PEDAGOGIA

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Escuela nueva vs.

Tradicional:

Algunos de las principales diferencias que podemos encontrar son:

 En la escuela tradicional lo importante era adquirir cuanto más conocimientos


mejor, mientras que con la escuela nueva se pretendía desarrollar las destrezas
del alumnado así como sus habilidades de una manera mucho más abierta y
dinámica a lo que se estaba acostumbrado.
 En la tradicional, el conocimiento está fragmentado, dividido en materias, en
cambio, en la innovadora, el foco está puesto en la autonomía, en la libertad y
necesidades del niño.
 La figura del maestro en la escuela tradicional es la de una persona muy
autoritaria que únicamente se dedica a desarrollar su clase de manera oral  e
inflexible. En la escuela nueva el maestro pretende ser un facilitador del
aprendizaje, el guía que acompaña y facilita el aprendizaje al alumnado, por lo
que se convierte en una figura mucho más cercana.
 Otro de las grandes diferencias es la figura del alumnado. En la escuela
tradicional es una figura obediente y pasiva que se dedica únicamente a acatar
las normas y a ser obediente, mientras que en la escuela nueva el alumno
participa en las clases de manera activa, siendo parte también de su
aprendizaje.
 El método de enseñanza en la escuela tradicional es totalmente expositivo y
mecánico, sin cambios en las clases, mientras que en la escuela nueva se
pretende ir un poco más allá educando para la sociedad e incorporando temas
trasversales para educar al alumnado en todos los ámbitos a los que se
enfrentará cuando sea adulto.
 La metodología en la escuela tradicional es totalmente conductista mientras que
en la escuela nueva es constructivista.
 En la escuela nueva se comienzan a trabajar con otro tipo de recursos
didácticos, alejándose por completo de los ya tradicionales como son los libros
de texto, el cuaderno o la pizarra.
 La lengua utilizada hasta el momento para impartir las clases en la escuela
tradicional  era el latín, cosa que se modifica en la escuela nueva pasando a ser
la lengua materna la que se utiliza para impartir las clases.
 En la evaluación lo realmente importante es el resultado obtenido por el
alumnado, sin tener en cuenta el proceso ni si el aprendizaje ha sido realmente
efectivo para los alumnos.
 Durante todo el proceso de aprendizaje en la escuela tradicional, el profesor es el
elemento central como transmisor de conocimientos, mientras que en la escuela
nueva pasa a ser el alumno, contando con mayor libertad y siendo su
aprendizaje efectivo el principal fin de toda la educación.

Como vemos la escuela nueva supuso un gran avance en cuanto a la educación se


refiere,  y cada día salen a la luz nuevas metodologías innovadoras dejando aún más
atrás la idea de la escuela tradicional. Aunque aún es usual encontrarnos con aulas en las
que se siguen dando clases como en la escuela tradicional, cada vez son más los docente
involucraos con la idea de que la educación crezca y avance al mismo ritmo que avanza
la sociedad.
Dewey propone a la escuela como una minicomunidad, en la que el niño vive más que
aprende. La escuela debe de ser capaz de conservar la esencia de la vida en comunidad que el
niño tiene fuera de ella y sobre esa vida crear sus métodos. En la escuela se deben reproducir
las mismas experiencias que los niños viven en sus hogares, lo cual es algo que se le criticaba a
Dewey, porque en caso de que esas experiencias sean empobrecedoras, estaríamos atando al
niño a sus propias cadenas.

La doctora Montessori, en 1907, inició una propuesta educativa para la educación


formal que rompió con varios paradigmas propios de la escuela:

 La clasificación por edades y la homogeneidad, apuntando a aulas heterogéneas.


 El aprendizaje a partir de los sentidos, entendiendo que los niños de 0 a 6 años
aprenden por medio de su percepción sensorial; este aprendizaje se extiende a
los niños de 6 a 9 años y coexiste con la adquisición de la abstracción.
 Un niño capaz de concentración, trabajo, silencio y quietud, trascendente, que
nos plantea una mirada diferente hacia el niño que hoy vemos ansioso,
desconcentrado, torpe en su motricidad y desmotivado.
 Un adulto con bajo nivel de intervención y mucha capacidad de observación.
 Un ambiente preparado por el adulto, con muchas situaciones de aprendizaje y
desarrollo dispuestas al alcance del niño para que trabaje en libertad y en el que
este último se mueva libremente.
 Una atención especial al desarrollo de la autonomía del niño, poniendo el acento
en el autocontrol.
 Materiales diseñados con propósitos claros y despojados de adornos innecesarios
para que el niño focalice su atención.
 Trabajo libremente elegido por el niño, con el que se mantiene ocupado en el
lugar que elige y por el tiempo que elige.
 Confianza en la capacidad del niño de autoconstruirse.

Según Montessori la niñez es una etapa específica, se debe crear un ambiente acorde a
las características del niño, que se desplacen libremente por la escuela, con autonomía, y
que viva democráticamente en la escuela.

Sacristán- nassif y Garcés: la pedagogía burocrática.

La pérdida de sentido de los sistemas educativos, Garcés, da paso al enfoque en formar


personas en competencia para el mundo laboral. Es la sociedad industrializada quien
determina cuales van a ser los objetivos de la educación, no al revés. Una mirada muy
individual respecto al fracaso escolar y la desigualdad educativa, quien no tiene éxito no
es por un fallo del sistema o por las variables posibles. Según Garcés, define a las
competencias como saberes prácticos, despojados de lo conceptual, pero según él lo que
serpia beneficioso es crear personas que tengas “saberes socialmente productivos”. Lo
productivo pensado desde un lado no económico, sino con uno diferente.

¿Qué decimos cuando decimos “saberes socialmente productivos”? Queremos superar


la fragmentación de la política educativa de los noventa, que redujo la educación para el
trabajo a simples competencias.

Planteamos la idea de que un saber socialmente productivo no es simplemente una


formación para una determinada disposición que le permita a un individuo operar una
máquina u ocupar eficientemente un puesto de trabajo particular, sino que hablamos de
cuál es el sentido, en toda la formación de un individuo, del trabajo en una sociedad.
Planteamos la posibilidad de que existe una serie de saberes que son capaces de
andamiar otros saberes para posibilitar esa inserción del individuo, y pensamos en el
trabajo en términos de organizador y estructurador de lo social.

No pensamos exclusivamente en individuos capaces de operar una máquina. Lo que no


deja de ser necesario sino que en todo caso resulta absolutamente insuficiente.

Sacristán hace un paralelismo entre el sistema educativo y la empresa, diciendo que


dentro de la pedagogía por objetivos hay una intención de que en la escuela se apliquen
las mismas técnicas, normas que se desarrollan en las industrias, y de este modo se
obtendrá “el éxito”.

El docente tiene el papel de técnico, es quien enseña los contenidos, no quien los
prepara.

Freire: Introducción:

El ser humano ha evolucionado a través del tiempo; nuestros ancestros fueron nómadas,
posteriormente sedentarios, esto se debe a la capacidad del hombre de razonamiento e
inteligencia para transformar la naturaleza y permanecer de ella. El hombre se ha
adaptado  a su entorno  mediante transformaciones, para satisfacer  las necesidades de
este. Por lo tanto modifica, adapta y se apropia de esos cambios.
Con todos esas modificaciones que han germinado en relación a las  necesidades del
mismo, estas han trascendido en varios niveles ya sea económicos, sociales, culturales,
políticos por mencionar algunos. Se podría considerar que una de sus virtudes, es la
adaptabilidad que este tiene ante un presente en constante cambio.
La educación no podría  quedarse atrás, ante la demanda  de una sociedad en progreso
constante, por la cual la educación se ha tenido  que adecuar de acuerdo  a las
necesidades  una organización social diferente. Toda esta reestructuración dentro  de la
educación  es con ayuda y aportación de otras ciencias tales como: filosofía, pedagogía,
psicología, arqueología por mencionar algunas, tienen como finalidad el bienestar del
educando. El ser humano  es un ser educable, y la educación es un medio eficaz  para
formar  a un individuo, la axiología ayuda a formar  individuos para tener  una armonía 
entre la sociedad. Por tal motivo en el presente trabajo se analiza la importancia del
papel del educador como generador de conocimientos y sin dejar de lado el compromiso
social tiene.

PRESENTACIÓN

Paulo Freire es quizá el educador de mayor influencia en la pedagogía de los últimos 


tiempos en Latinoamérica; leer a Freire desde su perspectiva sociológica en la
educación y sus impacto en las ideas pedagógicas en nuestra actualidad, es ante todo un
deleite, ya que es trascendental conocer su pensamiento, analizar su proyecto social,
político , su visión ética, el cual estimula a reflexionar y a tomar providencias en nuestra
vida personal, social y académica. Uno de los principales aportes de Freire a la
educación es su crítica a la educación tradicional, o llamada educación bancaria; una
pedagogía centrada en el maestro y no en el alumno, una pedagogía que no toma en
cuenta la experiencia y conocimientos de los estudiantes. Freire le apuesta a la
formación de un sujeto crítico y reflexivo. De ahí su crítica a la educación autoritaria. Si
bien Freire inicia su trabajo con el problema de la alfabetización, sus aportaciones van
más allá de la misma. Para Freire todos nacemos con la capacidad de leer la realidad,
pero esta lectura es una lectura un tanto ingenua; se trata de partir de esta lectura
ingenua y convertirla en una lectura crítica.

LA EDUCACIÓN; UN ACTO POLÍTICO Y ÉTICO

El primer aspecto que revisaremos en relación a Freire es su sentido ético y su


compromiso para que exista la educación, a partir de la forma de conciencia crítica
frente al mundo; una realidad llena de contradicciones e injusticias; la dificultad es que
ya no nos conmovemos ante estos hechos, donde vemos día a día la deshumanización
del hombre; pues en nuestro contexto, la mentira, el robo, la calumnia, la violación  de
los derechos humanos, lo vemos como algo casi del orden natural, cotidiano, y dejamos
se instalen en nuestro cómoda inconsciencia. El riesgo de esta situación es asumir esto,
como Freire lo ha llamado, el establecimiento social en la cultura referente a la
normalidad. La realidad en el México de hoy, es que nada sorprende, todo es normal;
cada vez más existe entre nosotros una mayor apatía ante la importancia del sentido
ético. ¿Podemos aprender y enseñar ética? Si observamos que en lo cotidiano día a día
nuestros valores se deterioran, y no hacemos nada por trabajar en favor de ellos, de
alguna forma nos hacemos cómplices.

Frente a esta situación ética, Freire (1997) señala que debemos retomar posiciones que
nos lleven a comprometernos a una búsqueda de consecuencias y alternativas de
solución para, de esta forma, ser coherentes en nuestro trabajo personal, como
ciudadanos, como maestros en el aula o en donde quiera que estemos. Freire habla de un
compromiso ético que todo educador debe asumir. Para Freire (1997), cuando hablamos
de ética y de postura esencialmente democrática, porque al no ser neutra la práctica
educativa, la formación humana, implica elecciones, rompimientos y disposiciones.
Estar en favor de un sueño y contra de alguien es imperativo exigir la eticidad del
educador, su necesaria militancia democrática, la obligación a tener una relación
coherente, permanentemente; coherencia entre el discurso y la práctica.

La educación y el educador no logran solo adjudicarse y trabajar sobre la idea de una


aparente neutralidad, la enseñanza envuelve el testimonio ético del profesor, porque no
se puede dar clase de libertad o igualdad y hacer del examen un acto perverso. Esto
implica una responsabilidad y una conciencia histórica y social, como educador y
persona. Por tal motivo señala Freire “Estoy profundamente convencido de la naturaleza
ética de la práctica educativa, en cuanto práctica especialmente humana. El ser humano
es un ser ético, cualquiera que sea  su marco  ético: la ética  de la vida, la ética
humanista, o cómo hemos adquirido y adherido a la ética del mercado”. (Rocha,
2003:120).

A través de una educación para la libertad "los educandos van desarrollando su poder de
captación y de comprensión del mundo que, en sus relaciones con él, se les presenta, no
ya como una realidad estática, sino como una realidad en transformación, en proceso. ...
La tendencia entonces, tanto del educador-educando como la del educando-educador, es
la de establecer una forma auténtica de pensamiento y acción: pensarse a sí mismo y al
mundo, simultáneamente, sin dicotomizar este pensar de la acción”. (Freire, 2003: 43)
LA EDUCACIÓN COMO IDEOLOGÍA

Desde su perspectiva, Freire muestra que el educar requiere examinar la educación


desde un punto de vista de la ideología, sin embargo, se oculta y en lugar de ser
conscientes, solo consentimos dócilmente que lo que vemos es la realidad sin dudar,
admitiendo dócilmente en todo lo que nos es impuesto; acarreando a las trasgresiones en
el plano de la ética universal del ser humano, impuestas por sistemas capitalistas,
neoliberales, en aras de la globalización. Por todo lo descrito, corresponde al profesor
estar atento del poder de la ideología, de su discurso, de su atracción, con la influencia
adormecedora y distorsionada de la realidad. Es deber del educador cambiar la realidad.
Como señala Freire: “Es cierto que las mujeres y los hombres pueden cambiar el mundo
para mejor, para hacerlo menos injusto, pero partiendo de la realidad concreta a la que
llegan en su generación, y no fundadas o fundados en devaneos, sueños falsos sin raíces,
puras ilusiones”. (Freire, 2001: 64).

Por otro lado, los estudiosos del currículo analizan la influencia del gobierno en la
educación donde no existe nada objetivo, sino que la ideología, la lucha por el poder y
las ideas están en constante pugna. Dentro de la teoría curricular se ha establecido el
término curriculum oculto, para designar justamente lo que está detrás de toda
propuesta educativa (Stenhouse: 1998). Por eso la función del maestro es más
importante de lo que se aprecia a primera vista. Es compromiso de cada uno abrir
horizontes y ser conscientes de nuestro entorno, ser autocríticos y no abandonar a las
masas, porque el docente es finalmente también un trabajador, un asalariado que vive
propiamente las injusticias sociales; sino por el contrario, desarrollar conciencia en
ellas, a fin de tomar un posicionamiento frente al mundo. (Stenhouse, 1998).

Dentro del pensamiento de Freire, se dispone la libertad en la enseñanza, sin embargo,


todos desconocemos o tendemos a encontrar esos límites sin los  cuales la libertad
degenera en libertinaje; nos volvemos autoritarios por ese temor. Esta libertad se
adquiere asumiendo posturas, aun cuando éstas sean erróneas, porque solo decidiendo
se aprende a decidir y asumiendo la consecuencia del acto de decidir. La autonomía se
forma todos los días. Esta actitud protectora se extiende a todos los ámbitos; la idea de
que los jóvenes no saben, no aportan conocimientos, porque se tiene la idea equivocada
de que no saben, sin embargo desestimamos su poder de decisión, su alcance y el
beneficio que la responsabilidad y la toma de acción les puede hacer sujetos críticos,
autónomos y más libres de pensamiento.

Un punto de vista adicional que tiene Freire es su compromiso sociopolítico, asumiendo


permanentemente a la educación como un acto político (Freire: 1997:120) sin  tratarse
de política partidista, sino solo de ser conscientes que la educación se  encuentra  en un
contexto y quehacer  político. Por otra parte, Freire no pretende evidenciar el
analfabetismo o la no asistencia a las escuelas, por la ineptitud de los padres o por el
resultado de sus bajos ingresos, para él la educación y las posibilidades que ella brinda
de progreso a la humanidad, son esenciales para la emancipación de los personas y su
inserción  en las sociedades, pero en unas sociedades más justas, donde la educación no
sea libresca, sino que tenga sentido lo que se aprende dentro del aula con la realidad
fuera de ella.

De la misma forma Freire (1997) rechaza la postura en relación a la neutralidad de la


ciencia, misma que es el resultado de la carencia de un compromiso; la imparcialidad no
existe, porque no hay acción humana desprovista de intención de un objetivo; y todos
ocupamos un tiempo, espacio, históricos y políticos. Esto no se debe confundir, con el
tipo de ideología que tomamos, o el partidismo político, sino de tener opción política,
tomar conciencia y compromiso ideológico por una causa. Todo acto educativo, afirma
Freire, es un acto político, pero un acto donde el docente está realmente comprometido
con los demás y con él mismo. Ahí radica la grandeza del pensamiento de este
educador.

El desarrollo de la criticidad ineludible ante nuestro medio, nos impulsa a vislumbrar


nuestra actitud inocente al pensar que las clases dominantes organizarían una educación
en favor de las clases desprotegidas. Esto nos lleva a reflexionar sobre nuestra
aportación en la sociedad y nuestra toma de acciones para definir a favor de quién y a
quién se está educando. Al explorar  la dimensión  política y adoptar ciertos modelos
pedagógicos, decidimos a  favor de qué y para quién desarrollamos nuestra actividad
educativa. Los profesores no trabajan con máquinas, con materias primas, son seres
humanos los que se tienen en cada aula; en cada estudiante existe un ser humano, social,
activo, autónomo, con  inteligencia, capacidades y un sentido de vida propio; mismo
que tenemos el compromiso de desarrollar sus capacidades al máximo.

Para Freire (1997), la educación requiere comprenderla como una forma de


intervención en el mundo, ya que como individuos coexistimos en el mundo y somos
capacitados para prestar atención, comprobar, valorar, resolver, interesarse, elegir y
formarnos como seres éticos. Como profesores  e intelectuales, debemos estar a favor de
la lucha constante contra cualquier forma de discriminación, contra la dominación
económica de las grandes empresas capitalistas hacia los individuos.

Por otra parte, para Freire (1997), la actividad de enseñar contenidos es importante, ya
si es enseñada como un testimonio ético de lo enseñado, la práctica, implica un esfuerzo
al reproducir la ideología de lo enseñado, la práctica, implicando un esfuerzo  al
reproducir  la ideología dominante así como su desenmascaramiento. Esta doble
dualidad que siempre  tenemos que trabajar y  tener visible en nuestra práctica docente, 
porque en la medida  que tengamos  un  objetivo, un por qué y para qué, a quién  y en
contra  de qué  o quién, al intentar  implementar el acto educativo, en esa medida es que
el ser humano se desarrolla en nuestra aula. El concepto de ideología, que ya había sido
planteado por Gramsci anteriormente, es vital en el discurso educativo de Freire. Él
estaba convencido que a los ciudadanos se les puede o se les debe enseñar la
democracia cada que hacen la democracia, cuando la ejercen, analizan, o debaten los
problemas y tienen una participación genuina.

FREIRE FRENTE AL MOVIMIENTO DE LA ESCUELA NUEVA

La Escuela Nueva como movimiento pedagógico de principios del siglo XX, mediante
instrumentos sencillos y concretos,  muestra una gama de actividades donde se
promueve el aprendizaje activo, el aprendizaje colaborativo, y el fortalecimiento con la
relación escuela-comunidad y un mecanismo de promoción flexible adaptado a las
condiciones y necesidades de la niñez (Alcaraz: 2002).  La escuela será vista bajo un
modelo centrado en el niño, su contexto, comunidad, incrementando la retención
escolar, reduciendo la deserción y la repetición y ha demostrado mejoramientos en
logros académicos, así como en la formación de comportamientos democráticos y de
convivencia pacífica. Podemos darnos cuenta que la Escuela  Nueva transforma a la
escuela convencional y su manera de aprender.

El punto de partica de su propuesta conceptual y metodológica es el nuevo paradigma


de aprendizaje de una Escuela Nueva, que pretende mejorar la efectividad y calidad de
la educación. El modelo de la Escuela Nueva intenta modificar el modelo educativo
convencional centrado en el docente, hacia un modelo participativo y colaborativo
centrado en el estudiante, donde se toma la escuela como la unidad fundamental de
cambio para mejorar la cobertura, calidad y  equidad de la educación.

La forma  de trabajar del maestro dentro de la Escuela Nueva se transforma, deja de ser
instructor como anteriormente se presentaba en la escuela tradicional, convirtiéndose  en
un acompañante auxiliar del libre aprendizaje y desarrollo del alumno. Este es
considerado  como un individuo que piensa y actúa en forma libre y espontánea. La
relación que se establece entre maestro-alumno es horizontal, pero con fines específicos.
La participación de los padres de familia dentro de la Escuela Nueva es fundamental, ya
que su vivencia se refleja en la experiencia del niño y ésta servirá de base a la educación
intelectual, mediante el empleo adecuado de trabajos  manuales  y la educación moral.

La Escuela Nueva retoma el naturalismo, (Palacios, 1984: 51) para Ferriere, la


educación  intelectual de las escuelas nuevas puede caracterizarse en dos palabras: como
una educación  en la que no se impone la ciencia a los niños de fuera a dentro, sino que
se les coloca en situación de poderla descubrir, o mejor  dicho, de crearla  dentro  a
fuera; y, por otra parte, las actividades son libres; se pretende desarrollar en el niño la
imaginación, la iniciativa y la facultad creador a través de dibujos, pinturas  y modelos 
libres, trabajos libres , exposiciones libres. Hasta llegar a los  textos libres; los recursos
y materiales empleados, será  naturales o elaborados  que logren mantener el interés del
niño.

Las formas de evaluar en la Escuela Nueva, parten de registros de evaluación diaria, de


carácter formativo en los que se valoran habilidades, destrezas y actitudes, además de
considerar una autoevaluación. Esperando que con esta formación los alumnos sean
capaces de mejorar su entorno, y a la vez les propicie mejores condiciones de vida,
llevándose a cabo, la actividad, libertad, individualidad y colectividad, son rasgos que
caracterizan la forma de enseñanza en la escuela nueva. Un aspecto  fundamental es el
interés del niño, partiendo de la experiencia que éste tiene, es decir, el trabajo individual
se coloca en primer plano, cada uno avanza a su ritmo y el trabajo en grupo reúne a los
que tienen preferencias comunes  e igual  nivel de progreso. Por último se recurre a la
investigación (Alcaraz, 2002), el estudiante inicia sus primeros trabajos sistemáticos
cuando busca el conocimiento por sí mismo, pero siempre con la conducción del
docente.

PARA QUÉ EDUCAR

Una de las preguntas que hacían los filósofos de la educación era el para qué de la
educación. Siguiendo a Freire, el fin de la educación es mantener y acrecentar el
potencial del niño, salvaguardar su impulso  vital, que no  necesita que se le provea de
los medios de ejercitarse; de acrecentar sus recursos y capacidades. De ahí que el primer
objetivo de la nueva educación será aumentar  la potencia  espiritual y la  capacidad  de
trabajo  productivo del estudiante. Para ello, habrá que saber no solo leer textos, sino
fundamentalmente aprender a leer la realidad, donde contexto y texto se funden en uno
solo. (Freire, 1984: 95)

El camino  para lograr este objetivo es triple  por un lado, conservar y acrecentar la 
energía, el impulso vital, corporal y espiritual más importante que cualquier
conocimiento técnico, por otro lado, el aprendizaje de una técnica, sea intelectual o
manual, no se justifica sino como medio para alcanzar ese fin; por último los
conocimientos teóricos están subordinados a la técnica misma, como medios  a utilizar
para alcanzar el fin expreso. El propósito esencial de la educación es propiciar la
actividad  centrada en el niño, la que parte de la voluntad y  de la inteligencia personal
para desembocar en un enriquecimiento intelectual, moral y espiritual del sujeto. No
debemos  presionar sobre  el alumno,  sino estimularle para que a través de la praxis, se
conforme en un ciudadano nuevo.

La metodología utilizada por Freire sigue la misma línea dialéctica: teoría y método. La
metodología surge de la práctica social para volver, después de la reflexión, sobre la
misma práctica y transformarla. De esta manera, la metodología está determinada por el
contexto de lucha en que se ubica la práctica educativa: el marco de referencia está
definido por lo histórico y no puede ser rígido ni universal, sino que tiene que ser
construido por los hombres y las mujeres, en su calidad de sujetos cognoscentes,
capaces de transformar su realidad. En la manera en que Freire concibe la metodología,
queda expresada en principales variables que sirven de coordenadas al proceso
educativo como acto político y como acto de conocimiento; éstas son:

1. La capacidad creativa y transformadora del ser humano;


2. La capacidad de asombro, que cualquier persona tiene, sin importar la posición que
ocupe en la estructura social;
3. La naturaleza social del acto de conocimiento y la dimensión histórica de éste.

Por ser una pedagogía basada en la práctica, ésta está sometida constantemente al
cambio, a la evolución dinámica a la reformulación. Si el ser humano es un ser
inacabado, y este ser inacabado es el centro y motor de esta pedagogía, es obvio que el
método tendrá que seguir su ritmo de dinamicidad y desarrollo como una constante
reformulación. Según Freire (Blanco, 1992), la educación debe comenzar por superar la
contradicción educador- educando. Debe basarse en una concepción abarcadora de los
dos polos en una línea integradora, de manera que ambos se hagan a la vez educadores y
educandos. Es imprescindible que el  educador humanista tenga una profunda fe en el
ser humano, en su poder creador y transformador de la realidad. El educador debe
hacerse un compañero de los educandos, y más que eso, un igual a ellos en el sentido de
que ambos son al final seres humanos.

LA PEDAGOGÍA ANTES DE FREIRE

La idea de que la educación debía ser transformada no es nueva, por ejemplo, el inglés
John Locke (1632-1704) había publicado La educación de los niños en 1693, obra en la
que se critica a la pedagogía libresca y se aconseja  a los maestros  utilizar  métodos que
pongan  a los niños en contacto con la vida. Asimismo, Michel de Montaigne (1533-
1592) publica su ensayo sobre la instrucción de los niños, donde impulsan una
educación dulce, aislada, en contacto con la naturaleza y con gran atención al cuerpo.
Por otro lado,  Montaigne quiere enseñar a jugar  y a vivir  a los niños (Rocha, 2013).
Es Juan Jacobo Rousseau (1712-1778) quien  aporta una concepción  de conjunto,  una
nueva visión del niño y de su educación, Giovanni Enrique  Pestalozzi ( 1746-1827), su
discípulo, suizo alemán nacido en Zúrich, es ya un precursor de los métodos nuevos; se
trata  de cómo llevar a la práctica, en la escuela, los principios  teóricos. Se puede
apreciar que ya existía una nueva manera de pensar la educación, donde lo teórico
aprendido en el aula debía ponerse en práctica en situaciones reales. Pestalozzi corrige
uno de los puntos capitales de Rousseau, al descubrir que la escuela  es una verdadera
sociedad en la que  los niños aprenden, de la que hay que servirse para educar a los
niños, negando así del individualismo rousseauniano. Friedrich Froebel (1782-1852),
discípulo de Pestalozzi, pone en el centro la idea  de actividad, en la importancia del
juego, pues es su máximo  teórico y su más  ilustre  realizador práctico. Pero todos ellos
no dejan de ser precursores.

Para Jean Piaget, (Palacios: 1984) los nuevos métodos solo se han construido
verdaderamente  con la elaboración de una psicología sistemática de la infancia; la
aparición de los métodos nuevos data de la aparición de esta última. La psicología
genética moderna está inmersa prácticamente en la Escuela Nueva. Piaget lo sostuvo 
siempre en el  origen de los nuevos métodos. Para pensadores como él, toda didáctica
no es neutral, sino que está en correspondencia con una nueva manera de pensar la
psicología del niño.  

Si analizamos las aportaciones  de cada uno de los educadores más representativos de


esta propuesta educativa hicieron, nos damos cuenta inmediatamente que su fundamento
es eminentemente psicológico. La mayoría de los hombres que transforman la
educación no eran  pedagogos, sino médicos  y psicólogos los cuales  llevaron al campo
de la escuela los conocimientos que sobre  el ser humano  adquirían  en sus  respectivas 
disciplinas (Pérez: 2002). La Escuela  Nueva solo instituyó  que existían diferencias  en
cada etapa de la vida  del niño, sino que las conoció de manera más objetiva; la escuela
nueva representa todo un movimiento, a través  de un desarrollo  histórico en el que
cada uno  de los integrantes está sometido a cambio y evolución, esta educación se
dirige a la conducta y a la vida total del educando, así como a todas sus manifestaciones 
orgánicas, psíquicas y espirituales poniendo  énfasis todo a la vida física, activa y la
originalidad de sus alumnos (Alcaraz, 2002). La función de la Escuela  Nueva es
establecer  para el educando un mundo  real  a su medida  y se familiarice con lo
esencial  de la vida, proporcionándole material para observar, tocar, jugar, y trabajar  y
evitar  que se sienta desamparado o inútil.

Actualmente la Escuela Nueva integra de manera sistemática cuatro componentes con


estrategias curriculares, comunitarias, de capacitación y seguimiento  administrativo.
Cada componente contempla estrategias y elementos sencillos y concretos que
promueven un aprendizaje activo, participativo y cooperativo centrado en los
estudiantes, un currículo relevante relacionado con la vida diaria del estudiante (Carr,
1998). El calendario y sistemas de evaluación y promoción deben ser flexibles, toma en
cuenta la formación de valores y actitudes democráticas y de participación, donde la
formación de los docentes corresponde ser más efectiva y práctica, como anteriormente 
lo hemos  mencionado  el rol del maestro debe ser el de un facilitador.

El objetivo de esta Escuela Nueva es que los alumnos desarrollen diferentes habilidades
en las apliquen conocimientos en diferentes situaciones a las que están expuestos, y a
enfrentarse a un mundo cada vez más complejo. Que como maestros le enseñamos a que
aprendan por sí mismos. Podemos desarrollar su habilidad de pensamiento, logrando la
expresión de manera individual, así podremos mejorar su autoestima al hacerlo
participativo en clase. Así mismo, el alumno podrá  desarrollar actitudes democráticas,
de cooperación y solidaridad.

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