Chaconjose Parte3
Chaconjose Parte3
Chaconjose Parte3
nos dice que "hemos aprendido de nuevo a sentir nuestro cuerpo, hemos re-encontrado
bajo el saber objetivo y distante del cuerpo este otro saber que del mismo tenemos,
porque está siempre con nosotros y porque somos cuerpo,,4. Nuestro cuerpo es re-
comportamiento del cuerpo es, ante todo, espacial. Nos dice Merleau-Ponty que uno de
discutiremos a fondo.
El propósito que teníamos en la segunda parte aún lo conservamos para esta parte. No
obstante, debemos aclarar que en nuestrQ intento de comprender el texto, a veces nos
aspecto de la espacialidad del cuerpo hemos decidido excluir, o mejor dicho, estrechar el
discurso crítico con el propósito de precisar con mayor exactitud lo esencial del
esto con el fin de alcanzar los objetivos de nuestra investigación, pero no debemos
4 Id., p.222
5 Id., p.219
123
olvidar que cada momento está expuesto de fonna entrelazada por lo que uno no actúa"sin
cual habitamos, unidad confonnada por el cuerpo. físico y por el cuerpo fenomenal.
Nuestro filósofo no solo fonnula su definición de cuerpo sino que nos invita a conocerlo
a través de la vivencia deJ mismo. Es así como descubrimos que éste comporta una
Es cierto que el cuerpo físico, por ejemplo, está compuesto de partes: las
originalmente utilizado por psicólogos como Schilder. Este "esquema corpóreo" más allá
de ser el sistema mecánico que mantiene las piezas en su lugar, es la expresión del cqerpo
mentalmente sino que acontece como hecho existencial. El ténnino esquema nos llama la
atención porque expresa su carácter gráfico por una parte, y por !Jtra, su naturaleza
materiales, el boceto, por ejemplo, puede ser borrado o desechado. Pero además de
124
expresar esta particularidad, "el «esquema corpóreo» es fmalmente una manera de
por un análisis reflexivo ni por una deducción· causal, sino que es anterior a toda
tematización, existe ya y se manifiesta en cada acción corporal.
Como ejemplo de esto,' nuestro autor nos i,tvita a imaginamos a nosotros mismos
cuando estamos apoyados sobre una mesa o. sosteniendo una pipa en la mano mientras
estamos parados. En una situación.como esta, acontece una especie de tensión especial
sobre alguna parte corporal en particular; por ejemplo, cuando estamos apoyados es la
mano sobre la mesa, cuando estamos parados es la mano que sostiene la pipa. Sin
embargo, cada una del resto de las partes corporales no desaparece de nuestro
conocimiento, sino que están allí, se sabe dónde se encuentran. La experiencia nos habla,
pues, de ese fenómeno englobador que es el «esquema corpóreo», que pennite que
diferentes partes del cuerpo. En la vida irrefleja, está presente, actúa, pero pasa por
Cuando estamos apoyados sobre la mesa, toda la tensión se ubica en la mano que
retiene todo el peso del cuerpo y se pone en contacto con el borde de la mesa. La mano es
ese punto de tensión porque la situación general lo requiere: la inclinación del cuerpo, la
nosotros sabemos dónde está la mano,. es decir, la encontramos en nuestro entorno por la
tarea que está llevando a cabo, es decir, por su situación. No conocemos su posición
como lo hacemos con un objeto cualquiera, sino que conocemos su situación. La mano no
es una cosa que está entre la mesa y el resto de mi cuerpO, como nos la harra pensar el
'Id.• p.218
125
análisis reflexivo. La mano es la protagonista de esa situación. En este sentido es que
espacio de esta circunstancia está determinado por la situación. "Mi cuerpo se me revela
como postura en vistas a una cierta tarea actual o posible. Y, en efecto, su espacialidad no
es, como la de los objetos exteriores o como la de las «sensaciones espaciales», una
espacialidad de posición, sino una espacialidad de situación"'. Tomamos, entonces,
conciencia de la mano y el cuerpq por una experiencia situacional (existencial) más que
I
por una reflexión que pone en evidencia la relación posicional de las partes involucradas.
En otras palabras, la situación vendría a ser una realidad envolvente, aquello dentro de lo
cual están abarcados ambos la mano y el cuerpo, por tanto, situación y «esquema
corpóreo» coinciden por cuanto que ambas son rasgos de la existencia y dan lugar a la .
movimiento que lo podemos evidenciar con mayor precisión. Incluso en los dos ejemplos
apoyo. Cuando reflexionamos sobre la misma, la mano $e torna como la figura sobre el
fondo que corresponde a la mesa. Pero la relación entre los dos elementos de la situación.
cuerpo está "polarizado" hacia las cosas que le atraen o que tiene que asumir como tarea.
En el caso en discusión, la mano está polarizada por la "mesa en cuanto a que es por
7 Id.• p.217
126
medio de ésta que el resto del cuerpo se apoya. En otras palabras, la situación de apoyo se
modificar los rayos de luz por Illedio de refracción o reflexión, de manera tal que no
una pila eléctrica por ejemplo, la polarización se da cuando en uno de los electrodos se
disminuyendo la corriente que produce. Pero, el término más bien conserva su sentido
lato. Merleau-Ponty lo utiliza para explicar que uno de los rasgos más esenciales del
cuerpo es su poder de concentrar la atención en una cosa. Entonces, el que el cuerpo esté
polarizado hacia las cosas significa, pues, que está en tensión hacia las cosas, tiende hacia
cuanto a que la conciencia siempre, está dirigiéndose al mundo sin lograr abarcarlo por
se encuentra el sujeto con su mundo. "E~ todo cogito actual, una mirada que irradia del
relación objetiva, etc., y lleva a cabO la muy diversa conciencia de é1.,,8 Como relación, la
que Merleau-Ponty nos aclara que para comprender mejor la espacialidad del cuerpo
127
La investigación fenomenológica requiere de una epohjé para lograr acceder a· la
mismo sino que hace uso de algunos ejemplos extremos para sondear lo originario de la
percepción. Estos ejemplos son casos de estudio propios de la psicología, que han sido
plenamente analizados con anterioridad pero que, bajo la lupa de nuestro filósofo revelan
evidencias sorprendentes. Para la reflexión sobre el movimiento corporal Merleau-Ponty
perceptiva que los psicólogos llamaron "ceguera psíquicatt• Este es un caso extremo, y
desde afuera del sujeto, y pone de manifiesto su libertad. Los mencionados psicólogos se
han referido a éstos con los nombres greifen y zeigen, lo que es decir, coger, agarrar o
Un sujeto nonnal puede realizar ambos movimientos sin ningún problema. En cambio un
sujeto como Schneider puede realizar movimientos concretos pero tiene grandes
.
El sujeto, según Merleau-Ponty, está implicado con el mundo de una manera
íntima y sobre todo "orgánicatt , como ya habíamos sefla1ado. Sus movimientos corporales
son respuestas a la tensión en la cual se encuentra con relación a las cosas. Es más,
una especie de atracción a distancia. Los movimientos· concretos evidencian que esta·
como sucede, por ejemplo, en una picada de zancudo. Cuando un zancudo nos ha picado
automáticamente, es decir, sin tene~ una conciencia tética de aquella situación. El cuerpo
se mueve. pues, por la percepción del hecho que reclama aquel movimiento sin siquiera
pensarlo o representarlo: he aquí el vínculo entre el sujeto y las cosas que se hace
manifiesto en este movimiento corporal concreto, revelando al cuerpo como "potencia de
cierto mundo". Este comportamiento se hace patente de igual manera en un sujeto sano
sujeto. En otras palabras, el sujeto tiene la opción de desligarse del mundo a su antojo o
de vincularse con él. Esto lo puede realizar un sujeto sano pero el enfermo no tiene esta
opción, él está encerrado en su propia facticidad e inmediatez, por eso, al pedido de hacer
un movimiento cualquiera. como tocarse la nariz o dibujar un círculo en el aire, éste tiene
que sacudir todo su cuerpo hasta.encontrar -por desciframient(r,- aquel movimiento que
abstracto seftalan la existencia de unos· puntos de apoyo esenciales sobre los cuales el
sujeto puede abrirse libremente para llevar a cabo lo que se le pide o reclama; son
precisamente estos los puntos de .108 cuales carece el enfermo. Esos puntos de apoyo o
129
asideros, Merleau-Ponty los llama "puntos de presa", los cuales varían según lá situación.
Los dos modos de ser en el mundo que nos revelan el greifen y el zeigen nos
hablan de una cierta posesión del espacio que en la actitud natural se nos hace dificil
limita pero a la vez nos potencia de manera alternante. El caso de Schneider nos lo
muestra con una gran claridad~ al mostrar las funciones fundamentales de nuestro
comportamiento perceptivo. Por una parte la actitud del greifen nos refiere a una
dado, a un mundo dado. Por esta razón se llama movimiento concreto y Merleau-Ponty lo
y no tética, atrapa y encierra los actos en el sujeto. Por el otro lado, la actitud del zeigen
nos remite a una espacialidad abierta y alternante, en lao cual el fondo es más bien un
según la libertad del individuo. El sujeto nonnal, por consiguiente, se mueve entre estas
dos actitudes, concreta y abstracta. En esto consiste estar "abierto a lo posible", apertura
que es sólo realizable cuando el cQ.erpo es centro receptivo y proyectivo a la vez; ~s éste
9 Los intentos de explicitar las causas de estos movimientos han recorrido los extremos del empirismo y del
intelectualismo. Merleau-Ponty hace una larga exploraci6n en c6mocada posici6n da razón del greifen y el
zeigen, que no discutiremos ahora, para luego llegar a afmnar que el comportamiento humano es uno s610 y
no puede ser descompuesto en distintas partes. Los movimientos 'concreto y abstracto parecen pertenecer
cada uno a una condici6n diferente del: comportamiento: el greifen a lo fisiol6gico y el zeigen a la
conciencia. Pero cuerpo y conciencia ~necen a un mismo fen6meno; separarlos como si fuesen
variables ajustables interdependientemente de un experimento físico conlleva a "nivelar el
comportamiento" como precisamente lo hu hecho la fisiología mecanicista o la psicología intelectualista.
No obstante, Merleau-Ponty hace una importante reflexi6n que debemos precisar. En ~rminos de la
conciencia, salvando la consideración de la conciencia constituyente, el zeigen se diferencia del greifen
130
B) Sentido de la espacialidad corpórea.
situación, que rehúye toda determinación. Arias M~oz nos sefiala que el esquema es el
medio por el cual tomamos conciencia del cuerpo. Esto es así porque primero, no pennite
que el cuerpo se convierta en. objeto para una conciencia inspeccionadora, y segundo,
lanza el cuerpo al mundo con una intencionalidad que lo transfonna1o• El esquema, como
corpórea.
Esta espacialidad, Merleau-Ponty la llama hasta este momento espacio corpóreo, pero
a partir de la siguiente dilucidación sobre el espacio también utilizará el ténnino espacio
porque en el primero se da conciencia del objetivo que se desea seftalar. La conciencia es el poder de
seftalar el objetol en cuanto 6ste es objeto iptencional. En este sentido, el acto de señalamiento se realiza en
la existencia «para-sl», el objeto es poseído por la conciencia. En cambio en la acción de coger, el objeto no
es significativo. es una mera cosa, por lo que acontece en la existencia «en-sÍ». Es por esto que nos
referíamos al greifen y al zeigen como los dos modos de ser. las dos maneras de referirse al mundo: el ser-
para-sí y el ser~n-sl.
10 l.A.Arias Muftoz, La antrop%glafenomeno/6gica de M-P., p.67
131
contrariamente a Merleau-Ponty, no pudo darle carácter de realidad y 10 redujo a tina
de forma que uno no se da sin el otro, conforman una gestalt; tematizar uno hace aparecer
el otro inevitablemente. No es que uno esté contenido dentro' del otro ni que se puedan
dialéctica es, tal vez, uno de los asPectos más 4J¡portantes que debemos discutir a fondo.
uno de los modos esenciales del comportamiento perceptivo del hombre: todá figura es.
fondo son, entonces, los dos elementos estructurales de 'la percepción gestáltica. Sin
embargo, esta psicología supuso que la estructura figura-fondo está dada sobre un espacio
objetivo cuyas características son las mismas del espacio moderno, es decir, inteligible,
esta estructura. La figura aparece clara y separada de su fondo motivada por el sujeto
perceptor. Cuando nuestro cuerpo se polariza haciá la figura, el fondo se opaca y pierde
132
intencionalidad. El protagonista de este espectáculo no es ni la figura ni el fondo, es' el
espectador mismo, es nuestro cuerpo. Las cosas no aparecen de modo pasivo e inerte en
,el campo perceptivo, la relación entre las figuras y los fondos se desarrollan como una
exterior, entonces, el cuerpo, que comporta una espacialidad propia, cumple el papel más
detenninanté de todos.
Así como la estructura figura-fondo está mediada por el' cuerpo, también la relación
espacio objetivo y espacio corpóreo está mediada por el cuerpo como «ser-del-mundo».
Las cosas acontecen en el espacio objetivo, sin embargo~ es el espacio corpóreo el que
pennite la' distinción de las cosas unas de otras, precisamente porque existe un vínculo
objetivo, y orgánico porque el cuerpo está implicado como sistema físico y fenoménico.
En este sentido Medeau-Ponty nos recuerda que ciertos ténninos como 'sobre', 'debajo'
preposiciones seftalan el cuerpo como origen del punto de vista, como aquello que
12 Id., p.119
133
El sentido del movimiento revela tres aspectos fundamentales, la .identidad de' la
una deficiencia patológica, que existe una estrecha relación entre sensibilidad y
propio mundo, no tiene más la "plasticidad" original de halar y ser halado, hacia y por,
están separadas: los objetos están· desde el principio "prefiadostt de significado por tanto
identificarse. El dato sensible funda al acto de significación, pero es sólo a través del acto
vivirlos según lo que estos reclamen. El poder proyectivo que tenemos hacia las cosas es
descrito como "un vector móvil" que Merleau-Ponty llama "arco intencional". El arco
u Id., p.168
14Tanto el empirismo como el intelectualismo separan la sensibilidad y la significación como dos
momentos de un mismo acto. El intelectUalismo reduce la primera a la segunda, es decir la forma al
contenido, y el empirismo subsume el contenido a la forma autónoma, el segundo al primero. La crítica que
hace insistentemente la fenomenología de Merleau-Ponty, es que la existencia no está determinada por
134
intencional es una especie de poder· motriz que poseemos y nos proyecta al mundo en
cada situación, teniendo como centro y punto de apoyo al cuerpo. "Es este arco
motricidad del cuerpo. Merleau-Ponty nos dice a este respecto que la conciencia y
cuerpo se mueve al ser halado por los hilos intencionales de las cosas, y se mueve cuando
hay "comprensión" (sobre este ténnino hablaremos más adelante) y se dirige al origen de
movimiento. Pero, según esto, la conciencia debe ser, además, de relación, como la
entiende Husserl l6, es una potencia también: "la conciencia es originalmente no un «yo
pienso que», sino un «yo puedo»"17; en otras palabras, una potencia motriz.
alguno de los elementos por separado sino que ésta se despliega como una dialéctica en la cual materia y
forma aparecen integradas y entrelazadas una a la otro sin posibilidad de una superación unilateral.
u Id., p.lS3 . .
16 "Desde el momento en que hay conciencia, y para que haya conciencia, es preciso que se dé algo de lo
que ella sea la conciencia, un objeto intencio~al, y solamente podrá referirse a este objeto en tanto que se
«irrealice» y se arroje en él, que esté toda entera en esta referencia a... algo, que sea un puro acto de
significación."Id., p.138
l7Id., p.IS4
135
entonces la motricidad del cuerpo demuestra que cuerpo y conciencia son dos aspectos de
presente como hecho, como realidad. El aspecto fenomenal del «esquema corpóreo», que
encamada que Merleau-Ponty llama con el término cartesiano' cogito. Por esto, dice
veíamos anteriormente, esto impli,ca a su vez que se dan unos niveles de conciencia, uno
referido al greifen y otro al zeigen. Aunque decíamos que la diferencia entre el segundo y
mundo» y del cual parten todas las acciones del sujeto? ¿Podríamos llamar a este estado
originario, o, furidamental? ¿Será este el sujeto anterior que se manifiesta como
1I Id., p.154
19 Id., p.lS5
20 Id., p.lS8
136
hipokeimenón? Esto será expuesto con mayor precisión cuando nos introduzcamos en la
En tercer y último lugar, la exposición sobre la espacialidad del cuerpo cobra una
significación más profunda cuando Merleau-Ponty lleva la discusión al plano existencial
del habitar. Todo lo anteriormente expuesto tiene sentido porque el cuerpo como unidad,
espacio, como nos hace entender el pensamiento objetivo~ el cuerpo es del espacio, habita
el espaci02\ •
Pero, ¿que significa habitar? Habitar, por una parte, significa vivir (poseer vida,
estar) o morar (residir en un lugar); ambos sentidos implican una doble condición
espacial y temporal. Habitar es, pues, una acción del ser que se despliega en una doble
importantísimo aspecto, nuestro autor expone algunas ideas en relación a un término que
repetición se adquiere. Pero, Merleau-Ponty apunta a algo más, que tiene que ver con la
experiencia del "habituarse" a las cosas y a las situaciones. Ante todo, habitud, hábito,
Merleau-Ponty afirma que lo que adquirimos con la habitud es una significación motriz,
21 Id., p.l56
137
Para que exista habitud debe haber movimiento constante; nos habituamos a algo
siempre y cuando repitamos la acción varias veces ya bien sea una seguida de la otra o
habitud, vemos que al habituarilos a ,algo, nos situamos en ese algo como si lo
amoldáramos a nuestro cuerpo, como si hiciéram,os nido en él. Habituarse es por tanto
familiarizarse con la cosa o la situación, ,es hacerlas propias. Por eso Merleau-Ponty dice
propia corporeidad, que siempre nos ha acompaftado, algo nuevo, una espacialidad nueva
podríamos decir, que crecemos, nos ampliamos al mundo y por consiguiente hacemos de
Los ejemplos dados por Merleau-Ponty son extraordinarios porque son extraídos
espacio. Habituarse a un sombrero, por ejemplo, es amoldarse a éste, o mejor dicho hacer
que éste se amolde a la cabeza. Una vez logrado este propósito, el sombrero no es una
cosa sobre la cabeza, es de hecho parte de ésta, es una extensión, que se evidencia como
sentido; desde la perspectiva del espectador (quien está afuera) la cabeza posee algo que
le aftade o le resta presencia y desde el propio usuario (adentro, de quien usa el sombrero)
n Id.• p.l61
138
que nosotros hemos llamado reconocimiento, MerleaQ.-Ponty lo llama "saber corporal" y
Con la habitud modulamos nuestro ser, lo hacemos evidente. En el ejemplo del sombrero,
al habemos habituado a éste --y éste a nuestra cabeza-- hemos, pues, modulado,
expresado, manifestado lo que somos y el modo en que existimos: en este caso, una
movimiento mismo. ¿Acaso esta formulación no nos recuerda a la relación entre potencia
23 Id., p.l62
24 F. Copleston, Historia de la filosofla.
139
Si reflexionamos el movimiento de esta manera, vemos por separado· los
momentos, pero, éstos no se dan por separados, son paralelos y están encerrados en una
misma "ola temporal". En otras palabras, los mismos van juntos y de hecho no se
Ahora bien, ¿significa esto que cuando no hay comprensión no ha,y habitud y luego se da
la separación de los momentos? Esto parece ser lo que sucede en enfermos como
horizonte, sin embargo la efectuación no se hace de. inmediato, por eso Schneider
necesita hacer. unos movimientos previos como para descifrar, como para atrapar el
inseguridad o con torpeza, por ejemplo cuando estamos aprendiendo a bailar. Al principio
pasos a dar pero estos se realizan con difi~ultad y unos cuantos segundos después de lo
que les corresponde. No obstante cuando se logra la habitud, luego de mucha práctica, los
siendo de él. Dicha apropiación la.realizamos por medio del cuerpo, por lo que podríamos
decir que el cuerpo como condición de nuestra. existencia es espacial. El requisito para
movimiento hacia el mundo. Este hecho es 10 que hace que la intencionalidad engranada
140
con la ejecución de la misma no 'sea mera idea o sensación. La intencionalidad que se
Ahora bien, con la habitud ese mediador que es el cuerpo adquiere una nueva
significación. En el ejemplo del sombrero lo veíamos con claridad. Tanto externamente,
espectador. Lo mismo ocurre con el personaje del sombrero, él y su sombrero son una
sola cosa para quien lo observa. Tales movimientos son por tanto expresivos y por eso
dejado penetrar por una nueva significación, cuando se ha asimilado un nuevo núcleo
25 Este habitar el espacio se desarrolla en diferentes niveles: a nivel biológico o elemental y a nivel
significativo o cultural. El cuerpo realiza unos movimientos habituales que le garantizan su supervivencia,
pero tambi6n desarrolla otros hábitos motores cuyo sentido alcanza nuevas significaciones, ya bien sea
usando el propio cuerpo o un instrumento o artefacto que extiende el gesto motor.
141
significativo"26. La habitud, y por tanto el habitar, está detenninado por el sentido que
propuesto por el intelecto ni tampoco es la mera sensación; ambas son reducciones del
intelectualismo y del empirismo. La reflexión que hemos realizado de nuestro cuerpo en
acción (la experiencia del cuerpo) nos revela otra diQlensión del término sentido. El
sentido es, luego, lo que aparece en aquella experiencia por medio del cuerpo. Éste es ya
un "nudeo significativo" que en su implicación con el mundo se deja cargar, de manera
actitud manifiesta, una vez más, la consideración del cuerpo no como una realidad en sf,
sino como una intencionalidad original que no está en el mundo en actitud posicional,
consiguiente decir que el cuerpo habita el espacio es análogo a decir que la existencia es
espacial.
142
11. El espacio es existencial: el espacio objetivo.
pro-posición del sujeto, es más bien una percepción realizada por el individuo, por ello es
presencia evidente a nuestra situación. Esto lo podríamos entender como una aparente
receptividad pasiva que afIrma la objetividad del mundo. Sin embargo, las cosas y el
mundo percibidos se nos dan como presencias por medio de las apariencias o datos
sensibles, hecho que pone en evidencia un vínculo orgánico o conexión viva entre el
sujeto perceptor y el objeto percibido. Las apariencias se dan con las partes del cuerpo, se
por tanto, conforman un "sistema práctico" y sobre todo activo, donde no puede existir el
uno sin el otro. Entonces, la percepción del cuerpo pone en evidencia al mundo y vice
el espacio del mundo. Este es el espacio que ha sido objeto de estudio para la fIlosofía
moderna y para las ciencias físicas, matem~ticas y psicológicas. Ya vimos algunas de las
principales teorías que han resultado de estos estudios. Pero, de acuerdo al pensamiento
pertenece a ese "sistema práctico" que la fenomenología nos ha revelado. Ahora que nos
143
corpóreo como hemos decidido llamarlo para recordamos de la implicación con· el
mayoría se referían al espacio objetivo. Ya bien como topos, o como extensión, o como
relación monádica o incluso como poder universal para todo conocimiento, estas teorías
aquello que se encuentra implícito en el término esp~cio, pero que en consecuencia, una
paret contemplarlo como "cosa exterior", como causa del efecto espacio. La experiencia
del espacio, según la fenomenología de Medeau..Ponty, nos revela que el espacio rehuye
en efecto la objetivación. Entonces, el gran problema que se plantea es evitar cometer los
errores del pasado: ¿cómo hacemos para describir el espacio sin convertirlo en objeto?
Así como nuestro autor nos guió en la reflexión de la espacialidad del cuerpo, ahora nos
guiará en la exploración de esa espacialidad exterior, que también llama objetiva a pesar
de que este término nos remita a la ya superada objetivación. La reflexión del espacio
corpóreo nos reveló, en primer lugar, la existencia de ese espacio objetivo. Ahora queda
particulares del espacio, las cuales son observadas bajo la luz de la actitud
144
fenomenológica, evidenciando en general que éstas éstas forman parte esencial del
fenómeno espacial.
ésta las nociones de arriba y abajo parecen estar completamente determinadas: el techo
está arriba y el piso abajo. Sin embargo, al precisar esta experiencia, la pregunta que nos
surge de inmediato es: ¿qué tipo de relaciones son estas que dan como resultado la propia
orientación? Si los puntos de referencia son objetos externos, permanentes y estables, la
orientación sería una relación sujeto-objeto. Pero, si tales puntos son sólo proposiciones,
desarrollada ya bien a priori o a posteriori. Pero, la orientación, según lo que nos indica
siempre situados.
del sujeto humano han arrojado algunas hipótesis interesantes que Merleau-Ponty retoma
y desarrolla. Como en el caso de la ceguera psíquica que vimos anteriormente, estos
experimentos le han servido a la fenomenología de la percepción como experiencias
, .
extremas y originarias que "distienden" los hilos intencionales que subyacen o sostienen
los fenómenos. Las experiencias realizadas a principios de siglo por Max Wertheimer,
145
por ejemplo, arrojan unos resultados muy interesantes de observar. En uno de sus
experimentos, un sujeto se enconttaba en una habitación donde lo que éste veía estaba
girado a 45° por medio de un espejo. Al principio el sujeto percibía el conjunto como un
ambiente extraño pero luego de unos minutos éste se adaptó a la situación y las paredes y
los niveles espaciales. Esta dinámica se repite en cada orientación, por lo que podemos
decir, según esto, que nuestra orientación está sometida constantemente a ajustes,
vivimos en un constante cambio de niveles.
quien nos dice que la movilidad de estos niveles, la cual confonna nuestra contingencia
existencial, se desarrolla en base a un especie de mecanismo de anclaje. El paso de un
nivel a otro se logra porque se establecen unos "puntos de anclaje" en el nivel espacial
nuevo, sobre la base del nivel precedente. La explicación psicologista relacionaba a estos
puntos de anclaje con los elementos concretos del "medio contextual" propuesto, como
146
otros ejemplos que hemos revisado, conduce la comprensión del mismo a una perspectiva
más existencial. En primer lugar, los niveles espaciales n9 son construcciones mentales ni
por el cuerpo físico o por el cuerpo pensante sino por el cuerpo fenomenal, que a veces
tambi6n llama virtual. "Lo que importa para la orientación del espectáculo no es mi
cuerpo tal como de hecho es, como cosa en el espacio objetivo, sino mi cuerpo como
sistema de acciones posibles, un cuerpo virtual cuyo «lugar» fenomenal viene defmido
por su tarea y su situación"29. Este cuerpo fenomenal está definido por la intencionalidad,
es decir, por la situación a realizar ya bien sea como tarea o como atractivo. Como
modulación de la situación.
sujeto está en su nivel espacial inicial, los puntos de anclaje son apenas unas
posibilidades, es decir, se dan tan sólo como provocaciones, o como propuestas que
hace que el "cuerpo real" habite la posibilidad. Cuando esto toma lugar, el cuerpo ha
29 Id., p.265
147
hecho presa de un mundo, lo ha poseído. Y en esto consiste estar orientado, para nuestro
autor. La orientación "es, pues, cierta posesión del mundo por mi cuerpo, es cierta presa
de mi cuerpo sobre el mundo"30. En la medida en que el sujeto habita el espectáculo, es
decir poseyéndolo, éste realiza su orientación. El arriba y el abajo, el delante y el detrás,
perceptivo, cuando mi cuerpo efectivo viene a coincidir con el cuerpo vitual que exige el
espectáculo, y el espectáculo efectivo con el medio contextual que mi cuerpo proyecta
está por cierto íntimamente relacionada con -la orientación. La profundidad se hace
entre la computadora y la ventana, estos dos elementos se nos dan en una cierta
profundidad, a una cierta distancia de nosotros. La computadora, por ejemplo, está a una
menor profundidad que la pared del fondo; y esto 10 evidencio visualmente. Pero,
30 Id., p.265
31 Id., p.265
148
Merleau-Ponty nos insta a preguntarnos ¿qué es exactamente aquello que denominanios
con el ténnino profundidad?, ¿podrá ser algo más que una· medida o que una proposición
nominal? A partir de la fenomenología merleaupontiana, tenemos que la profundidad es
ante todo una experiencia, una experiencia que se vive de forma global. Esta experiencia
además lo que nos interesa es el horizonte existencial que abre Merleau-Ponty a partir de
su exploración filosófica.
existencialmente en la mirada, está en "la perspectiva individual". "Es a través de ella (de
visual humano. Los tratados de perspectiva que desde entonces se realizan según la
32 Id., p.271
149
mentalidad detenninista moderna. son. ante todo, una explicación de nuestro modo de
mirar. y no la ley que rige el acto de la mirada ,?omo se les ha querido concebir. Por una
parte. las indicaciones de estas teonas nos sefialan que el punto de vista. el horizonte y el
punto de fuga son los elementos fundamentales de toda perspectiva. Por la otra. los
elementos como causas o signos del comportamiento. los puntos de vista y de fuga en
relación con la línea del horizonte son las causas o signos de la convergencia y la
altura. una dimensión espacial sobre todo existencial. Veamos esto con mayor
detenimiento.
En una perspectiva. es decir en Una mirada cualquiera, porque todo nuestro mirar
es perpectivado. las caras y bordes de las cosas que miramos. que caen dentro del campo
magnitud. Las lfneas de los bordes que viajan en el sentido de la mirada parecen unirse en
un punto más allá del fin del objeto. en ténninos técnicos, sobre el horizonte, en lo que se
aparece. cuando lo relacionamos con un fondo o con otro objeto, de un cierto tamai'io.
Este tamafto o magnitud es aparente porque depende de cúan cercano está el objeto a
nuestro punto de vista o a otro objeto del campo visual.. Como en el ejemplo que nos da
Merleau-Ponty, las dos líneas extremas que contienen 'la figura de un camino. por
150
convergencia no es la causa de una ley externa, sino que es un motiv033 de la orientaci6n
de un objeto a una cierta distancia. Ahora, si sobre este camino se encuentran dos
peatones que poseen un mismo tamafio, se van a ver de distinta magnitud si uno se
encuentra más cerca del punto de vista que el otro. El que está más cerca se ve más
grande que el que está lejos. Esto es así porque el campo perceptivo "puede contener más
o menos cosas segt1n que las vea «de lejos» o «de cerca»,,34.
que otro término para indicar el comportamiento de la visi6n en perspectiva. Así nos lo
dentro de la otra, se simbolizan o se significan naturalmente una a otra, son los elementos
abstractos de una situaci6n y son en ella sin6nimas una de otra,m. Sin embargo, la
distancia, como elemento abstracto, posee una significaci6n especial. La relaci6n entre
dependen del espectador, de nosotros que miramos el espectáculo. Pero, como ya nos lo
ha indicado, es a través de este mirar que poseemos y retenemos el objeto; a este acto
Merleau-Ponty lo llama prise, el cual ha sido traducido c~mo hacer presa. La distancia es
aquel elemento que se hace manifiesto en tal acci6n. Por consiguiente, podemos decir que
es por medio de la distancia que podemos poseer un contexto; ésta no es luego una
obstante, el hacer presa del mundo tiene sus niveles. La posesi6n, que es entendida
también con el término "impacto", puede ser completa o parcial. Cuando tenemos
n u¿Qu6 se entiende por un motivo, y qué quiere cuando se af'mna, por ejemplo, que un viaje está
motivado? Se entiende con ello que tiene su origen en ciertos hechos dados; no que estos hechos por sí
solos, tengan el poder físico de producirlo, sino en cuanto presentan razones para emprenderlo." Id., p.274
54 Id., p.276
"Id., p.276
151
impacto completo, entonces estamos hablando de proximidad. Lo que distingue" el
distingue este impacto esbozado del impacto completo o proximidad"36. Cuando decimos
que una cosa está lejos o cerca nos estamos refieriendo, pues, al alcance que tenemos de
verdadera o ideal, lo que vemos es visto en relación con nuestra distancia de impacto, en
otras palabras, es visto en profundidad: las líneas del camino son paralelas en
acontece como una ilusión, ni lo que sucede es una reconstrucción geométrica por medio
de la cual entendemos el espectáculo. La perspectiva, en un sólo acto, muestra lo que es y
lo que debemos entender. En este sentido, Merleau-Ponty nos dice que la profundidad "es
la dimensión por la que las cosas o los elementos se envuelven unos a otros". Pero el acto
perspectivístico no es un acto acabado en su totalidad, siempre está por recomenzar. Es
por esta razón que éste toma lugar como una «síntesis de transición». Una perspectiva
este aspecto, también saltaremos la exposición crítica en tomo a lo que han interpretado
"Id.• p.277
152
movimiento en sí, nos topamos con las dos respuestas. radicales del pensamiento 16giéo:
destruye la posibilidad del mismo, como ya lo habría hecho el eléata Zen6n. La reflexi6n
fenomenol6gica sobre la experiencia del movimiento nos evita caer en alguna de estas
posiciones extremas.
fen6meno mental, que llam6 el fen6meno phi. Dos' estímulos luminosos en forma de
franja y en diferentes posiciones, uno vertical y el otro horizontal, los cuales al ser
encendidos secuencialmente de manera que uno se ilumina mientras que el otro se apaga,
según frecuencias variables, estos estímulos son percibidos en la forma del movimiento
éste no existe en los datos objetivos de la percepci6n sino que es colocado por el sujeto
en el acto perceptivo. Éste actúa como un tercer elemento que le da sentido motriz a la
intermedias entre las posiciones extremas, sin embargo se percibe el movimiento. Por
Wertheimer por haber señalado que la percepci6n del movimiento acontece como un acto
153
interpretación no es exactamente lo que describe aquel fenómeno. El movimiento no es
fenómeno del movimiento. Una piedra es lanzada hacia el jardín y somos nosotros los
punto clave para comprender lo que nos indica Merleau-Ponty sobre el movimiento. "Los
«fenómenos dinámicos» -como el movimiento- derivan su unidad de mí que los vivo, que
los recorro, y que hago su síntesis'l37. "El movimiento es un hecho" y no una cosa o un
idéntico bajo las fases del movimiento, es idéntico en ellas'.J8. La piedra, entonces,
aparece en el campo visual y se ve como una mancha borrosa que se desplaza y perfila
situación arropa tanto a la piedra como a nosotros que la vemos; por esta razón Merleau-
Ponty nos dice que "el movimiento habita la piedra". Con esto no estamos dando crédito
que cobre sentido. En este sentido, y ampliaremos este aspecto más adelante, nuestro
habitar resulta tan adecuado para describir el fenómeno, precisamente por ese sentido de
37 Id., p.287
38 Id., p.288
154
En fin, la experiencia del movimiento está determinada y se define a partir de la
actividad del mirar. Nuestra mirada es la. que se fija sobre la piedra que viaja hacia el
jardín, así es como la piedra se muestra como figura sobre un fondo, que en este caso es
el jardín. Nuestros ojos llegan a la piedra como un "podertt que hace presa, que posee y
atrapa según la intencionalidad. "Lo que da a una parte del campo valor de móvil, a la
otra parte valor de fondo, es la manera como establecemos nuestras relaciones con ambas
cosa hacia la cual tiende. No estamos hablando del movimiento de las esferas oculares
dentro de sus órbitas sino del movimiento fenomenal de la mirada realizada por los ojos
que de algún modo pone en actividad a los músculos y las diferentes partes anatómicas
del ojo hacia el fm de la percepción.
Ahora veamos las conclusiones a las cuales llega nuestro autor con respecto a
cada una de las determinaciones espaciales, que nos refieren a esa noción de espacio
objetivo.
En relación a la orientación, acabamos· de ver qu;e su rasgo más caracterlstico es
su estructura dinámica de niveles espaciales, y es a través de ésta por medio de la cual
objetivo, no existe un «arriba» o un «abajo» externos y aparte, sino que es un hecho que
depende del cuerpo en cuanto a subjetividad que está inserta y comprometida en una
"Id., p.293
155
· .
cierta situaci6n. La espacialidad que está implícita en tal fen6meno es lo que Medeau-
Ponty llama espacio orientado; éste es, por tanto, una expresi6n de la implicaci6n cuerpo-
el estar instalado en ese punto de vista que determina la situaci6n. Cuando estamos
situados, estamos instalados en un punto de vista, nos hemos' anclado a un nivel espacial
y es desde allí que nos orientamos mientras llevamos a cabo la relaci6n de
indica, por consiguiente, que la experiencia espacial de la orientaci6n nos conduce y nos
hace descubrir la experiencia del ser. Pareciera, pues, que espacio y ser son las dos caras
40 Merleau-Ponty nos dice que existe un vínculo orgánico entre el sujeto y el mundo y este vínculo es
mediado por el cuerpo. El cuerpo, a través del cual estamos en el mundo como condición fundamental,
existe y por tanto está en situación. La situación es lo que el cuerpo realiza como ser existente; no es una
condición externa y estática. Nuestro cuerpo está constantemente· proyectándose al mundo según las
propuestas que éste le hace, por consiguiente, es la intencionalidad la que defme la situación. A este juego
dinámico de halar y ser halado Merleau-Ponty lo llama relación orgánica.
41 Id., p.267 .
41 Id., p.267
156
En segundo lugar, el espacio orientado también nos remite a la existencia de un
espacio orientado una forma en que éste se manifiesta como una determinación espacial.
Por una parte, la regresión sucesiva de los niveles espaciales al nivel original hace
aparecer la necesidad de un nivel originario, de una subjetividad anterior --pre-histórica,
Por otra parte, la experiencia del espacio orientado presupone una espacialidad que es
insuperable? Podríamos decir que, la espacialidad es algo que forma parte de nuestra
constitución pero no podemos aprehenderla en su originalidad sino sólo a través de sus
43 Id.• p.269
157
por lo tanto no seria percepción de nada; total que no seria, si el sujeto de la percepción
no fuese esta mirada que hace presa en las cosas más que para cierta orientación,de las
medio gracias al cual lo reconozco y tengo conciencia del mismo como de un objeto't44.
El sentido de las cosas es recogido por medio de su orientación, la cual a su vez se realiza
ese poder de llegar a las cosas que es'la visión. Si algo está al revés, por ejemplo, su
sentido no se hace presente de inmediato. Sólo después de un periodo de habituación, la
cosa se hace familiar y cobra pues sentido. El ejemplo del rostro que nos brinda Merleau-
Ponty ilustra esto muy bien. Cuando vemos el rostro de una persona acostada desde la
nuevo nivel espacial. Pero sobre todo, este ejemplo, nos ilustra la forma en que las cosas
ya tienen significado. En efecto, "cada objeto tiene su lu~ar natural, un ser para la mirada
encara, sobre todo, al acto de significación. En primer lugar porque la profundidad es una
44 Id., p.268
158
percepción misma. La profundidad es un sentido que habita las cosas y que el sujeto
perceptor, en el acto perceptivo, captura --y es a la vez capturado-- sin ningún tipo de
mediación intelectual. Por consigUiente la profundidad no es una dimensión objetiva que
diríamos que el camino se aleja. Este es, precisamente, el sentido que lo habita y que
muestra la facticidad del mundo percibido. Vemos lo que vemos porque lo vemos en
cuanto a algo significativo, cuando nos ponemos en actitud intencional con el espectáculo
porque CCtoda fijación es siempre fijación del algo que se ofrece como por fijar""'. En
159
bidimensional, pero en otro momento lo podemos ver como un cubo tridimensional, visto
desde cierto ángulo. Vemos y recogemos el sentido de cada imagen según nuestra
fijación, según cómo asumamos aquella situación. En un momento la asumimos como
mosaico, en otro como cubo. La mirada, por cQnsiguiente, se convierte en la protagonista
de este acontecimiento. Es con la mirada que llegamos a las cosas, las habitamos y
recogemos su sentido. Esto no significa que somos nosotros quienes le. damos el sentido
(sinngebung), sino que a través de nuestra facultad de mirar, recogemos "la respuesta
justa que esperan para existir ante nosotros'~. El cubo aparece como cubo cuando
nuestra mirada fija una de las caras como cara que está anterior a las otras, organizando
así lo disperso del fenómeno presentado. Pero, debemos insistir, esta organización no es
realizada por el pensamiento tético sino que es de carácter intencional. Es por esta razón
espacio, revela inmediatamente el vínculo del sujeto con el espacio. Es decir, el sentido
la cual siempre estamos: el ser está en-situación. Siempre estamos en relación con las
cosas y el mundo. Esta relación se realiza en una cierta distancia, que además de ser
intencionalidad que tenemos con respecto a ésta. La profundidad es una medida de esta
relación vinculante, por ello, podríamos resumirla como un alcance existencial de esa
46 Jd., p.279
160
"Al igual que el que el arriba y el abajo, el movimiento es un fenómeno de nivel,
todo movimiento supone cierto anclaje que puede ~ariar't47. Con esta observación
Merleau-Ponty nos indica que las experiencias de la orientación y del movimiento tienen
proporciona a la percepción del movimiento el suelo o el fondo del que tiene necesidad
la mirada. El ejemplo de la piedra lanzada hacia el jardín nos revelaba cómo la mancha
difusa de la piedra en movimiento aparecía por el acto de nuestra mirada como figura
sobre el fondo indeterminado y desenfocado del jardín estático. Los ojos se anclan en la
intencionalidad establecida entre la piedra móvil que reclama ser vista en movimiento y
nuestros ojos que la atrapan en correspondencia con dicho reclamo, se lleva a cabo como
Ahora bien, el compromiso de nuestra mirada con la piedra, de nuestro ser con su
mundo, revelado en la experiencia del movimiento, es transitorio, por una parte y por
47 Id.• p.294
41 Id.• p.294
161
otra, es pre-objetivo, es anterior a la experie~cia misma de la percepción del movimiento.
La dinámica de los puntos de anclaje, los cuales son indispensables para el movimiento,
movimiento como fenómeno objetivo. Pero, sobre todo, esta transitoriedad, nos dice
es poder, "poder que tenemos de cambiar de dominio al interior del gran mundo't49. No
estamos anclados siempre a un mismo objeto intencional, éste puede variar gracias a
nuestra libertad.
esa condición.
implicados y comprometidos de manera que todas las relaciones existenciales pasan por
distancia, y es por esto que podemos decir con Merleau-Ponty que el espacio es
existencial.
"'Id.• p.29S
162
Ahora que hemos ya discutido esta tesis, luego de haber discutido el sentido
encuentran las dos engranadas entre sí. La experiencia que nos resume esto en un sólo'
163
111. Stntesis de Úl reÚlción espacio-existencia: el espacio vivido
Lo que nos ha motivado a todo lo largo de este trabajo es descubrir todo lo que
está implicado en la experiencia de la percepci6n espacial. Con este prop6sito, hemos
llevado a comprender, con él, que el espacio es mucho más de lo que el pensamiento
objetivo haya podido jamás exponer. Hasta ahora "nos hemos visto obligados a hacer
aparecer, como condici6n de la espacialidad, la fIjaci6n del sujeto en un medio contextual
y, fmalmente, su inherencia al mundo, en otros ténninos, hemos tenido que reconocer que
conlleva a la reafinnaci6n del espacio corpóreo como elemento esencial sin el cual no
puede existir el primero. Pero, esto· no es todo. Lo que hemos visto reiterativamente es
subjetividad.
so Id., p.29S-296
164
Si la experiencia de la espacialidad depende del cuerpo-sujeto en el murido,
porque el ser del sujeto se despliega en unos ciertos modos, en ciertas modalidades. Estas
modalidades pueden ser dos: el sujeto está en el mundo o bien en "actitud natural" o bien
modo o se está del otro. En este respecto, podríamos agregar sin embargo que existe un
tercer modo: el reflexivo, el cual es propio del fJ.16sofo y del hombre de ciencia.
como estando allí, sin juicios ni prejuicios, simplemente está allf al frente. "Empezamos
sintiendo, queriendo en actitud natural',SI. En esta actitud, que Husserl llama "natural"
tenemos percepciones, ni existen relaciones expresas entre las cosas en dicha actitud. Sin
embargo, no nos perdemos en aquel flujo de muliiplicidades, hay una cierta unidad,
captamos un sentido a través del cual nos movilizamos sin desperdigamos. En la actitud
natural tenemos conciencia de nosotros y del mundo pero no la tematizamos sino que la
espacio y que viene y ha venido a ser sin fin en el tiempo. Tengo conciencia de él, quiere
cierto estilo del mundo, un cierto sentido envolvente de todas las cosas. No tenemos una
percepci6n (determinada) sino muchas percepciones· las cuales, cada una de ellas,
165
esta razón que la percepción para Merleau-Ponty es ante todo significación, significaCión
están desperdigadas entre sí sino que se enlazan una con otra para significar el espacio, la
situación en general. Un espacio tiene, por tanto, las mismas características, por medio de
sobre París, vemos cómo las percepciones de los cafés, de los parisinos, de los árboles, de
las avenidas y del recorrido del Sena, confieren todas el sentido general de París, como
actitud natural no puede, revelando, pues, esa función primordial que posee el cuerpo en
" "París no es para mí un objeto con mil facetas, una suma de percepciones ni tampoco la ley de todas estas
percepciones. Tal como un ser manifiesta la misma esencia afectiva en los gestos de su mano, en su andar
y en el timbre de su voz, cada percepci6n expresa de mi viaje a trav~s de París, no hace más que confmnar
un cierto estilo o un cierto sentido de París:'M.Medeau-Ponty, FdeP., p. 296
166
En los casos de "existencia completa" o primordi~, como ocurre en los sueftos, en
determinada por algún aspecto particular, como por ejemplo la afectividad, que pesa en
exceso sobre los demás aspectos; en otras palabras, la relación no es completa y por tanto
no existe un balance entre los dos. Claro está, porque cuando el sujeto está desvinculado
de su medio contextual, lo que impera es solamente su estructura antropológica.
En el caso de la situación de quien suefia, ésta también se muestra desvinculada
del mundo. Para nuestro autor, lo que aquí se muestra evidente es una estructura de
distinto, hasta el punto que cuando despertamos ese sentido no se parece al de la vigilia;
por eso los sueños parecen confusos e ilógicos cuando los recordamos. No obstante, nos
consiguiente, por ciertas afecciones remotas y profundas, tales como deseos o temores no
tematizados. Estas afecciones, que en el mundo de la vigilia aparecerían como
167
desproporcionadas o incluso como ilógicas, envuelven la experiencia del suei)o en el
bien sea de la antiguedad histórica o de uno perteneciente a una etnia aborigen actual.
desproporcionadas.
El enfenno mental también vive al modo de los suefios, en un flujo que va y vie~e
por lo tanto, vive encerrado en su propio espacio y no logra proyectarse hacia afuera. Es
por esta razón que el paisaje que mira no lo invita a relacionarse con él y simplemente no
originario de percibir, estos ejemplos constatan el rol fundamental del cuerpo en nuestro
vínculo con el mundo. Todos estos modos de existencia primordial revelan que el espacio
no es un objeto y por tanto no puede ser objetivado, sino que es una situación vivida
168
Para un esquizofrénico, un primitivo o un soilador, las cosas no son representaciones~ son
encamación", Merleau-Ponty agrega que "los seres no se defmen tanto por propiedades
alucinación un árbol, por ejemplo, es un ser, una presencia que posee una cierta
fisionomía que genera en quien lo percibe una cierta afección de atracción o rechazo.
afección, sino que es la encamación hecha presencia de ese deseo o temor. En esta
experiencia no existen dos momentos (el fenómeno y el conocimiento) por separado sino
una sóla vivencia que envuelve las cosas percibidas con el sujeto percipiente.
desconección, en la vida normal el vínculo se evidencia aún "más abundante", como nos
vivido del sujeto en actitud natural es en efecto ,mucho más rico porque existe una
tal que el sujeto normal puede relacionarse con las cosas, ya bien poseyéndolas o bien
propia libertad.
54 Id., poJOS
" Id., p.306
169
Si partimos de la idea que· somos sujetos nonnales, entonces no vivimos
entre este espacio y el espacio natural. Estamos ligados al espacio natural y a éste lo
podemos acceder, penetrar y dejar con plena facilidad. Sobre éste proyectamos el espacio
antropológico que adquiere un nuevo sentido con el fondo del espacio natural. En esto
percepción total no está hecha de estas percepciones analíticas, pero puede siempre
disolverse en ellas, y mi cuerpo, que garantiza por mis hábitos mi inserción en el mundo
humano, nada más lo hace proyectándom~ primero· en un mundo natural que siempre
transaparece en el otro, como la tela en el cuadro, y le da un aire de fragilidad. Incluso si
hay una percepción de 10 deseado por el deseo, amado por el amor, odiado por el odio,
ésta se fonna siempre alrededor de un núcleo sensible, por exiguo que sea, y es en lo
sensible que encuentra su verificación y su plenitud".56
total y confiable que una ilusión puede ser captada como una percepción verdadera, la
"Id., p.30S
57 Id., p.312
170
adhiere a la percepción actual. El resultado de la comparación de las dos experiencias
hace que la primera percepción fuese una ilusión mientras que la siguiente sería
profundo, del espacio en movimiento. Como 10 pudimos constatar esta espacialidad está
luego, el espacio, en general, es también existencial. Pero de igual modo podemos decir,
existencial más fundamental y en dicho acto ya están implícitas todas las relaciones
comprenderse como objeto como lo han hecho las ciencias clásicas, pero que no es objeto
171
Conclusiones.
EL ESPACIO DEL SER, EL SER DEL ESPACIO.
Como huellas que quedan tras un caminar, así mismo es el resultado de nuestra
manera de conclusión, los aspectos más resaltantes que se han revelado en esta reflexión .
debemos hacemos con respecto a nuestro particular interés temático es ¿cuál es el sentido
del espacio percibido? Esta pregunta no es .muy distinta de la que planteabamos al
principio de este trabajo --¿qué es el espacio?-- lo único es que esta interrogante está
formulada de una manera tal que está motivada por la actitud fenomenológica con la cual
preguntas últimas que se hace el hombre, sino también implica fonnular las preguntas de
manera adecuada al motivo que las hace surgir. Es por esta razón que siguiendo el
hemos propuesto, pues, develar aquello que la filosofía tiene por propósito develar: el ser
172
l. La experiencia del esptlCio.
subjetividad trascendental propuesta por este último desde Ideas en adelante. Según
franceses, quienes indagaron hasta qué punto esa fenomenología estaba desarrollada para
satisfacer dicha misión"l. Merleau-Ponty, quien forma parte de aquel grupo, asume la
fenomenología con tal seriedad que su aceptación significa al mismo tiempo su critica,
pensamiento, tal y como el mismo Husserl trató de llevar a cabo en todas sus reflexiones.
reflexivo acompafta y dirige aclarando la vida en general2• Esto se debe a que "el mundo
nos es dado primariamente abierto por un acontecer, por un sentir, un moverse motor y
mundo, no puede ser descubierta, por tanto, mediante la reflexión trascendental del yo
sobre sus efectuaciones ... pero sí puede ser abierta como lo invisible en lo visible, como
173
de Merleau-Ponty de concebir la subjetividad corresponde más bien a una apertura y a
Es por esta razón que hemos visto que el punto clave de toda la discusión sobre el
la experiencia. Porque el espacio es uno de los rasgos más resaltantes del mundo vivido.
propio sentido. Sólo se puede acceder a la esencia del espacio a través de la experiencia
del espacio, porque celo que es dado no es la cosa sola, sino la experiencia de la cosa.. ,".
El único espacio que conocemos, y que podremos jamás conocer, es por tanto el espacio
objetiva (de infmitas perspectivas) sino vivida, es existencial, con todas las consecuencias
que ello comporta''''. Es así como una fenomenología del espacio vivido, como lo hace el
vivencia, que Merleau-Ponty llama mundo percibido y que, a su vez, está sumamente
ligado con el Lebenswelt de Husserl. Ramírez Cobián dice que "para Merleau-Ponty el
174
aparecemos y existimos, el horizonte y el tema de nuestros actos perceptivos y
en el cual formula esta idea como solución al problema entre la subjetividad trascendental
toda experiencia humana. Pero este Lebenswelt no tiene carácter trascendental, sino que
es una realidad sensible, el mundo es mundo sensible, es mundo percibido. De ahí que en
actividad del sentir, es decir de la presencia corporal, se convierta en uno de los aspectos
Ser"'. El interés por lo sensible es, luego, una actitud que marca el retomo a lo esencial, a
lo fundamental. El espacio que Merleau-Ponty concibe como una modalidad de la
significativa, la cual merece que se le dedique una buena parte del esfuerzo reflexivo que
175
11. La estructura del espacio.
Estas dos facetas no son partes ni componentes, son también fenómenos que a su vez
"fenómeno de estructura". Debemos, pues, tener eludado con el uso del término
estructura porque se podría entender que éste se refiere' a una relación de part(}s extra
existencia, en la relación del sujeto con su entorno. La estructura no es una forma a priori
ni una materia'a posteriori, es un hecho inmediato. En este respecto Arias Muñoz explica
orden inmanente a los objetos. Sólo en cuanto orden, la estructura es objeto de una
una melodía't9. Por consiguiente, la estructura, es decir el orden, del espacio vivido, al
igual que cualquier objeto percibido, es aquella constitución esencial que obtenemos a
análogos: por un lado está el espacio corpóreo (o antropológico) que constituye la figura
y por otro es,tá el espacio objetivo que comprende el fondo; pero le añade un tercer
176
· ,
elemento sin el cual la estructura no puede darse como hecho de la existencia: el cuerpo.
El cuerpo es, en efecto el ténnino. clave que articula y da sentido a la estructura del
espacio vivido en particular y, de la percepción en general.
cuerpo, que según el discurso de Merleau'7Ponty se hace manifiesto de dos fonnas. Por
motricidad del propio cuerpo. Por otra parte tenemos los espacios llamados
en las que se da una desconexión del cuerpo-sujeto con su entorno. Como pudimos ver
anterionnente, en ambos casos el fenómeno espacial se muestra como una proyección del
sujeto, en la cual la condición esencial es la intencionalidad del cuerpo. Por esta razón lo
llamamos espacio corpóreo, pero lo podríamos llamar también espacio intencional. Esto
nos indica, sobre todo, que el ser cuerpo es ya una condición espacial, la existencia (del
sujeto como cuerpo) es, en efecto, espacial.
El espacio objetivo es la contrapartida del espacio corpóreo; éste es, por tanto, el
nuestro autor tan sólo nos indica su condición de trasfondo: sobre el espacio objetivo se
proyecta el espacio corpóreo. Por lo tanto, el espacio objetivo no es algo en sí, autónomo
aparece sólo cuando un cuerpo-sujeto percibe y entra en relación con su mundo. Como
177
apunta Arias al respecto, "la realidad del espacio exterior queda supeditada a· la
espacialidad corporal"lo.
Entonces, el espacio corpóreo aparece Como figura sobre el fondo del espacio
objetivo, todo gracias al cuerpo a través del cual esta relación se lleva a cabo. Esta
observación tiene una gran importancia para la reflexión sobre el espacio porque éste se
muestra más complejo de lo que las ciencias y filosofías clásicas han llegado a tematizar.
Como habíamos visto la figura aparece sobre su fondo motivada por la intencionalidad
del sujeto perceptor. La figura se hace presencia porque la mirada se dirige a ésta según
sentido, el fondo puede aparecer sobre el trasfondo de una figura que se toma difusa. La
misma manera.
por separado. En cambio, en ciertas situaciones, ambos espacios están desconectados uno
del otro. El gran interés de nuestro filósofo es el espacip de la actitud natural, en el cual
objetivo. Este balance entre los dos espacios o las dos espacialidades lo concibe como la
10 Id., p.70
178
consecuencia de un "sistema práctico" que se revela en cuanto tal por la motricidad del
otras palabras, éste es una realidad dinámica. Este "sistema práctico" en el cual
cosa más que una relación dialéctica propia del mundo, cuyos principales rasgos son la
ambigüedad, por una parte, y la unidad, por la otra. Hablemos primero de la dialéctica y
individuo orgánico y su medio es una relación dialéctica, lo que indica una situación de
hecho y no un procedimiento,,12. De hecho, esta dialéctica no es como la dialéctica
hegeliana o marxista, en cuyos casos se plantea como método, es decir, como síntesis, en
por la dinámica (motricidad) propia de éste. De ahí se desprende el que el filósofo francés
dialéctica como "vínculo orgánico" (en La Primacla de .la percepci6n); orgánico tanto
por lo corporal como también por lo dinámico. Ahora bien, la consecuencia última a la
cual conduce esta dialéctica es precisamente la disolución del dualismo entre objeto y
!lId., p.73
12 Id., p.l78
13 Id., p.l80
179
i
Teniendo esto presente, no hay ya espacio objetivo en sí, ni espacio subjetivo en sí, lo·
que hay es entonces una "dialéctica viviente" dé los dos que se hace patente en la
cuerpo apenas éste entra en relación con el mundo. Merleau-Ponty desarrollará con
mayor precisión y amplitud el tema de la dialéctica en obras posteriores como Sens et non
como lo indica Arias Muñoz, "por un lado, un objeto que no es una realidad en sí,
independiente de mí y que, por tanto, es una realidad que está" ahí para mí. Por otro, una
conciencia que está abierta a esa realidad .y que no la constÍtuye,,15. Pero de nuevo, nos
tanto que la idea de definición le sea aplicable, por el ser-en-el-mundo. Pero esta tesis
requiere que se conciba a la existencia misma del hombre fuera de la alternativa del para-
14 "Que la dial6ctica se nos presenta de manera ambigua ell algo evidente, pero tal ambigüedad de la
dial6ctica entendida como acción, viene dada por el carácter ambiguo de la misma existencia humana, de la
misma corporalidad que es, al fin y al cabo, el sujeto mismo de la dial6ctica"Id., p.180
I'ld., p.150
180
sí y del en-sf'16. AlgIDlos autores no están de acuerdo con el uso del término ambigüedad
(como Arias Mufioz quien sostiene que dicho término ha sido nefasto para la
interpretación del pensamiento merleaupontiano I7), y tienen razón porque el término que
se encuentra en los textos de Merleau-Pontyes "paradoja" en vez de ambigüedad. En La
DeWaehlens parece coincidir con lo que está formulado por el filósofo francés. Sólo nos
paradoja.
expresión misma de·esa dialéctica del hombre con el mundo y los otros, por cuanto que el
que me reúne conmigo mismo y con el otro"18. La ambigüedad o paradoja toma lugar
porque la dialéctica entre las dos caras del fen6meno de estructura, que en nuestro caso
objetivo no es algo externo y extrafio al cu~rpo-sujeto, sin embargo, éste se muestra como
181
realidad absoluta. La paradoja condene lqs contradictorios pero no es contradictoria; los
Ahora nos queda por discutir el segundo de los rasgos distintivos de la "dialéctica
viviente": su unidad. De todo lo anteriormente expuesto podemos ver con facilidad que la
dialéctica constituye, pues, una unidad, una unidad que supera la dualidad cartesiana de
objeto y sujeto. Decíamos que el espacio corpóreo y el espacio objetivo coexisten de
contenido. El nombre que Merleau-Ponty utiliza para describir esta relación unificante es
"fundierung", término originalmente acuftado por Husserl. Dejemos pues que las palabras
de Merleau-Ponty expliquen este hecho:
"La relación de la razón y del hecho, de la eternidad y el tiempo, como la de la
·'Id.• p.l79
182
no es primero en el sentido empirista y lo fundado no es simplemente derivado, puesto
la estructura del mundo. Espacio corpóreo y espacio objetivo quedan unidos, por lo tanto,
de la misma manera, en una relación de doble sentido. El primero funda al segundo, y sin
embargo, es a través del segundo que el primero se hace presencia. En otras palabras
entre el espacio fundante y el espacio fundado no existe una separación o enfrentamiento,
sino una interrelación, una fundierung. Ahora bien, este ténnino puede también ser
entendido como "quiasmo" o como "comuniónU21 • En cualquier caso, el sentido latente
substancial. Además podemos ver por Óltimo que la noción de fundierung, a parte de
indicar la unidad entre lo sentido y el que siente, entre lo fundante y 10 fundado, que se
del espacio tiene su razón en el hecho de que dicha unidad es el resultado de una slntesis
de transición. Esto, por supuesto, tiene una implicación temporal que ahora no
abordaremos. En la actitud natural, son muchas las sÚltesis que acontecen en el sujeto
percipiente. Es gracias a esta sÚltesis de transición que obtenemos una cierta continuidad
experiencial. Esto es lo que permite que no nos diluyamos en la multiplicidad.
183
111. El sentido del espacio.
estructura dialéctica del mundo percibido, antes de contraponer el sujeto con el objeto, el
espacio corpóreo contra el espacio objetivo, comunican sobre todo un sentido, o mejor
"sentido" amerita una breve reflexión previa para luego alcanzar nuestro propósito.
Este término, así como nos seftala Merleau-Ponty, posee varias acepciones: como
... En el acto perceptivo el todo se anticipa a 'S1l1S partes, la conclusión se antedata a sus
premisas y los datos del problema no son anteriores a su soluci6n; es precisamente ese
acto que crea de una vez, junto con la constelación de los datos, el sentido que los vincula
-no solamente descubre el sentido que estos tienen sino que hace, además, que tengan
ft16sofo, lo que pasaba por inmediato -las impresiones del objeto- es ahora mediato, y al
184
revés, lo que pasaba como secundario es ahora inmediato: el sentido, la estructura, la
ordenación espontánea de las partes (FP: 79;70). Lo que primero vemos es. un ser
obtenemos el sentido de algo sin antes haber percibido ese algo, lo que lo hace estar
íntimamente ligado con el cuerpo. De esta manera, podemos decir que todas las nociones
de sentido apuntan a un mismo lugar: el sentido no es algo independiente del cuerpo-
sujeto, no es una substancia absoluta, es más bien una condición a través de la cual se da
no es más que la apertura de una historicidad que está dada desde el primer acto
perceptivo de nuestra corporalidad en el. mundo ... El sentido es la historicidad de toda
expresión y la expresividad, la carnalidad, de toda·historia":U.
inmanente de aquella concretez. Por consiguiente, el sentido no es otra cosa más que la
Podríamos decir, luego, que el sentido vendría a ser una especie de rastro o huella, que
surge o queda, cuando un objeto es percibido por una subjetividad corpórea --lo que
Ramírez Cobián llama historicidad. Al hablar de sentido, en el sentido propiamente
mundo, al contrario, nos situamos "en el mundo", y en el capturcU' el modo de ser del
mundo, somos a la vez capturados por él. Lo sentido es lo recOgido y en tanto que tal,
sentido es sinónimo de percibido. "Hay sentido .en la simple organización de lo percibido
23 Id., p. 69
:M Id., p. 2SS
185
y en la correlativa conducta corpórea" nos acota Fernando Montero en el Prólogo a
Sentido y sinsentido25 • En consecuencia, el sentido no podría ser explicado sino tan sólo
vivido. Hablar del sentido es situarse en lo vivido, como actualidad o como recuento. Es
así como podemos hablar de varios sentidos, según sea nuestra perspectiva o interés. En
el caso de esta investigación, queremos referirnos a tres sentidos del espacio, los cuales,
entre tantos posibles sentidos, son los que nos parecen más relevantes para nuestro
ser del espacio; el sentido antropológico, cuyo fin es precisar la relación entre hombre y
Una última aclaratoria. Hasta ahora lo que hemos dicho acerca del término
sentido nos indica que éste no difiere del término estructura, por eso podríamos decir que
merleaupontiano; así como hay una descripción fenomenológica también hay una
conclusión fenomenológica. Por tanto, hablar del sentido de una cosa es hablar de su ser;
porque el territorio del sentido es ante todo el de la ontología. Discutir, en fin, sobre el
sentido del espacio es discutir sobre su ser; una fenomenología del espacio es así también
A) Sentido ontológico.
palabras, la discusión acerca del sentido del espacio en el plano de la filosofía puede
aspecto trascendental del asunto en cuestión. Pero, bajo las consideraciones fonnuladas
El sentido del espacio, es decir, el ser (ontológico) del espacio está ahí mismo, en el
espacial, él está exponiendo a fin de cuentas el sentido ontológico del espacio. El ser del
mundo; el ser se comprende como existencia. Por lo tanto, el espacio es ante todo
26 Id., p.l6
187
Ahora bien, la noción de «ser-en-situación» conduce a la de "étre au monde" o
188
merleaupontiano quiere expresar que además de' estar inserto en el mundo, el Ser es del
el problema del cuerpo se nos muestra como un auténtico tema de capital importancia ya
comprendido sin un compromiso con las cosa¡s y sin la existencia de una auténtica
comunión sacramental con las misIl)as; d) es por el cuerpo por donde se trasluce la
B) Sentido antropológico.
189
· J
Uno de los rasgos por medio del cual Merleau·Ponty es más ampli~ente
está a la base de la ontología planteada por Merleau-Ponty. Esto es así porque "si en
estructura mediante la cual surge el sentido y esta; estru~ no es otra que la reflejada en
la noción de came,,29. "Carne" (chair) es un término que utilizará nuestro filósofo mucho
21 Id.,p. 186 .
29Id., p.l9S . .
" "Nuestro siglo ha borrado la línea divisoria del 'cuerpo' y del 'espíritu', y ve la vida humana como
espiritual y corporal a la vez, siempre apoyada en el cuerpO, siempre in1eres¡ada incluso en sus costumbres
más carnales, a las relaciones entre las personas. Para muchos pensadores, a fmales del XIX, el cuerpo era
un trozo de materia, un haz de mecanismos. El XX ha res~urado y profundizado la noción de la carne, es
decir del cuerpo animado." M.Merleau-Ponty, Signos, p.286
190
nuestro ser-en-el-mundou31 • Pero afumar esto' podría parecer contradictorio Porque el
El cuerpo es el medio existencial que hace posible, para el hombre, la percepción del
espacialidad del cuerpo, es decir, en la discusióh que descubría la existencia como algo
espacial, y también cuando lo hicimos en el espacio objetivo --y su dependencia al
cuerpo--, en otros ténninos, en la ,exposición- del espacio como algo existencial; la
dialéctica vivida, en la cual aparece el espacio, se lleva a cabo en la "subjetividad camal",
que es el hombre. El sentido antropológico, del espacio según Merleau-Ponty aparece, por
tanto, porque la realidad humana está engranada~ atascada, en fm, enc~ en el mundo.
Es más, el modo en que la existencia humana se despliega se nos muestra sólo como una
,correspondencia, como un acoplamiento entre la actividad del sujeto y la aprehenSión de
su objeto. He aquí uno de los aspectos tnássobresalientes de la subjetividad
merleaupontiana: el sujeto está comprometido con su entorno y las relaciones que
establece con él corresponden a ese compromiso. Por esta razón, ciertas dimensiones
espaciales como la profundidad, nos seftala Ranúrez Cobían a propósito. de la
formulación de nuestro fIlósofo, "nos muestra que la esencia de todo espacio perceptivo
es la imbricación mutua de la objetividad y la s'bj~tividad, de la extensión y la cualidad,
C) Sentido estético.
de lo general sino de aquello que es propio del arte. En este sentido, la propuesta
192
merleaupontiana sobre la percepción puede ser fácilmente considerada como Una, teoría
estética. Para ampliar esto, nos apoyattlos en Ramírez Cobián quien sostiene que '~la tesis
implícita en el pensamiento de Merleau-Ponty es que entre la experiencia, sensible y la
experiencia estética hay igualdad o correspondencia, mutua elucidación, que no hay
separación o ruptura entre una" y otra, aunque tampoco mera identidad o
reduccionismo"34. En otras palabras, su discurso es tanto una teoría de lo sensible como
una teoría estética; esta tesis contiene dos aftrmaCiones de sentido distinto: la, experiencia
sensible es experiencia estética y la experiencia estética es experiencia sensible. Pero esto
no es una mera interpretación por parte de Raqtfrez, la identidad entre cosa sensible y
encamado en la realidad sensible del propio cuerpo. Cada cosa e~tá "preftada" de sentido
y esto es lo que recogemos en el acto perceptivo; "el ser del objeto estético es su ser
percibido mismo"35. Por consiguiente, cuando seftalamos una cosa, cuando la percibimos,
recogemos allf mismo su sentido estético. "El sentido estético no es lo representado sino
lo expresado, no es una significaci9n intelectual sino una significación encamada, que
emana del objeto, que hay que ver"36•
34 Id., p.53
"Id., p.60
"Id., p.63
193
En cuanto a nuestra temática particular, podemos afIrmar con plena éerteza que el
sentido estético del espacio es lo percibido del espacio mismo, es decir, el espacio vivido.
y lo percibido de esta experiencia es 'aquella, unidad fenoménica que ya hemos
n Id., p.?!
!lId., p.25 1
194
misma. Así como el arte es "el Para-sí de la'sens.ibllidad" o "la inflexión de lo sCnsible,,39,
.
De todo esto se ,concluye que el espacio sea un fenómeno paradójico, cuyo sentido
"Id.• p.252
40 Id., p.253
41 Id.• p. 253-254
195
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