El Estudio de La Forma Urbana (GF)

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Gustavo Fierro Obando

Docente Académico - UDLA

El estudio de la forma urbana


Dos eventos marcan la génesis de la ciudad, su evolución y el aparecimiento de lo urbano. El
primero, la revolución agrícola, que significó el nacimiento de los asentamientos humanos, el inicio
del proceso de acumulación de capital, la idea del territorio, las ciudades-estado, la construcción de
sociedades de clases y la consiguiente organización espacial de la sociedad; y, el segundo, la
revolución industrial, que produjo la explosión de la ciudad preindustrial, la ruptura de sus límites,
volviendo difuso el espacio de la ciudad compacta, que tenía identidad y simbolismo, para
convertirla en "lo urbano" o el espacio disperso, las "ciudades-región", cuya interacción económica
ha superado los límites de lo tradicionalmente local, en sintonía con el proceso de consolidación y
globalización-transnacionalización del capitalismo. En ese proceso, la producción y las relaciones
sociales se han complejizado y por lo tanto, se han complejizado las formas sociales de expresión
espacial -la ciudad y/o el espacio urbano-. Y, en consecuencia, también se han complejizado el
estudio, la planificación y el diseño de esas formas sociales -más concretamente, el urbanismo y la
arquitectura-.

El interés inicial por estudiar y comprender la forma urbana –morfología1 urbana- data de inicios del
siglo pasado. Nace específicamente en Europa. Una primera aproximación al estudio de la forma
urbana se habrían producido desde la geografía del arte centroeuropea (1912) y los estudios de
sitio y el plano de la ciudad (1918) se habrían producido como simples descripciones de la ciudad.
En todo caso, las bases definitorias y los elementos constitutivos fundamentales o esenciales de la
morfología urbana europea fueron establecidos por Michel Robert Gunter Conzen -más conocido
como M. R. G. Conzen-, un geógrafo alemán, quien es considerado el padre de la escuela moderna
de morfología urbana, que migró a Gran Bretaña luego de la segunda posguerra; y, concretamente,
a partir de su estudio del pueblo ingles de Alnwick publicado en 1960.

Dos criterios sustentaron su propuesta: la aproximación genética y la relevancia de la parcela como


unidad de análisis fundamental de la ciudad. A partir de estos criterios, M.R.G. Conzen, definió los
elementos fundamentales del paisaje urbano: el plano de la ciudad (Definido por cuatro
componentes: sitio, viario, parcelario y proyección plana de la edificación), los tipos
edificatorios y los usos del suelo. La definición de estos elementos recibió la aportación de la
escuela Italiana y francesa. Desde entonces, el estudio de la forma urbana ha recibido aportes
desde diferentes miradas o escuelas, básicamente europeas y norteamericanas: historiadores,
geógrafos, sociólogos, arquitectos urbanistas y críticos del urbanismo moderno (Ver Cuadro No.1).

Respecto de los estudios desarrollados por las tres escuelas más importantes -inglesa, Italiana y
francesa-, Vernez Moudon, A.2 (1997), sostiene que sus análisis morfológicos parten del supuesto
teórico de que la ciudad en general pueden leerse o analizarse a través de su forma física. En el
nivel más elemental, que dichos análisis se basan en tres principios: "1. La forma urbana se define
por tres elementos físicos fundamentales: edificios y sus espacios abiertos relacionados, parcelas o
lotes, y calles”; “2. La forma urbana se puede entender como un nivel diferente de resolución.
Comúnmente, se reconocen cuatro, que corresponden al edificio / lote, la calle / bloque, la ciudad y
la región”; y, “3. La forma urbana solo puede entenderse históricamente, ya que los elementos de
los que se compone se transforman y reemplazan continuamente." Y, además que, aun cuando sus
análisis pretenden la construcción de una teoría de la ciudad, entre las tres escuelas existen
diferencias de propósitos. En todo caso, cada una de esas escuelas especifica su intencionalidad
descriptiva, explicativa y prescriptiva con el fin de desarrollar una teoría de la construcción y el
diseño de la ciudad.

En el caso de América Latina, muchos investigadores de la problemática urbana han recurrido a


conceptos y herramientas teóricas elaboradas en el primer mundo para explicar nuestras
realidades, sin considerar las diferencias histórico-sociales que nos separan. (Pradilla Cobos, E.,
2012). ¿Interesan los principios y propósitos de la morfología urbana europea para explicar, diseñar
y construir la ciudad latinoamericana? Por supuesto que sí, para comprender el conocimiento
acumulado sobre la materia. Empero, para el estudio de nuestras ciudades es imperativo construir

1
En el pensamiento contemporáneo la acepción más precisa y generalmente aceptada -en el ámbito de la geografía,
de la arquitectura y del urbanismo- para la morfología, es que constituye el estudio de la forma de un espacio en
particular, de su génesis y de sus transformaciones o cambios en su totalidad o en su/s parte/s como resultado de
las modificaciones históricas de los factores que la definen.
2
La mayor parte de las reflexiones de Vernez Moudon, A., se sustentan en las reflexiones de especialistas
europeos, japoneses, australianos y norteamericanos, respecto de ciudades del mismo origen, en el “Seminario
Internacional de la Forma Urbana-ISFU-1996"
Gustavo Fierro Obando
Docente Académico - UDLA

explicaciones propias sobre los particulares procesos socio-económicos y territoriales que afectan a
la ciudad latinoamericana contemporánea, producto del coloniaje genético. Muy probablemente, a
partir de esas explicaciones podremos construir nuestros propios principios y propósitos para la
morfología urbana latinoamericana.

Para ello, es preciso comprender que el estudio y la planificación de la ciudad no son posibles al
margen de una teoría social que explique el origen y la evolución dialéctica de la estructura del
sistema social (Castells, M., 1972-4), de sus relaciones sociales de producción y de la idea de
civilización y las características de su Estado. Como formas sociales, la ciudad y el espacio urbano
constituyen expresiones muy diversas de la sociedad, cada sistema social implica una ciudad
característica, que está imbricada con su estructura social -definida por sus sistemas: económico,
político e ideológico- que precipita un tipo de ciudad propio. Por lo mismo, para su estudio, es
necesario el aporte multidisciplinar e interdisciplinar de la geografía, la demografía, la historia, la
sociología, el urbanismo, la arquitectura, la filosofía, entre otras.

El estudio, la planificación y el diseño de lo urbano-arquitectónico requieren de la explicación de la


interacción dialéctica de sus componentes, de sus relaciones hacia adentro y hacia afuera –del
texto y el contexto-, del entendimiento de que estas formas no se originan y desarrollan por auto-
reproducción, como resultado de una epifanía o simplemente de “la creatividad”; que surgen desde
lo local, lo regional y lo global. La ciudad y por lo tanto, el espacio urbano-arquitectónico,
representan un acumulado histórico de la interacción de las acciones de múltiples factores y actores
sociales, económicos y culturales que se especifican en el espacio social. Después de todo, tal
como Lefebvre, H. (1974) lo advirtió en "La Producción del Espacio": "el espacio es un producto
social” y, por lo tanto, “cada sociedad produce un espacio, su espacio"; y, la planificación de la
ciudad y el espacio urbano como productos sociales, demanda comprender estas formas como
sistemas complejos, tal cual la sociedad o el sistema social.

En materia de morfología urbana, es necesario superar las tensiones entre la geografía, la


sociología, la economía y la arquitectura; entre lo socio-económico -extremadamente dominante en
las últimas décadas, especialmente en América Latina- y la explicación exclusivamente física de la
ciudad -predominante en los enfoques europeos y norteamericanos-; rencontrarnos en lo urbano-
arquitectónico de la ciudad, con un nuevo “fisicismo”, uno que no renuncie a la explicación de la
forma urbana, que asuma su lectura desde las contradicciones socio-económicas y que se
concentre en el espacio para descubrir su orden interno -el que con seguridad, subyace en la
complejidad de la ciudad como producto social-. Que finalmente corresponda al estudio de la forma
del espacio urbano, de su génesis y del proceso de transformación e interacción histórica de los
lugares físicos que representan las formas de estructura espacial, producidas desde las prácticas
sociales, la planificación y diseño; y, los imaginarios o el significado asignado por los usuarios del
espacio.

Un nuevo “fisicismo”, que apunte al ADN de la ciudad, a sus ciudadanos; con el propósito de
corregir -al máximo posible- la exclusión socio-espacial, tan característica de la ciudad
latinoamericana; y, a hacer efectivo el “derecho a la ciudad”3.

BIBLIOGRAFÍA:

 Castells, Manuel, 1974, "La Cuestión Urbana", Editorial: Siglo XXI Editores, 2012, México D.F.
 Harnecker, Marta, 1976, “Los conceptos elementales del materialismo histórico”, Ediciones Siglo
veintiuno editores, S.A, Octava edición, Madrid, España.
 Lefebvre, Henry, 1974, "La Producción de Espacio", Editorial Capitán Swing Libros SL, 2013,
Madrid.
 Pradilla Cobos, Emilio, 2012, "la Economía y las formas urbanas en América Latina", en Blanca
Rebeca Ramírez Velásquez y Emilio Pradilla Cobos (Comps.), Teorías sobre la ciudad en
América Latina, tomo I, Universidad Autónoma Metropolitana, México DF, México, 2013.
 Moudon, A. V. (1997), "Urban morphology as an emerging interdisciplinary field. Urban
morphology", 1(1), 3-10.
 Samuels, Ivor. (2005). Conzen's last bolt: Reflections on 'Thinking about Urban Form'. Urban
Morphology. 9. 136-144.

3
Ecuador, 2008, “Constitución de la República del Ecuador”, Art. 3; Naciones Unidas, 2017, “Nueva Agenda Urbana,
Declaración de Quito sobre ciudades y asentamientos humanos sostenibles para todos”; Numeral 11.

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