Tema 1-Concepto y Funciones Derecho Penal
Tema 1-Concepto y Funciones Derecho Penal
Tema 1-Concepto y Funciones Derecho Penal
3. Es muy importante saber que esta rama del ordenamiento jurídico es un MEDIO DE
CONTROL SOCIAL FORMAL del cual disponen en las sociedades actuales. La familia,
la escuela, la profesión, la pandilla constituyen también medios de control social, pero, a
diferencia del Derecho penal poseen un carácter informal.
Por lo tanto, este Derecho Penal se caracteriza por tratarse de un medio de control jurídico
especialmente formalizado. Este alto grado formalización se proyectaría sobre el denominado
“principio de legalidad”:
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PRINCIPIO DE LEGALIDAD supone una garantía para el ciudadano y un límite
para el Estado.
¿Por qué? Porque si no hay precisión, los jueces pasarían a ser legisladores en vez
de intérpretes (rompiéndose la separación de poderes). Además, es necesario para que
la gente lo tenga claro.
5. Entonces… ¿Cómo podemos definir el derecho penal? Suele partirse de una definición
clásica de Derecho Penal entendiendo por tal “el conjunto de reglas jurídicas establecidas
por el Estado que asocian al delito, como hecho, la pena, como consecuencia jurídica”.
Esta definición merece una triple precisión:
2. “… asocia a un hecho que se llama delito una consecuencia jurídica que se llama
pena” esto es solo parcial. Debemos tener en cuenta que junto a las penas, el Derecho
penal también cuenta con las MEDIDAS DE SEGURIDAD, las cuales se aplican a
aquellas personas que son inimputables (explicadas más adelante).
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3. Igual que el resto de ramas del Derecho, el penal está integrado por normas en sentido
estricto, pero también por valoraciones y principios.
6. En los enunciados legales (por ejemplo, el homicidio doloso, art. 138 CP) mediante los
que se castigan los hechos con una pena (consecuencia jurídica) se comunican dos normas
distintas:
Norma primaria esto es, una norma prohibitiva (delitos de acción) o preceptiva
(en que se les compele a hacer, los delitos omisivos) dirigida al ciudadano señalándole
una regla de conducta y amenazándole con una sanción.
Siguiendo el ejemplo del homicidio se le dice: “si alguien mata, condénale a una pena de
prisión de entre 10 y 15 años”. ¿Dónde está entonces la sanción de esta norma? ¿Qué le pasa al
juez que debiendo hacerlo no condena? Dependiendo de los casos será sancionado
disciplinariamente (esta sanción se prevé en la Ley Orgánica del Poder Judicial) o penalmente,
como autor del delito de prevaricación (artículos 404 y ss. CP).
7. Los conceptos de delito y pena son los elementos que permiten distinguir al Derecho penal
del resto de ramas que conforman el ordenamiento jurídico y, en especial, de su hermano
menor: el derecho administrativo sancionador.
Derecho Penal
Derecho Administrativo Sancionador
En aplicación del PRINCIPIO DE ULTIMA RATIO, el legislador tiene que reservar la pena
para prevenir y castigar los hechos más graves para con los bienes jurídicos-penales
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protegidos, desplazando al Derecho Administrativo Sancionador a aquéllos otros que
siendo significativos, no adquieren dicha relevancia.
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2. ¿QUÉ SE ENTIENDE POR DELITO, PENA Y MEDIDA DE
SEGURIDAD? :
2. Como sabemos, la comisión de un delito lleva consigo la imposición de una pena, sin
embargo, esta depende de diversos factores de orden político, económico o religioso. Ello
significa que un comportamiento que en un determinado momento histórico fue considerado
delictivo deje de estarlo con posterioridad. Así, por ejemplo, hasta hace relativamente poco
tiempo (años 70) se castigaba el adulterio en España (de la mujer y no del hombre). O puede
ocurrir todo lo contrario, esto es, que el legislador convierta en delictivas conductas que
anteriormente no lo eran.
Sirva como ejemplo: a) la incorporación en septiembre de 2022, del nuevo delito de acoso
callejero como un atentado contra la integridad moral (LO 10/2022, de Garantía Integral de la
Libertad Sexual); b) el castigo de la posesión de material pornográfico para uso propio
cuando en su elaboración se utilice a menores o incapaces; c) la incriminación en 2010 y
ampliada en 2015 del llamado delito de online child grooming (acoso ciber sexual); o d) la
incorporación en los años 80 y 90 de nuevos delitos al compás de los avances de los
derechos de tercera generación como serían el delito contra el medio ambiente o los
delitos contra los derechos de los trabajadores, entre otros mucho. Un indicio que marca
claramente el interés del Estado en la persecución de una tipología penal es la creación y
posterior actuación de una Fiscalía especializada. Como así sucede, entre otras, con las
fiscalías anticorrupción, medioambiental, de Siniestralidad laboral y vial, de Ciber
delincuencia, de Menores, o más recientemente, la fiscalía de delitos de odio y
discriminación.
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caracteriza por su mayor gravedad frente a otras sanciones (las administrativas) y por su
mayor reproche ético-social.
4. Junto a la pena, existen otros tipos de sanciones (civiles, administrativas, laborales, etc.).
Lo que caracteriza a la pena como sanción es:
De todos estos aspectos, me interesa destacar la idea del reproche ético-social que explicaré
mediante ejemplos:
Idea y/o premisa: mientras que la imposición de una sanción de tráfico, en principio, no
conlleva la estigmatización de quien la soporta, la imposición de una pena, y en especial, el
sometimiento del individuo al procedimiento penal necesario para dirimir su
responsabilidad y la sanción a imponer sí que produce una “suerte de estigmatización” sobre
el mismo. Ejemplo: quien colecciona multas de tráfico frente a quien ha sido denunciado y/o
acusado como autor de un delito de agresión sexual (haya o no condena de por medio).
Nuestra legislación, como en otros países de nuestro entorno, solamente admite las
denominadas medidas de seguridad postdelictuales, pero no las predelictuales. Es decir,
solo admite aquellas medidas de seguridad que se imponen cuando el sujeto ha demostrado
su peligrosidad precisamente mediante la efectiva comisión de un delito previo
cometido, por ejemplo, por un enfermo mental.
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Predelictuales las eran aquellas medidas impuestas durante el régimen franquista por ser un
vago o un maleante en aplicación de la llamada Ley de Vagos y Maleantes según esta
ley, no se perseguía y castigaba por el hecho cometido, sino por la forma de conducción de
vida del sujeto que lo habría perpetrado, en este caso, ser un “sin techo”.
Se entiende que al enfermo mental no se le puede tratar exactamente igual que a quien
no padece anomalía alguna, precisamente, porque dicha alteración y/o enfermedad
psíquica comporta una afectación intelectivo-volitiva* que le impide y/o dificulta (según
el grado de afectación) entender el alcance de sus actos, y acomodar su comportamiento
al mandato fijado en la norma penal (no matar, no lesionar….). Ahora bien, en la medida
en que con la comisión del delito ha demostrado una efectiva peligrosidad para con la
sociedad, el Estado le impone una medida de seguridad que tiene como finalidad
garantizar el control de su enfermedad con el fin último de impedir el menoscabo de
bienes jurídicos de los ciudadanos.
La medida de seguridad tiene como finalidad evitar que el sujeto incurra en una nueva
infracción, mientras que la pena parte de la realización culpable de un hecho lesivo.
La pena mira sobre todo al pasado y la medida de seguridad al futuro.
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7. nbv El nuestro es un sistema vicarial* en la medida en que en los supuestos de SEMI
IMPUTABILIDAD (no afectación total pero sí significativa de las capacidades intelectivo-
volitivas para comprender la ilicitud (ilegalidad) del comportamiento realizado, y acomodar
nuestra conducta a la norma penal) el Código Penal determina la imposición tanto de una
pena como de una medida de seguridad, debiendo cumplirse ésta última en primer lugar.
En estos casos, la norma se dirige solo al juez penal: «si alguien es peligroso y demuestra su
peligrosidad con la comisión de un hecho gravemente lesivo, adopte una medida de
seguridad para corregir esa peligrosidad, y para impedir que se convierta en lesiva de los
bienes e intereses de otros». El individuo peligroso no es destinatario de la norma, sino
objeto de la misma.
9. Por último, también forman parte del Derecho Penal otras consecuencias del delito que no
son ni penas ni medidas de seguridad. El Código Penal las denomina «consecuencias
accesorias» y son:
Las sanciones a entes colectivos que no son personas jurídicas (art. 129 CP)
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3. EL CÓDIGO PENAL Y LAS LEYES PENALES ESPECIALES: LA
RESPONSABILIDAD PENAL DEL MENOR COMO EJEMPLO
PARADIGMÁTICO.
1. La legislación penal española está compuesta por tres grandes grupos de leyes:
B. La legislación penal especial integrada por una serie de leyes que se encuentran
fuera del Código Penal (aunque su existencia se reconoce en este código). La más
importante de todas es la LO 5/2000, de 12 de enero, Reguladora de la
responsabilidad penal de los menores. También tiene una gran importancia la Ley
de Contrabando.
2. El Código Penal de 1995 ha sido objeto de numerosas reformas durante estos años (de
hecho, se ha modificado en más de 30 ocasiones). Las reformas más profundas son las
operadas en la LO 5/2010 y LO 1/2015. En estas leyes orgánicas se reformaron un tercio de
los preceptos (aproximadamente unos 200).
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3. El Código penal se divide en Libros, Títulos, Capítulos y Secciones, todos ellos
precedidos por un Título Preliminar y una Exposición de Motivos (explicación del
Legislador).
Libro II integrado por 24 Títulos. Se regulan todos los delitos, las infracciones
penales más graves (homicidio, asesinato, aborto, cooperación e inducción al
suicidio….).
Libro III hasta la reforma de la LO 1/2015 en este libro, el más corto de los tres,
se regulaban las llamadas faltas, infracciones penales menos graves que contaban con
su propia Parte General.
A los menores de 14 años no se les impone ninguna medida de carácter penal y son
sometidos a medidas de orden administrativo-asistencial quedan a cargo de los
padres o tutores legales o en caso de no tenerlos, bajo el control de la
Administración.
A los menores de entre 14 y 18 años que delinquen no se les imponen penas, sino lo
que se conoce como medidas sancionadoras-educativas y son impuestas por unos
Juzgados especiales, los llamados Juzgados de menores. A grandes rasgos son 3 las
medidas previstas: medidas de internamiento (en régimen cerrado, semi abierto y
abierto), medidas ambulatorias y otras (libertad vigilada, prestaciones en beneficio de la
comunidad o la amonestación).
a) Una razón dogmática se entiende que los menores de corta edad (los llamados
menores menores) no son imputables, esto es, carecen de la capacidad intelectual
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suficiente para entender la prohibiciones impuestas en las normas penales y, por tanto,
no se les puede tratar como si la tuvieran
b) Una razón político-criminal se entiende que aunque los menores de mayor edad,
esto es, los denominados menores-mayores (a partir de los 14 años) sí que pueden
tener dicha capacidad de entendimiento, resulta más adecuado aplicarles un
tratamiento educativo a la imposición de un castigo penal porque se entiende que
todavía estamos a tiempo de reinsertarlos a la sociedad.
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4. POLÍTICA CRIMINAL, CRIMINOLOGÍA, VICTIMOLOGÍA,
PENOLOGÍA Y DERECHO PENITENCIARIO.
1. Aunque la expresión “Ciencias del Derecho penal” o “Ciencias penales” suele
identificarse, erróneamente, con la denominada “dogmática penal”, lo cierto es que con dicho
término se hace referencia no sólo a ésta última, sino también a la política criminal, la
criminología, la victimología, la penología y el derecho penitenciario.
1) Dogmática Jurídico – Penal: analiza lo que es el Derecho Penal, lo que dicen sus
normas, cómo se interpretan, a qué casos se aplican… La norma es un dogma que
no se cuestiona, sino que se trata de conocer.
Estos dos enfoques deben ser distinguidos y, por tanto, no confundidos. Un alumno puede
estudiar el delito de aborto consentido por la gestante desde una perspectiva dogmatica
(qué conductas se penan y cómo) o desde una perspectiva política (hasta dónde y cómo
debería actuar el Derecho Penal en este ámbito).
Estas dos perspectivas del ser y del deber ser están frecuentemente imbricadas
(entrelazadas). Si un precepto admite interpretaciones diversas (es decir, admite que el área
de comportamientos delictivos sea uno u otro, mayor o menor), podrán ser consideraciones
de deber ser (de cómo debería ser la norma para ser lo más justa posible) las que decanten la
manera en que el precepto debe ser entendido.
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La dogmática penal es la disciplina que se ocupa de la interpretación, sistematización y
elaboración y desarrollo de las disposiciones legales y las opiniones de la doctrina científica
en el campo del Derecho penal.
Mediante el análisis de estos tres elementos se construye un sistema penal con pretensión de
validez general a través del cual se explica el delito y los elementos que lo forman. Lo cual,
a su vez, permite fundamentar la imputación de un delito a un sujeto determinado.
Así, por ejemplo, son fruto de la labor dogmática, entre otros, los tres elementos que
conforman la espina dorsal de la denominada “teoría del delito”: la tipicidad, la
antijuricidad y la culpabilidad, categorías que no se encuentran definidas en el CP.
Como tampoco lo están los conceptos de relación de causalidad, imputación objetiva,
dolo o imprudencia, entre otros muchos.
b) En segundo lugar, también se habla de la Política Criminal como una rama del saber
que tiene por objeto el estudio de la política criminal seguida por el Derecho Penal o
que éste debería seguir.
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Esta vertiente tiene una gran importancia debido la influencia de la víctima en el marco de
la aplicación y ejecución de las sanciones y, a veces, en el terreno de la dogmática del
delito.
Si bien hemos dicho que la victimología forma parte de la criminología, en los últimos años,
se observan ciertas tendencias de autonomía con el fin de satisfacer las demandas de las
víctimas de los delitos, sus necesidades y derechos. Tendencia que llevada al extremo
podría resultar negativa al traer consigo posicionamientos reaccionarios el aumento de la
represión en nombre de la seguridad, olvidando el principio de resocialización en pro de
la justicia de las víctimas.
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5. LA LLAMADA RESPONSABILIDAD CIVIL “EX DELICTO”.
1. Además de penas, medidas de seguridad y consecuencias accesorias, la comisión de un
delito puede traer consigo una cuarta consecuencia: la responsabilidad civil derivada de
delito.
3. Entonces… ¿La responsabilidad civil derivada del delito pertenece al Derecho Penal? En la
mayoría de legislaciones, esta responsabilidad se regula en leyes civiles ajenas al Código
penal y su imposición se determina en un proceso civil distinto al proceso penal.
Ahora bien, cabe decir que la doctrina penalista mayoritaria sostiene que la responsabilidad
civil derivada de delito no tiene una naturaleza penal sino civil, y, por ello, puede ser
cubierta por el correspondiente seguro de responsabilidad civil.
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5. La persona que únicamente ejercita la acción civil en el proceso penal se denomina “actor
civil”, es el caso, por ejemplo, de las aseguradoras que intervienen en el proceso penal para
reclamar los daños que se ocasionan a sus asegurados (a quienes representan).
También sucede lo contrario, que actúen en calidad de demandadas civiles para hacer frente
a los daños cubiertos por las pólizas suscritas por sus clientes. Así sucede, por ejemplo, en el
caso de los accidentes de trabajo en que se dilucida la muerte y/o lesión grave de un
trabajador con motivo de la actividad desarrollada en favor de su empleador.
a) La atenuante de reparación del daño (art. 21.5ª CP) que, según los casos, puede
permitir una rebaja sustancial de la responsabilidad penal.
7. Existen tres vías para hacer efectiva la responsabilidad civil derivada de delito:
Los daños materiales son aquellos que pueden ser objeto de una valoración directa y
objetiva (por ejemplo, los gastos de hospitalización...), mientras que los perjuicios morales,
que son más difíciles de tasar, valoran la pérdida de capacidad para obtener riqueza y el
dolor y sufrimiento del ofendido o de sus familiares más próximos.
Ejemplo: Si A hurta a B su billete de tren de 100 euros y este pierde el tren y deja de dar una
conferencia por la que le iban a pagar 600 euros, responderá́ penalmente por su hurto (hurto
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leve: art. 234.2 CP) y sufrirá́ una pena de multa. Además, responderá́ civilmente y deberá́
abonar a la victima una indemnización de al menos 700 euros.
a) Por lo general, el autor o partícipe del delito será el responsable penal y civil del
mismo. Sin embargo, también puede ocurrir que un sujeto exento de responsabilidad
penal (artículo 20 explica aquellos casos en la que los sujetos quedan exentos de
responsabilidad penal) deba hacer frente a la responsabilidad civil como sucede en
el caso de los INIMPUTABLES.
c) Por último, también se establece la posibilidad de que respondan civilmente del hecho
personas que sin intervenir en el delito tienen la posesión de la cosa (es el caso del
receptador que detenta (poseer una cosa, disponer de ella o atribuírsela de forma
ilegítima o indebida) la cosa robada) o se benefician del delito (partícipe a título
lucrativo que fue precisamente la figura aplicada al PP en el caso “Gürtel”).
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6. EL PODER SANCIONADOR DE LA ADMINISTRACIÓN:
DELIMITACIÓN ENTRE EL ILÍCITO PENAL Y EL ILÍCITO
ADMINISTRATIVO. EL PRINCIPIO DE NE BIS IN IDEM.
Explicación: es cierto que el delito constituye una conducta irregular más grave que la
infracción administrativa, y por esto se reacciona ante ella con una sanción más grave, la
pena. Esta diferenciación cuantitativa conduce a distintas formas de administración de las
sanciones: las penales son más garantistas, mientras que las administrativas son más
ágiles.
Pero también es verdad que, como ya vimos, la sanción impuesta a quien comete un delito,
es decir, la pena, es cualitativamente más relevante que la sanción pecuniaria (dinero)
consustancial a las infracciones administrativas. La diferencia cualitativa radica entonces
en el REPROCHE ÉTICO-SOCIAL adicional propio de la pena frente a la sanción
administrativa.
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donde, entre otras cuestiones, se quiere atribuir la instrucción de las causas penales* al
Ministerio fiscal y convertir el Juez de Instrucción* en un Juez de Garantías* como sucede en
varios países de nuestro entorno geográfico y político).
3. El Tribunal Constitucional afirma que en ambas manifestaciones del ius puniendi rigen con
ciertos matices los mismos principios básicos de legalidad, proporcionalidad, culpabilidad e
igualdad (STC 18/1981).
1. Concepto El principio non bis in idem supone el derecho del ciudadano a no ser
sancionado en más de una ocasión por el mismo hecho, y al mismo tiempo, supone el
mandato dirigido al Estado de no reiterar (bis) el ejercicio de su potestad sancionadora sobre
el mismo hecho y sujeto con el mismo fundamento (idem).
2. ¿Cómo es posible que pueda darse un caso de duplicidad sancionadora que active la
aplicación del principio de non bis in idem? Ello viene motivado por una razón sustantiva
y otra procesal.
Explicación: La primera tiene lugar cuando de forma conjunta dos normas, una
administrativa y otra penal, han tomado en consideración el mismo hecho para configurar el
supuesto sancionado en dos infracciones distintas, la administrativa y la penal.
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órgano sancionador aplica las normas que le vinculan e impone las sanciones en ellas
previstas sin tener en cuenta la actuación del otro órgano sancionador.
3. Ahora bien, el tema se complica porque también un mismo órgano sancionador puede
infringir el mandato de no reiteración sancionadora. Así́ sucede, por ejemplo, cuando un
mismo hecho es tenido en cuenta por el legislador para configurar la conducta típica de dos
delitos y el órgano judicial penal condena a las penas correspondientes a ambos delitos.
Conducta típica: toda conducta que conlleva una acción u omisión que se ajusta a los
presupuestos detalladamente establecidos como delito dentro de un cuerpo legal.
Con el objetivo de evitar este tipo de bis in idem se dirige el ARTÍCULO 8 CP, el cual
establece las reglas que se deben seguir ante el concurso de normas (concurso de normas =
Se da cuando de un mismo supuesto de hecho, constitutivo de una sola infracción, se ocupan
dos o más preceptos y, aparentemente, ambos le son aplicables, aunque sólo uno lo es). La
aplicación de esta norma debe conducir a la selección de la norma autosuficiente para
abarcar todo el desvalor jurídico-penal del hecho.
4. Hasta ahora hemos tratado el BIS IN IDEM MATERIAL que se proyecta en la idea de la
prohibición de la doble sanción ya sea administrativa-penal, administrativa-
administrativa o penal-penal.
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PROCESAL. Según esta garantía, una vez que un sujeto ha sido juzgado por un hecho, no
puede ser juzgado de nuevo por el mismo hecho.
Esta garantía se vincula con el respeto de la cosa juzgada, que forma parte del contenido
protegido por el derecho a la tutela judicial efectiva sin indefensión (art. 24.1 CE), y que
tiene su fundamento en la seguridad jurídica.
La legislación penal tampoco contiene una regulación expresa de carácter general que
recoja el bis in idem, aunque sí que existen algunas disposiciones tendentes a evitar la
duplicidad de sanciones penales: el artículo 8 CP ya mencionado, referido a las reglas para
resolver el concurso de normas; y el artículo 67 CP que impide agravar la pena (de
conformidad con las reglas previstas a tal efecto en el artículo 66 CP) si la circunstancia de
agravación ha sido tenida en cuenta por el legislador al describir o sancionar la infracción ya
aplicada o si es de tal manera inherente al delito que sin su concurrencia este no se podría
cometer. (Así sucede, por ejemplo, en el caso del asesinato y la aplicación de la agravante
genérica de alevosía).
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El principio non bis in idem tiene una vinculación estrecha no solo con el principio de
legalidad, sino especialmente con el principio de proporcionalidad.
De un lado, imponer más de una sanción por el mismo hecho supone imponer una sanción
desproporcionada, que no se atiene a la exigencia de proporcionalidad entre la gravedad del
hecho y la consecuencia jurídica, por lo que constituye un exceso punitivo.
De otro lado, la imposición de una ulterior sanción por el mismo hecho infringe el principio
de legalidad de las penas, pues la segunda o ulteriores sanciones, acumuladas a la primera,
configuran una sanción global que no es la prevista en la ley penal para el hecho y que, por
consiguiente, resultaba imprevisible para el ciudadano en el caso concreto: afectación de la ya
mencionada seguridad jurídica (STC 2/2003, de 16 de enero, FJ 3.a).
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7. LAS FUNCIONES DEL DERECHO PENAL: LAS DENOMINADAS
TEORÍAS DE LA PENA (RETRIBUCIÓN, PREVENCIÓN GENERAL,
PREVENCIÓN ESPECIAL Y MIXTAS):
I. Introducción
2. En la actualidad, seguimos teniendo 3 teorías que tratan de dar una respuesta a la cuestión
de “qué fundamento permite legitimar al Derecho Penal para privar de la libertad o de otros
bienes a los ciudadanos como respuesta a la realización de determinadas acciones”. Estas tres
teorías son: LA TEORÍA DE LA RETRIBUCIÓN, LA TEORÍA DE LA PREVENCIÓN
GENERAL Y LA TEORÍA DE LA PREVENCIÓN ESPECIAL O DE LA
RESOCIALIZACIÓN.
Por último, la fundamentación jurídica es realizada por el filósofo alemán HEGEL, según
el cual el carácter retributivo de la pena se justifica por la necesidad de restablecer la vigencia
de la voluntad general representada por el orden jurídico, que resulta negada por la voluntad
especial del delincuente.
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2. En el fondo en la teoría retribucionista yace una concepción liberal y es que esta
concepción liberal obliga a establecer una proporción entre el delito y la pena, lo que es
entendido como un LIMITE DE GARANTÍA PARA EL CIUDADANO, , en el sentido de
que no se puede castigar más allá de la gravedad del delito cometido, ni siquiera por
consideraciones preventivas, porque la dignidad humana se opondría a que el individuo
fuese utilizado como instrumento de consecución de fines sociales trascedentes a él.
1. Mientras las teorías de la retribución parten de que la pena debe imponerse para realizar la
justicia, sin que hayan de tomarse en consideración otros fines de utilidad social, las teorías
de la prevención asignan a la pena la misión de prevenir delitos como medio de
protección de determinados intereses sociales.
La pena no se justificaría de este modo como mero castigo de un mal, como una pura
respuesta frente al delito ya cometido; sino como un instrumento dirigido a prevenir delitos
futuros. Afirma la doctrina jurídico-penal que mientras la retribución mira al pasado la
prevención lo hace al futuro.
Esta teoría se basa en un modelo que concibe al hombre como un ser que pondera
racionalmente las ventajas e inconvenientes que puedan conllevar una determinada
actuación (LA MAYORÍA DE LOS DELINCUENTES NO OPERAN ASÍ, A EXCEPCIÓN
QUIZÁ DE LOS DELINCUENTES DE CUELLO BLANCO).
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Respecto a la segunda afirmación, son frecuentes las alusiones a que el Derecho Penal no
intimida, es decir, a que carece de eficacia preventivo general negativa. De ahí la
importancia de los estudios empírico-criminológicos sobre los que fundamentar el grado de
intimidación de la pena como forma de prevenir la comisión de futuros delitos.
2. En segundo lugar, la intimidación por parte del sistema penal no se produce tanto por
los incrementos en la severidad de las penas sino más bien por la certeza de la
sanción, es decir, la certeza de su imposición. Ejemplo aquellos delitos en los que
te imponen 2 años de privación de libertad (que realmente no entras a la cárcel porque
te han condenado a menos de 2 años) no tienen la intimidación suficiente para que las
personas dejen de cometer este tipo de delitos.
6. En dicha teoría cambia el punto de mira: la pena no se dirige sólo a los eventuales
delincuentes, pues no trata de inhibir su posible inclinación al delito, sino a todos los
ciudadanos, puesto que tiene por objeto confirmar su confianza en la norma.
7. LA PREVENCIÓN ESPECIAL:
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La pena buscaría entonces evitar que quien la sufre vuelva a delinquir. Ello explica que la
prevención especial no pueda operar, con carácter general, en el momento de la conminación
(amenaza) legal, sino en el momento de su imposición y ejecución de la pena.
a) “La pena correcta, es decir, la justa, es la pena necesaria”, la que se determina con
arreglo a la prevención especial.
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Ahora bien, ello no significa que deba prescindirse de esta idea por completo, ya que en
muchos casos, la prevención especial puede contribuir a la evitación de delitos mediante una
adecuada configuración de las penas que tienda a impedir la recaída en el delito. Y, en
especial, mediante un adecuado tratamiento resocializador que, por lo menos, no
favorezca la desocialización del delincuente.
1. De entre las múltiples teorías mixtas nos vamos a ocupar de aquellas que combinan las
distintas teorías de la pena asignándole diversas funciones según los distintos momentos
en que opera, esto es, desde su previsión en la ley hasta su cumplimiento.
De entre todas ellas la que más aceptación ha tenido es la formulada por Roxin, quien se
limita a centrar la problemática en las tres fases esenciales de la vida de la pena:
La conminación legal
La aplicación judicial
La ejecución de la pena.
A cada una de estas etapas corresponde una respuesta distinta a la cuestión de la función de la
pena, pero todas ellas están estrechamente relacionadas. La formulación de Roxin se conoce
con el nombre de “TEORÍA DIALÉCTIVA DE LA UNIÓN”.
2. Así:
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