Unidad III Lectura 2

Unidad III
Monopolio económico político
Las condiciones económicas y políticas de la Nueva España a principios del siglo XX eran muy
diferentes de cómo se habían desarrollado durante todo el periodo colonial.
Las medidas para obtener el máximo beneficio económico que los gobernantes borbones plantean
ron, originaron descontento inusual y general en las colonias. Felipe V, Fernando Vi; sobre todo
Carlos III y Carlos IV se propusieron subordinar las viejas instituciones coloniales la autoridad real y
concentrar en la Corona las funciones administrativas y políticas.
Estas medidas se concentraron en cuatro rubros: centralización administrativa y financiera de los

reinos, eliminación de privilegios corporativos, autonomías políticas y monopolios comerciales;
desarrollo de industrias generadoras de mayores ingresos para la Corona, e instalación de
regimientos militares permanentes.
Provocaron profundas consecuencias económicas, sociales y políticas, pues constituyeron

verdadera revolución en el gobierno, cuyo fin fue la reconquista de las colonias americanas.
Para garantizar que todos los objetivos de los Borbones se cumplieran, arribó a la Nueva España
José de Gálvez, quien introdujo nuevos impuestos y convirtió la manufactura y venta del tabaco en
un monopolio real que aportaría grandes ganancias a la Corona. Con las reformas borbónicas, la
burocracia hispánica reconquistó América.
Desigualdad social
Aunque ya de por si la situación económica de los novohispanos era lo suficientemente

critica como para separarse de la Corona española, habría que agregar la situación social,
que desde hacía casi trescientos años mostraba un panorama alarmante. Los españoles,
quienes discriminaban y maltrataban a los indios y la aplicación de las reformas
borbónicas contribuyeron a aumentar el deterioro de los niveles de vida en los estratos
bajos de la población, principalmente el indígena, el cual fue despojado de sus tierras
por los grandes hacendados y rancheros ante la necesidad de satisfacer la creciente
demanda de alimentos y la urgencia de pagar sus deudas. El auge económico general
en La Colonia, solo benefició a unos cuantos, mientras la mayoría de la población
estaba sumida en la miseria.
Los sectores mineros y comerciantes recibieron mayores beneficios, a diferencia
agricultores, obreros, artesanos, pequeños empresarios y trabajadores, quienes
tuvieron dividirse las ganancias de un auge que se disipaba y era escaso para ellos.
Cabe señalar que las transformaciones políticas, administrativas y económicas impulsadas
por los borbones desestabilizaron la sociedad novohispana que, al no encontrar vías
políticas que le dieran solución institucional, vivió repercusiones que hicieron más
evidentes las contradicciones del sistema, derivando en los movimientos separatistas
de 1810.
A este ambiente de crisis política y económica se unía el entusiasmo de las ideas de la
Ilustración. Entre 1790 y 1810, la difusión de las ideas y la efervescencia social fueron
más intensas que nunca en la Nueva España; la crítica de las viejas tradiciones cedió
su lugar a la crítica de las condiciones sociales, políticas y económicas del virreinato.
Los colegios, curatos y nuevos medios de difusión, los agentes de la subversión: los
curas, abogados y militares criollos, se convirtieron en los centros y los sectores de
agitación y descontento.
Las desigualdades sociales del virreinato eran abismales entre españoles e indígenas y
derivaban de un origen étnico.
En aquella época existían leyes que les prohibían vivir en los pueblos de indios, ejercer
cargos públicos o ascender a maestros de gremios. Incluso, algunas de las mujeres que
formaban parte de ellas -como es el caso de las descendientes de los negros- tenían
regulaciones específicas para la manera de vestirse y arreglarse no debían usar joyas
de oro, sedas ni mantos.
La desigualdad social también tenía un sustento filosófico. Según Aristóteles, el amo es el
intelecto activo, y el esclavo el intelecto pasivo, por lo tanto, se da una desigualdad natural.
El esclavo por naturaleza, no se pertenece por naturaleza, sino que pertenece a otro, al amo.
Desde el nacimiento está destinado a obedecer por conveniencia, es decir hay un interés
común y amistad recíproca entre el amo y el esclavo, este último participa de la razón como
para percibirla, pero no para poseerla.
El ambiente intelectual que vivió la Nueva España a fines del siglo XVII creó una nueva
moda que trató de imitar la cultura francesa. De esta manera, se adoptó la moda de vestir y
tomaron costumbres de Francia y se propagaron las tertulias, cafés, billares, saraos y
fandangos, que dieron al traste con las normas Y preceptos tradicionales. Seguramente esto,
junto con las revolucionarías. Así, la Nueva España, y todo el Imperio español se
preparaban para una transformación radical.
Las conspiraciones de Valladolid y Querétaro
A principios de 1809, la situación política del virreinato era de franca inestabilidad. La

Junta Central, creada en España, decidió destituir al virrey Garibay, quien fue incapaz de
sofocar el movimiento de emancipación de la Nueva España.
El virrey sustituto, Francisco Xavier Lizana y Beaumount, buscó reconciliar los intereses de
los criollos e incluso apoyo al Ayuntamiento, provocando inconformidades entre los
españoles. Esta situación se agudizó aún más cuando la Junta Central exigió a la Nueva
España unos préstamos cuantiosos, que produjeron indignación general. Los criollos
rápidamente plantearon la necesidad de la independencia.
En Valladolid (hoy Morelia), capital de la intendencia de Michoacán, se lanzaron a la lucha
armada los independentistas como José Mariana Michelena, José María Izazaga y otros
quince criollos. Conspiraron contra las autoridades coloniales apoyados por algunos
militares y miembros del clero. Su levantamiento consistía en formar un congreso que
guardara en depósito la soberanía real mientras Fernando VII volviera al trono.
Para tener el apoyo popular, los líderes criollos prometieron a los indígenas abolir los
impuestos con objeto de ganar su simpatía. Sin embargo, antes de estallar el movimiento
fueron descubiertos y detenidos. Pese al fracaso de la conspiración de Valladolid, el
movimiento, animó a otros criollos, mestizos e indígenas de otras ciudades vecinas de la
región, como Querétaro
En Querétaro, la conspiración adquirió mayores proporciones. A principios de 1810,
Hidalgo se reunió con un grupo de criollos, entre los cuales se encontraban Ignacio Allende
y Juan Aldama, con el propósito de poner en práctica un plan revolucionario que consistía
en formar juntas en varias localidades de El Bajío y en las ciudades de México y San Luis
Potos.
El propósito de esta junta era mantener separada a la Nueva España de cualquier injerencia
del gobierno de Napoleón mediante una asamblea formada por representantes de las
provincias, mientras regresaba Fernando VII al trono de España; acordaron, también,
expulsar a los peninsulares de la Nueva España.
Ignacio Allende era el principal sublevado, pero convencido de la popularidad del sacer dote
Hidalgo, decidió nombrar a este, dirigente del movimiento, Hidalgo fijó el 19 de diciembre como
fecha de inicio de la sublevación. Sin embargo, el movimiento fue descubierto, y los insurgentes
decidieron cambiar los planes; por ello, la noche del 15 de septiembre de 1810 iniciaron la
emancipación armada.
Ignacio Allende era el principal sublevado, pero convencido de la popularidad del sacer
dote Hidalgo, decidió nombrar a este, dirigente del movimiento, Hidalgo fijó el 19 de
diciembre como fecha de inicio de la sublevación. Sin embargo, el movimiento fue
descubierto, y los insurgentes decidieron cambiar los planes; por ello, la noche del 15 de
septiembre de 1810 iniciaron la emancipación armada. A la media noche del 15 de
septiembre de 1810, se integró un ejército, llamado insurgente liderado por Hidalgo,
Allende y Aldama.
Lo anterior es un aspecto de la complicada trama de uno de los varios movimientos de
emancipación de la Nueva España la emancipación de 1810.

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Monopolio económico político

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