Tema 4 - La Espiritualidad de La Renovación Carismática

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TEMA 4: LA ESPIRITUALIDAD DE LA RENOVACIÓN

Objetivo del tema:


Identificar los elementos más característicos de la vivencia carismática, y
fomentar su presencia en nuestras asambleas de oración.

A. Introducción:

a. Evocación:
¿Qué es lo que más caracteriza tu forma de ser? Identifica cuatro o cinco
elementos puntuales.

b. Ubicación y concatenación con el curso:


Si el Señor tiene una visión particular para la Renovación, es porque busca que
podamos recorrer un camino específico. La RCC vive una espiritualidad propia,
que es parte de la espiritualidad cristiana.

c. Motivación y presentación del tema:


Vayamos descubriendo paso a paso el camino que el Señor pone ante
nosotros.

B. Cuerpo de la enseñanza (Tiempo total: 100’)

1. La espiritualidad cristiana
La espiritualidad es un modo de vivir la vida total, es un talante de vida.
Segundo Galilea la define como «la motivación que impregna los proyectos y
compromisos de vida». Otros la definen como
«la vida conducida por el Espíritu». Es, pues, un proceso de seguimiento de
Cristo bajo el impulso del Espíritu y bajo la guía de la Iglesia, por el camino de
la propia vocación.

El teólogo J. Martín Velasco define la espiritualidad así: «Espiritualidad es la


forma concreta que toma la identidad cristiana encarnada en la vida de un
cristiano o de un grupo de cristianos». De esto se desprende que la
espiritualidad no es una experiencia religiosa que nos desliga de nuestro
contexto vital y que signifique para nosotros una huida del mundo. No es andar
por las nubes, sino más bien vivir comprometido en el mundo, teniendo en
cuenta nuestra responsabilidad histórica.

La espiritualidad cristiana es trinitaria, pues implica tener una relación personal


con Dios Padre, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo. Esta espiritualidad nos
impulsa a seguir a Jesús. El valor fundamental de la espiritualidad cristiana es
hacernos discípulos de Jesús. Producto de esta espiritualidad común a todos
los cristianos, se exige del creyente (tanto a un obispo como a cualquier laico):

La cruz.
El amor a todos.
La fe.
 El compromiso.
La espiritualidad cristiana también requiere del creyente el vivir por el Espíritu
Santo y ser conducido por Él. Vivir según el Espíritu es vivir según los criterios
y perspectivas de Dios. Pero es una espiritualidad encarnada, pues la fe, la
esperanza y el amor tienen que encarnarse proyectándose hacia quienes son
el rostro escondido de Dios: nuestros hermanos.

2. La espiritualidad de la Renovación Carismática

En el resumen que sigue glosaremos a tres maestros prominentes de la


Renovación Carismática Católica: el P. Salvador Carrillo Alday, Mssp., al P.
Benigno Juanes S.J. y al padre Jesús (Chus) Villarroel O.P..

Según el padre Salvador Carrillo, «la espiritualidad de la Renovación no es


paralela a ninguna espiritualidad, sino que renueva y revitaliza todas las
corrientes espirituales que el Espíritu Santo ha hecho surgir a lo largo de la
historia de la Iglesia». El padre Chus Villarroel, por su parte, afirma: “La
espiritualidad de la Renovación enfatiza fuertemente la vivencia de un Jesús
vivo y resucitado. No precisamente como una frase teórica sino como una
experiencia personal y comunitaria.

La fuerte experiencia religiosa pentecostal que se recibe con el «bautismo en el


Espíritu» hace referencia inmediata a Jesús el resucitado que mediante su
Espíritu nos ha tocado. Con ello se produce la alegría de la Pascua de
resurrección. De un solo golpe se descubren dos cosas fundamentales: la fe y
su contenido básico. Esta alegría impregna todas las manifestaciones de un
grupo carismático”. Y añade: “Dentro de la espiritualidad de la Renovación
carismática, hay un punto que es necesario destacar: todo es gratis, pero al
precio de la sangre de Cristo.

Por eso, el hombre tiene que pasar por el bautismo y optar por Jesucristo. Esta
opción incluye un largo proceso de purificación o sanación que se llama
obediencia de la fe y que se inicia cuando la gracia te lleva a someter tu vida al
señorío de Jesús. De esta forma, el poder del Resucitado y Señor desalojará
de nosotros el dominio de todos los demás señores. Es una acción liberadora,
pero en ella se van a sentir conmovidos los cimientos del propio yo. El
sometimiento de tu vida al poder del señorío de Jesús va a constituir el inicio
del proceso de la santificación de cada persona”.

La Renovación renueva el carisma propio de cada persona, de cada institución


y de cada familia religiosa: “La Renovación no se pone nunca en contradicción
con ningún carisma, porque su campo de acción es anterior a la división de
todos los carismas. Va a incidir en lo que es común a todo cristiano, es decir,
en el Bautismo y, en general, en el terreno de la iniciación cristiana” (P. Chus
Villarroel, “La Renovación Carismática”).

3. Elementos primordiales de la espiritualidad carismática


a. Bautismo en el Espíritu Santo
La experiencia carismática se inicia con un Pentecostés, y Pentecostés no el fin
de una preparación, sino el inicio de un proceso de cambio y de vida nueva. Es
una experiencia abierta a todos: sacerdotes, religiosos, laicos, ricos, pobres,
pecadores, cultos e incultos, y personas de cualquier movimiento eclesial.

Desde la experiencia de Pentecostés se descubre:


A Jesús
A la comunidad
La eucaristía
La oración

Esta experiencia es necesaria para el cristiano porque hoy sobra conocimiento


y falta experiencia,
las personas quieren llegar a Jesús, pero se encuentran con muchas doctrinas,
documentos, teologías, reflexiones, puntos de vista, etc., mientras que lo que
se necesita es una experiencia religiosa que nos proporciona el Espíritu Santo
y que se expresa con una palabra: AMOR. Cuando experimentamos esto,
descubrimos a Dios presente en la Iglesia y que no se ha separado de
nosotros.

«La fuerza de la Renovación carismática está en que cree en el constante


Pentecostés que el Espíritu Santo realiza en la Iglesia y en cada uno de sus
miembros...» (La Ceja, 31).

b. Trinitaria

Contemplando a cada uno como es conocido por la Palabra de Dios:


Dios Padre amoroso.
Cristo Salvador y Señor.
Espíritu Santo santificador.

«La gran fundamentación teológica de la Renovación espiritual carismática


está, pues, en el Misterio Trinitario, y particularmente en el conocimiento
progresivo de la Persona del Espíritu Santo y en su acción insustituible e
ininterrumpida en la Iglesia y en cada u no de nosotros» (La Ceja, 18).
«Algunos piensan equivocadamente que esta Renovación se centra
exclusivamente en el Espíritu Santo y minimiza la acción del Padre y la de
Jesús. Muy al contrario, el Espíritu Santo es quien da al cristiano testimonio de
Jesús (Jn 15, 26) y quien lo capacita para que sea testigo de su resurrección»
(La Ceja, 24).

c. Encuentro personal con Cristo vivo y resucitado

La efusión del Espíritu Santo nos lleva inmediatamente a reconocer a un Cristo


vivo, resucitado y que es nuestro salvador personal, a la vez que produce una
adhesión explícita y personal con Él. Esta adhesión a Jesús se produce por
efecto de la fe que el Espíritu Santo nos concede, junto con sus muchos dones.
En este encuentro toda la persona queda afectada y Jesús pasa a ser el centro
de la vida y deja de ser una persona alejada para convertirse en alguien
amoroso y anhelante de entrar en comunicación con la persona amada.
d. Jesús es el Señor, mi Señor

La experiencia de Jesús como Señor es una realidad fundamental en la


Renovación. Hacer de Jesús mi Señor implica que sea efectivamente:

Centro de mi vida
Centro de mis elecciones
Centro de mi familia
Señor de mi pasado, presente y futuro Señor de:
Mis relaciones
Mi sexualidad y emotividad
Mi casa y mis bienes
Mi manera de pensar y hablar
Todas las áreas de mi vida

Al decir que Jesús es mi Señor, estoy haciendo un acto de obediencia y de


sometimiento a la voluntad del Padre, al evangelio de Jesús, sin restricciones ni
limitaciones de ningún tipo. Aceptar a Jesús como Señor de mi vida, es
reconocer:

A Jesús como Maestro al que debo acomodar mi vida,


Los caminos distintos y nuevos por donde el Espíritu me guía,
Los escondrijos y zonas donde se esconde el hombre viejo y someter esas
zonas al poder salvador y sanador de Jesús.

Vivir el señorío de Jesús es poner cruces, obediencias, muerte y tristezas a la


luz de la resurrección, para ser transformados hasta que nuestra vida cambiada
nos permita decir: «Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí». «Precisamente,
uno de los frutos de la Renovación es la proclamación alegre que muchos
están haciendo de un Jesús vivo, “constituido Señor y Cristo por Dios” (Hch 2,
36) y a quien están sirviendo con gozo pascual» (La Ceja, 25).

Reflexión personal

1. ¿La experiencia de vivir la espiritualidad carismática ha hecho de mí una


persona más cristiana? ¿En qué aspectos?
2. ¿Mi grupo de oración es un lugar donde cada semana mis hermanos tienen
un encuentro con un Cristo vivo y resucitado?

e. Experiencia de liberación

De la experiencia del bautismo en el Espíritu se deriva normalmente una


experiencia de liberación que se concede al creyente. Es una liberación de:
vicios que forman hábito, sexualidad descontrolada, violencia, alcoholismo,
drogadicción, tabaquismo, ansiedades, bloqueos, temores, timidez, complejos,
tibieza religiosa, vida rutinaria, injusticias, agresiones, egoísmo, orgullo, etc.
El Espíritu Santo toca profundamente lo íntimo, y reestructura, armoniza,
equilibra y cura a toda la persona, creándose una sensación de liberación.
f. Vivir en acción de gracias
El padre Chus Villarroel dice al respecto: «Si te dejas guiar por el Espíritu, la
dicha es más grande que la pena». Cuando nos caemos en la cuenta de que
hemos sido liberados, y que fue por pura Gracia, sin que hayamos hecho nada
para ello, empezaremos a confiar en Dios y a dejarnos guiar por su Espíritu.
Pasamos entonces de la retribución a la GRATUIDAD.
Llamamos retribución a: querer ganar o alcanzar a Dios con el propio esfuerzo,
querer ganar a Dios para nuestra causa a fuerza de ayunos, limosnas,
oraciones, novenas y cumplimiento. Esto es: querer salvarse por sus propias
fuerzas y sus buenas obras, es decir, vivir aún en el Antiguo Testamento.

Por el contrario, GRATUIDAD es:


Entrar en confianza total en Dios, el cual actúa a través de mi historia y de la
Historia.
El estilo de vida del Hombre nuevo.
Responder al Amor de Dios, no a una exigencia.
Responder a una predilección de Dios, devolviendo gratuitamente a los
demás.
Dejar que Dios tome la iniciativa y responder a ello.

El vivir la gratuidad nos lleva a la alegría, no a una alegría mantenida con


terapias, técnicas, aplausos o exceso de ellos, o por tener cosas o no tener
problemas y conflictos, sino que brota de la seguridad de estar entre las manos
de Dios a pesar de lo que somos, y de cómo somos.

g. La alabanza
La alabanza brota inmediatamente que te das cuenta de quién es el Señor y de
lo que Él hizo y hace en cada uno y en la comunidad. Por otra parte, el Señor
usa la alabanza para hacer al grupo más receptivo a la acción del Espíritu
Santo. No hay nada más bíblico ni eclesial que la alabanza. La Eucaristía está
llena de alabanzas: oración colecta, Gloria, prefacio, Sanctus, plegaria
eucarística, doxología final de la plegaria eucarística, etc.

Dios es un ser muy libre y en Él caben todo tipo de manifestaciones. Por eso,
cuando sientes la oración de alabanza como una liberación, te das cuenta de lo
verdadera que es. Sólo cuando te haces libre, conoces lo inhibido que estabas
antes. Somos nosotros los que recortamos mil libertades, los que nos
cargamos de exigencias y los que nos creamos multitud de tabúes. La
alabanza en la Renovación es liberadora, ensancha el corazón y da rienda
suelta a sentimientos siempre coartados por la estrechez de los ritualismos.

h. La comunidad y el amor fraterno


Otro elemento característico de la espiritualidad de la Renovación es la vida de
comunidad y el amor fraterno tanto en comunidad como fuera de ella con todos
los hermanos. La conversión cristiana es conversión a la persona de Cristo y
también a nuestros hermanos. Es aceptar a Cristo y a los hermanos. Todo ello
no sobre la base de la propia conveniencia, sino fundados en un compromiso,
no sólo relación con los que nos llevamos bien, con los que somos amigos,
sino como nos amó y ama Cristo.
No olvidemos que la experiencia de Dios tan fundamental en la Renovación
Carismática es una experiencia social y comunitaria. Por eso, las expresiones
fundamentales de la Renovación son comunitarias: los Grupos o asambleas de
Oración y las Comunidades de Alianza y Vida.

4. Fuentes de la espiritualidad de la Renovación


Las fuentes donde se alimenta la espiritualidad de la Renovación Carismática
son:

La oración. Comunitaria y personal, tanto de alabanza como de


agradecimiento.

La Palabra de Dios. Por ella conocemos los designios de Dios, aprendemos
los criterios y valores del reino, y nos vamos transformando en Cristo.

Los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación. Del contacto


personal con Cristo, que la Eucaristía nos ofrece, nace la fuerza para seguir al
resucitado que, como a los discípulos de Emaús, se nos hizo presente
«mientras nos hablaba» y «al partir el pan». La Reconciliación es también un
encuentro con Jesús que perdona y que sana las heridas
causadas por el pecado.

El magisterio de la Iglesia. Los documentos eclesiales diversos que se han


ido publicando, han permitido a la Renovación ir ajustando su caminar,
abriéndose más a todos.

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