I. Conceptos Jurídicos Fundamentales
I. Conceptos Jurídicos Fundamentales
I. Conceptos Jurídicos Fundamentales
Introducción
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controversias. Tales son los conceptos de relación jurídica, sujetos de derecho
(personalidad jurídica), derecho subjetivo, deber jurídico, acto antijurídico (delito),
responsabilidad, sanción, entre otros.
Estudiaremos algunos de estos conceptos que nos parecen los más relevantes,
usando como guía el concepto mayor de relación jurídica.
Hemos dicho antes que el derecho regula la vida social, las relaciones entre las
personas, entre los sujetos de derecho. Son estas relaciones las que constituyen el núcleo
objeto de toda regulación jurídica. Sin vida social, no existe el derecho. Por ello nos parece
relevante partir con el análisis de este concepto, que comprende y engloba a los demás
conceptos jurídicos fundamentales.
Podemos definir la relación jurídica como el vínculo entre dos o más sujetos de
derecho, en virtud del cual uno de ellos tiene la facultad para exigir de otro el
cumplimiento de una obligación bajo la amenaza de una sanción. Para el profesor
Abelardo Torré, la relación jurídica es el vínculo entre dos o más personas en virtud del
cual una de ellas tiene la facultad para exigir de otra el cumplimiento de un hecho
determinado o la realización de una conducta determinada. Por su parte el profesor Luis
Legaz Lacambra define la relación jurídica como un vínculo entre sujetos de derecho,
nacido de un hecho determinado definido por las normas jurídicas como condición de
situaciones jurídicas correlativas o acumulativa de facultades o deberes, cuyo objeto son
ciertas prestaciones garantizadas por la aplicación de una consecuencia coactiva de
derecho o sanción.
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sujetos de derecho (o persona), la facultad o derecho subjetivo de uno de los sujetos
frente a la correlativa obligación (o deber jurídico) del otro, y evidentemente la sanción.
Por otra parte, no debe olvidarse que las personas se relacionan jurídicamente por
un interés, los conflictos a los que el derecho atribuye la suficiente relevancia como para
ocuparse de ellos, son conflictos de interés que normalmente implican el cumplimiento o
incumplimiento de una obligación que puede consistir en dar, hacer o no hacer alguna
cosa. Están aquí implicados los conceptos de incumplimiento o acto antijurídico,
prestación, y sanción.
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Diremos entonces que los sujetos de derecho son todos aquellos entes (personas
naturales o jurídicas) a los que el ordenamiento jurídico atribuye derechos y obligaciones.
Aquí aparece claro que la noción de sujeto de derecho está estrechamente ligada y en
alguna medida se confunde con la noción de capacidad jurídica, entendida ésta como la
aptitud para ser titular de derechos y obligaciones.
De manera tal que, decir de algo (de un ser humano u otro ente que es sujeto de
derecho), equivale a señalar que tiene capacidad jurídica (específicamente capacidad de
goce).
Clasificación
La personalidad es, pues, una categoría estrictamente jurídica no natural y por ello
es posible afirmar que el derecho reconoce aptitud para ser titulares de derechos y
obligaciones a dos clases de sujetos de derecho:
a) Los seres humanos o personas naturales, que son todos aquellos individuos de
la especie humana, cualquiera sea su edad, sexo, estirpe o condición (Art. 55
del
Código Civil),
Por otra parte, nuestro ordenamiento jurídico, en el art. 545 del mismo Código
Civil, define a estos entes colectivos del modo que sigue: “se llama persona jurídica, una
persona ficticia, capaz de ejercer derechos y contraer obligaciones civiles, y de ser
representada judicial y extrajudicialmente.” De esta definición entonces resulta notoria la
relación que venimos señalando entre los conceptos de personalidad y capacidad
jurídicas.
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Las personas jurídicas son agrupaciones de individuos o bienes que persiguen la
realización de un fin lícito determinado, fin que los individuos no podrían alcanzar por sí
solos. Hay que destacar que la persona jurídica posee una existencia propia, derechos y
obligaciones diferentes a los que posee a título particular cada uno de sus miembros que
la componen.
-Teoría de la Ficción: Federico Carlos Von Savigny es el creador de esta teoría y sostiene
que las personas jurídicas son entes ficticios creados por el derecho en forma artificial y
que son aptas para ser titulares de derecho y obligaciones, esto es, son capaces de tener
un patrimonio. Según esta teoría, desde un punto de vista empírico es obvio que no hay
más personas que los seres humanos, y solo ellos tienen capacidad para tener derechos y
obligaciones. El Ordenamiento Jurídico puede, sin embargo, por razones de utilidad,
suponer la existencia de entidades que no son seres humanos como soporte de derechos y
obligaciones. Estas entidades no existen en la realidad, pero los juristas hacen como que
existen, atribuyéndoles una voluntad destinada al cumplimiento de ciertos fines jurídicos.
Debe destacarse que la regla general es que las personas jurídicas solo contraen
obligaciones civiles, lo que significa que en ningún caso tienen responsabilidad penal, esto
es así porque para cometer delito se requiere de una única voluntad, y la única voluntad
que se le atribuye a la persona jurídica es para cumplir sus fines lícitos. La responsabilidad
penal es exclusiva de las personas naturales. Sin embargo, existen excepciones, como por
ejemplo la Ley 20.393 que establece la responsabilidad penal de las personas jurídicas en
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los delitos de lavado de activos, financiamiento del terrorismo y delitos de cohecho que
indica.
Concepto de persona natural en el Código Civil Chileno. El artículo 55 del C.C. expresa
que: “Son personas todos los individuos de la especie humana, cualquiera que sea su
edad, sexo, estirpe o condición”. La definición recién transcrita destaca la igualdad de
los seres humanos ante el Derecho, y pese a que puede parecer redundante (ya que
habría bastado con señalar que persona es todo individuo de la especie humana), ello no
es así si consideramos las condiciones históricas del momento en que se formuló, toda vez
que en la época todavía existían la esclavitud y muchas otras desigualdades que hoy no se
admiten.
El artículo 74 del C.C., señala: “La existencia legal de toda persona principia al
nacer, esto es, al separarse completamente de su madre”. En su inciso segundo hace
alusión a la existencia natural, pero con el efecto que el mismo señala: “La criatura que
muere en el vientre materno, o que perece antes de estar completamente separada de su
madre, o que no haya sobrevivido a la separación un momento siquiera, se reputará no
haber existido jamás”.
Veamos con mayor detalle lo que acaba de exponerse, analizando los conceptos de
parto y nacimiento, los requisitos exigidos para que el nacimiento constituya un principio
de existencia, la existencia natural anterior al nacimiento y el caso de los nacimientos
dobles o múltiples.
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a. Parto y nacimiento: No debemos confundir estas dos expresiones, el nacimiento
importa la separación completa de la criatura de la madre. A su vez, el parto es el conjunto
de actividades y procesos que tienen por finalidad hacer pasar a la criatura por el canal
pelviano, lo que culmina con el nacimiento.
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estamos ante la presencia de una separación completa, aunque materialmente subsista el
nexo del cordón umbilical.
En relación con el problema relativo a quien debe probar el hecho, para el caso
que se presenten dudas, si la criatura nació viva, esto es, si hubo o no principio de
existencia, podemos señalar que debe probarlo tanto quien alega la vida como quien
alega la muerte, dependiendo del caso. Así, por ejemplo, el que pretende heredar al niño
deberá probar que éste nació vivo, por el contrario, el que heredaría si el niño nace
muerto deberá probar su muerte (esto es así porque la prueba de un derecho compete a
quien lo alega, de acuerdo al artículo 1698 del Código Civil). Ahora bien, con respecto a los
medios de prueba que se pueden emplear a este efecto, cabe hacer presente que es
posible utilizar todos los medios establecidos en la ley (artículo 1699 del C.C. y artículo 341
del C.P.C.). Entre tales medios de prueba podemos mencionar, por ejemplo, a testigos,
como es el caso de las personas que presenciaron el parto, etc. Pero, también se puede
recurrir a informes de peritos, como el realizado por un médico. Uno tradicionalmente
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muy utilizado es la docimasia pulmonar hidrostática, consistente en hacer flotar los
pulmones extraídos a la criatura en un recipiente con agua, si flotan es un signo que nació
viva, pues al respirar los pulmones se llenaron con aire. Si, en cambio, no flotan yéndose al
fondo del recipiente, es un signo que no respiró y, por tanto, nació muerta.
1.- Protección de la vida del que está por nacer: Existen diversas disposiciones que
consagran esta protección. La primera de ellas la encontramos en el artículo 19 número 1,
inciso 2º, de la Constitución Política de la República, al señalar que, “La ley protege la vida
del que está por nacer”. Asimismo, el Código Civil consagra este principio en su artículo
75, el que expresa: “La ley protege la vida del que está por nacer. El juez, en consecuencia,
tomará, a petición de cualquiera persona o de oficio, las providencias que le parezcan
convenientes para proteger la existencia del no nacido, siempre que crea que de algún
modo peligra”. De este mismo modo en su inciso 2º dispone: “Todo castigo a la madre,
por el cual pudiera peligrar la vida o la salud de la criatura que tiene en su seno, deberá
diferirse hasta después del nacimiento”. Debemos tener presente también que el Código
Penal en sus artículos 342 a 345 establece el delito de aborto, y que, asimismo, la
legislación laboral contempla diversas normas a favor de la mujer embarazada.
2.- Protección de los derechos del que está por nacer: “Los derechos que se deferirían a la
criatura que está en el vientre materno, si hubiese nacido y viviese, estarán suspensos
hasta que el nacimiento se efectúe” (artículo 77, primera parte, del C.C.).
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Si la criatura muere en el vientre materno, o perece antes de estar completamente
separada de su madre, o no sobrevive a la separación un momento siquiera, los derechos
pasan a otras personas, como si la criatura no hubiese existido jamás (artículo 77 última
parte en relación con el 74 inciso 2º, ambos del C.C.).
Lo que el legislador presume de derecho es una época (no un día preciso), dentro
de la cual se produjo la concepción. Por ello, no se admite prueba alguna destinada a
demostrar que la concepción ha tenido lugar fuera de dicho período. Es decir, menos de
ciento ochenta días cabales, o más de trescientos, contados hacia atrás desde la
medianoche en que principia el día del nacimiento. Sin embargo, no existe ninguna
limitación para poder demostrar que la concepción se produjo en un día determinado
dentro del mencionado período. Esto, con los avances de la ciencia, es hoy mucho más
posible que en el tiempo en que el código entró en vigor.
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En relación con el cómputo del plazo, debe decirse que se cuenta según las reglas
generales (artículo 48 del C.C.). Con respecto a los días, ellos son cabales, lo que significa
que son completos, se cuentan de doce a doce de la noche.
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La muerte real: Muerte real es aquella cuya ocurrencia consta efectivamente. Se prueba
de la manera que a continuación pasamos a indicar.
- Opera la apertura de la sucesión, según lo indica artículo 955 del C.C. Al mismo
tiempo se defieren las asignaciones hereditarias o testamentarias, excepto las
condicionales, de acuerdo al artículo 956 del C.C.
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comodato (artículo 2180 del C.C.), el de renta vitalicia (artículos 2264 y 2274 del C.C.,
ambos del C.C.), entre otros.
Desde este punto de vista, podemos decir que los atributos de la personalidad que
generalmente se consideran son: El nombre, la capacidad de goce, la nacionalidad, el
domicilio, el estado civil, el patrimonio, los derechos de la personalidad. Sin embargo,
ellos únicamente quedarán mencionados, ya que son objeto de un estudio detallado en la
asignatura de Derecho Civil.
Por su parte, la capacidad de ejercicio es la facultad o aptitud que tienen las personas
de ejercer por sí mismos los derechos de que son titulares. Es oportuno precisar que todos
los sujetos de derecho pueden ejercer los derechos de que son titulares, solo que algunos
no lo pueden hacer por sí mismos, y deben ejercerlos por intermedio de otros sujetos.
De manera que existen sujetos de derecho que no tienen capacidad de ejercicio, pero
no existen sujetos de derecho sin capacidad de goce.
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Las incapacidades de ejercicio son ciertas limitaciones que el ordenamiento impone a
ciertos sujetos para actuar por sí mismos en la vida jurídica. Estas incapacidades son de
derecho estricto, es decir, deben estar expresamente contempladas en la ley. Dicho de
otra manera, solo son incapaces aquellos a quienes la ley declara tales. De manera que, la
regla general en materia de capacidad de ejercicio es que todas las personas son capaces y
solo son incapaces los señalados por la ley.
Esta es precisamente la regla general que está contenida en el Art. 1446 del Código
Civil que dispone que “toda persona es legalmente capaz, excepto aquellas que la ley
declara incapaces”, es decir, la regla general es la capacidad de ejercicio.
Los dementes son las personas que por cualquier causa se encuentran privados de
razón de un modo permanente. Los impúberes son los varones que no han cumplido 14
años y las mujeres que no ha cumplido 12 años (Art. 26 del Código Civil).
“Son incapaces relativos los menores adultos y los disipadores que se hallen bajo
interdicción de administrar lo suyo”.
Los menores adultos son los varones mayores de 14 y las mujeres mayores de 12
que no hayan alcanzado la mayoría de edad (18 años).
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Disipador es aquel que manifiesta una total falta de prudencia por actos repetidos
de dilapidación. Para que el disipador sea considerado relativamente incapaz es necesario
que sea declarado interdicto por resolución judicial.
1.° El loco o demente, a no ser que haya obrado en un intervalo lúcido, y el que, por
cualquier causa independiente de su voluntad, se halla privado totalmente de razón.
2.º El menor de dieciocho años. La responsabilidad de los menores de dieciocho años y
mayores de catorce se regulará por lo dispuesto en la ley de responsabilidad penal juvenil.
Los sujetos de derecho lo son en la medida que tienen capacidad jurídica, lo que
significa que son aptos para ser titulares de derechos (subjetivos) y de obligaciones
(deberes jurídicos)
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“Tengo derecho de vestirme como quiera”, “Juan tenía derecho a que le dieran
vacaciones”, “Pedro tiene derecho a comer en la pensión”, “todos tenemos derecho a
expresar públicamente nuestras ideas”, “el derecho a voto es irrenunciable”, “el
comprador tiene derecho a que el vendedor le entregue la cosa” etc.
De manera que el derecho (las obligaciones que impone) debe ser acatado,
obedecido, (las obligaciones deben ser cumplidas). Tanto la doctrina del derecho natural
como el positivismo jurídico coinciden en la idea que el verdadero derecho es obligatorio.
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Pero ¿por qué son obligatorias las normas jurídicas? ¿de dónde emana esta
obligación? ¿El derecho es moralmente obligatorio o es jurídicamente obligatorio? ¿O
tiene esta obligatoriedad otro fundamento?
El tema del deber jurídico como concepto jurídico fundamental está estrechamente
ligado con otro problema más general, filosófico que es el problema de la obligatoriedad
del sistema jurídico. ¿Cuál es la razón, el fundamento último en base al cual las normas
jurídicas deben ser obedecidas o aplicadas?
Entre las muchas respuestas dadas a esta pregunta, aquí consideraremos las
siguientes: la solución iuspositivista; la solución iusnaturalista o neo constitucionalista.
En resumen, para la concepción positivista hay una sola clase de deber, el deber
jurídico, formal y externo, el derecho es sólo jurídicamente obligatorio, y lo que interesa
es la correspondencia entre el sentido de la prescripción normativa y el de la acción del
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hombre. Lo que interesa es que la conducta del hombre satisfaga las exigencias del
derecho.
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en regresión al infinito. En particular, el neoconstitucionalismo asume dogmáticamente
que la obligatoriedad del sistema jurídico puede fundarse sólo sobre la moral; sin
embargo, ya que él mismo termina por reconocer el carácter contingente del fundamento
moral, la moral queda a su vez infundada, y se cae nuevamente en la regresión al infinito.
Más allá de lo expuesto, diremos que en la práctica surgen conflictos entre deberes
de distinta clase. Deberes jurídicos que se oponen o contradicen a deberes morales o
jurídicos. Hay situaciones en las que nos preguntamos si debemos acatar una norma
jurídica que nos parezca injusta.
El derecho de resistencia.
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circunstancias, desde la resistencia débil y cautelosa, hasta la oposición directa,
incluyendo en los casos extremos la deposición y la muerte, en caso necesario, del tirano
(de ahí que la forma más radical de la tesis se llame tiranicidio). Los planteamientos del
aquinate fueron desarrollados ampliamente por los teólogos de la segunda escolástica o
escolástica española (con el título de Segunda escolástica española se conoce al
movimiento intelectual que se dio en las universidades de Salamanca y Coimbra desde el
siglo XVI hasta siglo XVII. La primera de estas universidades estaba encargada a los
dominicos, mientras que la segunda, a la compañía de Jesús).
Casi todos los juristas de esta escuela se plantearon de una manera más o menos
exigente las condiciones del ejercicio de la resistencia a las leyes injustas. Como principio
general distinguieron distintas formas de ejercicio de la desobediencia a las leyes en
función de la gravedad de las circunstancias provocada por las injusticias del tirano –
resistencia pasiva o activa, según los casos, con una diversidad de medios apropiados a los
hechos- y de los títulos del príncipe tirano –resistencia a cargo de los súbditos
indistintamente o de un colegio de representantes calificados, según se trate de una
tiranía de ejercicio o de una tiranía de origen. De la naturaleza de los hechos, el fiel trazará
la forma y grado de resistencia al tirano, teniendo siempre presente el bien común; desde
la mera oración impetrando el auxilio divino hasta la lucha sin cuartel.
Por otra parte, la resistencia se llevará a cabo con menos reservas si el príncipe es
un usurpador a que si es un príncipe legítimo. En el primer caso, el ejercicio del poder está
viciado desde el principio (tiranía de origen), en el otro caso, el poder legítimo, en
principio, se vuelve ilegítimo con la práctica (tiranía de ejercicio). Por este motivo el
usurpador, puede ser resistido por cualquier persona en representación de la comunidad,
en tanto que el príncipe legítimo, que se hace tirano por su forma de gobernar, solo puede
ser resistido por una representación de hombres ilustres de la comunidad especialmente
designados al efecto.
Este derecho de resistencia, que fue objeto de una rica elaboración en la edad
media y el renacimiento se incorporó recién a las declaraciones de derechos y
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constituciones liberales de los siglos XVII y XVIII. Este derecho de resistencia, como el
derecho a la libertad, a la vida, a la igualdad, etc.- se concibió como un derecho natural de
las personas (más como un derecho individual que un derecho de los pueblos). Con ello
obtuvo reconocimiento jurídico positivo, pero no eficacia jurídica, ya que no se establecían
procedimientos ni medios materiales para la protección de estos derechos naturales
subjetivos.
La desobediencia civil
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espacio en la opinión pública y provocar un cambio normativo a favor de sus intereses,
cambio que interpretan como un progreso.
La objeción de conciencia
Una de las características de los deberes u obligaciones que imponen las normas
jurídicas es que se pueden infringir, se pueden incumplir.
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El carácter de concepto jurídico fundamental del acto antijurídico o delito, es
notorio desde que en la mayoría de los casos, una condición necesaria para que opere el
sistema judicial, que es consustancial a todo ordenamiento jurídico moderno, es que se
produzca algún tipo de infracción o incumplimiento a los deberes que imponen a las reglas
jurídicas.
Es cierto eso sí, que, en el uso común, la expresión delito está circunscrita al
ámbito del derecho penal. En materia penal, es delito toda acción u omisión típica,
antijurídica y culpable.
Típica significa que debe estar descrita o tipificada en la ley como delito. Ninguna
ley podrá establecer penas sin que la conducta que se sanciona esté expresamente
descrita en ella. (CPR 19 nº 3 inc. Final).
Antijurídica, porque contraviene alguna obligación o deber jurídico, (puede haber
una conducta típica que no sea antijurídica, como matar en legítima defensa, en este caso
no se contraviene la ley); y
Culpable se refiere al hecho de que quien incurre en una conducta descrita como
delito, lo haga de modo voluntario, esto es queriendo incurrir en la conducta, o actuando
por mero descuido o negligencia.
VI.- La sanción.
Siguiendo una concepción que se remonta a Austin y por cierto a Kelsen, que el
elemento distintivo del derecho es la sanción, la norma jurídica no está completa si no
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contempla la sanción (a diferencia de las normas morales por ejemplo, que no necesitan la
sanción). Si tomamos por ejemplo la norma moral “No matar o no mentir”, así formuladas
están completas. Una norma jurídica con el mismo contenido se caracteriza porque asocia
a la infracción de la conducta prescrita una sanción, siguiendo el ejemplo, el que mate a
otro será penado con presidio mayor en su grado medio (de diez años y un día a quince
años de presidio art. 391 nº 2 del Código penal). Dicho de otro modo, la sanción, en el
caso del derecho, es parte integrante de la norma jurídica, a diferencia de lo que ocurre
con una norma moral, que está completa sin necesidad de referirse a la sanción. Es la
amenaza de una sanción la que funciona como principal o único motivo que induce a los
sujetos a obedecer el derecho, no es así en el caso de las normas morales.
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Clasificación de las sanciones. Las sanciones pueden ser clasificadas desde diversas
perspectivas, nosotros consideraremos únicamente las dos siguientes:
1. Atendiendo a las distintas ramas del Derecho. Sabemos que el Derecho se clasifica en
diversas ramas, en primer término, se efectúa una gran clasificación que distingue entre
Derecho público y Derecho privado. A su vez, cada uno de estos campos se vuelve a
subclasificar en otros. Así, por ejemplo, dentro del Derecho público encontramos el
Derecho constitucional, el Derecho administrativo, el Derecho penal, el Derecho procesal,
etc. Dentro del Derecho privado, a su turno, se ubican el Derecho civil, el Derecho
comercial, el Derecho de minería, el Derecho de aguas, etc.
Nos limitaremos a destacar las diversas sanciones que pueden darse en las
distintas ramas del Derecho a que hemos hecho mención.
Por ejemplo, en el campo del Derecho constitucional, el artículo 7 de la
Constitución nos dice que deben sancionarse con la nulidad ciertos actos contrarios a ella
que ahí se mencionan. Otro caso es aquel en que el Tribunal Constitucional declara
contrario a la Constitución un proyecto de ley o parte del mismo, el cual, por este motivo
no puede entrar en vigencia. Podemos mencionar también algunas sanciones existentes
en el campo del Derecho administrativo, por ejemplo, si un funcionario es negligente, no
atiende al público o incumple cualquier otro deber tendrá una sanción administrativa que
es distinta según la gravedad de la infracción. Así, podrá recibir una amonestación, una
suspensión de su cargo por algún tiempo (sin sueldo) o bien la destitución del empleo. Las
sanciones administrativas pueden aplicarse solas, o bien conjuntamente con otras de
distinta clase, como podría ser el caso de una penal.
En Derecho penal es más sencillo encontrar ejemplos. Normalmente cuando se
habla de sanciones sin especificar otra cosa, la gente común tiende a asociarlas con este
ámbito. En el campo a que estamos haciendo referencia encontramos diversas clases de
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sanciones, denominadas también penas o castigos (ver artículo 21 del Código Penal). Por
ejemplo, el presidio perpetuo calificado, presidio perpetuo, reclusión perpetua, presidio
mayor, confinamiento, extrañamiento, relegación, etc.
Asimismo, en el campo del Derecho procesal encontramos sanciones de diverso
tipo. Por ejemplo, si no se cumple con algún requisito o trámite en el curso del proceso, se
puede decretar la nulidad de ciertas actuaciones realizadas sin cumplir con ellas. También
hay en este ámbito sanciones para los jueces y funcionarios, como la amonestación,
suspensión en el oficio del cargo, y hasta destitución cuando se infringen ciertas normas.
En el Derecho civil encontramos sanciones propias de su campo. Sabemos que el
Derecho civil es la rama más importante del Derecho privado, que regula relaciones entre
particulares ya sea del ámbito patrimonial, sucesoral o de familia. La nulidad es una típica
sanción que procede en el campo del Derecho civil, la que normalmente tiene lugar, por
ejemplo, cuando se celebra un acto o contrato que no cumple con los requisitos que la ley
exige para su existencia y validez.
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Para proceder a este cumplimiento forzado es necesario que el acreedor tenga un
título que lo habilite para pedirlo, estos son los denominados títulos ejecutivos, que en
general son todos aquellos a los cuales las leyes otorgan mérito ejecutivo. Decimos que un
título es ejecutivo cuando contiene una obligación indubitada, es decir, que normalmente
cuando una obligación consta en un título ejecutivo, no se puede en principio cuestionar
su existencia, y por eso es que el titular puede exigir su cumplimiento derechamente.
Son títulos ejecutivos, por ejemplo, las sentencias judiciales firmes o ejecutoriadas
(Una sentencia judicial ejecutoriada, es aquella contra la que no procede recurso alguno
que pueda modificarla y está por tanto, en estado cumplirse), las copias auténticas de
escrituras públicas, etc.
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bienes del deudor, para su posterior remate. Con el producto de éste se pagará del
capital, intereses y costas (gastos en que incurre una persona en un juicio).
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Clasificación de la indemnización de perjuicios:
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Lucro cesante: Es la pérdida de la ganancia esperada, cierta y posible, es decir, lo
que se dejó de ganar como consecuencia del incumplimiento. Por ejemplo, en el caso en
que un taxista sufra el choque de su vehículo, el lucro cesante consiste en lo que
razonablemente se deja de ganar mientras el vehículo está fuera de circulación.
- Perjuicios ciertos y eventuales. Por regla general se indemnizan sólo los ciertos.
- Perjuicios directos e indirectos. Por regla general se indemnizan sólo los directos.
- Perjuicios previstos e imprevistos. La regla general es que se indemnicen sólo los
previstos, salvo que exista dolo o culpa grave de parte de quien causó el perjuicio.
- Perjuicios provenientes de una responsabilidad contractual y perjuicios
provenientes de una responsabilidad extracontractual: La responsabilidad civil
contractual supone la existencia de un vínculo jurídico previo, por ejemplo, un
contrato, que da nacimiento a una obligación, la cual, como se dijo, debe ser
cumplida íntegra y oportunamente por quien la contrae. De no cumplirse de la
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manera recién señalada, se da lugar al cumplimiento forzado o a la indemnización
de perjuicios en los términos ya expuestos. La responsabilidad civil
extracontractual, que se suele denominar también delictual o aquiliana, se origina
en un hecho ilícito, en un delito o cuasidelito civil. De este surge la obligación,
dando así origen al vínculo jurídico que hace responsable a quien causó el daño de
indemnizarlo (artículo 2314 del Código Civil). Por ejemplo, si alguien conduciendo
imprudentemente su vehículo derriba el cerco del jardín del vecino, se encuentra
obligado a reparar el daño causado. Aquí es importante tener presente las
nociones de delito y cuasidelito civil, las que, si bien tienen ciertos elementos en
común con las de delito y cuasidelito en materia penal, no son coincidentes. El
delito y el cuasidelito civil son hechos ilícitos que causan daño. Si ese hecho ilícito
se comete con dolo, es decir, con la intención de dañar, constituye un delito. Si se
comete con culpa, constituye un cuasidelito.
Por su parte el profesor Eugenio Cuello Calón define el castigo como “el
sufrimiento impuesto por el Estado, en ejecución de una sentencia, al culpable de una
infracción penal”, de modo que para ser sujeto pasivo de una pena es necesario ser
culpable, esto es haber actuado con culpa o dolo. Por ello se hace siempre necesario para
determinar la aplicación de una pena analizar la intencionalidad del sujeto, pues, si no hay
ni culpa ni dolo no podrá imponerse una pena. Que sea en ejecución de una sentencia
quiere decir que las penas o castigos solo se pueden imponer como resultado de un
proceso penal legalmente tramitado.
Es necesario que además la conducta por la cual se impone la pena esté descrita
como delito en la ley penal. Esto es así en virtud del principio de legalidad o reserva penal,
que en el derecho penal se denomina Tipicidad.
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Debe tratarse finalmente de una conducta antijurídica, es decir, que sea contraria
al Ordenamiento Jurídico, que no se encuentra autorizada o justificada por el Derecho.
Puede ocurrir que una acción sea típica, es decir, que se encuentre descrita en la ley, pero
no obstante ello no sea delito, ya que la misma ley la autoriza o justifica en ciertos casos o
circunstancias. Uno de tales casos es, entre otros, el de la legítima defensa
Por último, la acción típica y antijurídica para constituir delito debe ser además
culpable, desde un punto de vista penal. A este respecto debemos advertir que la noción
de culpa en el campo del derecho penal, no es exactamente coincidente con el concepto
de culpa que se emplea en el ámbito del Derecho civil y del Derecho privado en general.
La culpabilidad es la reprochabilidad del hecho típico y antijurídico, fundada en que su
autor lo ejecutó no obstante que, en la situación concreta, podía someterse a los
mandatos y prohibiciones del Derecho. La culpabilidad se relaciona estrechamente con el
concepto de imputabilidad, esto es la capacidad de conocer lo injusto del actuar y de
determinarse conforme a ese conocimiento. Dicho de otro modo, la imputabilidad es la
capacidad de culpabilidad. Hay algunas personas que son inimputables, estando por ello
exentas de responsabilidad penal. Respecto a los casos de inimputabilidad contemplados
en la legislación chilena, debe decirse que algunos encuentran su origen o fundamento en
un trastorno mental. Así es inimputable el loco o demente (artículo 10 número 1° del
Código Penal).
Por su parte, las penas que pueden aplicarse van desde la multa hasta las penas
privativas de libertad. Existiendo también penas restrictivas de la libertad como el
destierro y la relegación, y penas accesorias como la suspensión de los derechos políticos
y la inhabilitación para ejercer cargos u oficios públicos.
El castigo y su justificación
¿Por qué el Estado puede imponer penas? Y ¿cuál es la finalidad que persigue? Este
es un tema propio de la filosofía del derecho y se han planteado al respecto dos corrientes
fundamentales, una utilitarista y otra retribucionista.
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Filosofía Utilitarista: el bien se define como “la mayor felicidad para el mayor número
posible de personas”. Desde esta perspectiva el castigo se justifica para dar seguridad a la
mayoría y llegar a ser de este modo más feliz o para maximizar la protección de los
derechos o ambos a la vez.
En segundo lugar, el castigo puede servir como un ejemplo para que otros
eventuales delincuentes tomen notas de las consecuencias que les pueden acarrear el
delinquir.
Doctrina del Retribucionismo: Uno de los principales exponentes de esta doctrina es Kant,
quien sostiene que el hombre debe ser siempre tratado como un fin, no como un medio.
Lo que hace el utilitarismo es precisamente tratar al hombre como un medio para poder
prevenir otros delitos, poniendo al delincuente como un ejemplo ante la sociedad.
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Esto último es fundamental, pues la pena justa constituye un límite a la potestad
punitiva del Estado. El criminal tiene derecho a que se le imponga una pena justa y no una
mayor, por mucho que una mayor pueda tener mejores efectos preventivos. Esto es una
consecuencia de la premisa de que los hombres deben ser considerados como iguales.
Esta doctrina supone la libertad del hombre, pues, solo puede hacerse merecedor
de una pena quien actúa libremente.
Este hecho condicionante puede ser simple, cuando consiste en un solo hecho, por
ejemplo, el que mate a otro, el hecho condicionante está integrado aquí por el solo hecho
de matar. Puede ser también complejo, cuando se compone de dos o más hechos, por
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ejemplo, el funcionario público que malversare fondos está conformado tanto por el
hecho de la malversación como por la calidad de funcionario público del autor.
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circunscriben al área del Derecho privado. Por nuestra parte, intentaremos bosquejar un
concepto que pueda ser aplicable a todas las ramas del Derecho. Por este motivo, lo
definiremos diciendo que “es todo aquello sobre lo cual ejerce su prerrogativa la persona,
es decir, el sujeto de Derecho”.
Teniendo esto presente, el filósofo del derecho argentino Arturo Orgaz propuso la
siguiente clasificación de los objetos de derecho, en base a las siguientes categorías: los
bienes, los hechos jurídicos, los valores adscritos a la personalidad y los valores
institucionales.
a. Los bienes. Son las cosas corporales e incorporales que pueden prestar alguna
utilidad al hombre y que, por ello, son susceptibles de apropiación.
b. Los hechos jurídicos. Al igual que en el caso de los bienes, el tema relativo a los
hechos y actos jurídicos se estudia con mayor profundidad en las asignaturas de romano y
civil. Ahora destacaremos solo su condición de objetos del Derecho.
c. Los valores adscritos a la personalidad. Para este autor los valores adscritos a la
personalidad son un objeto de Derecho, aunque, por lo general, sin contenido económico.
Se trata de ciertos valores fundamentales que tienen todas las personas por la sola
circunstancia de serlo, como por ejemplo la vida, la libertad, el honor, el derecho a la
propia imagen, etc. La mayor parte de ellos no tiene contenido económico, pero algunos,
en ciertas circunstancias, pueden llegar a tenerlo. La persona a quien pertenecen, bajo
esas circunstancias puede comercializarlos. Por ejemplo, considerando el caso del
Derecho a la propia imagen, un actor puede permitir que una foto suya circule, o se
distribuya, para hacer propaganda a un determinado producto. En este supuesto, el actor
se encuentra facultado cobrar una suma de dinero por el uso de su imagen.
d. Los valores institucionales. Son los propios de entidades como el Estado, las
universidades, las instituciones de beneficencia pública, etc. Estos valores institucionales,
tendrán más relevancia o presencia pública en la medida que la institución a que ellos se
adscriben sea más importante. En la actualidad se piensa que la institución más
importante en una sociedad es el Estado, algunos valores institucionales de una
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institución como el Estado lo serán, por ejemplo, la bandera, el himno nacional y en
general los símbolos de la nación. También hay otros valores institucionales del Estado
que no cumplen la función de símbolos patrios, sino que otras de carácter más pragmático
y económico, como pueden ser los sellos que acuña o el dinero que emite.
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