El Misterio Del Latín (O La Belleza Que Salva)

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El misterio del latín (o la belleza que salva)

Javier Olivera Ravasi, el 21.05.16 a las 5:22 PM


Reproduzco aquí un breve
escrito que demuestra las
perennes palabras
del Idiota de Dostoievski:
“la belleza salvará al
mundo".
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
Link:

https://www.infocatolica.com/blog/notelacuenten.php/1605210522-el-misterio-
del-latin-o-la-be

El misterio del latín


Rubén Amón
Ayer me despertaron las campanas de la iglesia de San Sebastián en
Salzburgo. Tanto tiempo sonaron y lo hicieron con tanta intensidad que atribuí
al fenómeno el valor de una convocatoria. Me citaban las campanas. Me
emplazaban a las misa de 9,30.
Conozco bien el templo de la Linzergasse porque su claustro aloja un
cementerio de personajes ilustres. Ninguno tan enigmático como Paracelso.
Ninguno tan sepultado de flores como Leopold Mozart, el padre del mesías. O
como su  otra hija, Nannerl.
Y no me gustan los cementerios. Ni me inspiran confianza las personas que
encuentran en ellos sosiego y paz espiritual. “La pace dei sepolcri", objeta Posa
a Felipe II cuando trata de recriminarle al rey las campañas militares contra los
flamencos.
No me gustan los cementerios, pero tengo cariño al de San Sebastián. Una
rosa siempre fresca, siempre viva, custodia la lápida de Paracelso. Como si el
propio sabio suizo se las hubiera arreglado para recrear su leyenda de
taumaturgo. Fue proscrito como un brujo y un curandero. Lo fue hasta que la
propia Iglesia rectificó su diagnóstico. Igual que hizo la ciencia.
La Universidad de Salzburgo lo canonizó como a un clarividente y un pionero,
aunque los honores no han alcanzado a atribuirle la transmutación del plomo
en oro. Más difícil es convertir las cenizas en una rosa. Y la rosa de Paracelso -
de la que hizo un cuento Borges- custodia su tumba como si la reanimara
desde el más allá con el rocío.
Repicando y en misa estaba un servidor ayer. Porque acudí a la liturgia de  las
9,30, no por razones de fe ni de costumbre, ni siquiera para implorar la
curación de unos males en la garganta, sino porque el rito prometía un
acontecimiento cultural.
Y lo fue. No ya por la instrucción musical de los salzburgueses. Por la
cualificación del organista. Por la sensibilidad del coro aficionado. O por la voz
de heldentenor que trasladaba el pater en el mascarón de proa del púlpito,
sino  por tratarse de un rito en latín, oficiado de espaldas a los feligreses,
concebido según los criterios preconciliares.
La liturgia sugestiona el orden espiritual. La lengua muerta adquiere el impulso
de la resurrección. Y deja en ridículo las razones prácticas que se han valorado
en España para suprimir el latín y el griego de los planes educativos. No
discuto la utilidad del chino. Lamento sólo que se pervierta el patrimonio
cultural.
Y es una lástima que se haya degradado la resonancia metafísica del latín y
que se haya profanado la liturgia con las contingencias parroquianas o
parroquiales. Tanto se ha “acercado” la celebración, tanto se ha alejado el
misterio. Se ha despojado  a la misa de su proyección trascendental, de su
esencia mistérica,  no digamos ya cuando el patrimonio musical eclesiástico
degenera en el estribillo del Señor, la barca, la orilla, Tú nombre y la búsqueda
de otro mar, corrompiendo hasta la fe de los corazones más dispuestos.
Habla uno desde la perspectiva del agnóstico. Y de quien, no creyendo por
hondas convicciones, acepta el placebo de la fe por el camino de la estética. Lo
tiene escrito Thomas Mann en “La muerte en Venecia". La Belleza -en
mayúsculas lo escribe Mann, en sentido aspiracional- es el camino del hombre
sensible hacia el espíritu.
No se trata de entender la misa, sino de vivir el misterio. Y de aprovechar el
oleaje de las lenguas antiguas para llegar a la tierra prometida. El Papa
Ratzinger quiso demostrarlo cuando restauró la misa tridentina. Y lo
malentendieron sus detractores. Pensaron que pretendía Benedicto XVI
restaurar el Antiguo Régimen. Y nunca supieron que la ópera favorita del papa
alemán era el “Don Giovanni” de Mozart.
Fuente: http://blogs.elpais.com/recondita-armonia/
Categorías : Actualidad, De pluma ajena

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