ASÍ NOS VEN Trabajo Sin Editar

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Edward Facundo Díaz Melchor

“ASÍ NOS VEN”

En este ensayo se relata a lo largo de cuatro episodios muy trágicos, hechos


verídicos que marcaron la vida de cinco humildes jóvenes de Harlem, luego
conocidos como Los Cinco de Central Park, quienes fueron usados como carnada
para esclarecer el caso de una agresión hacia una mujer para calmar un reclamo
de justicia condicionado por el racismo y la discriminación que sufrían los
afroamericanos.

Todo ocurrió el 19 de abril de 1989 cuando cerca de 30 jóvenes entraron al


Central Park de Nueva York desde Harlem compuesto por afroamericanos y
latinos con ganas de armar un poco de desorden, molestando a los que

encontraban a su paso e incluso un par de ellos acabó dándole una paliza a un

corredor, que tuvo que ser hospitalizado . Algo lejos de donde ellos se
encontraban, pero en el mismo parque, una joven de 28 años salió a correr como
cada noche y fue golpeada en la cabeza con una rama y arrastrada fuera del
camino en donde fue gravemente golpeada, violada y posteriormente abandonada
al borde de la muerte. Cuando la policía encontró su cuerpo, los jóvenes ya
andaban cerca del lugar del crimen y todo parecía una coincidencia demasiado
perfecta así que la fiscal dijo que "cualquier joven afroamericano que estuviese en
ese parque es un potencial sospechoso". Así, algunos de los chicos que habían
sido arrestados por desorden público, o incluso como testigos del crimen de la
corredora, se convirtieron rápidamente en posibles criminales. Escogieron a cuatro
chicos débiles y los separaron en salas de interrogatorio distintas, el caso empezó
a tomar forma a conveniencia de la fiscalía ya que manipularon todo desde un
inicio. Tuvieron retenidos a esos niños, de entre 14 y 15 años, durante casi un día
entero, sin comida ni agua y sin la presencia de sus padres o abogados, acosados
con preguntas sobre personas que no conocían y la victima que jamás habían
visto. Tal parecía que la policía quería que confesaran antes de que algún adulto
los convenciera de no hacerlo, un proceso que repitieron con el quinto chico,
Korey, el único mayor de 16 años y que sólo se encontraba en la comisaría para
acompañar a su amigo Yusef. Es decir, ni siquiera estaba detenido, y aun así
Edward Facundo Díaz Melchor

acabó cayendo en la trampa para que la policía pudiera dar sentido a la historia
que ellos quisieron fabricar en aquellas horas críticas y así declararlos culpables
ante tal atrocidad.

Mientras todo esto sucedía en la fiscalía afuera había una campaña de acoso y
derribo a la que se unió Donald J. Trump quien pidió, tan sólo dos semanas
después del arresto de los jóvenes y sin haberse llevado a cabo aún los juicios
pertinentes, que se reinstaurara la pena de muerte para acabar con la vida de los
niños. Los días de juicio los jóvenes fueron a declarar junto con todos los testigos
en donde la fiscalía mostro los videos de sus confesiones anteriores en donde se
mostraban culpables pero los niños fueron exonerados al haber encontrado un
calcetín con semen y el ADN no correspondía a ninguno de ellos pero aun así
fueron declarados culpables y cumpliendo condenas en diferentes reformatorios y
para el caso de Korey en un reclusorio en donde vivió los días más horribles de su
vida gracias al mal trato que le daban los demás con la ayuda de los
penitenciarios. Años más tarde fueron saliendo los primeros 4 ya adultos para ese
entonces pero la vida ya no era igual para ellos. En cuanto a korey es trasladado
de reclusorio en reclusorio y siempre tratado de la misma manera tan ruin y
perversa hasta que un penitenciario lo trata como un ser humano y le extiende la
mano para que su vida en la cárcel cambie para bien.

El verdadero culpable termina después de tantos años en silencio confesando su


crimen y dejan en libertad a Korey y los demás chicos son exonerados de todos
los cargos y de su libertad condicional.

Antron, Raymond, Kevin, Korey y Yusef no solo tuvieron que enfrentarse a la falta
de libertad y la ofensa pública, sino sobre todo al inseguro estado de sus vidas
después de la tormenta.

“Así nos ven”, es una de las mejores series. Una que nos recuerda que el coste de
las mentiras es un precio muy caro que se tiene que pagar, una historia que debe
ser contada, pero, sobre todo, debe ser oída y reflexionada para que casos como
estos no se vuelvan a repetir, para que la negligencia que se vive en esta serie
termine y se humanice el trato hacia las personas privadas de su libertad.

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