2016 Rabia CSM
2016 Rabia CSM
2016 Rabia CSM
D.L. MA 932-2011
I.S.B.N. 978-84-92526-32-1
Impreso en España - Printed in Spain
Diseño Oreille
Imprenta Gráficas Urania
Reservados todos los derechos. Queda prohibido reproducir parte alguna de esta
publicación, su tratamiento informático o la transcripción por cualquier medio electrónico,
mecánico, reprografía u otro sin el permiso previo y por escrito del editor.
1
El conjunto de Cantigas de Santa María conocido como Cancionero
de Santa María de El Puerto de Alfonso X el Sabio ha sido intermiten-
temente protagonista de la atención de algunos investigadores como
foco de interés, sobre todo, para la documentación histórica de la zona
del Guadalete ya desde los tiempos en que Alfonso era infante hasta el
momento de su muerte. La misma delimitación del corpus es un asun-
to, todavía, sin resolver, pues si se admiten generalmente veinticuatro
composiciones del ciclo portuense2, Jesús Montoya –su editor y estudio-
so más persistente- añade una más3 y Joseph T. Snow reclama veinti-
siete: veintitrés milagros narrativos más las cuatro cantigas de loor de
la secuencia4. Debemos al primero la transcripción y estudio de la edi-
17
Patrimonio Literario Andaluz (V)
18
Varios Autores
19
Patrimonio Literario Andaluz (V)
20
Varios Autores
21
Patrimonio Literario Andaluz (V)
25 González Jiménez, “El Puerto de Santa María en tiempos”, p. 212. En esa
fecha el rey establece en Cádiz una guarnición de cien hombres al mando de Gui-
llén de Berja, cf. el documento del 30 de marzo de 1266 editado en González Jimé-
nez, M. (ed.): Diplomatario andaluz de Alfonso X, Sevilla, 1991, n. 310, pp. 332-333.
26 Se trata de un manuscrito conservado en el Archivo Municipal de El Puerto de
Santa María (Curiosidades, 1), copia parcial del repartimiento gaditano, editado en
1841 por Pedro José de Castro con el título: Padrón de Heredamientos, o sea el reparto
de casas y tierras de la Ciudad entre sus primeros moradores á la expulsión de los Moros
de ella, que dio principio en el año 1264, era de 1302, Imprenta de Río, El Puerto de
Santa María. Contamos con la excelente edición de González Jiménez, M. (ed.):
Repartimiento de El Puerto de Santa María, Sevilla, Universidad de Sevilla, 2002.
Un esquema y estudio de las particiones podemos verlo en González Jiménez, “El
Puerto de Santa María en tiempos”, pp. 211 y ss.
27 González Jiménez, “Una noble çibdat”, p. 25.
28 González Jiménez, “La obra repobladora”, pp. 18-19.
22
Varios Autores
29 González Jiménez, “Una noble çibdat”, p. 26. La carta-puebla ha sido editada
por él mismo en “El Puerto de Santa María en tiempos”, pp. 235-9.
30 González Jiménez, “El Puerto de Santa María en tiempos”, p. 224.
31 V. Beltrán ha estudiado la relación entre el texto de la carta-puebla y la c. 379,
“Para la datación”, pp. 165-174: “El paralelismo –afirma- es bastante cercano como
para suponer que ambos textos nacieron de un mismo proyecto regio, y deben
datar de la misma época si no salieron a la vez de la cancillería o de la mano del
rey”, p. 171.
32 González Jiménez, “El Puerto de Santa María en tiempos”, p. 226. Además
de la carta-puebla, el rey concede otros privilegios tributarios entre 1282 y el año
de su muerte, 1284, Idem, pp. 229-232.
33 Beltrán, “Para la datación”, pp. 166 y 169.
23
Patrimonio Literario Andaluz (V)
24
Varios Autores
38 Son imprescindibles, sobre todo, los trabajos de Jesús Montoya Martínez a
este respecto, además de sus introducciones a las ediciones ya citadas: “Datos
para la historia del Puerto de Santa María”, Cuaderno de Estudios Medievales, VI-
VII, 1981, pp. 141-153; “El Puerto de Santa María, exvoto de Alfonso X a María”,
Alcanate. Revista de Estudios Alfonsíes, vol. I, 1998-99, pp. 99-114; “Historicidad del
Cancionero Marial de Alfonso X”, Medievalismo. Boletín de la Sociedad Española
de Estudios Medievales, nº 11, 2001, p. 59-76; “De Santa María del Puerto a El Gran
Puerto de Santa María”, Alcanate. Revista de Estudios Alfonsíes, vol. VI, 2008-09,
pp. 349-367.
39 Estamos completamente de acuerdo con la afirmación de C. L. Scarborough:
“La introducción de la Virgen y sus deseos en la toma de Alcanate nos indican
varias cosas en cuanto a la perspectiva del Rey respeto a lo milagroso y la utilidad
de tal milagro para proyectar la imagen que de sí mismo quería propagar”, en
“Las Cantigas de Santa María, poesía de santuarios: el caso de El Puerto de Santa
María”, Alcanate. Revista de Estudios Alfonsíes, vol. I, 1998-1999, p. 1.
40 El Pozo Santo aparece como enclave en la octava partición en el repartimiento
de la tierra calva del Puerto de Santa María, cf. González Jiménez, Repartimiento
de El Puerto, p. CXVI.
41 Montoya Martínez, “De Santa María del Puerto”, pp. 356 [1] y 364. La primera,
también conocida como Virgen negra, Patrona de la ciudad, se halla expuesta en la
Iglesia Prioral del Puerto de Santa María donde todavía se conserva el “pozo santo”
en su empedrado exterior. Sobre este tema, puede verse la reseña histórica de Luis
Suárez Ávila enviada a la Santa Sede, al concederle ésta el título de Basílica el 25 de
enero de 2015, publicada en el periódico digital “Gente del Puerto” el 8 de enero de
2015, con el título “Breve reseña histórica de la Santa y Consagrada Iglesia Mayor
Prioral de Nuestra señora de los Milagros Coronada, Santuario mariano diocesano
en El Puerto de Santa María”.
25
Patrimonio Literario Andaluz (V)
como el infante don Manuel, un rico hombre (c. 382) o un criado del rey
(c. 377)42. Sin embargo, no perdona algunas acciones, como el falso jura-
mento en su nombre, por lo que el ladrón de la c. 392 muere ahorcado,
si bien esta narración, más que milagro en sí mismo, puede interpretarse
como la garantía de seguridad ciudadana que representa la Virgen del
Puerto para sus pobladores.
Un grupo nutrido lo constituyen las diez cantigas del ciclo que narran
la curación de enfermedades, sobre todo a mujeres (357, 368, 372, 391) y
niños (378, 389, 393, así como la 38143), como grupos considerados más
desprotegidos, y sin olvidar la dimensión de madre que representa la
Virgen. Así, la Carta-Puebla distingue entre los mercaderes que tienen
en el Puerto “casas mayores pobladas con sus mujeres e hijos” de los que
solo vienen a comerciar, eximiendo a los primeros de diezmos y por-
tazgos44, liberando así de impuestos a los repobladores para incentivar
su asentamiento. La c. 359 sirve de ejemplo arquetípico de los intereses
repobladores del rey, mostrando a una Virgen protectora de la familia,
que rescata a uno de los hijos de una familia asentada en la colación de
San Salvador de Jerez, al que los moros habían raptado. Ha de proteger
asimismo a los que, a su vez, garantizan la defensa de los pobladores; de
este modo, el rey mismo es protagonista de uno de los milagros (c. 367),
al ser sanado por ella de un enema en las piernas45.
Dos de los milagros de este cancionero del Puerto están unidos por la
enfermedad que relatan, la rabia. Se trata de las cantigas 372 y 393. Fren-
te a la imprecisión de otros conjuntos, que recogen historias “del acervo
común europeo, de ahí que no se concreten ni personas ni cronologías”,
como señala J. Montoya46, hay otros grupos, como el de los milagros de
42 El infante don Manuel protagoniza dos cantigas de este ciclo relacionadas
con pérdidas: de un azor (c. 366) y de un anillo (c. 376), lo que llama la atención.
43 En la c. 381 llega a resucitar a un niño que había muerto, tras enfermar de
una fiebre mortal, por los ruegos de su madre que estaba a punto de enloquecer.
La cantiga informa de que vivían en la colación de San Marcos de Jerez. Cf. [36]
de este trabajo.
44 González Jiménez, “El Puerto de Santa María en tiempos”, pp. 226-7.
45 Montoya Martínez analiza el historial médico del rey como referencia a la
datación de los textos, en “Cancionero”, pp. 120-1.
46 Montoya Martínez, J.: Composición, estructura y contenido del Cancionero Ma-
rial de Alfonso X, Murcia, Real Academia Alfonso X el Sabio, 1999, p. 230.
26
Varios Autores
27
Patrimonio Literario Andaluz (V)
cabo por Demócrito en el 500 a. C., que la atribuye a una enfermedad del
sistema nervioso52. Posteriormente Aristóteles en su Historia de los ani-
males, considera esta enfermedad en perros, mientras que el hombre
sería inmune a la misma53. Epicarmos y Demócrito la denominaron “lys-
sa”, por la creencia de que se originaba en un gusano existente bajo la
lengua54. Para los romanos, en cuyo imperio parece que fue un problema
extendido, se sabía que se propagaba a través de la saliva de los perros,
denominando “virus” a este material infeccioso. Aulo Cornelio Celso
(25-50 d. C.) es el primer autor en señalar la hidrofobia como síntoma
de la enfermedad. El tratamiento más extendido era la cauterización de
la herida, como recomendaba, manteniéndose como práctica principal
hasta el descubrimiento de la vacuna por Louis Pasteur en 1885.
En el periodo medieval, el crecimiento de las ciudades trae como
consecuencia las primeras epizootias conocidas de rabia, y también
epidemias de lepra, tuberculosis, sarampión o varicela, entre otras. Este
vertiginoso recorrido histórico es solo una muestra de la preocupación
del hombre ante una enfermedad que, ya en el Medievo, se considera-
ba incurable cuando sus síntomas se habían manifestado, como seña-
la Maimónides en 1198. Por ese carácter fatal, se propagan remedios
“milagrosos” como la “llave de San Huberto”, hierro candente que se
aplicaba a las heridas de los mordiscos55, ya que “la terapéutica, dada la
concepción de la enfermedad y la interconexión entre los problemas de
salud y el pecado, se fundamenta, junto a la cauterización y aplicación
de cataplasmas vegetales, en fórmulas cabalísticas, oraciones, peniten-
cias y peregrinaciones a San Humberto de Ardennes”56, proceso que
describen los médicos árabes Rhazes (s. IX) y Avicena (s. XI), que había
52 Baer, G. M.: The natural history of rabies, New York, Academic Press, 1975,
pp. 1-29.
53 Editado en Madrid, Ediciones Akal, 1990, p. 461.
54 Dicha creencia persistió hasta el siglo XIX. Véase Toro, G.-Raad, J.: “Rabia”,
Biomédica, 17, 1997, p. 18. También Ovidio y Plinio el Viejo consideraron la causa
el frenillo de la lengua, cf. Muñoz Navarro, p. 6.
55 La costumbre es antiquísima, según explica el Doctor Fernán Pérez en “San
Huberto y la rabia”, en la Revista Blanco y Negro, Madrid, 16/04/1933, p. 115.
56 Sevillano Fernández, O.: Rabia: actualización de conocimientos y gestión de las
actividades sanitarias, Madrid, Editorial Complutense, 2010, pp. 18-19.
28
Varios Autores
29
Patrimonio Literario Andaluz (V)
30
Varios Autores
enfermedat, trayendo la, sana. Et esso mismo faz, si fazen della emplas-
tro, el ponen sobre mordedura de can rabioso o de otra bestia pozona”.65
En la c. 372 leemos la asociación de la enfermedad al perro:
31
Patrimonio Literario Andaluz (V)
Las cantigas son protagonizadas por una mujer (372) y un niño (393),
dentro de los parámetros de la consolidación de una Virgen protecto-
ra de los más débiles socialmente. No parece baladí el hecho de que el
rey escoja, entre las múltiples enfermedades presentes en el Cancio-
nero mariano, la rabia en dos de los textos portuenses. Quizá la enfer-
medad suponía una barrera para sus repobladores, por el crecimiento
demográfico y el consiguiente aumento de la actividad ganadera. De
hecho, un documento de 1279 hace mención de la donación del rey a la
Orden de Santa María de España de la alcaria llamada Farraya (“campo
de los pastores”), pasando a denominarse Alcalá-Sidonia (actual Medi-
na Sidonia)69, dentro de la comarca. Poco más nos informan los distin-
tos libros de repartimiento de la zona, si bien en el Repartimiento del
Puerto, a pesar de haber disponibilidad de tierras, no llegan a repartir-
se, reservándose al uso comunal “tal vez para potenciar el desarrollo
ganadero de la comarca”70. El ganado, no lo olvidemos, es imán para los
lobos, peligrosos portadores de la enfermedad71. Sabemos de un brote
virulento de rabia en 1271 en Francia por la invasión de lobos que ata-
caban los rebaños, llegando a morir más de treinta personas a causa de
68 “De este modo habían pasado ya cuatro días/ que no había bebido líquido
alguno, y había sufrido tan gran crisis, que no había quien lo viese que no temiera
por su muerte”, “Cancionero”, p. 270.
69 Torres Balbás, p. 421 [2].
70 González Jiménez, “El Puerto de Santa María en tiempos”, p. 218.
71 Aunque sea de paso, debemos incidir en la c. 398 del ciclo del Puerto, prota-
gonizada por uno de los primeros pobladores (“un poblador y morava/ que v era
dos primeiros”, v. 23), un pastor llamado Domingo cuyo rebaño de ovejas, perdido,
es recuperado tras ser vigilado por mansos lobos, hecho extraordinario en el que
radica el milagro de la Virgen. Esta temática ganadera podría estar en estrecha
relación con las cantigas de la rabia, cf. [36] de este trabajo.
32
Varios Autores
72 Steele, ob. cit. y Schneider- Santos-Burgos, p. 456. Muy anterior, no obstante,
es la primera mención de rabia en Gran Bretaña, en concreto en Gales, donde las
leyes de Howel el Bueno relatan un brote que hizo enloquecer a los perros, en
Muñoz Navarro, p. 7. Para España, también hemos de tener presente las referen-
cias a la enfermedad en el Libro de la Montería de Alfonso XI (1311-50). Editado por
Dennis P. Seniff: Libro de la Montería. Based on Escorial MS Y.II.19, Madison, 1983.
73 García Sanjuán, Alejandro: “La conquista de Niebla por Alfonso X”, Historia.
Instituciones. Documentos, vol. 27, 2000, pp. 104 y ss.
74 Es el íncipit-refram del texto: “A pesar de que la enfermedad de la rabia es
extraordinaria y fuerte, la hace desaparecer con rapidez la Madre de aquél que en
la cruz sufrió muerte”.
33
Patrimonio Literario Andaluz (V)
34
Varios Autores
que aparece en ocho de los doce milagros que componen el ciclo, sanan-
do la Virgen la rabia en tres de ellos80. La naturaleza de poesía de frontera
de este conjunto de cantigas puede comprobarse en la número 275, en la
que dos frailes de la Orden del Hospital son curados de la “ravia mortal”,
y para ello debían atravesar el río Guadiana, accidente natural que sirvió
de argumento en muchas de las discusiones sobre la frontera luso-caste-
llana. El texto dice así: “pasaron con eles un rio muy gran/ d’Aguadiana,
entrant’a Portogal” (vv. 27-28).
Es este precisamente un rasgo que caracteriza al conjunto: “Una
proporción significativa de los enfermos que aparecen en este santua-
rio portugués tiene que atravesar la frontera entre Portugal y Castilla”81,
oscilantes hasta el tratado de Badajoz en 1267. Por otro lado, y como
paralelismo con el Cancionero del Puerto, el de Terena también apare-
ce en el último centenar de cantigas, al final de la colección82. Quizá la
vinculación entre ambos cancioneros, materializada en la presencia de
la enfermedad de la rabia, inexistente en el resto del cancionero maria-
no alfonsí, se deba a objetivos comunes para ambos enclaves fronteri-
zos. Hay una línea trazada entre El Puerto de Santa María y Santa María
de Terena que pasa por Niebla, llamada “cabeza” de todo el Algarbe en
la Crónica de Alfonso X83. Probablemente, la política de reconciliación
entre los reinos de Portugal, con Alfonso III al frente, y Castilla, en la
complicada y difícil negociación sobre el Algarbe, puedan acercarnos
a una explicación de la “coincidencia” en estos dos conjuntos de tex-
tos tan específicos. Es cierto que la frontera luso-castellana del Algarbe
servía de escenario para las negociaciones entre ambos monarcas, pero
no lo es menos que ambos tenían un enemigo común al que, antes de
aclarar y delimitar espacios concretos, debían eliminar de ese escena-
rio geográfico. En la revuelta mudéjar de 1264, el rey portugués presta
su ayuda al castellano y como consecuencia el 20 de septiembre de ese
80 Consideramos que está suficientemente indicado en tres de las cantigas que
la enfermedad es la rabia, perfectamente diferenciada de la locura. Las cantigas
serían la 223, 275 y 319.
81 Parkinson, p. 50.
82 Parkinson, p. 56.
83 González Jiménez, Manuel: “Alfonso X y Portugal”, Alcanate. Revista de Estu-
dios Alfonsíes, vol. IV, 2004-5, p. 24.
35
Patrimonio Literario Andaluz (V)
36
Varios Autores
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
Antonio A. Gómez Yebra 5
TRAGEDIA Y POESÍA:
LA RAZÓN EN LA SOMBRA
Carmen Velasco Rengel 135
393
Patrimonio Literario Andaluz (V)
394
Varios Autores
395