Este documento presenta las cuatro funciones principales de los contratos desde una perspectiva económica y práctica: 1) Función preparatoria, como los contratos de promesa que regulan la negociación de otro contrato posterior; 2) Función de intercambio, ejemplificada en la compraventa y el arrendamiento que transfieren bienes y servicios; 3) Función de colaboración, como el mandato donde las partes comparten el control sobre un negocio; y 4) Función de garantía, cubierta por contratos como la prenda,
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Este documento presenta las cuatro funciones principales de los contratos desde una perspectiva económica y práctica: 1) Función preparatoria, como los contratos de promesa que regulan la negociación de otro contrato posterior; 2) Función de intercambio, ejemplificada en la compraventa y el arrendamiento que transfieren bienes y servicios; 3) Función de colaboración, como el mandato donde las partes comparten el control sobre un negocio; y 4) Función de garantía, cubierta por contratos como la prenda,
Este documento presenta las cuatro funciones principales de los contratos desde una perspectiva económica y práctica: 1) Función preparatoria, como los contratos de promesa que regulan la negociación de otro contrato posterior; 2) Función de intercambio, ejemplificada en la compraventa y el arrendamiento que transfieren bienes y servicios; 3) Función de colaboración, como el mandato donde las partes comparten el control sobre un negocio; y 4) Función de garantía, cubierta por contratos como la prenda,
Este documento presenta las cuatro funciones principales de los contratos desde una perspectiva económica y práctica: 1) Función preparatoria, como los contratos de promesa que regulan la negociación de otro contrato posterior; 2) Función de intercambio, ejemplificada en la compraventa y el arrendamiento que transfieren bienes y servicios; 3) Función de colaboración, como el mandato donde las partes comparten el control sobre un negocio; y 4) Función de garantía, cubierta por contratos como la prenda,
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DERECHO CIVIL VI
PROFESOR PABLO PAVEZ TOLEDO
INTRODUCCIÓN CONTRATOS PARTE ESPECIAL: LA FUNCIÓN ECONÓMICA DE
LOS CONTRATOS
El curso de Derecho de Contratos, en mi criterio, debiera seguir un enfoque
práctico del contrato: ¿para qué sirve el contrato? La idea de ello es desarrollar la habilidad de encontrar los contratos que mejor satisfagan los intereses del cliente y esto se adquiere sabiendo para qué sirve el contrato. El CC establece una serie de clasificaciones aplicables a los contratos, entre ellas la que distingue entre unilaterales y bilaterales, y reales, solemnes y consensuales. Tales clasificaciones son útiles porque nos permiten saber ciertas instituciones que aplican según el tipo de contrato de que hablamos. Pero en enfoque de un curso de contratos no es (o no debiera) ser ese, esto es, ya no nos queremos preguntar cómo es el contrato ni cuándo existe contrato, toda vez que esa pregunta nos la hicimos latamente en el curso de acto jurídico y con esto adquirimos la abstracción necesaria para hablar acerca de aspectos prácticos de los actos y contratos. Acá la pregunta que queremos hacer es una de enfoque práctico: ¿para qué sirve el contrato? ¿cuál es la función económica del contrato? Dicho enfoque entiende al sistema de contratos en su parte especial como un conjunto de herramientas que las personas utilizan para ordenar su vida patrimonial, por lo que es necesario que el abogado sepa escoger y escriturar el contrato que mejor satisfaga los intereses de sus clientes. Mirando este enfoque los contratos cumplen cuatro funciones: 1) Función preparatoria, 2) de intercambio, 3) de colaboración, y 4) de garantía. 1) Función preparatoria: Son contratos que tienen por objeto o por función regular el proceso de negociación y conclusión de otro contrato posterior. El contrato por antonomasia es el contrato de promesa y de hecho todos los días se firman promesas de compraventa de inmuebles en que las partes están de acuerdo en el inmueble, precio, forma de pago, pero aun no pueden firmar la compraventa porque el promitente comprador no sabe si el estudio de títulos va o no a arrojar un problema, o no sabe si el banco va a otorgarle el crédito para el pago del precio del bien raíz u otro inconveniente que la promesa permite sortear mediante el establecimiento de un plazo y/o condición. Una vez cumplido el plazo y/o la condición, junto a los restantes requisitos establecidos en el art. 1554 CC, la obligación principal que nace de tal contrato es la celebración de otro contrato posterior. Además, hay otros contratos preparatorios menos intensos que la promesa. Si observamos la estructura del art. 1554 CC notamos que los elementos de la esencia del contrato prometido están más o menos determinados y que el obstáculo es superar cierta circunstancia (estudio de títulos, mutuo del banco u otro). Pero hay otros contratos preparatorios que tienen la misma DERECHO CIVIL VI PROFESOR PABLO PAVEZ TOLEDO función y que generan obligaciones menos conclusivas que la promesa y que son contratos atípicos o innominados. Son muy usados en negociaciones complejas en donde la situación no es tan simple como la compra de un bien inmueble. Por ejemplo, en estos casos las partes pueden no estar de acuerdo en el precio por ser de difícil determinación, como cuando se quiere comprar una empresa, y las partes fijan un marco para determinar el precio de venta final. ¿Cómo podría ser ese marco? Seguramente el comprador interesado va a requerir información sensible de la empresa (balances, cartera de clientes, facturas, información de procesos productivos, relación de juicios pendientes, contratos laborales, etc.) y el vendedor, por su parte, estará interesado en que dicha información no se divulgue a terceros, especialmente la competencia. En este caso un contrato preparatorio de utilidad será uno de confidencialidad, el cual genera la obligación para el potencial comprador de no revelarle al mundo la información obtenida con motivo u ocasión del proceso de negociación. Además, dado que el comprador va a invertir recursos en el estudio de la información y a que probablemente deba contratar profesionales para ello, es posible que le interese celebrar un contrato de exclusividad con el vendedor, en donde este se obligue a negociar únicamente con él y por un tiempo determinado respecto a la venta de la empresa, a fin de generar confianza en que el proceso de negociación es serio y los gastos que demande valen la pena. En estos casos, aunque la obligación no sea tan intensa o conclusiva como en la promesa, si generan obligaciones que van en la línea de regular un proceso de negociación aunque no obliguen directamente a la firma del contrato de compraventa. 2) Función de intercambio: los negocios que la gente hace y las relaciones patrimoniales derivados de ellos pueden encuadrarse en las categorías de intercambio y/o colaboración. Los contratos de intercambio sirven para transferir total o parcialmente el control y/o los beneficios de bienes y servicios. El contrato de este tipo por antonomasia es la compraventa en donde el vendedor transfiere de forma permanente la cosa vendida y los beneficios de ella pues a partir de la tradición el vendedor no puede tomar ninguna decisión sobre la cosa y no puede reportar ningunos de los beneficios que reporta ella, todo eso pasa al comprador. Por su parte e igualmente, el comprador hace transferencia de una cantidad de dinero que se llama precio. El contrato de arrendamiento tiene la misma lógica, sólo que la transferencia de cosa y beneficio no es total, pues el arrendador transfiere en forma transitoria cierto grado de control y decisión sobre la cosa arrendada y sus beneficios -uso y goce- al arrendatario, a cambio el arrendatario paga una suma de dinero. Estos contratos son ejemplos típicos de contratos de intercambio, pues se intercambian bienes y servicios. DERECHO CIVIL VI PROFESOR PABLO PAVEZ TOLEDO 3) Función de colaboración: los contratos cuya función es la colaboración permiten a las partes compartir el control y/o los beneficios de bienes y servicios. El ejemplo paradigmático es el mandato. En el mandato hay una persona que tiene una gestión y que no la quiere o puede hacer, y se la entrega al mandatario, le da instrucciones y le da cierto grado autonomía. Acá hay cierto grado de repartición de control sobre el negocio. El negocio típico es el mandato de administración de una cosa, como el de un campo en donde el dueño puede que no viva en el campo, pero que le guste y necesite a alguien que se lo administre, que cuide a sus animales, que supervigile a los trabajadores y que produzca ciertos tipos de frutas y/o verduras. En tal caso, el dueño le encarga al mandatario la administración, le da ciertas instrucciones, restricciones y cierto ámbito de autonomía, por lo que las decisiones sobre la administración del campo están compartidas y repartidas entre mandante y mandatario. Por ejemplo, el mandante puede que prohíba al mandatario vender el campo, criar cierto tipo de ganado y producir cierto tipo de frutas, a la vez que le permite criar otros tipos de ganado y producir ciertos tipos de verduras. Por lo tanto, la estructura del mandato supone entregar al mandatario cierto control de decisión sobre el negocio, pero no necesariamente los beneficios y por ello la estructura de tal contrato es “por cuenta y riesgo del mandante” (art. 2116 CC) y lo que se entrega a cambio es una remuneración. ¿Cómo podríamos asignarle parte de riesgos en la gestión al mandatario? Podemos decirle que los riesgos y pérdidas van a ser para el mandante y darle una remuneración al mandatario que dependa del éxito del negocio encargado, de tal forma que únicamente recibirá remuneración en la medida que el negocio sea bien administrado. Por su parte, el contrato de colaboración en que los riegos y beneficios son compartidos por antonomasia es en las sociedades de personas (Art. 2053 CC). 4) Función de garantía: esta función supone que no todos los contratos se ejecutan de forma inmediata, sino que existen aquellos de ejecución diferida cuyo riesgo de incumplimiento aumenta por la incertidumbre que de por sí trae aparejado el mayor tiempo de vinculación entre las partes. Por ello, esta función supone que los contratantes se anticipan y piden garantías al celebrar el contrato. Estos son aquellos que tienen por función asegurar el cumplimiento de una o más obligaciones. La denominación técnica es “caución” (art. 46 CC), esto es, cualquier obligación que se contrae para la seguridad de una obligación propia o ajena. Los contratos de garantía son, como todo contrato, convenciones que generan obligaciones, es por ello que los ejemplos legales son precisamente de contratos de garantía como prenda e hipoteca (garantías reales) y fianza (garantía personal). La diferencia entre garantía real y personal radica en el modo en que se asegura el cumplimiento de la obligación porque en la garantía real se entrega un DERECHO CIVIL VI PROFESOR PABLO PAVEZ TOLEDO derecho preferente para satisfacer el crédito sobre la cosa que recae, y como es real se puede ejercer no sólo sobre el comprador, sino también sobre sus herederos o un tercero, pues la hipoteca grava la cosa en manos de quien la tenga. Por su parte, en el caso de la garantía personal, una persona puede asegurar el cumplimiento de una obligación agregando un nuevo patrimonio para el cobro del crédito, así, en la fianza el deudor que ofrece un fiador no sólo da su propio patrimonio, sino que también, en caso de incumplimiento, el acreedor va a tener un segundo derecho de prenda general sobre el fiador (deudor subsidiario). Pero justamente la fianza tiene ese pequeño problema de ser subsidiaria, opera sólo una vez que se ha intentado cobrar al deudor principal (beneficio de excusión), es decir, el fiador se puede excusar mientras el acreedor no se dirija primero contra el deudor principal. Esto se soluciona con la codeudoría solidaria en donde el acreedor puede cobrarle al otro deudor solidario sin siquiera haber llamado al otro deudor, siendo irrelevante quién es deudor principal frente al acreedor.