Martínez Granda Eduardo
Martínez Granda Eduardo
Martínez Granda Eduardo
2020/2021
2021
iii
Índice general
Resumen vii
Introducción ix
1. Preliminares 1
3. Aplicaciones 33
3.1. Superficies definidas implícitamente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
3.2. Existencia de solución de EDOs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
3.3. Condiciones Lipschitz en la variable independiente . . . . . . . . . . . . . . 40
Bibliografía 45
v
Resumen
Este trabajo constará de tres capítulos. El primero contendrá algunas nociones básicas
para poder demostrar los teoremas del trabajo.
Posteriormente, en el segundo capítulo, expondremos algunos métodos para demostrar
los teoremas centrales del trabajo, entre ellos, el teorema de la función implícita para
espacios de Banach.
Por último en el tercer capítulo, encontramos algunas de las aplicaciones que tiene el
teorema de la función implícita en las matemáticas, por ejemplo, como podemos definir
superficies de forma implícita. Para concluir, se muestra la fuerte conexión que tiene el
teorema de la implícita con la existencia y la unicidad de solución de EDOs.
Abstract
This work will be developed in three chapters. The first will contain some basic notions
that we will use prove the work’s theorems.
Later, in the second chapter, we will present some methods to prove the central theo-
rems of the work, among them, the implicit function theorem for Banach spaces.
Finally, in the third chapter, we find some of the applications that the implicit function
theorem has in mathematics, for example, how we can define surfaces implicitly. Lastly,
the strong connection that the implicit theorem has with the existence and uniqueness of
the solution of ODEs is shown.
vii
Introducción
Idea algebraica: Una función tiene que venir representada por una fórmula deno-
minada expresión analítica.
De estas ideas, la primera en desaparecer sería la idea geométrica, y el debate entre la idea
algebraica y la idea lógica perduraría durante años.
Con una expresión analítica nos referimos por ejemplo a
f (x) = x3 + 2x2 − x − 3,
p
g(y) = y 2 + 1.
La noción de una función dada por una fórmula, no duraría mucho, dado que era muy
limitada para los propósitos del cálculo. Por ejemplo
es una ecuación cuya solución viene dada por la curva representada en la Figura 1.
ix
x INTRODUCCIÓN
Esta solución nos lleva a sospechar que podemos expresar la variable y en función de
la variable x, pero sin embargo no existe una fórmula explícita para esta función.
En la definición moderna de función, lo primero que definimos es el dominio X, que es el
conjunto de puntos en los que la función está definida. Lo segundo es el rango. Denotamos
por f al subconjunto de X × Y que tiene las siguientes propiedades:
y = f (x)
Preliminares
1
2 CAPÍTULO 1. PRELIMINARES
v̄
f x̄ + t · − f (x̄)
||v̄||
Dv̄ f (x̄) = lı́m .
t→0 t
Definición 1.6 (Derivada parcial). Sea f : Ω ⊂ Rn −→ Rm , definimos la i-ésima derivada
parcial de f en x̄ como:
∂f f (x̄ + t · ei ) − f (x̄)
(x̄) = Di f (x̄) = lı́m ,
∂xi t→0 t
siendo ei el i-ésimo vector de la base canónica de Rn .
Df : Ω −→ Rn
x 7→ Df (x) = (D1 f (x), ..., Dn f (x))
es diferenciable.
Di1 i2 ...im−1 f : Ω −→ R
x 7→ Di1 i2 ...im−1 f (x̄)
Definición 1.13. Diremos que f es una función de clase m en Ω cuando existan y sean
continuas en Ω todas las derivadas parciales hasta el orden m. Escribiremos f ∈ C m (Ω).
Teorema 1.15 (del valor medio). Sean a, b puntos del abierto Ω tal que L[a, b] ⊂ Ω y sea
f : Ω ⊂ Rn −→ Rm continua en L[a, b] y diferenciable en los puntos de L(a, b). Entonces
existe un c ∈ L[a, b] de forma que
P · A · P −1 = B.
Y lo denotamos como A ≈ B.
A · X = B,
siendo
x1 b1
a11 a12 · · · a1n
a21 a22 · · ·
x2 b2
a2n
A= .
.. .. .. ,
X=
x3 , B=
b3 .
.. . . . .. ..
. .
am1 am2 · · · amn
xn bm
Denotamos por
a11 a12 ··· a1n b1
a21 a22 · · · a2n b2
(A|B) = . .. .. .. .. .
.. . . . .
am1 am2 · · · amn bm
5
det(Ai )
xi = i = 1, 2, ..., n.
det A
Para finalizar este capítulo preliminar recordamos el concepto de norma.
2. ||x|| = 0 si y solo si x = 0.
7
8CAPÍTULO 2. TEOREMAS DE LA FUNCIÓN IMPLÍCITA Y LA FUNCIÓN INVERSA
f (p) = 0,
∂f
(p) 6= 0.
∂xm
ȳ = φ(x̄),
f [x, φ(x)] = 0,
para todo x ∈ Ω0 .
Entonces existe un abierto X contenido en Ω0 , que cumple x̄ ∈ X, y φ(x) ∈ (ȳ3 , ȳ4 ) para
todo x ∈ X, por lo que φ es continua en x̄. Dado x ∈ Ω0 , tomamos y = φ(x) de manera
2.1. TEOREMA DE LA FUNCIÓN IMPLÍCITA 9
que se cumpla que f (x, φ(x)) = 0, y razonando como antes se llega a que φ es continua en
x, por lo que hemos probado que φ es continua en Ω0 .
Nos faltaría probar la diferenciabilidad de φ. Para ello, veamos que para cada j =
1, 2, . . . , m − 1 se cumple:
∂f
(x, φ(x))
∂φ ∂xj
(x) = − ,
∂xj ∂f
(x, φ(x))
∂xm
para todo x ∈ Ω0 y, por lo tanto, las derivadas parciales de φ son continuas en Ω0 , lo que
implica que φ es de clase uno en Ω0 . Fijando el punto x y tomando y = φ(x), de la definición
de diferenciabilidad obtenemos que
∂f ∂f p
f (x + s · ej , y + t) − f (x, y) = s · (x, y) + t · (x, y) + Ψ(s, t) · s2 + t2 ,
∂xj ∂xm
donde lı́m(s,t)→(0,0) Ψ(s, t) = 0.
Tomando t = φ(x + s · ej ) − φ(x) en la ecuación anterior deducimos que:
∂f ∂f p
t· (x, y) = −s · (x, y) − Ψ(s, t) · s2 + t2 . (2.1)
∂xm ∂xj
Aplicando el valor absoluto y posteriormente la desigualdad triangular en (2.1), obtenemos
lo siguiente,
∂f ∂f p
|t| · (x, y) ≤ |s| · (x, y) + |Ψ(s, t)| · s2 + t2 .
∂xm ∂xj
Dado que la función raíz es creciente y que s2 + t2 ≤ (|s| + |t|)2 , llegamos a la siguiente
desigualdad,
∂f ∂f
|t| ·
(x, y) ≤ |s| ·
(x, y) + |Ψ(s, t)| · |s| + |Ψ(s, t)| · |t|, (2.2)
∂xm ∂xj
que usaremos más adelante.
Sustituyendo t y operando en (2.1) llegamos a la siguiente igualdad
∂f ∂f p
[φ(x + s · ej ) − φ(x)] · (x, y) = −s · (x, y) − Ψ(s, t) · s2 + t2 .
∂xm ∂xj
Si despejamos φ(x + s · ej ) − φ(x), obtenemos
∂f
(x, y)
∂xj Ψ(s, t) p
φ(x + s · ej ) − φ(x) = −s · − · s2 + t2 .
∂f ∂f
(x, y) (x, y)
∂xm ∂xm
10CAPÍTULO 2. TEOREMAS DE LA FUNCIÓN IMPLÍCITA Y LA FUNCIÓN INVERSA
−1
φ(x + s · e ) − φ(x) ∂f
j ∂f |Ψ(s, t)| |s| + |t|
+ (x, y) · (x, y) ≤ · |s| . (2.3)
s ∂xj ∂xm ∂f
∂xm (x, y)
A continuación
separamos
la prueba en dos casos.
∂f
Caso 1: (x, y) > 0.
∂xj
Si tomamos un s lo suficientemente pequeño, como lı́m Ψ(s, t) = 0, tenemos que
(s,t)→(0,0)
∂f ∂f
|Ψ(s, t)| ≤ 12 · ∂x (x, y) y |Ψ(s, t)| ≤ 2 ∂x (x, y). Con estas condiciones, de (2.2) obte-
m j
nemos que
∂f ∂f ∂f 1 ∂f
|t| · (x, y) ≤ |s| · (x, y) + 2 (x, y) · |s| + · (x, y) · |t|.
∂xm ∂xj ∂xj 2 ∂xm
Despejando |t| en esta desigualdad, llegamos a la siguiente condición
∂f ∂f
|t| ≤ 6 · |s| · (x, y) / (x, y) . (2.4)
∂xj ∂xm
Por lo que acotando |t| en (2.3) con la desigualdad (2.4) llegamos a,
−1
φ(x + s · e ) − φ(x) ∂f
∂f
j
+ (x, y) · (x, y)
s ∂xj ∂xm
−1 !
|Ψ(s, t)| ∂f ∂f
≤ · 1 + 6 · (x, y) · (x, y) .
∂f (x, y) ∂xj ∂xm
∂xm
Por lo tanto
−1
φ(x + s · e ) − φ(x) ∂f
∂f
j
lı́m + (x, y) · (x, y) = 0,
s→0 s ∂xj ∂xm
entonces existe
−1
∂φ φ(x + s · ej ) − φ(x) ∂f ∂f
(x) = lı́m =− (x, y) · (x, y) .
∂xj s→0 s ∂xj ∂xm
∂f
Caso 2: (x, y) = 0.
∂xj
Tomando un s lo suficientemente pequeño, y usando la siguiente cota,
1 ∂f
|Ψ(s, t)| ≤ · (x, y)
2 ∂xm
2.1. TEOREMA DE LA FUNCIÓN IMPLÍCITA 11
obtenemos:
∂f 1 ∂f 1 ∂f
|t| ·
(x, y) ≤
(x, y) · |s| + ·
(x, y) · |t|.
∂xm 2 ∂xm 2 ∂xm
|t| ≤ |s|.
|t|
Acotando por 1 dado que |t| ≤ |s|, llegamos a que
|s|
φ(x + s · ej ) − φ(x)
≤ 2 · |Ψ(s, t)| .
s ∂f
∂xm (x, y)
En conclusión,
φ(x + s · ej ) − φ(x)
lı́m = 0,
s→0 s
Sean a y b dos puntos de B(ȳ, r) con a 6= b. Empleando el teorema del valor medio
en cada componente fi , encontramos un ci ∈ Rn en el segmento L(a, b) para el que se
cumplirá
∂f1 ∂f1
f1 (b) − f1 (a)
∂x (c1 ) · · · (c1 )
1 ∂xn b1 − a1
f2 (b) − f2 (a)
.. .. ..
= ..
·
,
.. . . . .
.
∂fn ∂fn
bn − an
fn (b) − fn (a) (cn ) · · · (cn )
∂x1 ∂xn
entonces, dado que ci pertenece a B(ȳ, r) para todo i = 1, 2, · · · , n. Sabemos que el de-
terminante de la función no se anula, y además como b − a 6= 0, podemos concluir que
f (b) − f (a) 6= 0, por lo tanto f es inyectiva en B(ȳ, r).
Lema 2.3. Dada una matriz A de dimensión n × n y coeficientes reales, existe una matriz
no singular U de forma que U · A es triangular superior.
Lo que nos dice este lema, es que toda matriz tiene una matriz triangular superior
de manera que son semejantes, es decir para toda matriz A, existe una matriz triangular
superior B que cumple A ≈ B.
Ahora ya estamos en posición de probar la versión general del teorema de la implícita,
para lo que usaremos [7].
∂φ ∂f
(x) = − [Dy f (x, φ(x))]−1 · (x, φ(x)), para todo x ∈ X, con j = 1, . . . , n.
∂xj ∂xj
(2.6)
1. Encontrar Y.
2. Existencia y diferenciabilidad.
Ahora aplicando el Lema 2.3 vamos a considerar una función Ψ̄ dada por
de manera que
∂ f¯i
(x̄, ȳ) = 0 para todo i > j.
∂yj
∂fi
(x̄, ȳ) = 0 para todo i > j.
∂yj
∂fi
Por lo que de este razonamiento, las conclusiones que sacamos son que (x̄, ȳ) 6= 0
∂yi
para todo i ∈ {1, 2, ..., m}.
Ahora, queremos probar que la ecuación f (x, φ(x)) = 0 con la condición φ(x̄) = ȳ,
tiene una única solución φ continuamente diferenciable en un entorno X de x̄. Lo
probaremos por inducción sobre m.
Si m = 1 estamos en el caso del Teorema 2.1. Asumimos que esto es cierto para
m − 1 y probaremos que lo es para m. Sabemos que f = (f1 , ..., fm ) y tomaremos
f 0 = (f1 , ..., fm−1 ), a su vez, y 0 = (y1 , ..., ym−1 ) y (x, y) = (x, y 0 , ym ).
Consideramos la ecuación
fm (x, y 0 , ym ) = 0,
entonces estamos en las hipótesis del Teorema 2.1, por lo que existe una función
φm (x, y 0 ) continuamente diferenciable en un entorno X × Y 0 de (x̄, ȳ 0 ) que cumple
φm (x̄, ȳ 0 ) = ȳm y
3. Unicidad.
Sea g : X −→ Y una función que cumple f (x, g(x)) = 0 para todo x en X. Por la
definición de Φ, tenemos que Φ(x, g(x)) = (x, f (x, g(x))) = (x, 0) y por este razona-
miento, Φ(x, φ(x)) = (x, f (x, φ(x))) = (x, 0). Como vimos en el primer apartado que
Φ es inyectiva, podemos deducir que (x, g(x)) = (x, φ(x)) para todo x en X. Por lo
tanto g = φ y así probamos la unicidad.
4. Fórmula de derivación.
Si tomamos la expresión f (x, φ(x)) = 0, con x ∈ X y derivamos aplicando la regla
de la cadena, obtenemos que:
Ejemplo 2.5. Sea la ecuación f (x, y, z) = 0, donde f viene dada por la expresión
f (−2, −1, 1) = 0,
Demostración. Las hipótesis de este teorema son más exigentes que las hipótesis del teo-
rema de la implícita. Por lo que podemos asegurar la existencia y diferenciabilidad de la
función implícita φ. Sabemos además que las derivadas parciales de φ vienen dadas por
Como todos los factores del producto del lado derecho de la igualdad son funciones conti-
nuas en x, también lo será Dxi φ, por lo que φ es de clase 1. Como f es una función de clase
r, sus derivadas parciales son funciones de clase r − 1, es decir, Dxi f , Dy f están formadas
por funciones de clase r − 1. Por lo tanto Dxi φ es una función de clase r − 1, lo que implica
que φ es una función de clase r.
fi (x0 ) − fi (x) x0 − x
= Dfi (Zi ) · para i = 1, 2, ..., n.
t t
Por hipótesis del teorema del valor medio, sabemos que los puntos Zi son puntos del
segmento que une a x y a x0 , por lo tanto como B es conexo por ser una bola, todos los
18CAPÍTULO 2. TEOREMAS DE LA FUNCIÓN IMPLÍCITA Y LA FUNCIÓN INVERSA
x0i − xi
por lo que tenemos un sistema lineal de ecuaciones donde las incógnitas son . Sa-
t
6 0, entonces la matriz del sistema tiene rango máximo. Por el
bemos que det(Df (Zi )) =
teorema de Rouché-Frobenius, es un sistema de ecuaciones lineales compatible determina-
do, por lo que la solución del sistema será única.
x0 − xi f −1 (y 0 ) − fi−1 (y)
Sabemos que i = i , por lo que utilizando la regla de Cramer,
t t
fi −1 (y 0 ) − fi −1 (y)
podemos deducir el valor de . Entonces si tomamos la k-ésima incógnita
t
f −1 (y 0 ) − fk−1 (y)
de nuestro sistema, podemos saber el valor de k , por lo que tomando el
t
límite
fk−1 (y 0 ) − fk−1 (y)
lı́m = Dj fk−1 (y).
t→0 t
Con esto hemos probado la existencia de Dj fk−1 (y) para cada elemento y ∈ Y y cada j =
1, 2, ..., n. Sabemos por la regla de Cramer que Dj fk−1 (y) es el cociente de dos determinantes
cuyas matrices están formadas por derivadas parciales Dj fi (x), que son continuas por ser f
continuamente diferenciable. Entonces Dj fk−1 también será continua, por lo tanto f −1 será
continuamente diferenciable. Además, aplicando la regla de la cadena, podemos obtener la
expresión de Df −1 (y).
Por hipótesis sabemos que f ◦ f −1 = IdRn , entonces al derivar, obtenemos
D(f ◦ f −1 ) = In .
Df (f −1 (y)) · Df −1 (y) = In ,
por lo tanto
−1
Df −1 (y)) = Df (f −1 (y)) .
con α ∈ (0, 1). Extendemos f , añadiendo que f (0) = 0. Esta función es diferenciable en
todo R y f 0 (0) = α. Es más, su derivada viene dada por:
1 1
f 0 (x) = α + 2 · x · sen − cos con x 6= 0
x x
f (h) − f (0)
f 0 (0) = lı́m = α.
h→0 h
Como vemos la derivada se anula infinitas veces, en cualquier entorno del 0. Además,
la derivada segunda de f viene dada por
1 1 2 1
f 00 (x) = 2− · sen − · cos
x2 x x x
Esta función se anula también infinitas veces en un entorno del 0. Veamos si existe un
x perteneciente a un entorno del 0 para el que se cumple que f 0 (x) = f 00 (x) = 0. Si se
2.3. RELACIÓN ENTRE TEOREMA DE LA IMPLÍCITA E INVERSA 21
2 · x · y − z = −α,
1 2
2− 2 ·y− · z = 0,
x x
1 1
vendría dada por y = sen , z = cos . Para comprobarlo, apliquemos la regla de
x x
Cramer, utilizada anteriormente en la demostración del Teorema 2.8. Aplicando esta regla
obtenemos:
−α −1
0 −2
x = α · −2 · x ,
y =
2·x −1
1 + 2 · x2
2 − 1 −2
x2 x
2 · x −α
2− 1
2
0
1 − 2 · x2
x
z = =α .
2·x −1
1 + 2 · x2
2 − 1 −2
x2 x
1 1
Sabemos sin embargo que y = sen y z = cos , por lo que cumplen y 2 + z 2 = 1,
x x
pero no será así, dado que
1 + 4 · x4
y 2 + z 2 = α2 · .
(1 + 2 · x2 )2
1 + 4 · x4
Para x 6= 0, es obvio que < 1, por lo que y 2 + z 2 < 1. Por lo tanto, no existe
(1 + 2 · x2 )2
un x que sea raíz tanto de f 0 como de f 00 , esto implica que todo el punto donde la derivada
se anule, será un extremo de la función f y por lo tanto, esta no será inyectiva en ese
entorno, por lo que no existe inversa de f en ningún entorno del 0.
Ψ : Ω ⊂ Rn × Rm −→ Rn × Rm
(x, y) −→ (x, f (x, y))
que cumple:
1. Ψ es continuamente diferenciable;
Por el teorema de la inversa, existen B[(x̄, 0), α], B[(x̄, ȳ), β] y una función
2. (Ψ ◦ ϕ)(x, y) = (x, y), para todo (x, y) ∈ B[(x̄, 0), α]. Observemos que
(Ψ ◦ ϕ)(x, y) = (ϕ1 (x, y), ϕ2 (x, y), ..., ϕn (x, y), f1 (ϕ(x, y)), f2 (ϕ(x, y)), ..., fm (ϕ(x, y))).
f (x, ϕn+1 (x, y), ϕn+2 (x, y), ..., ϕn+m (x, y)) = y.
2.3. RELACIÓN ENTRE TEOREMA DE LA IMPLÍCITA E INVERSA 23
φ(x) = (φ1 (x), ..., φm (x)) = (ϕn+1 (x, 0), ..., ϕn+m (x, 0))
que cumple
Por el teorema de la inversa, si x ∈ B[x̄, α], (x, y) ∈ B[(x̄, ȳ), β] y Ψ(x, y) = (x, 0),
esto implica que ϕ(x, 0) = (x, y), lo que nos lleva a que por la definición de φ,
φ(x) = y.
con lo que queda probado el teorema de la función implícita a partir del teorema de
la función inversa.
Por hipótesis del teorema de la inversa, sabemos que det Df (x̄) 6= 0, por lo tanto tenemos
que det Dx Ψ(x̄, ȳ) 6= 0 y podemos aplicar el Teorema de la Implícita. El Teorema 2.4 nos
garantiza la existencia de una función g y un entorno Y de ȳ para la que se cumplirá
ψ(g(y), y) = f (g(y)) − y = 0 para todo y ∈ Y . Como f (g(y)) = y para todo y ∈ Y ,
entonces g es la función inversa de f .
24CAPÍTULO 2. TEOREMAS DE LA FUNCIÓN IMPLÍCITA Y LA FUNCIÓN INVERSA
Vamos a ver que el teorema de la inversa es local tal y como está definida esta función.
1 p 1
Si tomamos u = · (|x| − y) y v = |x| · y, despejemos |x| e y, de u = · (|x| − y)
2 2
obtenemos
|x| = 2u + y, (2.8)
p
si ahora sustituimos en v = |x| · y este valor de |x| llegamos a
v 2 = 2uy + y 2 .
Si x̄ > 0 e ȳ > 0 la función es localmente biyectiva en B((x̄, ȳ), r) con r = mı́n(x̄, ȳ)
y la inversa local viene dada por
p p
(u, v) 7→ (x, y) = (u + u2 + v 2 , −u + u2 + v 2 ).
Si x̄ < 0 e ȳ > 0 la función es localmente biyectiva en B((x̄, ȳ), r) con r = mı́n(−x̄, ȳ)
y la inversa local sería
p p
(u, v) 7→ (x, y) = (−u − u2 + v 2 , −u + u2 + v 2 ).
Sin embargo, podemos ver que en muchos puntos de C no se van a cumplir las hipótesis
necesarias para el Teorema de la Inversa.
Por ejemplo, si tomamos un punto (0, ȳ), perteneciente a C, un entorno cualquiera de
ese punto y una bola contenida en ese entorno de radio r, tendremos que tanto (r/2, ȳ)
como (−r/2, ȳ) están en el entorno y por lo tanto f no puede ser inyectiva en ese entorno.
Ahora, una vez justificado que el teorema es local, definiremos lo que es un difeomorfis-
mo, y veremos un resultado que nos permite asegurar la existencia de una inversa global.
f : Ω1 −→ Ω2
f sea inyectiva;
det Df (x) 6= 0, ∀x ∈ Ω.
y la aplicación
definida como
x = ρ · cos(θ), y = ρ · sen(θ), z = z.
Se puede ver fácilmente que es biyectiva, dado que ϕ es inyectiva en Ω1 y también sobre-
yectiva, dado que para todo (x, y, z) ∈ Ω2 , existe un punto (ρ, θ, z) ∈ Ω1 de manera que
ϕ(ρ, θ, z) = (x, y, z). Además
cos(θ) sen(θ) 0
det Dϕ(ρ, θ, z) = −ρ · sen(θ) ρ · cos(θ) 0 = ρ 6= 0,
0 0 1
Definición 2.15. Sea X un espacio de Banach con norma ||·||. Una función f es contractiva
en X si existe un c ∈ R con 0 < c < 1, llamada constante de contracción, tal que
Ahora estamos en condiciones para enunciar y demostrar el teorema del punto fijo de
Banach.
x0 = p,
x1 = f (x0 ),
x2 = f (x1 ),
..
.
xn =f (xn−1 ).
28CAPÍTULO 2. TEOREMAS DE LA FUNCIÓN IMPLÍCITA Y LA FUNCIÓN INVERSA
Probemos que esta sucesión es de Cauchy. Para ello, empezamos acotando la distancia
entre dos elementos consecutivos,
Ahora que hemos probado la existencia del punto fijo, probemos la unicidad. Para ello
supondremos que existe un segundo punto fijo ȳ. Entonces,
y como sabemos que 0 < c < 1, el único caso en el que se cumpliría esto, sería en el caso de
que ||x̄ − ȳ|| = 0, es decir si x̄ = ȳ por lo que llegamos una contradicción. En conclusión,
el punto fijo x̄ es único.
2.5. TEOREMA DE LA IMPLÍCITA PARA ESPACIOS DE BANACH 29
Una vez introducido esto, vamos a escribir unas proposiciones, extraídas de [5], que nos
facilitarán la demostración del teorema de la implícita para espacios de Banach.
Proposición 2.17. Sea B̄ = B̄(x̄, r) una bola cerrada en un espacio de Banach X. Supo-
nemos que f : B̄ −→ X es una contracción, con c su constante de contracción, de manera
que ||f (x̄) − x̄|| ≤ (1 − c) · r. Entonces, f tiene un único punto fijo en B̄.
Proposición 2.18. Sea B = B(x̄, r) una bola abierta en un espacio de Banach X. Su-
pongamos que f : B −→ X es una contracción tal que ||f (x̄) − x̄|| < (1 − c) · r. Entonces
f tiene un único punto fijo en B.
f : S × X −→ X
Entonces para cada x ∈ X, existe un único ȳx ∈ B de manera que h(x, ȳx ) = ȳx , y
además la aplicación φ(x) = ȳx es continua de X a B.
f (x + h) − f (x)
lı́m = f 0 (x).
h→0 h
Veamos ahora, de tener dos espacios normados X e Y como podríamos definir la deri-
vada de una función f : X −→ Y .
ε(h)
donde −→ 0 cuando h −→ 0.
||h||
Observación 2.23. Si f es diferenciable en x ∈ Ω entonces:
A continuación enunciamos una versión del teorema del valor medio en espacios nor-
mados.
Teorema 2.26 (del valor medio). Sean X e Y espacios normados con normas | · | y
|| · || respectivamente, y sea Ω ⊂ X abierto y a, b puntos de Ω tal que L(a, b) ⊂ Ω. Si
f : Ω ⊂ X −→ Y es continua en L[a, b] y diferenciable en los puntos de L(a, b) de manera
que existe Ka,b = supx∈L(a,b) ||df (x)|| se tiene que
Concluimos este capítulo con la prueba del teorema de la función implícita en espacios
de Banach.
ya que por hipótesis tenemos que f (x̄, ȳ) = 0. Sabemos que h será continuamente diferen-
ciable en la variable y dado que la identidad en Y es diferenciable y por hipótesis también
lo es f . Con esto, hemos probado que h(x, y) = y si y solo si f (x, y) = 0.
Por lo que como es continuamente diferenciable en y sabemos que habrá un entorno de
(x̄, ȳ), Ux × Vy , donde
Por lo que es trivial ver que dy h(x̄, ȳ) = 0. Como dy h(·) es continua, si tomamos un entorno
de x̄ como por ejemplo Ux , y tomamos B1 = B(x̄, r) con r > 0 de manera que Ux ⊂ B1 y
entorno de ȳ como Vy y B2 = B(ȳ, s) con s > 0 de manera que Vy ⊂ B2 , entonces podemos
1
afirmar que ||dy h(x, y)|| < para todo (x, y) ∈ Ux × Vy . Aplicando el teorema del valor
2
medio sobre la segunda variable de h obtenemos que
1
||h(x, ȳ) − ȳ|| = ||h(x, ȳ) − h(x̄, ȳ)|| < · ||(x, ȳ) − (x̄, ȳ)||.
2
32CAPÍTULO 2. TEOREMAS DE LA FUNCIÓN IMPLÍCITA Y LA FUNCIÓN INVERSA
1
Por lo tanto la función h es contractiva con constante c = . Por el Teorema 2.21,
2
concluimos que para cada x ∈ Ux existe un único ȳx ∈ Vy , cumpliendo h(x, ȳx ) = ȳx .
Además la función que lleva cada elemento x a su punto fijo ȳx es continua, es decir la
aplicación φ : Ux −→ Vy definida como
φ(x) = ȳx .
Como por la definición de h sabemos que h(x, ȳx ) = ȳx si f (x, ȳx ) = 0, concluimos la
demostración.
Capítulo 3
Aplicaciones
33
34 CAPÍTULO 3. APLICACIONES
Si α0 (t) 6= 0, para todo t ∈ (a, b), se dirá que la curva parametrizada es regular.
Si α es una aplicación inyectiva de forma que γ = α(a, b), entonces diremos que γ es
una curva regular y que α es una parametrización de γ.
Tras haber definido esto, nuestra intención es probar la siguiente proposición utilizando
el teorema de la implícita.
Esto significa que el plano tangente a k en ese punto tiene como ecuación
P
D1 f (x̄, ȳ, z̄)(x − x̄) + D2 f (x̄, ȳ, z̄)(y − ȳ) + D3 f (x̄, ȳ, z̄)(z − z̄) = 0.
Sea πp el plano tangente a en el punto (x̄, ȳ, z̄) y sea r una recta pasando por
P
k
ese punto, contenida en πp . Existe una curva regular α pasando por p, contenida en
k , admitiendo r como recta tangente en ese punto.
P
a la ecuación f (x, y, z) − k = 0 en el punto (x̄, ȳ, z̄), es decir, sabemos que existe X × Y
entorno de (x̄, ȳ) y Z entorno de z̄ en donde existe una función
φ : X × Y −→ Z,
continuamente diferenciable en X ×Y , que además verificará que φ(x̄, ȳ) = z̄ y por lo tanto
f (x, y, φ(x, y)) = k para todo (x, y) ∈ X × Y .
Tomamos ahora una recta r perteneciente al plano πp , que contenga al punto (x̄, ȳ, z̄).
Esta recta será una recta tangente al punto. Llamaremos π̄ al plano formado por el vector
normal de πp y la recta r. Supondremos que la ecuación que lo define viene dada por
g(x, y, z) = v1 x + v2 y + v3 z − d = 0.
es una matriz de rango 2, ya que de no ser así, significaría que πp y π̄ son el mismo plano.
Supongamos que las dos últimas columnas cumplen
D f (x̄, ȳ, z̄) D f (x̄, ȳ, z̄)
2 3
6= 0.
v2 v3
Por las hipótesis del teorema de la implícita sabemos que esta función φ cumple que
g(α(x)) = 0,
lo que significa que la curva está contenida en el plano π̄, también cumple que
f (α(x)) − k = 0.
P
Esto indica que α es una curva regular contenida en k y su recta tangente en p pertenecerá
a πp , además como esa recta pertenece a πp y a π̄, es la recta r como queríamos demostrar.
(t0 − a, t0 + a) × B(x0 , r) ⊂ Ω
Observación 3.6. Debemos recordar que la solución de (3.1) no tiene por qué ser única si
f es solo continua. Por ejemplo si consideramos un problema de Cauchy de la forma
dx
= xr x(0) = 0, con r ∈ (0, 1),
dt
tenemos una ecuación diferencial ordinaria de primer orden de variables separadas, por lo
que podemos reescribirlo de esta forma
dx · x−r = dt.
Sin embargo, no nos podemos olvidar de la solución trivial de la ecuación diferencial ordi-
naria x(t) = 0, por lo que hemos visto que la condición de continuidad no basta para llegar
a la unicidad de la solución.
Podemos probar el teorema de la implícita como un corolario del Teorema de Peano
3.5.
det(Dx h(t0 , x0 )) 6= 0.
Hemos visto que el teorema de la implícita puede ser tratado como un corolario de
la existencia de solución para ecuaciones diferenciales ordinarias. Lo que queremos hacer
ahora es probar que podemos usar el teorema de la implícita para demostrar el Teorema
de Picard-Lipschitz, para ello nos hemos apoyado en [3].
3.2. EXISTENCIA DE SOLUCIÓN DE EDOS 39
Demostración. Para esta demostración tomaremos (t0 , x0 ) = (0, 0) para simplificar los
cálculos.
Tomamos una bola abierta centrada en el origen de radio r, contenida en Ω y sea U la
r
bola abierta centrada en el origen de radio . Definimos ahora los siguientes conjuntos de
2
aplicaciones
F : (−1, 1) × X0 −→ Y,
(δ, φ) 7→ F (δ, φ) = φ0 (t) − δ · f (δt, φ(δt)).
Veamos ahora que d tiene inversa y que además está acotada. Definimos L : Y −→ X
tal que
Z t
(Ly)(t) = y(s)ds.
0
Es obvio que
(d ◦ L)(y) = y, (L ◦ d)(ψ) = ψ,
Para cada punto (t, x) ∈ Ω existe un intervalo abierto (a, b) al que pertenece t en
donde está definida una solución x(t) del problema (3.1) cumpliendo las condiciones
iniciales dadas.
Este teorema nos indica que la solución de la EDO (3.1) es única de ser f lipschitziana
en la variable dependiente. Ahora introducimos una observación donde podemos ver que
siempre podemos tomar un intervalo convenientemente más pequeño a la hora de estudiar
la unicidad.
Observación 3.11. Sea Ω0 ⊂ Ω otro entorno de (t0 , x0 ) tal que el problema
dx
= f|Ω0 (x, t), x(t0 ) = x0
dt
tiene una única solución. Entonces (3.1) tiene solución única.
Cabe destacar que a partir de ahora, en esta sección hablaremos únicamente de EDOs
escalares, es decir, consideraremos el problema
dx
= f (t, x) x(t0 ) = x0 , (3.3)
dt
siendo f : R×R −→ R una función escalar. En el siguiente teorema relacionamos la unicidad
de solución del problema (3.3), con la unicidad de solución para un problema recíproco.
42 CAPÍTULO 3. APLICACIONES
Teorema 3.12. Sea Ω ⊂ R2 un entorno del punto (t0 , x0 ), y sea f : Ω −→ R una función
continua en Ω. Si f (t0 , x0 ) 6= 0 entonces (3.3) tiene solución única si y solo si el problema
dt 1
= , t(x0 ) = t0 (3.4)
dx f (t, x)
tiene solución única.
Demostración. Por ser f (t0 , x0 ) 6= 0 y ser f continua en ese punto, sabemos que tomando
un entorno lo suficientemente pequeño Ω, podemos afirmar que f (t, x) 6= 0 en ese entorno
y la función f está acotada.
A continuación, demostraremos que si x(t) es una solución de (3.3), entonces x−1 (x) es
solución de (3.4). Y viceversa, es decir si t(x) es una solución de (3.4), entonces t−1 (t) es
una solución de (3.3). Supongamos que x : I −→ R es una solución de (3.3), por lo tanto
para todo t ∈ I sabemos que (t, x(t)) ∈ Ω y x0 (t) = f (t, x(t)). Esto nos indica que x0 (t) 6= 0
para todo t ∈ I y por la monotonía de la función, existe una función x−1 (x) de forma que
x−1 (x0 ) = t0 .
Probemos ahora que x−1 (x) es solución de (3.4). Para ello, sabemos por el teorema de
la inversa que
1 1
(x−1 )0 (x) = (x0 (x−1 (x)))−1 = = .
x0 (x−1 (x)) f (x−1 (x), x)
Con esto hemos probado que x−1 es solución de (3.4). La demostración de que t−1 es
solución de (3.3) es análoga. Solo queda probar que la solución es única.
Supongamos que x(t) es la única solución de (3.3) en el intervalo I = [t0 −α, t0 +α] para
un α > 0. Veamos que x−1 (x) es la única solución de (3.4) en el intervalo J = [x0 −β, x0 +β]
con un β > 0 de forma que J ⊂ x(I). Si t(x) es una solución de (3.4), si tomamos J˜ ⊂ J,
˜ ⊂ I. Como hemos probado que t−1 es solución de (3.3) en t(J)
que cumpla t(J) ˜ ⊂ I,
¯ El razonamiento para probar que la unicidad de solución para (3.4)
t = x−1 en t(J).
implica la unicidad para (3.3) es análogo.
Tras haber expuesto este teorema, como consecuencia del Teorema 3.10 junto con el
Teorema 3.12 obtenemos el siguiente resultado.
Demostración. Como f (t0 , x0 ) 6= 0 y f es continua por el Teorema 3.12 sabemos que si (3.4)
tiene una única solución, entonces (3.3) también tendrá solución única. Veamos entonces
que el problema de Cauchy (3.4) tiene solución única. Por ser f continua en (t0 , x0 ), existe
un entorno compacto Ω0 donde
Tomando ahora r = mı́n |f (t, x)|, sabemos que |f (t, x)| > 0 para todo (t, x) ∈ Ω0 , así
(t,x)∈Ω0
que r > 0. Si ahora elegimos dos puntos arbitrarios (t, x), (s, x) ∈ Ω0 al ser f lipschitziana
respecto a la primera variable, existe L > 0 tal que
1 1 f (s, x) − f (t, x) 1
f (t, x) f (s, x) f (s, x) · f (t, x) f (s, x) · f (t, x) · L · |s − t|.
− = ≤
Como sabemos que |f (s, x)|, |f (t, x)| > r, deducimos la siguiente desigualdad
1 1 L
f (t, x) − f (s, x) ≤ r2 · |s − t|,
1
por lo que la función es lipschitziana en t. Podemos concluir por el teorema de
f (t, x)
Picard-Lipschitz 3.10 que la solución de (3.4) será única. Esto nos indica que la solución
de (3.3) también lo será.
Tras esta demostración, podemos ver como un resultado directo que para cualquier
∂f
función continua, con continua, el problema (3.3) tiene solución única.
∂t
Corolario 3.14. Sea Ω un entorno de (t0 , x0 ) ∈ R2 y f : Ω −→ R una función continua
∂f
en Ω. Si f (t0 , x0 ) 6= 0 y además es continua en Ω, entonces (3.3) tiene solución única.
∂t
Demostración. Sea Ω0 un entorno
compacto de (t0 , x0 ) de manera que Ω0 ⊂ Ω y sea L > 0
∂f
una cota superior de . Tomando (t, x), (s, x) ∈ Ω0 , con t 6= s, el teorema del valor
∂t
medio, nos garantiza que existe r entre s y t tal que
∂f
|f (s, x) − f (t, x)| = (r, x) · |s − t| ≤ L · |t − s|. (3.5)
∂t
Consecuentemente, f es lipschitziana en la primera variable y estamos en las hipótesis del
Teorema 3.13. Por lo tanto el problema (3.3) tiene solución única.
siendo
p
f (t, x) = cos(t) + t · |x|.
∂f
Lo primero que haremos para comprobar la unicidad es ver si (t, x) es una función
∂t
continua. La derivada parcial viene dada por
∂f p
(t, x) = − sen(t) + |x|,
∂t
es continua por ser la suma de funciones continuas, por lo que estamos en las hipótesis del
Corolario 3.14. Esto implica que el problema (3.6) tendrá solución única.
Si nos fijamos, esta función no cumple el teorema de la unicidad de Lipschitz en ningún
entorno del 0, dado que
p p
|f (t, x) − f (t, y)| = |t · ( |x| − |y|)|
[4] J. Á. Cid y R. López Pouso, Does Lipschitz with respect to x imply uniqueness for the
differential equation y 0 = f (x, y)?, Amer. Math Monthly 116, (2009) 61-66.
[6] S. Kesavan, Nonlinear Funcitonal Analysis. A First Course, Hindustan Book Agency,
(2004).
[7] O. de Oliveira, The implicit function theorem and the implicit function theorems: easy
proofs, Real Analysis Exchange, Vol. 39(1), (2013/2014).
45