La Promesa - Resumen

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LA PROMESA

Los hombres advierten con frecuencia que sus vidas privadas les generan una serie de
sanciones en las cuales se encuentran bajo cambios aparentemente impersonales de la
estructura misma. Los hechos de la historia contemporánea son también hechos relativos
al triunfo y al fracaso de un hombre y mujeres individuales.

Ni la vida de un individuo ni la historia de una sociedad pueden entenderse sin entender


ambas cosas. Pero los hombres, habitualmente, no definen las inquietudes que sufren en
relación con los cambios históricos y las contradicciones institucionales. Por lo común, no
imputan el bienestar de que gozan a los grandes vaivenes de la sociedad en que viven.

Una sola generación, la sexta parte de la humanidad de feudal y atrasada ha pasado a ser
moderna, avanzada y temible. Las colonias políticas se han liberado, y han surgido nuevas
y menos visibles formas de imperialismo. Hay revoluciones, y los hombres sienten la
opresión interna de nuevos tipos de autoridad. Nacen sociedades totalitarias y son
reducidas a pedazos… o triunfan fabulosamente. Después de dos siglos de dominio, al
capitalismo se le señala sólo como uno de los medios de convertir la sociedad en un
aparato industrial. Después de dos siglos de esperanza, aun la democracia formal está
limitada a una porción muy pequeña de la humanidad. Por todas partes, en el mundo
subdesarrollado, se abandonan antiguos estilos de vida y vagas expectativas se
convierten en demandas urgentes. Por todas partes, en el mundo super desarrollado, los
medios de ejercer la autoridad y la violencia se hacen totales en su alcance y burocráticos
en su forma. exterior de diversidad de individuos.

Ella le permite tener en cuenta cómo los individuos, en el tumulto de su experiencia


cotidiana, son con frecuencia falsamente conscientes de sus posiciones sociales.
En aquel tumulto se busca la trama de la sociedad moderna, y dentro de esa trama se
formulan las psicologías de una diversidad de hombres y mujeres.
Por tales medios, el malestar personal de los individuos se enfoca sobre inquietudes
explícitas y la indiferencia de los públicos se convierte en interés por las cuestiones
públicas.

El primer fruto de esa imaginación -y la primera lección de la ciencia social que la encarna-
es la idea de que el individuo sólo puede comprender su propia experiencia y evaluar su
propio destino localizándose a sí mismo en su época; de que puede conocer sus propias
posibilidades en la vida si conoce las de todos los individuos que se hallan en sus
circunstancias.

La imaginación sociológica nos permite captar la historia y la biografía y la relación entre


ambas dentro de la sociedad. Ésa es su tarea y su promesa. Reconocer esa tarea y esa
promesa es la señal del analista social clásico Cualesquiera que sean los problemas del
analista social clásico, por limitados o por amplios que sean los rasgos de la realidad social
que ha examinado, los que imaginativamente han tenido conciencia de lo que prometía
su obra han formulado siempre tres tipos de preguntas:
1) ¿Cuál es la estructura de esta sociedad particular en su conjunto?

2) ¿Qué lugar ocupa esta sociedad en la historia humana?


3) ¿Qué variedades de hombres y de mujeres prevalecen ahora en esta sociedad y en
este periodo?

Vuelve a adquirir agudeza su capacidad de asombrar. Adquieren un modo nuevo de


pensar, experimentar un trastrueque de valores; en un apalabra, por su reflexión y su
sensibilidad comprenden el sentido cultural de las ciencias sociales.

La distinción más fructuosa con que opera la imaginación sociológica es quizás la que
hace entre "las inquietudes personales del medio" y los problemas públicos de la
estructura social. Esta distinción es un instrumento esencial de la imaginación sociológica
y una característica de toda obra clásica en ciencia social.

Se presentan inquietudes en el carácter de un individuo y en el ámbito de sus relaciones


inmediatas con otros; tienen relación con su yo y con las áreas limitadas de vida social
que conoce directa y personalmente.

Veamos la guerra. cuando se presenta, puede estar en cómo sobrevivir o cómo morir con
honor, cómo enriquecerse con ella, cómo trepar a lo más alto del aparato militar de
seguridad, o como contribuir a ponerle termino.

Veamos el matrimonio el hombre y la mujer pueden experimentar inquietudes


personales, pero cuando la proporción de divorcios durante los cuatro primeros años de
matrimonio es de 250 por cada 1000, esto es prueba de un problema estructural que
tiene que ver con las instituciones del matrimonio y de la familia y con otras relacionadas
con ellas

Lo que experimentamos en medios diversos y específicos es, como hemos observado,


efecto de cambios estructurales. En consecuencia, para comprender los cambios de
muchos medios personales, nos vemos obligados a mirar más allá de ellos.
Y el número y variedad de tales cambios estructurales aumentan a medida que las
instituciones dentro de las cuales vivimos se extienden y se relacionan más
intrincadamente entre sí. Darse cuenta de la idea de estructura social y usarla con
sensatez es ser capaz de descubrir esos vínculos entre una gran diversidad de medios;
y ser capaz de eso es poseer imaginación sociológica. Para formular problemas e
inquietudes, debemos preguntarnos qué valores son preferidos, pero amenazados, y
cuáles preferidos y apoyados por las tendencias características de nuestro tiempo.

Para quienes aceptan valores hereditarios, como la razón y la libertad, es el malestar


mismo lo que constituye la inquietud, es la indiferencia misma lo que constituye el
problema. Y esta situación de malestar e indiferencia es lo que constituye el signo
distintivo de nuestro tiempo.

Los problemas del ocio, por ejemplo, ni siquiera pueden formularse sin tener en cuenta
los problemas del trabajo. Las inquietudes de la familia relativas a los libros de historietas
no pueden formularse como problemas sin tener en cuenta la situación de la familia
contemporánea en sus nuevas relaciones con las instituciones más recientes de la
estructura social.

En todas las épocas intelectuales tiende a convertirse en común denominador de la vida


cultural determinado estilo de pensamiento. Es cierto que hoy en día muchas modas
intelectuales se difunden ampliamente para ser abandonadas por otras nuevas en el
curso de uno o dos años.

En la época moderna, las ciencias físicas y biológicas han sido el principal común
denominador del pensamiento serio y de la metafísica popular en las sociedades de
Occidente

Pero las cualidades de esta imaginación son regularmente exigidas en materias de hecho
y de moral, en el trabajo literario y en el análisis político. Se han convertido en rasgos
fundamentales de esfuerzo intelectual y de sensibilidad cultural en una gran diversidad
de expresiones. A medida que las imágenes de la naturaleza humana se hacen más
problemáticas, se siente cada vez más la necesidad de prestar atención más estrecha,
pero más imaginativa, a las prácticas y a las catástrofes sociales que revelan (y que
moldean) la naturaleza del hombre en este tiempo de inquietud civil y de conflicto
ideológico.

El propósito en este libro es definir el significado de las ciencias sociales para las tareas
culturales de nuestro tiempo. Deseo especificar las clases de esfuerzo que están detrás
del desarrollo de la imaginación sociológica, indicar lo que ella implica para la vida política
y para la vida cultural, quizá señalar algo de lo que se necesita para poseerla.

Este concepto se opone a la ciencia social como conjunto de técnicas burocráticas que
impiden la investigación social con sus pretensiones metodológicas, que congestionan el
trabajo con conceptos oscurantistas o que lo trivializan interesándose en pequeños
problemas sin relación con los problemas públicamente importantes. Esos
impedimentos, oscuridades y trivialidades han producido actualmente una crisis en los
estudios sociales, sin que señalen en absoluto un camino para salir de ella.

Unos estudian estrictamente sólo ambientes en pequeña escala, con la esperanza de


armar después con esas piezas concepciones de estructuras mayores; otros examinan las
estructuras sociales en que tratan de «situar» muchos medios pequeños. Unos
especializan su trabajo de acuerdo con compartimientos académicos; otros, saltándose
todos los compartimientos, se especializan por asuntos o problemas, sin tener en cuenta
dónde están situados académicamente.

Creo, en resumen, que lo que puede llamarse análisis social clásico es una serie de
tradiciones definibles y usables; que su característica esencial es el interés por las
estructuras sociales históricas; y que sus problemas tienen una relación directa con los
urgentes problemas públicos y las insistentes inquietudes humanas la abdicación cultural
y política que implican indudablemente caracteriza a gran parte del trabajo diario de otras
ciencias sociales.
Pero quizá se admita generalmente que lo que ahora se reputa trabajo sociológico ha
tendido a moverse en una o más de tres direcciones generales, cada una de las cuales
está expuesta a ciertas deformaciones

Tendencia I: Hacia una teoría de la historia trata de materiales del pasado y los emplea;
sistemática porque lo hace con objeto de distinguir «las etapas» del curso de la historia
y las regularidades de la vida social.

Tendencia II: Hacia una teoría sistemática de «la naturaleza del hombre y de la sociedad».
trata de conceptos destinados a servir para clasificar todas las relaciones sociales y
penetrar sus características supuestamente invariables.

Tendencia III: Hacia el estudio empírico de los hechos y los problemas sociales
contemporáneos. El estudio de los hechos contemporáneos fácilmente puede
convertirse en una serie de datos de ambiente sin relación entre sí y con frecuencia
insignificantes.

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