INTRODUCCIÓN
Cada uno de nuestros actos y pensamientos son controlados por el cerebro; este es el órgano
más complejo del cuerpo humano y se encuentra dividido en unidades funcionales, las cuales
trabajan en armonía para regular las funciones básicas de cada persona permitiéndole tener
conciencia de su ambiente y la capacidad para comprender y asignar un significado a lo que
contempla y aprende, manipular y abstraer de un modo eficiente a través de una función
integradora, que coordina las actividades de todos los sistemas del cuerpo. El abuso y
dependencia a sustancias psicoactivas puede alterar diferentes áreas cerebrales encargadas de
la regulación de procesos fisiológicos, ya que durante el periodo de consumo se generan
cambios neuroquímicos y estructurales que ocasionan problemas clínicos severos; el daño está
condicionado al patrón de consumo, las características de las sustancias y frecuencia de
consumo, edad, género y constitución biológica (genética y física) del usuario. Un factor
determinante sobre la severidad del daño causado a los circuitos cerebrales es el inicio del
consumo a edad temprana como la adolescencia, debido a que el cerebro no ha alcanzado su
madurez biológica, haciéndolo doblemente vulnerable.
Tomando en consideración que los trastornos por el uso de sustancias apuntan a una
enfermedad cerebral que altera su funcionamiento de forma aguda, como el estado de
intoxicación, el cual puede ser reversible en un inicio pero que, ante una historia de frecuentes
síndromes de intoxicación alternados con síndromes de abstinencia, provocan una
desestabilización del funcionamiento de neurotransmisores, receptores y transportadores en
los circuitos cerebrales específicos.
LAS ANFETAMINAS. -
Las anfetaminas son drogas. Pueden ser legales o ilegales. Son legales cuando las receta un
médico y se utilizan para tratar problemas de salud como obesidad, narcolepsia o trastorno de
hiperactividad por déficit de atención (THDA). El uso de anfetaminas puede conducir a la
adicción.
Las anfetaminas son ilegales cuando se usan sin receta para drogarse o mejorar el desempeño.
En este caso, son conocidas como drogas ilegales o recreativas y pueden provocar adicción.
Las anfetaminas o β-fenil-isopropil-amina, también conocidas como benzedrina, tienen un
efecto estimulante sobre el SNC muy parecido al de la cocaína y es a partir de esta que se
derivan otros compuestos como las metanfetaminas, dentro de las más conocidas la Metilen-
Dioxi-Met-Anfetamina (MDMA) es un derivado de la anfetamina y miembro de la familia
química de las fenetilaminas, que pueden actuar como estimulantes, alucinógenos y
entactógenos. La MDMA es una droga sintética que actúa como estimulante y alucinógeno,
también llamada éxtasis; Tenanfetamina (MDA) o píldora del amor o Adán; la 3,4-
metilendioxietilamfetamina (MDEA) conocida como Eva; y la Desoxiefedrina o crystal, entre
otros compuestos similares. Todas ellas tienen un mecanismo de acción indirecto, ya que no se
unen a un receptor específico para alguno de los neurotransmisores naturales sino que
engañan y se unen a las bombas de recaptura (transportadores) de la dopamina; de esta
manera, las bombas en lugar de recuperar la dopamina de la hendidura para regresarla a la
célula introducen anfetaminas y ocasionan finalmente una elevación artificial de dopamina al
igual que la cocaína, aunque con un mecanismo diferente pero clínicamente relevante para
experimentar sensaciones placenteras.
Los transportadores de dopamina no son los únicos afectados por las anfetaminas, ya que las
variaciones en la composición química de las sustancias les confieren preferencia (no
exclusividad) por los transportadores de unos u otros neurotransmisores.
Por ejemplo, la anfetamina induce preferentemente la liberación de dopamina y
noradrenalina, mientras que la metanfetamina tiene un poco más de afinidad por el
transportador de noradrenalina; por otra parte, la MDMA y los compuestos similares actúan
con mayor afinidad sobre los transportadores de serotonina.
Estas sustancias facilitan la liberación de noradrenalina al ser transportadas hasta las
terminaciones nerviosas por el mecanismo de recaptación, lo que explicaría, en parte, los
efectos centrales como el incremento de la actividad motora, la disminución del cansancio y
los efectos periféricos de taquicardia, sudoración y dificultad en la micción.
Aspectos clínicos.
Las anfetaminas tienen un uso clínico restringido a la narcolepsia y a casos específicos de
control de peso por obesidad mórbida bajo un control estricto, la única presentación legal es la
vía oral, por lo que la existencia de cualquier otro tipo de presentación como la intravenosa, la
esnifada o fumada son para uso recreacional; tal es el caso del éxtasis y el cristal, que si bien
comparten los efectos estimulantes de las anfetaminas comunes y corrientes, no así las
alteraciones de la sensopercepción como las alucinaciones, la expansividad, la sociabilidad
acentuada y los estados de empatía. Bajo la ingestión de grandes cantidades de esta droga, se
presentan trastornos de la percepción como la psicosis o trastorno psicótico inducido por
sustancias, de acuerdo con la clasificación del DSM-IV TR, también conocida como psicosis
anfetamínica, con síntomas y signos muy parecidos a los cuadros de la esquizofrenia, los cuales
pueden deberse a la descarga de hidroxitriptamina (5-HT) a partir de las neuronas
triptaminérgicas y de dopamina en el sistema mesolímbico; asimismo, delirios de tipo
paranoide y crisis de pánico.
Se absorben en el tracto gastrointestinal rápidamente después de su ingestión y cuando son
inhaladas se detectan rápidamente en el torrente sanguíneo. Una vez administradas, las
anfetaminas se distribuyen en la mayor parte del cuerpo y se concentran en los riñones, los
pulmones y el cerebro, y son expulsadas vía renal; además, debido a su alta liposolubilidad, en
usuarias embarazadas pueden atravesar la barrera placentaria, lo cual afecta al feto, y son
capaces de excretarse mediante la leche materna.
Las anfetaminas ingeridas por vía oral pueden presentar sus efectos aproximadamente una
hora después de ser consumidas, teniendo una vida media de 12 horas, a diferencia de la
cocaína que es de dos horas máximo; si se inyecta o se aspira, sus efectos son casi
instantáneos y la vida media es de cuatro a cinco horas.
Los efectos físicos son similares al del consumo de cocaína, presentando vasoconstricción
periférica, taquicardia, incremento de la contractilidad cardiaca, hipertensión, midriasis,
fotofobia, temblor y sudoración, así como importante aumento de la temperatura corporal
debido a la vasoconstricción y alteración directa del centro hipotalámico de control térmico, lo
cual puede causar hipertermia maligna o golpe de calor, síntoma considerado como una
urgencia médica.
Los efectos psicológicos de las anfetaminas se deben a su acción dopaminérgica, por ejemplo,
a dosis bajas (10-30 mg) producen euforia, aumento de la energía, mejora de la atención,
disminución del apetito y de la sensación de fatiga, aumento de la frecuencia cardiaca y
tensión arterial, del umbral del sueño, así como del rendimiento intelectual y físico,
hiperactividad motora, sensación de invulnerabilidad, conductas repetitivas y estereotipadas e
incremento del disfrute de los placeres. A dosis altas (70-90 mg), se presenta la exacerbación
de los síntomas anteriormente mencionados, asociándose a la inquietud, náuseas, vómito,
temblor generalizado, hiperactividad, irritabilidad y conductas violentas, insomnio, fiebre,
sudoración, arritmias cardiacas, confusión, alucinaciones, cuadros psicóticos y delirios
paranoides; una de las alucinaciones característica de este tipo de consumidores es la
sensación de tener insectos bajo la piel (Formicación es una sensación semejante a un
pequeño rastreo de insectos sobre (o abajo) de la piel sin que existan tales bichos. Es una
variante específica de un conjunto de sensaciones conocida como parestesias, que incluyen
también picazón (más común), conocida como «alfileres y agujas».), estados de pánico e
intentos de homicidio o suicidio. Es importante mencionar que el cuadro clínico puede concluir
en convulsiones y hemorragias cerebrales. La combinación de muchas horas de actividad física
sin comer, sin una regulación adecuada de la temperatura y sin percibir el cansancio físico es
muy peligrosa y puede conducir a un cuadro de deshidratación con fiebre, fatiga extrema,
destrucción de masa muscular y falla renal. Adicionalmente, se tienen evidencias de daños en
las terminales nerviosas de neuronas de serotonina que se asocian a cuadros de depresión
difíciles de tratar.
EL ÉXTASIS ejerce sus efectos en las regiones ricas en serotonina, que regulan funciones tales
como la formación de la memoria (el hipocampo), las emociones (la amígdala), las
percepciones (la corteza), el control del hambre y la temperatura corporal (el hipotálamo),
produciendo un aumento de las percepciones sensoriales a nivel de la corteza, haciendo los
sentidos más agudos e intensificándolos al mismo tiempo que los distorsiona. Al actuar sobre
esas zonas también producen deterioro del juicio, pensamiento confuso, conductas
estereotipadas como movimientos repetitivos sin ningún propósito, falta de control de la
temperatura corporal y bruxismo (NIDA, 2007). El abuso crónico produce cambios significativos
en el funcionamiento cerebral, ocasionando alteraciones emocionales (como la depresión),
cognitivas y funcionales (como la psicosis), mismas que pueden perdurar mucho tiempo
después de cesar el consumo y, en ocasiones, ser irreversibles. A las pocas horas o incluso
varios días después de interrumpir el consumo de dosis altas por periodos prolongados se
presentan los síntomas de abstinencia, mismos que son contrarios a los efectos agudos como
fatiga, sueño excesivo y prolongado (más de 18 horas), pesadillas, falta de concentración y de
motivación, hiperfagia y depresión, lo que ocasiona la necesidad de volver a consumir. Los
aspectos de refuerzo positivo producidos por las anfetaminas y sus mecanismos de
dependencia se deben, fundamentalmente, a su capacidad de liberar dopamina de las
terminales dopaminérgicas y a las acciones de esta amina sobre estructuras de las vías
mesolímbicas y mesocorticales.
Tipos de anfetaminas ilegales. -
Existen distintos tipos de anfetaminas ilegales. Las más comunes y algunos de sus nombres en
la calle son:
Anfetamina: goey, louee, speed, elevadores, whiz.
Dextroanfetamina (medicamento para el trastorno de hiperactividad por déficit de
atención usada ilegalmente): dexies, kiddie-speed, pep pills, elevadores; belleza negra
(cuando se combina con anfetaminas).
Metanfetamina (en forma de cristal sólido): base, cristal, d-meth, fast, vidrio, hielo,
meta, speed, whiz, pure, wax.
Metanfetamina (en forma líquida): sangre de leopardo, rojo líquido, sangre de
buey, speed rojo.
Las anfetaminas ilegales vienen en distintas presentaciones:
Pastillas y cápsulas
Polvo y pasta
Cristal
Líquido
Pueden usarse de diferentes maneras:
1. Tragadas
2. Frotadas contra las encías
3. Inhaladas por la nariz (aspirada)
4. Inyectadas en una vena (disparada)
5. Fumadas
Las anfetaminas pueden ser adictivas
Normalmente usted no se vuelve adicto a las anfetaminas recetadas cuando las toma en la dosis
adecuada para tratar su afección.
La adicción se presenta cuando usted usa las anfetaminas para drogarse o mejorar su desempeño.
Adicción significa que su cuerpo y mente dependen de la droga. Usted no es capaz de controlar su
consumo y la necesita para funcionar en su vida diaria.
La adicción puede llevar a la tolerancia. Esto significa que usted necesita una cantidad cada vez
mayor de la droga para sentir la misma sensación de bienestar. Y si intenta dejar de consumirla, su
mente y cuerpo pueden tener reacciones. Estas son conocidas como síntomas de abstinencia y
pueden incluir:
Deseos intensos de consumir la droga
Tener cambios de humor que vayan desde sentirse deprimido a agitado a ansioso
Sentirse cansado todo el tiempo
No ser capaz de concentrarse
Ver o escuchar cosas que no están ahí (alucinaciones).
Reacciones físicas que pueden incluir dolor de cabeza, dolores y malestares,
incremento del apetito, no dormir bien.
Conclusión.-
Es necesario que los jóvenes sean conscientes de que el consumo de drogas acarrea daños no
solo médicos, sino también socioeconómicos. Entre las medidas de apoyo a la prevención y el
tratamiento de la drogodependencia figuran también impartir a las personas que consumen
drogas los conocimientos y aptitudes necesarios para prevenir las sobredosis, también es
necesario invertir en mejorar la comprensión de la naturaleza y las causas del problema y
ayudar a los países afectados a establecer servicios de prevención, tratamiento, atención y
rehabilitación para minimizar los problemas de salud relacionados con el consumo no médico
de drogas sujetos a prescripción médica, como la anfetamina. También se debe poner freno a
la fabricación y comercialización de drogas sintéticas envasadas y destinadas a fines no
médicos.
La producción sin precedentes de cocaína plantea amenazas para la salud y la seguridad; la
fabricación de cocaína exige una respuesta reforzada y coordinada de los países que integran
la cadena de suministro.
La expansión del tráfico de metanfetamina plantea amenazas para la salud y la seguridad que
también exigen una respuesta reforzada y coordinada de los países que integran la producen.
Bibliografía. -
https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000792.htm
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https://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/serie-de-reportes/abuso-de-la-mdma-extasis/que-
es-la-mdma