Linguistica General

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1.

En tiempos antiguos, gran cantidad de pueblos y culturas consideraban que el lenguaje


había sido un don o un regalo otorgado a los humanos por alguna divinidad. Así, los
romanos creían que el dios Jano había inventado el lenguaje y se lo había entregado a
los mortales.
Los orígenes del lenguaje entraron en crisis en el Romanticismo, momento en que
ciertos filósofos (especialmente Herder y Rousseau) empezaron a introducir la
idea de un origen estrictamente humano, lo cual enfrentó duras polémicas a los
partidarios de ambas tesis.
Los lingüistas contemporáneos, dejan constancia en sus obras de algunas
propuestas que hacen surgir el lenguaje de los gestos y gritos de los humanos
primitivos, haciendo referencia a la teoría de la imitación (onomatopeyas) y a la
adquisición de una lengua por parte de los niños, aunque no muestran gran convicción
en relación con estas teorías.
Los primeros registros escritos datan de poco más de cinco mil años (las escrituras
pictográficas y cuneiformes mesopotámicas), mientras que razonablemente cabe
suponer que el homo sapiens ya era un hablante de pleno derecho, lo cual sitúa los
orígenes del lenguaje unos cien mil años atrás. Así pues, hubo un hueco de noventa y
cinco mil años en el que la actividad del habla no podía ser investigada porque no
había dejado restos fósiles ni había sido fijada por la escritura.
2. Nos fijamos en el volumen del cerebro (fig. l), observamos que su valor aumenta desde
los 400-600 cm3 de las diferentes especies de australopithecus hasta los 1.400 cm3 de
media de homo sapiens; el género australopithecus oscila entre los 400cm3 (en la
especie afarensis) hasta los 600cm3 (en la especie bilsei); homo habilis llega hasta los
800 y homo erectus, hasta los 1.000, mientras que homo sapiens, desde su aparición
hasta nuestros días, tiene un volumen cerebral de una media de 1.400 cm3
3. en el cerebro hay dos áreas principalmente responsables del control del lenguaje: el
área de Broca y la de Wernicke, ambas en el hemisferio izquierdo del cerebro. Pues
bien, las marcas que estos dos centros han dejado en la parte interior del cráneo se
manifiestan cada vez más complejas a medida que las especies de homínidos
evolucionan. Existe pues, una correlación entre el aumento del volumen del cerebro y
la configuración de las marcas endocraneales responsables del control del habla.

4. La dimensión sonora de las lenguas ha de significar que en los orígenes de la


humanidad la vía vocal-auditiva se vio favorecida selectivamente como forma central
de comunicación lingüística.
En primer lugar, el sonido puede oírse tanto de día como de noche, mientras que los
gestos requieren unas condiciones de luz determinadas para ser percibidos. Pensemos
en las largas noches de nuestros antepasados remotos y no en las condiciones
actuales, que nos permiten iluminar una habitación sin ningún esfuerzo. En esas
circunstancias, un sistema de comunicación gestual habría representado un grave
inconveniente durante una parte importante del día. Así pues, la voz era rentable en
cualquier momento, independientemente de la luz.

En segundo lugar, los gestos solamente pueden transmitir información si el receptor


mira directamente a la persona que los hace. En cambio, el habla oral es perceptible
sin la inmovilización de la mirada: podemos dirigir la vista en cualquier dirección,
movernos e incluso tener cerrados los ojos, y la voz nos llega sin ninguna dificultad. Ello
es posible porque el sonido se esparce en todas las direcciones del espacio
tridimensional. Así pues, la voz, además de ser percibida en la oscuridad, también
podía llegar a los receptores independientemente de su posición en el espacio.

En tercer lugar, la voz puede ser percibida a distancia: por ejemplo, a cien o doscientos
metros. En cambio, las gesticulaciones se empequeñecen a medida que los
interlocutores se separan: unos gestos hechos con los dedos resultan inútiles a partir
de una determinada distancia.

En cuarto lugar, tenemos ocupadas las manos durante buena parte del día en todo tipo
de tareas, en cambio la boca sólo lo está cuando comemos y bebemos. En
consecuencia, la vía vocal permitía ocupar una parte de nuestro cuerpo (la boca) más
disponible que otros órganos.

5. En primer lugar, el lenguaje es un instrumento básico para la construcción del “yo”


intrapersonal. Efectivamente, en todas las lenguas existe un sistema pronominal que
contiene al menos dos formas: la que marca la persona que habla y la que designa al
resto (con una, dos o más formas). De este modo todo, todo hablante dispone de un
pronombre para referirse a sí mismo, lo cual a menudo se interpreta en el sentido de
que ese pronombre de primera persona y singular consolida la autoconciencia, o al
menos la expresa de manera precisa.

En segundo lugar, el lenguaje es un instrumento para la autoexpresión libre. Al margen


de los condicionamientos externos y de las posibles censuras e interdicciones
procedentes del entorno, nuestro discurso interno se puede desarrollar sin obstáculos.
Es útil añadir que tanto nuestros pensamientos como el diálogo silencioso que
establecemos con nosotros mismos se realizan sobre la base del lenguaje: está
demostrado que cuando pensamos en silencio la lengua realiza “movimientos
subvocales” (los movimientos del habla, reducidos y sin llegar a la articulación
sonora), lo cual es una prueba evidente de que nuestros pensamientos íntimos tienen
como soporte el instrumento del lenguaje.

En tercer lugar, el lenguaje es la herramienta privilegiada para la comunicación. Esta


característica, que convierta al lenguaje en instrumento de información, aparece
subrayada en muchas definiciones del lenguaje, por encima de los otros rasgos que
estamos comentando. Resulta evidente que la comunicación desempeña aquí un papel
central, pero no único. Esta dimensión comunicativa permite la socialización y la
interacción entre los miembros del grupo de hablantes. El lenguaje ha sido considerado
sobre todo como el elemento que posibilita la organización del trabajo, la distribución
especializada de las diferentes tareas que realiza todo grupo humano.

6. Es evidente que en el reino animal (dejando ahora de lado la especie humana) existen
formas variadísimas de comunicación; los ultrasonidos de los delfines, los gritos de los
chimpancés, el despliegue del plumaje del pavo real, el lomo arqueado de los gatos, los
cantos de los pájaros, los ladridos de los perros, etc. Son auténticas señales,
interpretables por los miembros de cada especie y tienen consecuencias en el
comportamiento de los demás animales.
En general la comunicación animal está dominada por el instinto y las señales emitidas
hacen referencia a temas como, por ejemplo, la alimentación, la reproducción, el
peligro, la amenaza, la defensa del territorio, etc. Así pues, la comunicación de los
animales se circunscribe en cada caso al tipo de señal destinada a garantizar las
necesidades de la propia especie. Dos ejemplos nos sirven para ilustrar algunas de las
características de la comunicación animal: la “danza” de las abejas y las clases de gritos
de los cercopitecos de cara negra (Cercopithecus aetiops) de Etiopía y Kenia. En ambos
casos se trata de formas de comunicación determinados genéticamente.
 La “danza” de las abejas: que describimos a continuación, constituye un acto
comunicativo que permite a una abeja exploradora informar a sus congéneres
de la localización exacta de una fuente de néctar.
 Los gritos de los cercopitecos de cara negra (Cercopithecus aetios): son el
segundo de los ejemplos anteriormente anunciados de comunicación animal
determinada genéticamente. Estos animales tienen a su disposición unos
treinta gritos diferentes, algunos de los cuales sirven para anunciar peligro y
provocar un determinado comportamiento como respuesta.
7. Canal vocal-auditivo, transmisión radial y recepción unidireccional, semanticidad.
8. Evanescencia, arbitrariedad o convencionalidad, desplazamiento independencia
temporal, cualidad o composicionalidad, productividad, disimulación o falsificación,
reflexividad.
9. una señal es una modificación perceptible del entorno producida para comunicar.
Podemos utilizar como señales cualquier tipo de estímulo externo como: expresiones
lingüísticas, gestos, dibujos, chasquidos, entre otros.

Se llama signo lingüístico a la unidad mínima de la comunicación verbal, parte de un


sistema social y psíquico de comunicación entre los seres humanos, que conocemos
como lenguaje. Este mecanismo actúa sustituyendo a las cosas de la realidad por
signos que las representan, y en el caso del lenguaje verbal, por signos que podemos
recibir a través de los sentidos y luego decodificar e interpretar para recuperar un
mensaje original.
Las propiedades del signo lingüístico son: la arbitrariedad, la linealidad, la mutabilidad
e inmutabilidad y la doble articulación.
 ARBITRARIEDAD: El signo lingüístico es arbitrario. La relación entre el
significado y el significante es arbitraria, es decir, se establece por una
convención social. Pongamos como ejemplo la palabra MUJER. La serie de
sonidos que emitimos no tiene ninguna conexión con el concepto al que nos
remite. Eso lo comprobamos al ver que en otros códigos (lenguas) ese mismo
significado tiene otros significantes: Inglés: Woman- Francés: Femme.
 LINEALIDAD: El signo lingüístico es lineal. Los signos aparecen uno tras otro,
tanto oralmente como por escrito.
En el lenguaje oral el significante se desarrolla en el tiempo y, por ello, se
percibe en una dirección lineal; cada sonido (fonema) sucede a otro.
En el lenguaje escrito el significante conserva su carácter lineal, es decir, debe
aparecer en una línea; sería ilegible si apareciera de otra forma.
 INMUTABILIDAD Y MUTABILIDAD: El signo lingüístico es inmutable y mutable.
Es inmutable porque no depende de nadie, es decir, nadie puede cambiar su
forma o su significado. Por otra parte hablamos de la mutabilidad del signo
porque la lengua va cambiando a lo largo del tiempo.
 DOBLE ARTICULACIÓN: El signo lingüístico es articulado, es decir, está
compuesto de unidades más pequeñas y, por ello, es divisible. (monemas y
fonemas.

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