EstrategiasparafomentarlaARUNMP2016A PDF
EstrategiasparafomentarlaARUNMP2016A PDF
EstrategiasparafomentarlaARUNMP2016A PDF
net/publication/311581343
CITATION READS
1 29,027
14 authors, including:
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
Levels in the structure of the meaning of a concept. Semantic features required for access to shared meanings View project
All content following this page was uploaded by Lorena Canet Juric on 12 December 2016.
Coordinación general:
Dra. Lorena Canet Juric
Dra. María Laura Andrés
Comité Organizador:
Est. Florencia Bulog
Dra. María Richard´s
Dra. Florencia Stelzer
Dra. Ana García Coni
Lic. Eliana Zamora
Lic. Santiago Vernucci
Lic. Yesica Aydmune
Lic. Juan Galli
Est. Corel Mateo Canedo
Docente Carolina Rodriguez
5
A modo de Prólogo
Dra. María Laura Andrés Dra. Lorena Canet Juric Dra. María M. Richard´s
([email protected] ) ([email protected]) ([email protected])
6
Lorena Canet-Juric
Dra. en Psicología y Mg. en Psicología Cognitiva y Aprendizaje por FLACSO-
Universidad Autónoma de Madrid (título en trámite). Investigadora de Conicet.
Docente de Psicología Cognitiva de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Posee
numerosas publicaciones en temas vinculados al aprendizaje y las Funciones Ejecutivas.
Ha coordinado y/o participado en numerosas actividades de extensión destinadas a
docentes y a padres entre las que se encuentran: la primera edición de estas Jornadas:
Pienso, siento y actúo: herramientas para facilitar la autorregulación en el ámbito preescolar
(2014), las Segundas Jornadas de Autorregulación. Parar, Pensar y Actuar. Herramientas
para la escuela primaria (2015) y otras jornadas destinadas al mismo público: - Control
cognitivo y Regulación emocional en niños en edad escolar: Actividades con padres y
maestros para promover su desarrollo (2014); - Atención e Inhibición cognitiva y emocional
en el aula: evaluación y entrenamiento escolar (2013). También ha sido docente de
Posgrado de la UNMP. Su tema de investigación actual es explorar las relaciones entre
diversas herramientas de autorregulación (memoria de trabajo e inhibición) y su
vinculación con el autocontrol en los niños.
María M. Richard’s
Dra. en Psicología (UNSL). Investigadora Adjunta CONICET. Docente de Grado y
Postgrado de la Facultad de Psicología, UNMP. Ha realizado varias estancias en el
7
Marianela López
Maestra de Grado. Estudiante de la carrera universitaria de “Bibliotecaria escolar” y
“ProFEorado en letras”. Coordinadora de diversos talleres destinados a la promoción de
la lectura entre ellos: “Taller de Literatura Mdp”, “A descubrir el maravilloso mundo de
los libros” en la Librería Sibeluis; talleres de promoción la Casa Museo “Alberto
Bruzzone”. Realizadora de jornadas de lectura en distintas instituciones educativas de
la ciudad, algunas de ellas en el marco del Proyecto “Faro Lector” de la Fundación Faro
Austral y del Programa de Alfabetización de la Municipalidad del Partido de General
Pueyrredón. En conjunto con la Librería Polo Norte (Mar del Plata), desarrolla las
actividades de fomento a la lectura con el proyecto “Polo de Lectura” destinado a
instituciones educativas de nivel inicial, primario y secundario. Mediadora de lectura en
el Programa “Vení que te cuento” año 2014, organizado por la Dirección de Cultura y
Educación de la Provincia de Buenos Aries. También ha presentado a reconocidos
autores e ilustradores del ámbito local y nacional tanto en la Librería Polo Norte de la
ciudad de Mar del Plata, como en las Ferias del Libro de la misma localidad (Laura
Ávila, Diego Rojas y Mariano Martín, Carolina Tosi, Poly Bernatene, María Laura
Dedé, Sol Silvestre, Hernán “Cucho” Cuño y Margarita Mainé. Autores locales: María
Cristina Galli, Lorena D’Ercole, Gabriela Diego y Claudio Garbolino). Ha recibido el
Premio Nacional y Latinoamericano La Hormiguita Viajera 2013 a “Creación LIJ”,
otorgado por la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular Madre Teresa, Virrey del
Pino, Partido de La Matanza, Provincia de Buenos Aires.
8
Bibiana A. Martínez
Lic. en Psicología. Terapeuta familiar, con formación sistémica y cognitivo-conductual.
Admisora y coordinadora del servicio de psicopatología infanto-juvenil de OSDE Mar
del Plata (2004 a 2015). Docente a cargo del seminario de pregrado "Diagnóstico y
tratamiento de los problemas de conducta- ámbitos educacional y clínica (2009 a 2014)
y del seminario "Una modalidad de inclusión de la familia en el diagnóstico y
tratamiento de los problemas escolares" (2004 a 2006). Se ha desempeñado en múltiples
capacitaciones a docentes entre las que se destacan: Docente a cargo de cursos de
capacitación destinados a docentes y proFEionales afines en el Instituto Superior
Docente de la Municipalidad de General Pueyrredón (ISPAC); en la Dirección Nacional
de Escuelas de la Provincia de Bs. As. (DNE) y diferentes escuelas de ámbito público y
privado acerca de las siguientes temáticas: problemas de conducta en las aulas,
problemas de aprendizaje, resolución de conflictos entre pares y el fenómeno bullying.
Integrante del Centro de Investigación en Procesos Básicos, Metodología y Educación
de la Facultad de Psicología, UNMP, con participación en los proyectos de investigación
"El desarrollo de las funciones ejecutivas, la atención y el aprendizaje de la lectura" y
"Perfiles psicológicos y académicos de estudiantes universitarios".
Florencia Stelzer
Dra. en Psicología. Lic. en Psicología. Becaria Post doctoral CONICET. Nombre del
proyecto de investigación: “Desempeño y aprendizaje de la matemática en niños. Sus
relaciones con la inteligencia fluida y la memoria de trabajo”. Posee numerosos artículos
en temáticas vinculadas al aprendizaje como: procesamiento numérico, contribución de
las funciones ejecutivas al desempeño matemático, modelos de desarrollo,
entrenamiento cognitivo en memoria de trabajo, etc. Ha participado en calidad de
expositor en la primera edición de las Jornadas.
Verónica Piorno
Lic. en Psicología. Máster en Terapia de Conducta. Especialista en Terapia Dialéctica
Comportamental y Cs. Contextuales. Docente de la cátedra Instrumentos de
Exploración Psicológica. Integrante de diversos proyectos de investigación. Posee una
amplia experiencia el ámbito clínico.
Yésica Aydmune
Lic. en Psicología. Becaria Doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas (CONICET), lugar de trabajo Centro de Investigación en Metodología,
Educación y Procesos Básicos (CIMEPB), Facultad de Psicología, Universidad
Nacional de Mar del Plata.
9
Eliana Zamora
Lic. en Psicología. Becaria Doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas (CONICET). Integrante del Instituto de Psicología Básica, Aplicada y
Tecnología (IPSIBAT). Docente en la cátedra de Psicología Cognitiva en la Facultad de
Psicología, Universidad Nacional de Mar del Plata. Tema de investigación y doctorado:
El rol del control inhibitorio en los pensamientos rumiativos, la inquietud motora y la
distractibilidad en niños de 8 a 12 años de edad.
Santiago Vernucci
Lic. en Psicología. Becario Doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas (CONICET). Integrante del Instituto de Psicología Básica, Aplicada y
Tecnología (IPSIBAT, UNMDP-CONICET). Tema de trabajo: entrenamiento de la
memoria de trabajo en niños de edad escolar.
Florencia Bortolotto
Lic. en Psicología. Docente de la UNMDP en la cátedra de Psicología Laboral.
Adscripta a grupo de investigación de psicología cognitiva. Posee amplia experiencia en
psicología Clínica y Organizacional.
10
ÍNDICE
Introducción
Desde la década de los noventa estamos siendo testigos de un inusitado crecimiento
de los programas y proyectos de investigación en el campo de las llamadas
neurociencias. A su vez, el estudio del cerebro y los procesos mentales es, en la
actualidad, uno de los tópicos que despierta mayor interés entre el público en general, lo
que se ve reflejado en la creciente expansión de “lo neuro” en los medios de
comunicación y en los libros de quienes se dedican a la comunicación pública de la
ciencia. Ante esta situación, algunos autores encienden una luz de alarma señalando que
se está construyendo una verdadera “neurocultura” y que se está atravesando un
procesos de “encefalización” de la mente y del ser humano, muchas veces en base a la
tesis extrema: “yo soy mi cerebro” (Battro, 2011).
En este contexto, la situación de los docentes y otras personas vinculadas al campo
de la educación no representa una excepción, sino que se verifica un creciente interés
entre los mismos por el conocimiento y aplicación de resultados de investigaciones
neurocientíficas en su práctica educativa, a la vez que crece y se complejiza el cuerpo de
investigaciones en neurociencias que busca acercarse a las problemáticas propias de las
relaciones de enseñanza-aprendizaje (Dekker, Lee, Howard-Jones, y Jolles, 2012). En
otras palabras, en los últimos años se ha producido un crecimiento en los esfuerzos
interdisciplinarios por conectar los conocimientos sobre el funcionamiento cerebral y los
procesos mentales con el desarrollo de estrategias pedagógicas y herramientas para
trabajar en el aula.
Las articulaciones entre las neurociencias y la educación han dado lugar a la
emergencia de un campo interdisciplinario de investigaciones acerca de la enseñanza y el
aprendizaje. Esta nueva forma de acercarse a la educación con el auxilio de las ciencias
del cerebro se ha dado en llamar neuroeducación, neurociencias educacionales, o mente
cerebro y educación, y actualmente ha alcanzado un alto nivel de desarrollo,
evidenciado en un crecimiento exponencial de las publicaciones sobre el tema y en la
creación de programas específicos de formación por parte de universidades y
fundaciones en todo el mundo (Lipina y Sigman, 2011). Muchos investigadores y
docentes son optimistas y confían en que los fascinantes avances tecnológicos, como las
12
por ejemplo, las áreas cerebrales implicadas en los procesos de lectura, sin duda que
tienen un gran conocimiento respecto a las técnicas de enseñanza de la lectura, los
límites de las mismas, los problemas habituales que se presentan al momento de enseñar
a leer, qué otros factores (por ejemplo, motivacionales) son importantes considerar, etc.
Las diferencias señaladas entre las disciplinas que participan del campo de la
neuroeducación se hacen evidentes en los problemas de comunicación que se presentan
entre investigadores básicos y los docentes. De hecho, debido a la popularidad ganada
por las neurociencias y su influencia en los contextos escolares, un investigador de
referencia sobre temas de neurociencias y educación, Paul Howard-Jones (2011),
advierte:
docente. Por último, entre los docentes latinoamericanos que participaron del estudio de
Gleichgerrcht et al. (2015) el 90,5% coincidió en la importancia de considerar dichos
“estilos” para mejorar el aprendizaje de los alumnos (con un 85,8% entre los docentes
argentinos).
La noción de que las diferencias individuales que se observan entre los estudiantes se
deben, en parte, a que cuentan con diferentes estilos de aprendizaje y que se puede
mejorar el aprendizaje de los mismos si se atiende a dichos estilos, es una idea atractiva
a juzgar por el número de modelos de estilos de aprendizaje que se han desarrollado:
hasta el año 2011 se habían contabilizado más de 170 modelos (Geake, 2011). Uno de los
más influyentes en el campo educativo es el modelo VAK, un modelo de estilos de
aprendizaje basado en las modalidades sensoriales: la visual, la auditiva y la cinestésica.
La idea básica es que los niños pueden ser evaluados con el fin de determinar qué estilo
predomina en su aprendizaje, para luego adaptar las estrategias educativas de acuerdo a
ello. Así, por ejemplo, los “niños visuales” se beneficiarían con un mayor uso de
diagramas, cuadros, imágenes y videos por parte de sus docentes. Y no es difícil pensar
algunas recomendaciones que estos programas brindan para los “niños auditivos” o
aquellos “cinestésicos”. Como señala Geak (2008), se ha llegado al punto en que algunas
escuelas identifican a sus alumnos con remeras adornadas con una V, una A o una K (tal
vez porque las supuestas diferencias entre ellos no son tan fácilmente identificables en el
aula).
No obstante, existe un cúmulo de evidencias acerca de por qué este tipo de
recomendaciones no tienen suficiente sustento científico. Si bien es cierto que diferentes
regiones del cerebro son importantes para el procesamiento de información visual,
auditiva y cinestésica, no es menos cierto que dichas áreas se encuentran estrechamente
interconectadas y que el resultado final depende de la integración de la información
proveniente de las diferentes modalidades sensoriales. Algunos autores, como Geake
(2008) señalan que lo más grave de la situación es que centrarse en un solo estilo de
aprendizaje o modalidad sensorial significa burlarse de la conectividad natural del
cerebro.
Por otro lado, diversos estudios que se han llevado a cabo con el objetivo de poner a
prueba la hipótesis de que los alumnos aprenden mejor cuando se tiene en cuenta su
estilo de aprendizaje (VAK) no han reportado resultados positivos. En otras palabras,
los estudios al respecto indican que las personas no aprenden más ni procesan mejor la
información cuando se les enseña en función de su estilo de aprendizaje preferido
(Pashler, McDaniel, Rohrer, y Bjork, 2008; Kratzig y Arbuthnott, 2006). Al analizar los
resultados, los autores sostienen que en lugar de focalizarse en los supuestos estilos de
aprendizaje propios de cada alumno, se debería trabaja en pos de promover el desarrollo
de diversas habilidades y estrategias de aprendizaje de las que el niño pueda hacer uso
en diferentes situaciones y contextos.
17
deprivados muestran una menor creación de sinapsis y un peor rendimiento que los
criados en ambientes “normales”. En esta línea, Bruer (1997) señala que cualquier
ambiente donde se presenten estímulos y actividades novedosas puede ser considerado
“enriquecido” y servir a los fines de promover el desarrollo cerebral así como las
habilidades cognitivas, tanto en niños como en adultos. Lo importante de las
investigaciones sobre la influencia del ambiente en el desarrollo infantil es que destacan
que hay un determinado umbral por debajo del cual el nivel de deprivación ambiental es
perjudicial para el desarrollo neurocognitivo del niño (Rutter y O’Connor, 2004). Tal y
como señala Bruer (1997), aunque intrigante, la idea de los ambientes enriquecidos no
ofrece ningún consejo o recomendación a los docentes más que “no prive a los
estudiantes de experiencias novedosas”.
Comentarios finales
No quedan dudas de que el campo de la neuroeducación y las investigaciones de
carácter neuroeducativo han llegado a las aulas para quedarse. Sin embargo, no basta
con anteponer el prefijo neuro a otra palabra para iniciar un nuevo campo de estudio
(Battro, 2011). Si se pretende que la neuroeducación no sea meramente un “neuro-
término” más, sino que se constituya como una disciplina consolidada, es necesario un
verdadero trabajo mancomunado entre quienes realizan investigaciones de laboratorio y
quienes trabajan diariamente con los niños en las aulas. Para que se formulen las
preguntas adecuadas y se encuentren las mejores respuestas posibles, tanto los
problemas como los métodos de investigación deben ser desarrollados en forma conjunta
entre neurocientíficos, psicólogos y educadores en contextos genuinos de diálogo y
colaboración (Sigman y Lipina, 2011). Hasta tanto los docentes y otros proFEionales
vinculados a la educación no comiencen a participar activamente de los proyectos de
investigación aportando, principalmente, las preguntas relevantes y las cuestiones que
despiertan su interés, las implicaciones de las investigaciones neurocientíficas en
educación van a ser decepcionantemente limitadas, fragmentadas e, incluso, irrelevantes
(Geake, 2008).
Por otro lado, hay que llamar la atención sobre la tendencia reciente de poner “lo
neuro” en el centro de la escena cuando se habla de los problemas de enseñanza y
aprendizaje, como si se tuviera la ilusión de que las neurociencias van a aportar a la
educación algunas soluciones mágicas basadas en imágenes coloreadas del cerebro y
difíciles términos neuroanatómicos. A través del análisis de algunos neuromitos hemos
comprendido cómo algunas de estas soluciones mágicas que se presentan como basadas
en el cerebro y prometen mejorar el aprendizaje de los niños, no son muchas veces más
que aplicaciones educativas de carácter especulativo (Szücs y Goswami, 2007). Se
necesitan mayores esfuerzos interdisciplinarios entre las neurociencias y la educación, a
los fines de ayudar a identificar y hacer frente a los malentendidos que puedan surgir, y
19
a desarrollar conceptos e ideas que sean tanto válidas científicamente como relevantes
para el ámbito escolar (Howard Jones, 2014).
Un último aspecto importante a considerar es que aquellos investigadores que
trabajan con problemas de carácter neuroeducativo, así como los interesados en la
aplicación práctica de sus resultados, deben ser cautelosos y evitar caer en
reduccionismos. Citando a Battro (2011): “una neuroeducación bien entendida debe ser
conciente de sus propios límites y nunca pedir a sus instrumentos materiales y
conceptuales más de lo que puedan rendir” (p. 40). Hay que celebrar el hecho de que los
investigadores en neurociencias se ocupen de la realidad educativa, sin embargo hay que
evitar imperiosamente caer en el error de atribuir a sólo un órgano aislado del cuerpo
humano, el cerebro, funciones que sólo se realizan en un cuerpo real y en una persona
situada en una determinada cultura y un determinado contexto social, atravesada por
una historia de sucesos y de relaciones, con intereses, motivaciones y con un
sorprendente caudal de conocimientos previos.
Referencias
Battro, A. M. (2011) Neuroeducación: el cerebro en la escuela. En S. Lipina y M. Sigman
(Eds.) La pizarra de Babel. Puentes entre neurociencia, psicología y educación. (pp.
25-70). Buenos Aires: Libros del Zorzal.
Bruer, J. T. (1997). Education and the brain: a bridge too far. Educational Research, 26,
4–16
Dekker, S., Lee, N. C., Howard-Jones, P., y Jolles, J. (2012). Neuromyths in education:
Prevalence and predictors of misconceptions among teachers. Frontiers in
Psychology, 3, http://dx.doi.org/10.3389/fpsyg.2012.00429
Geake, J. (2011) Conectividad neural y creatividad intelectual: acerca de dotados,
savants y estilos de aprendizaje. En S. Lipina y M. Sigman (Eds.) La pizarra de
Babel. Puentes entre neurociencia, psicología y educación. (pp. 195-210). Buenos
Aires,: Libros del Zorzal.
Geake, J. (2008) Neuromythologies in education. Educactional Research, 50, (2), 123-
133.
Greenough, W.T., Black, J.E. Wallace, C.S. (1987). Experience and brain development.
Child Development, 58 , 539– 559
Hellige, J.B. (2000). All the king’s horses and all the king’s men: Putting the brain back
together again. Brain and Cognition, 42,7–9.
Howard-Jones, P. A. (2014). Neuroscience and education: Myths and messages. Nature
Reviews Neuroscience, 15, 817–824
Howard-Jones, P. A. (2011). Problemas en la integración neurociencia-educación:
acercamiento a la investigación neuroeducaciónal. En S. Lipina y M. Sigman
(Eds.) La pizarra de Babel. Puentes entre neurociencia, psicología y educación. (pp.
20
Introducción
Durante la etapa escolar se producen cambios críticos en el desarrollo cognitivo que
se asocian a cambios importantes en las habilidades de autorregulación cognitiva,
comportamental y emocional. Las habilidades de autorregulación resultan críticas para
tanto para el desarrollo infantil como para el desempeño escolar (Graziano, Reavis,
Keane, y Calkins, 2007), el bienestar subjetivo (Ehrenreich-May, Kennedy, y Remmes,
2015) y la competencia social (Rubin, Coplan, Fox, y Calkins, 1995).
A su vez, la salud mental y el bienestar son esenciales para el aprendizaje y la vida.
Los niños con habilidades emocionales e interpersonales están mejor equipados para
afrontar los desafíos de la vida y contribuir productivamente con sus familias, amigos y
sociedad en formas acordes a su edad. Además, contar con un paquete de herramientas
para desenvolverse en su ambiente les provee una base sólida para manejar mejor la
transición de la adolescencia a la adultez, para comprometerse en su educación y realizar
una contribución a la sociedad. En este sentido, la escuela no se trata solamente de
adquirir habilidades como la lectura, la escritura y la matemática; sino que también se
trata de hacer amigos, aprender a trabajar con otros y saber cómo hacerse
progresivamente responsable de uno mismo.
Conocedores de la importancia de estas habilidades, que históricamente han quedado
al margen de los contenidos a ser transmitidos por el docente, en diferentes lugares del
mundo se han desarrollado diversos programas que buscan entrenar o trabajar
habilidades de autorregulación. Esto es así debido a que las instituciones escolares son
conscientes de la importancia de estos procesos y conscientes de que los aspectos
comportamentales, emocionales y sociales se ponen en juego en el dispositivo escolar. El
docente sabe o intuye que una gran parte de este contenido se juega en sus evaluaciones.
Justamente para contrastar esto es que se realizó una experiencia cuyo objetivo fue
describir el panorama actual de estas habilidades, a través del envío de una encuesta a
los docentes que asistieron a las III Jornadas de Autorregulación, por medio de un
formato de cuestionario online. Se presentaron cuatro viñetas ficticias en donde se
describía a cuatro niños con diferentes desempeños en lectura añadiendo información
sobre su comportamiento. La tarea de los participantes de esta encuesta era calificar con
22
Que reflexión nos merece esto, ¿está mal que el docente evalúe además de desempeño
escolar, comportamiento o conducta?
Sin duda alguna, el niño asiste en su totalidad a la escuela y su comportamiento y
forma de ser acompaña todo su aprendizaje, pero es nuestra obligación como educadores
brindar herramientas para todas aquellas cosas que evaluamos. Pues si vamos a evaluar
comportamiento, hagámoslo, pero también brindemos andamiajes para que el niño
alcance lo mejor de sí mismo en este terreno también. Los invitamos a recalificar a los
niños de las viñetas teniendo en cuenta esta reflexión.
Tabla 2.
Características de programas para trabajar habilidades sociales y emocionales –SEL-
Esos increíbles -Desarrollo socio- El programa se Es un plan de trabajo de tres pilares: Carolyn Webster- http://incredibley http://incredibleyears.co
años (The emocional puede comprar niños, maestros y padres. El programa de Stratton ears.com/ m/category/research-
Incredible entero en la entrenamiento para chicos (denominado library/program-
Years Series) web, como “dinosaurio”) se focaliza en desarrollar research-library/all-
módulos su herramientas para reconocer y entender program-research-
costo se realiza emociones, resolver problemas, manejar la library/
por única vez, ira y desarrollar y mantener relaciones Acceso a todas las
se realizan interpersonales. Está diseñado para niños publicaciones sobre
seguimientos de 3 a 8 años (60 lecciones). Se trabaja resultados del
del programa. sobre aprendizaje de conceptos y prácticas programa, en algunos de
de habilidades. Los padres son miembros estos se brinda la
activos del programa. El entrenamiento a perspectiva teórica del
los docentes consiste en brindarles formas programa y algunas
de resolución proactivas de problemas. Se herramientas.
enfatiza la importancia de construir http://incredibleyears.co
relaciones positivas con los niños. m/for-
researchers/measures/
Esta parte contiene las
medidas de efectividad
del programa, el Wally
test para niños y niñas
esta en español, posee
las formas correctas de
resolver las tareas y es
un buen insumo para
trabajar sobre la
resolución de problemas
interpersonales.
*Esta síntesis se realizó con apoyo en la guía online de evaluación de programas de regulación emocional provista en la web de CASEL que es una
organización que evalúa los programas de aprendizaje socio-emocional disponibles en Estados Unidos y elabora un ranking con determinados criterios de
efectividad (http://www.casel.org/preschool-and-elementary-edition-casel-guide). También se tomaron datos de Merrell y Gueldner (2010).
27
por lo que las temáticas tratadas en módulos anteriores suelen ser prerrequisitos de estas.
Por último, sabiéndolo un contenido profundo que requiere mentalidad de cambio,
autocontrol, regulación emocional y habilidades sociales, el trabajo sobre el bienestar y
felicidad se dejó para el final.
Para ilustrar esto tomemos la metáfora de manejar el elefante, que tan
maravillosamente aparece en el libro “Aprendiendo a conducir elefantes. Enseñar felicidad
y bienestar en escuelas” de Ian Morris (Learing to ride elephants. Teaching Happiness and
well-being in schools). El éxito en el manejo de un elefante requiere una armoniosa relación
entre el animal y su conductor. Para hacer que un elefante vaya hacia donde deseamos que
vaya, uno no solo necesita saber hacia dónde ir sino también entender el elefante y todos
los aspectos de su comportamiento que podrían ocasionar el fracaso del viaje.
Esta analogía es una metáfora sobre el ser humano. El conductor, el menor elemento de
esta fórmula que está destinado a controlar todo, representa a la conciencia, el control, la
autorregulación del comportamiento, la cognición y la emoción. El elefante, el mayor
elemento, es todo lo demás, son las fuerzas que el conductor debe controlar. Enseñar
felicidad es justamente tratar de lograr la armonía entre elefante y conductor. Por lo que el
paso previo es conocer en profundidad el elefante, las cosas que lo accionan, lo motivan, lo
interpelan, así como conocer cuáles son los recursos y habilidades con los que cuenta para
lograr esto, es decir, trabajar sobre el conductor.
Hacia ese lugar se dirige el programa PAS. Este programa se empezó a implementar
simultáneamente en niños de cuarto, quinto y sexto grado en su conjunto. Los niños
asisten durante tres años el programa, teniendo por año aproximadamente 40 encuentros.
Está pensado para funcionar con la totalidad del curso, pero es preferible trabajar en
grupos de 15 niños. Al durar tres años se calcula que el niño atravesará en total por 120
situaciones de aprendizaje de habilidades. Las características que tiene es que puede ser
aplicado tanto por el docente de grado, como por un docente de otra área curricular
(proFEor de teatro, de educación física, etc.).
A continuación se presenta de manera esquemática el diseño y los contenidos de cada
unidad temática trabajada en el programa.
Medibles: deben ser claros, para luego poder ver cuánto has alcanzado.
Alcanzables: pequeños y fáciles de alcanzar en el corto tiempo.
Realistas: no pueden ser deseos que estén muy lejos tuyo, cosas como por ejemplo:
“siempre” pueden no realizarse nunca.
Tiempo: debe estipularse el tiempo en el que estimas que se logrará la meta.
Específicos: las metas deben ser específicas de forma que respondan a seis preguntas:
quien, que, donde, cuando, como y porque
Una vez establecidas las características, el niño trabaja sobre el establecimiento de sus
propias metas, las cuales son dichas al resto de la clase, el operador-docente ayuda al niño
a través de feedbacks a pensar cuales metas son de MARTE y cuáles no.
El resto de los encuentros se trabaja desde el dispositivo DROP (traducción de WOOP-
wish-outcome-obstacle-plan), para poder contrastar la meta con un obstáculo, guiando al
niño al último paso de esta unidad que es expresar un plan en términos SI (OBSTÁCULO)
30
Comentarios finales
Ahora sí, retomemos el tema de las evaluaciones a los niños, si brindamos
oportunidades educativas en relación a estas temáticas y le proporcionamos al niño
herramientas como en el resto de los contenidos escolares, entonces sí podemos pensar en la
evaluación de las mismas.
Nota: El programa en cuestión es una experiencia piloto, nuestro interés es que iniciativas parecidas se
empiecen a aplicar en nuestra ciudad y en el país. Si tu escuela tiene o aplica algún programa de este tipo, o
si estás interesado en aplicar este programa en tu escuela, no dudes en comunicarte con nosotros al mail:
[email protected] poniendo como asunto "Programa aprendizaje socio emocional".
Referencias
Bakracevic Vukman, K., y Licardo, M. (2010). How cognitive, metacognitive,
motivational and emotional self-regulation influence school performance in
adolescence and early adulthood. Educational Studies, 36(3), 259-268.
CASEL. (2003). Safe and sound: An educational leaders’ guide to evidence-based social
and emotional learning (SEL) programs. Recuperado en agosto de 2016,
dehttp://indiana.edu/~pbisin/pdf/Safe_and_Sound.pdf.
Davis, E. L., Levine, L. J., Lench, H. C., y Quas, J. A. (2010). Metacognitive
emotion regulation strategies: Children’s awareness that changing thoughts and
goals can alleviate negative emotions. Emotion, 10, 498–510.
Doran, G. T. (1981). There's a S.M.A.R.T. way to write management's goals and
objectives. Management Review. AMA FORUM, 70(11), 35–36.
Ehrenreich-May, J., Kennedy, S. M., y Remmes, C. S. (2015). Emotion regulation
interventions and childhood depression. En C. Timothy (Ed.), Self-regulated
learning interventions with at risk youth: Enhancing adaptability, performance,and
31
“Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años
fue a decir no cuando es no”.
Gabriel García Márquez
Introducción
“La puesta de límites” en las escuelas genera interrogantes sobre situaciones y
conflictos que se generan a diario: ¿qué implica por parte del docente?, ¿cómo saber
interactuar de manera permanente con los diferentes actores sociales: alumnos, directivos,
maestros de otras áreas, padres y los propios niños? Es de suma importancia entender que
la escuela será la que otorgue el “marco de referencia” o “cultura organizacional” donde se
desplegarán todos estos vínculos e interacciones tan diversas. Muchos docentes se sienten
preparados para enseñar contenidos académicos a los niños, pero no para enseñarles a
comportarse de manera adecuada, poner límites y hacer de la clase espacio para motivar al
alumno. Este capítulo abordará el tema de la puesta de límites desde la importancia de
conocer la cultura organizacional y de desarrollar capacidades de inteligencia emocional y
asertividad. Conocer la cultura organizacional y desarrollar estas capacidades permite
establecer negociaciones más fructíferas que colaboran en la construcción de culturas
organizacionales más saludables y esto reobra positivamente a la hora de establecer
límites. Finalmente, se destacan en este proceso la importancia de establecer hábitos y
rutinas en el trabajo escolar así como definir normas o reglas del aula para enmarcar la
actividad cotidiana.
Ser capaces de conectar con sus emociones, manejarlas de manera inteligente y ser
asertivos a la hora de resolver conflictos con los alumnos u otros adultos les provee a los
docentes una ventaja para desarrollar dichas capacidades.
Inteligencia Emocional
La inteligencia emocional es el uso inteligente de las emociones. Es una capacidad que
permite poner al nuestro servicio lo que sentimos, es decir, para utilizarlo a nuestro favor
(Extremera y Fernández-Barrocal, 2003). Una clave para ser más inteligentes
emocionalmente implica “planificar” lo que vamos a hacer o a decir, para que nuestras
acciones dejen de ser impulsivas y podamos tener control de nuestro enfado, o hacer que
nuestras críticas sean constructivas en vez de destructivas.
Hay muchas situaciones en el aula o frente a otros adultos (padres, directivos) que generan
sentimientos negativos (ansiedad, enojo, ira, frustración). ¿Qué se puede hacer frente a
ello? En primer lugar, no es aconsejable suprimir ni reprimir la emoción, sino más bien
detenerse y ponerse en contacto con ella: ¿me siento enojada por que un alumno siempre
está interrumpiendo la clase?, ¿me genera ansiedad que la directora me haya llamado la
atención?. Conocer y poder poner en palabras lo que sentimos es el primer paso para un
comportamiento inteligente. En segundo lugar, se recomienda intentar comprender por
qué lo siento, darle sentido a lo que ocurre. En tercer lugar, buscar soluciones, tomar
decisiones y ponerlas en acción. Todo esto ayuda a regular mis emociones, a entender que
muchas cosas no son tan graves y que hay posibilidades de acción. Dedicar tiempo a
pensar acerca de ciertas situaciones, permite que nuestro comportamiento sea más
acertado y evita conflictos. Por el contrario, no detenerme en ello, puede generar un
comportamiento más impulsivo y con resultados negativos como pueden ser: mostrar ira
frente al alumno que no hace caso y presentarme como un docente fuera de control; sentir
tristeza y pensar que no merezco el trabajo frente a una crítica constructiva de la directora
lo que me predispone negativamente para la labor docente, etc.
Asertividad
Muchas veces intentamos decirle a un alumno o compañero de trabajo lo equivocado
que está respecto de algo. Sin embargo, lo que debemos preguntarnos muchas veces es si
este deseo no responde más bien a un objetivo emocional que a una verdadera solución a
un problema. La asertividad es la capacidad de negociar de una manera exitosa con
nuestro entorno, siendo más coherentes con los propios objetivos (Gaeta Gonzalez y
Galvanovskis Kasparane, 2009). Implica hacerse cargo de cómo nos sentimos frente a
determinada situación, para luego, buscar el momento indicado para plantearlo y
34
establecer nuevos acuerdos. Con los objetivos claros es más fácil controlar nuestros estados
de ánimo y comportamientos.
¿Por qué son importantes los hábitos y las rutinas en el establecimiento de límites?
Algunos hábitos de gran importancia dentro del aula son: los tiempos estipulados para
hacer las tareas, levantarse de la silla, jugar, hacer silencio, ordenar los útiles, levantar la
mano, etc. Trabajando con firmeza y paciencia estas rutinas, se permitirá que los niños
vayan teniendo mayor capacidad de concentración y menor dificultad para pasar de una
actividad a la otra. Por otro lado, los hábitos generan una gran disminución en la
ansiedad del niño. La generación de hábitos es un proceso que requiere la colaboración de
los padres y los maestros. Para ello es importante tener en claro cuáles son los hábitos que
35
se quieren construir y saber si son acordes a la edad del niño. Es fundamental no ser
demasiado exigente y ser constante en la práctica del mismo. Siempre debo mostrarle de
manera práctica cómo se lleva a cabo el hábito, hasta que lo puedan repetir (es muy útil
desglosarlo en pequeños pasos para su mejor comprensión).
La importancia de felicitar
Felicitar a los alumnos cuando logran poner en práctica los comportamientos deseados,
es la parte fundamental y el estímulo que necesita el niño para repetirlo; todo
comportamiento que es reforzado positivamente y genere satisfacción en el alumno,
tenderá a repetirse. Es importante transmitirles los beneficios de adquirir algún
comportamiento (el sentido del mismo) y sobre todo ser coherentes (enseñar con el
ejemplo).
¿Por qué son importantes las normas del aula en el establecimiento de los límites?
Las normas o reglas de convivencia son un conjunto de conductas deseables dentro del
aula. Son importantes debido a que su objetivo último es garantizar el aprendizaje en el
mejor clima de trabajo y respeto posible (Phelan y Schonour, 2004). Estas normas deben
ser explícitas. Los trabajos de investigación sobre gestión del aprendizaje dentro del aula
sugieren que explicitarlas de manera clara y concisa favorece su conocimiento,
cumplimiento y disposición a aceptar consecuencias en el caso de no seguirlas. Por otro
lado, también se recomienda que sean elaboradas en conjunto entre el docente y los
alumnos. Es recomendable que los niños participen en su elaboración, ya que estarán más
dispuestos a cumplirlas si formaron parte en el proceso de dictarlas y a aceptar
consecuencias en el caso de no seguirlas (Phelan y Schonour, 2004).
Estas características favorecen en los alumnos la autonomía permitiendo a los alumnos
decidir qué es lo correcto, ayudan a comprender la relación entre acciones y consecuencias
y favorecen el sentido de grupalidad y pertenencia (Phelan y Schonour, 2004).
37
Comentarios finales
Finalmente y a modo de cierre destacamos la labor de la persona del docente, en el
contexto escolar, su accionar en el complejo entramado educativo, la cual excede el espacio
áulico y el proceso de enseñanza y el proceso de aprendizaje de cada alumno; es mucho
mas. Es vincularse afectivamente con sus alumnos, sus historias, sus familias para poder
establecer un puente que favorezca la adquisición de nuevos aprendizajes, de nuevas
capacidades y nuevos recursos.
Implica también un ámbito laboral donde responder a las demandas de superiores
inmediatos, y trabajar cooperativamente con pares.
Por esto vale nuestro reconocimiento y apoyo a tan intensa y loable tarea.
Referencias
Bunge, G., Gomar, M., y Mandil, J. (2008). Terapia cognitiva con niños y adolescentes
aportes técnicos. Buenos Aires: Akadia.
38
Marianela López
Introducción
El presente trabajo iniciará con los siguientes interrogantes: ¿por qué es importante la
experiencia de la lectura en la escuela?, ¿por qué la elección del cuento “El día que los
crayones renunciaron”?, ¿por qué la escuela puede ser la “gran ocasión”?, y por último,
¿qué recorrido lector puede ofrecer el maestro (como mediador) a sus alumnos vinculado
con la autorregulación1?
Como plantea el autor Jorge Larrosa “la experiencia, la posibilidad de que algo nos
pase, o nos acontezca, o nos llegue, requiere un gesto de interrupción, un gesto que es casi
imposible en los tiempos que corren: requiere pararse a pensar, pararse a mirar, pararse a
escuchar, pensar más despacio, mirar más despacio y escuchar más despacio, pararse a
sentir, sentir más despacio, demorarse en los detalles, suspender la opinión, suspender el
juicio, suspender la voluntad, suspender el automatismo de la acción, cultivar la atención
y la delicadeza, abrir los ojos y los oídos, charlar sobre lo que nos pasa, aprender la
lentitud, escuchar a los demás, cultivar el arte del encuentro, callar mucho, tener
paciencia, darse tiempo y espacio”.
Por eso para poder transitar esta experiencia se ha seleccionado el cuento El día que los
crayones renunciaron porque se considera que servirá para crear la escena de lectura. Esta
historia se compartirá a través de la lectura en voz alta porque como expresa el boletín
Sugerencias para una lectura en voz alta elaborado por el Plan Nacional de Lectura “una
lectura en voz alta bien trabajada ocurre cuando quien la realiza escucha a quien escribe,
ve lo que cuenta y se escucha a sí mismo a medida que hace suya la historia que está
descubriendo”. Esta historia tiene como protagonistas a los crayones y a su dueño
Duncan. Éste encuentra un manojo de cartas en su mochila donde los crayones expresan
sus sentimientos. A lo largo del texto, el lector podrá observar la carta de cada uno de los
colores que en su mayoría expresan su malestar por el uso que su dueño hace de ellos. Por
ejemplo, el crayón negro no está conforme con dibujar solo los contornos o el crayón rosa
está triste porque los niños lo toman por un color de niñas. Como comenta Pablo Reyna
(reseñó el libro para la Revista Babar), se observa que hay una “buena fusión” en el
trabajo realizado por el escritor Drew Daywalt y por el ilustrador Oliver Jeffers.
Asimismo, debe valorarse el trabajo de traducción llevado adelante por Silvia Figueroa
1“Se refiere a cómo una persona ejerce control sobre sus propias respuestas para perseguir metas y vivir de
acuerdo con normas. Estas respuestas incluyen pensamientos, emociones, impulsos, actuaciones, y otros
comportamientos. Las normas incluyen ideales, criterios morales, normas, objetivos de actuación, y las
expectativas de otras personas”. Consultado el martes 12 de julio de 2016 en:
http://www.movilizacioneducativa.net/
40
“quien ha sabido trasladar a nuestro idioma la espontaneidad y el humor del texto”. Por
último, puede afirmarse que el mismo “logra dibujar sonrisas para lectores de todas las
edades y suscita además un efecto mágico: el de mirar nuestros útiles de trabajo y
preguntarnos: ¿en qué estarán pensando?”.
Libros recomendados
Se propone un “recorrido lector” en donde las historias tienen un fuerte vínculo con el
concepto de autorregulación emocional.
1) “¡Qué niño más lento!”. Autora: Lucía Serrano. Editorial: FCE.
2) Para cuidarte mejor. Autora: Ximena García. Editorial: Uranito.
3) La criatura gigante de la laguna horripilante. Autora: Adela Basch. Ilustraciones:
Alejandro O´Kif. Colección: Letras Animadas. Editorial: Riderchail.
4) Remolino. Autor: Alexiev Gandman. Colección: Huellas de Elefante. Editorial:
Lúdico.
5) Cada coso en su lugar. Autora: Liza Porcelli Piussi. Ilustraciones: Pablo Pino.
Colección: Palabras Mágicas. Editorial: Lúdico.
6) Miedo. Autora: Graciela Beatriz Cabal. Colección: Los caminadores. Editorial:
Sudamericana.
7) Nene Rey. Autora: María Laura Dedé. Ilustraciones: Patricia López Latour.
Colección: Luna de Azafrán. Editorial: Del Naranjo.
Comentarios finales
La escuela puede ser la “gran ocasión” para presentar este tipo de lecturas que permiten
buscar indicios y construir sentidos. Por lo tanto, un maestro que quiere “enseñar a leer”
debe “crear la ocasión, un tiempo y un espacio propicios, un estado de ánimo y también
una especie de comunión de lectura”. El maestro como mediador puede contribuir a
“ensanchar” el camino lector de sus alumnos porque como afirma la Lic. María Inés
Bogomolny “lo importante es el contacto con los chicos a través de las palabras, desde lo
afectivo y la transmisión que por lo visto deja huellas”. (p.116)
Referencias
Bogomolny, M. I. (2007). Leer es contagioso. El inicio del camino lector: los mediadores y sus
huellas. En: María Emilia López (comp.), Artepalabra Voces en la poética de la
infancia. Buenos Aires: Lugar.
Deywalt, D. (2014). El día que los crayones renunciaron. México: FCE.
Larrosa, J. (2003). Experiencia y pasión. EN: La experiencia de la lectura (p. 199-210).
México: FCE.
Montes, G. (2006). La gran ocasión. Recuperado de: http://www.me.gov.ar/curriform/
gran_ocasion.htm. Consultado el 15 de julio de 2016.
Reyna, P. C. (2014). El día que los crayones renunciaron. Recuperado de:
www.revistababar.com. Consultado el lunes 11 de julio de 2016.
41
Cómo entrenar a una intensa mente: estrategias para favorecer la regulación de la emoción
en el aula. Cerebro pre-frontal y amígdala.
Introducción
Los avances de las Psicología Cognitiva, las neurociencias y la vida cotidiana de la
escuela, concluyen que ayudar a los niños a regular sus emociones en el contexto del aula
es importante tanto para su desempeño académico como para su salud mental, su
desarrollo y bienestar en general (Graziano, Reavis, Keane, y Calkins, 2007; Howse,
Calkins, Anastopoulus, Keane, y Shelton, 2003). En este trabajo, intentaremos responder
qué son las emociones y qué es la regulación de la misma, cuál es su importancia evolutiva
y cuáles son las estructuras cerebrales implicadas en ambas funciones. Además,
discutiremos su importancia en el contexto escolar y modos y estrategias que el docente
puede poner en práctica para mejorar su funcionamiento. Esperamos que esta
presentación represente un aporte de valor para todos los docentes y personas afines a la
educación que día a día contribuyen al aprendizaje, desarrollo y bienestar de los niños de
nuestro país.
nos protegía de comernos una planta venenosa); la alegría se encarga de prepararnos para
conductas de aproximación y hasta la tristeza tiene una función adaptativa, porque
promueve conductas de reparación y empatía (ponernos en lugar del otro).
Ahora bien, a pesar de sus beneficios, las emociones pueden convertirse en un obstáculo
para el funcionamiento individual y social, y además para el aprendizaje (Ivcevic y
Brackett, 2014; Kurki et al., 2014). Por ejemplo, expresar nuestra ira y estallar, puede
resultar perjudicial en determinados contextos, donde sería más adecuado modular la
respuesta comportamental. Por lo tanto, si bien las emociones nos permiten una
adaptación exitosa al entorno, en la vida cotidiana pueden volverse extremadamente
intensas, surgir en el momento no indicado o resultar inapropiadas en el contexto
situacional (Gross y Thomspon, 2007).De esta manera, se vuelve necesario un proceso
complementario de regulación de la emoción.
La regulación de la emoción es el conjunto de procesos de monitoreo, evaluación y
modificación de las reacciones emocionales, especialmente en cuanto a sus características
de intensidad y duración, en orden a cumplimentar con los objetivos individuales
(Thompson, 1994). Existen varias formas en las cuales las emociones pueden ser reguladas.
El modelo de proceso (Gross y Thompson, 2007) postula la existencia de cinco conjuntos
de estrategias de RE (selección y modificación de la situación, despliegue atencional,
cambio cognitivo y modulación de la respuesta) (Gross, 1998). Dentro de estos conjuntos,
las estrategias más estudiadas en relación al aprendizaje académico han sido la distracción
(focalizar la atención fuera de la situación, Gross, 2014), la rumiación (dirigir la atención
hacia los propios sentimientos, Gross y Thompson, 2007), la reevaluación cognitiva
(modificar la evaluación de situación para alterar su impacto emocional, Gross, 2014) y la
supresión de la expresión emocional (inhibir el curso expresivo de una emoción, Gross,
2014).
Además de las estrategias, existen habilidades de RE que también son clave para
afrontar las demandas emocionales y asegurar el cumplimiento de los objetivos (Tull y
Aldao, 2015). Diferentes modelos ponen énfasis en las habilidades de: (1) aceptación,
disposición y tolerancia emocional; (2) selección de estrategias de regulación eficaces; (3)
monitoreo, comprensión y evaluación; (4) diferenciación de estados emocionales y (5)
control del comportamiento. Entre estos modelos, se puede mencionar el modelo de
afrontamiento adaptativo de las emociones de Berking (2000; Berking y Lucas, 2015). Una
de las habilidades de RE más estudiadas en estos modelos es el reconocimiento de
emociones (asignar adecuadamente categorías semánticas a las experiencias emocionales,
Berking y Whitley, 2014), y la tolerancia al distrés (persistir en una actividad dirigida a un
objetivo aunque se experimenten estados emocionales displacenteros (Brown, Lejuez,
Kahler, Strong, y Zvolensky, 2005).
¿Cuáles son las estructuras cerebrales implicadas? ¿Por qué es importante este
conocimiento para un docente?
Con los avances de la neurociencia y la aparición de nuevos métodos para profundizar el
estudio de nuestro cerebro, la ciencia muestra que cada emoción predispone al organismo a
43
Figura 1. Rutas emocionales. Lado izquierdo: Ruta rápida; Lado derecho: Ruta lenta (figuras de elaboración
propia).
mayor nivel de elaboración de la historia? ¿Qué otras narraciones podrían haberse llevado
a cabo?
actuado de otra manera, si era esa la mejor solución. La literatura nos indica que el uso de
metáforas, facilita la colaboración del niño en estos momentos de alta intensidad
emocional.
Comentarios finales
Uno de los grandes avances de las neurociencias ha sido que los procesos cognitivos y las
emociones están relacionados, y que las emociones favorecen la atención, la toma de
decisiones, el rendimiento académico. Siguiendo esta evidencia empírica, y para que las
neurociencias lleguen al aula, hemos expuesto algunas estrategias de sencilla puesta en
práctica, pero que pretender hacer un puente entre el conocimiento y el segundo hogar de
los niños.
Referencias
Bechara, A.y Damasio, A. R. (2005). A neural theory of economic decision. Somatic
marker hypothesis. Games and economic behavior 52, 336-372.
Berking, M. (2000) Training Emotionaler Kompetenzen; TEK, 2. Aufl. [The Affect
Regulation Training; ART, 2nd Ed.]. New York: Springer.
Berking, M., y Whitley, B. (2014). The Adaptive Coping with Emotions Model (ACE
Model). In Affect Regulation Training. A Practitioners´ Manual (pp. 19–29). New
York: Springer New York.
Berking, M., y Lukas, C. A. (2015). The Affect Regulation Training (ART): A
Transdiagnostic Approach to the Prevention and Treatment of Mental Disorders.
Current Opinion in Psychology, 3, 64-69.
Bodrova, E., y Leong, D. J. (2004). Herramientas de la mente. México: Biblioteca para la
actualización de maestros.
Brown, R., Lejuez, C., Kahler, C., Strong, D., y Zvolensky, M. (2005). Distress tolerance
and early smoking lapse. Clinical Psychology Review, 25(6), 713-73.
Bunge, G., Gomar, M., y Mandil. J. (2008). Terapia cognitiva con niños y adolescentes
aportes técnicos. Buenos Aires: Akadia.
Carlson, S. M., y Wang, T. S. (2007). Inhibitory control and emotion regulation in
preschool children. Cognitive Development, 22(4), 489-510.
Davidson, R. J., Jackson, D. C., y Kalin, N. H. (2000). Emotion, plasticity, context, and
regulation: perspectives from affective neuroscience. Psychological bulletin, 126(6),
890.
Forgas, J. P. (2013). Don’t worry, be sad! On the cognitive, motivational, and
interpersonal benefits of negative mood. Current Directions in Psychological Science,
22(3), 225–232.
Garaigordobil, M. (2003) Diseño y evaluación de un programa de intervención socioemocional
para promover la conducta prosocial y prevenir la violencia. Ministerio de Educación y
Ciencia. Centro de Investigación y Documentación Educativa. España
52
Graziano, P. A, Reavis, R. D., Keane, S. P., y Calkins, S. D. (2007). The Role of Emotion
Regulation in Children’s Early Academic Success. Journal of School Psychology,
45(1), 3–19.
Gross, J.J. (1998) The emerging field of emotion regulation: An integrative review. Review
of General Psychology, 2, 271-299.
Gross, J.J., y Thompson, R.A. (2007). Emotion regulation: Conceptual foundations. In
J.J. Gross (Ed.), Handbook of emotion regulation. First Edition. New York: Guilford
Press.
Gross, J. J. (2014). Emotion Regulation: Conceptual and Empirical Foundations. In J. J.
Gross (Ed.), Handbook of Emotion Regulation. Second Edition (Second.). New York
- London: The Guilford Press.
Howse, B. R. B., Calkins, S. D., Anastopoulos, A. D., Keane, S. P., y Shelton, T. L.
(2003). Regulatory Contributors to Children’s Kindergarten Achievement. Early
Education and Development, 14, 101–119.
Ivcevic, Z., y Brackett, M. (2014). Predicting school success: Comparing
Conscientiousness, Grit and Emotion Regulation Ability. Journal of Research in
Personality, 52, 29–36.
Jacobs, S. E., y Gross, J. J. (2014). Emotion Regulation in Education. Conceputal
Foundations, Current Applications, and Future Directions. In R. Pekrun y L.
Linnenbrink-Garcia (Eds.), International Handbook of Emotions in Educations (pp.
183–201). New York - London: Routledge.
Kendall, P. C., y Braswell, L. (1993). Cognitive-behavioral therapy for impulsive children.
Guilford Press.
Kurki, K., Järvelä, S., Mykkänen, A., y Määttä, E. (2014). Investigating children’s
emotion regulation in socio-emotionally challenging classroom situations. Early
Child Development and Care, (January 2015), 1–17.
Levav, M. (2005). Neuropsicología de la emoción. Revista Argentina de Neuropsicología, 5,
15-24.
Macklem, G. L. (2008). Practitioner´s guide to emotion regulation in school-aged children.
New York: Springer.
Monedero, D. y Cantone, A. L. (2015). Mateo en un mar de lágrimas. Zaragoza (España):
Grupo Editorial Luis Vives.
Nadeau, M. (2001). Juegos de relajación para niños de 5 a 12 años. España: Editorial Sirio.
Ochsner, K. N., Bunge, S. a, Gross, J. J., y Gabrieli, J. D. E. (2002). Rethinking feelings:
an FMRI study of the cognitive regulation of emotion. Journal of Cognitive
Neuroscience, 14(8), 1215–29.
Pfaff, D. W. (2007). A brain built for fair play. In C. A. Read (Ed.), Cerebrum 2007:
Emerging Ideas in Brain Science (pp. 41–53). New York: Dana Press.
Sánchez-Navarro, J. P., y Román, F. (2004). Amígdala, corteza prefrontal y
especialización hemisférica en la experiencia y expresión emocional. Anales de
psicología, 20(2), 223-240.
53
Scherer, K.R., Schorr, A., y Johnstone, T. (2001). Appraisal processes in emotion: Theory,
methods, research. New York, NY: Oxford University Press.
Selier, L. (2008). Cool Conections with Cognitive Behavior Therapy. London: Jessica
Kingsley Publishers.
Tull, M. T., y Aldao, A. (2015). New Directions in the Science of Emotion Regulation.
Current Opinion in Psychology, 3, 1–18.
Williams de Fox, S.(2014). Las emociones en la escuela: propuestas de educación emocional
para el aula. Ciudad de Buenos Aires: Aique Grupo Editor.
54
ANEXO.
El dado de los Sentimientos
55
Introducción
Tal como se detalla en capítulos anteriores, un equipo de investigadores y becarios del
CONICET y de la Universidad Nacional de Mar del Plata diseñamos, y aplicamos
actualmente en una escuela, el Programa de Aprendizaje de la Autorregulación Socio-
emocional en entornos educativos (PAS), que tiene como objetivo general ofrecer a los
niños conocimiento de -y práctica en- habilidades que favorecen la autorregulación
cognitiva, emocional y comportamental.
La inserción de la unidad de mentalidad de cambio en la primera parte de este
programa obedece a que todos los seres humanos tenemos alguna creencia sobre la
inteligencia, y esa creencia influye en cómo nos va en la escuela y en la vida en general, en
cómo afrontamos diversas situaciones y en los logros que obtenemos (Blackwell,
Trzesniewski, y Dweck, 2007; Burnette, O’Boyle, VanEpps, Pollack, y Finkel, 2013). Así,
la mentalidad de una persona puede obstaculizar (si es fija) o facilitar (si es de cambio) los
aprendizajes a lo largo de la vida. Por eso, la unidad de mentalidad de cambio impacta en
las unidades siguientes del programa, que son: Autocontrol y Demora de la Gratificación,
Regulación Emocional, Habilidades Interpersonales y Resolución de Conflictos, y
Bienestar y Felicidad.
Con respecto a estas creencias o tipos de mentalidad, Carol Dweck (2006, 2007, 2010) ha
investigado los factores a los que las personas atribuimos nuestros éxitos y fracasos y ha
llegado a la conclusión de que lo que realmente nos diferencia es el hecho de observar
nuestras capacidades de una manera fija o, por el contrario, pensar que nuestras
capacidades están en crecimiento.
Los que piensan de manera fija consideran que las cualidades humanas, como la
inteligencia y la personalidad, están “talladas en piedra”. Uno es inteligente o no lo es.
Entonces, buscan garantizarse el éxito (haciendo sólo cosas que les salen bien y les resultan
fáciles) y evitar los fracasos, para demostrar que son inteligentes y capaces. Los desafíos, el
esfuerzo y la perseverancia son temidos y evitados (Corpus y Lepper, M.; Gunderson,
Gripshover, Romero, Dweck, Goldin-Meadow, y Levine, 2013; Kamins y Dweck, 1999;
Zentall y Morris, 2010).
Aquellos que tienen una mentalidad de cambio consideran que las cualidades humanas
pueden ser desarrolladas -aumentar- por medio del esfuerzo, de modo que no sólo se
enfrentan a tareas difíciles sino que disfrutan con ellas. No se desaniman ante el fracaso,
porque ni siquiera consideran que estén fracasando; lo que piensan es que están
aprendiendo. De esta manera, la mentalidad de cambio logra convertir el fracaso en una
56
¡Las personas con mentalidad fija prefieren renunciar a sus sueños que ir por ellos!
Para la persona del relato, proteger su sueño significa no concretarlo. Pero… ¿por qué
perder tiempo probando una y otra vez que uno es inteligente, cuando podría aprovecharlo
para volverse aún más inteligente? ¿Por qué ocultar con vergüenza los defectos y carencias
en vez de intentar superarlos? ¿Por qué buscar siempre lo seguro, lo que ya hemos probado
y comprobado que podemos hacer fácilmente, en vez de buscar experiencias que nos
permitan crecer? (Corpus y Lepper, 2007; Dweck, 2007; Gunderson et al., 2013; Zentall y
Morris, 2010).
Lo bueno es que los tipos de mentalidad son solamente creencias y, si bien se trata de
creencias muy fuertes, son algo que está en nuestra mente, y por lo tanto lo podemos
cambiar. La pregunta es: ¿cómo se pasa de una mentalidad fija a una mentalidad de
cambio?
- Hay que identificar la voz crítica de la mentalidad fija,
- reconocer la posibilidad de explicarse las cosas de otra manera (no es lo mismo decirse
“soy un fracasado” que “no me fue bien”; no es lo mismo “no pude” que “no puedo”, que
implica fijeza: si uno “ya” sabe que no puede, no va a volver a intentarlo),
- pasar a la acción (Dweck, 2006; Paunesku, Walton, Romero, Smith, y Dweck, 2015).
En la siguiente historia (inspirada en Dweck, 2006) se pueden ver las tres fases recién
descriptas.
Dilema:
Imaginá que te preparaste para entrar a un equipo de natación que compite con otros
clubes de tu ciudad, y tenías la seguridad de que te aceptarían, ya que mucha gente alaba
tu estilo de nado y tu resistencia. Pero no te aceptaron.
En el mejor de los casos, lográs volver a tu primera conclusión, que es más razonable y
te hace sentir mejor. Recuperás tu autoestima y termina el asunto. Pero en la mentalidad
de cambio este es solo el comienzo (faltaría el tercer paso: el de pasar a la acción). Hasta
acá, todo lo que has hecho es hablarte a vos mismo. Ahora viene la parte en que se aprende
y se mejora.
Actividades
1. Identificación de tipos de mentalidad en las siguientes frases (extraída de
PERTS Mindset Kit)
Comentarios finales
Mientras más desafiamos a nuestra mente a aprender, más crecen las células de nuestro
cerebro. Entonces, uno llega a comprender y dominar aquello que alguna vez creyó que era
muy difícil o incluso imposible, como hablar una lengua extranjera o resolver ecuaciones.
60
Referencias
Blackwell, L., Trzesniewski, K., y Dweck, C. (2007). Implicit theories of intelligence
predict achievement across an adolescent transition: A longitudinal study and an
intervention. Child Development, 78, 246-263.
Burnette, J., O’Boyle, E., VanEpps, E., Pollack, J., y Finkel, E. (2013). Mind-sets matter:
A meta-analytic review of implicit theories and self-regulation. Psychological
Bulletin, 139, 655-701.
Corpus, J. y Lepper, M. (2007). The effects of person versus performance praise on
children’s motivation: Gender and age as moderating factors. Educational
Psychology, 27, 487-508.
Dweck, C. (2006). Mindset: The new psychology of success. New York: Random House.
Dweck, C. (2007). The perils and promises of praise. Educational Leadership, 65, 34-39.
Dweck, C. (2010). Even Geniuses Work Hard. Educational Leadership, 68(1), 16-20.
Extraído de http://www.ascd.org/publications/educational-
leadership/sept10/vol68/num01/ Even-Geniuses-Work-Hard.aspx
Gunderson, E., Gripshover, S., Romero, C., Dweck, C., Goldin-Meadow, S., y Levine, S.
(2013), Parent praise to 1- to 3-year-olds predicts children's motivational
frameworks 5 years later. Child Development, 84, 1526-1541.
Haimovitz, K. y Dweck, C. (2016). What predicts children’s fixed and growth intelligence
mind-sets? Not their parents’ views of intelligence but their parents’ views of
failure. Psychological Science, 27(6), 859-869.
Kamins, M. y Dweck, C. (1999). Person versus process praise and criticism: Implications
for contingent self-worth and coping. Developmental Psychology, 35, 835-847.
Mueller, C. y Dweck, C. (1998). Praise for intelligence can undermine children’s motivation
and performance. Journal of Personality and Social Psychology, 75, 33-52.
Paunesku D., Walton G., Romero C., Smith E., Yeager D., y Dweck C. (2015). Mind-Set
Interventions Are a Scalable Treatment for Academic Underachievement.
Psychological Science, 26(6), 784-793.
PERTS Mindset Kit. https://www.mindsetkit.org/
Willis, J. (2010). How to teach students about the brain. Educational Leadership, 67(4).
Extraído de http://www.ascd.org/publications/educational-leadership/dec09/vol67
/num04/How-to-Teach-Students-About-the-Brain.aspx
Zentall, S. y Morris, B. (2010). “Good job, you’re so smart”: The effects of inconsistency of
praise type on young children’s motivation. Journal of Experimental Child
Psychology, 107, 155-163.
61
Nada como ir juntos a la par: aspectos teóricos y prácticos para facilitar el desarrollo de
conductas prosociales en el contexto escolar.
Florencia Stelzer
“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces,
pero no hemos aprendido el arte de vivir juntos, como hermanos”.
Martin Luther King
Introducción
A la hora de plantearnos el rol de las conductas prosociales en el contexto escolar,
debemos revisar el lugar que se les ha dado a las mismas en nuestro sistema educativo. La
Ley Nacional de Educación (Ley N° 26.206), la cual regula el derecho de enseñar y
aprender en nuestro país, establece en su artículo 8º:
los miembros de una sociedad interactúen entre sí de una manera pacífica y socialmente
valorada (Moñivas, 1996). Las conductas prosociales generalmente resuelven los conflictos
que pueden surgir producto de las diferencias interindividuales y reducen la probabilidad
de que aparezcan conductas agresivas entre los miembros de una sociedad.
Las conductas prosociales constituyen un constructo componencial, ya que hay varios
factores individuales implicados (psicológicos y afectivos), así como variables
situacionales o contextuales, las que se influyen mutuamente (Cohen, 2001; Mestre,
Samper, y Frías, 2002). Dentro de las variables psicológicas y afectivas pueden
mencionarse la personalidad, la empatía y el temperamento. Además de éstas, algunos
conceptos desarrollados en otros capítulos de este libro, tales como el autocontrol y la
regulación emocional, también contribuyen en la maniFEtación y desarrollo de conductas
prosociales. No obstante, tanto el autocontrol como la regulación de las emociones
permiten la adaptación y el bienestar en ámbitos que van más allá de las relaciones
interpersonales (por ejemplo, la regulación de la conducta alimentaria), por lo que su
intervención es más amplia. Por otro lado, existen variables contextuales que afectan la
emergencia de conductas prosociales, tales como la presencia de espectadores y el clima
(Gómez y Gaviria, 2007; Moñivas, 1996).
Si bien existen diferentes conductas prosociales en esta presentación nos focalizaremos
en tres: la asertividad, el altruismo y la cooperación.
ayudar a otros. Ciertos autores proponen que para que una conducta pueda ser
considerada altruista debe cumplir ciertas condiciones: por un lado la conducta debe ser
emitida voluntariamente; por otro lado, el receptor de dicha conducta se debe beneficiar
con el producto de la acción realizada; finalmente, el que emite el acto experimenta alguna
pérdida como resultado de dicha acción (Gómez y Gaviria, 2007).
Conforme a lo anterior, las conductas prosociales altruistas se caracterizan por ser
acciones que se realizan para beneficiar a otros sin esperar ningún tipo de retribución a
cambio. Un ejemplo de conducta prosocial altruista serían las donaciones anónimas. De
este modo, la principal distinción entre las conductas altruistas y las conductas prosociales
en general, es que en estas últimas se realiza una acción por otra persona, pero se prevé que
tal acción tendrá como resultante algún beneficio personal (por ejemplo, donación no
anónima o pública).
Comentarios finales
Tal como lo mencionamos, en el último tiempo la sociedad comenzó a cambiar las
expectativas referidas a lo que las instituciones educativas deben enseñar a sus alumnos.
Conforme a tal demanda, muchos docentes y directivos realizan un esfuerzo por integran
en su actividad cotidiana la formación en valores y actitudes. Sin embargo, muchos
proFEionales de la educación se encuentran desprovistos de materiales pedagógicos y
didácticos en los que apoyarse. Esperamos que esta presentación contribuya a su práctica
cotidiana proveyéndolos de material bibliográfico específico sobre dicho tópico.
Referencias
Caballo, V. (1983). Asertividad: definiciones y dimensiones. Estudios de Psicología, 13, 52-
62.
Cohen, J. (2001). Social and emotional education: Core concepts and practices. Caring
classrooms/intelligent schools, 3-29.
Garaigordobil, M. (1993). Juego cooperativo y socialización en el aula. Un programa de juego
amistoso, de ayuda y cooperación para el desarrollo socioafectivo en niños de 6 a 8
años. Madrid: Seco-Olea.
Garaigordobil, M. (1996). Evaluación de una intervención psicoeducativa en sus efectos
sobre la conducta prosocial y la creatividad. Madrid: Centro de Publicaciones del
Ministerio de Educación y Cultura. CIDE. Colección Premios Nacionales de
Investigación Educativa nº 127.
Garaigordobil, M. (2003). . Juegos cooperativos y creativos para grupos de niños de 8 a 10
años. Programa Juego 8-10 años Madrid: Pirámide.
Garaigordobil, M. (2004). . Juegos cooperativos y creativos para grupos de niños de 10 a
12 años. Programa Juego 10-12 años. Madrid: Pirámide.
Garaigordobil, M., M. (2005a). Juegos cooperativos y creativos para grupos de niños de 6 a
8 años. Programa Juego 6-8 años. Madrid: Pirámide.
Garaigordobil, M., M. (2005b). Diseño y evaluación de un programa de intervención
socioemocional para promover la conducta prosocial y prevenir la violencia. Madrid:
Ministerio de Educación y Ciencia. Centro de investigación y documentación
educativa.
Gómez, A. y Gaviria, E. (2007). Conducta de ayuda, conducta prosocial y altruismo. En
J.F. Morales; M.C. Moya, E. Gaviria, y E. Cuadrado (Eds.). Psicología social. 3a
edición. Madrid: McGraw Hill, pp. 387-413.
Joseph, G., Strain, P., y Ostrosky, P. (2005). El fomento de la alfabetización emocional:
Rotular emociones. Centro sobre los Fundamentos Sociales y Emocionales del
Aprendizaje Temprano.Extraído de http://csefel.vanderbilt.edu/briefs/wwb21-
sp.pdf
Lazarus (1973). On assertive behavior: a brief note. Behavior Therapy, 697-699.
66
Bibiana A. Martínez
Introducción
El tema del bullying o acoso escolar ha sido objeto en los últimos años de una atención
creciente por parte de los medios de comunicación, de los profesionales implicados, de las
autoridades educativas y de los ciudadanos en general; quedando clara la necesidad de una
intervención específica sobre este fenómeno en los centros educativos.
La existencia de este problema exige a los profesionales el conocimiento de estrategias
para su prevención, control y erradicación de forma que se mejore la convivencia en las
escuelas. Por esta razón, es necesario definir claramente los términos a fin de orientar la
intervención del modo más preciso posible. Este es el objetivo del presente artículo: definir
el bullying o maltrato entre iguales, distinguirlo de otras formas de violencia y aportar
elementos para una intervención que favorezca la convivencia y las relaciones
interpersonales en el marco de una cultura del diálogo y de la paz.
¿Cómo se puede diferenciar este tipo de violencia escolar de otras situaciones conflictivas
entre pares?
Dentro de las características que puede adoptar la violencia escolar en los diferentes
tipos de conflictos y disputa entre pares, Furlan (2013) diferencia el bullying de otras
situaciones interaccionales:
Conflicto Interaccional Accidental: Este tipo de violencia surge como resultado de
un episodio de conflicto identificable donde prevalecen intereses o necesidades opuestas,
que conduce a las partes a un enfrentamiento con cierto nivel de escalada violenta verbal o
física; dentro de una historia relacional de buena comunicación hasta ese momento. En
términos generales, el abordaje de estas situaciones resulta más sencillo porque ambas
partes asumen el compromiso, logran negociar una responsabilidad compartida por lo
acontecido y pueden acordar volver al tipo de vínculo que mantenían antes del episodio en
cuestión (elaboración comunicativa).
Conflicto Interaccional de Contenido: El episodio conflictivo se inscribe en una
historia de amenazas, ofensas y descalificaciones mutuas. La interacción es hostil, de tensa
calma; las diferencias entre las partes se mantienen sin ser superadas desde hace mucho
tiempo atrás. Expresiones de necesidad de venganza y/o sentimientos de rencor,
resentimiento, bronca o intolerancia suelen aparecer en una o ambas partes,
predisponiendo a la escalada violenta. Cada parte está, al mismo tiempo, pendiente de las
actitudes, comentarios y comportamiento cotidiano de la otra parte. Se observa ausencia
de comunicación verbal y diálogo entre las partes, lo que es sustituido por creencias
distorsionadas acerca de lo que la otra piensa o hace (“lectura de mente”), infiriendo que
69
Utilizar políticas de tolerancia cero: Estas acciones suelen estar más dirigidas a la opinión
pública en general que a la resolución efectiva del problema en particular. Acaban
concretándose en un código disciplinario y aplicándose a veces con excesivo rigor en
casos que requerirían soluciones más pedagógicas y/o terapéuticas que punitivas. Sólo una
aproximación no culpabilizadora y responsabilizante puede garantizar una resolución
satisfactoria para todos los implicados.
Sospecha de bullying
Informe Informe
Negativo Positivo
Registro y seguimiento
Figura 1. Protocolo de actuación ante sospecha de bullying. Adaptado de Lavilla Cerdán (2011) p. 275
71
por personal capacitado, en las que se intenta crear un campo de preocupación mutua o
compartida y donde se acuerdan estrategias individuales de ayuda a la víctima.
Método Pikas: Consiste en una serie de entrevistas individuales con los agresores/as
reincidentes y las víctimas, intentando crear un campo de preocupación común donde se
llegan a acuerdos para intervenir en ayuda de la víctima. El método se propone que los
miembros del grupo, de forma individual, tomen conciencia de la situación en que
participan, a través de charlas individuales por separado donde afloran sus miedos y
reservas sobre el comportamiento intimidatorio en el que están participando. En la parte
final del método se produce una reunión conjunta en la que agresores y víctima se
comprometen al cese de actitudes hostiles. La edad adecuada para su aplicación va de los 9
a los 16 años.
Se basa en varios supuestos:
o El grupo cuando actúa participa de un componente psicológico común.
o Esos pensamientos y sentimientos del grupo son más simples que los de sus
componentes individualmente.
o Cada individuo del grupo teme a nivel individual ese componente psicológico
común. Este componente actúa como presión para conformarse a lo que haga el resto del
grupo. La culpa o responsabilidad se difumina y existe miedo a convertirse en victima si
no se hace lo que dice el grupo.
Agresor Testigos
Testigos
Víctimas
Comentarios finales
Es necesario definir y conocer claramente los distintos tipos de violencia y ser capaces
de intervenir, esto favorecerá aportar elementos para una intervención que potencia la
convivencia y las relaciones interpersonales en el marco de una cultura del diálogo y de la
paz.
Referencias
Avilés Martínez, J.M. (2002). Bullying, Intimidación y maltrato entre el alumnado. Bilbao:
Editorial Estee-Eilas.
Cerezo, F. (2001). La violencia en las aulas. Madrid: Editorial Pirámide.
Lavilla Cerdán, L. (2011). Bullying: Estrategias de prevención. Pedagogía Magna, 11, 275.
Furlán, M. A. (2013). Violencia escolar y transformación - Pautas metodológicas y experiencia
institucional. Buenos Aires: Lugar Editorial.
Perrone, R y Nannini, M. (2002). Violencia y abusos sexuales en la familia – Un
abordaje sistémico y relacional. Buenos Aires: Paidos.
Olweus, D. (1998). Conductas de acoso y amenaza entre escolares. Madrid: Editorial Morata.
Atletas Mentales. Entrenando las funciones ejecutivas para mejorar el desempeño escolar.
Introducción
A lo largo de estas jornadas se han abordado temas fundamentales para la infancia y la
etapa escolar, como la atención, el autocontrol, el aprendizaje de los contenidos en
matemática, la comprensión lectora, la regulación emocional, entre muchos otros. En esta
variedad de dominios, así como en muchos otros esenciales para la vida cotidiana,
participan las Funciones Ejecutivas (FE).
¿Qué es la inhibición?
La inhibición consiste en la capacidad de controlar las tendencias prepotentes ligadas al
pensamiento, al comportamiento y a estímulos ambientales que interfieren con el logro de
las tareas y objetivos actuales (Diamond, 2013). En otras palabras, supongamos que un
niño intenta escuchar la explicación de la maestra, pero sus compañeros de atrás están
charlando, o se oyen ruidos provenientes del aula contigua. En este caso, el niño deberá
suprimir voluntariamente la activación que generan esos estímulos –charla, ruido- para
poder escuchar la explicación de la maestra y no perderse gran parte de la misma
75
Desarrollo de la inhibición
Tal como se mencionó antes, la inhibición tiene un rol protagónico en la infancia. Sin
embargo, durante este período de la vida, al igual que el resto de las FE, se encuentra en
pleno desarrollo. Las maniFEtaciones iniciales de la inhibición se presentan desde el
primer año de vida -principalmente la inhibición perceptual y comportamental, puesto
que la cognitiva aparece más tardíamente- (Best y Miller, 2010; Diamond, 2013; Gandolfi,
Viterbori, Traverso, y Usai, 2014). Las mismas experimentan notables cambios en la etapa
preescolar, y su desarrollo continúa avanzando y perfeccionándose a lo largo de toda la
etapa escolar y la adolescencia, incluso hasta la adultez temprana (Best y Miller, 2010;
Garon, Brison, y Smith, 2008). Dado que en la etapa escolar, estos procesos se encuentran
en pleno desarrollo, el desempeño de los mismos no tendrá el nivel de un adulto. Por lo
tanto, a los niños, inhibir –ya sea pensamientos, estímulos del ambiente, conductas
prepotentes- les demandará más tiempo y serán más susceptibles a la falla, en
comparación con los adultos (Davidson et al., 2006; Diamond, 2013; Wrigth y Diamond,
2014).
intervención de nuestra memoria de trabajo, dado que para hacerlo eficazmente debemos
descomponer el problema en varias sub-operaciones que tenemos que resolver por
separado, y cuyos resultados debemos ir agregando progresivamente hasta llegar a la
solución. Es decir que para poder resolver este tipo de problema, es necesario que logremos
almacenar, procesar y actualizar continuamente información, lo que es posible gracias a la
intervención de nuestra memoria de trabajo.
Es clave entender que pese a su importancia, la memoria de trabajo tiene una
capacidad que, así como la superficie del banco, es limitada (Cowan, 2010), de manera tal
que no podemos mantener una cantidad indefinida de información activa a la vez. Estos
límites los encontramos en diferentes situaciones (Cowan, 2005; Jarrold y Bayliss, 2007;
Miyake y Shah, 1999). Necesitamos prestar atención de manera continua a la información
que queremos retener para que se mantenga activa, por ello una distracción generada por
alguna interrupción (por ejemplo: un pensamiento repentino, escuchar que alguien dice
nuestro nombre) puede ser suficiente para que nuestra atención deje de estar enfocada en
los contenidos de la memoria de trabajo, resultando en que aquello que con esfuerzo
memorizábamos se pierda. Además, la cantidad de información que podemos mantener
activa simultáneamente no es ilimitada, por lo que intentar retener demasiada
información en nuestra mente puede resultar en que parte de ese contenido se pierda.
También puede influir la complejidad de la tarea que estemos desarrollando, ya que las
actividades que requieren un procesamiento mental complejo reducen la cantidad de
información que puede retenerse en la memoria de trabajo. Por último, también el
momento del desarrollo en el que se encuentre la persona es central para la capacidad de la
memoria de trabajo. Desde temprana edad y hasta la adolescencia, este proceso muestra
un incremento sostenido en su funcionamiento (Alloway, Gathercole, y Pickering, 2006;
Gathercole, Pickering, Ambridge, y Wearing, 2004), lo que es especialmente importante
para la población de edad escolar, ya que en esa etapa se atraviesa una sensible
maduración a nivel del sistema nervioso, así como una continuada exposición a situaciones
que llevan a un desarrollo pleno de la memoria de trabajo.
Estas consideraciones nos permiten afirmar que para un funcionamiento óptimo de
nuestra memoria de trabajo, es necesario reconocer tanto las condiciones ambientales que
pueden generar distracciones, la cantidad de información que debe mantenerse activa, la
complejidad de las tareas que se estén ejecutando, así como el momento del desarrollo que
atraviese el individuo.
computadoras (e.g. Goldin et al., 2013; Thorell, Lindqvist, Bergman, Bohlin, y Klingberg,
2009). En los últimos años, este tipo de programas lograron una gran difusión debido a
distintos motivos: 1) Suelen generar un mayor interés y motivación en sus usuarios,
particularmente en niños y en adultos jóvenes. 2) Permiten un registro más preciso de las
medidas e índices de desempeño y facilitan el procedimiento de puntuación e
interpretación de los resultados. 3) Favorecen el ajuste de la dificultad de la tarea en
función del desempeño del sujeto. 4) En algunos casos, también permiten efectuar
modificaciones relativas a distintos aspectos de la tarea, como por ejemplo la cantidad de
ensayos, tiempos de permanencia de los estímulos en la pantalla, o el intervalo inter-
estímulos (Álvarez Linera Prado, Ríos Lago, Hernández Tamames, Bargalló Alabart, y
Calvo-Merino, 2008; Aydmune, Introzzi, Lipina y Richard´s, 2016; García-Sevilla, 2010).
Un ejemplo de tareas que forman parte de programas de entrenamiento informatizados
basados en procesos, lo forman las tareas basadas en el paradigma de Flancos -Flanker task
(Eriksen y Eriksen, 1974)- (e.g. Thorell et al., 2009). Las mismas permiten entrenar a la
inhibición perceptual y consisten en indicar la posición (por ejemplo izquierda o derecha)
de un estímulo central (por ejemplo un pez o un ave) el cual se encuentra rodeado de otros
estímulos distractores que deben ser ignorados. Analicemos en este tipo de actividades, las
características básicas del entrenamiento:
Fuerte demanda de la FE que se pretende entrenar. La tarea involucra a la
inhibición perceptual, puesto que en cada ensayo, el participante debe intentar ignorar los
distractores y responder solamente en función del estímulo central.
Ejercicios estructurados, repetidos. Se realizan sesiones de la tarea con relativa
frecuencia (por ejemplo dos o tres veces por semana), y cada sesión se compone de
múltiples ensayos.
Dificultad creciente de la actividad. La tarea se complejiza con el aumento de la
cantidad de distractores, así como a través de la forma de los mismos, siendo cada vez más
difícil distinguirlos del estímulo central.
logra evitar que la actividad avance y sigan recibiendo información, la cual sería aún más
difícil de ser adecuadamente integrada con el material previo que no pudo recordarse.
7. Estimular el uso –cuidadoso– de ayudas para la memoria. Es frecuente encontrar
en el aula una variedad de materiales que sirven como apoyo en el manejo de distintos
contenidos (por ejemplo, secuencias de números, tablas de multiplicar, conjugaciones de
verbos, nombres de provincias y capitales, etc.). Estas herramientas pueden ser útiles al
ayudar de diversas formas a reducir las cargas de la memoria de trabajo de las tareas,
tanto de procesamiento como de almacenamiento, y así ayudar al niño a seguir el ritmo en
actividades complejas. Pero, pese a su utilidad, su implementación debe ser cuidadosa. Los
niños con problemas de memoria de trabajo (y posiblemente en ocasiones, también los de
desarrollo típico) pueden tener dificultades para usar estos recursos, por el costo que
supone dominar una nueva habilidad. Es deseable entonces que los niños puedan practicar
el uso de estas herramientas en situaciones con demandas reducidas, para habituarse a
ellas antes de su uso en actividades más complejas con mayores cargas de memoria de
trabajo, que es cuando las ayudas para la memoria se vuelven más relevantes. Además,
como plantean Alloway y Alloway (2013) es recomendable limitar la cantidad de
elementos innecesarios con los que deba lidiar la memoria de trabajo del niño, para que
pueda enfocar su atención en las cosas que son relevantes. De acuerdo con esto, aquellos
elementos que ya no son útiles para los temas que se están desarrollando, pueden retirarse
para que no se vuelvan contraproducentes.
8. Desarrollar el uso de estrategias para aliviar a la memoria de trabajo. Tanto si hay
un fallo, como si se presenta un déficit en la memoria de trabajo, los niños suelen darse
cuenta que han olvidado información importante, pero a menudo no saben cómo
solucionarlo. Para contrarrestar esto, el docente puede estimular el desarrollo de
estrategias para sortear estos inconvenientes. Algunas de ellas son:(1) el uso de ayudas
para la memoria, (como se explicitó en el punto 7), (2) la división y descomposición de
tareas complejas en sus componentes siempre que sea posible, (3) estimular al niño a pedir
ayuda cuando se ha olvidado algo importante, (4) el uso de la repetición (rehearsal) de la
información para mantener la que es relevante, y (5) el uso del agrupamiento (chunking)
de la información. Repetir información es una de las primeras y más básicas estrategias, y
permite que la información sea mantenida en la memoria de trabajo por un período más
largo de tiempo. Mientras que el agrupamiento de información implica alguna forma de
asociación entre los contenidos, que son recordados y procesados como conjuntos,
facilitando así la retención y codificación a largo plazo. La estimulación en el uso de estas
dos estrategias básicas permite ampliar la capacidad de la memoria de trabajo de los niños
(Dehn, 2008).
Comentarios finales
A lo largo del presente capítulo se ha destacado la importancia de las FE, en particular
la inhibición y la memoria de trabajo. Las FE son particularmente relevantes, sobre todo
considerando su participación en habilidades fundamentales para la infancia y la etapa
escolar. El reconocimiento de su importancia ha llevado, durante los últimos años, a una
86
Referencias
Allan N.P., Hume L.E., Allan D.M., Farrington A.L., y Lonigan C.J. (2014). Relations
between inhibitory control and the development of academic skills in preschool and
kindergarten: A meta-analysis. Developmental Psychology, 50, 2368-2379.
Alloway, T. P. (2006). How does working memory work in the classroom ? Educational
Research, 1(4), 134–139.
Alloway, T. P., y Copello, E. (2013).Working memory: The what, the why, and the
how. The Australian Educational and Developmental Psychologist, 30(2), 105-118.
Alloway, T. P., Gathercole, S. E., y Pickering, S. J. (2006). Verbal and visuospatial short-
term and working memory in children: Are they separable? Child Development,
77(6), 1698–1716. Alloway, T., y Alloway, R. G. (2013). The Working Memory
Advantage. New York: Simon y Schuster.
Álvarez Linera Prado, J., Ríos Lago, M., Hernández Tamames, J.A., Bargalló Alabart,
N., y Calvo-Merino B. (2008) Resonancia magnética I: Resonancia magnética
funcional. En Maestú Unturbe, F., Ríos Lago, M y Cabestrero Alonso, R. (Eds.),
Neuroimagen. Técnicas y procesos cognitivos. (pp. 27-64) España: Elsevier
Aydmune, Y., Introzzi, I., Richard’s, M.M, y Lipina, S.J. (2016). Entrenamiento de
Funciones Ejecutivas. En I. Introzzi, y L. Canet Juric, L. (Eds.) (2016) ¿Quién
dirige la batuta? Funciones Ejecutivas: herramientas para la regulación de la mente, la
emoción y la acción. (pp. 217-142) Mar del Plata: EUDEM
Baddeley, A. D. (2012). Working Memory: Theories, Models and Controversies. Annual
Review of Psychology, 63, 1–29.
Baddeley, A. D., y Logie, R. H. (1999). Working Memory: The Multiple-Component
Model. En A. Miyake y P. Shah (Eds.), Models of working memory: Mechanisms of
active maintenance and executive control. (pp. 28-61). New York: Cambridge
University Press.
Best, J. y Miller, P. (2010). A Developmental Perspective on Executive Function. Child
Devevelopment, 81, 1641-1660.
Blair, C. y Razza, R.P. (2007). Relating effortful control, executive function, and false-
belief understanding to emerging math and literacy ability in kindergarten. Child
Developmental, 78, 647–63.
Blair, C. (2016). Developmental Science and Executive Function. Current Directions in
Psychological Science, 25(1), 3–7.
Bodrova E. y. Leong, D. J. (2007). Tools of the mind. Upper Saddle River, NJ: Pearson
Borella E, Carretti B., y Pelgrina S. (2010). The specific role of inhibition in reading
comprehension in good and poor comprehenders. Journal Learning Disabilities 43,
541–52
Bull, R., y Lee, K. (2014). Executive functioning and mathematics achievement. Child
Development Perspectives, 8(1), 36–41.
Cain, K. E., Oakhill, J., y Bryant, P. E. (2004). Children’s reading comprehension ability:
Concurrent prediction by working memory, verbal ability, and component skills.
Journal of Educational Psychology, 96(1), 31–42.
88
Center on the Developing Child at Harvard University (2011). Building the brain’s “air
traffic control” system: How early experiences shape the development of executive
function. Working Paper No. 11. Disponible en
http://www.developingchild.harvard.edu
Colombo, J. A., y Lipina, S. (2005). Hacia un programa público de estimulación cognitiva
infantil: Fundamentos, métodos y resultados de una experiencia de intervención
preescolar controlada. Buenos Aires: Paidós.
Cowan, N. (2005). Working Memory Capacity. New York: Psychology Press.
Cowan, N. (2010). The Magical Mystery Four: How Is Working Memory Capacity
Limited, and Why? Current Directions in Psychological Science, 19(1), 51–57.
Cozzanni, F., Usai, M.C. y Zanobini, M (2013). Linguistic abilities and executive functions
in third year of life. Rivista di psicolinguistica applicata / journal of applied
psycholinguistics, 13(1).
Davidson, M., Amso, D., Anderson, L., y Diamond, A. (2006). Development of cognitive
control and executive functions from 4 to 13 years: Evidence from manipulations
of memory, inhibition, and task switching. Neuropsychologia, 44 (11), 20-37.
DeFelipe, J. (2006). Brain platicity and mental process: Cajal again. Nature Reviews
Neuroscience. 7(1), 811-817.
Dehn, M. J. (2008). Working Memory and Academic Learning. Assessment and Intervention.
Hoboken, NJ: John Wiley y Sons.
Dehn, M. J. (2011). Helping Students Remember: Exercices and Strategies to Strenghten
Memory. Hoboken, NJ: John Wiley y Sons.
Dempster, F. N., y Corkill, A. J. (1999). Interference and inhibition in cognition and
behaviour: Unifying themes for educational psychology. Educational Psychology
Review, 11, 1 – 88.
Diamond A. y Lee, K. (2011). Interventions shown to Aid Executive Function
Development in Children 4–12 Years Old. Science. 19, 333(6045), 959–964.
Diamond A., Barnett W. S., Thomas J. y Munro, S. (2007). Preschool program improves
cognitive control. Science, 318(5855), 1387-1388.
Diamond, A. y Ling, D. S. (2016). Conclusions about interventions, programs, and
approaches forimproving executive functions that appear justified and those that,
despite much hype, do not. Developmental Cognitive Neuroscience, 18, 34–48
Diamond, A. (2012). Activities and Programs That Improve Children’s Executive
Functions. Current Directions in Psychological Science, 21(5), 335–341.
Diamond, A. (2013). Executive functions. Annual review of psychology, 64, 135-168.
Diamond, A., Barnett, W. S., Thomas, J., y Munro, S. (2007). Preschool program
improves cognitive control. Science, 318, 1387–1388
Eriksen, B. A., y Eriksen, C. W. (1974). Effects of noise letters upon the identification of a
target letter in a nonsearch task. Perception y Psychophysics, 16, 143-149.
Friedman, N. P., y Miyake, A. (2004). The relations among inhibition and interference
control functions: a latent-variable analysis. Journal of experimental psychology:
General, 133(1), 101-135.
89
Gandolfi, E., Viterbori, P., Traverso, L., y Usai, M. C. (2014). Inhibitory processes in
toddlers: a latent-variable approach. Frontiers in psychology, 5, 1-11.
García-Sevilla, J. (2010) Introducción a la estimulación cognitiva. En J.E. Tafur (comp.)
Estimulación Cognitiva. (pp 1-20) Neurohealth. Lima, Perú: Universidad de
Murcia.
Garon, N., Bryson, S. E. y Smith, I.M. (2008). Executive function in preschoolers: a
review using an integrative framework. Psychology Bulletin, 134(1), 31-60.
Gathercole, E. S., Alloway, T. P. (2007). Understanding Working Memory: A Classroom
Guide. Londres: Harcourt Assessment.
Gathercole, S. E. (2004). Working memory and learning during the school years.
Proceedings of the British Academy, 125, 365-380.
Gathercole, S. E., Pickering, S. J., Ambridge, B., y Wearing, H. (2004). The Structure of
Working Memory From 4 to 15 Years of Age. Developmental Psychology, 40(2), 177–
190.
Gilbert, S., y Burgess, P. (2008). Executive function. Current Biology, 18(3), 110-114.
Goldin A.P., Segretin M.S., Hermida M.J., Paz L., Lipina S.J. y Sigman, M. (2013).
Training planning and working memory in third graders. Mind, Brain y Education,
7, 132-146.
Goldin, A. P., Hermida, M. J., Shalom, D. E., Elias Costa, M., Lopez-Rosenfeld, M.,
Segretin, M. S, Fernández-Slezak, D., Lipina, S. J., y Sigman, M. (2014). Far
transfer to language and math of a short software-based gaming intervention.
Proceedings of the National Academy of Sciences, 111(17), 6443–6448.
Hale, S., Myerson, J., Emery, L.J., Lawrence, B.M., y Dufault, C. (2007). Variations in
Working Memory across the Life Span. En A. Conway, C. Jarrold, M.J. Kane, A.
Miyake, y J. Towse (Eds.), Variation in Working Memory (pp. 194-224). New York:
Oxford University Press.
Hasher, L., Lustig, C., y Zacks, R. T. (2007). Inhibitory mechanisms and the control of
attention. En A. A. Conway, C. Jarrold, M. J. Kane, A. Miyake, y J. N. Towse
(Eds.), Variation in working memory (pp. 227-249). New York: Oxford University
Press.
Hofmann, W., Schmeichel, B. J., y Baddeley, A. D. (2012). Executive functions and self-
regulation. Trends in cognitive sciences, 16(3), 174-180.
Huizinga, M., Dolan, C., y van der Molen, M. (2006). Age-related change in executive
function: Developmental trends and a latent variable analysis. Neuropsychologia,
44, 2017–2036.
Ison, M. S. (2009). Abordaje psicoeducativo para estimular la atención y las habilidades
interpersonales en escolares argentinos. Persona: Revista de la Facultad de
Psicología, 12, 29-51.
Ison, M. S. (2011). Programa de intervención para mejorar las capacidades atencionales en
escolares argentinos. International Journal of Psychological Research, 4(2), 72–79.
Jarrold, C., y Bayliss, D. M. (2007) Variation in working memory due to typical and
atypical development. En A. Conway, C. Jarrold, M. J. Kane, A. Miyake, y J. N.
90
Towse (Eds.), Variation in working memory (pp. 134-161). New York: Oxford
University Press.
Jolles, D.D. y Crone, E.A. (2012). Training the developing brain: an euro cognitive
perspective. Frontiers in Human Neuroscience, 6: 76.
Karbach J y Unger J. (2014) Executive control training from middle childhood to
adolescence. Frontiers in Psychology. 5: 390.
Karbach, J., Strobach, T., y Schubert, T. (2015). Adaptive working-memory training
benefits reading, but not mathematics in middle childhood. Child Neuropsychology,
21(3), 285–301.
Lipina, S.J., Hermida, M.J., Segretin M.S., Prats L., Frachia C., y Colombo J. (2011).
Investigación en pobreza infantil desde perspectivas neurocognitivas. En Lipina, S.
y Sigman, M (Eds.) La pizarra de Babel. Puentes entre neurociencia, psicología y
educación. (pp. 243-264). Buenos Aires: Libros del Zorzal
Mischel, W., Ayduk, O., Berman, M. G., Casey, B. J., Gotlib, I. H., Jonides, J., ... y
Shoda, Y. (2011). ‘Willpower’ over the life span: decomposing self-
regulation. Social Cognitive and Affective Neuroscience, 6, 252-256.
Miyake, A. y Friedman, N. P. (2012). The nature and organization of individual
differences in executive functions four general conclusions. Current directions in
psychological science, 21(1), 8-14.
Miyake, A., y Shah, P. (Eds.) (1999). Models of working memory: Mechanisms of active
maintenance and executive control. New York: Cambridge University Press.
Morrison, A. B., y Chein, J. M. (2011). Does working memory training work? The promise
and challenges of enhancing cognition by training working memory. Psychonomic
bulletin y review, 18(1), 46-60.
Oakhill, J. V, Cain, K., y Elbro, C. (2015). Understanding and Teaching Reading
Comprehension. New York: Routledge. Disponible en
http://files.eric.ed.gov/fulltext/EJ971235.pdf
Passolunghi, M. C., y Siegel, L. S. (2001). Short-term memory, working memory, and
inhibitory control in children with difficulties in arithmetic problem
solving. Journal of experimental child psychology, 80(1), 44-57.
Peng, P., Namkung, J., Barnes, M., y Sun, C. (2016). A Meta-Analysis of Mathematics
and Working Memory: Moderating Effects of Working Memory Domain, Type of
Mathematics Skill, and Sample Characteristics. Journal of Educational Psychology,
108(4), 455–473.
Raghubar, K. P., Barnes, M. A., y Hecht, S. A. (2010). Working memory and
mathematics: A review of developmental, individual difference, and cognitive
approaches. Learning and Individual Differences, 20(2), 110–122.
Richard’s, M., Canet Juric, L., Introzzi, I., y Urquijo, S. (2014). Intervención diferencial
de las funciones ejecutivas en inferencias elaborativas y puente. Avances en
Psicología Latinoamericana, 32, 5-20.
Rolla, A., Hinton, C. y Shonkof, J. (2011) Hacia un modelo interdisciplinario: Biología,
interacción social y desarrollo infantil temprano. En Lipina, S. y Sigman, M.
91
“La batalla del movimiento”: la actividad física como estrategia para el logro de la
autorregulación
María M. Richard´s
Introducción
La educación física genera una serie de respuestas agudas y crónicas que promueven
condiciones que aumentan el rendimiento cognitivo. En este capítulo se describirán
algunas de las hipótesis que fundamentan este aumento. Los procesos asociados a la
respuesta aguda al ejercicio físico son: incremento del flujo sanguíneo cerebral, incremento
de la temperatura y aumento de la disponibilidad de neurotransmisores. Por otra parte los
efectos crónicos asociados al ejercicio físico son: aumento de la vascularización,
neurogénesis y plasticidad neuronal.
El cerebro humano, debido a su plasticidad, tiene una enorme capacidad para modificar
su estructura y funcionamiento a través de la interacción con el entorno. En este proceso
continuo de adaptación y supervivencia de la especie que ha permitido su desarrollo, es
innegable que la actividad física ha desempeñado un papel crucial. La realización de
ejercicio físico requiere una activación cerebral generalizada, pues supone el movimiento
de grupos musculares, aumento de flujo sanguíneo, consumo de glucosa, respiración, y
ritmo cardíaco regulado por diferentes centros nerviosos. Ello quiere decir que el ejercicio
físico activa amplias zonas cerebrales.
La actividad física influye en la manera en qué se piensa y se siente y afecta al
aprendizaje, al estado de ánimo, a la atención, a la ansiedad, y al estrés y tiene la
capacidad de inmunizar contra algunas enfermedades o, al menos, refrenarlas o paliarlas
(Diamond, 2015). Algunos de los beneficios más importantes son la neurogénesis (creación
de neuronas) y la disminución de la muerte de las neuronas (apoptosis). Además, el
ejercicio hace que las conexiones entre las neuronas sean mayores, más fuertes y eficaces,
favoreciendo capacidades como el aprendizaje y la memoria, entre otras, y protegiendo
contra las enfermedades degenerativas de las neuronas.
Los estudios con niños y adolescentes sobre la práctica de la actividad física han
demostrado los mismos beneficios que se habían encontrado tanto en animales como en
seres humanos adultos. Como consecuencia del ejercicio físico se segregan toda una serie de
neurotransmisores y factores de crecimiento cerebrales que estimulan el desarrollo de
nuevas neuronas en el hipocampo y el fortalecimiento de las conexiones neuronales que
facilitan la memoria y el aprendizaje. Especialmente importantes son los estudios con
niños en los que se demuestra la mejora de las funciones ejecutivas básicas como la
capacidad de inhibición, la memoria de trabajo o la flexibilidad cognitiva que son
imprescindibles para el buen desarrollo académico y personal de los alumnos. (Chaddock,
93
Lengua y Matemática
El investigador americano Charles Hillman y su equipo de la Universidad de Illinois
comprobaron que aquellos alumnos que realizan pruebas académicas relacionadas con la
comprensión lectora, la ortografía o la aritmética tras una actividad aeróbica moderada de
20 minutos (caminando o corriendo en la cinta, por ejemplo), obtienen mejores resultados
que aquellos que han estado en una situación pasiva en ese intervalo de tiempo (Hillman
et al., 2009). Incluso, pequeñas pausas de 4 minutos en la actividad académica de niños en
educación primaria para realizar una serie de movimientos rápidos son suficientes para
optimizar la atención necesaria que requiere la tarea posterior y mejorar el desempeño en
la misma (van der Niet et al., 2015). Se evaluaron 20 estudiantes de nueve años edad
(Hillman et al., 2009) a los que se les aplicaron tests relacionados con la lectura, la
ortografía y las matemáticas en dos condiciones experimentales: después de 20 minutos
caminando en una cinta de correr a un ritmo moderadamente alto, o tras un periodo de
descanso también de 20 minutos. Como se observa en la figura, los niños tras la actividad
física obtuvieron mejores resultados en cada una de las pruebas.
Atención
En una investigación en la que se aplicó un programa de ejercicio físico
predominantemente aeróbico de 30 minutos a alumnos de 13 y 14 años de edad (Kubesch
et al., 2009), se comprobó que mejoraron su rendimiento en tareas de discriminación visual
que requerían una gran atención ejecutiva, en comparación a aquellos que realizaron un
95
Técnicas Actividades/Objetivos
A) Establecimiento de Iniciar la clase con una actividad en la que todos los
objetivos en movimiento alumnos se pongan en parejas. Los estudiantes pueden
realizar la mímica de sus objetivos, identificarlos a
través de adivinanzas con el compañero. Finalmente, se
solicita a los estudiantes que respondan tres preguntas:
(1) ¿Cuáles son mis metas para hoy y para este año?; (2)
¿Qué tengo que hacer hoy y esta semana en clase para
alcanzar mis metas?; y (3) ¿Por qué es importante para
mí alcanzar las metas actuales?
B) Teatro y juegos de Hacer que la clase utilice esta estrategia a diario o al
roles menos realizar dramatizaciones semanales. Los
estudiantes pueden jugar a las adivinanzas para revisar
las ideas principales. Se pueden usar anuncios
publicitarios de la televisión adaptados de un minuto
para anunciar el próximo contenido o bien para revisar
98
el contenido pasado.
C) Actividades Permiten: (1) aumentar los niveles de presión arterial
Energizantes y epinefrina entre alumnos somnolientos, (2) reducir la
hiperactividad entre los alumnos inquietos, y (3)
reforzar contenidos. Un ejemplo de este tipo de
actividades es el denominado juego de “Simón dice” con
incorporación de contenidos: se enuncian una serie de
órdenes, donde los niños deben realizar sólo las que
vayan precedidas de las palabras “Simón dice”. Por
ejemplo frente a la orden: "Simón dice que apuntes
hacia el sur”, los niños deben apuntar hacia el lado sur
del aula. Pero si el instructor dice solamente: “señalen
hacia el sur del aula”, entonces los niños deberían
quedarse quietos. Otra actividad podría ser que los
estudiantes se muevan alrededor del aula, tocando siete
colores o siete objetos diferentes en un orden particular.
D) Juegos rápidos o de Consisten en juegos de lanzamiento de pelota para
velocidad revisión de contenidos, construcción de vocabulario,
narración de cuentos, o auto descripción. Las nuevas
palabras pueden proporcionar un repaso de los
contenidos vistos.
E) Actividades "Acaricia tu cabeza y frota tu panza" es un ejemplo
cruzadas de una actividad cruzada simple y fácil de implementar.
Otros ejemplos incluyen marchar en el lugar mientras
se tocan las rodillas opuestas, palmearse a sí mismo en
el hombro opuesto, y tocarse los codos o los talones
opuestos. Este tipo de actividades obliga a ambos
hemisferios cerebrales a "hablar" el uno al otro mejor,
posibilitando una integración y una optimización del
funcionamiento cognitivo y ejecutivo.
F) Estiramiento o Este tipo de actividad posibilita a los estudiantes
“Stretching” mayor movilidad en el aula durante horas específicas.
Darles tareas para cumplir, por ejemplo hacer una soga
para saltar, o simplemente dejar que caminen y se
estiren por el fondo de la clase, siempre y cuando no
molesten a otros estudiantes, son ejemplos sencillos de
implementar.
99
Consideraciones finales
Los estudios con niños y adolescentes han demostrado que -como consecuencia de la
práctica de la actividad física- se segregan toda una serie de neurotransmisores y factores
de crecimiento cerebrales que estimulan el desarrollo de nuevas neuronas en el hipocampo
y el fortalecimiento de las conexiones neuronales, que a su vez facilitan el desarrollo de los
procesos ejecutivos (memoria de trabajo, inhibición, flexibilidad cognitiva), y no
ejecutivos (razonamiento abstracto, aprendizaje). Este capítulo analizó las conexiones
existentes entre la educación física, el movimiento, las pausas y recreos, las actividades
energizantes, y la mejora de la cognición. Se ha demostrado que el movimiento puede ser
una estrategia y herramienta eficaz para: (1) fortalecer el aprendizaje, (2) mejorar la
atención, la memoria y la recuperación, (3) optimizar el funcionamiento de habilidades
como la planificación y el control inhibitorio, y (4) mejorar la motivación y la moral de los
alumnos.
Las investigaciones analizadas sugieren que la actividad física no debe ser erradicada de
los planes escolares, ya que sabemos que mejora nuestra salud física, emocional y mental,
procesos que acaban siendo indisolubles. Tampoco resulta beneficioso implementar la
actividad física al final del horario escolar, cuando sabemos que unos pocos minutos de
ejercicio son suficientes para mejorar la atención y la concentración del alumno, factores
críticos en su aprendizaje. En este sentido, se deberían utilizar descansos de corta duración
y en períodos regulares, que permitieran a los alumnos moverse y fomentar zonas de recreo
al aire libre que permitieran la actividad física voluntaria. Un simple paseo por un entorno
natural o realizar las tareas de pie dentro del aula (como muestra la foto), puede recargar
de energía determinados circuitos cerebrales que intervienen en la atención o la memoria y
que pueden saturarse como consecuencia de una actividad escolar continuada. Y ese
simple paseo o cualquier actividad física que nos permita cierta desconexión mental
respecto a lo que estamos haciendo, nos puede permitir encontrar, gracias a los
mecanismos cerebrales inconscientes que no dejan de trabajar, una solución creativa a ese
problema que nos frustraba y que no podíamos resolver cuando pensábamos en él de forma
insistente y cerrada.
100
*Foto facilitada por Aldana Fulco (Docente de primer grado). Clase de Ciencias Naturales: lista de objetos
sólidos o líquidos.
El movimiento está asociado a nuestro propio proceso de desarrollo cerebral, por lo que
no deberíamos desaprovechar los beneficios derivados del ejercicio físico, sin olvidar que
cuando se ofrecen retos intelectuales adecuados, el efecto se amplifica. Afortunadamente,
en la actualidad existen los modelos integrativos que estudian las interacciones entre las
actividades físicas y cerebrales, destacando el rol fundamental que presenta la actividad y
ejercicio físico sobre el desempeño cognitivo.
Comentarios finales
En síntesis, las investigaciones mencionadas en el presente trabajo consideran que
aquellos estudios sobre actividades de movimiento que mejoran la condición física y
también entrenan diversas habilidades motoras y ejecutivas, serán los más eficaces para
lograr un mayor desempeño ejecutivo en niños de edad escolar. Es evidente que se
necesitan más estudios de este tipo, realizados con distintos deportes y en diferentes
edades. Hasta que estos interrogantes no se resuelvan será difícil establecer conclusiones
firmes, pero se deben desarrollar trabajos -no solo en actividades que mejoran la condición
física- sino también en aquellas que (a) entrenen diversas habilidades motoras y ejecutivas,
(b) posibiliten alcanzar alegría, orgullo y confianza en sí mismos, y (c) proporcionen un
sentido de lo social y de pertenencia. En definitiva, una mejor salud física conduce a un
mayor nivel cognitivo y académico, mejores alumnos y mejores personas.
101
Referencias
Åberg, M. A., Pedersen, N. L., Torén, K., Svartengren, M., Bäckstrand, B., Johnsson, T.,
y Kuhn, H. G. (2009). Cardiovascular fitness is associated with cognition in young
adulthood. Proceedings of the National Academy of Sciences, 106(49), 20906-20911.
Aydmune, Y., Introzzi, I., Richard’s, M.M., y Lipina, S.J. (2016). Entrenamiento de
Funciones Ejecutivas. En Introzzi, I. y Canet Juric, L. (eds) (2016). ¿Quién dirige la
batuta? Funciones Ejecutivas: herramientas para la regulación de la mente, la emoción
y la acción, (pp. 217-142) Mar del Plata: EUDEM.
Baddeley, A. (1996). Exploring the central executive. Quarterly Journal of Experimental
Psychology, 49, 5-28.
Best, JR. (2010). Effects of physical activity on children’s executive function:
Contributions of experimental research on aerobic exercise. Developmental Review,
30, 331-351.
Chaddock, L., Erickson, K. I., Prakash, R. S., Kim, J. S., Voss, M. W., VanPatter, M., y
Cohen, N. J. (2010). A neuroimaging investigation of the association between
aerobic fitness, hippocampal volume, and memory performance in preadolescent
children. Brain research, 1358, 172-183.
Chaddock-Heyman, L., Erickson, K. I., Voss, M., Knecht, A., Pontifex, M. B., Castelli,
D., y Kramer, A. (2013). The effects of physical activity on functional MRI
activation associated with cognitive control in children: a randomized controlled
intervention. Frontiers in human neuroscience, 7, 72.
Diamond A (2015). Effects of Physical Exercise on Executive Functions: Going beyond
Simply Moving to Moving with Thought. Annals of Sports Medicine and Research,
2(1), 1011.
Diamond, A. (2013) Executive Functions. Annual Review of Psychology. 64, 135-168.
Flanagan, J. R., Vetter, P., Johansson, R. S., y Wolpert, D. M. (2003). Prediction
preceded control in motor learning. Current Biology, 13, 146–150.
Gómez-Pinilla F., y Hillman, C. (2013). The influence of exercise on cognitive abilities.
Comprehensive Physiology, 3, 403-428.
Hillman, C. H., Pontifex, M. B., Raine, L. B., Castelli, D. M., Hall, E. E., y Kramer, A. F.
(2009). The effect of acute treadmill walking on cognitive control and academic
achievement in preadolescent children. Neuroscience, 159(3), 1044-1054.
Hillman, C. H., Pontifex, M. B., Castelli, D. M., Khan, N. A., Raine, L. B., Scudder, M.
R., y Kamijo, K. (2014). Effects of the FITKids randomized controlled trial on
executive control and brain function. Pediatrics, 134(4), e1063-e1071.
Hofmann, W., Schmeichel, B.J., y Baddeley, A.D. (2012). Executive functions and self-
regulation. Trends in Cognitive Science, 16, 174--180.
Jensen, E. (2005). Movement and Learning. In Teaching with the brain in mind (pp. 60-67),
2nd ed., Association for Supervision and Curriculum Development. USA:
Alexandria
Kamijo, K., Pontifex, M. B., O’Leary, K. C., Scudder, M. R., Wu, C. T., Castelli, D. M., y
Hillman, C. H. (2011). The effects of an afterschool physical activity program on
102