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MÉXICO EN EL PANORAMA DE LA GLOBALIZACIÓN

La globalización de la economía ha implicado una convergencia de modelos socio-


económicos nacionales para la mayor parte de los analistas. De esta manera, a pesar de que
la economía liberal de mercado de Estados Unidos y de otros países anglosajones es solo
una de las “variantes del capitalismo”, hay la tendencia a debilitar el modelo de los países
con “economías de mercado coordinadas”, como Alemania y los países nórdicos.

Asimismo, la globalización no solo ha traído grandes cambios en los sistemas económico,


financiero y político del mundo, sino también ha acarreado grandes consecuencias a la
educación y en particular a la educación superior; esto porque como se ha demostrado en
los mercados, son un referente obligado para la creación de la innovación y particularmente
la tecnología, lo cual nos permite generar valor a la producción. Por lo tanto, América
Latina y en especial México deben redefinir la dirección de su educación superior a fin de
mejorarla y equipararla con los estándares internacionales en competitividad.

La globalización en la conquista

La globalización no es un fenómeno reciente, sino que comenzó con el descubrimiento del


América en 1492. Cristóbal Colón nos demostró el 12 de Octubre de 1492, que el mundo
concebido como plano era, en realidad, un “globo. Aún estamos viviendo las consecuencias
de semejante descubrimiento. La globalización no comenzó con el cambio de milenio,
como resultado del desarrollo en el intercambio de información, la integración de los
mercados financieros, la consolidación de áreas de comercio internacional, o la unificación
de las monedas en regiones afines. El “descubrimiento puso a España en la posición de ser
el primer “Imperio Global y su contrato con la Corona, fue el mayor conocido hasta
entonces, el cual incluía participación en todos los tipos de activos que colonizara, desde la
“tierra y el “oro, hasta las “especias.

A diferencia de otras colonias, la novohispana no era sólo autosustentable, sino la más


rentable de todas, y a fin de asegurarse una producción e intercambios constantes creó sus
propias rutas comerciales"

La Nueva España fue un centro minero tan importante que ya para el siglo XVIII producía
el 60 por ciento de toda la plata del mundo. Esto fue crucial para que se diera la primera
globalización económica de la historia, pues multiplicó las interconexiones entre
continentes y le permitió al virreinato mantener intercambios constantes tanto con Europa a
través de España como con China mediante el Galeón de Manila, explica la doctora Pilar
Martínez López-Cano, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.

“Incluso África se vio involucrada, pues de ahí se sacó mano de obra esclava para las minas
(en especial durante los siglos XVI y XVII), además de que las relaciones entre Europa y
Asia se intensificaron por el flujo de metales preciosos. De hecho, las remesas generadas en
lo que hoy es México llegaron a ser tantas que sirvieron no sólo para engrosar las arcas del
imperio hispano, sino para mantener a colonias deficitarias como las del Caribe, Florida o
Filipinas, incapaces de generar excedentes o de cubrir sus necesidades. No por nada se le
llamaba a la Nueva España la joya de la corona”
España y la globalización en México

Algunos autores mantienen que la globalización comenzó al principio del siglo XIX, pero
otros muchos sostienen que fue en el siglo XVI, cuando Europa y el este de Asia, las
regiones más pobladas del mundo por entonces, incrementaron fuertemente sus vínculos
comerciales, si bien no directamente sino a través del Nuevo Mundo recién descubierto. El
intercambio comercial creció con el paso de los años y a finales del XVIII había aumentado
mucho a través de los puertos de Acapulco, Lima y Manila.

En los primeros años después del descubrimiento de América, los conquistadores se dieron
cuenta del gran potencial minero que tenía el Nuevo Mundo. Ya Colón en su segundo viaje,
realizado en 1494, solicitó en un memorial elevado a los Reyes Católicos que le
proporcionaran hombres expertos en el lavado con bateas de las arenas de los ríos, pues de
aquellas obtenían los indígenas americanos el oro.

Aunque al principio el oro fue el metal que más llamó la atención de los conquistadores,
poco a poco la plata desplazó al oro al ser mucho más abundante que aquel, de modo que el
valor total de la plata americana fue mucho mayor que el oro en la época colonial.

Desde la primera inserción en la globalización como nación independiente, dominada por


las ideas librecambistas y que llevó a México a abrir sus fronteras al capital y los productos
ingleses en los años veinte del siglo XIX, hasta la aceleración de la integración con
América del Norte impulsada en los últimos veinte años, México a conocido varios
períodos de apertura y de proteccionismo.

A lo largo de estos dos siglos hemos pasado en varias ocasiones de la búsqueda de un


proyecto propio a los intentos por vincular al país a proyectos globales, pero en ambos
casos los resultados han sido insuficientes para permitir al país cerrar la brecha que lo ha
separado históricamente de los países más desarrollados.

El general Díaz no llegó al poder con un proyecto definido. Su pragmatismo y habilidad


política le permitieron incluir en su régimen una gran variedad de grupos políticos e
intereses económicos. Esta capacidad de inclusión de los primeros años de su régimen
definió los alcances y las limitaciones a las que se enfrentó su proyecto de modernización.
Es innegable que sentó las bases del desarrollo del capitalismo al dar pasos fundamentales
para crear un mercado interno y reinsertar a México en la economía internacional.

La pacificación del país, la creación de un marco jurídico que dio certidumbre a las
inversiones nacionales y extranjeras, la construcción de los ferrocarriles que integró a
buena parte del territorio nacional a los principales puertos y a la frontera con Estados
Unidos, fueron pasos fundamentales para la modernización económica del país que
cambiaron la distribución de la población y de la producción. Al mismo tiempo, la
naturaleza de las alianzas que sustentaban al régimen de Díaz hizo de éste una expresión
del liberalismo oligárquico, vulnerable a las presiones de los grupos de interés e insensible
a las demandas de los sectores mayoritarios.
El autoritarismo del régimen, aunado a este carácter oligárquico, explican en gran medida
la ruptura revolucionaria de 1910. El régimen de Díaz decidió incorporarse a la
globalización de su época ante las presiones que ya se dejaban sentir desde Estados Unidos.
No fue en ese sentido una decisión soberana, que formara parte de una estrategia nacional
de desarrollo, sino una decisión política para evitar un conflicto mayor con Estados
Unidos.

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