Eilin Sociedad

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR


INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL MAGISTERIO
CENTRO DE ATENCIÓN OCUMARE DEL TUY
EDUCACIÓN FISICA - I SEMESTRE
UNIDAD CURRICULAR: SOCIEDAD Y EDUCACIÓN

LA EDUCACIÓN COMO FENÓMENO SOCIAL

TUTORA: PARTICIPANTES:
PROFA. TAIYIBET HERRERA YAMILET DÍAZ C.I.:10.893.190
LEIDIS MOLINA C.I.:15.646.965
EILIN GONZÁLEZ C.I.:15.891.889
RAMÓN RIBAS C.I.:16.074.030
LUIS FUENTES C.I.:22.715.787

OCUMARE DEL TUY; MARZO DE 2023


INTRODUCCIÓN

La educación, como uno de los ejes esenciales de la sociedad, es fundamental para


contribuir que los sujetos se desarrollen e integren plenamente en el contexto en que viven.
En este escenario, los profesores son los principales agentes formativos que preparan a los sujetos
para la vida comunitaria, al encargarse durante toda la escolaridad de la formación integral
de sus miembros. Así, afianzan actitudes y conductas democráticas, en equilibrio con la
adquisición de conocimientos que equipe al conjunto, para afrontar la vida en libertad,
equidad y responsabilidad social, con conciencia crítica, de manera de conformar a un
individuo creativo, pleno, útil y comprometido, con conciencia de sí mismo y de su
entorno.
LA EDUCACIÓN COMO FENÓMENO SOCIAL

Émile Durkheim lo aclaraba de la siguiente manera "la educación común es función


del estado social; pues cada sociedad busca realizar en sus miembros, por vía de la
educación, un ideal que le es propio"

Un fenómeno educativo son aquellos hechos que ocurren cuando alguien enseña, por
ejemplo un alumno escribiendo, un profesor explicando, una alumna levantando la mano o
incluso, en un sentido más amplio, una reunión de profesores con investigadores
educativos.

La educación es una herramienta privilegiada de reproducción social, es decir, del


mantenimiento del orden social según la más antigua tradición cultural. En esto creo que
hay que detenerse un poco. Pierre Bourdieu explica que el espacio social u organización de
la sociedad se funda en un capital cultural, es decir en la herencia cultural -o más bien
manera de ver al mundo- que ese espacio social tiene. De este modo la sociedad se organiza
en torno a valores determinados que son los que en definitiva explican dicha organización.
Así el espacio social deviene en espacio simbólico, es decir en un conjunto de estímulos
cargados de diferente significación que, transformados en una especie de lenguaje, dan
forma a las perspectivas, prioridades, ideologías e intereses de los componentes de cada
grupo social; de esta manera la distribución del capital cultural permite construir un espacio
social y la institución escolar, mediante el fomento de aquellas formas particulares de
entender el mundo, ayuda a reproducirlo y a mantenerlo a través del tiempo y de la historia.

Pues bien, la educación emerge como un fenómeno social no sólo por sus fines
(integrar al niño al mundo-sociedad), sino también porque aporta con su ejercicio a la
conformación de la realidad social y cultural de los distintos grupos humanos.

La función formativa de la educación, es estabilizar a la sociedad, y las diversas


formas en que la sociedad depende de la educación como instrumento para conseguir dicha
estabilidad. De esta manera, a la educación le asiste tanto un rol innovador como social.
Innovador, por cuanto se abre a la transformación, y social, porque ejerce una función
conservadora de cultura, tratando de adaptar a los sujetos al medio. Que la cultura y el
medio interactúen con el individuo, instala una demanda que a la educación le asiste
responder: formar individuos integrales, capaces de reflexionar críticamente acerca de su
propio rol en la sociedad.

La responsabilidad de educar en conocimiento y valores, y promover cierto ideal de


calidad de vida. Se debe trabajar en intervenir la realidad socioeducativa, con el fin de
formar individuos íntegros, activos en la gestión del conocimiento, con capacidad de
trabajo en inclusión, autónomos y diligentes agentes de cambio, y a la vez, reflexivos en
cuanto a analizar su realidad y los mensajes que la construyen.

Importancia

La razón a la que se debe de que la educación sea un fenómeno social es estrictamente


basada en la teoría de la instrucción humana, las aptitudes y habilidades que simplemente
puede desarrollar el hombre en su entorno ambiental.

Las capacidades e ideas humanas pueden consagrarse dentro del amplio marco social.
El fenómeno radica en lo avasallador que logra ser, casi al nivel de una obligación por ser
un ente propiamente gigantesco -una ola que arrastra todo, para que me entiendas- puesto
sin la educación, se te imposibilita impregnarte en una relación comunitaria que no soslaye
tu participación dentro de las actividades culturales e interraciales.

La educación es uno de los factores que más influye en el avance y progreso de


personas y sociedades. Además de proveer conocimientos, la educación enriquece la cultura,
el espíritu, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos. La educación
es necesaria en todos los sentidos.
Es un fenómeno social porque te abre a diversas vertientes en el campo de la diversidad.
El enigma de destinar las riendas de tu vida compone sin lugar a dudas, el efecto principal
de la consumación de las ideas de una sociedad divergente.
De igual manera, la educación, forja el componente que hace de esta sociedad, única
en su clase. Entiéndase de que si no hubiera una educación formal dentro del nexo de la
raza humana, no existieran hoy día lo que se conoce como los avances tecnológicos. Por
ende, no habría infraestructuras, sistemas de comunicación y desplazamiento colectivo, y ni
siquiera la alimentación se propagaría sino fuese por la colaboración.

Elementos

La educación, la enseñanza y el aprendizaje son los componentes con los cuales


podemos entender el fenómeno educativo, no como entes aislados, sino como los tres puntos
primordiales para el proceso – práctica.

Educación

Freire nos dice que “la educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre
sobre el mundo para transformarlo” y desde este enfoque el papel del docente es el de
proporcionar las condiciones para que el estudiante pase del nivel de la doxa (opinión) al
nivel del logos (conocimiento veraz) en su comprensión del hombre y del mundo
generando así la construcción basada en cuatro pilares que en este caso postula Delors y los
cuales analizamos desde el docente y la búsqueda de la transmisión del conocimiento, los
cuales son:

1. Aprender a conocer: la forma en como el profesor genera en sus estudiantes la


inquietud en sus estudiantes de conocer e interpretar el mundo que los rodea.
2. Aprende a hacer: dicho postulado pretende dar respuesta a las preguntas ¿cómo
enseñar al alumno a poner en práctica sus conocimientos y, al mismo tiempo, como
adaptar la enseñanza al futuro mercado del trabajo, cuya evolución no es totalmente
previsible?
3. Aprender a vivir juntos: promover entre los estudiantes el respeto, la igualdad y la
no discriminación como ejes rectores dentro del aula así como la regulación de estos
por el docente desde una perspectiva equitativa y sin prejuicios; 4. Aprender a ser:
las oportunidades posibles de descubrimiento y experimentación además de
promover en los estudiantes la creatividad y la imaginación dentro de las prácticas
docentes y planeaciones de las asignaturas.

Enseñanza

Esta definición, al igual que la de aprendizaje están íntimamente ligadas ya que son un
proceso en conjunto, según Piaget la enseñanza debe proveer las oportunidades y materiales
para que los estudiantes aprendan activamente, descubran y formen sus propias
concepciones o nociones del mundo que les rodea, usando sus propios instrumentos de
asimilación de la realidad que provienen de la actividad constructiva de la inteligencia del
sujeto. En este contexto el docente constantemente se transforma en base a las necesidades
de los sistemas educativos, su rol es entendido como un facilitador desde una pedagogía
crítica y no un inquisidor donde delimita los buenos o malos contenidos que puedan llegar a
generar sus estudiantes. “Los maestros no sólo instruyen, sino que representan y comunican
una filosofía educativa particular, que incluye pautas mediante las cuales los estudiantes
serán evaluados.

No sólo proporcionan retroalimentación referente al desempeño académico de los


estudiantes, sino que tienen un efecto considerable en la motivación de los mismos para el
aprendizaje. No sólo proporcionan aprobación o desaprobación específica ante el logro de
los alumnos, sino que los maestros también comunican su aprobación o desaprobación
general del estudiante como persona”. Es aquí que se comprende que la enseñanza no solo
será una cuestión académica sino de principios, habilidades, destrezas y valores que son
comunicadas por medio del docente y son repetidas por los estudiantes a lo largo de su vida
escolar.

Aprendizaje

Coll concibe el aprendizaje no como una reproducción de la realidad, sino como una
integración, modificación, establecimiento de relaciones y coordinación entre esquemas de
conocimiento que ya se poseen, con una determinada estructura y organización, la cual
variamos al establecer los nuevos nudos y relaciones, en cada aprendizaje que realizamos.
Esta concepción nos remonta además a la perspectiva sociocultural de Vygotsky donde el
aprendizaje y el desarrollo son una actividad social y colaborativa que no puede ser
“enseñada” a nadie. Depende del estudiante construir su propia comprensión en su propia
mente, es ahí donde el docente será quien oriente y apoye (no imponga) los modelos de
construcción del conocimiento, donde el estudiante adoptará lo que a él le convenga para
mejorar su calidad de vida.

Considerando los 3 puntos preponderantes como lo es la educación, la enseñanza y el


aprendizaje, la docencia no es meramente el acto de compartir información, sino que se
debe asumir la responsabilidad ética – social frente a las necesidades del sistema educativo.
Los métodos y técnicas para la enseñanza en la época actual exigen el conocimiento y la
aplicación de diversas teorías psicopedagógicas en los procesos de enseñanza – aprendizaje
y es ahí que como docentes deberemos conocer las realidades, los modelos y la forma en
cómo se desarrolla el estudiante para dar respuestas concretas a las problemáticas que se
presentan dentro del centro escolar.

Finalidad

La educación en cualquier sociedad tiene el objetivo general de formar la personalidad


ideal sustentada en la vitalidad, la sensibilidad, el esfuerzo, la sabiduría y la inteligencia.
Uno de los ideales y propósitos de la educación es el orden, la disciplina y el desarrollo
personal.

Un docente inmerso en una revisión permanente del discurso pedagógico que


atraviesa su práctica pedagógica, emprende el proceso de evaluación de su competencia y
acción comunicativa en el aula, ámbito en el que se funda el conocimiento compartido. Esto
implica hacerse consciente de la influencia de los medios de comunicación masivos y la
publicidad, y de la falaz labor que estos cumplen, al imponer estereotipos y promover una
cultura hedonista.
La responsabilidad de educar en conocimiento y valores, y promover cierto ideal de
calidad de vida. Se debe trabajar en intervenir la realidad socioeducativa, con el fin de
formar individuos íntegros, activos en la gestión del conocimiento, con capacidad de
trabajo en inclusión, autónomos y diligentes agentes de cambio, y a la vez, reflexivos en
cuanto a analizar su realidad y los mensajes que la construyen.
Problemas

En la sociedad actual existen distintos tipos de problemas que involucran una serie de
discusiones morales y éticas, no solo a nivel nacional, sino a nivel mundial. Hay algunos
comunes para toda la sociedad a nivel global, como, por ejemplo: epidemias, calentamiento
del planeta, escasez de recursos naturales, la deforestación, la contaminación de los
océanos, el analfabetismo, la pobreza extrema, la insalubridad, entre otros, y conflictos que,
aunque coincidentes en alguna medida, son muy particulares de determinada región,
nación, localidad o comunidad; tales como: ideologías, modas, gustos estéticos, la
comunicación y sus medios, relaciones interpersonales, la vivienda, la delincuencia, la
prostitución, el juego, el alcoholismo, la violencia doméstica, el maltrato infantil, el
racismo, el envejecimiento poblacional, etc., y muchas veces no nos damos cuenta de los
efectos que estos causan sobre nosotros.

En tal sentido, la educación desempeña un rol fundamental en la solución y/o


concientización de los problemas sociales que frenan hoy el desarrollo económico, político,
social y cultural del mundo. Para ello, toda la sociedad debe involucrarse con un fin común
que nos conduce a la noción de sociedad educativa o pedagógica, hasta su circunscripción a
la educación escolar, considerando a la escuela como la institución a la que la sociedad le
ha confiado esencialmente la misión de educar.

Para que la escuela en particular perfeccione su accionar pedagógico debe contar con las
herramientas teóricas y metodológicas necesarias, por tanto, no es suficiente con el deseo
del profesorado de tratar desde el proceso educativo determinados problemas sociales que
constituyen limitaciones del desarrollo social que se aspira. Las Ciencias de la Educación y
específicamente la Pedagogía no han abordado con suficiencia esta situación, que por su
importancia debiera ser tratada en eventos, foros, simposios y publicaciones científicas con
determinado grado de sistematicidad.

En diversos estudios realizados sobre la calidad de la educación en América Latina, se


puede corroborar el divorcio, con algunas excepciones, entre la educación y la sociedad en
que se vive; es por ello que se hace necesario reflexionar desde las sociedades científicas
nacionales, regionales e internacionales del campo de la educación sobre la atención que se
les brinda a los problemas sociales que nos golpean, tanto globales como particulares,
desde la concepción de la educación en sentido general y, en un marco más estrecho, la
institucionalizada; es decir, desde la escuela.

La crítica a la educación escolar constituye, hoy, tema de polémica en diferentes


escenarios, la sociedad en general, los padres de familia, directivos de la educación y hasta
sus principales actores (docentes y discentes) expresan su inconformidad con el proceso
educativo, sus resultados en cuanto a calidad y, por supuesto, el impacto social que genera
cualquier alteración en la formación de la personalidad de los educandos y en su
preparación para la vida.

Es por ello que el perfeccionamiento continuo de la educación escolarizada es una


exigencia que revela el carácter histórico concreto de este fenómeno, y le corresponde a la
Pedagogía, como la ciencia que lo estudia cómo proceso, contribuir a su concepción
desarrolladora y contextualizada.

(Pla y Pestana, 2012) enfatizan que la Pedagogía es la ciencia que tiene como objeto de
estudio el proceso educativo conscientemente organizado, sus leyes, principios,
componentes y la dinámica de los contextos de actuación de los estudiantes a través de las
actividades que se desarrollan en la institución educativa, o en la familia y la comunidad
bajo la orientación y control de la institución, y que incorporan, además de los objetivos y
contenidos de los programas docentes, los objetivos y contenidos transversales que se
relacionan con lo artístico, lo deportivo, lo político y social extra clase, el trabajo intelectual
independiente, el contacto con la naturaleza, contemplados como parte del sistema de
interacciones que planifica la institución.
La Pedagogía constituye un campo de la actividad investigativa encaminada al
descubrimiento de las regularidades, el establecimiento de principios que permiten, de
forma consciente, estructurar, organizar y dirigir el proceso educativo encaminado
especialmente a la apropiación por cada ser humano de la herencia histórico-cultural
acumulada por la humanidad que le ha precedido.

Resultaría muy reducido limitar el campo de acción de la Pedagogía a la dirección del


proceso educativo, en el marco escolar, independientemente de que, en la actualidad, la
escuela, como organización social concebida para ofrecer educación sistemática a las
nuevas generaciones, continúa siendo la institución educativa más eficiente y decisiva en la
formación de hombres y mujeres.
CONCLUSIÓN

La socialización es un proceso de desarrollo que empieza en la familia, pero que es


papel de la educación formal incrementar, en democracia e igualdad de condiciones, donde
se prepare al sujeto para aprender durante toda la vida. Por tanto, se concibe como un proceso
que construye y perfecciona la personalidad del ser humano. Al hombre le asiste la
responsabilidad de humanizar su medio, y la conciencia de esto y el conocimiento para
lograrlo, lo desarrolla la educación. Desde una perspectiva de profunda transformación, el
paradigma socio-crítico provee del marco que permite dimensionar cómo la educación pule
y perfecciona al sujeto como homus pensante, a fin de forjar una sociedad que promueva la
apertura, acepte la diversidad, sea inclusiva con las minorías y esté preparada para el
trepidante cambio que la tecnología y la vorágine de información le imponen al sujeto del
siglo XXI (Castells, 2002).

En esta línea, la divergencia de opiniones, la discusión, la negociación así como la


búsqueda y construcción de consensos, debieran ser procesos permanentes de la vida de
aula. Para su consecución, la autonomía que posee el profesor para adoptar y adaptar
diversas estrategias que permitan desarrollar en el educando el espíritu crítico con el que
cuestione su realidad, a fin de mejorarla, comprometen la eficiencia de la anhelada
transformación, como tal, base de todo proceso educativo. Por lo tanto, las acciones de
los agentes educativos debieran encaminarse a analizar el discurso pedagógico a
través del cual se articula el apoyo que brindan, para lograr que cada sujeto pueda
beneficiarse de una instrucción de excelencia, en equilibrio con los aspectos valóricos
involucrados en una real formación integral.
Esto demanda potenciar el conjunto de habilidades que estimulan el
perfeccionamiento social y personal del individuo, en el marco de los requerimientos que
impone la era de la información y el conocimiento (Pérez Gómez, en García Peña 1994).

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