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La definición de la empresa como una unidad de organización dedicada a actividades

industriales, mercantiles o de prestación de servicios con fines lucrativos


la medida que crece la influencia de las empresas en su entorno también lo hacen, favorecidas por la
misma globalización, las exigencias de la sociedad civil hacia mayores cotas de responsabilidad, lo que ha
impedido a las multinacionales mirar hacia otro lado.

El papel de la opinión pública en la toma de decisiones empresariales ha crecido considerablemente

Las movilizaciones en la década de los años 60 del pasado siglo a favor de los derechos civiles generaron cambios
sustanciales en esa perspectiva, así “los activistas sociales empezaron a cuestionar el objetivo económico único de
las firmas comerciales

Se han ampliado las expectativas y demandas, exigiendo una mayor responsabilidad para con la sociedad y el
entorno, como son el desarrollo económico y social en todos los países donde esté presente, y el respeto y
protección al medio ambiente.

“La responsabilidad es una parte de la ética empresarial ocupada de las condiciones que subyacen a la confianza
depositada en la empresa”

Esta crisis financiera ha permitido visualizar mucho mejor las enormes desigualdades sociales, que no han dejado
de incrementarse en las últimas décadas

Se convierte en un compromiso público que ha de permitir a las empresas crear un clima de confianza,
convirtiéndose así en un activo empresarial. Con su entorno y la sociedad

Los “nuevos” valores sociales sobre las actitudes empresariales han encontrado su plasmación en el desarrollo de una
normativa nacional Con ello, se visualiza la presión que la sociedad civil puede ejercer, dentro de un marco
democrático, sobre las decisiones políticas y sus efectos para la conformación de la función social de las empresas.

LA FUNCIÓN DE LA EMPRESA EN LA SOCIEDAD

el contrato tradicional entre empresa y sociedad se basaba en la visión casi exclusiva del crecimiento económico
como base del progreso tanto privado como social.

a misión básica de cualquier empresa, obtener beneficios económicos a través de la producción de bienes y
servicios

La defensa de actuaciones responsables por parte de las empresas se basa en las discusiones sobre el papel de la
empresa en la sociedad y en si su función es meramente económica o trasciende a otras variables.

La relación antagónica entre la clase capitalista y la trabajadora se basa en la explotación del segundo por el
primero, la cual sólo puede ser superada por la propiedad colectiva de los medios de producción, a través de tres
fases: la revolución proletaria, la dictadura del proletariado y, finalmente, la sociedad comunista.

el marxismo la empresa capitalista es la máxima expresión de la lucha de clases, el lugar de enfrentamiento de


intereses antagónicos.
En la visión de la responsabilidad social empresarial, las empresas se convierten en el centro de la actividad
integradora de un cada vez mayor número de agentes, tanto internos como externos, y en la adaptación de las
decisiones empresariales a más factores

(El enfoque liberal,)sus argumentos se basan en la teoría de la “mano invisible” de Adam


Smith. Desde este punto de partida afirma que la única misión de las empresas es incrementar
sus beneficios a través del uso eficiente de los recursos. Su responsabilidad social, por tanto, vendría
aparejada a que esta misión se realizase en una competencia libre y leal.

Friedman: la defensa de “la mano invisible”

utilizar los recursos y desarrollar actividades diseñadas para incrementar las ganancias siempre y
cuando permanezcan dentro de las reglas del juego, es decir, que se dediquen a la competencia
abierta y libre sin el engaño ni el fraude.
Mediante esta percepción el único objetivo de las empresas en su actividad económica productiva será maximizar
sus beneficios respondiendo al interés de sus inversores

afirma que tras estas posturas se encuentra el intento único de lograr mayores beneficios económicos mediante
prácticas de fidelidad de los consumidores y la exención de impuestos.

b) Carroll: la función social de las empresas

Carroll mantiene una postura más holística de la función de las empresas en la sociedad, criticando, por tanto, la
consideración de la empresa como una institución que tiene sólo responsabilidades económicas en base a tres
características. Primera, esta concepción

tan restrictiva no se corresponde con la verdadera naturaleza de las empresas, pues los efectos de estas van más allá
de lo puramente económico. Segunda, no tienen en cuenta la profunda transformación social hacia una conciencia
colectiva de resolución de problemas. Tercera, apartan a las empresas, como agentes sociales, de su participación en
las políticas sociales, dejando esta función en exclusiva al Estado.

De esta forma Carroll (1993:34) defiende unas nuevas funciones de la empresa cuando afirma que “la empresa
socialmente responsable debe esforzarse por conseguir un beneficio, obedeciendo la ley, siendo ética y siendo un
buen ciudadano corporativo”

De esta forma Carroll (1993:34) defiende unas nuevas funciones de la empresa cuando afirma que “la empresa
socialmente responsable debe esforzarse por conseguir un beneficio, obedeciendo la ley, siendo ética y siendo un
buen ciudadano corporativo”. La existencia de determinadas prácticas empresariales, además, facilitará la creación
de expectativas de la sociedad ante las cuatro variables citadas. Nos presenta, por tanto, su propio modelo
de responsabilidad empresarial, el cual se asienta en los cuatro tipos de compromisos que la sociedad espera
obtener: beneficio económico, cumplimiento normativo, compromiso moral y contribución voluntaria. Es decir, las
empresas poseen una responsabilidad hacia la sociedad, pues como agentes sociales deben asumir la consideración
moral de responder de sus decisiones.

Autores como Donalson y Dunfee (1999) se unen a esta postura, añadiendo que la empresa posee un contrato social
formal con la sociedad a la que pertenece y ese contrato debe ser cumplido.

El beneficio económico se conseguirá a través de maximizar la eficacia y la minimización de los recursos


c) Freeman: el modelo de los stakeholders.
Freeman (1984), por su parte, desarrolla la teoría de los stakeholders, o grupos de interés, como el avance de la
perspectiva utilitarista hacía una perspectiva dialógica.

Esta visión de las relaciones entre empresa y sociedad tiene varias particularidades. La primera
es reconocer que los stakeholders se muestran como agentes capaces de influir en la consecución de
las actividades de las empresas. La segunda, concretar que la relación entre empresa y sus
stakeholders es de doble dirección, ya que los grupos de interés también pueden estar afectados por
las decisiones y acciones de las empresas. La tercera, que es necesario conocer ante quién es
responsable la empresa. Y, la cuarta, que debido a que las empresas están compuestas por una
variedad de grupos de interés de los que depende su credibilidad o legitimidad social, es necesario
incorporar sus expectativas a las decisiones a tomar.

El modelo de los stakeholders se encuentra en la actualidad incorporado de forma destacada a la


literatura de administración de empresas, conformándose como la piedra angular de una gran
cantidad de obras sobre la gestión estratégica de negocios, en concreto desde la perspectiva de las
relaciones de responsabilidad ante los grupos o individuos afectados por los objetivos de la empresa.
Esto es debido a que Freeman (1984) a diferencia de Friedman defiende que la gestión sistemática
de los intereses de los stakeholders es fundamental para lograr la viabilidad de cualquier proyecto
empresarial en el tiempo. Para ello las empresas deben incorporar estos intereses en la dirección
estratégica de la empresa, dedicando recursos que implementen actuaciones de relación con estos
grupos ante la posibilidad de lograr ventajas competitivas.

Hill y Jones (1996:61) al afirmar que “la empresa que asume una responsabilidad social, más allá de
la maximización del beneficio para el accionista, conlleva una mejora de los resultados económicos a largo plazo

para que la empresa crezca a largo plazo es imprescindible que sustente sus procesos y productos en unos
estándares éticos, que integre en su gestión y que trate de dar respuesta a las demandas de los agentes sociales a
los que afecta o que le afecten”.

Si este vínculo es formal, oficial o contractual estaríamos hmientras que los secundarios serían todos aquellos que
estarían fuera de esta clasificación y que no son estrictamente necesarios para el mantenimiento de la empresa
(Carroll, 1993). hablando de primarios (Clarkson, 1995),

Dentro del grupo de stakeholders primarios, o de relación privada, encontraríamos a los accionistas, inversores,
empleados, clientes y proveedores. Para el caso de los secundarios, también llamados públicos

los stakeholders públicos tienen la capacidad de movilizar la opinión pública a favor o en contra de
una empresa, perjudicando de forma directa la consecución de los objetivos empresariales.
.
LA REDEFINICIÓN DEL VÍNCULO EMPRESA Y SOCIEDAD

La empresa ha ido adquiriendo mayor capacidad para convertirse en un verdadero motor del
cambio social, por cuanto sus acciones afectan de manera significativa al conjunto de la comunidad
y de su entorno. Se ha pasado de una relación entre empresa y sociedad básicamente económica, en
la que los cometidos de la primera con respecto a la comunidad se resumían en la producción de
bienes y servicios como soporte para generar empleo y contribuir al crecimiento económico, a una
perspectiva más institucional donde las empresas, consideradas como un sistema abierto, adquieren
un contrato de responsabilidad con el conjunto de la sociedad directamente a través de sus
stakeholders, por utilizar la conceptualización realizada por Freeman.

4 LA TEORIZACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

La palabra responsabilidad lleva implícita la necesidad de responder por las consecuencias de las
decisiones y acciones, mientras que la palabra social nos expresa que esas decisiones y acciones afectan a
otros.

la actividad de la empresa se evalúa bajo el prisma de estándares éticos asumidos por la sociedad
y que regulan un mínimo de comportamiento social como son el respeto a los derechos humanos,
entre otros.
asuntos sustanciales que modificaron la exigencia de las sociedad ante las empresas: los derechos de ciudadanía, la
exigencia de igualdad de trato, la lucha contra la contaminación, la protección del medio ambiente, la salud y
seguridad laboral y los derechos de los consumidores,

Dos escuelas de pensamiento, el concepto de libre mercado y el enfoque orientado socialmente, buscarán explicar la
función de la empresa en la sociedad y, por ende, como apuntábamos en los casos concretos de Friedman y
Freeman, aclarar en qué consiste su responsabilidad social empresarial. Será esta segunda posición, junto con la
teoría de los stakeholders, la que más ha influido en la configuración actual del concepto, basándose en la noción
de que las empresas tienen responsabilidad más allá de sus obligaciones legales.

el sindicalismo confederal, históricamente, ha exigido siempre el reconocimiento de la dimensión social de la


empresa y ha reconocido la necesidad de que la empresa, la economía y el mercado, sean objeto del gobierno
democrático de la sociedad, y de que la economía esté, efectivamente, al servicio de las personas y las necesidades
sociales”

el sindicalismo confederal, históricamente, ha exigido siempre el reconocimiento de la dimensión social de la


empresa y ha reconocido la necesidad de que la empresa, la economía y el mercado, sean objeto del gobierno
democrático de la sociedad, y de que la economía esté, efectivamente, al servicio de las personas y las necesidades
sociales

Carroll
“la responsabilidad social de la empresa abarca las expectativas económicas, legales, éticas y
filantrópicas de las sociedad, en un momento determinado en el tiempo”.
tres aspectos. Estos son: la responsabilidad legal impuesta desde el marco regulatorio, que la sociedad espera
ser cumplida por la empresa; las obligaciones morales que aun no estando reguladas son esperadas por la sociedad
en el comportamiento empresarial; y la responsabilidad de tipo discrecional, en las que estarían inmersas las
aportaciones filantrópicas y las donaciones realizadas a causas sociales

En esta línea debemos realizar ciertas matizaciones. La primera es que la responsabilidad social de la empresa no
debe ser concebida como un ente al margen de la propia actividad económica o en todo caso como un agregado a
esta, sino que en la medida que trata de dar respuesta de las acciones empresariales a la sociedad se configura como
una práctica más del día a día y modifica la cultura organizativa como medio para cometer los cambios
necesarios en la conducta empresarial. La segunda particularidad está íntimamente ligada con lo expresado
anteriormente, pues dar respuesta a las expectativas sociales significa rendir cuentas de su actividad, así como de
gestionar su compromiso social. En tercer lugar la responsabilidad social es entendida como una obligación moral
hacia el conjunto de la sociedad, expresada desde la relación con los grupos de interés que le son propios a
cada proyecto empresarial.

Sobre este particular debemos mencionar que Carroll (1979) sostiene que la

separación entre el ámbito interno y el externo de la responsabilidad social de las empresas sólo
tiene un propósito conceptual, ya que en la realidad las empresas deben tomar a diario decisiones
que afectan tanto a su componen te interno como al externo y, por tanto, esta variable no existe como
tal, no habiendo diferencia entre las actuaciones circunscritas a la propiedad de la empresa con
aquellas de propiedad social.
Igualmente, la responsabilidad social debe ser entendida como la promoción, por parte de las
empresas, de una mejor calidad de vida de la sociedad, en el camino de conseguir unas cuotas
mayores de bienestar social, lo que supone una dificultad para su cuantificación práctica y concreta
por ser estos aspectos en gran medida intangibles y de difícil medición. Por último, debemos
entenderla con una actitud colectiva es decir de la institución en su conjunto y no de actuaciones
individuales asociadas a las personas con poder de decisión. Este hecho será más fácil cuanto más
impregnada esté la cultura de la organización de los valores sociales, modificando así objetivos y
estrategias de la organización

Desde los años noventa las actuaciones de responsabilidad social empresarial se han ido ligando
a cuestiones como la ética empresarial, la teoría de los grupos de interés, el comportamiento social
de la empresa y el concepto de ciudadanía empresarial, haciendo de este particular un campo cada
vez más amplio de interrelaciones y, por tanto de mayor dificultad en su concreción. En los últimos
años cuestiones como la cooperación al desarrollo y el comercio justo, la promoción interna del
voluntariado, la lucha contra la exclusión social (contratación de personas en situación de
marginalidad), se han ido sumando al papel que la empresa debe asumir como institución social. Por
este motivo, volvemos a referirnos a la responsabilidad social como un nuevo contrato moral de la
empresa con la sociedad. Se plasma así el papel que la empresa asume como un agente social más.

Conciencia cívica que se expresa en el intercambio positivo entre empresas y sociedad


la responsabilidad social empresarial se puede definir como el compromiso asumido de actuar de forma ética
conforme a los valores sociales en la consecución de los objetivos económicos propios del proyecto empresarial

En otras palabras, desarrollar el proyecto empresarial, creando valor financiero respetando


las demandas de sus grupos de interés y de la ciudadanía en su conjunto. Ello implica que
la responsabilidad social empresarial se sitúe tanto como el instrumento para evitar
posibles confrontaciones en la actividad cotidiana de la empresa, como el mecanismo por el cual
las compañías incluyen los asuntos sociales y ambientales en su actividad.

La responsabilidad social así entendida supera la concepción clásica del objetivo empresarial y el
cumplimiento de la regulación vigente, incorporando la respuesta positiva a las demandas sociales,
entendidas estas por sus grupos de interés. Por este mecanismo la empresa no solo desarrolla
acciones cuyo único fin sea el beneficio económico o el cumplimiento de las normas vigentes sino
que la empresa al ir ampliando su influencia en el ámbito económico, social y político también ha
de dar respuesta a su triple responsabilidad; económica, social y ambiental (CCE, 2001). En la
actualidad de la empresa se demanda la creación de riqueza, el respeto a los valores sociales y el
desarrollo sostenible. Es decir, “la responsabilidad de las empresas por sus impactos en la sociedad”
(CE, 2011:7).

}
la responsabilidad social empresarial debe ser entendida como un concepto dinámico y en
desarrollo, en similitud con el capital social. Por esta razón se hace necesario caracterizarlo en la
medida que pretendemos visualizar su verdadera dimensión. En este sentido consideramos que
podemos referenciarlo como: integral, gradual y proporcional. Integral por cuanto engloba al
conjunto de decisiones y actividades de la empresa y no se sitúa como un elemento complementario
y al margen de las mismas. Gradual en la medida que el desarrollo empresarial en esta material va
implícito al propio avance cívico del conjunto de la sociedad. Por último, al hablar de
proporcionalidad es lógico interpretarla en la medida que la responsabilidad empresarial puede ser
acometida por cualquier tipo de empresa sin importar su tamaño.

Según Garriga y Melé (2004), existen cuatro grandes grupos de teorías dentro de las cuáles
podría circunscribirse: las instrumentales, las políticas, las integrativas y las éticas.

el grupo de las teorías políticas se centra en el estudio del poder de las empresas en la sociedad,
particularmente en lo que se refiere a su influencia en la política. Las teorías integrativas se centran
en la preocupación de las empresas por dar respuesta a las demandas de la sociedad a través de sus
grupos de interés. Por último, el enfoque ético se circunscribe a las teorías que analizan la
responsabilidad ética frente a la sociedad.
De estos cuatro enfoques, dos son los que en la actualidad han adquirido más importancia, el
instrumentalista y el integrativo. En lo que corresponde a las teorías instrumentalistas, se considera
que debido al desarrollo cívico de las sociedades la empresa debe potenciar su responsabilidad social
en la medida que ésta le ayuda a la consecución de sus objetivos económicos y por lo tanto a la
obtención de ganancias. Es decir, la importancia que han adquirido determinados grupos de interés
será la que determine el camino de las iniciativas sociales de la empresa, por cuanto influirán en la
obtención de ganancias. En definitiva, la
atención de las exigencias sociales irá en la medida de su importancia para conseguir los objetivos
económicos de las empresas, abandonando aquellos otros que nos sean prioritarios en sus
trasposición como beneficios (Hilman y Keim, 2001).

Al igual que encontramos dos perspectivas antagónicas en la teorización de la responsabilidad


social empresarial, en el ámbito empresarial existen dos visiones enfrentadas: la corriente altruista
frente a la perspectiva obligacionista. En este sentido, Ackerman (1975) llega a diferenciar entre
obligación social, responsabilidad social y reacción social. Para él la primera está sujeta a la
respuesta de cara a las fuerzas del mercado, la segunda se sitúa por encima de las obligaciones
económicas y legales en el plano de corresponsabilidad de los valores sociales; y en el caso de la
última iría a una iniciativa de carácter proactivo al adaptar el comportamiento empresarial a las
necesidades sociales.

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