III Construcción de Una Historia
III Construcción de Una Historia
III Construcción de Una Historia
1. Introducción.
La ciencia que surgió como respuesta a la necesidad social creciente de desarrollar métodos
y medios eficaces para recopilar, conservar, buscar y divulgar la información, debido a la
diversificación de las ramas científicas, así como la mezcla y surgimiento de nuevas áreas
de investigación, que hicieron más complejo su proceso de organización y suministro.
La ciencia es un efecto necesario de la división social del trabajo y surge después que el
trabajo intelectual se separa del manual y la actividad cognoscitiva se convierte en un
género de ocupación específico de un grupo. Desde la antigüedad existieron en diversas
sociedades manifestaciones, más o menos desarrolladas, de interés por comprender al
mundo. Estas se pueden calificar de científicas, y están enmarca das en el período que va
desde media dos del primer milenio a.n.e. hasta las puertas de la revolución científica (siglo
xv). Estas constituyeron premisas del surgimiento de la ciencia; Dichas premisas se dieron
en países del Oriente Antiguo, como Egipto, Babilonia, la India y China. Allí se
acumularon y racionalizaron conocimientos empíricos sobre la naturaleza y la sociedad,
surgieron los gérmenes de la astronomía, las matemáticas, la ética y la lógica.
En la segunda mitad del siglo xv comenzó la primera revolución científica que liberó la
ciencia del escolasticismo y dio inicio a las ciencias naturales modernas. Mas esta
revolución, que duró casi hasta el siglo xviii, no estuvo acompañada por una revolución
similar en la técnica, que en ese período toda vía se desarrollaba a partir de los éxitos
empíricos obtenidos gracias a su propia práctica
En ciencia, nada es cierto y nada puede probarse, incluso si el empeño científico nos
suministra la información más fiable acerca del mundo a la que podemos aspirar. Los
académicos en las humanidades y las ciencias sociales, también en las ciencias físicas y
naturales, rechazan ahora los conceptos positivistas de conocimiento, la noción de que uno
puede objetivamente conocer los hechos.
Pero, ¿Qué es una teoría? - Son todos los conjuntos de proposiciones referidas a la realidad
empírica, que tratan de describir el comportamiento global de una entidad, es decir, explicar
un fenómeno o grupo de ellos entrelazados, la cual debe ser explícita y consistente y debe
ser formulada en forma de ley.
Teoría disciplinar. -Es una reflexión disciplinar, es la que permite que se entienda como
cada disciplina articula y organiza su investigación.
Historia Sectorial. – Es qué aspecto particular del proceso histórico general tiene entidad
suficiente para ser inteligible por si mismo, por ejemplo, historia económica, historia de la
educación, etc. Pero donde a su vez existen otros sectores particulares, como la historia de
la literatura de la educación.
Se objeta el uso de los métodos de las ciencias naturales en las ciencias sociales con
relación a la intervención de la experiencia en estas disciplinas y a la conveniencia de
aplicar métodos experimentales, es decir, la dificultad de diseñar y crear experimentos en el
campo de lo social, puesto que no sería fácticamente admisible desde el punto de vista
ético.
Sin embargo no es propio decir que en las ciencias duras no haya nada más que el método
experimental, así como también es equivocado afirmar que es la experimentación y no la
investigación controlada y sistemática la que dicta el canon del método científico.
Asimismo, no es correcto afirmar que, si no hubiese experimentación, ciertos valores de las
variables no pudieran ser conocidos y, por consiguiente, ciertas hipótesis acerca de esos
valores no pudieran ser contrastadas. Cuando se dispone de muchos y variados datos, puede
hacerse el mismo estudio de correlación, el cual es igual a la tabulación de variables que
favorece la experimentación, ya que ambos autorizan razonamientos altamente rigurosos.
Por lo tanto, el método científico no exige que debamos provocar la observación, sino que
basta con que las observaciones sean suficientemente numerosas y diversas como para
permitir ser sistemáticamente consignadas y procesadas. Y ello es aceptado tanto por los
cánones del método inductivo y de la estadística, como por las estrategias del método
hipotético deductivo.
Es cierto que en las ciencias sociales no se dispone de observaciones de todo tipo y estado,
es tan grande la cantidad de datos acerca de las comunidades y de la acción humana en
ciudades, zonas de emergencias, rurales, etc., que reunir información a través de la
observación sistemática, es tan factible como en cualquier ciencia empírica.
Sin embargo, el primer problema que se plantea es el de si los experimentos abarcan todas
las variables, por eso se han creado teorías que permiten la producción del conocimiento
Paradigma realista
El paradigma realista, en cierta forma es una variante del paradigma positivista pero aquí la
predicción no es lo importante, como lo es la explicación, lo que importa es avanzar en el
conocimiento de las causas, en llegar a las explicaciones últimas, entendiendo que las
explicaciones son diferentes que las predicciones. Los defensores de este paradigma en sus
diferentes vertientes científicas, aspiran en todo caso a: sustanciar por qué algo sucedió.
Sustanciar significa atribuir una serie de elementos por los cuales, algo sucedió. Por
ejemplo: hay un homicidio, los autos chocan, y comienzan a sustanciarse las causas de lo
ocurrido, se vinculan una serie de razones para saber cuál de todas, o qué peso específico
tuvo cada una de ellas.
Actualmente los seguidores de este paradigma han llegado a la conclusión de que es muy
difícil encontrar las causas últimas, y que en todo caso, se trata de juntar todas las posibles
causas, tarea que produce conocimiento, además de darle un peso específico a cada una de
ellas.
Paradigma hermenéutico
El paradigma hermenéutico, también llamado paradigma cualitativo, fenomenológico,
humanista o etnográfico explica que “no interesa llegar a un conocimiento objetivo” sino
“llegar a un conocimiento consensuado”, lo que importa es ponerse de acuerdo en la
interpretación, de lo que se está estudiando.
Paradigma interaccionista
En términos generales, ningún paradigma en sí mismo es mejor que otro, ya que esto
dependerá del interés de lo que se quiere conocer. Los cuatro paradigmas (el positivista, el
realista, el hermenéutico y el interaccionista) ofrecen elementos importantes, límites y
posibilidades. La tarea del investigador, en todo caso, es conocer los potenciales de cada
paradigma, estar muy claro en sus preguntas de investigación y saber en cuál de ellos
ubicarse, para generar el conocimiento que se requiere.
Problema de la investigación:
Positivismo. - los problemas surgen de teorías o postulados existentes, a la iniciativa del
investigador.
Interpretativo. - los grupos sociales son los originarios del problema que hay que
investigar. El objeto del problema es conocer una situación y comprenderla a través de la
visión de los sujetos.
Crítica. - los problemas parten de situaciones reales y tiene por objeto transformar esa
realidad para al mejoramiento de los grupos o individuos implicados en ella. Por tanto,
los problemas de investigación arrancan de la acción. La selección del problema la hace
el propio grupo que cuestiona la situación inicial.
Esta peculiaridad la diferencia claramente de las posiciones anteriores, en las que el
investigador es el único que tiene el poder de decisión, tanto en la selección del problema
como en el planteamiento y en la planificación de su resolución
.
3.4 Referentes empíricos de una investigación educativa
En este punto, hacemos el análisis con la pregunta ¿Cuáles fueron las variaciones de la
línea editorial del periódico X en el tratamiento del conflicto por la soberanía argentina en
Malvinas?) por lo que necesitaremos acopiar una cantidad excesiva e indefinida de
observables para lograr responder la pregunta
El material empírico es de por sí una razón que evidencia la necesidad de hacer un recorte,
éste debe estar justificado de forma coherente y adecuada a nuestro trabajo. Por lo tanto, es
necesario reflexionar acerca de las particularidades del problema de investigación y aplicar
un criterio organizador y sistemático en el tiempo y en el espacio, de acuerdo a nuestras
posibilidades reales, nuestros intereses, las características del referente empírico y la
naturaleza del objeto de estudio que estamos construyendo.
TEMA IV
IV La evaluación de las ciencias sociales de la investigación educativa en América
Latina
La evaluación es una parte integral del proceso educativo. Las evaluaciones más evidentes
son sumativas, es decir, van midiendo mediante controles y exámenes lo que los alumnos
han aprendido, imputando a los centros la responsabilidad del rendimiento de sus alumnos.
Pero también pueden ser "formativas". La evaluación formativa consiste en evaluar el
progreso y los conocimientos del alumno de forma frecuente e interactiva. De esta manera
los maestros pueden ajustar sus programas para satisfacer mejor sus necesidades
educativas.
Pensar la evaluación implica en esencia analizar una acción humana. Este fenómeno,
aunque de modo asistemático e intuitivo, ha acompañado la historia de la humanidad,
dejando vestigios que hacen posible aproximarse a situaciones del pasado, profundizando la
comprensión de su evolución hasta nuestros días.
Es a partir del siglo XX que la evaluación comienza a tomar entidad propia en educación,
diferenciándose progresivamente de otros campos disciplinares, gestando un movimiento
que posteriormente será conocido con la denominación de “docimología” (Barbier, 1993) o
ciencias de la evaluación.
En esta perspectiva toda ideología es una conciencia falsa porque su función social no es
ofrecer a los agentes un conocimiento verdadero de la estructura social, sino simplemente
insertarlos en cierto modo en sus actividades prácticas que sostienen dicha estructura. Aquí
entonces la ideología aparece como lo opuesto del conocimiento científico.
Así, entonces, propondremos que la función preponderante de los aparatos educativos como
trasmisores de la ideología de la clase dominante, está constituida por la función de
legitimación social. y que la ideología aparece como la materia prima de éstos. En un
segundo orden de apreciaciones, y refiriéndonos particularmente a la función de la
educación en una formación social capitalista, hacíamos hincapié en su funcionamiento es
de un aparato ideológico del Estado. Así, entonces, propondremos que la función
preponderante de los aparatos educativos como trasmisores de la ideología de la clase
dominante, está constituida por la función de legitimación social.
El pensamiento ideológico expresa siempre una relación de segundo grado, puesto que no
manifiesta directamente las relaciones del actor con sus condiciones de existencia, sino el
modo en que el actor vive sus relaciones con sus condiciones de existencia, e implica, por
lo tanto, dos relaciones, una real y otra imaginaria o ficticia. En la medida en que los
aparatos educativos introducen a los agentes sociales en un contexto de prácticas sociales,
donde realmente se ejercita el proceso de explotación social, pero "imaginariamente" existe
una "igualdad de oportunidades para todos los individuos", igualdad que se refuerza por la
difusión de los conocimientos sociales a diversos niveles - teniendo la educación una
responsabilidad crucial en tal proceso-, los aparatos educativos están legitimando la
estructura social, tal y como existe realmente.
La legitimación social de los aparatos educativos, está muy clara en esta ideología.
Tratando de legitimar la obtención de títulos y grados académicos como buen testimonio de
un mejor acceso al mercado de trabajo, se legitima la educación -verdadero "don" de la
cultura- como un filtro o mecanismo de selección social, donde no ascienden los "mejores"
como es de esperar en este espectro darwiniano, sino aquellos que se hallan ubicados en los
más altos peldaños de la estratificación social. Así, la educación es un instrumento que
perpetúa la desigualdad social, porque, como señala en frase afortunada Martín Carnoy:
"Cuando el individuo va a la escuela tiene acceso a una tajada más grande del pastel
económico y social, con tal que nadie más vaya a la escuela con él".
En América Latina, mientras se mantienen altos porcentajes de población por debajo del
umbral educativo mínimo, la educación media crece extraordinariamente, no como
respuesta, a sus condiciones objetivas de desarrollo y de urbanización, sino como respuesta
a la demanda educativa presentada por las clases medias y alta que ven en la credencial
educativa la posibilidad de competir por la parte desarrollada del mercado de trabajo
existente en cada sociedad latinoamericana. Esta sobre expansión de la educación media es
tal, que en algunos países de América Latina se cubre un porcentaje igual o mayor de la
población en edad teórica de asistir, que el de sociedades europeas altamente desarrolladas"
En las escuelas se prepara a los alumnos para que sustenten los valores esenciales e
indispensables de las empresas y fábricas: dejar el control de sus propias actividades en
manos de un superior durante el proceso laboral (al igual que deja su autonomía e iniciativa
en manos del maestro); poseer una conducta de conformidad, regularidad y lealtad que le
permitan ser un "insumo" eficiente en el proceso productivo (al igual que se le solicita
regularidad, puntualidad y quietud en el proceso de aprendizaje). Se premia y castiga al
alumno mediante incentivos y sanciones externas al igual que se premia y castiga al
trabajador para que aumente su producción. La posibilidad de obtener una satisfacción
íntima, personal, por el producto logrado (sea el conocimiento, sea un bien o servicio) se
encuentra totalmente descartado de la ideología escolar-fabril.
Utilizamos el ejemplo de la ideología del credencial ismo, ya que como ideología educativa
nos permitió mostrar cómo opera la ideología dentro de los aparatos educativos, y a la vez,
la vinculación con aspectos importantes en el nivel de reproducción económica (la práctica
de selección de personal).
4.2 El sentido social
De todos esos hechos resulta que cada sociedad se labra un cierto ideal de hombre, de lo
que debe ser este tanto al punto de vista intelectual como físico y moral; que ese ideal es, en
cierta medida, el mismo para todos los ciudadanos de un país; que, a partir de un
determinado punto, se diferencia según los ámbitos particulares que toda sociedad alberga
en su seno. Es ese ideal, a la vez único y diverso, el que representa el polo de la educación.
Éste tiene, por tanto, por misión la de suscitar en el niño:
2. Ciertos estados físicos y mentales que el grupo social específico (casta, clase, familia,
profesión) considera asimismo como debiendo existir en todos aquellos que lo constituyen.
Por consiguiente, es la sociedad, en su conjunto, y cada ámbito social específico, los que
determinan ese ideal que la educación realiza. La sociedad no puede subsistir más que si
existe entre sus miembros una homogeneidad suficiente: la educación perpetúa y refuerza
dicha homogeneidad, fijando por adelantado en el alma del niño las similitudes esenciales
que requiere la vida colectiva. Sin embargo, sin una cierta diversidad toda cooperación
resultaría imposible: la educación asegura la persistencia de dicha diversidad necesaria,
diversificándose por sí mismo y especializándose. Si la sociedad llega a ese nivel de
desarrollo en que las antiguas escisiones en castas o clases no pueden ya ser mantenidas,
prescribirá una educación más uniforme en su base. Si, al propio tiempo, el trabajo queda
más dividido, la sociedad provocará en los niños, proyectada sobre un primer plano de
ideas y de sentimientos comunes, una diversidad más rica de aptitudes profesionales. Si
vive en estado de conflicto con las sociedades circundantes, se esforzará en formar las
mentes según un modelo de inspiración netamente patriótica; si la competencia
internacional adopta una forma más pacífica, el tipo que trata de realizar resulta más
generalizado y más humano. La educación no es, pues, para ella más que el medio a través
del cual prepara en el espíritu de los niños las condiciones esenciales de su propia
existencia.
Llegamos, por lo tanto, a la fórmula siguiente: La educación es la acción ejercida por las
generaciones adultas sobre aquéllas que no han alcanzado todavía el grado de madurez
necesario para la vida social. Tiene por objeto el suscitar en el niño un cierto número de
estados físicos, intelectuales y morales que exigen de él tanto la sociedad política en su
conjunto como el medio ambiente específico al que está especialmente destinado.
Desde el punto de vista individual, se aspira a que el sujeto adquiera las competencias
formativas necesarias que le permitan la comprensión y el manejo de los elementos
culturales necesarios para modificar y cambiar su entorno, identificándose en este hecho la
posibilidad transformadora o innovadora de la educación. Asimismo, logrado un cierto
nivel de madurez y de formación, el sujeto puede trazar sus propias metas educativas y los
medios idóneos para su consecución, entendiéndose en este caso la educación como
autorrealización.
Desde el punto de vista social, la educación se concibe como un proceso socializador, que
procura la adaptación y la incorporación del sujeto a su medio físico y social, a través de la
adquisición de los elementos propios de la cultura (lenguaje, habilidades, costumbres,
actitudes, normas, valores, etc.,). Desde esta óptica la educación se concibe como el medio
ideado por la cultura para insertar al sujeto en su seno. Por ello se dice que la educación
tiene una función reproductora, ya que la selección que se hace de los contenidos culturales
y su posterior transmisión trata de reproducir las condiciones sociales e ideológicas de la
sociedad en un momento histórico determinado