, 19% de reptiles y, contrario a lo que se esperaba, tan sólo el 14% resultó
ser de peces. Entre las aves se tienen pavos de monte y domésticos, faisanes, gallina doméstica y
garza, mientras que los mamíferos están representados por perros, venados cola blanca, conejos y
manatíes. En cuanto a los reptiles, hay caguama, tortuga verde, tortuga blanca de río, jicotea e iguana
negra. Finalmente, los peces son robalo, pargo, tiburón, jurel, pámpano, cherna y especies afines. Al
parecer, los patrones de consumo de tiempos tempranos estuvieron basados en la alimentación de carne
de venado y otros mamíferos grandes, en tanto que posteriormente se prefirieron las aves grandes (Götz
2006:431-444).
Por otra parte, el recurso marino más abundante y diverso entre los materiales arqueológicos
rescatados en Playa Esmeralda fueron los moluscos, los cuales fueron clasificados según se hallaran o
no modificados por la acción humana. En el caso de aquellos modificados, estos pueden ser por
percusión, abrasión, hervido, etcétera. Evidentemente algunos moluscos cubrieron necesidades
alimenticias y sus cubiertas fueron luego aprovechadas para diversos propósitos (adorno, ofrenda,
artefacto, etcétera). Estos materiales permiten conocer qué herramienta, ornamento y elemento votivo
circulaba en distintas esferas sociales, su relación con el lugar de deposición y cuales se elaboraban
localmente, ya sea en áreas productivas concentradas (quizás talleres) o en unidades dispersas del
asentamiento de Playa Esmeralda.
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Todas fueron obtenidas del litoral inmediato a nuestro sitio arqueológico, pero se sabe muy
poco acerca de la forma como las obtenían ya que no quedaron huellas detectables a nivel arqueológico
(Figura 9).
Los caracoles de las especies Busycon perversum, Turbinella angulata, Pleuroploca gigantea y
Strombus costatus sirvieron para la elaboración de instrumentos debido a su tamaño, consistencia y
estructura, lo que permitió obtener diversos implementos. De las columelas se obtuvieron martillos, del
cuerpo se elaboraron paletas y cucharones. Incluso se cuenta con algunos azadones, trompetas y
miscelánea. De la especie Fasciolaria tulipa también se elaboraron paletas (Figura 10). Las dimensiones
reducidas de los ejemplares como Oliva sayana, Oliva reticularis y Prunum labiatum fueron ideales para
fabricar algunos colgantes.
Posiblemente muchos objetos elaborados a partir de los caracoles y conchas locales fueron de
suma utilidad para intercambio por otros bienes que no se encontraban fácilmente en la región, tales
como productos agrícolas en cantidad y variedad suficientes u objetos alóctonos. Comparativamente, en
Champotón fue casi total la ausencia de objetos de concha y caracol elaborados como ornamentos, lo
que podría significar que fue un centro productor y abastecedor de productos marinos (Villanueva García
2005:291-293).
COMENTARIOS FINALES
Ubicado a escasos 20 km al suroeste de Champotón y distante unos 250 m de la línea costera,
encontramos al sitio prehispánico de Playa Esmeralda, el cual comparte características arquitectónicas y
constructivas, así como su cronología y economía con otros asentamientos costeros cercanos tales
como Villamar 1 y Villamar 2.
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De hecho, la economía de la comunidad dependía en buena medida de la pesca, la recolección
de moluscos y la captura de tortuga y mamíferos marinos. No obstante, en Playa Esmeralda el registro
de conjuntos residenciales asociados directamente con albarradas que los delimitaban de manera
completa o bien parcialmente, apunta hacia un nivel de producción familiar en calidad de huerto que les
permitía contar con otro tipo de productos o especies vegetales que formaban parte de la dieta cotidiana
de las familias (nucleares o extensas) que habitaron la comunidad en tiempos precolombinos.
Posiblemente se practicaba la horticultura de policultivo complementada con la crianza de animales
domésticos, y tal vez con la apicultura.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos al Centro INAH Campeche, a la Secretaría de Obras Públicas y Comunicaciones
del Estado de Campeche y al grupo Mall Internacional, a través del Proyecto Esmeralda Resort, las
facilidades para llevar a cabo el trabajo de campo y gabinete.
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Figura 2 Levantamiento planimétrico del asentamiento prehispánico Playa Esmeralda.
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Figura 4 Grupos habitacionales delimitados con albarradas.
763
Figura 6 Elementos discoidales de piedra caliza que fungieron como tapas de troncos para
apiarios prehispánicos.
764
Figura 8 Cayucos utilizados en la actualidad en varias comunidades costeras, lacustres y fluviales
del estado de Campeche.
765
Figura 10 Herramientas y ornamentos elaborados con diversas especies de moluscos.
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