Resumen Obligaciones - Etchevesti
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Resumen Obligaciones - Etchevesti
OBLIGACIONES - Cátedra 1
BOLILLA 1
1. La obligación:
Echevesti y Stiglitz: La obligación es la relación jurídica (vínculo entre el deber de un sujeto y el derecho de otro)
establecida entre dos sujetos, en virtud del cual uno de ellos (acreedor) tiene el derecho de exigir al otro (deudor) la
realización de una conducta debida, cuyo contenido es apreciable económicamente.
Definición clásica:
En el derecho romano la obligación se daba entre ciudadanos romanos. El acreedor tenía un poder sobre el deudor: se
viabilizaba. Esta obligación era rígida. Si el deudor no cumplía podía por ejemplo venderlo como esclavo o matarlo
(nexum).
Después se estableció la lex poetelia papiria: la cual ponía un límite al acreedor: se establecía que este puede obligar al
deudor a que preste servicios para que pague esa deuda. Pero, con la lex vallia el acreedor no puede establecer esos
servicios, si no tiene una sentencia previa que le permite al deudor defenderse.
En el Derecho Romano, en las Institutas Justiniano definía a la obligación como el vínculo jurídico que nos constriñe a
pagar algo a otro, según el derecho civil. La parte del derecho civil carece de vigencia en la actualidad. La tuvo en el d.
romano, cuando el d. civil era aplicado únicamente a las relaciones jurídicas entre ciudadanos, en tanto que a las
existentes entre quienes no tenían esta calidad, las regia el ius Gentium. Pero al desaparecer en el d. moderno este tipo
de exclusiones la definición quedó de esta manera: la obligación es el vínculo jurídico que nos constriñe a pagar algo a
otro.
En el derecho canónico se establecía que tenía que haber una causa fuente legítima para que haya obligación.
En la modernidad hubo una tendencia filosófica de libertad e igualdad de los hombres. Se entendía que el que se obliga
es porque quiere. (1197 y 1071 CC)
Por eso, la ley 17711 atenuó cosas del CC: con el principio de buena fe, lesión subjetiva, excepción de incumplimiento.
En el derecho contemporáneo la obligación se mira en un contexto: la sociedad. Las obligaciones son regidas por la
buena fe. La importancia radica en que la cosa sea lícita.
La definición de las Institutas fue erróneamente empleada, ya que en la misma solo se tiene en mira la relación
obligacional en el momento en que, incumplida por el deudor, se reclama la intervención del derecho, para asegurar sus
efectos.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Por eso Galli propone una definición sumamente comprensiva diciendo que la obligación es: la situación en virtud de la
cual el sujeto se halla en el deber jurídico de cumplir una prestación.
Además, Giorgianni también censura la definición de las Institutas y las variantes que tuvo, atribuyéndoles el defecto de
ser tan genéricas que pueden considerarse definiciones del deber jurídico. Entonces dice que es obligación aquella
relación jurídica, en virtud de la que una persona determinada, llamada deudor, está vinculada a un comportamiento
patrimonialmente valorable para satisfacer un interés, aunque no sea patrimonial, de otra persona determinada,
llamada acreedor, que tiene derecho al comportamiento por parte de la primera.
Se entiende, que esta obligación es una de las que mejor ha logrado concretar los elementos esenciales del concepto de
la obligación y abarcarlo en su doble aspecto activo y pasivo.
Definición legal:
Nuestro CC consideró inconveniente dar una definición de la obligación y en la nota al art. 495 expresa: “nos
abstenemos de definir, porque, las definiciones son impropias de un código”. Esta es la postura adoptada por la mayoría
de los cuerpos legales.
Son muy pocos los códigos que contienen una definición, como el de Guatemala y el de Filipinas que la caracterizan
como la necesidad de dar, hacer o no hacer alguna cosa. En cambio, hay otros códigos que, sin dar una definición,
proporcionan sus bases. Como el código alemán que establece: “en virtud de la relación de obligación, el acreedor
tiene derecho de exigir al deudor una prestación”.
Nuestro CCyC vigente la describe en su art. 724 estableciendo que: “La obligación es una relación jurídica en virtud de
la cual el acreedor tiene el derecho a exigir del deudor una prestación destinada a satisfacer un interés lícito y, ante el
incumplimiento, a obtener forzadamente la satisfacción de dicho interés“.
En esta definición se incorpora la exigibilidad, frente al cumplimiento de esta, la obligación de la relación jurídica del
deudor al acreedor un interés lícito. Y se advierten los dos aristas: el deudor y el acreedor ( sujeto activo, el crédito y el
sujeto pasivo la deuda). Y también se destaca los elementos esenciales de las obligaciones recogidos normativamente en
el concepto de este artículo.
2. El vínculo obligacional:
La teoría de las obligaciones tuvo su origen y logró la plenitud de su desarrollo en Roma. En el Derecho Romano la
obligación era considerada como un vínculo estrictamente personal, que acordaba al acreedor poderes efectivos sobre
la persona del deudor, quien podía ser privado de su libertad.
Una de las principales consecuencias de esta concepción era la intransmisibilidad de la obligación. No se concebía que el
vínculo entre acreedor y deudor pudiera subsistir entre personas diferentes de las originarias.
Pero esto fue atemperado con el transcurso del tiempo. La ley Poetilia Papiria abolió el nexum, o sea, impidió que se
esclavizara al deudor. Desde ahí, el acreedor solo podía requerir del deudor la prestación de servicios para imputarlos al
pago de la deuda. Entonces se entendió que eran los bienes del deudor y no su cuerpo, lo que respaldaba el pago de la
deuda.
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En el derecho tradicional, la deuda debía ser contraída personalmente, no podía transmitirse el crédito ni la deuda, no se
admitía el pago de terceros por ejemplo. Y con la influencia canónica el derecho de las obligaciones se humaniza
portento al deudor “económicamente débil” donde se consagró el principio favor debitorio.
Esta obligación se completa en el derecho moderno, ya no se concibe a la obligación como un vínculo personalísimo,
sino, preeminentemente como un valor económico porque lo que se ampara es la intangibilidad y efectividad del valor
patrimonial que la obligación representa. Con este enfoque la obligación puede ser transmitida a otro acreedor, a otro
deudor, siempre que no cambie su valor patrimonial.
Vinculo: Es el nexo de derecho que une al acreedor con el deudor, sujetando éste a ciertos poderes de aquél, teñido
dicho nexo del elemento coercibilidad.
En el derecho moderno esta idea de vínculo ya no es concebida como sujeción estrictamente personal, sino más bien
como una relación esencialmente patrimonial.
La existencia del vínculo trae implicados deberes del acreedor para con el deudor, esencialmente de colaboración, para
posibilitarle a éste el cumplimiento de la prestación a su cargo, fundado en la buena fe que debe guiar la conducta de las
partes en una relación jurídica.
Hay dos teorías que, en forma antagónica, caracterizan la naturaleza de la obligación: las teorías subjetivas y las teorías
objetivas.
Teorías subjetivas:
La obligación se traduce en una potestad que tiene el acreedor sobre la conducta del deudor. Algunos autores dicen que
esa conducta tiene que estar determinada.
Intentan caracterizar la naturaleza de la obligación, como un estado de sometimiento del deudor al poder jurídico del
acreedor. En doctrina se las considera como las teorías tradicionales.
Para Savigny la obligación es un señorío sobre determinados actos de la conducta del deudor, que quedan así sustraídos
a su arbitrio y sometidos al imperio de la voluntad del acreedor.
Larenz ha refutado esta teoría, destacando que los actos del deudor son una exteriorización inmediata de su
personalidad y no pueden separarse de ella objetivándose, para convertirse en objeto de señorío de otra. No tienen,
dichos actos, permanencia suficiente para ello, son instantáneos y por lo tanto el acreedor no puede dominar el acto del
deudor, sino de una manera indirecta, a través de su voluntad libre.
Es por esto, que De Ruggiero, quien adhiere a la teoría de Savigny, aclaró que en realidad el que se obliga vincula su
libertad relativamente al acto comprometido, cuanto se autoimpone cumplirlo o no cumplirlo.
Teorías objetivas:
Se enrola bajo la idea de la obligación como un vínculo no de persona a persona, sino más bien de patrimonio a
patrimonio. Caracterizan a la relación obligacional desde el ángulo del sometimiento del patrimonio del deudor a la
acción del acreedor. El centro de gravedad de la obligación ya no es la persona obligada, sino su patrimonio.
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Partiendo de la noción de derecho subjetivo elaborada por Ihering “interés jurídicamente protegido”, en contraposición
a la idea de Savigny, se explica la naturaleza del vínculo obligacional. Lo esencial no es la conducta del deudor, sino el
interés del acreedor en el cumplimiento de la prestación. La obligación es un título idóneo para lograr la satisfacción de
tal interés, sea que se obtenga por la prestación del propio deudor o por otro medio.
Dulckeit considera que el crédito da al acreedor un derecho de propiedad sobre el objeto de la prestación, protegido
únicamente en relación al deudor. Hecha la transmisión de la cosa este derecho se torna absoluto, protegido erga
omnes.
Así, se llegó a afirmar que la relación obligatoria es en realidad un vínculo de patrimonio a patrimonio, y que las
personas del deudor y del acreedor actuarían simplemente como mandatarios de sus respectivos patrimonios.
Criticas:
Se critica la tesis subjetiva el hecho de confundir el sujeto pasivo de la obligación con el objeto de la misma. Además, en
la actualidad no es coercible la actividad personal del deudor, pues el poder del acreedor cesa ante la posibilidad de
ejercer violencia para obtener el cumplimiento de la obligación. Por otra parte, ese señorío vendría a ejercerse sobre
actos de voluntad futuros, esencialmente libres, y además inasibles por ser instantáneos, no permanentes.
En cuanto a las teorías objetivas, puede criticárseles que, en su afán de valorizar exclusivamente el interés del acreedor
o, en su caso, el elemento de responsabilidad, minimizan el débito y la persona del deudor, al punto de llegar a
conclusiones, por extremas, casi absurdas.
Sin dejar de apreciar el valor de las teorías objetivas en cuanto a la idea de que no necesariamente la satisfacción del
interés del acreedor se logra a través de la persona del deudor cumpliendo la prestación, no debemos olvidar que el
incumplimiento de la obligación asumida constituye un hecho ilícito en sí mismo, que trae como consecuencia el
derecho a indemnización del acreedor.
Las teorías finalistas mezclan las dos teorías. Establecen que hay una relación entre sujetos. Las obligaciones nacen para
cumplirse y el Estado las protege y las valora. Lo que importa es su finalidad.
Deuda y responsabilidad:
Pacchioni, uno de los expositores de la misma, considera que la obligación no es una relación jurídica unitaria, sino que
es una obligación jurídica compleja, compuesta de dos elementos: el débito o deuda (Schuld) y la garantía o
responsabilidad (Haftung).
El débito o deuda es el estado de puro deber que se inicia con el nacimiento de la obligación y se extingue cuando la
misma es cumplida voluntariamente por el deudor. En este momento obligacional, el deber del deudor se define como
un estado de “presión psicológica” en el cual el obligado se encuentra bajo el efecto de la gravitación del ordenamiento
jurídico y de su conciencia moral. En cambio, el acreedor se encuentra en un estado de legítima expectativa, que
consiste en “un estado de confianza jurídica”, en la esperanza de que se le pagará lo que se le debe.
La garantía o responsabilidad es el elemento que entra en juego a raíz del incumplimiento de la obligación. En este
momento, el ordenamiento jurídico confiere al acreedor el poder de actuar contra el patrimonio del deudor: “poder
de
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agresión patrimonial”, requiriendo la ejecución forzada de los bienes del obligado. La situación del deudor aquí, es ya
la de estar sometido a la acción ejecutiva del acreedor contra sus bienes.
Algunos de los expositores de esto, atribuyen el lugar de importancia al elemento patrimonial: la garantía o
responsabilidad. El débito o deuda no vendría a ser nada más que un estado de mera expectativa.
Pero, el prestigio de esta teoría ha ido decreciendo. Lehmann ha dicho de ella que la importancia práctica de la
distinción entre deuda y responsabilidad es bastante reducida. Son conceptos ordenadores que permiten profundizar la
exposición, pero su valor no debe ser exagerado cuando se trata de buscar solución a las cuestiones prácticas del
derecho de obligaciones.
Por otro lado, Giorgianni la crítica haciendo notar que la responsabilidad no puede ser el elemento esencial de la
relación obligacional, porque no es exclusivo de la misma, sino de todo deber jurídico. También, ha explicado que no hay
deuda sin responsabilidad, ni responsabilidad sin deuda.
Es por ello que, en la actualidad, los autores que aceptan la existencia de estos dos elementos en la relación
obligacional, los consideran fusionados, amalgamados, formando una unidad orgánica. Solamente así, mediante una
concepción integradora, se puede explicar la esencia de la obligación.
Dentro de los derechos subjetivos patrimoniales, se distinguen los derechos creditorios y los derechos reales.
El derecho real crea entre la persona y la cosa una relación directa e inmediata. Es un poder, una prerrogativa que su
titular ejerce directamente sobre la cosa, sin intermediario alguno. El titular del derecho real, obtiene el beneficio de su
derecho en forma inmediata del objeto. La relación del derecho real es una relación jurídica y no física, que se ejerce
erga omnes.
El derecho personal crea una relación entre la persona a la cual el derecho pertenece y otra persona que se obliga hacia
ella a dar una cosa o realizar un hecho u omisión. En este, el acreedor no ejerce su facultad directamente sobre el
objeto, sino que lo hace a través de la conducta del deudor, en forma mediata.
Sus elementos son el sujeto activo (acreedor), pasivo (deudor) y la prestación, cuyo objeto es la cosa, hecho u omisión.
En el Derecho Romano, se distinguia el “ius in re”, derecho sobre o hacia la cosa, del “ius in personam”, derecho sobre la
persona del deudor.
El derecho real supone necesariamente la existencia de la cosa y se ejerce mediante la posesión o cuasi-posesión. El
derecho personal no exige la existencia actual de la cosa, ni requiere la posesión para ser ejercido.
DERECHO REAL DERECHO PERSONAL
Derecho absoluto, se tiene contra todos: erga omnes. Es un derecho relativo, se tiene solamente
contra el deudor.
Surgen de la voluntad del legislador y están limitados a Pueden surgir de la voluntad de las partes y son ilimitados.
las figuras creadas por la ley.
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inmuebles, el otorgamiento de escritura pública, la
tradición y la inscripción en los registros inmobiliarios.
En materia de muebles, la tradición y en algunos casos
la inscripción registral.
Doctrina monista:
Se dividen en:
Subjetivista u obligacionista:
Sus expositores explicaban que no es posible hablar de un derecho sobre una cosa, “como si ella tuviera un deber
respecto de mí”.
Para ellos, el llamado derecho real no es sino una categoría de los derechos personales, es una relación entre personas,
se ejerce contra un sujeto pasivo, que es ilimitado en número, constituido por la universalidad de los hombres.
Se trata de una “obligación pasivamente universal”, a cargo de todos los miembros de la sociedad.
Pero esta llamada “obligación pasivamente universal”, no es una obligación, sino el deber general de respetar todos los
derechos ajenos que existen no solo con relación a los derechos reales, sino también con relación a los derechos
personales, a los derechos intelectuales y a toda clase de derechos, a fin de hacer posible la vida en sociedad. Ya que
nadie se siente verdaderamente obligado por tener que respetar los derechos ajenos.
Se componen de los mismos elementos: sujeto activo, que es el titular del derecho; el objeto; y sujeto pasivo,
constituido por la universalidad de los hombres, obligados a respetar al titular del mismo en el ejercicio de sus
facultades y a abstenerse de todo lo que pueda perturbarlo.
La crítica se asienta en la idea de que el deber general de respeto se refiere a toda clase de derechos ajenos y no sólo a
los reales. Ese deber de abstención no es una auténtica deuda, sino un deber genérico que nace de la convivencia
humana y del principio de no dañar al otro. Por lo tanto, esta teoría no ha prevalecido en la doctrina y se ha terminado
por reconocer que no se podría definir el derecho real sin tener en cuenta el poder acordado al titular del derecho de
apoderarse de cosas materiales.
Objetivista o realista:
Sus sostenedores pretenden superar la idea de un poder de la voluntad del acreedor sobre el deudor, para trasladas la
noción de obligación a la relación entre patrimonios.
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Para ellos, el llamado derecho de crédito es en verdad, un derecho real sobre los bienes del patrimonio del deudor.
Todos los derechos son reales, esto es derechos sobre las cosas.
Se establece que el carácter real de la obligación se descubre en el derecho que el acreedor tiene de pedir la ejecución
forzada de los bienes del deudor en caso de incumplimiento, derecho que vendría a ser un verdadero derecho real de
garantía.
Por un lado la garantía como derecho real, tiende a reforzar la posición jurídica del acreedor, concediéndole algo que
normalmente no tenia, de modo que el patrimonio, como garantía común, no puede considerarse como objeto de un
derecho real y además porque es una noción jurídica puramente abstracta.
Por otro lado, la garantía patrimonial es accesoria del crédito, además, las condiciones personales del deudor pueden
ser fundamentales en la obligación.
También se le critica que, la pretendida objetivación de la obligación solo podría producirse en las obligaciones de dar,
pero no en las de hacer o no hacer, donde las condiciones personales del deudor pueden ser fundamentales para el
cumplimiento.
Además, la ejecución forzada de los bienes del deudor, en caso de incumplimiento, no puede considerarse como una
potestad sobre los mismos, ya que a ello se llega por medio del embargo o secuestro, medidas éstas que sí constituyen
un derecho real.
La diferencia entre los derechos reales y los derechos personales es, entonces, indiscutible: en el derecho real el titular
aprovecha directamente el contenido del interés protegido, con su propia manera de obrar. En el derecho personal en
cambio, el titular sólo puede de momento recabar del obligado una conducta favorable a su interés. Es un derecho
relativo, porque la satisfacción del interés protegido depende del hecho ajeno. Por esos e ha dicho que los derechos
reales se ejercen, en tanto que los derechos de crédito se cumplen por el obligado.
ARTICULO 1882.- Concepto. El derecho real es el poder jurídico, de estructura legal, que se ejerce directamente sobre su
objeto, en forma autónoma y que atribuye a su titular las facultades de persecución y preferencia, y las demás previstas
en este Código.
ARTICULO 1887.- Enumeración. Son derechos reales en este Código: a) el dominio; b) el condominio; c) la
propiedad horizontal; d) los conjuntos inmobiliarios; e) el tiempo compartido; f) el cementerio privado; g) la
superficie; h) el usufructo; i) el uso; j) la habitación; k) la servidumbre; l) la hipoteca; m) la anticresis; n) la prenda.
Son las obligaciones que incumben al propietario o poseedor de una cosa, en cuanto tal, y en consecuencia basta la
cesación de su calidad de propietario o poseedor para quedar liberado del débito.
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− Afectan al titular de una relación de señorío sobre una cosa en cuanto tal. Si la cosa se transmite, la obligación
sigue a la cosa y grava al nuevo propietario, independientemente de cualquier asunción convencional de
deuda por parte del mismo, quedando al propio tiempo liberado el anteriordueño.
− El titular de la relación de señorío puede liberarse de esta obligación abandonando la cosa. Es en este sentido
que el obligado tiene derecho a limitar su responsabilidad nada más que al bien afectado por la deuda, pero
mientras no ejercite ese derecho de abandono, responde por la obligación con todo su patrimonio. El problema en
el Código Civil y en la doctrina:
El art. 497 del CC da la impresión de descartar de plano la posibilidad de obligaciones reales, cuando dice: “A todo
derecho personal corresponde una obligación personal. No hay obligación que corresponda a derechos reales”. Pero los
arts. 3266, alude a las obligaciones respecto a la cosa y el 3268 alude a obligaciones que pasan del autor a la cosa, por lo
tanto, debilitan esta posición al tratar ambos de situaciones que se relacionan con obligaciones que inciden sobre una
cosa.
La explicación de eta contradicción está en que el codificador se inspiró en distintas fuentes. Entonces, la doctrina
nacional se halla dividida, así por ejemplo:
Una parte se inclina por la preeminencia del art. 497, consideran que no hay obligaciones reales en nuestro sistema
legal.
Entre los autores más modernos, el reconocimiento de la existencia de las obligaciones reales se asienta, afirmando esta
figura jurídica.
Otros autores agregan distintas obligaciones dentro de la categoría de obligaciones reales, como por ej. la obligación del
propietario de concurrir al deslinde del predio, la obligación de la conservación del muro medianero, y la de cerramiento
forzosos.
Así también, la obligación del condominio de pagar la parte proporcional de los gastos del condominio, ciertas
obligaciones surgidas del usufructo: gastos de mantenimiento, impuestos, etc.
Por lo tanto, no se puede negar la existencia de las obligaciones reales. El art. 497, como lo ha reconocido la totalidad
de la doctrina, es una declaración didáctica puramente doctrinaria. Entonces, si en el código civil y demás leyes, hay
casos que reúnen las características de las obligaciones propter rem, no es posible cerrar los ojos a la realidad y
mantenerse en una posición negativista irrazonable.
Hay códigos y obras de derecho que tratan las obligaciones junto con los contratos formando un solo cuerpo como las
institutas de Justiniano, el código civil francés. El defecto de este método consiste en que englobar al tratamiento de las
obligaciones con los contratos sería como si las únicas obligaciones que existieran fueran las convencionales.
En el código de Vélez Sarsfield la separación del tratamiento de las obligaciones respecto de los contratos fue tomado
por Pothier.
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1. Elementos de la obligación:
Los elementos de la obligación son los distintos factores que la integran. Pueden concebirse como el conjunto de
componentes que, combinados, hacen a la conformación de la obligación como figura o institución de la sociedad,
receptada por el derecho.
Elementos esenciales: son los componentes indispensables, sin los cuales no existe obligación alguna. Suelen a su vez
subdividirse en los elementos intrínsecos, el contenido y el elemento extrínseco. Son:
Concepto. Clases:
Es el objeto de la obligación. Es la conducta (acción u omisión) debida por el deudor. Es el comportamiento que debe
cumplir, que puede consistir en un dar (la cosa), en un hacer (el hecho) y en un no hacer (la omisión)
De modo que corresponde distinguir entre el objeto de la obligación que es la prestación (dar, hacer, o no hacer) y el
objeto de la prestación que es la cosa, hecho u omisión debidos.
El objeto son las cosas, o servicios debidos, el contenido es la prestación y el comportamiento que debe observar el
deudor. Algunos autores según Trigo Represa, reducen la clases de prestación en dos: en un hacer y en un no hacer
donde argumentan su análisis en la categoría de un hacer. Pero en efecto, hay diferencias en un dar y un hacer ya que el
dar es la actividad mínima del deudor y por lo general todo el desgaste de energía se limita en un hacer. El dar pone el
acento en la entrega de la cosa y en las de hacer es la conducta del deudor.
ARTÍCULO 725 CCyC: Requisitos. “La prestación que constituye el objeto de la obligación debe ser material y
jurídicamente posible, lícita, determinada o determinable, susceptible de valoración económica y debe corresponder a un
interés patrimonial o extrapatrimonial del acreedor”.
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Requisitos: para que la obligación exista y sea eficaz, tiene que tener los siguientes requisitos:
✓ Determinación: para que exista obligación, la prestación debe estar determinada, o ser determinable. La
prestación es determinada, cuando desde el nacimiento de la obligación se encuentra individualizada la cosa, el
hecho o la omisión que constituyen su objeto.
Es determinable, cuando si bien inicialmente la prestación no está determinada, es al menos factible que llegue
a estarlo ulteriormente y antes del pago.
Se admite una indeterminación inicial relativa, en cambio, no se admite cuando la indeterminación inicial es
absoluta, o sea la total ausencia de pautas sobre el objeto, como por ejemplo, la obligación de entregar una cosa
o un animal, porque una falta de precisión tan extrema daría al deudor la posibilidad de librarse. Por lo tanto,
tienen que especificarse por lo menos, la especie.
La determinación ha de lograrse siempre antes del pago, y a través de distintos mecanismos establecidos por la
ley; por una o ambas partes, o fijación por un tercero.
✓ Posibilidad: el objeto debe ser material y jurídicamente posible (por ej. no puedo vender algo que no es mío) al
momento de nacer la obligación.
Si la imposibilidad del objeto ocurriera con posterioridad a dicho momento, podría estarse ante un caso de
fuerza mayor, que excusaría el incumplimiento de la prestación, pero ello no impediría que la obligación en su
origen se hubiera formado válidamente.
La imposibilidad material o física, se refiere a un impedimento absoluto.
La imposibilidad jurídica se refiere a objetos que no son reconocidos por el ordenamiento jurídico. ✓
Licitud: si el objeto del acto jurídico consiste en la entrega de una cosa, ésta debe estar en el comercio, vale
decir que su enajenación no esté expresamente prohibida o dependa de una autorización pública. Están
excluidos de ser objeto de las obligaciones, los bienes públicos delEstado.
Tratándose de un hecho, no tiene que estar prohibido por la ley, ni ser contrario a las buenas costumbres, ni
oponerse a la libertad de las acciones o de la conciencia, ni perjudicar los derechos de terceros. Las
jurisprudencias nacional y extranjera, han declarado la nulidad de obligaciones por ilicitud de su objeto. El
objeto ilícito es aquel que se encuentra reprobado por el ordenamiento jurídico. La ilicitud del objeto acarrea
la nulidad de la obligación y puede ser por: afectar a la persona del deudor, por ser contrarios a las buenas
costumbres o por violar la ley.
✓ Contenido patrimonial: el objeto de la prestación tiene que ser susceptible de apreciaciónpecuniaria. El
contenido patrimonial como requisito de la prestación, fue exigido por la doctrina tradicional (Savigny), en
consideración a que los bienes ideales están fuera del comercio y por lo tanto no pueden ser objeto de las
prestaciones.
Esta teoría fue criticada por Ihering generando otra postura en la cual los bienes ideales también pueden ser
objeto de las obligaciones, basta que la obligación represente para el acreedor un interés serio y legítimo. La
postura que terminó de clarificar la cuestión, es la que introduce una distinción entre el contenido de la
prestación (que es siempre económico) y el interés del acreedor (que puede ser patrimonial o no:
extrapatrimonial moral). (Echevesti)
✓ Interés para el acreedor: dio lugar a una controversia la cuestión relativa a si el objeto o el interés de las partes
en el objeto tiene que ser susceptible de apreciación pecuniaria o si basta que consista en un interés moral,
intelectual o cultural. Hay tres posiciones:
1. Una parte (en la que está Savigny) sostienen que el objeto de la obligación debe ser susceptiblede
valuación económica. Los llamados “bienes ideales” son inalienables e inembargables, están fuera
del
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comercio y por lo tanto, no pueden ser objeto de las obligaciones. Las prestaciones que no son
apreciables en dinero, pueden ser incumplidas impunemente por el deudor, porque no podría el
acreedor ejercer coacción alguna para obtener el cumplimiento directo de algo que es moral o
intelectual, por lo tanto si no cabe obtener una ejecución forzada, las mismas carecen de relevancia
jurídica.
2. Otra parte (en la que está Ihering), opinan que pueden ser objeto de las obligaciones losllamados “bienes
ideales”. Entienden que cualquier interés, aunque solo sea moral, es digno de protección por el
derecho y la circunstancia de que el incumplimiento de la prestación no sea apreciable en dinero, no es
razón suficiente para dejar sin reparación al acreedor.
3. La última es una posición intermedia, distinguen entre el objeto de la obligación y el interés del acreedor
en dicho objeto. La prestación en si debe ser susceptible siempre de valuación económica, pero el
interés del acreedor en esa prestación, en cambio, no es necesario que sea valorable en dinero y puede
consistir en un interés moral, científico, cultural, religioso, afectivo, artístico, etc. con tal que sea serio.
Es esta la posición que encara más adecuadamente elproblema.
La tendencia moderna se inclina en el sentido de no efectuar distinciones en cuanto a la protección de intereses
no apreciables económicamente.
SUJETOS
Los sujetos de la obligación son las personas entre las cuales se establece la relación. Como toda relación jurídica, la
obligatoria precisa inexorablemente la presencia de sujetos. El elemento subjetivo de la obligación viene conformado
por dos o más partes, que se encuentran vinculadas respecto al objeto.
Los sujetos son activos o pasivos, según la posición jurídica que ocupan en la correlación entre el poder y el deber, que
caracteriza el contenido de las obligaciones. Pueden ser plurales o singulares.
Cabe aclarar que una misma situación jurídica puede generar entre las dos partes de la relación, derechos y deberes
recíprocos, como por ejemplo en los contratos bilaterales como la compraventa, donde tanto comprador como
vendedor quedan obligados al cumplimiento de las prestaciones, los sujetos son simultáneamente acreedores y
deudores entre sí.
También, en las obligaciones plurilaterales que son las que vinculan a más de dos partes, los sujetos pueden asumir
calidades de acreedor y a la vez deudor, respecto a las obligaciones resultantes de la relación plurilateral.
ARTICULO 730 CCyC: Efectos con relación al acreedor. La obligación da derecho al acreedor a: a) emplear los medios
legales para que el deudor le procure aquello a que se ha obligado; b) hacérselo procurar por otro a costa del deudor; c)
obtener del deudor las indemnizaciones correspondientes.
ARTICULO 731 CCyC: Efectos con relación al deudor. El cumplimiento exacto de la obligación confiere al deudor el
derecho a obtener la liberación y el de rechazar las acciones del acreedor.
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• Capacidad:
Tanto la calidad de acreedor como deudor, puede ser investida, en principio, por todo sujeto de derecho. Es
decir todas las personas, tanto físicas como jurídicas.
Para que la obligación sea válida, se requiere que los sujetos tengan capacidad de derecho, o sea capacidad de
goce, que tengan aptitud jurídica para asumir la calidad de acreedor o deudor.
En cuanto a la capacidad de hecho, no es en verdad necesaria para asumir la calidad de sujeto en la relación
obligatoria, sino únicamente para realizar con eficacia los actos precisos para su constitución o ejecución. El
ejercicio de esos derechos debe ser realizado por intermedio de sus representantes legales (padres, tutores,
curadores).
• Sujetos distintos:
El acreedor y el deudor deben ser personas distintas entre sí: nadie puede ser acreedor ni deudor de sí mismo.
Cuando tal situación ocurre, la obligación se extingue por omisión.
• Sujetos determinados o determinables:
Se exigen que los sujetos de la obligación sean determinados o determinables. Que se sepa el nombre y el
apellido. Pasa a ser indeterminado cuando se muere: la obligación pasa a los herederos.
Cabe un cierto grado de indeterminación que debe cesar en el momento del pago, en el cual los sujetos deben
estar perfectamente individualizados. La indeterminación puede ser inicial, cuando se constituye el vínculo siendo uno
de los sujetos indeterminados pero determinable en base a ciertas circunstancias, o puede ocurrir que la obligación se
constituya con un acreedor y un deudor ciertos, pero que por estar la obligación unida a una relación con la cosa y no
arraigar en una determinada persona, cambie aquella innecesariamente de sujetos cada vez que en dicha relación
aparezca un nuevo titular, tal como sucede con las obligaciones propter rem. La ley permite también, como situación
excepcional, que sea sujeto de la obligación una persona que no tenga una plena existencia actual, pero con la
condición de que legue a existir. Así los casos de la fundación (reciben bienes por el testamento o donación) y de la
persona por nacer (los reciben por herencia odonación). Otros casos de indeterminación del sujeto son por ejemplo: las
obligaciones disyuntas o los títulos al portador. En fin, no existe obligación cuando los sujetos no son determinados y ni
siquiera determinables. En cuanto a los medios para lograr la determinación de los sujetos, para hacer cesar la
indeterminación inicial, cabe distinguir:
− Determinación indirecta: hipótesis en las cuales al nacer la obligación quedan ya preestablecidos ciertos criterios
o pautas a partir de las cuales luego llega a identificarse alsujeto.
− Títulos de crédito al portador: caracterizados porque la individualización de la calidad de acreedor, adviene por
la mera circunstancia de poseer regularmente el título, ya que es transmisible porsimple tradición manual. −
Obligaciones ambulatorias o “propter rem”: en cuanto gravan indeterminadamente al poseedor de una cosa, siendo
variable la titularidad de esa relación jurídica real, resulta entonces que cambia también la calidad de sujeto de la
obligación a medida que la cosa se transmite a distintas personas. Por lo tanto, quedan determinados como sujetos de
la obligación, quienes en cada momento tengan la posesión de la cosa. Necesidad de los sujetos:
Constituyen el elemento preeminente de todas las relaciones jurídicas y en particular de las obligaciones.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Las obligaciones están siempre encaminadas a cubrir necesidades humanas. De manera que el derecho de las
obligaciones debe apuntar primordialmente a garantizar que esos intereses del hombre sean satisfechos, o sea atender
esencialmente a los sujetos de la obligación. Tal propósito puede perseguirse a través de diversas vías, que parten de
una especial consideración de las calidades y condiciones que revisten las personas, como sujetos de la obligación:
remedios jurídicos (protege a los sujetos frente a su propia necesidad, ligereza o inexperiencia), reglas jurídicas (apuntan
a las personas que asumen una determinada calidad dentro de las relaciones creditorias), sistemas jurídicos (ampara a
los sujetos de las relaciones personales, según su pertenencia a determinados grupos).
Pluralidad:
Los sujetos activos o pasivos pueden ser únicos o múltiples. Ello significa que es factible que una o ambas partes de la
obligación, estén integradas por más de un sujeto.
La pluralidad puede ser originaria, cuando existe desde el nacimiento mismo de la relación, o sobreviniente, si deviene
con posterioridad. Por ej. al transmitirse la calidad de parte a los varios herederos del primitivo sujeto activo o pasivo.
En todos los casos, la pluralidad de acreedores y/o deudores, conforma una situación, denominada mancomunación.
Las obligaciones mancomunadas se presentan en dos tipos:
• Mancomunación simple: la relación compleja se divide en tantas obligaciones separadas como acreedores y/o
deudores concurran. En la medida que la prestación seadivisible.
• Solidaridad: el vínculo no es susceptible de fraccionarse pese a la pluralidad de sujetos, en razón que, por
imposición del título de la obligación o de la ley, la relación posee una estructura unitaria que lleva por efecto la
necesidad que cualquier acreedor pueda exigir, o cualquier deudor deba efectuar, el cumplimiento total de la
prestación.
Las disposiciones a partir de la pluralidad de los sujetos en el código civil y comercial están:
Es lo que engloba la relación jurídica y hace que sea exigible. Es el nexo de derecho que une al acreedor con el deudor,
sujetando éste a ciertos poderes de aquél, teñido dicho nexo del elemento coercibilidad.
Es una prerrogativa por la cual el acreedor puede pedirle al deudor el cumplimiento de la obligación.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
En el derecho moderno esta idea de vínculo ya no es concebida como sujeción estrictamente personal, sino más bien
como una relación esencialmente patrimonial.
La existencia del vínculo trae implicados deberes del acreedor para con el deudor, esencialmente de colaboración, para
posibilitarle a éste el cumplimiento de la prestación a su cargo, fundado en la buena fe que debe guiar la conducta de las
partes en una relación jurídica.
Las obligaciones disyuntivas resultan elegidas entre los integrantes del grupo del acreedor o deudor. Son contratos a
favor de “persona a designar” y por cuanto de “de quien corresponda” en los cuales la identidad de los interesados se
revele con posterioridad a la celebración.
En las obligaciones ambulatorias o Propter rem, cambia la calidad del sujeto de la obligación a medida que la cosa se
transmite a distintas personas, por lo tanto, quedan determinados como sujetos de la obligación quienes en el momento
tengan posesión de la cosa.
“El sujeto pasivo no está individualizado” insiste en el carácter de la persona propietaria del bien el en cual es inherente
la carga constitutiva de la obligación”.
Son obligaciones de sujeto plural las que corresponden a varios acreedores o pesan sobre varios deudores, con respecto
a una sola prestación debida y en razón de una causa única. La pluralidad de sujetos puede ser originaria o
sobreviniente: esto último ocurre, por ejemplo, cuando se incorporran a la relación obligacional los herederos del
primitivo acreedor o deudor singular.
Obligaciones disyuntas:
Puede tener varios acreedores y varios deudores. Si hay un acreedor y muchos deudores es una disyunta pasiva. Pero al
momento de hacer exigible la obligación el acreedor elige un solo deudor y de esta manera se torna una obligación
normal.
Características:
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Art. 854 CCyC: Disyunción activa. “Si la obligación debe ser cumplida a favor de uno de varios sujetos, excepto
estipulación en contrario, el deudor elige a cuál de éstos realiza el pago. La demanda de uno de los acreedores al deudor
no extingue el derecho de éste a pagar a cualquiera de ellos. El que recibe el pago no está obligado a participarlo con los
demás”.
No son obligaciones de sujeto múltiple, son obligaciones de sujeto indeterminado hasta que se practique la elección.
Es la obligación que debe ser cumplida por uno de varios sujetos designados, por ejemplo, la obligación de A o B de
pagar a C.
El código derogado se refería a ellas esporádicamente, en caso de designación de mandatarios disyuntivamente para
actuar uno de ellos a falta de otro.
Hasta tanto no se determine la persona del acreedor o del deudor, los diversos beneficiarios o los diversos obligados son
sólo candidatos a acreedores o deudores. Una vez hecha la opción, sólo revestirá la correspondiente calidad aquel que
haya sido designado. Los sujetos que integran el nexo obligacional se encuentran sometidos a una condición resolutoria
de que sea elegido para recibir el pago otro acreedor, si la disyunción es activa, u otro deudor para satisfacer la deuda, si
la disyunción es pasiva.
Una vez hecha la elección, son obligaciones de sujeto único y no existe derecho de reembolso ni contribución con
relación a los otros sujetos obligados.
3. CAUSA FUENTE
Definición:
Es el hecho, acto o relación jurídica que engendra y sirve de fundamento a la obligación. Es el hecho dotado por el
ordenamiento jurídico con virtualidad suficiente para establecer entre acreedor y deudor el vínculo que los liga. Sin este
hecho no existiría ninguna obligación.
La fuente básica de los primeros tiempos del derecho romano estaba constituida por el delito, que eran los hechos
ilícitos que venían de actos contractuales. Con el desarrollo del comercio y la industria en Roma, el contrato adquiere
mayor importancia, surgiendo al mismo tiempo una diversidad de fuentes que los romanos denominaron varias
causarum figuris.
En las Institutas, Justiniano establece una clasificación cuatripartita: contratos, cuasicontratos, delitos y cuasidelitos. El
cuasicontrato y el cuasidelito constituyen fuentes semejantes al contrato y al delito, produciendo efectos comparables a
ellos.
Los glosadores agregaron una quinta fuente, la ley, completando así la clasificación clásica, adoptada por el Código Civil
francés. Además, Pothier admite como fuente la equidad (art. 1750 CC)
La clasificación fue criticada por ser excesiva, incompleta, superficial y complicada a la vez y por defecto.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Se critica la inclusión del cuasicontrato como categoría autónoma. También la mención del delito y del cuasidelito, ya
que ambas figuras son una especie del género hecho ilícito. Por último se señaló que es incorrecta la inclusión de la ley
como fuente autónoma, ya que la ley no crea por sí sola ninguna obligación.
Planiol reduce las fuentes de las obligaciones en el contrato (o la voluntad particular) y la ley. El contrato es quien hace
nacer la obligación y le da contenido, la ley sólo la completa otorgándole coercibilidad. En defecto de la voluntad de las
partes, sólo la ley puede crear obligaciones.
Se critica esta clasificación porque por un lado, se dice que con tal criterio la única fuente de obligaciones seria la ley, ya
que si el contrato engendra obligaciones es porque la ley lo permite. También podría decirse que la única fuente es la
voluntad humana, ya que la ley no haría más que recoger los deseos de justicia de la sociedad y consagrarlos
jurídicamente.
Por defecto se ha criticado por no incluir fuentes como el enriquecimiento sin causa, la voluntad unilateral, la sentencia
judicial, etc.
Llambías formula una clasificación tripartita, considerando la voluntad particular, los hechos ilícitos y la norma jurídica.
Código civil:
El art. 499 establecía “No hay obligación sin causa, es decir, sin que sea derivada de uno de los hechos o de uno de los
actos lícitos o ilícitos, de las relaciones de familia o de las relaciones civiles”. La doctrina en general interpreta que, si
bien la norma no reproduce textualmente la clasificación tradicional, advierte la inclusión de las cinco fuentes
tradicionales. Así, cuando habla de los hechos o actos lícitos, alude a los contratos y a los cuasicontratos, y en cuanto a
los hechos o actos ilícitos, incluye en ellos a los delitos y cuasidelitos. Por último, las obligaciones nacidas de las
relaciones de familia o de las relaciones civiles, serían derivadas de la ley, que impone precisamente determinadas
obligaciones en virtud de tales vínculos.
De todos modos, la norma del Código contiene fórmulas generales, con capacidad de incluir en su enumeración tanto las
fuentes tradicionales como las modernas. A lo largo del Código se hablaba siempre de un mismo concepto: la causa
fuente.
Art. 726: “No hay obligación sin causa, es decir, sin que derive de algún hecho idóneo para producirla, de
conformidad con el ordenamiento jurídico.”.
Por lo tanto, la clasificación de las fuentes de las obligaciones queda en las siguientes:
➢ Actos jurídicos: en los que se incluyen los contratos y la voluntad unilateral para los que laadmiten.
➢ Actos ilícitos: que comprenden los delitos y cuasidelitos.
➢ La ley: en la que caben las obligaciones derivadas directamente de ella, las emanadas del enriquecimientosin
causa, las del riesgo creado, etc.
Presunción de causa:
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
El art. 500 del CC: “Aunque la causa no esté expresada en la obligación, se presume que existe, mientras el deudor
no pruebe lo contrario”.
Este articulo consagra en favor del acreedor una dispensa de prueba en torno a la existencia de causa, de suerte tal que
si alega lo contrario, carga con la prueba del presupuesto de hecho de la norma que invoque como fundamento de su
defensa, pudiendo en ese sentido acudir a cualquier medio probatorio cuando tienda a acreditar cuál era la causa de la
obligación de cumplimiento imposible.
Queda claro que no es racionalmente comprensible que una parte se comprometa sin causa, sino que la causa existe
aunque no haya sido incorporada al texto contractual. En ese caso el documento prueba la existencia de la obligación,
aunque no quede expresada la causa, esta se presume.
Y si el obligado aleja la desaparición o la imposibilidad de causa, será él quien cargue con la prueba.
Art. 282 CCyC: Presunción de causa. “Aunque la causa no esté expresada en el acto se presume que existe mientras no se
pruebe lo contrario. El acto es válido aunque la causa expresada sea falsa si se funda en otra causa verdadera”.
Causa falsa:
El art. 501 del CC: “La obligación será válida aunque la causa expresada en ella sea falsa, si se funda en otra
causa verdadera”.
La expresión causa utilizado en el artículo, hace referencia al motivo determinante que se haya expresado en el
instrumento contractual. Y la expresión causa falsa se refiere a la hipótesis de una causa simulada, siempre y cuando se
trate de una simulación relativa o lícita, si fuera ilícita seria nula.
Causa ilícita:
El art. 502 del CC: “La obligación fundada en una causa ilícita, es de ningún efecto. La causa es ilícita cuando es
contraria a las leyes o al orden público”.
La causa ilícita debe entenderse como “motivo determinante ilícito”, que es la que se opone al ordenamiento jurídico.
Se tiene que precisar en qué medida cada parte contractual incurrió al fin ilícito para que el acto sea juzgado como de
causa ilícita.
Cuando las partes han concluido el contrato, impulsadas por móviles ilícitos, el contrato carece de validez. Si sólo una de
las partes ha contratado en miras de una causa ilícita, el vicio de su voluntad se proyecta al acto cuando el otro
contratante la haya conocido o la haya debido conocer. El otorgante inocente conserva el derecho de pretender la
nulidad del acto.
Si la causa es ilícita consistiera en la infracción al orden público y la nulidad asumiría carácter de absoluta.
Se admite que el artículo alude a causa inmoral y las que contrarían las buenas costumbres. Ya que se entiende que la
moral “viene a ser la ley”. Se hace referencia a la moral ambiente, presente o actual, practica, civil, nacional y objetiva.
ilícito o inmoral, no tiene derecho a invocar el contrato frente a la otra, pero ésta puede reclamar lo que ha dado,
sin obligación de cumplir lo que ha ofrecido”.
4. CAUSA FIN
Es una acepción teleológica. Significa la finalidad inmediata, el objetivo próximo perseguido por las partes al contratar,
son los objetivos más inmediatos, los que se refieren al momento de concluir el acuerdo, los que forman parte de la
estructura del mismo y son por lo tanto conocidos de antemano por los contratantes. Se vincula con la dirección de la
voluntad en que las partes quieren obtener ciertos efectos jurídicos. Es el fin inmediato común a las partes en todo acto
jurídico. Es objetiva, abstracta, intrínseca, impersonal e inmutable.
En el derecho francés, el código civil, en su art. 1108, al enunciar los requisitos necesarios para la validez del contrato,
exige la existencia de una causa lícita. La controversia sobre este requisito de la causa tuvo dos etapas:
La doctrina interpretó primariamente que la causa a que se refiere el art. debía entenderse en el sentido de fin, y sobre
esta interpretación se discutió si el concepto así entendido constituía un elemento autónomo o si en realidad se
confundía con los requisitos del objeto, del consentimiento y de la forma. Se controvirtió si la causa es o no un requisito
necesario para la validez del contrato.
En una segunda etapa se sostuvo que la causa a que se refiere el art. Debe ser entendida en el sentido de motivo.
Domat considera que la causa es un requisito indispensable para la existencia de la obligación y el concepto de la misma
varía de acuerdo a las distintas clases de relaciones que puedan darse entre personas por razón de servicios de ellas o
del uso de ciertas cosas.
En el derecho argentino, en el código civil, se habla de la causa en los arts. 500, 501 y 502. En nuestro derecho la
controversia se da:
Un sector doctrinario interpreta que esos arts. al referirse a la causa de las obligaciones, aluden a la causa fuente.
Otros autores opinan que la palabra referida en dichos arts. debe entenderse en un sentido teleológico, pero no hay
uniformidad entre los mismos a este respecto, pues en tanto unos hablan de causa fin, otros lo hacen con el significado
de motivo.
Una parte interpretaba que los arts. se refieren a la causa fuente. Sus argumentos son que en la nota al art. 499, Velez
distingue los conceptos de causa de las obligaciones y causa de los contratos y censura al código francés, por haberlos
confundido. Establecen que esos arts. pueden explicarse perfectamente con el sentido de causa fuente. Además, la
doctrina moderna destaca que el concepto de causa fin es propio de los contratos y más ampliamente de los actos
jurídicos, en tanto que la causa de las obligaciones en general, no puede ser otra que sus fuentes.
Otros estiman que algunos arts. (500 y 501) se refieren a la causa fuente y otros (502) en el sentido de causa fin.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Por último, Zavalía dice que se tratará de la causa fuente o de la causa fin según que en la declaración de voluntad no se
haya expresado la causa fuente o la causa fin.
En conclusión, en un plano científico, es exacto que la causa de las obligaciones no puede ser otra que sus fuentes.
Acto abstracto:
Art. 283 CCyC: “Acto abstracto. La inexistencia, falsedad o ilicitud de la causa no son discutibles en el acto abstracto
mientras no se haya cumplido, excepto que la ley lo autorice”.
CAUSA MOTIVO
Llamada también ocasional o compulsiva. Comprende todos los móviles concretos y mediatos que las partes han tenido
en mira al realizar el negocio jurídico. Solo va a ser válido si las partes lo expresan y si es lícita. Es algo concreto y
personal, es subjetiva y cambia según las personas de los contratantes.
BOLILLA 3
Fuentes en particular: son:
1. El contrato
Art. 1137 CC: “Hay contrato, cuando varias personas se ponen de acuerdo sobre una declaración de voluntad común,
destinada a reglar sus derechos”.
La definición fue criticada porque debió referirse a partes, y no a personas; y porque omite destacar que los contratos
están limitados dentro del ámbito de las relaciones con contenido patrimonial. Por ello se ha pretendido definirlo como
el acto jurídico bilateral.
Es un acto jurídico porque tiene el fin inmediato de establecer entre las personas, relaciones jurídicas. Es un
acto bilateral, porque requiere el consentimiento unánime de dos o máspartes.
Art.957 CCyC: “Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su consentimiento para
crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicaspatrimoniales”.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
1. Contrato paritario: el de CC. Ambas partes deciden y loredactan. Es el de cláusulas predispuestas. Art. 984.
2. Contrato por adhesión: una parte lo redacta y la otra decide si firmarlo ono.
3. Contrato de consumo: art. 1093. Se caracteriza por los sujetos: consumidor (1092) y proveedor.
La autonomía de la voluntad
La autonomía de la voluntad fue consagrada en el CC en el art. 1197: “Las convenciones hechas en los contratos, forman
para las partes una regla a la cual deben someterse como a la ley misma”:
La concepción individualista del siglo XIX, a partir del código francés, fue inspirada en el principio de la autonomía de la
voluntad, suponía que los hombres son libres e iguales por esencia y no pueden obligarse más que por su propia
voluntad.
La voluntad es creadora del contenido y de las consecuencias de los contratos, y estas consecuencias no existen sino
porque son voluntariamente queridas. Además, se decía, que como los hombres no pueden obrar contra sus intereses,
sus obligaciones son siempre justas.
Se hizo ostensible la injusticia contractual basada en el egoísmo individualista y economicista, que atentaba contra
intereses esenciales de la comunidad.
La libertar era incompleta, irreal y la igualdad meramente teórica, a partir de la inferioridad económica de unas de las
partes de la relación obligacional.
Por eso, la experiencia demostró que el contrato no es forzosamente justo, que con frecuencia consagra el
aplastamiento del débil por el fuerte. Y si uno de los contratantes puede imponer al otro su voluntad, el contrato sólo
expresa la ley del más fuerte; y entonces se alteran los términos: en esas condiciones, es la libertad la que esclaviza y es
la ley la que liberta.
A partir de esto, es cuando se reconoce la necesidad de intervención del Estado, a través de soluciones legislativas,
judiciales y administrativas, para que los contratos se conformen con el bien común, los principios esenciales de la
justicia y el orden público.
Ello se tradujo, en nuestro CC, a través de la reforma de 1968, mediante la incorporación de instituciones que se
sumaron a los límites al principio de la autonomía de la voluntad ya vigentes desde la redacción originaria del Código: el
orden público, la regla moral. A ellos se agregaron la regla de la buena fe y las figuras de la lesión, imprevisión y abuso
del derecho.
El Código incorpora el principio de la autonomía de la voluntad que constituía sólo un reconocimiento de la doctrina y
de la jurisprudencia. La autonomía de la voluntad en el campo contractual era (y es), ante todo, libertad de
contratación, lo que significa la libre opción del individuo entre contratar y no contratar, libertad para la elección del
otro contratante y
la posibilidad de dotar de contenido al contrato. Significa, además, la libertad de elección del tipo contractual y la
libertad de construir otros distintos.
El principio de la autonomía de la voluntad ha sido útil a fin de explicar, comprender y justificar la fuerza obligatoria del
contrato.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Dicha tesis afirma que el hombre, al ser libre por esencia, no puede obligarse sino por su propia voluntad. De ello se
deduce que es la voluntad lo que determina al sujeto a contratar, la elección de con quién lo hace y, esencialmente, el
contenido del contrato.
Hoy, vale afirmar que el rol de la autonomía de la voluntad no debe ser entendido como una supremacía absoluta de los
derechos subjetivos contractuales, sino como un principio relativo y subordinado a los límites que les son inherentes.
La libertad de contratación
Concepto, alcance y límites: art. 958 CCyC: “Las partes son libres para celebrar un contrato y determinar su contenido,
dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las buenas costumbres”.
En el Código, sin mencionarla, se describe el principio de la autonomía de la voluntad, declarando, la libertad de las
partes para celebrar un contrato y determinar su contenido. La disposición incluye límites que se pueden denominar
límites inherentes a la autonomía de la voluntad y que se hallan constituidos, entre otros, por: a) la ley, el orden público,
la moral y las buenas costumbres; b) la facultad acordada a los jueces de modificar el contrato cuando sea a pedido de
partes cuando lo autoriza la ley, o de oficio cuando se afecta, de modo manifiesto, el orden público.
La libertad significa que ambas partes pueden elegir entre con tratar o no hacerlo y una vez que lo deciden pueden
disponer el contenido de la obligación según sus intereses. Esta decisión de auto obligarse requiere una declaración de
voluntad.
Las partes declaran su voluntad de autoobligarse en forma bilateral, porque de lo contrario no se estaría en el campo de
un contrato, sino de la declaración unilateral de voluntad o de un testamento.
Una vez que existe una declaración de voluntad bilateral, ésta es obligatoria, ya que así como hay libertad para
obligarse, hay un deber de respetar la palabra empeñada (autorresponsabilidad).
Efecto vinculante: art. 959 CCyC: “Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes. Su contenido sólo
puede ser modificado o extinguido por acuerdo de partes o en los supuestos en que la ley lo prevé”.
Facultad judicial: art. 960 CCyC: “Los jueces no tienen facultades para modificar las estipulaciones de los contratos,
excepto que sea a pedido de una de las partes cuando lo autoriza la ley, o de oficio cuando se afecta, de modo
manifiesto, el orden público”.
Art. 961 CCyC: “Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe. Obligan no sólo a lo que está
formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan considerarse comprendidas en ellos, con los alcances
en que razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y previsor”.
Se renueva el criterio previsto en el artículo 1198.1 del código derogado y, por lo tanto, la buena fe ha sido nuevamente
receptada como directiva de celebración, interpretación y ejecución de los contratos, y calificada como la primera regla
a la que se hallan sometidas las partes. Ha sido concebida como "la convicción de obrar conforme a derecho'''.
Por ello se tiene decidido que "la buena fe es una exigencia que domina todo el ordenamiento jurídico, no sólo en lo
referente a la constitución de la relación, sino también en la ejecución e interpretación de cualquier aspecto de la
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
convención, exigiéndose una conducta clara, diligente y sincera de las partes, tanto en el proceso formativo de los
contratos como durante toda su vigencia y hasta su posterior extinción para que funcione adecuadamente el
mismo.
La buena fe constituye un modelo o paradigma de conducta de "ejecución continuada", desde la etapa de tratativas
hasta la extinción del vínculo.
En la teoría general del contrato, el CCyC ha renovado la trascendencia de la buena fe en etapa formativa y funcional del
contrato, así como la principal directiva de interpretación.
Art. 962 CCyC: “Las normas legales relativas a los contratos son supletorias de la voluntad de las partes, a menos que
de su modo de expresión, de su contenido, o de su contexto, resulte su carácter indisponible”.
Prelación normativa
Art. 963 CCyC: “Cuando concurren disposiciones de este Código y de alguna ley especial, las normas se aplican con el
siguiente orden de prelación:
La especial conexidad existente entre el carácter de las normas legales y el criterio de prelación normativa que se
desprende de ambas disposiciones hace preferible su tratamiento conjunto.
La primera conclusión a la que cabe arribar es que el artículo 962 del Código confirma la especial prelación asignada a la
autonomía de la voluntad en orden a la libertad de las partes para dotar de contenido a los contratos. Y ello presupone,
como principio, que las normas legales sólo suplen la voluntad de las partes, a menos que del modo en que se hallen
redactados los textos, resulte su carácter imperativo o indisponible. La importancia que adquiere el carácter de las
normas y la prelación normativa de las mismas nos obligan a una sistematización que nos auxilie a comprender,
simultáneamente, ambas cuestiones dada su especial vinculación.
c) los usos y prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados obligatorios por
las partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente observados en el ámbito en que se celebra el contrato,
excepto que su aplicación sea irrazonable”.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Se ha sostenido, al definir las normas imperativas, el Código las denomina indisponibles, que son aquellas que
prevalecen sobre cualquier acuerdo de voluntad de las personas sujetas a ellas, no pudiendo los particulares dejarlas sin
efecto , en tanto que las normas supletorias o dispositivas son aquellas que las partes, de común acuerdo, pueden
modificar o dejar sin efecto'.
En realidad, no cabe afirmar que los particulares en sus convenciones se hallan facultados para dejar sin efecto una o
más normas jurídicas, porque ello importa derogar la ley, suprimiendo su eficacia, técnica sólo atribuida al mismo poder
que la sancionó".
Mientras no sea derogada o modificada, la norma jurídica conserva en plenitud su eficacia. La norma subsiste como tal
con ulterioridad al perfeccionamiento del contrato, aun cuando el precepto de autonomía sea preferido por el
ordenamiento jurídico a la norma supletoria o dispositiva.
El cuasicontrato:
El cuasicontrato como categoría autónoma de fuente obligacional (art. 1781- 1881), ha sido fuertemente criticado. La
doctrina en forma unánime rechaza esta noción por su carácter hibrido, residual, sin contornos precisos.
Nuestro CC no da una definición del cuasicontrato. Lo hace el Código Civil español que dice que son los hechos lícitos y
puramente voluntarios, de los que resulta obligado su autor para con un tercero y a veces una obligación recíproca entre
los interesados.
Había tres cuasicontratos: gestión de negocios, pago indebido y enriquecimiento sin causa: cada uno subsidiariamente
tomaban algo de los contratos a los que se asemejaban.
Hay dos elementos que unen a los tres cuasicontratos: la causa (que les da sustento a los tres) y la vocación residual (es
la última de todas las instituciones que el derecho te da para poder reclamar mis derechos.
Cornó era un francés que decía que los cuasicontratos son fuente autónoma y se asemejan a los
Art. 1092 CCyC: Relación de consumo: “Relación de consumo es el vínculo jurídico entre un proveedor y un consumidor.
Se considera consumidor a la persona humana o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes o
servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social. Queda equiparado al consumidor
quien, sin ser parte de una relación de consumo como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o
servicios, en forma gratuita u onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social”.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
El texto legal establece la definición de la relación de consumo mientras determina quiénes serán los sujetos protegidos
dentro de sus contornos. Su fuente es el artículo 42 de la Constitución Nacional. Se puede añadir que el Derecho del
Consumidor regula situaciones que se desarrollan tanto en el marco del contrato de consumo como fuera del mismo.
En lo que hace al objeto de la relación jurídica de consumo, es el que se configura por la operación jurídica considerada
o los bienes a los cuales se refiere, que son los productos y los servicios.
El texto del Código viene a poner claridad al ámbito de aplicación del denominado Estatuto del Consumidor, al
establecer una definición del sujeto protegido comprensible para cualquier intérprete, alejando ambigüedades que
distraigan la finalidad perseguida por el régimen tuitivo.
Art. 1093 CCy C: Contrato de consumo: “Contrato de consumo es el celebrado entre un consumidor o usuario final con
una persona humana o jurídica que actúe profesional u ocasionalmente o con una empresa productora de bienes o
prestadora de servicios, pública o privada, que tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o servicios por
parte de los consumidores o usuarios, para su uso privado, familiar o social”. (hasta el 2015 estaba solo en la ley)
El contrato de consumo determina los límites dentro de los que el sistema brindará protección a los consumidores en el
marco de los acuerdos que éstos celebren con los proveedores.
Acá siempre hay una parte en debilidad absoluta que es el consumidor, ya que se firma casi un contrato de adhesión.
Por eso existe la Ley 24.240 que es la ley de defensa del consumidor.
Sujetos implicados:
El proveedor constituye la relación de consumo junto con el consumidor o usuario; haciendo referencia a todo el sector
oferente de productos y servicios, en la medida en que la actividad se realice en el marco de dicho vínculo jurídico.
Puede afirmarse que la noción de proveedor es deliberadamente amplia para incluir a todos los sujetos que actúan del
lado de la oferta en el mercado.
El consumidor se califica en función del destino que le asigna a los bienes o servicios que adquiere o utiliza, resultando
"indistinto que el uso o la utilización de bienes y servicios se efectúe a título personal o familiar", siempre que sea para
uso privado.
Tercero próximo: aquella persona que no tiene una relación de consumo directo, pero está expuesto a que se le genere
una relación de consumo.
Garantías: establecidas en la CN
La aplicación de las normas que regulan los vínculos entre consumidores y proveedores debe hacerse priorizando la
protección del consumidor y el acceso al consumo sustentable, ya que ése es el sentido que emana de la normativa
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
constitucional, fuente del microsistema consumerista. El Código, recoge esta orientación dejando constancia, además,
de que en función del rango jerárquico de la protección del consumidor en este ordenamiento siempre prevalecerá la
solución más favorable para éste cuando existan conflictos sobre normas a aplicar.
La finalidad que persigue el microsistema de protección de los consumidores es el de crear una cobertura amplia y
completa, habilitando la posibilidad de tomar preceptos ajenos a la propia ley específica y posibilitando una integración
de todas las normas y principios del derecho privado patrimonial que sean aplicables a las relaciones de consumo.
En virtud de ello, es fundamental dejar sentado que "el Derecho del Consumidor es un microsistema legal de protección
que gira dentro del sistema de Derecho Privado, con base en el Derecho Constitucional.
Por lo tanto, las soluciones deben buscarse, en primer lugar, dentro del propio sistema, y no por recurrencia a la
analogía, ya que lo propio de un microsistema es su carácter autónomo, y aun derogatorio de normas generales", lo que
lleva a establecer que el sistema tuitivo del consumidor está compuesto por la Constitución Nacional, los principios
jurídicos y valores del ordenamiento y las normas legales infra constitucionales".
Art. 1095 CCyC: Interpretación del contrato de consumo: “El contrato se interpreta en el sentido más favorable para el
consumidor. Cuando existen dudas sobre los alcances de su obligación, se adopta la que sea menos gravosa”.
Normas aplicables:
ARTICULO 1096.- Ámbito de aplicación. Las normas de esta Sección y de la Sección 2a del presente Capítulo son
aplicables a todas las personas expuestas a las prácticas comerciales, determinables o no, sean consumidores o sujetos
equiparados conforme a lo dispuesto en el artículo 1092.
ARTICULO 1097.- Trato digno. Los proveedores deben garantizar condiciones de atención y trato digno a los
consumidores y usuarios. La dignidad de la persona debe ser respetada conforme a los criterios generales que surgen de
los tratados de derechos humanos. Los proveedores deben abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los
consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias.
ARTICULO 1098.- Trato equitativo y no discriminatorio. Los proveedores deben dar a los consumidores un trato
equitativo y no discriminatorio. No pueden establecer diferencias basadas en pautas contrarias a la garantía
constitucional de igualdad, en especial, la de la nacionalidad de los consumidores.
ARTICULO 1099.- Libertad de contratar. Están prohibidas las prácticas que limitan la libertad de contratar del
consumidor, en especial, las que subordinan la provisión de productos o servicios a la adquisición simultánea de otros, y
otras similares que persigan el mismo objetivo.
Art. 1100: Información. “El proveedor está obligado a suministrar información al consumidor en forma cierta y
detallada, respecto de todo lo relacionado con las características esenciales de los bienes y servicios que provee, las
condiciones de su comercialización y toda otra circunstancia relevante para el contrato. La información debe ser
siempre gratuita para el consumidor y proporcionada con la claridad necesaria que permita su comprensión”.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
El artículo establece supuestos de publicidad ilícita, determinándose su carácter prohibido. Se trata de un mecanismo
tendiente a garantizar que el consumidor reciba la información de manera clara, condenándose las situaciones que
puedan llevar a tomar decisiones de consumo basadas en presupuestos falsos o inexactos.
Art. 1102: Acciones: “Los consumidores afectados o quienes resulten legalmente legitimados pueden solicitar al juez: la
cesación de la publicidad ilícita, la publicación, a cargo del demandado, de anuncios rectificatorios y, en su caso, de la
sentencia condenatoria”.
Art. 1103: Efectos de la publicidad: “Las precisiones formuladas en la publicidad o en anuncios, prospectos, circulares u
otros medios de difusión se tienen por incluidas en el contrato con el consumidor y obligan al oferente”.
Cláusulas abusivas:
Art. 1118: Control de incorporación. Las cláusulas incorporadas a un contrato de consumo pueden ser declaradas
abusivas aun cuando sean negociadas individualmente o aprobadas expresamente por el consumidor.
ARTICULO 1119: Regla general. Sin perjuicio de lo dispuesto en las leyes especiales, es abusiva la cláusula que, habiendo
sido o no negociada individualmente, tiene por objeto o por efecto provocar un desequilibrio significativo entre los
derechos y las obligaciones de las partes, en perjuicio del consumidor.
La cláusula abusiva son las que afectan inequitativamente al consumidor o usuario en la comparación entre los
derechos y obligaciones de ambas partes.
Art. 1120: Situación jurídica abusiva. Se considera que existe una situación jurídica abusiva cuando el mismo resultado se
alcanza a través de la predisposición de una pluralidad de actos jurídicos conexos.
La situación jurídica abusiva se configura cuando existe predisposición de una pluralidad de actos jurídicos conexos que
persiguen en su conjunto provocar un desequilibro significativo en los derechos y obligaciones de las partes en perjuicio
del consumidor.
Art. 1122: Control judicial. El control judicial de las cláusulas abusivas se rige, sin perjuicio de lo dispuesto en la ley
especial, por las siguientes reglas:
a) la aprobación administrativa de los contratos o de sus cláusulas no obsta alcontrol;
b) las cláusulas abusivas se tienen por no convenidas;
c) si el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente lo debe integrar, si no puede subsistir sin
comprometer su finalidad;
d) cuando se prueba una situación jurídica abusiva derivada de contratos conexos, el juez debe aplicar lo dispuesto en
el artículo 1075.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Sanción de ley 24240 (ley nacional de defensa del consumidor). Evoluciona sobre las primeras normas de carácter
general. Por primera vez establece un sistema de normas, principios e instituciones de carácter público y privado, de
derecho sustancial y procesal destinados a equilibrar consumidor-proveedores en el mercado. Trae normas de carácter
específico (grupo determinado, destinadas a un sector que se presume vulnerable. Situación desventajosa en relación al
proveedor), normas de carácter preventivo (2015 incorporado en el CCYC, prevención en el daño que son de difícil
reparación, ejemplo si sale al mercado un producto contaminado que puede provocar lesiones irreversibles) y normas
de orden público (no lo puede dejar de lado nadie, ni las partes, ni las autoridades ni los jueces. Ejemplo, 1 año de
garantía según la ley nacional. Lo que se ponga en un contrato no puede contradecir lo que establece la ley nacional).
3. Responsabilidad civil:
La responsabilidad civil es la que consiste en reparar, por medio de una indemnización pecuniaria, el daño que se ha
causado a otro. La obligación de reparar nace cuando alguien resulta perjudicado como consecuencia de la violación de
un deber jurídico preexistente.
Importa un deber que, como respuesta adecuada, soporta quien ha causado un daño, perjuicio o detrimento. El
responsable tiene que indemnizar a la víctima. La responsabilidad enfrenta a una pareja con intereses opuestos: víctima
y victimario; dañado y dañador, a quien padece el perjuicio y a quien es agente del mismo.
La responsabilidad civil no es más que la organización jurídico técnica de la responsabilidad moral, o, si se quiere, la
determinación y sanción legal de esta responsabilidad.
ARTICULO 1708.- Funciones de la responsabilidad. Las disposiciones de este Título son aplicables a la prevención del
daño y a su reparación.
ARTICULO 1710.- Deber de prevención del daño. Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de:
a) evitar causar un daño no justificado;
b) adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un daño, o
disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un daño del cual un tercero sería
responsable, tiene derecho a que éste le reembolse el valor de los gastos en que incurrió, conforme a las reglas del
enriquecimiento sin causa;
c) no agravar el daño, si ya seprodujo.
ARTICULO 1711.- Acción preventiva. La acción preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace
previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la concurrencia de ningún factor de
atribución.
ARTICULO 1712.- Legitimación. Están legitimados para reclamar quienes acreditan un interés razonable en la prevención
del daño.
ARTICULO 1714.- Punición excesiva. Si la aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas, penales o civiles
respecto de un hecho provoca una punición irrazonable o excesiva, el juez debe computarla a los fines de fijar
prudencialmente su monto.
ARTICULO 1716.- Deber de reparar. La violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de una obligación, da
lugar a la reparación del daño causado, conforme con las disposiciones de este Código.
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ARTICULO 1717.- Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no está
justificada.
ARTÍCULO 1749.- Sujetos responsables. Es responsable directo quien incumple una obligación u ocasiona un daño
injustificado por acción u omisión.
ARTICULO 1765.- Responsabilidad del Estado. La responsabilidad del Estado se rige por las normas y principios del
derecho administrativo nacional o local según corresponda.
4. Gestión de negocios:
ARTICULO 1781.- Definición. Hay gestión de negocios cuando una persona asume oficiosamente la gestión de un
negocio ajeno por un motivo razonable, sin intención de hacer una liberalidad y sin estar autorizada ni obligada,
convencional o legalmente.
Naturaleza jurídica:
A diferencia del CC, que regulaba a la gestión de negocios ajenos entre las obligaciones que nacen de los contratos, el
CCyC la regula en el Libro Tercero —Derechos Personales—, Título V —Otras fuentes de las obligaciones—, Capítulo 2. Por
este motivo, el instituto en estudio es una fuente de las obligaciones, y ya no se discute si es un cuasicontrato, o un acto
unilateral de representación, o un acto voluntario lícito del gestor, o un acto jurídico de este último, como se lo hacía con
la regulación anterior.
a) avisar sin demora al dueño del negocio que asumió la gestión, y aguardar su respuesta, siempre que esperarla
no resulte perjudicial;
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
a) cuando el dueño le prohíbe al gestor continuar actuando. El gestor, sin embargo, puede continuarla, bajo
su responsabilidad, en la medida en que lo haga por un interéspropio;
ARTICULO 1784.- Obligación frente a terceros. El gestor queda personalmente obligado frente a terceros. Sólo se libera si
el dueño del negocio ratifica su gestión, o asume sus obligaciones; y siempre que ello no afecte a terceros de buena fe.
ARTICULO 1785.- Gestión conducida útilmente. Si la gestión es conducida útilmente, el dueño del negocio está obligado
frente al gestor, aunque la ventaja que debía resultar no se haya producido, o haya cesado:
a) a reembolsarle el valor de los gastos necesarios y útiles, con los intereses legales desde el día en que fueron
hechos; b) a liberarlo de las obligaciones personales que haya contraído a causa de lagestión;
c) a repararle los daños que, por causas ajenas a su responsabilidad, haya sufrido en el ejercicio de la gestión;
ARTICULO 1786.- Responsabilidad del gestor por culpa. El gestor es responsable ante el dueño del negocio por el daño
que le haya causado por su culpa. Su diligencia se aprecia con referencia concreta a su actuación en los asuntos propios;
son pautas a considerar, entre otras, si se trata de una gestión urgente, si procura librar al dueño del negocio de un
perjuicio, y si actúa por motivos de amistad o de afección.
ARTICULO 1787.- Responsabilidad del gestor por caso fortuito. El gestor es responsable ante el dueño del negocio, aun
por el daño que resulte de caso fortuito, excepto en cuanto la gestión le haya sido útil a aquél:
d) si no tiene las aptitudes necesarias para el negocio, o su intervención impide la de otra personamásidónea.
ARTICULO 1789.- Ratificación. El dueño del negocio queda obligado frente a los terceros por los actos cumplidos en su
nombre, si ratifica la gestión, si asume las obligaciones del gestor o si la gestión es útilmente conducida.
ARTICULO 1790.- Aplicación de normas del mandato. Las normas del mandato se aplican supletoriamente a la gestión de
negocios.
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Si el dueño del negocio ratifica la gestión, aunque el gestor crea hacer un negocio propio, se producen los efectos del
mandato, entre partes y respecto de terceros, desde el día en que aquélla comenzó.
Empleo útil:
ARTICULO 1791.- Caracterización. Quien, sin ser gestor de negocios ni mandatario, realiza un gasto, en interés total o
parcialmente ajeno, tiene derecho a que le sea reembolsado su valor, en cuanto haya resultado de utilidad, aunque
después ésta llegue a cesar.
El reembolso incluye los intereses, desde la fecha en que el gasto se efectúa.
Es un pago que sea reembolasable: con los intereses desde el momento efectivo del pago. Debe ser útil para todos: eso
es lo que se paga. Siempre hay un resultado y el dueño va a tener un beneficio.
ARTICULO 1792.- Gastos funerarios. Están comprendidos en el artículo 1791 los gastos funerarios que tienen relación
razonable con las circunstancias de la persona y los usos del lugar.
5. Obligaciones ex lege:
Son aquellas cuya causa eficiente reside en el arbitrio del legislador. En estas obligaciones la ley es fuente directa de la
obligación, o sea, cuando por su sola autoridad da nacimiento a una relación obligacional concreta, con acreedor y
deudor y prestación debida, con independencia de todo acto voluntario o del comportamiento del sujeto. Su
fundamento es su autoridad, que la crea y establece sus alcances.
A medida que la ciencia jurídica evoluciona, muchos supuestos de obligaciones ex lege pasan a tener categoría
autónoma de fuente y muchos otros se incorporan en función del aumento y variación de las necesidades
colectivas.
El Código no legisla especialmente este tipo de obligaciones, su regulación aparece dispersa según la materia de que se
trate.
Diversos casos: numerosos son los supuestos de obligaciones ex lege. Entre ellos mencionamos:
1- Prestación de alimentos fundada en el parentesco o en el vínculo conyugal, que pesa entre parientes ycónyuges,
recíprocamente
2- Las recompensas que correspondieren a uno u otro de los cónyuges al tiempo de la disolución de la sociedad
conyugal, con motivo de las inversiones que se hubieran efectuado con bienes gananciales en el patrimonio dealguno
de los esposos.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
4- La obligación de recompensar a la persona que encontró una cosa perdida o que facilito su hallazgo, o a favor
del descubridor de un tesoro.
5- La obligación que en ciertas circunstancias se impone a los particulares de "exhibir" determinadas cosas, como la cosa
mueble que se reclama por acción real testamentos, títulos concernientes a la cosa vendida, si ocurriere la evicción y se
hallaren tales títulos en manos del comprador o delvendedor.
6. Deber moral:
Art. 515 CC: Las obligaciones son civiles o meramente naturales. Civiles son aquellas que dan derecho a exigir su
cumplimiento. Naturales son las que, fundadas sólo en el derecho natural y en la equidad, no confieren acción para exigir
su cumplimiento, pero que cumplidas por el deudor, autorizan para retener lo que se ha dado por razón de ellas, tales
son:
1° (Inciso derogado por art. 1° de la Ley N° 17.711 B.O. 26/4/1968. Vigencia: a partir del 1° de julio de 1968.) 2° Las
obligaciones que principian por ser obligaciones civiles, y que se hallan extinguidas por la prescripción; 3° Las que
proceden de actos jurídicos, a los cuales faltan las solemnidades que la ley exige para que produzcan efectos civiles;
como es la obligación de pagar un legado dejado en un testamento, al cual faltan formas sustanciales; 4° Las que no
han sido reconocidas en juicio por falta de prueba, o cuando el pleito se ha perdido, por error o malicia del juez;
5° Las que se derivan de una convención que reúne las condiciones generales requeridas en materia de contratos; pero a
las cuales la ley, por razones de utilidad social, les ha denegado toda acción; tales son las deudas de juego.
Naturaleza jurídica:
Pachioni considera que la obligación natural es una deuda sin responsabilidad, es decir sería una obligación civil a
medias.
Llambias dice que se funda en la equidad y en el derecho natural: es lo que recepta el CC. Considera que es una
convicción interna pagar pero no puede confundirse la obligación natural con el deber moral ya que este es una cuestión
de caridad.
La doctrina negativa considera que como no existe exigibilidad no hay una relación jurídica.
Pothier hace una clasificación en: obligaciones civiles, naturales e imperfectas, estas últimas son el deber moral.
Hoy en día en el CCyC: ARTICULO 728.-Deber moral. Lo entregado en cumplimiento de deberes morales o de conciencia
es irrepetible.
Esto autoriza a retener un bien en el poder y no repetirlo. No alude al pago de la obligación, sino a lo
El abuso del derecho proviene del latín: o sea que su sentido literal sería el de uso contrario u obrar excesivo o anormal.
En el siglo XX se consideraba que los titulares de derechos podían actuar libremente dentro de los límites fijados por
éstos, sin responder ante nadie de los daños que pudieran causar a terceros.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Pero, la teoría del abuso del derecho sostiene que cada derecho está llamado a seguir una determinada dirección y los
particulares no pueden cambiarla por otra diferente, ya que de lo contrario habría un abuso de ese derecho, el cual
puede generar la responsabilidad de su autor.
En esta teoría los derechos encuentran su origen en la comunidad de la cual obtienen su espíritu y su finalidad. Se
considera que es una “falta” en el ejercicio de ese derecho y es precisamente esta falta lo que se llama abuso del
derecho.
Entonces, cada derecho tiene su espíritu, su fin, si finalidad, quienquiera intente desviarlo de su misión social, comete
una falta, delictual o cuasidelictual, un abuso del derecho susceptible de comprometer, en la ocasión respectiva, su
responsabilidad.
Planiol, por ejemplo, entiende que todo se reduce a un lenguaje insuficientemente estudiado. Dice que el derecho cesa
donde comienza el abuso, y no puede haber uso abusivo de un derecho cualquiera, por la razón irrefutable de que un
solo y mismo acto no puede ser a la vez conforme al derecho y contrario al derecho, porque o se obra con derecho y el
acto es lícito, o se obra sin derecho y el acto es ilícito.
Replica a todo esto Josserand que el vocablo derecho tiene dos significados: el de derecho objetivo y el de derecho
subjetivo; por lo cual no existe ninguna contradicción en sostener que un acto pueda ser a la vez conforme a tal o cual
derecho determinado, y sin embargo opuesto al derecho objetivo. Además, no resulta posible asimilar el acto abusivo al
ilícito, porque mientras el acto abusivo implica en su autor un “derecho” para realizarlo, el ilícito importa una violación
de la ley.
Criterios de caracterización:
Se utilizan para entender cuáles son los elementos constitutivos del abuso, así para ver cuándo puede decirse que hay
abuso y no simplemente un uso normal ilegitimo. Hay distintas posturas:
• Sistema subjetivo de la intención de perjudicar: a fines del siglo pasado se intentó tipificar a los actos abusivos
por alusión al propósito del titular del derecho de inferir un daño a otro, cuando alguien ejerce su derecho sin
salirse de los límites y condiciones del mismo, pero con la finalidad de perjudicar a otro, hay abuso del derecho.
Este sistema fue criticado por Saleilles, quien hizo notar que el mismo obliga al juez a delicadas y peligrosas
indagaciones sobre la “intención de perjudicar”; aparte de que la prueba de ésta a cargo del damnificado
resulta casi siempre imposible, dado que el titular del derecho en la generalidad de los casos podrá invocar
algún interés como motivo determinante de su actitud.
• Sistema de la culpa: sostiene que existe abuso si el ejercicio de un derecho por su titular perjudica a un tercero,
debido a culpa delictual si medió intención maligna, o aun cuasidelictual si sólo existió negligencia o
imprudencia. Con este criterio se amplió el concepto del abuso del derecho y el de la culpa, en el cual se puede
incurrir tanto traspasando los limites objetivos o materiales de un derecho, como permaneciendo dentro de
ellos.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Con esta tesis se comprende no solamente a los actos realizados con dolo o culpa grave, sino así mismo a los
ejecutados con culpa simple, o sea mera desatención o falta de los cuidados que se pueden exigir de un hombre
de inteligencia y prudencia medianas.
Fue Josserand, quien censuró a esta postura, concluyendo que la falta no intencional, con prescindencia de su
gravedad intrínseca, sólo se toma en cuenta en la medida que denuncia la desviación de un derecho respecto de
su finalidad, o que se confunde con un motivo ilegitimo.
• Sistema de la falta de interés legítimo o utilidad: considera que los derechos son intereses jurídicamente
protegidos, para llegar así a afirmar el carácter abusivo del ejercicio de un derecho sin un interés serio y
legitimo por parte de quien cumplió el acto.
La situación en nuestro país: antes de la reforma del decreto ley 17.711
Se consideró que el texto del artículo 1071 del CC, que decía: “El ejercicio de un derecho propio, o el cumplimiento de
una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto”, implicaba un obstáculo para la admisión de la teoría
del abuso del derecho.
Pero las opiniones fueron cambiando, son muy numerosos los autores que niegan al artículo 1071 ese carácter de
obstáculo, sosteniendo que el mismo se limitaba a decir que el ejercicio de un derecho no constituye un acto ilícito, no
confundible con el acto abusivo.
Existen en nuestro derecho positivo antecedentes vinculados con la teoría del abuso del derecho. El más importante es
el del artículo 35 de la Constitución Nacional de 1949 que establecía: “Los derechos y garantías reconocidos por esta
Constitución no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio, pero tampoco amparan a ningún
habitante de la Nación en perjuicio, detrimento o menoscabo de otro. Los abusos de esos derechos que perjudiquen a la
comunidad o que llevan a cualquier forma de explotación del hombre por el hombre, configuran delitos que serán
castigados por las leyes”.
Esta reforma dio al art. 1071 una nueva redacción: “El ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una
obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto. La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se
considerará tal al que contraríe los fines que aquella tuvo en mira al reconocerlos o que exceda los límites impuestos por
la buena fe, la moral y las buenas costumbres”.
Simultáneamente se modificaron también los textos de los arts. 2513 y 2514, que se referían al carácter absoluto del
derecho real de dominio, para lograr su concordancia.
Criterios de caracterización:
Se admite en general que el criterio adoptado en el nuevo texto del art. 1071 del CC, es el objetivo inspirado en la
postura de Josserand, aunque reforzado con una segunda directiva, que importa una subordinación del orden jurídico al
moral: la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
Por el contrario, Mouna ha sostenido que el sistema adoptado es subjetivista porque: 1) la violación de la buena fe, la
moral, las buenas costumbres, exigen la conciencia, la intención por parte del agente, y sólo pueden configurarse
mediante dolo o culpa, elementos psicológicos que imprimen al instituto un carácter subjetivo, y 2)en lo que respecta a
los fines, no se consideran los fines del derecho que son aludidos por quienes adoptan el principio con carácter
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
teleológico-objetivo, sino “los que la ley concedió el derecho de que se trata, ha tenido en mira al reconocerlo”, o sea
que es de toda evidencia que los fines o valores jurídicos a que alude el nuevo texto del art., son los significados por la
ley.
Ramella afirma que para que el ejercicio abusivo de un derecho engendre la obligación de indemnizar, es menester, que
se reúnan los requisitos que la ley prevé para esta especie de sanción, o sea, es necesario que haya mediado el elemento
subjetivo de la culpabilidad y el daño causado.
Art. 10 CCyC: Abuso del derecho. “El ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una obligación legal
no puede constituir como ilícito ningún acto.
La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considera tal el que contraría los fines del ordenamiento jurídico
o el que excede los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
El juez debe ordenar lo necesario para evitar los efectos del ejercicio abusivo o de la situación jurídica abusiva y,
si correspondiere, procurar la reposición al estado de hecho anterior y fijar una indemnización”.
El abuso del derecho es un principio general que tiene influencia en todo el sistema de D. privado. Es un límite interno al
ejercicio de los derechos.
El Código actual eleva el abuso del derecho a la categoría de principio general que actúa como límite interno al ejercicio
de los derechos.
Situación jurídica abusiva: se considera que existe una situación jurídica abusiva cuando el mismo resultado se alcanza a
través de la predisposición de una pluralidad de actos jurídicos conexos.
Hay conexidad cuando dos o más contratos se hallan vinculados entre sí por una finalidad económica común
previamente establecida, de modo que uno de ellos ha sido determinante del otro para el logro del resultado
perseguido.
La situación jurídica se refiere al ejercicio de varios derechos entrelazados por una estrategia diseñada por su titular,
creando un contexto para desnaturalizar, obstaculizar o impedir el ejercicio de un derecho o una facultad de la otra
parte. Su carácter abusivo existe en la medida en que producen restricciones de la libertad de actuación del sujeto
pasivo.
Efectos:
La conducta abusiva es ilícita y habrá de producir los efectos propios de todo acto ilícito.
El primer paso consiste en que el juez llegue a la conclusión de que el ejercicio de un derecho es abusivo. Los efectos del
acto abusivo son:
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
La segunda es la tutela resarcitoria: si correspondiere, procurar la reposición al estado de hecho anterior y fijar
una indemnización.
El culpable de una conducta tal deberá responder de los daños y perjuicios ocasionados, de la misma manera que el
autor de cualquier hecho ilícito.
Art. 11 CCyC: Abuso de posición dominante: “Lo dispuesto en los artículos 9° (principio de buena fe) y 10 se aplica
cuando se abuse de una posición dominante en el mercado, sin perjuicio de las disposiciones específicas contempladas en
leyes especiales”.
Se entiende que una o más personas goza de posición dominante cuando para un determinado tipo de producto o
servicio es la única oferente o demandante dentro del mercado nacional o en una o varias partes del mundo o, cuando
sin ser la única, no está expuesta a una competencia sustancial o, cuando por el grado de integración vertical u
8. Títulos valores:
Concepto:
Art. 1815 CCyC Concepto. “Los títulos valores incorporan una obligación incondicional e irrevocable de una prestación y
otorgan a cada titular un derecho autónomo, sujeto a lo previsto en el artículo 1816. Cuando en este Código se hace
mención a bienes o cosas muebles registrables, no se comprenden los títulos valores”.
Se considera a esta definición como la definición clásica, de la que parten otros autores para definirlos, ya que describe
en una fórmula breve y concisa los dos grandes aspectos que conforman el fenómeno, el documento y el derecho,
atribuyendo a cada uno de ellos el adjetivo que lo caracteriza dentro de esa disciplina.
Por un lado, el sustrato material, que consiste en un documento que es necesario para el ejercicio de los derechos. Por
otro lado, el contenido inmaterial que está integrado por los derechos que atribuye el título en su circulación, que
reviste los caracteres de literalidad y autonomía. Además, el uso de la palabra “ejercitar” propone el tema de la
legitimación cartular, es decir, el problema de las condiciones requeridas para que los derechos puedan ser ejercidos por
un determinado sujeto en función de una particular situación del mismo con el documento.
Son instrumentos que pertenecen al derecho comercial. Son obligaciones de tipo abstractas ya que carecen de causa.
Permite que los créditos puedan circular y se puedan cobrar fácilmente, esta es su razón de ser. Son títulos valores por
ejemplo un cheque o un pagaré.
Características esenciales:
− Autonomía: cada persona por la que pasa el título adquiere el Derecho de manera autónoma y no de manera
derivada. Adquiere un derecho a que se lepague.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
− Literalidad: todas las características esenciales del derecho tienen que estar plasmadas en el papel, éste se tiene
que autosatisfacer ya que esta es la única manera de que seanejecutables.
Art. 1816 CCyC Autonomía. “El portador de buena fe de un título valor que lo adquiere conforme con su ley de
circulación, tiene un derecho autónomo, y le son inoponibles las defensas personales que pueden existir contra anteriores
portadores. A los efectos de este artículo, el portador es de mala fe si al adquirir el título procede a sabiendas en perjuicio
del deudor demandado”.
Titularidad:
Significa pertenencia del derecho a un determinado sujeto. El titular de un derecho es el dueño de ese derecho, y es
quien lo tiene incorporado a su patrimonio, además, es quien se halla legitimado para su ejercicio.
Art. 1819 CCyC Titularidad. “Quien adquiere un título valor a título oneroso, sin culpa grave y conforme con su ley de
circulación, no está obligado a desprenderse del título valor y, en su caso, no está sujeto a reivindicación ni a la repetición
de lo cobrado”.
Art 1821 CCy C Defensas oponibles. “El deudor sólo puede oponer al portador del título valor las siguientes defensas:
a) las personales que tiene respecto de él, excepto el caso de transmisiones en procuración, o fiduciarias con
análoga finalidad;
b) las que derivan del tenor literal del título o, en su caso, del tenor del documento inscripto de conformidad con
el artículo 1850;
c) las que se fundan en la falsedad de su firma o en un defecto de capacidad o de representación al momento en que
se constituye su obligación, excepto que la autovía de la firma o de la declaración obligatoria sea consentida o
asumida como propia o que la actuación del representante sea ratificada;
e) la de alteración del texto del título o, en su caso, del texto inscripto según el
artículo1850; f) las de prescripción o caducidad;
g) las que se fundan en la cancelación del título valor o en la suspensión de su pago ordenada conforme a lo previsto
en este Capítulo;
h) las de carácter procesal que establecen las leyesrespectivas”.
Art.1826 CCyC Responsabilidad. “Excepto disposición legal o cláusula expresa en el título valor o en uno de sus actos de
transmisión o garantía, están solidariamente obligados al pago los creadores del título valor, pero no los demás
intervinientes.
Las obligaciones resultantes de un título valor pueden ser garantizadas por todas las garantías que sean compatibles. Las
garantías otorgadas en el texto del documento o que surgen de la inscripción del artículo 1850, son invocables por todos
los titulares y, si no hay disposición expresa en contrario, se consideran solidarias con las de los otros obligados”.
Títulos cartulares:
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Se denomina derecho cartular al que se constituye con el otorgamiento del título valor y circula con el mismo, siendo
adquirido en forma literal y autónoma por cada uno de los sucesivos portadores de buena fe del documento.
El derecho cartular coexiste con la llamada relación fundamental o relación subyacente, que es el negocio que
determinó la creación del título de crédito.
Este derecho cartular nace con la “teoría de la cración”, para la cual la obligación cartular cobra vida con la sola
confección grafica del documento.
Por otro lado se encuentra la “teoría de la emisión” que estima que el derecho cartular se perfecciona cuando el
documento es transferido por su creador a otra persona, ya que recién existirá alguien que pueda exhibir al librador del
papel exigiendo la prestación que de él deriva.
ARTICULO 1830.- Necesidad. Los títulos valores cartulares son necesarios para la creación, transmisión, modificación y
ejercicio del derecho incorporado.
ARTICULO 1831.- Literalidad. El tenor literal del documento determina el alcance y las modalidades de los derechos y
obligaciones consignadas en él, o en su hoja de prolongación.
ARTICULO 1832.- Alteraciones. En caso de alteración del texto de un título valor cartular, los firmantes posteriores
quedan obligados en los términos del texto alterado; los firmantes anteriores están obligados en los términos del texto
original.
Si no resulta del título valor o no se demuestra que la firma fue puesta después de la alteración, se presume que ha sido
puesta antes.
ARTICULO 1833.- Requisitos. Contenido mínimo. Cuando por ley o por disposición del creador, el título valor debe incluir
un contenido particular con carácter esencial, no produce efecto cuando no contiene esas enunciaciones. El título valor
en el que se omiten las referidas menciones al tiempo de su creación, puede ser completado hasta la fecha en que debe
cumplirse la prestación, excepto disposición en contrario.
ARTICULO 1834.- Aplicación subsidiaria. Las normas de esta Sección:
a) se aplican en subsidio de las especiales que rigen para títulos valoresdeterminados;
b) no se aplican cuando leyes especiales así lo disponen, incluso en cuanto ellas se refieren a la obligatoriedad de
alguna forma de creación o circulación de los títulos valores o de clases deellos.
ARTICULO 1835.- Títulos impropios y documentos de legitimación. Las disposiciones de este Capítulo no se aplican a los
documentos, boletos, contraseñas, fichas u otros comprobantes que sirven exclusivamente para identificar a quien tiene
derecho a exigir la prestación que en ellos se expresa o a que ellos dan lugar, o a permitir la transferencia del derecho sin
la observancia de las formas propias de lacesión.
ARTICULO 1836.- Desmaterialización e ingreso en sistemas de anotaciones en cuenta. Los títulos valores tipificados
legalmente como cartulares también pueden emitirse como no cartulares, para su ingreso y circulación en una caja de
valores o un sistema autorizado de compensación bancaria o de anotaciones en cuenta.
Los títulos valores emitidos efectivamente como cartulares pueden ingresarse a alguno de estos sistemas, conforme con
sus reglamentos, momento a partir del cual las transferencias, gravámenes reales o personales y pago tienen efecto o se
cumplen por las anotaciones en cuenta pertine
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
ARTÍCULO 1837.- Concepto. Es título valor al portador, aunque no tenga cláusula expresa en tal sentido, aquel que no ha
sido emitido en favor de sujeto determinado, o de otro modo indicada una ley de circulación diferente. La transferencia
de un título valor al portador se produce con la tradición del título.
En los cuales, además del endoso, es preciso la inscripción del mismo en los registros del emisor del título.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Se pueden expedir comprobantes de los títulos valores representados en certificados globales a favor de las personas que
tengan una participación en los mismos, a los efectos y con el alcance indicados en el inciso a). El bloqueo de la cuenta
sólo afecta a los títulos valores a los que refiere el comprobante. Los comprobantes son emitidos por la entidad del país o
del exterior que administre el sistema de depósito colectivo en el cual se encuentran inscriptos los certificados globales.
Cuando entidades administradoras de sistemas de depósito colectivo tienen participaciones en certificados globales
inscriptos en sistemas de depósito colectivo administrados por otra entidad, los comprobantes pueden ser emitidos
directamente por las primeras.
En todos los casos, los gastos son a cargo del solicitante.
ARTICULO 1856.- Suspensión de efectos. El emisor debe suspender de inmediato los efectos de los títulos con respecto a
terceros, bajo responsabilidad del peticionante, y entregar al denunciante constancia de su presentación y de la
suspensión dispuesta.
Igual suspensión debe disponer, en caso de títulos valores ofertados públicamente, la entidad ante quien se presente la
denuncia.
ARTICULO 1857.- Publicación. El emisor debe publicar en el Boletín Oficial y en uno de los diarios de mayor circulación en
la República, por un día, un aviso que debe contener el nombre, documento de identidad y domicilio especial del
denunciante, así como los datos necesarios para la identificación de los títulos valores comprendidos, e incluir la especie,
numeración, valor nominal y cupón corriente de los títulos, en su caso y la citación a quienes se crean con derecho a ellos
para que deduzcan oposición, dentro de los sesenta días. Las publicaciones deben ser diligenciadas por el emisor dentro
del día hábil siguiente a la presentación de la denuncia.
ARTICULO 1858.- Títulos con cotización pública. Cuando los títulos valores cotizan públicamente, además de las
publicaciones mencionadas en el artículo 1857, el emisor o la entidad que recibe la denuncia, está obligado a
comunicarla a la entidad en la que coticen más cercana a su domicilio y, en su caso, al emisor en el mismo día de su
recepción. La entidad debe hacer saber la denuncia, en igual plazo, al órgano de contralor de los mercados de valores, a
las cajas de valores, y a las restantes entidades expresamente autorizadas por la ley especial o la autoridad de aplicación
en que coticen los títulos valores.
Las entidades expresamente autorizadas por la ley especial o la autoridad de aplicación en que se negocian los títulos
valores, deben publicar un aviso en su órgano informativo o hacerlo saber por otros medios adecuados, dentro del mismo
día de recibida la denuncia o la comunicación pertinente.
Las entidades expresamente autorizadas por la ley especial o la autoridad de aplicación deben llevar un registro para
consulta de los interesados, con la nómina de los títulos valores que hayan sido objeto de denuncia. ARTICULO 1859.-
Partes interesadas. El denunciante debe indicar, en su caso, el nombre y domicilio de la persona por quien posee o por
quien tiene en su poder el título valor, así como en su caso el de los usufructuarios y el de los acreedores prendarios de
aquél. El emisor debe citar por medio fehaciente a las personas indicadas por el denunciante o las que figuran con tales
calidades en el respectivo registro, en los domicilios denunciados o registrados, a los fines del artículo 1857. La ausencia
de denuncia o citación no invalida el procedimiento, sin perjuicio de las responsabilidades consiguientes.
ARTICULO 1860.- Observaciones. El emisor debe expresar al denunciante dentro de los diez días las observaciones que
tiene sobre el contenido de la denuncia o su verosimilitud.
ARTICULO 1861.- Certificado provisorio. Pasados sesenta días desde la última publicación indicada en el artículo 1857, el
emisor debe extender un certificado provisorio no negociable, excepto que se presente alguna de las siguientes
circunstancias:
a) que a su criterio no se hayan subsanado las observacionesindicadas;
b) que se hayan presentado uno o más contradictores dentro delplazo;
c) que exista orden judicial en contrario;
d) que se haya aplicado lo dispuesto en los artículos 1866 y1867.
ARTICULO 1862.- Denegación. Acciones. Denegada la expedición del certificado provisorio, el emisor debe hacerlo saber
por medio fehaciente al denunciante. Este tiene expedita la acción ante el juez del domicilio del emisor para que le sea
extendido el certificado o por reivindicación o, en el caso del inciso d) del artículo 1861, por los daños que correspondan.
ARTICULO 1863.- Depósito o entrega de las prestaciones. Las prestaciones dinerarias correspondientes al certificado
provisorio deben ser depositadas por el emisor, a su vencimiento, en el banco oficial de su domicilio. El denunciante
puede indicar, en cada oportunidad, la modalidad de inversión de su conveniencia, entre las ofrecidas por el banco
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
oficial. En su defecto, el emisor la determina entre las corrientes en plaza, sin responsabilidad. A pedido del
denunciante y previa constitución de garantía suficiente, a juicio del emisor, éste puede entregarle las acreencias
dinerarias a su vencimiento, o posteriormente desafectándolas del depósito, con conformidad del peticionario. La
garantía se mantiene, bajo responsabilidad del emisor, durante el plazo previsto en el artículo 1865, excepto orden
judicial en contrario.
Si no existe acuerdo sobre la suficiencia de la garantía, resuelve el juez con competencia en el domicilio del emisor, por el
procedimiento más breve previsto por la legislación local.
ARTICULO 1864.- Ejercicio de derechos de contenido no dinerario. Si el título valor otorga derechos de contenido no
dinerarios, sin perjuicio del cumplimiento de los demás procedimientos establecidos, el juez puede autorizar, bajo la
caución que estime apropiada, el ejercicio de esos derechos y la recepción de las prestaciones pertinentes. Respecto
de las prestaciones dinerarias, se aplican las normas comunes de esta Sección.
ARTICULO 1865.- Títulos valores definitivos. Transcurrido un año desde la entrega del certificado provisorio, el emisor lo
debe canjear por un nuevo título definitivo, a todos los efectos legales, previa cancelación del original, excepto que medie
orden judicial en contrario. El derecho a solicitar conversión de los títulos valores cancelados se suspende mientras esté
vigente el certificado provisorio.
ARTICULO 1866.- Presentación del portador. Si dentro del plazo establecido en el artículo 1865 se presenta un tercero
con el título valor en su poder, adquirido conforme con su ley de circulación, el emisor debe hacerlo saber de inmediato
en forma fehaciente al denunciante. Los efectos que prevé el artículo 1865, así como los del artículo 1863, segundo y
tercer párrafos, quedan en suspenso desde la presentación hasta que el juez competente se pronuncie. El denunciante
debe iniciar la acción judicial dentro de los dos meses de la notificación por el emisor; caso contrario, caduca su derecho
respecto del título valor.
ARTICULO 1867.- Adquirente en bolsa o caja de valores. El tercer portador que haya adquirido el título valor sin culpa
grave, que se oponga dentro del plazo del artículo 1865 y acredite que, con anterioridad a la primera publicación del
artículo 1857 o a la publicación por el órgano informativo u otros medios adecuados en la entidad expresamente
autorizada por la ley especial o la autoridad de aplicación en que coticen los títulos valores, lo que ocurra primero,
adquirió el título valor en una entidad así autorizada, aun cuando le haya sido entregado con posterioridad a las
publicaciones o comunicaciones, puede reclamar directamente del emisor:
a) el levantamiento de la suspensión de los efectos de lostítulosvalores;
b) la cancelación del certificado provisorio que se haya entregado aldenunciante;
c) la entrega de las acreencias que hayan sido depositadas conforme al artículo1863.
La adquisición o tenencia en los supuestos indicados impide el ejercicio de la acción reivindicatoria por el denunciante, y
deja a salvo la acción por daños contra quienes, por su dolo o culpa, han hecho posible o contribuido a la pérdida de su
derecho.
ARTICULO 1868.- Desestimación de oposición. Debe desestimarse sin más trámite toda oposición planteada contra una
caja de valores respecto del título valor recibido de buena fe, cuyo depósito colectivo se haya perfeccionado antes de
recibir dicha caja la comunicación de la denuncia que prevé el artículo 1855, y a más tardar o en defecto de esa
comunicación, hasta la publicación del aviso que establece el artículo 1857. Ello, sin perjuicio de los derechos del
oponente sobre la cuotaparte de títulos valores de igual especie, clase y emisor que corresponda al comitente
responsable.
También debe desestimarse sin más trámite toda oposición planteada contra un depositante autorizado, respecto del
título valor recibido de buena fe para ingresarlo en depósito colectivo en una caja de valores antes de las publicaciones
que prevén los artículos 1855, 1857 y 1858, sin perjuicio de los derechos del oponente mencionados en el párrafo
anterior.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
En caso de destrucción total o parcial de un título valor depositado, la caja de valores queda obligada a cumplir con las
disposiciones de esta Sección.
ARTICULO 1869.- Títulos valores nominativos no endosables. Si se trata de título valor nominativo no endosable,
dándose las condiciones previstas en el artículo 1861, el emisor debe extender directamente un nuevo título valor
definitivo a nombre del titular registrado y dejar constancia de los gravámenes existentes. En el caso, no corresponde la
aplicación de los artículos 1864 y 1865.
ARTICULO 1870.- Cupones separables. El procedimiento comprende los cupones separables vinculados con el título valor,
en tanto no haya comenzado su período de utilización al efectuarse la primera publicación. Los cupones separables en
período de utilización, deben someterse al procedimiento que corresponda según su ley de circulación.
ARTICULO 1876.- Denuncia. Si se trata de títulos valores nominativos o títulos valores no cartulares, incluso los
ingresados a sistemas de anotaciones en cuenta según el artículo 1836, la sustracción, pérdida o destrucción del libro
de
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
registro respectivo, incluso cuando son llevados por ordenadores, medios mecánicos o magnéticos u otros, debe ser
denunciada por el emisor o por quien lo lleva en su nombre, dentro de las veinticuatro horas de conocido el hecho. La
denuncia debe efectuarse ante el juez del domicilio del emisor, con indicación de los elementos necesarios para
juzgarla y contener los datos que puede aportar el denunciante sobre las constancias que incluía el libro. Copias de la
denuncia deben ser presentadas en igual término al organismo de contralor societario, al organismo de contralor de
los mercados de valores y a las entidades expresamente autorizadas por la ley especial o la autoridad de aplicación y
cajas de valores respectivos, en su caso.
ARTICULO 1877.- Publicaciones. Recibida la denuncia, el juez ordena la publicación de edictos por cinco días en el Boletín
Oficial y en uno de los diarios de mayor circulación en la República para citar a quienes pretenden derechos sobre los
títulos valores respectivos, para que se presenten dentro de los treinta días al perito contador que se designe, para alegar
y probar cuanto estimen pertinente, bajo apercibimiento de resolverse con las constancias que se agreguen a las
actuaciones. Los edictos deben contener los elementos necesarios para identificar al emisor, los títulos valores a los que
se refiere el registro y las demás circunstancias que el juez considere oportunas, así como las fechas para ejercer los
derechos a que se refiere el artículo 1878.
Si el emisor tiene establecimientos en distintas jurisdicciones judiciales, los edictos se deben publicar en cada una de
ellas.
Si el emisor ha sido autorizado a la oferta pública de los títulos valores a los que se refiere el registro, la denuncia debe
hacerse conocer de inmediato al organismo de contralor de los mercados de valores y a las entidades expresamente
autorizadas por la ley especial o la autoridad de aplicación en los que se negocien, debiéndose publicar edictos en los
boletines respectivos. Si los títulos valores han sido colocados o negociados públicamente en el exterior, el juez debe
ordenar las publicaciones o comunicaciones que estime apropiadas.
ARTICULO 1878.- Trámite. Las presentaciones se efectúan ante el perito contador designado por el juez. Se aplica el
procedimiento de la verificación de créditos en los concursos, incluso en cuanto a los efectos de las resoluciones, los
recursos y las presentaciones tardías.
Las costas ordinarias del procedimiento son soportadas solidariamente por el emisor y por quien llevaba el libro, sin
perjuicio de la repetición entre ellos.
ARTICULO 1879.- Nuevo libro. El juez debe disponer la confección de un nuevo libro de registro, en el que se asienten las
inscripciones que se ordenen por sentencia firme.
ARTICULO 1880.- Ejercicio de derechos. El juez puede conceder a los presentantes el ejercicio cautelar de los derechos
emergentes de los títulos valores antes de la confección del nuevo libro, en su caso, antes de que se dicte o quede firme
la sentencia que ordena la inscripción respecto de un título valor determinado, conforme a la verosimilitud del derecho
invocado y, de estimarlo necesario, bajo la caución que determine. En todos los casos, el emisor debe depositar a la
orden del juez las prestaciones de contenido patrimonial que seanexigibles.
ARTÍCULO 1881.- Medidas especiales. La denuncia de sustracción, pérdida o destrucción del libro de registro autoriza al
juez, a pedido de parte interesada y conforme a las circunstancias del caso, a disponer una intervención cautelar o una
veeduría respecto del emisor y de quien llevaba el libro, con la extensión que estima pertinente para la adecuada
protección de quienes resultan titulares de derechos sobre los títulos valores registrados. Puede, también, ordenar la
suspensión de la realización de asambleas, cuando circunstancias excepcionales así lo aconsejen.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
BOLILLA 4
Es un desplazamiento patrimonial en donde una persona se ve enriquecida injustificadamente y como correlación otra
persona se ve empobrecida.
El orden jurídico no evita que esto ocurra, estableciendo un deber jurídico de restitución a cargo del enriquecido y
acordando al empobrecido una acción o pretensión restitutoria para procurar el restablecimiento del equilibrio
patrimonial alterado sin causa.
Es considerada como una fuente autónoma: es el género. Las especies son por ejemplo el pago indebido. Como fuente
de obligaciones persigue el restablecimiento de un equilibrio patrimonial alterado, esto es, la realización de la función
preparatoria de la indemnización.
El código no lo regula con carácter general aunque está implícitamente receptado en numerosas aplicaciones
particulares.
Efectos: La acción del enriquecimiento sin causa persigue el restablecimiento de un equilibrio patrimonial
alterado. Historia:
La teoría del enriquecimiento sin causa es moderna, pero sus aplicaciones prácticas ya vienen desde el derecho romano.
No se reconoció en las sociedades primitivas, sino lentamente en el dominio de la filosofía y como consecuencia del
principio del alta moral de “dar a cada uno lo suyo”, que esa idea se genera por primera vez, aunque de manera general
y absoluta por lo que no podía pasar al campo concreto y practico del derecho.
La jurisprudencia romana fue sin embargo sancionando poco a poco ciertos casos de enriquecimiento sin causa,
constituyó una suerte de mosaico de múltiples aplicaciones dispares, llegando así hasta Justiniano.
Aproximadamente entre los años 510 y 605 de Roma, se sancionan las leyes de Silia y Calpurnia, creando las conditio
certa pecunia y certa res, tendientes a lograr en justicia respectivamente la restitución de una suma de dinero o de una
cosa cierta retenida sin derecho.
Así aparecen las condictios, que son instrumentos jurídicos con caracteres propios, que reconocen como base un
principio puramente objetivo: por derecho natural es equitativo que nadie se enriquezca ni obtenga provecho con
detrimento ajeno y sin derecho.
Las condictios constituyeron en Roma un sistema muy elástico. Primero empezó a ser consagrado en casos particulares.
Luego bajo la República su aplicación se fue ampliando paulatinamente.
Luego se extiende la esfera de las condictios, tratando de definir los casos en que debían ser admitidas y de clasificarlas
de acuerdo a sus caracteres propios y distintivos:
a) Condictio causa data causa non: Utilizada para repetir una prestación cumplida en miras de un fin lícito y moral,
que después no se realizaba.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
b) Condictio ob causa finita: Cuando la finalidad tenida en cuenta había sido una causa existente pero que a
posteriori dejaba de existir.
c) Condictio indebiti: Empleada para repetir toda prestación hecha indebidamente y porerror. d) Condictio ob
turpem vel injustam causa: La cual se acordaba para repetir las prestaciones realizadas por una causa ilícita o
inmoral.
e) Condictio furtiva: En los supuestos de hurto o robo.
Pero en el Bajo Imperio las condictios asumen nuevas funciones, como la de sancionar todas las obligaciones creadas
por ley y desprovistas de acción.
Por último la condictio sin causa, admitida por Justiniano, viene a acordar acción toda vez que exista un enriquecimiento
sin casa y no resulten invocables otras condictios especiales. Surge la obligación de responder porque la ley lo
determina. Es el antecedente mediato al enriquecimiento sin causa.
La actio in rem verso es la acción que da origen a un enriquecimiento sin causa. Esto no fue sistematizado por ningún
código, ningún artículo lo nombraba.
Pero, el código Napoleón, el francés, y las legislaciones que en él se inspiran, no llegaron a sancionar expresamente esta
institución.
Derecho comparado:
El código civil de Austria del año 1811, es la primera legislación que contempla el enriquecimiento sin causa, al sancionar
algunos principios sobre el empleo útil.
Pero, el código civil francés y los que lo siguieron no organizaron metódicamente el régimen de este instituto.
En cambio, en el derecho contemporáneo se recepta y legisla con disposiciones expresas la figura del enriquecimiento
sin causa. Tal lo que sucede en los códigos civiles de Alemania, Japón, México, Colombia, Venezuela, Italia y Rusia,
Por ejemplo en el código alemán se establece: “El que por una prestación o de cualquier otro modo obtenga una cosa sin
causa jurídica y a costa de otra persona, estará obligado a restituirla a ésta”.
El código civil no contiene ningún texto que consagre expresamente, con carácter general, el principio del
enriquecimiento sin causa; pero a través de notas y artículos es evidente que está implícitamente receptado.
El art. 43 del CC establecía que las personas jurídicas no pueden ser responsables por los hechos ilícitos. En su nota se
agrega que si la persona jurídica comete un ilícito a través de sus administradores, es responsable la persona que lo
cometió, pero la persona jurídica debe restituir la suma con que el fraude la hubiera enriquecido. Posteriormente se
entendió que la persona jurídica era responsable.
En la nota al art. 499 se expresa: si una persona encuentra que tiene por una circunstancia cualquiera lo que pertenece a
otra, ya voluntaria ya involuntariamente, el principio de la razón natural de que ninguno debe enriquecerse con perjuicio
de otro, y de que hay obligación de restituir aquello con que se ha enriquecido, nos dice también que hay en esto un
hecho causante de obligación.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
En la del art. 1165 se establecía que cuando se anula un contrato en razón de la incapacidad de uno de los contrayentes,
la parte capaz no tiene derecho para exigir la restitución de lo que hubiere entregado o el reembolso de lo que hubiere
abonado o gastado, salvo si probase que existe lo que dio, o redundara en provecho manifiesto de la parte incapaz.
Naturaleza jurídica:
Son varias las teorías propiciadas para explicar el fundamento jurídico de la acción de enriquecimiento sin causa:
a) Equidad: ve en el enriquecimiento sin causa un simple corolario o aplicación de la regla de equidad, que no
permite a nadie enriquecerse a expensas deotro.
Más recientemente esto se modificó y se dispuesto que en realidad lo que está prohibido por la moral no es
enriquecerse a costa de otro, sino enriquecerse injustamente.
Pero se observó a esta tesis, que en definitiva todo el derecho es tributario de la equidad.
b) Gestión de negocios anormal: se da por ausencia de alguno de los elementos propios y esenciales para que ésta
figura se configure. Fue criticada porque una gestión anormal deja de ser gestión, lo que vale decir que de esta
forma se desnaturaliza dicha figura.
c) Hecho ilícito involuntario: dice que si se reflexiona que lo que obliga a restituir es el principio según el cual no
está permitido conservar un enriquecimiento obtenido sin causa a expensas de otro, se convendrá en que esta
acción pertenece a la familia de las acciones nacidas de hechosilícitos.
Sin embargo a eso se objeta que el hecho ilícito punible supone siempre dolo o culpa del obligado, los que no
existen en el enriquecimiento sin causa.
d) Concepción objetiva del provecho creado: en virtud de la cual toda persona tendrá derecho a reclamar o exigir
para sí, las consecuencias útiles o ventajosas de su obra. Se critica porque supone que en la elección necesaria
entre la persona enriquecida y la empobrecida, el enriquecimiento debe fatalmente retornar a aquel que lo
creó. Pero esto es simplemente la expresión de la ley física de la causalidad que no puede por su sola fuerza
convertirse una regla jurídica. Además corresponde destacar que la acción de enriquecimiento sin causa tiene
como límite el empobrecimiento, lo cual se contradice con esto que autoriza la participación en todo provecho
creado.
e) Equilibrio patrimonial automático: para algunos autores el principio prohibitivo del enriquecimiento sin causa,
sólo sería una norma destinada a restablecer el equilibrio entre dos patrimonios, cuando el mismo ha sido
alterado sin causa en perjuicio de uno de ellos y en beneficio delotro.
Pero esta postura más que dar un fundamento jurídico a la teoría del enriquecimiento sin causa, se circunscribe
más bien a explicar cuál es el objeto y el modus operandi.
f) Obligación legal: se debe admitir que nos hallamos en presencia de un acto involuntario, que si en principio no
determina obligaciones, las crea en esta hipótesis. Por lo tanto, el enriquecimiento sin causa debe
comprenderse dentro de la categoría de las obligacioneslegales.
Requisitos o elementos:
1. Enriquecimiento del demandado: el enriquecimiento consiste en la diferencia resultante entre el estado actual
del patrimonio y el que presentaría si no hubiese ocurrido el injustificado desplazamiento de valores. Puede
producirse por un incremento patrimonial como evitando una disminución delmismo.
A su vez, el aumento patrimonial puede manifestarse tanto con relación al activo, si se hace ingresar en el
patrimonio algún nuevo derecho o se incrementa el valor de los derechos que ya lo integraban; como
respecto
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
del pasivo, si se disminuye el mismo por cancelación sin fundamento jurídico de deudas que pesaban sobre el
patrimonio.
El enriquecimiento debe ser actual, en el sentido de que debe existir en el momento de promoverse la acción de
in rem verso.
El patrimonio del demandado puede enriquecerse de diferentes modos: por el hecho propio del enriquecido
(quien por un hecho suyo causare a otro algún daño en su persona y bienes, sólo responderá con la
indemnización correspondiente, si con el daño se enriqueció); por el hecho del empobrecido (quien sin ser
gestor de negocios ni mandatario hiciese gastos en utilidad de otra persona y puede por lo tanto demandarlos a
aquellos en cuya utilidad se convirtieron); por un tercero (acá no es necesario que la prestación del tercero se
cumpla directamente para con el enriquecido, ya que lo que interesa es el patrimonio que resulta beneficiado.
Debe intervenir sólo como instrumento ocasional de la transferencia); por hecho natural o accidental (que
comporten ventajas o provechos para un patrimonio en desmedro de otro).
2. Empobrecimiento del actor: siempre debe consistir en una disminución del patrimonio del accionante, que
puede configurarse por un daño positivo o por la privación o frustración de un lucro. Por ello existe tanto si
media la privación de la propiedad o goce de un bien, como en la no remuneración de servicios prestados sin
el animus de efectuar una liberalidad.
3. Relación causal entre enriquecimiento y empobrecimiento: debe mediar una correlación, una correspondencia
entre el empobrecimiento y el enriquecimiento, en el sentido de que este último debe ser efecto de aquél. Una
parte entiende que esta relación tiene que ser inmediata; otra entiende que no tiene que haberinmediatez.
4. Ausencia de causa: el enriquecimiento debe haberse realizado sin causa. La palabra causa debe tomarse acá en
su sentido tradicional de “causa fuente”, de manera que el enriquecimiento será sin causa cuando no medie
inter partes una relación contractual, un hecho ilícito u otra fuente de las obligaciones, que legitime el traspaso
patrimonial de valores. La causa debe serinjustificada.
5. Carencia de toda otra acción: el demandante no debe tener a su disposición ninguna otra acción o vía de
derecho, por medio de la cual pueda obtener la reparación del perjuicio sufrido. Es decir que el principio del
enriquecimiento sin causa funciona sólo subsidiariamente, cuando no existe ninguna otra disposición que
proteja un interés legítimo u obste a la consumación de un dañoinjustificado.
1. Pago de lo indebido:
Es el que no habilita al accipiens para retener lo percibido, sino que por el contrario faculta al solvens para promover
una acción de repetición tendiente a la restitución de lo dado en pago.
Tiene su antecedente histórico en las condictios del derecho romano. La obligación es la causa del pago.
Naturaleza jurídica:
El pago es un acto jurídico: es un hecho humano, voluntario y licito. Su fin es extinguir la obligación. Dentro de esta
figura se encuentra el solvens es alguien que paga y el accipiens es la persona que recibe.
El art. 792 del CC prevé que el pago efectuado sin causa, puede ser repetido, haya sido o no hecho por error; y el art.
793 CC establece que “El pago debe ser considerado hecho sin causa, cuando ha tenido lugar en consideración a una
causa futura, a cuya realización se oponía un obstáculo legal, o que de hecho no se hubiese realizado, o que fuese en
consideración de una causa existente pero que hubiese cesado deexistir”.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Es todo el que se efectúe con respecto a una obligación que no exista válidamente y que éstas no existen, cuando
carecen del elemento causa indispensable para que medie obligación. Es la entrega de algo que no se debía. No habilita
al accipiens a retenerlo.
2. Pago a quien no es acreedor o causa de deber inexistente: “Cuando el accipiens no es acreedor” (art.1796,
inc. c, CCyC)
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
En este caso, quien recibe el pago no es acreedor. El accipiens carece de título para recibir el pago. (((se aplica
todo lo establecido para los accipiens de buena y mala fe)))
Sin embargo, cuando el pago haya sido entregado como liberalidad (art. 1796, inc. c, in fine, ccyc), el solvens
no tendrá derecho a repetir. en este supuesto el pago tiene por causa el animus donandi.
Accipiens de buena y mala fe: en las prestaciones de dar cosas ciertas. Frutos. Riesgos. Enajenación. En las
obligaciones de genero intereses. En las de hacer y no hacer. CCyC.
La procedencia de esta acción repetitoria trae emparejadas distintas consecuencias, según si el accipiens hubiese
recibido el pago de buena o mala fe, y atendiendo también al objeto de la prestación.
El accipiens es de buena fe cuando no siendo el acreedor esta sin embargo persuadido, por error, de que es el
verdadero, o cuando siendo acreedor cree que la prestación que recibe es la que realmente se le deudaba. Por el
contrario, es de mala fe si tiene conciencia de no ser titular de la prestación que se cumple, o de que era otro distinto el
objeto que se le debía.
En las prestaciones de dar cosas ciertas: cuando el accipiens ha recibido el pago de buena fe, está obligado a restituir la
cosa que se le entrego con los frutos pendientes, pero no los consumidos. Si el acreedor recibió el pago de mala fe, debe
restituir la cosa con los frutos que hubiese producido o podido producir desde el día del pago. Igualmente, el accipiens
tendrá derecho al reintegro de todos los gastos por el efectuado para la obtención y percepción de tales frutos.
Todo esto vale si la cosa entregada puede ser restituida; pero puede suceder que esto no sea posible por el deterioro o
destrucción de la misma. En este caso, el que recibió de mala fe debe reparar su deterioro o su valor. Si el accipiens es
de buena fe solo es responsable de entregar la cosa en el estado en que se halle.
Enajenación a un 3ro de la cosa recibida en pago: cuando el accipiens enajena a su vez la cosa recibida en pago a un
3ro, el solvens tiene a su elección dos acciones diferentes: una indemnizatoria contra el propio accipiens, y otra de
reivindicación contra el 3ro adquiriente.
La primera deja al arbitrio del solvens intentar una acción subsidiaria contra el 3ro enajenante o sus herederos, por
indemnización del daño causado por la enajenación; pero cesa este derecho si obtiene de estos la completa
indemnización del daño. La segunda implica que el solvens puede pedir al 3ro enajenante la reivindicación de la cosa, sin
importar si obro de buena o de mala fe cuando se trata de cosas inmuebles; en cambio, si son cosas muebles depende
de si el 3ro obro de buena o de mala fe.
En las prestaciones de hacer y de no hacer: si la obligación fuese de hacer o de no hacer, y el deudor pagase por un
hecho y en realidad se cumple otro distinto del prometido, el solvens únicamente podrá reclamar a título de
indemnización un valor equivalente a lo que costaba ese servicio cuando mismo fue prestado; pero si había pagado por
un no hacer, no podrá reclamar nada porque la regla es impracticable.
3. Pago del que no está obligado: “Cuando paga quien no está obligado, o no lo está con los alcances en que efectúa
el pago” (art. 1796, inc. b, CCyC) Cuando paga quien no es el deudor o si bien lo es, no está obligado en la misma medida
en que efectuó el pago. Sin embargo, en los siguientes casos el acreedor no tendrá derecho a larepetición:
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a) Cuando el pago haya sido efectuado como tercero (art. 1796, inc. b, in fine, CCyC): en este caso el solvens realizó
el pago a sabiendas de que la deuda es ajena y se subroga en los derechos delacreedor.
b) Cuando el acreedor a raíz del pago se prive de su título o en caso de una deuda con garantía, renuncie a esta última
(art. 1799, inc. b, CCyC): se configura este supuesto cuando el accipiens destruye el documento, devuelve el pagaré a su
firmante o al tercero pagador, deja prescribir la acción contra el deudor, no renueva la inscripción de las garantías o da
por cancelada la fianza. La prohibición de iniciar una acción de repetición se funda en la idea de que si ella prosperase,
el accipiens tendría mayor dificultad para cobrar al deudor en razón de la posible falta de elementos probatorios.
Para que se verifique este supuesto debe mediar buena fe del accipiens tanto al momento de recibir el pago como al
privarse de su título o renunciar a su garantía, que refleja la confianza en el pago. Si, por el contrario, aquel actúa de
mala fe, procederá la repetición contra él, como si no hubiese quedado un perjuicio o deterioro en su posición de
acreedor.
No obstante, el que ha pagado puede ejercer la acción de reintegro contra el verdadero deudor, pues el ordenamiento
le otorga la subrogación legal en los derechos del acreedor, tal como lo prevé el art. 915, inc. b, ccyc
Art. 794 CC: “Es también hecho sin causa, el pago efectuado en virtud de una obligación, cuya causa fuese contraria a las
leyes o al orden público, a no ser que fuese hecho en ejecución de una convención que debiera procurar a cada una de las
partes una ventaja ilícita, en cuyo caso no podrá repetirse”.
El código tiende a desamparar al sujeto de conducta inmoral o ilícita, sea éste el solvens o el accipiens, y de ahí que el
pago únicamente pueda ser repetido cuando solo hay torpeza por parte de quien lo recibe, aunque el hecho o la
omisión en virtud de la cual el pago ha sido efectuado, hubiese sido cumplido.
Efectos:
Art. 786: “El que recibió el pago de buena fe, está obligado a restituir igual cantidad que la recibida, o la cosa que se
le entregó con los frutos pendientes, pero no los consumidos. Debe ser considerado como el poseedor de buena fe”.
Art. 787: “Si el que de buena fe recibió en pago una cosa raíz, la hubiese enajenado por título oneroso o
portítulo lucrativo, el que hizo el pago puede reivindicarla de quien la tuviese”.
Art. 788: “Si ha habido mala fe en el que recibió el pago, debe restituir la cantidad o la cosa, con los intereses o los
frutos que hubiese producido o podido producir desde el día del pago. Debe ser considerado como el poseedor de mala
fe”.
Art. 789: “Si la cosa se ha deteriorado o destruido, aunque sea por caso fortuito, el que la recibió de mala fe en pago,
debe reparar su deterioro o su valor, a no ser que el deterioro o pérdida de ella hubiera también de haber sucedido,
estando en poder del que la entregó”.
Torpeza bilateral:
Si el que paga ha obrado también en forma inmoral o contraria a la ley, entonces no puede pretender la repetición,
aunque el pago constituya a la vez para el accipiens un título ilegitimo de adquisición.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
De esto se deriva, como consecuencia, que en el caso de torpeza de ambas el rechazo de la acción favorece al accipiens,
lo que sin ser muy equitativo resulta sin embargo preferible a dar curso a una repetición fundada en la ilicitud o
inmoralidad de un negocio. La ventaja que aprovecha a esa parte es un fin no querido por la ley, pero inevitable.
En el CC era irrepetible, a diferencia del CCyC en donde es repetible pero va para el Estado.
Final art. 792 CC: El pago que se hubiese obtenido por medios ilícitos, puede ser repetido, haya sido o no hecho por
error.
Acá hay acreedor, hay deudor y hay una obligación, pero el acreedor lo obtiene por medios ilícitos.
No cabe referirse únicamente a los medios ilícitos utilizados contra un tercero, sino también al caso más habitual de
que tales procedimientos se hubiesen empleado contra el propio deudor. Y en esta hipótesis, el pago tiene causa, por
cuanto el accipiens poseía título para imputar lo recibido a la satisfacción de su crédito y el solvens revestía
efectivamente la calidad de obligado.
Por ello es que en principio, corresponde admitir que en estos casos el pago es irrepetible, sin perjuicio de que el
accipiens pueda quedar obligado frente al solvens por los daños ocasionados al mismo con su delito civil, e incluso de la
responsabilidad penal en que pudiera haber incurrido.
6. Error en el pago:
El art. 784 del CC establece que: “El que por error de hecho o de derecho, se creyere deudor, y entregare alguna cosa o
cantidad en pago, tiene derecho a repetirla del que la recibió”.
➢ Existencia de un verdadero pago: la palabra pago se toma acá como todo cumplimiento de la prestación que
constituya el objeto de la obligación, sea ésta de dar, hacer o nohacer.
➢ Que el pago sea indebido: puede ser indebido cuando es realizado por quien era deudor a su acreedor,aunque
cumpliendo una prestación distinta de la adecuada o no ajustando el pago a las modalidadespactadas.
Se tiene que cumplir entre las personas verdaderamente vinculadas por una relación obligacional como acreedor y
deudor, siendo lo indebido sólo la prestación cumplida o ciertas modalidades del cumplimiento en cuestión.
➢ Que haya mediado error: existencia de un error o falso conocimiento, el cual se tipifica precisamente por la falta
de coincidencia entre la noción que se tiene y la realidad a que dicha noción debía corresponder.
Los requisitos del error: el error idóneo para fundar una acción de repetición puede ser de hecho o de derecho (art.
784), pero debe ser esencial (el art. 790 acuerda la repetición y el 791 la niega) y se discute si requiere o no asimismo
ser inexcusable.
ARTICULO 1797 CCyC.- Irrelevancia del error. La repetición del pago no está sujeta a que haya sido hecho con error.
7. Obligaciones putativas:
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Son las que se fundan únicamente en la creencia del deudor, pero que en verdad no existe. Por ello, si en razón de esa
falsa creencia se hubiera documentado una deuda inexistente y el obligado hubiese ajustado su conducta a la misma,
pero sin llegar al cumplimiento, debe ser liberado, para volver las cosas a su verdadera situación, ya que en definitiva no
se trataría más que de una falsa apariencia que nada tendría de real.
No es necesaria la existencia de error de ambas partes bastando con el de quien se constituye como deudor para la
aplicabilidad de esta norma.
Liberación putativa:
Cuando un acreedor efectivo exonera a su deudor, por creer erróneamente que ha recibido el pago. También entonces
debe restablecerse la verdadera situación entre las partes. En este caso basta con que exista error por parte del
acreedor que libera a su deudor, o que incluso acepta por error un pago sin reservas.
Art. 1800 CCyC: “La declaración unilateral de voluntad causa una obligación jurídicamente exigible en los casos
previstos por la ley o por los usos y costumbres. Se le aplican subsidiariamente las normas relativas a los contratos”.
Encuentra sus raíces en el derecho romano y en el antiguo derecho germánico. La primera fue la ley de defensa del
consumidor. Es una fuente autónoma.
Es el poder de la sola voluntad del deudor, para crearse obligaciones a su cargo perfectamente válidas y exigibles, antes
de la concurrencia de la voluntad del acreedor; y cuyo apartamiento le impondrá responsabilidad civil por los perjuicios
ocasionados.
No basta la mera manifestación del deudor para que el vínculo obligatorio nazca, sino que se requiere también la
aceptación de la promesa por parte del acreedor.
Puedo por una declaración unilateral, obligarme hacia otro. Sin duda aquel respecto del cual pretendo obligarme no
resultará mi acreedor si no lo quiere, ya que no puedo imponerle ni un derecho y su aceptación será siempre necesaria
para que nazca el crédito en su favor.
Pero, en cuanto a la deuda, ella es definitiva por la sola declaración que hago de mi voluntad. La aceptación del
beneficiario, indispensable para el nacimiento del derecho de crédito, no es necesaria para la formación de la obligación.
La declaración unilateral de la voluntad del deudor, da nacimiento a la obligación y desde entonces produce efectos
jurídicos, cualquiera sea el tiempo ulterior en que el acreedor aparezca.
Elementos:
− Voluntad de la persona que se obliga: es un elemento esencial. Como todo acto voluntario debe ser hecho con
discernimiento, intención y libertad y contar asimismo con la exteriorización o manifestación que lo haga
perceptible frente a terceros, sin lo cual ningún hecho se tiene por voluntario. Deberá ser además ilícito y tener
por fin inmediato crear relacionesjurídicas.
− Capacidad: para ser válido exige capacidad civil en sus partes. Es necesario que quien lo formule no esté
alcanzado por algunas de las incapacidades de hecho ni por alguna de las incapacidades dederecho.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
− Objeto: debe reunir los requisitos de posibilidad material o jurídica, licitud, determinación o determinabilidad
sobre la base de elementos o presupuestos ypatrimonialidad.
− Causa: entendida como causa fin o finalidad perseguida por el autor de la declaración unilateral de voluntad de
obligarse. Tiene que ser lícita.
−
Hay tres escuelas:
Esta manifestación es irrevocable siempre que el acto jurídico no diga que es revocable.
Se entiende que quien haya una cosa perdida y luego la restituye a su dueño tiene derecho a un premio, que puede ser,
a su elección, el que regulase el juez, o bien la recompensa que haya ofrecido el propietario de la cosa, encontrándonos
en este último casi ante el nacimiento de una obligación por la sola voluntad de quien ofreció la recompensa.
ARTICULO 1803.-Obligatoriedad. El que mediante anuncios públicos promete recompensar, con una prestación
pecuniaria o una distinción, a quien ejecute determinado acto, cumpla determinados requisitos o se encuentre en cierta
situación, queda obligado por esa promesa desde el momento en que llega a conocimiento del público.
ARTICULO 1804.-Plazo expreso o tácito. La promesa formulada sin plazo, expreso ni tácito, caduca dentro del plazo de
seis meses del último acto de publicidad, si nadie comunica al promitente el acaecimiento del hecho o de la situación
prevista.
ARTICULO 1805.-Revocación. La promesa sin plazo puede ser retractada en todo tiempo por el promitente. Si tiene plazo,
sólo puede revocarse antes del vencimiento, con justa causa. En ambos casos, la revocación surte efecto desde que es
hecha pública por un medio de publicidad idéntico o equivalente al utilizado para la promesa. Es inoponible a quien ha
efectuado el hecho o verificado la situación prevista antes del primer acto de publicidad de la revocación.
ARTICULO 1806.-Atribución de la recompensa. Cooperación de varias personas. Si varias personas acreditan por
separado el cumplimiento del hecho, los requisitos o la situación previstos en la promesa, la recompensa corresponde a
quien primero lo ha comunicado al promitente en forma fehaciente.
Si la notificación es simultánea, el promitente debe distribuir la recompensa en partes iguales; si la prestación es
indivisible, la debe atribuir por sorteo.
Si varias personas contribuyen a un mismo resultado, se aplica lo que los contribuyentes han convenido y puesto en
conocimiento del promitente por medio fehaciente.
A falta de notificación de convenio unánime, el promitente entrega lo prometido por partes iguales a todos y, si es
indivisible, lo atribuye por sorteo; sin perjuicio de las acciones entre los contribuyentes, las que en todos los casos se
dirimen por amigables componedores.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Concurso público:
ARTICULO 1807.-Concurso público. La promesa de recompensa al vencedor de un concurso, requiere para su validez que
el anuncio respectivo contenga el plazo de presentación de los interesados y de realización de los trabajos previstos. El
dictamen del jurado designado en los anuncios obliga a los interesados. A falta de designación, se entiende que la
adjudicación queda reservada al promitente.
El promitente no puede exigir la cesión de los derechos pecuniarios sobre la obra premiada si esa transmisión no
fue prevista en las bases del concurso.
ARTICULO 1808.-Destinatarios. La promesa referida en el artículo 1807 puede ser efectuada respecto de cualquier
persona o personas determinadas por ciertas calidades que deben ser claramente anunciadas. No pueden efectuarse
llamados que realicen diferencias arbitrarias por raza, sexo, religión, ideología, nacionalidad, opinión política o gremial,
posición económica o social, o basadas en otra discriminación ilegal.
ARTICULO 1809.-Decisión del jurado. El dictamen del jurado obliga a los interesados. Si el jurado decide que todos o
varios de los concursantes tienen el mismo mérito, el premio es distribuido en partes iguales entre los designados. Si el
premio es indivisible, se adjudica por sorteo. El jurado puede declarar desierto cualquiera de los premios llamados a
concurso.
Garantías unilaterales:
ARTICULO 1810.-Garantías unilaterales. Constituyen una declaración unilateral de voluntad y están regidas por las
disposiciones de este Capítulo las llamadas “garantías de cumplimiento a primera demanda”, “a primer requerimiento”
y aquellas en que de cualquier otra manera se establece que el emisor garantiza el cumplimiento de las obligaciones de
otro y se obliga a pagarlas, o a pagar una suma de dinero u otra prestación determinada, independientemente de las
excepciones o defensas que el ordenante pueda tener, aunque mantenga el derecho de repetición contra el beneficiario,
el ordenante o ambos.
El pago faculta a la promoción de las acciones recursorias correspondientes.
En caso de fraude o abuso manifiestos del beneficiario que surjan de prueba instrumental u otra de fácil y rápido
examen, el garante o el ordenante puede requerir que el juez fije una caución adecuada que el beneficiario debe
satisfacer antes del cobro.
ARTICULO 1812.-Forma. Las garantías previstas en esta Sección deben constar en instrumento público o privado. Si
son otorgadas por entidades financieras o compañías de seguros, pueden asumirse también en cualquier clase de
instrumento particular.
ARTICULO 1813.-Cesión de garantía. Los derechos del beneficiario emergentes de la garantía no pueden transmitirse
separadamente del contrato o relación con la que la garantía está funcionalmente vinculada, antes de acaecer el
incumplimiento o el plazo que habilita el reclamo contra el emisor, excepto pacto en contrario. Una vez ocurrido el
hecho o vencido el plazo que habilita ese reclamo, los derechos del beneficiario pueden ser cedidos
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
independientemente de cualquier otra relación. Sin perjuicio de ello, el cesionario queda vinculado a las eventuales
acciones de repetición que puedan corresponder contra el beneficiario según la garantía.
Oferta de contrato:
ARTÍCULO 971.- Formación del consentimiento. Los contratos se concluyen con la recepción de la aceptación de una
oferta o por una conducta de las partes que sea suficiente para demostrar la existencia de un acuerdo.
El proceso de formación del consentimiento requiere de la formulación y del envío de una oferta, la que debe reunir los
requisitos establecidos en el art. 972 CCyC, y cuya aceptación puede ser exteriorizada por el destinatario en forma
expresa o por un comportamiento conclusivo que dé cuenta de la conformidad del aceptante.
ARTÍCULO 972.- Oferta. La oferta es la manifestación dirigida a persona determinada o determinable, con la intención de
obligarse y con las precisiones necesarias para establecer los efectos que debe producir de ser aceptada.
La oferta es un acto jurídico unilateral y recepticio que exterioriza la voluntad de quien la formula, y está destinada a la
celebración de un contrato.
Caracteres de la oferta
a. Intención de obligarse. La oferta debe contener una declaración de voluntad seria, destinada a crear, modificar o
extinguir un contrato. No constituyen ofertas las declaraciones formuladas en broma; con fines docentes; los pedidos de
información sobre un determinado producto o servicio; las propuestas “sin compromiso” o similares, de las que no surja
la intención del emisor de asumir ineludiblemente un compromiso contractual, generador deobligaciones.
973.- Invitación a ofertar. La oferta dirigida a personas indeterminadas es considerada como invitación para que hagan
ofertas, excepto que de sus términos o de las circunstancias de su emisión resulte la intención de contratar del oferente.
En este caso, se la entiende emitida por el tiempo y en las condiciones admitidas por los usos.
Este artículo regula la invitación a formular ofertas, que se tiene por efectuada cuando se realiza una oferta dirigida a
personas indeterminadas, al público en general, como la que se formula cuando se publica un aviso clasificado haciendo
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
saber de la intención de vender alguna cosa. No obstante, prevé que el emisor dé cuenta de una intención clara de
contratar, en cuyo caso valdrá directamente como oferta, sujeta a los usos del lugar en el que se formula.
ARTÍCULO 974.- Fuerza obligatoria de la oferta. La oferta obliga al proponente, a no ser que lo contrario resulte de sus
términos, de la naturaleza del negocio o de las circunstancias del caso. La oferta hecha a una persona presente o la
formulada por un medio de comunicación instantáneo, sin fijación de plazo, sólo puede ser aceptada inmediatamente.
Cuando se hace a una persona que no está presente, sin fijación de plazo para la aceptación, el proponente queda
obligado hasta el momento en que puede razonablemente esperarse la recepción de la respuesta, expedida por los
medios usuales de comunicación. Los plazos de vigencia de la oferta comienzan a correr desde la fecha de su recepción,
excepto que contenga una previsión diferente.
Aquí el CCyC regula la obligatoriedad de la oferta, distinguiendo entre la planteada a persona presente de la enunciada a
quien no lo está. Se prevén alternativas de régimen según el medio de comunicación empleado.
ARTÍCULO 975.- Retractación de la oferta. La oferta dirigida a una persona determinada puede ser retractada si la
comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que la oferta.
La retractación es una manifestación de voluntad unilateral, enunciada por su autor con la finalidad de privar de efectos
a una oferta por él emitida con anterioridad. Para resultar jurídicamente eficaz, la retractación debe ser recibida por el
destinatario en tiempo anterior o contemporáneo a la recepción de la oferta.
ARTÍCULO 976.- Muerte o incapacidad de las partes. La oferta caduca cuando el proponente o el destinatario de ella
fallecen o se incapacitan, antes de la recepción de su aceptación. El que aceptó la oferta ignorando la muerte o
incapacidad del oferente, y que a consecuencia de su aceptación ha hecho gastos o sufrido pérdidas, tiene derecho a
reclamar su reparación.
ARTÍCULO 977.- Contrato plurilateral. Si el contrato ha de ser celebrado por varias partes, y la oferta emana de distintas
personas, o es dirigida a varios destinatarios, no hay contrato sin el consentimiento de todos los interesados, excepto que
la convención o la ley autoricen a la mayoría de ellos para celebrarlo en nombre de todos o permitan su conclusión sólo
entre quienes lo han consentido.
ARTÍCULO 978.- Aceptación. Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la plena conformidad con la
oferta. Cualquier modificación a la oferta que su destinatario hace al manifestar su aceptación, no vale como tal, sino
que importa la propuesta de un nuevo contrato, pero las modificaciones pueden ser admitidas por el oferente si lo
comunica de inmediato al aceptante.
ARTÍCULO 979.- Modos de aceptación. Toda declaración o acto del destinatario que revela conformidad con la oferta
constituye aceptación. El silencio importa aceptación sólo cuando existe el deber de expedirse, el que puede resultar de la
voluntad de las partes, de los usos o de las prácticas que las partes hayan establecido entre ellas, o de una relación entre
el silencio actual y las declaraciones precedentes.
Títulos valores:
Titulo valor es el documento que contiene una promesa incondicionada e irrevocable de una prestación y que otorga a
cada nuevo titular un derecho autónomo a esa prestación. Este documento es necesario para el ejercicio, transmisión y
modificación del derecho que de él resulta. El poseedor de buena fe de un título valor que lo haya recibido conforme
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
con su ley de circulación adquiere un derecho autónomo; es decir, que se considera como acreedor originario frente a
los obligados.
El deudor que paga a quien adquirió el título conforme con su ley de circulación queda liberado.
ARTICULO 1815.-Concepto. Los títulos valores incorporan una obligación incondicional e irrevocable de una prestación y
otorgan a cada titular un derecho autónomo, sujeto a lo previsto en el artículo 1816.
Cuando en este Código se hace mención a bienes o cosas muebles registrables, no se comprenden los títulos valores.
Hay cuatro clases de títulos valores: al portador, a la orden, nominativos endosables, nominativos no endosables y se
agrega una quinta constituida por los títulos representativos de mercaderías.
Los títulos valores nominativos son los que se liberan en favor de determinada persona, y cuya emisión, como así
también sus sucesivas transmisiones deben ser inscriptas en los Registros del emisor o librador.
Los títulos nominativos endosables son los creados a favor de una persona determinada, son transmisibles por endoso,
pero requieren, para tener efectos respecto del emisor, su inscripción en el Registro llevado por éste.
Los títulos nominativos no endosables son los que su transmisión tiene efecto al inscribirse en el Registro.
Su diferente régimen se advierte por las medidas precautorias, gravámenes u otras afectaciones: las que no tendrán
efecto si no se llevan a cabo sobre el mismo título en los casos de los papeles nominativos endosables; y por su
inscripción en el registro respectivo en el caso de los nominativos no endosables.
Los títulos representativos de mercaderías, son los que atribuyen al legitimado el derecho a la entrega de la cosa en ellos
indicada, la posesión de las mismas, y el poder de disponer de ellas mediante transferencia del título.
Los títulos a la orden o al portador, una vez lanzados al público y puestos en circulación, dan derecho al endosatario o al
tenedor, según el caso, para reclamar el pago del importe consignado o ventajas expresadas en tales títulos.
Existe entre ambos una diferencia en lo que hace a su transmisión. El título a la orden, cuyo modelo es la letra de
cambio, lleva escrito el nombre del acreedor, aunque el crédito se considera “a la orden” de la persona que el tomador
indique, operándose el traspaso de un titular a otro por simple endoso.
Los documentos al portador son títulos de crédito en los cuales si bien figura la persona del deudor, no se indica en
cambio la del acreedor, y éste resultara ser quien posea el instrumento y lo presente para su cobro al tiempo de su
exigibilidad. Se transmiten por su mera entrega.
Algunos autores ven en estos títulos, la consecuencia de una manifestación unilateral de voluntad del emisor, quien se
obligaría por sí y ante sí, creando un derecho exigible por quien posea el título, que puede ser considerado como el
destinatario de aquella declaración.
Sin embargo, dentro de esta corriente existen varias tendencias distintas, según el modo de representarse a ese acto
unilateral creador de obligaciones y ellas son: la de la creación: para quienes basta la simple creación del título; y la de la
emisión: para la cual resulta indispensable la emisión o consciente puesta en circulación del documento.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Nuestro código civil sólo contempla los títulos al portador en algunos preceptos aislados.
El proyecto de ley de unificación de la legislación civil y comercial, en su art. 2288 dispone “las declaraciones
unilaterales de voluntad producen obligaciones jurídicamente exigibles cuando la ley o el uso les atribuyen esa aptitud.
Las obligaciones resultantes son independientes de los negocios con los que puedan estar funcionalmente vinculadas”.
Acá se atribuye obligatoriedad a la declaración unilateral de voluntad.
BOLILLA 5
EFECTOS NORMALES
Como las obligaciones nacen para ser cumplidas el efecto normal de ellas es su cumplimiento. La obligación se forma en
vista al pago, y en él se realiza, el pago tiene que ser voluntario, es decir aquel que se realiza sin que el acreedor haya
hecho uso de los derechos que el ordenamiento jurídico le reconoce para hacerse de la prestación forzadamente. Los
efectos de las obligaciones son las consecuencias de las mismas.
Este efecto implica el reconocimiento a las partes de todos los medios que posibilitan la ejecución cabal de la misma.
El supuesto del incumplimiento implica el reconocimiento de los derechos que el ordenamiento jurídico hace al
acreedor: 1) de emplear los medios legales, a fin de que el deudor le procure aquello a que se ha obligado; 2) de
hacérselo procurar por otro a costa del deudor; 3) de obtener del deudor las indemnizaciones correspondientes.
Estos medios que posibilitan la ejecución de la obligación, y que la doctrina ha calificado como efectos de las mismas,
son reconocidos por la ley tanto al acreedor como al deudor a fin de que obtengan cada uno el beneficio o interés que
persiguieron al constituir la obligación. Estas medidas deberán ser efectivas y respetuosas de la dignidad del hombre.
Rige en todo el curso de la obligación y más aún en el momento en que la misma produce sus efectos el principio de la
buena fe.
Art. 730 CCyC Efectos con relación al acreedor. La obligación da derecho al acreedor a:
a) Emplear los medios legales para que el deudor le procure aquello a que se haobligado;
Art. 731 CCyC Efectos con relación al deudor. El cumplimiento exacto de la obligación confiere al deudor el derecho a
obtener la liberación y el de rechazar las acciones del acreedor.
Entonces, en cuanto al acreedor, el organismo le da herramientas para el cumplimiento de la obligación (efecto normal).
En relación al deudor, el cumplimiento lo libera. Se le da la posibilidad de ejercer relaciones para oponerse a la acción
del acreedor increpuloso.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Clasificación:
Los efectos principales de la obligación conciernen a la satisfacción del derecho del acreedor, los secundarios están
encaminados a ello sólo indirectamente, en sí mismo tienden a algo distinto que redunda en la mejor realización de
aquellos efectos principales: por ello se denominan también auxiliares, en cuanto favorecen y facilitan la concreción de
aquellos.
Los efectos principales, se clasifican a su vez en normales o necesarios, que corresponden a toda obligación según su
naturaleza, y anormales, que sólo se producen cuando el acreedor no puede vencer la resistencia del deudor
incumpliente y debe conformarse con un ingreso pecuniario equivalente al valor de la prestación, más el daño que le ha
producido la falta de cumplimiento en tiempo propio. Como lo habitual es que las obligaciones se cumplan
espontáneamente, estos efectos anormales son llamados subsidiarios o accidentales.
Los efectos secundarios o auxiliares tienden a la mejor realización de los efectos principales.
Los efectos normales consisten en los medios que el ordenamiento jurídico da al acreedor para que éste obtenga el
cumplimiento específico de la prestación: es el cumplimiento en especie. El deudor debe aquello a que está obligado y
no sólo aquello que se ha obligado.
La realización del hecho en que consiste la prestación, puede efectuarse voluntariamente por el deudor, o forzadamente
por la instancia judicial del acreedor, o mediante la ejecución del hecho por un tercero.
Cumplimiento voluntario: por lo general, las obligaciones son cumplidas espontáneamente: el deudor cumple
voluntariamente la prestación debida.
Cumplimiento forzado: si el deudor no cumple el acreedor dispone de los medios legales a fin de que el deudor le
procure aquello a que está obligado. En primer lugar se trata de recursos autorizados por la ley que se canalizan por
intermedio de la autoridad judicial. El acreedor no puede nunca hacerse justicia por mano propia. En segundo lugar,
estas acciones judiciales tienden a la ejecución de la obligación, es decir a la concreción del bien que el acreedor espera
obtener. Este recurso del acreedor está respaldado por el auxilio de la fuerza pública.
Cumplimiento por un tercero: la naturaleza de esto varía según se la examine del ángulo del acreedor o del deudor. Si se
la mira del lado del acreedor, como éste obtiene aquello mismo que constituía el objeto de la obligación, se trata de un
cumplimiento especifico de la prestación debida. Si se enfoca del lado el deudor, el cumplimiento por otro aparece
como un modo subsidiario de practicar el hecho debido por elobligado.
En cuanto al carácter que tiene esta manera de concretarse la expectativa del acreedor, se trata de una mera facultad
del acreedor, quien no está precisado a requerir de un tercero lo que debe suministrarle el deudor.
Oponibilidad:
Expresa la circunstancia de que los terceros tendrán que admitir la existencia y virtualidad de la obligación ajena; es
decir que las obligaciones pueden ser opuestas a terceros, debiendo éstos respetar los derechos del acreedor.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
La formalidad que la embiste de ese carácter, es la fecha cierta, los terceros no podrán ignorar la existencia de la
obligación y deberán abstenerse de todo hecho que perjudique los intereses del acreedor.
El fundamento de la oponibilidad está dado por el respeto debido a toda relación credicticia ajena, que impone la
convivencia social jurídicamente reglada.
Este cumplimiento es uno de los modos de procurar la satisfacción del crédito, el que se logra siempre que el acreedor
consigue el objeto debido, como ocurre con el pago por tercero.
Entonces los terceros podrán cumplir y exigir al acreedor a recibir el pago, y también el deudor podrá desobligarse
haciendo un pago a un tercero en tanto y en cuanto resultare útil al acreedor.
Art. 1025 Contratación a nombre de tercero. Quien contrata a nombre de un tercero sólo lo obliga si ejerce su
representación. A falta de representación suficiente el contrato es ineficaz. La ratificación expresa o tácita del tercero
suple la falta de representación; la ejecución implica ratificación tácita.
Quien contrata a nombre de otro, solo se obliga si ejerce su representación: voluntaria (surge de un acto jurídico), legal
(surge de una regla del derecho), orgánica (surge de las personas jurídicas.
Los actos producen efecto para el representado, no para el representante. Si no hay representación es ineficaz.
Art. 1026 Promesa del hecho de tercero. Quien promete el hecho de un tercero queda obligado a hacer lo
razonablemente necesario para que el tercero acepte la promesa. Si ha garantizado que la promesa sea aceptada, queda
obligado a obtenerla y responde personalmente en caso de negativa.
Dos son las alternativas que la norma prevé para el caso de darse una promesa de hecho ajeno, según la actitud del
promitente:
1. que se haya comprometido a realizar las gestiones destinadas a obtener la conformidad y ejecución del hecho por
parte del tercero, supuesto en el que asume una obligación de actividad (art. 774, inc. a, CCyC), por la que debe actuar
con la diligencia apropiada, comprometiendo sus buenos oficios y la aplicación de los mejores esfuerzos,
independientemente del éxito que pueda alcanzar; y
2. que haya garantizado la aceptación del compromiso por el tercero, en cuyo caso se obligó a un resultado concreto,
con independencia de su eficacia (art. 774,inc. c,CCyC).
El obligado responde en ambos supuestos. En el primero, si no actúa con la debida diligencia y ello determina la
ineficacia de su gestión. En el segundo, si no obtiene el resultado que garantizó.
El tercero cuyo hecho se procuraba obtener no queda obligado en ninguna de esas hipótesis; recién lo estará, pero por
eventual incumplimiento, en caso de consentir la celebración de un contrato destinado a obtener el cumplimiento de la
que de él se espera obtener.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Art. 1027 Estipulación a favor de tercero. Si el contrato contiene una estipulación a favor de un tercero beneficiario,
determinado o determinable, el promitente le confiere los derechos o facultades resultantes de lo que ha convenido con
el estipulante.
El estipulante puede revocar la estipulación mientras no reciba la aceptación del tercero beneficiario; pero no puede
hacerlo sin la conformidad del promitente si éste tiene interés en que sea mantenida. El tercero aceptante obtiene
directamente los derechos y las facultades resultantes de la estipulación a su favor. Las facultades del tercero
beneficiario de aceptar la estipulación, y de prevalerse de ella luego de haberla aceptado, no se transmiten a sus
herederos, excepto que haya cláusula expresa que lo autorice. La estipulación es de interpretación restrictiva.
Art. 1028 Relaciones entre las partes. El promitente puede oponer al tercero las defensas derivadas del contrato básico y
las fundadas en otras relaciones con él.
El estipulante puede:
a) exigir al promitente el cumplimiento de la prestación, sea a favor del tercer beneficiario aceptante, sea a su favor si el
tercero no la aceptó o el estipulante la revocó;
b) resolver el contrato en caso de incumplimiento,sin perjuicio de los derechos del tercero beneficiario. La
estipulación a favor de terceros es la figura más importante para la incorporación de terceros al contrato.
La estipulación a favor de terceros es un contrato mediante el cual el deudor, denominado promitente, se compromete
frente a otra persona denominada estipulante, a ejecutar una prestación en beneficio de un tercero. Ella produce un
derecho de crédito directo del tercero frente al promitente.
El estipulante y el promitente deben encontrarse determinados al tiempo de la celebración del acto jurídico que da
nacimiento a la estipulación, el beneficiario puede encontrarse determinado o ser determinable, pudiendo ser una
persona futura.
Art. 1029 Contrato para persona a designar. Cualquier parte puede reservarse la facultad de designar ulteriormente a un
tercero para que asuma su posición contractual, excepto si el contrato no puede ser celebrado por medio de
representante, o la determinación de los sujetos es indispensable.
La asunción de la posición contractual se produce con efectos retroactivos a la fecha del contrato, cuando el tercero
acepta la nominación y su aceptación es comunicada a la parte que no hizo la reserva. Esta comunicación debe revestir la
misma forma que el contrato, y ser efectuada dentro del plazo estipulado o, en su defecto, dentro de los quince días
desde su celebración.
Mientras no haya una aceptación del tercero, el contrato produce efectos entre las partes.
El contrato para persona a designar tiene lugar cuando uno de los contratantes, el estipulante, se reserva el derecho o la
facultad de designar, dentro de un plazo establecido, a quien ocupará luego su posición contractual en el negocio. Este
contrato carecía de regulación en el orden normativo previo a la sanción de este Código.
El Código admite la realización de contratos para persona a designar por cualquier parte y en tanto no se trate de
contratos que no pueden ser celebrados por medio de representantes o en los que la determinación de los sujetos
que
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integrarán cada parte sea indispensable en el momento de la celebración, como ocurre cuando la persona que habrá de
cumplir las obligaciones surgidas del contrato resulta esencial en razón de sus cualidades personales.
Art. 1030 Contrato por cuenta de quien corresponda. El contrato celebrado por cuenta de quien corresponda queda
sujeto a las reglas de la condición suspensiva. El tercero asume la posición contractual cuando se produce el hecho que lo
determina como beneficiario del contrato.
El contrato por cuenta de quien corresponda aparece regulado en el nuevo Código como una modalidad contractual, lo
que resulta de gran utilidad por su aplicación en algunos contratos, en especial los de transporte y seguro. Se precisan
los efectos de la figura, a partir de la determinación de su naturaleza jurídica.
El contrato por cuenta de quien corresponda es un contrato representativo, de habitual empleo en el ámbito comercial,
en el que el celebrante no actúa en interés propio, por lo que no es parte, sino ajeno.
Se da en casos en los que el contratante se encuentra en la necesidad de tener que contratar sobre cosas de las que es
tenedor, para luego identificar a quien resulte ser el dueño de ellas.
Si la prestación es a favor de varios interesados, puede suspenderse la parte debida a cada uno hasta la ejecución
completa de la contraprestación.
Se aplica en supuestos en los que aún hay esperanza de cumplimiento, con riesgo de incumplimiento, frente a cuyos
efectos intenta preservarse una de las partes.
ARTÍCULO 1032.- Tutela preventiva. Una parte puede suspender su propio cumplimiento si sus derechos sufriesen una
grave amenaza de daño porque la otra parte ha sufrido un menoscabo significativo en su aptitud para cumplir, o en su
solvencia. La suspensión queda sin efecto cuando la otra parte cumple o da seguridades suficientes de que el
cumplimiento será realizado.
3. Pago
El pago es un cumplimiento espontaneo y voluntario de la prestación que hace el objeto de la obligación. Es un efecto de
las obligaciones ya que importa la culminación o realización del fin.
ARTICULO 865 CCyC.-Definición. Pago es el cumplimiento de la prestación que constituye el objeto de la obligación.
ARTICULO 880.-Efectos del pago por el deudor. El pago realizado por el deudor que satisface el interés del acreedor,
extingue el crédito y lo libera.
Acepciones:
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En sentido amplio: es la extinción de la obligación por cualquiera de los medios que liberan al deudor, aunque no
necesariamente la satisfacción del acreedor.
En sentido intermedio: es el cumplimiento específico de la obligación, o sea la obtención por el acreedor de la prestación
debida, llenando su satisfacción.
En sentido restringido: es el cumplimiento de las obligaciones que tienen por objeto dar sumas de dinero.
Con este alcance lo conceptuó nuestro CC art 725: el pago es el cumplimiento de la prestación que hace el objeto de la
obligación, ya se trate de una obligación de hacer o de dar.
Las diversas teorías que indagan la naturaleza jurídica del pago han intentado dar una respuesta a la necesidad de
conocer en qué consiste el mismo. Este análisis viene impuesto por la necesidad de resolver cuestiones de
trascendencia, como la existencia, validez y prueba del pago.
a) El pago como acto jurídico:
Esta posición advierte que el pago es un hecho humano, voluntario, lícito, que se realiza con el fin de aniquilar un
derecho, es decir, hacer cesar la obligación. En razón de ello, se requerirá para su validez la capacidad en el deudor que
paga así como también la presencia de los otros elementos y requisitos (objeto, causa fuente y causa fin).
Quienes lo entienden como unilateral sostienen que sólo es necesaria la voluntad del solvens para que se realice, no
contando con la voluntad del accipiens.
El solvens es el sujeto activo del pago, su rol es protagónico y excluyente, y por lo tanto la voluntad del acreedor no se
considera toda vez que el pago puede efectuarse en ignorancia o aun contra la voluntad del accipiens.
Para quienes lo consideran bilateral, entienden que tanto el solvens como el accipiens deben actuar con la intención de
extinguir la deuda para que la ley consagre ese efecto.
Hay quienes entienden que el pago es un contrato y lo definen como todo acuerdo de voluntades destinado a producir
efectos jurídicos. De esta manera el pago implicaría un acuerdo para extinguir una obligación ya nacida.
Esta idea ha sido rechazada sobre las siguientes razones: 1) el contrato tiene como finalidad crear obligaciones, 2)
creada la obligación su efecto normal es el cumplimiento. El pago es un momento necesario en la obligación, importa la
realización del fin en miras al cual la obligación se constituyó.
Esta postura califica al pago como acto debido ya que el deudor no es jurídicamente libre de cumplir o no cumplir,
porque pesa sobre él el deber de pagar. El deudor paga porque si no lo hace incurriría en responsabilidad, y sabe que en
defecto de cumplimiento voluntario puede serle impuesto por la fuerza, o su equivalente.
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Para esta postura en el acto debido sólo se tiene la libertad psicológica, por ej. si así lo quiero puedo pagar o no pagar,
pero desde que me he constituido en deudor he perdido la libertad jurídica naciendo el deber de cumplir, tanto que su
incumplimiento me acarrearía consecuencias nefastas.
Esto es incorrecto, ya que la libertad psicológica o moral no es un algo sustancialmente distinto de la jurídica.
Desde otro enfoque se ha sostenido que decir que un acto es debido no importa su esencia o naturaleza jurídica, con tal
clasificación se tiene en cuenta sólo la función del pago y no lo que éste es en sí mismo.
El pago es un hecho jurídico, puesto que la producción de sus efectos propios no requieren actividad voluntaria del
deudor: para esta teoría, lo importante es que dichos efectos se producen aun cuando la consecuencia jurídica no haya
sido querida o procurada por el agente. Para esta postura, no resulta necesaria la exigencia de la capacidad en el solvens
ni el animus solvendi.
Trigo Represas sostiene que el pago es un hecho jurídico porque se debe tener en cuenta la conducta del deudor en el
cumplimiento de lo debido.
Decir que el pago es un hecho jurídico, es afirmar que la voluntad no es requisito de la actividad del deudor, y
consecuentemente la imposibilidad de calificarla por su finalidad.
Lo esencial en el pago es en consecuencia la adecuación objetiva de la conducta del deudor a los términos o contenido
de la obligación.
1) Elemento subjetivo: se relaciona con las partes. Para que el pago sea válido, tiene que haber dos sujetos: uno que
paga (SOLVENS) y otro que recibe (ACCIPIENS). Solvens es el que tiene el ius solvendi (derecho a pagar), y el accipiens
tiene derecho a recibir.
El que paga debe ser capaz, si es incapaz debe tener representación legal. Si lo que se transmite es una cosa, se exige
que quien paga sea el dueño de ella. El pago debe hacerse de buena fe. En cuanto al accipiens, algunos autores también
le van a exigir su respectiva capacidad.
2) Elemento objetivo: se relaciona con el objeto del pago. El objeto, es el cumplimiento de la prestación debida.
(art. 865).
Aquí se exige: IDENTIDAD (se debe entregar la misma cosa) e INTEGRIDAD. Se exige también temporalidad y
puntualidad, y por último, localización.
Paga bien el que paga lo que debe, en el lugar que se comprometió a pagar y en el tiempo del vencimiento de la
obligación. Debe existir en este acto el animus solvendi.
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4) Causa fin: aquí encontramos al animus solvendi del que paga, es decir, que sea con intención de cancelar
la obligación.
Art. 865. Definición. Pago es el cumplimiento de la prestación que constituye el objeto de la obligación.
El pago es el cumplimiento por excelencia de la obligación, y por ende, su modo de extinción natural ya que pone fin a la
relación jurídica satisfaciendo el interés del accipiens. Si bien puede ser definido de diferentes maneras, habrá pago
cuando el deudor realiza la prestación debida a favor del acreedor, que comporta, al mismo tiempo,
En este nuevo artículo 865 del Código se define con mayor precisión al pago, a diferencia de como lo hacía el artículo
725 del código anterior.
4. Sujetos del pago:
El sujeto activo en el cumplimiento es el solvens (deudor),es quien está legitimado para satisfacer la obligación. En
determinados supuestos les es permitido hacer el pago a otras personas distintas del deudor, llamados terceros
interesados y no interesados. Tanto el deudor como el tercero interesado gozan del ius solvendi, es decir, del derecho
de pagar.
El sujeto pasivo del pago es quien recibe el mismo, el accipiens (acreedor). No obstante pueden darse diversas hipótesis
en que la ley reconoce el derecho de recibirlo a otro: el tercero indicado.
ARTICULO 879.-Legitimación activa. El deudor tiene el derecho de pagar. Si hay varios deudores, el derecho de pagar de
cada uno de ellos se rige por las disposiciones correspondientes a la categoría de su obligación.
El titular del ius solvendi es el deudor, es decir quien debe cumplir con la obligación. El art. 726 CC dice que “pueden
hacer el pago todos los deudores que no se hallen en estado de ser tenidos por personas incapaces, y todos los que
tengan algún interés en cumplimiento de la obligación”
Los arts. siguientes completan afirmando: “el pago puede hacerse también por un tercero con asentimiento del deudor y
aun ignorándolo éste, y queda la obligación extinguida” y “también puede ser hecho por un tercero contra la voluntad
del deudor”.
Surge de ello que los terceros titulares de un interés pueden llevarlo a cabo.
a) una causa o hecho antecedente que justifique el desplazamiento de bienes del patrimonio del solvens al
patrimonio del accipiens;
b) el elemento personal o sujeto que se desdobla en activo y pasivo, respectivamente el solvens y elaccipiens;
c) un objeto o prestación que es aquello que satisface el solvens a favor delaccipiens;
d) la intención de pagar o el animus solvendi, que permite distinguir al pago de otros actos jurídicos que pueden
tener la misma apariencia externa.
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Para que el pago sea válido tiene que haber tres condiciones: capacidad en la persona que paga o solvens, ausencia de
fraude en el pago y que esté expedito o libre de trabas el crédito que se procura satisfacer:
La capacidad exigida por la ley es la de hecho, para ejercitar uno mismo el derecho de pagar. El art. 726 CC exige que el
pago debe ser efectuado por personas que no se hallen en estado de ser tenidos como personas incapaces, requiere del
deudor capacidad para ejercer el ius solvendi de que es titular, y obtener de este modo la liberación.
ARTICULO 875.-Validez. El pago debe ser realizado por persona con capacidad para disponer.
Ausencia de fraude en el pago:
En términos generales podría afirmarse que el pago será fraudulento, cuando emane de un deudor insolvente y no
revista el carácter de necesario o forzoso que pueda justificarlo. El deudor no podrá en consecuencia distraer
deliberadamente sus bienes de la cancelación de deudas exigibles, para satisfacer otras que no lo fueren o que no
pudiesen llegar a serlo.
La sanción que recae sobre el pago fraudulento, según algunos autores constituiría un acto anulable, en cambio para
otros se trataría de un acto nulo. Trigo entiende el pago fraudulento como cualquier otro acto realizado en fraude de los
acreedores, es inoponible respecto de estos últimos.
ARTICULO 876.-Pago en fraude a los acreedores. El pago debe hacerse sin fraude a los acreedores. En este supuesto, se
aplica la normativa de la acción revocatoria y, en su caso, la de la ley concursal.
Para que el pago sea eficaz, se requiere que el crédito que se pretenda cancelar esté disponible por parte del acreedor.
Así lo dispone el art. 736 del CC: si la deuda estuviese pignorada o embargada judicialmente, el pago hecho al acreedor
no será válido.
En efecto, todo crédito representa un valor activo en el patrimonio del titular, y puede por lo tanto ser embargado o
recibido en prenda por los acreedores de este último.
El código alude a créditos pignorados o embargados, y en ambos casos no existe efectivamente la libre disponibilidad de
los mismos por parte del acreedor:
Créditos prendados: los créditos pueden ser dados en prenda, siendo sin embargo requisitos imprescindibles para su
constitución: que el crédito conste en un título por escrito, que el mismo sea entregado al acreedor o a un tercero que
actúe como depositario, y que se notifique al deudor del crédito dado en prenda. La prenda así constituida relaciona
entre sí a tres personas: el acreedor prendario (titular de un derecho real de garantía sobre el crédito que su deudor
tiene a su vez contra un tercero), el deudor prendario (constituyente de la prenda sobre un crédito suyo), y el tercero
del crédito prendado.
Créditos embargados: el embargo es una medida judicial, cuyo objeto es la individualización e indisponibilidad del bien
afectado. La constitución del embargo sobre un crédito, requiere la notificación del tercero deudor del mismo. Acá
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también se vincula a tres sujetos: el acreedor embargante (titular de un crédito en cuya virtud se traba el embargo), el
embargado (deudor del embargante y a la vez acreedor en el crédito embargado) y el tercero.
Efectos del embargo o pignoración del crédito: ni el embargo ni la prenda transmiten la titularidad del crédito
embargado o pignorado que continúa perteneciendo a su acreedor originario. Por otra parte, tampoco modifica la
exigibilidad de crédito afectado, ya que su deudor ni podrá ser compelido a abonarlo antes del tiempo propio, ni estará
por ello facultado para postergar su cumplimiento. El efecto primordial del embargo o prenda de un crédito, se traduce
en una orden puramente negativa dirigida a su deudor: no pagar a su acreedor.
En fin, no es válido el pago realizado de una deuda que estuviese pignorada o embargada.
ARTICULO 877.-Pago de créditos embargados o prendados. El crédito debe encontrarse expedito. El pago de un crédito
embargado o prendado es inoponible al acreedor prendario o embargante.
Si el pago debe realizarse con la entrega de una cosa transfiriendo su propiedad, el CC exige ser propietario de la misma.
El art. 738 establece al respecto que cuando por el pago deba transferirse la propiedad de la cosa, es preciso para su
validez, que el que lo hace sea propietario de ella y tenga capacidad para enajenarla.
Este requisito especifico es una derivación del principio general de la ley civil en su art. 3270 cuando dice: “nadie puede
transmitir a otro sobre un objeto, un derecho mejor o más extenso que el que gozaba; y recíprocamente nadie puede
adquirir sobre un objeto un derecho mejor y más extenso que el que tenía aquel de quien lo adquiere”.
De tal modo el acreedor está facultado para rechazar el pago ofrecido por el deudor que no es propietario de la cosa
cuya titularidad intenta transmitir.
El asunto adquiere trascendencia cuando el pago con cosa ajena se ha materializado. De acá se dan diversas
Cuando el acreedor desconocía que la cosa recibida en pago no era de propiedad del solvens, es decir aquél era de
buena fe, puede pedir la nulidad del pago y la restitución del precio, devolviendo lo recibido.
Al no ser el solvens dueño de la cosa dada en pago, no se da la necesaria adecuación entre el objeto pagado y el objeto
debido, ya que tratándose de obligaciones de dar para transmitir la propiedad, es imprescindible para que se opere el
traspaso del dominio que el pago sea realizado por el propietario de la cosa.
El acreedor es titular de la acción de nulidad del pago efectuado con cosa ajena, los requisitos de dicha acción son:
1- la buena fe de quien recibe el pago, es el desconocimiento o ignorancia de que la cosa que recibía en pago no
era propiedad del solvens, la que debe existir en el momento del pago y que sepresume.
2- la devolución de la cosa en el estado en que se encuentre, en caso de destrucción o pérdida es solventado por quien
hizo el pago inválido.
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3- que el solvens estuviera expuesto a la reivindicación del dueño de la cosa, aunque el accipiens no se encontrara
bajo su amenaza. Encontrándose el solvens fuera de toda posibilidad de reivindicación, el accipiens no tendrá acción
de nulidad, ya que el carácter ajeno de la cosa esirrelevante.
b) del solvens:
El propietario de la cosa dada en pago tiene a su favor el ejercicio de la acción reivindicatoria, no siéndole oponible a su
respecto la venta efectuada. El pago con cosa ajena no afecta los derechos del dueño de la cosa.
Tratándose de bienes inmuebles el verus dominus tiene siempre a su disposición esta acción ya que nadie puede
transmitir a otro un derecho mejor ni más extenso que el propio.
Para el supuesto de cosas muebles, siendo éstas no robadas ni perdidas, no podrán ser reivindicadas del adquiriente de
buena fe a título oneroso. Procede sí la reivindicación de cosas muebles robdas o pérdidas en estos supuestos: 1) contra
el adquiriente de mala fe; 2) contra el adquiriente de buena fe, excepto que éste se hubiese convertido en su titular.
Insolvencia:
Para que el pago sea válido se requiere del solvens la libre disposición de los bienes.
El pago por un insolvente es cuando no tiene capacidad de pagar: en su patrimonio hay más pasivos que activos lo que
lleva a no poder cumplir con las obligaciones a su acreedor.
En este tipo de obligaciones lo esencial en el pago, es la conducta del deudor y su adecuación objetiva a los términos o
contenido de la obligación.
En algunas obligaciones de hacer, se requiere en el solvens la capacidad de determinarse en el tipo de actividad que la
prestación presuponga; en otras puede no ser necesaria tal capacidad si la ejecución del hecho material adeudado le
está permitida a un incapaz, e incluso podría asimismo faltar el animus solvendi o finalidad de extinguir la obligación.
En las obligaciones de no hacer, cuyo contenido negativo posibilita ampliamente que hasta un incapaz absoluto pague
absteniéndose de lo que no debía hacer, o que un sujeto capaz se libere mediante su conducta negativa, aunque ni
siquiera sospeche la existencia de la deuda.
5. Pago por tercero: definición, naturaleza jurídica: casos en que es posible y cuando no loes:
Pago por tercero es cuando un tercero no parte en la obligación, asume en el momento del pago el rol del solvens o
sujeto activo del pago.
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El sujeto activo del pago es titular del ius solvendi (derecho de pagar) y lo configuran: el deudor no incapaz y el tercero
interesado, éstos pueden imponer el pago al acreedor.
Los terceros no interesados, que carecen de ius solvendi, pueden sin embargo ser sujetos activos del pago pero sólo en
la hipótesis de que el acreedor consienta en recibirlo.
Para Trigo, no existe propiamente pago, cuando el cumplimiento emana de un tercero, ya que solo puede haber pago o
cumplimiento, cuando la prestación sea realizada por el propio de deudor. Entonces, el pago por tercero, que no es
verdaderamente un pago, constituye un acto jurídico que considera unilateral, ya que puede realizarse incluso contra la
voluntad del acreedor, lo que evidencia que basta con la sola intervención del solvens.
Pero los justificativos de que si se admita el pago por tercero son: por un lado el cumplimiento de la prestación por un
tercero, llena una función satisfactoria del interés del acreedor, y por otro lado permite al tercero evitar el perjuicio
eventual que la ausencia del pago pudiera acarrearle a él mismo.
Hay diversos fundamentos para explicar cuando la ley permite a un tercero inmiscuirse en la relación obligatoria entre
acreedor y deudor, por medio del pago:
Se dijo que la obligación debe ser considerada primordialmente en su objeto, lo que importa sería que se paga y no
quién paga.
Otros se refirieron al beneficio del deudor, que se ve favorecido con el pago hecho por un tercero.
Más recientemente, Llambías se afirmó que el fundamento residiría en el abuso del derecho, se considera que hay
abuso toda vez que el acreedor y le deudor intentan impedir el pago de la deuda a un tercero, que quiere hacerlo para
preservar indirectamente un derecho suyo, cuando la ausencia del pago pudiese causar a ese tercero una lesión en un
derecho suyo.
Trigo, al igual que Galli sostienen que lo fundamental es el interés social que existe de que las obligaciones contraídas se
cumplan, el que prevalece por sobre la estrictez formal de que sólo extinga la obligación el deudor que la contrajo.
El acreedor está obligado a recibir el pago de un tercero, esto es así cuando concurren los siguientes requisitos:
1. El pago debe consistir en la prestación debida y adecuarse a la circunstancia de tiempo, modo y lugar
correspondientes.
2. El tercero pagador debe ser persona capaz, porque de lo contrario la aceptación del pago expondría eventualmente al
accipiens a futuras acciones de repetición.
3. El acreedor tendrá a su vez derecho a dejar constancia en el recibo que otorgue, que el tercero solvens paga
voluntariamente y teniendo conocimiento de no estar obligado, para quedar así a resguardo de cualquier posible
repetición.
El acreedor no está obligado a recibir el pago de un tercero, cuando éste pretendiera ser deudor y aprovechar las
ventajas inherentes a la calidad de tal.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
Además, la doctrina señala la necesidad de que el tercero que paga la deuda de otro, debe dar aviso al deudor a los fines
de que éste conozca que se ha pagado y no lo vuelva a hacer, ya que si abona nuevamente, el tercero será quien cargue
con las consecuencias y no podrá solicitar reembolso alguno.
Tercero interesado:
El art. 726 del CC establece que pueden hacer el pago todos los que tengan algún interés en el cumplimiento de la
obligación.
El CCyC establece que es la persona a quien el incumplimiento del deudor puede causar un menoscabo patrimonial, y
puede pagar contra la oposición del acreedor y del deudor.
La diferencia del tercero interesado con el que no lo es, reviste importancia en una hipótesis: cuando el acreedor y el
deudor se opusieran conjuntamente al pago ofrecido por el tercero, en ese caso sólo tendrá derecho efectuarlo el
tercero interesado. Esta es la opinión de Trigo Represas.
Otros autores, como Llambías, establecen la diferencia reconociéndoles el ius solvendi solamente a los terceros
interesados, pudiendo éstos pagar contra la voluntad del acreedor.
Según la posición del tercero solvens: el tercero que paga puede hacerlo en nombre propio o en nombre del deudor. Si
paga en nombre del deudor, el tercero lo hace en interés de aquel, para mejorar su situación de obligado respecto de un
acreedor riguroso, si en cambio paga en nombre propio, es el interés del tercero el que está en juego.
Pero la mayoría de la doctrina considera que en el pago por tercero resulta indiferente que el mismo se realice a nombre
del deudor o por cuenta propia del pagador, ya que las razones por las cuales se autoriza a los terceros a pagar no tienen
vinculación con tales circunstancias.
1- Pago con asentimiento del deudor: el art. 727 del CC dice que “el pago puede hacerse también por un tercero con
asentimiento del deudor…”. En este supuesto el tercero actúa como representante del deudor al haber éste prestadosu
conformidad para que tal injerencia se produzca.
Las relaciones del tercero con el deudor se resuelven a través de dos acciones de reintegro distintas, una la de mandato
y otra la de pago con subrogación.
La de mandato nace en cabeza del tercero por el hecho del pago, se dispone que cuando el pago se hace con
consentimiento del deudor hay contra él una acción de mandato, comprendiendo la misma la recuperación de todo lo
pagado, con los intereses desde la fecha del reembolso.
La acción de pago con subrogación nace en virtud de que, el tercero que pagó ha quedado legalmente subrogado en los
derechos del acreedor desinteresado. Así entonces pasan al tercero todos los derechos, acciones y garantías del antiguo
acreedor.
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2- Pago hecho en ignorancia del deudor: el art. 727 establece que “el pago puede hacerse por un tercero…
aun ignorándolo el deudor”, colocando así al tercero en la situación de un gestor denegocios.
De modo que el tercero tendrá acción para repetir del dueño del negocio todos los fastos que la gestión haya
ocasionado, con los intereses desde el día que los hizo.
Además, el tercero pagador debe dar aviso del pago al deudor, para que éste no lo realice nuevamente. Si el deudor
vuelve a para, luego el tercero carece de acción de reintegro contra este último.
En este supuesto, también el tercero tiene la acción de pago por subrogación, pudiendo ejercer todos los derechos y
acciones del acreedor satisfecho.
3- Pago efectuado contra la voluntad del deudor: el art. 728 establece que “el pago puede ser hecho por un tercero
contra la voluntad del deudor…” con ello queda establecido que el concurso de la voluntad del deudor es irrelevante,
es decir, el tercero puede pagar y su pago es válido aun cuando el deudor se oponga almismo.
El acreedor por su parte puede recibir el pago ofrecido por el tercero e incluso está obligado a hacerlo cuando el tercero
que paga es un tercero interesado.
El reintegro en este caso procede, no por el monto del pago, sino por el importe de la utilidad que dentro de ese monto
obtiene el deudor. Será en consecuencia el tercero quien deberá probar la utilidad que el pago le significó al deudor,
debiendo este último probar su oposición.
El pago válido y eficaz realizado por el tercero es cancelatorio del crédito del acreedor quien se ha visto satisfecho en su
interés, pero no es liberatorio para el deudor quien sigue sometido a la deuda respecto del tercero que hizo el pago.
Es decir que dicho pago resuelve el vínculo obligacional entre acreedor y deudor, pero fuera de ello no produce otro
efecto entre estos últimos.
Tampoco produce el efecto consolidatorio del contrato que sólo se da cuando el pago es efectuado por el verdadero
deudor; y tampoco resulta de este pago, el efecto confirmatorio tácito de una obligación nacida de un acto viciado de
nulidad relativa.
ARTICULO 883.-Legitimación para recibir pagos. Tiene efecto extintivo del crédito el pago hecho: a) al acreedor, o a su
cesionario o subrogante; si hay varios acreedores, el derecho al cobro de cada uno de ellosse rige por las
disposiciones correspondientes a la categoría de su obligación;
b) a la orden del juez que dispuso el embargo del crédito;
c) al tercero indicado para recibir el pago, en todo o enparte;
Capacidad:
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El acreedor aun cuando en el pago juega un rol pasivo, debe prestar su colaboración para que el mismo se realice
válidamente. Por eso debe estar habilitado para recibir el pago a fin de no perjudicar a terceros.
Se requiere del accipiens capacidad para que el cumplimiento sea válido, tutelando sus propios intereses:
El impedimento para recibir el pago puede ser absoluto, comprendiendo todo pago, o relativo referido a determinados
pagos.
Padecen el impedimento absoluto: 1) los incapaces en el art. 54 CC, 2) los concursados y fallidos, que sufren el
desapoderamiento de sus bienes, 3) los inhabilitados judicialmente, cuando la sentencia les hubiere retirado la
capacidad de recibir cualquier pago.
Tienen un impedimento relativo: 1) los menores adultos, de 14 a 21 años, 2) los menores de 18 a 21, respecto de pagos
ajenos a su capacidad laboral o profesional, 3) los menores emancipados, por matrimonio o por habilitación de edad
para recibir el precio, 4) los inhabilitados judicialmente.
El pago efectuado al acreedor incapaz origina una nulidad relativa, instituida en favor del propio accipiens incapaz,
pudiendo ser demandada por éste a través de su representante o por sí mismo luego de adquirir plena capacidad.
Dicha nulidad puede ser saneada por la confirmación del pago hecha por el representante legal del incapaz o realizada
por este mismo luego de cesada la incapacidad, o finalmente por haberse operado la prescripción de la acción de
nulidad.
La acción de nulidad no podrá ser ejercida por el solvens, ya que como persona capaz no puede pedir ni alegar la nulidad
del acto fundándose en la incapacidad de la otra parte.
1. Cuando el pago se hubiese convertido en utilidad del incapaz: dado que la nulidad del pago al incapaztiene por objeto
protegerlo, a fin de evitar que invierta mal lo obtenido, por eso ya no tendría razón de ser esa sanción de nulidad
cuando el pago ha sido de utilidad para el incapaz.
2. Cuando el acreedor se incapacita con posterioridad al nacimiento de la obligación, y el deudor paga de buena fe: el
fundamento de esto está en la teoría de la apariencia, el deudor que pretende la validez del pago hecho al incapaz, le
corresponde acreditar que el acreedor era capaz al momento de contraer la obligación, y que luego sobrevino su
incapacidad, probados estos extremos por el solvens su buena fe sepresume.
ARTICULO 885.-Pago a persona incapaz o con capacidad restringida y a tercero no legitimado. No es válido el pago
realizado a una persona incapaz, ni con capacidad restringida no autorizada por el juez para recibir pagos, ni a un
tercero no autorizado por el acreedor para recibirlo, excepto que medie ratificación del acreedor. No obstante, el
pago produce efectos en la medida en que el acreedor se ha beneficiado.
Pago al representante:
Tanto el representante legal, convencional como judicial del accipiens están autorizados a recibir el pago. Es ésta una
variante del pago al propio acreedor, ya que al representado deberán imputarse los actos de su representante.
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Delfina Cerdá – Florencia Castillo
• La representación legal: es la establecida por la ley para suplir la actividad de quienes están jurídicamente
impedidos de obrar por sí mismos, recayendo la misma en los padres, tutores o curadores, respecto de las
personas por nacer, menores no emancipados, dementes o sordomudos.
• La representación convencional: es la que surge del contrato de mandato, en cuya virtud una persona da a otra el
poder, que ésta acepta, para representarla al efecto de ejecutar en su nombre y de su cuenta un acto jurídico, o
una serie de actos. Este mandato puede ser expreso o tácito.
• La representación judicial:se da cuando la facultad de recibir el pago surge de la autoridad judicial, así cuando el
juez autoriza para recibir un pago a un administrador por él nombrado a fin de cumplimentar su función, o es también
mandatario judicial el oficial de justicia que practica una diligencia de intimación de pago. Pago al tercero autorizado
para recibirlo: adjectus solutionis gratia:
Solución acomodada a la cultura jurídica romana que desconocía la teoría de la representación en virtud del definido
carácter personal en que era concebida la obligación.
Para facilitar el cumplimiento de la prestación, se incorporaba a la obligación a un tercero encargado de recibir el pago.
Hoy en día la representación convencional resulta más eficaz, y la figura del adjectus ha perdido su vigencia.
A los fines de explicar su naturaleza jurídica, Llambías afirma que el adjectus tiene un título abstracto para recibir el
pago, cuya verdadera índole resulta de las relaciones paralelas que mantenga con las partes, mandatario, socio,
destinatario, etc. Pero estas relaciones no impiden que el adjectus tenga un derecho propio y abstracto a recibir el pago
frente al deudor.
Del carácter de abstracto dimanan consecuencias: 1) el acreedor no puede revocar su designación, y el deudor puede
hacerle el pago aunque el acreedor lo resista. 2) si el acreedor y el deudor se ponen de acuerdo en revocar la
designación, dicho acuerdo producirá efectos, si el adjectus no hubiese aceptado todavía el beneficio, si lo hubiese
aceptado, la designación es irrevocable.
El adjectus es un mero beneficiario del pago, por lo cual su derecho se circunscribe a esa ventaja que el pago significa,
quedando al acreedor las demás prerrogativas propias de su condición de tal.
Se admite que el adjectus tiene título para percibir el pago que quiera efectuarle al deudor. Pero existen discrepancias
sobre si está facultado para exigir compulsivamente el pago de la deuda, si el obligado no cumple espontáneamente. La
opinión tradicional, niega esta atribución al adjectus, quien no podrá ejercer ninguna coerción. Una tendencia eclética
piensa que si el adjectus es un simple mandatario con poder sólo para cobrar, no tendrá facultades para accionar en
justicia. Y por último, una tercera postura sostiene que e adjectus tiene acción para demandar el cumplimiento del
deudor, ya que si éste tiene el deber de satisfacerle el pago, como lógica e inexorable contrapartida de éste tercero ha
de tener acción para pretender el pago quien tiene derecho.
Trigo adhiere a esta última postura, que no importa desconocer al acreedor todas sus otras prerrogativas de tal calidad,
porque el mismo seguirá siendo titular de los atributos de disposición del crédito y podrá hacer novación, transigir,
remitir la deuda, etc.
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El adjectus tiene acción para reclamar el pago judicial o extrajudicialmente como corresponde al derecho que tiene de
recibirlo, pero no puede disponer del crédito, es decir no podrá novar, transar, compensar, derechos que competen
solamente al titular del mismo, al acreedor.
Si el acreedor en el ejercicio de sus facultades le causare algún perjuicio al adjectus referente a su derecho de percibir el
pago, tendrá acción para reclamar los daños contra el acreedor, pero sólo en virtud de la relación paralela que mantenga
con las partes.
En caso de muerte o incapacidad del adjectus el pago deberá hacerse a sus sucesores o
Si se trata de pagarés al portador el pago debe efectuarse al que presentase el título de crédito. Esto es así, por cuanto
en el título al portador no se determina la persona del acreedor, que es en definitiva quien posee el documento que se
transmite por simple tradición manual: la entrega transfiere el título y su posesión atribuye al poseedor la calidad de
acreedor.
Esta presunción de propiedad tiene una doble significación: de parte del poseedor importa que puede ejercer todos los
derechos del propietario, de parte del deudor que él tiene el derecho absoluto de pagar a cualquier portador del título
al portador.
El pago hecho al tenedor del título no libera al deudor en dos supuestos: si el documento fue hurtado y el deudor sabía
tal circunstancia. Si el deudor actúa culpablemente y paga pese a tener graves sospechas de no pertenecer el título al
portador, es decir cuando tiene motivos fundados. En ambos casos, el deudor debe complementar su abstención de
pago al tenedor, con la pertinente consignación judicial, para resguardar así la sinceridad de su proceder.
Si el deudor abona a alguna persona que no está legitimada para recibir el pago, estará pagando a un tercero no
autorizado.
El pago así efectuado es inoponible al acreedor, no extinguiendo la obligación ni liberando al deudor, debiendo pagar
nuevamente a su acreedor.
Si el pago redunda en beneficio del acreedor y en la medida de esa utilidad, será justificadamente valido en virtud del
principio del enriquecimiento sin causa. Pero la convalidación de dicho pago se da sólo en la medida de la utilidad que el
mismo significará al acreedor. De modo que si el beneficio obtenido por el acreedor resultare inferior al monto de la
deuda, la convalidación es parcial y este último tendrá acción para reclamar el remanente.
El quantum del beneficio se establece al momento de su ingreso al patrimonio del acreedor, ése es el momento exacto
para establecer la cuantía de la utilidad no importando que posteriormente se incremente o disminuya.
2. Cuando el pago al tercero es ratificado por el acreedor: la ratificación del acreedor equivale a mandato,el pago
cumplido a ese tercero es como si lo hubiese realizado a unmandatario.
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3. Cuando el pago es efectuado al acreedor aparente o poseedor del crédito: se encuentra habilitado aun cuandono
satisfaga el interés del acreedor.
El pago efectuado al poseedor del crédito es liberatorio para el deudor que lo realiza, pero en la medida que no es de
provecho para el verdadero acreedor, éste puede ir contra el que ostensiblemente tomó su lugar para que lo indemnice.
Es poseedor del crédito quien se comporta ostensiblemente como acreedor, tiene que estar en una posesión pacifica de
la calidad de acreedor, que esa calidad no haya sido objeto de impugnaciones.
a) Al heredero aparente.
b) Al esposo que actúa como acreedor de un crédito perteneciente a la sociedad conyugal, después de la disolución
de ésta.
c) Al cesionario del crédito, luego de anulada la cesión.
d) Al legatario del crédito, instituido en un testamento anulado orevocado.
e) Al asegurado que cobra el seguro de un inmueble incendiado en perjuicio del acreedor hipotecario.
Para que el pago al acreedor aparente sea válido es necesaria la concurrencia de los siguientesrequisitos:
1. Buena fe en el solvens, la que consiste en creer sin ninguna duda que el accipiens(poseedor del crédito) es el
verdadero acreedor.
2. Esa creencia del solvens sobre la calidad de acreedor del que sólo lo es en apariencia, tiene que consistir en un error
de hecho excusable, tiene que haber existido razón paraerrar.
Tiene un doble efecto: libera al deudor, ya que es un pago válido, resolviendo la relación existente entre acreedor y
deudor, y da origen a una nueva relación entre el verdadero acreedor y el aparente quien recibió el pago.
El verdadero acreedor tiene contra el aparente una acción de enriquecimiento sin causa para que le entregue el
beneficio percibido a expensas y en la medida de su propio empobrecimiento, si el poseedor del crédito actuó de buena
fe.
Si el acreedor aparente actuó de mala fe, deberá indemnizar todos los daños y perjuicios que le ocasionara el verdadero
acreedor.
El pago debe ser exacto, es decir, la prestación deberá adecuarse al contenido del deber de prestación. Los requisitos de
la exactitud del pago son: la identidad y la integridad, como requisitos básicos; agregándoseles la localización y la
temporalidad.
Identidad:
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ARTICULO 740 CC.- El deudor debe entregar al acreedor la misma cosa a cuya entrega se obligó. El acreedor no puede
ser obligado a recibir una cosa por otra, aunque sea de igual o mayor valor.
ARTICULO 868 CCyC.- Identidad. El acreedor no está obligado a recibir y el deudor no tiene derecho a cumplir una
prestación distinta a la debida, cualquiera sea su valor.
Lo expuesto rige para ambas partes, ni el deudor puede pretender desobligarse cumpliendo una prestación distinta de la
debida, aunque fuese de mayor valor, ni tampoco podría el acreedor exigir el pago de algo diferente a lo adecuado,
aunque fuese de menor monto y pudiera significar por ende una ventaja para el obligado.
Esta regla se aplica estrictamente cuando se trata de obligaciones de dar cosas ciertas, pero tratándose de obligaciones
de género o cantidad podrá tolerarse alguna variante en la medida que no resulte perjuicio a la otra parte, sirviendo de
guía el principio de la buena fe en la ejecución de las obligaciones, que se opone a todo rechazo abusivo del pago por
falta de identidad.
Las obligaciones facultativas constituyen una excepción al principio de identidad, ya que en ellas del mismo título surge
una facultad de sustitución acordada al deudor, que le permite pagar con una prestación distinta a la debida.
El pago mediante cheque es un instrumento de pago, pero el cheque no equivale a dinero, en esencia no es más que una
orden de pago impartida a un Banco, y presenta para el acreedor el peligro de la falta de fondos del Banco.
Cuando se trata de “cheques certificados”, en los cuales el Banco garantiza la existencia de fondos suficientes en la
cuenta, subsiste el peligro de quiebra del Banco. En esto hubo reformas en nuestra legislación, en donde se establece la
garantía del Banco Central para la devolución de los depósitos a sus titulares.
Pero, a pesar de esto, Trigo afirma que no existe una equiparación con el pago en numerario, y que podría suceder, por
ejemplo, que el acreedor necesitara dinero en el acto o para el día siguiente y con la entrega del cheque no puede
tenerlo. Por esto, también Llambias afirma que dicho pago afecta el principio de identidad.
O sea, en definitiva, el rechazo del pago ofrecido mediante cheque certificado en lugar de dinero en efectivo, por no
mediar identidad en el objeto del pago, es siempre posible si de las circunstancias del caso resulta que ello obedece a
motivos serios y justificados, y no a una mera actitud abusiva.
En lo que respecta al depósito en una cuenta bancaria del acreedor, el mismo tampoco sería liberatorio para el deudor,
por falta de requisito de identidad.
La operación de pago tiene dos momentos: el depósito y la acreditación, y además se viene a dar intervención a un
extraño a la relación jurídica: el Banco.
Con lo cual, en definitiva, se produce una traslación de la deuda, que puede no estar en los cálculos del acreedor, ni
desear el mismo.
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Desde el punto de vista práctico, el ocurrir a esta forma de pago sin consentimiento del acreedor, puede traer
aparejadas dificultades al deudor: por ejemplo podría suceder que el Banco por error acreditara el depósito a otra
persona distinta del acreedor.
En fin, el depósito en cuenta bancaria del acreedor no le confiere a éste directamente el dinero adeudado, sino un
nuevo crédito contra su Banco, por lo que resulta que tampoco se cumplimenta el requisito de la identidad en el
objeto.
Tampoco cumplen con la identidad del pago, por lo que el acreedor no tiene deber de recibir como pago títulos de
crédito o papeles de comercio, como pagarés, letras de cambio, etc, en lugar de la suma de dinero adeudada, aquellos
no son dinero sino simples promesas de cumplimiento, que no tienen efecto cancelatorio hasta el efectivo pago.
Integridad:
ARTICULO 742 CC .- Cuando el acto de la obligación no autorice los pagos parciales, no puede el deudor obligar al
acreedor a que acepte en parte el cumplimiento de la obligación.
ARTICULO 869 CCyC.- Integridad. El acreedor no está obligado a recibir pagos parciales, excepto disposición legal o
convencional en contrario. Si la obligación es en parte líquida y en parte ilíquida, el deudor puede pagar la parte
líquida.
El pago debe ser completo, abarcar todo lo debido. Ni el deudor puede fraccionar la prestación para ir desobligándose
por partes, ni el acreedor podría pretender aceptar sólo una parte de la deuda y postergar el cobro de la restante,
dejando así subsistente la obligación y responsabilidades del deudor.
Este principio fue atenuado por la doctrina y la jurisprudencia, cuando lo que falta para completar la totalidad de la
prestación, resulta insignificante; ya que en tales condiciones el rechazo del pago por parte del acreedor, pretendiendo
que el mismo no es integro, podría ser contrario a la buena fe y abusivo.
El requisito de la integridad no es absoluto. Las excepciones al mismo pueden surgir tanto de la voluntad de las
partes, como de la ley.
1. Por voluntad de las partes: las mismas partes pueden acordar la realización de pagos parciales, y ello es
perfectamente válido con arreglo al principio de la autonomía de la voluntad que rige en materia
contractual.
Además, la convención que autorice pagos parciales puede ser expresa o tácita, si resulta del objeto de la obligación o
de las circunstancias especiales de cada caso.
En la hipótesis de una venta por cuotas, tenemos un ejemplo de convención expresa, mientras que un supuesto tácito es
la cláusula de pago a mejor fortuna, que podría dar lugar a que el juez autorizase el pago por cuotasproporcionadas.
2. Por disposición legal: a veces es la propia ley la que consagra excepciones a la regla de la integridad del pago.
Así es el caso del beneficio de competencia, ya que a los deudores que gozan de esta franquicia el acreedor les debe
aceptar el pago de lo que buenamente puedan.
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Este beneficio consiste en un favor legal que se concede a determinados deudores y en virtud del cual resultan
facultados para pagar sólo lo que buenamente puedan, pudiendo conservar para sí lo suficiente para poder vivir.
ARTICULO 892 CCC.-Definición. El beneficio de competencia es un derecho que se otorga a ciertos deudores, para que
paguen lo que buenamente puedan, según las circunstancias, y hasta que mejoren de fortuna.
El beneficio produce dos consecuencias: reduce la obligación del deudor dentro de los límites de lo que buenamente
pueda pagar, y recíprocamente circunscribe también el derecho del acreedor de cobrar a sólo esa parte.
Otro supuesto de pago parcial, se da cuando resultan insuficientes los bienes del deudor para cubrir la totalidad de la
deuda ya que entonces de hecho el acreedor se ve forzado a recibir un pagoparcial.
ARTICULO 870 CCyC.- Obligación con intereses. Si la obligación es de dar una suma de dinero con intereses, el pago sólo
es íntegro si incluye el capital más los intereses.
ARTICULO 743 CC .- Si la deuda fuese en parte líquida y en parte ilíquida, podrá exigirse por el acreedor, y deberá hacerse
el pago por el deudor de la parte líquida, aun de que pueda tener lugar el pago de la que no lo sea.
ARTICULO 869 CCyC.- Integridad: ... Si la obligación es en parte líquida y en parte ilíquida, el deudor puede pagar la parte
líquida.
Deuda liquida es aquella cuya cantidad se encuentra determinada o que sea fácilmente determinable por medio de una
operación aritmética. La falta de este requisito por el contrario priva de liquidez a la deuda.
El fraccionamiento autorizado de las deudas parcialmente liquidas y en parte ilíquidas se explica, ya que esa misma
diferencia existente entre las distintas partidas de la deuda, patentiza que deben ser consideradas como obligaciones
diferentes, exigibles por lo tanto de manera independiente y en momentos diversos. Tiende a posibilitar la separación
de la porción liquida respecto de la ilíquida, razón por la cual el deudor también podrá pretender pagar únicamente la
parte liquida sin que el acreedor pueda oponerse a ello.
1. Pluralidad de actos: si entre los mismos acreedores y deudores existen varias deudas independientes y distintas, el
pago separado de cada obligación es factible, pues la integridad sólo funciona separadamente con relación a cada
uno de estos distintos créditos.
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2. Prestaciones periódicas: entre las obligaciones cuyo cumplimiento dura o transcurre a través de un cierto lapso, hay
algunas que van naciendo sucesivamente con el correr del tiempo en función de diversos periodos, siendo cada una de
ellas distintas e independientes entre sí, como sucede en la locación de cosas. En estos casos, como cada deuda tiene
vida propia, aunque se acumulen varios periodos impagos, no resultará de aplicación el pago parcial, por cuanto se
trata de todas formas de obligaciones separadas que conservan su individualidad. Este supuesto se subsume dentro del
anterior de pluralidad de obligaciones independientes entresí.
3. Pluralidad de cofiadores: el principio de la integridad se respeta, lo que sucede es que el acreedor ha consentido la
división de la garantía, y llegado el momento de hacerla efectiva,cada coobligado cumplirá por su cuota parte
integra.
2. Localización:
Este requisito no es esencial, de forma tal que si la deuda no pudiera ser pagada en el sitio debido pero sí en otro,
correspondería la sustitución del lugar de cumplimiento, con ajuste a la regla de la buena fe y circunstancias del caso.
Si no hubiese lugar designado, y se tratase de un cuerpo cierto y determinado deberá hacerse donde éste existía al
tiempo de contraerse la obligación. En cualquier otro caso, el lugar de pago será el del domicilio del deudor al tiempo del
cumplimiento de la obligación.
ARTICULO 873 CCyC.- Lugar de pago designado. El lugar de pago puede ser establecido por acuerdo de las partes, de
manera expresa o tácita.
En cuanto a las formas de la designación no existen limitaciones. Puede hacerse simultáneamente con el nacimiento de
la obligación o en un momento posterior. La designación puede ser expresa o tácita, si es expresa requiere que los
empleados sean claros y precisos, si es tacita resulta de la naturaleza y circunstancias de la obligación, que permiten
conocer con certidumbre la existencia de la voluntad de fijar un determinado lugar de cumplimiento.
Si se designan varios lugares en forma opcional, la obligación resulta ser alternativa en cuanto este aspecto y deberá
regirse por las reglas de este tipo de obligaciones de forma tal que, salvo estipulación en contrario, la elección del lugar
del pago corresponderá al deudor. Si por el contrario, la enunciación de varios lugares se hace en forma acumulativa, el
pago deberá fraccionarse en tantas partes iguales como sitios designados hubiese si la obligación fuese divisible,
mientras que si el objeto fuera indivisible, el pago deberá cumplimentarse en el lugar que se elija, correspondiendo esta
facultad al deudor salvo convención en contrario.
Si la designación recae en el domicilio del deudor o del acreedor y alguna de las dos partes cambia a posteriori su
domicilio, el código hace prevalecer la decisión del acreedor, que podrá ser en el lugar del primer domicilio o en el
nuevo, ya que ello en nada perjudica al deudor. Pero, estos son meros lineamientos generales, en cada caso habrá que
apreciar el real interés de una de las partes en resistir el cambio del lugar del pago, a la luz del principio de la buena fe
en la ejecución de las obligaciones.
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