Discapacidad

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Discapacidad

« Se sabe que la discapacidad es un fenómeno o condición tan antigua como el hombre»


Objetivos: Contribuir a reflexionar sobre las actuaciones en materia de discapacidad, de modo que no
sólo se atienda a un grupo poblacional identificable, sino que se mejore la calidad de vida de todos y
de todas, es decir, de personas con y sin discapacidad.
La discapacidad, originada en un estado de salud, impacta en el individuo y en su funcionamiento,
pero se establece en la interacción de aquel individuo con un estado de salud y su entorno (OMS,
2001).
La discapacidad, como palabra o denominación vigente, es un término abarcativo (“paraguas”) que
incluye deficiencias, limitaciones en la actividad y restricciones en la participación, aunque no
siempre fue así (OMS, 1980).
La discapacidad, históricamente y de diferentes modos, se ha constituido en un estigma que ha
diferenciado y diferencia negativamente a unos individuos de otros y los pone en situación de
desventaja. No es sólo lo que no pueden hacer por sí mismos, sino también lo que la sociedad
determina (considera, piensa, cree) que no pueden, por lo que muchas veces ésta los obstaculiza o
desfavorece. En una investigación sobre la discapacidad como problema o asunto social se
establecieron las siguientes denominaciones usadas indistintamente como sinónimos de lo que hoy es
“persona con discapacidad”: anormales, atípicos, deficientes, diferenciados, inarmónicos,
disminuidos, excepcionales, impedidos, incapacitados, inválidos, limitados, lisiados, menoscabados,
minorados, minusválidos, subnormales
La evolución de su concepción, desde la desvalorización (incluida la “supresión”) hasta un
posicionamiento de derechos humanos, ha transitado un larguísimo camino donde aparecen dos
modelos innegables, simplificadores de la compleja realidad: uno, el médico rehabilitador, que ubica
la discapacidad dentro del campo de la salud y de carácter individual, y otro, el social, dentro del
cual habría que distinguir, a su vez, una variada y sutil gama de explicaciones: desde las que
reconocen la intervención de la familia y el entorno cultural y físico, hasta otras de carácter
sociopolítico que refieren situaciones dominantes muy radicalizadas y que la definen como una
creación social.
Por lo menos desde el decenio de 1960, a través del mundo se ha estado desarrollando de manera
gradual, aunque creciente, en el campo de la política, de la elaboración de programas públicos, y de
las ciencias sociales, el convencimiento de que ya no es posible considerar en términos
exclusivamente médicos el problema de la discapacidad.
La primera consiste en la ortodoxa definición médica, calificada de individualista. La segunda es una
explicación más liberal, calificada de interrelacionar. La tercera es la interpretación sociopolítica
“radical", comúnmente llamada modelo social de la discapacidad.
Enfoque tradicional individualista. Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades
y Minusvalías (CIDDM).
La CIDDM utiliza una triple tipología: la “deficiencia”, la “discapacidad” y “la minusvalía”. La
deficiencia se refiere a “cualquier pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica,
fisiológica o anatómica”. La discapacidad denota “cualquier restricción o inhabilidad (que resultan
de una deficiencia) en la capacidad para realizar una actividad en la forma —o dentro de los límites
de la forma— que se considera normal para un ser humano”. La “minusvalía” es “la desventaja que
tiene algún individuo como resultado de una deficiencia o discapacidad, y que limita o impide el
desempeño de una función que sería normal (según la edad, el sexo y factores sociales y culturales)
en tal individuo”.
Cuestionamientos al modelo biologista
• Primero, la identificación de la “deficiencia” o la “anormalidad” es un fenómeno social que
no es posible definir fácilmente y que está sujeto a sustanciales variaciones temporales,
culturales y circunstanciales.
• Segundo, en la CIDDM se supone tácitamente que el cuerpo humano es flexible y tiene la
capacidad de adaptarse al medio, pero los medios físico y social no la tienen. Esto sin duda
contradice la realidad, puesto que históricamente los humanos siempre han moldeado el
medio para satisfacer sus necesidades, y no lo contrario.
• Tercero, las definiciones de la CIDDM sugieren que la deficiencia, la discapacidad y la
minusvalía son estados estáticos. Aparte de que no es precisamente cierta, esta afirmación
crea distinciones y barreras que no tienen ni tendrían por qué existir entre las personas con y
sin deficiencias; es además particularmente absurda, dado que la CIDDM supuestamente
“proporciona una clasificación para cada aspecto de la estructura física del ser humano”.
En otras palabras, las personas con discapacidad se ven convertidas en objetos que hay que curar,
tratar, entrenar cambiar y “normalizar” de acuerdo con una serie particular de valores culturales.

El enfoque “liberal” o interrelacional


Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud comúnmente
denominada CIF y anteriormente conocida como CIDDM-2. Esta redefinición es un intento de
conjugar en un solo esquema el individualista modelo tradicional médico, que expusimos arriba, y la
más radical interpretación sociopolítica
Al igual que su predecesora, la CIF tiene un esquema triple. Primer nivel: la deficiencia, al igual que
en la anterior clasificación, se relaciona con “las funciones y las estructuras corporales”. El segundo
nivel, anteriormente la “discapacidad”, aquí se denomina “actividad”, y el tercero, antes la
“minusvalía”, aquí se califica de “participación” En este marco, la discapacidad sigue siendo, más
que un asunto político, un asunto de salud. Es el resultado de la interrelación de los “atributos de una
persona, por un lado, y los medios sociales y físicos, por el otro”.
Este enfoque holístico se basa en la percepción de que, en una sociedad organizada casi
exclusivamente para satisfacer las necesidades de un mítico ideal de no discapacidad,
inevitablemente se interrelacionan las incapacidades físicas, sensoriales y cognitivas. Por añadidura,
esta reinterpretación de la discapacidad ha favorecido la construcción de un “modelo social” o de “un
modelo de la discapacidad de las barreras sociales”.
Así, la “discapacidad” no es el producto de las fallas personales, sino que ha sido creada socialmente;
las formas de explicar de su carácter cambiante se encuentran en la organización y las estructuras de
la sociedad. Por lo tanto, la imposibilidad de caminar es una deficiencia, mientras que la
imposibilidad de entrar en un edificio, puesto que hay que subir una escalera hasta la entrada, es una
discapacidad. La imposibilidad de hablar es una deficiencia, pero la imposibilidad de comunicarse,
puesto que no existe el apoyo técnico apropiado, es una discapacidad. La imposibilidad de mover el
cuerpo es una deficiencia, pero la imposibilidad de levantarse de la cama, puesto que no existe la
atención física apropiada es una discapacidad.
Así, la “discapacidad” no es el producto de las fallas personales, sino que ha sido creada socialmente;
las formas de explicar de su carácter cambiante se encuentran en la organización y las estructuras de
la sociedad. Por lo tanto, la imposibilidad de caminar es una deficiencia, mientras que la
imposibilidad de entrar en un edificio, puesto que hay que subir una escalera hasta la entrada, es una
discapacidad. La imposibilidad de hablar es una deficiencia, pero la imposibilidad de comunicarse,
puesto que no existe el apoyo técnico apropiado, es una discapacidad. La imposibilidad de mover el
cuerpo es una deficiencia, pero la imposibilidad de levantarse de la cama, puesto que no existe la
atención física apropiada es una discapacidad.
El modelo médico y la psicología de la rehabilitación nacieron a finales de la Segunda Guerra
Mundial; los mutilados, la propagación de enfermedades, los desórdenes mentales de los
excombatientes y, en general, todas las víctimas de la guerra reflejaban la necesidad de incrementar
los servicios de rehabilitación.
A medida que se expandía el modelo rehabilitador se empezó a tomar conciencia de que la
discapacidad no era un problema únicamente físico, por el contrario, involucraba interacción de
variables sicológicas y sociales.
La ampliación del concepto y del campo de la rehabilitación contribuyó, a la ampliación de
recuperación somática: “Se hace hincapié en lo psicosocial y se incorporan progresivamente otros
profesionales, procedentes principalmente de las ciencias sociales y de la conducta”.
Al intensificarse la importancia de lo psicosocial, hablar de rehabilitación sin pensar en la
recuperación del empleo era imposible.
Estas nuevas necesidades abren paso para que profesionales de otras áreas, como terapia
ocupacional, terapia del lenguaje , psicología, trabajo social y antropología, contribuyan en el
mejoramiento de la calidad de vida de las pcd. En ese momento ya se empezaba a reflejarla
necesidad de superar el enfoque biomédico y la importancia de incluir acciones de intervención más
integrales, en las se contemplara tanto lo biológico, lo psicológico y lo social.
El modelo rehabilitador era inviable, ya no cumplía con las demandas de la sociedad y por ello se
hizo necesario buscar una nueva alternativa que respondiera a dichas exigencias. La guerra de
Vietman fue un ejemplo de ello. Entre 1959 y 1975 muchos soldados regresaron a sus hogares
malheridos, mutilados y con graves trastornos mentales por la pérdida de sus compañeros y la
frustración por la derrota. Esta situación evidenció la necesidad de ofrecer una rehabilitación más
integral, que atendiera las heridas físicas pero que también se preocupara por la atención
psicológica.
En ese contexto nace el enfoque bio-psico-social y la intervención comunitaria como un nuevo
paradigma para entender las necesidades de las pcd. La orientación bio-psico-social supone que la
discapacidad es fruto de múltiples causas: lo biológico, lo psicológico y lo ambiental, lo que genera
un puente de diálogo entre estas disciplinas.
La OMS reformula y define la discapacidad como consecuencia de la interacción de las limitaciones
funcionales y las del medio ambiente, determinándola a partir de un enfoque bio-psico-social en el
que la discapacidad no está únicamente constituida en relación con el sujeto ni como el resultado de
elementos contextuales de opresión, sino donde ambas connotaciones tienen lugar en su
conceptualización.

El enfoque radical sociopolítico. La interpretación radical sociopolítica de la discapacidad


entró en la lid en 1974, seis años antes de la publicación del esquema OMS-CIDDM.
Se impone el concepto sintetizador postulado por la Clasificación Internacional del Funcionamiento,
de la Discapacidad y de la Salud (CIF) del modelo biopsicosocial, que —como se dijera— refiere la
constitución de la discapacidad en la interacción de una persona con un estado de salud y su entorno,
y todas las posturas que reconocen a esta persona como sujeto de derechos y reclaman su
participación plena y la equiparación de oportunidades.
Según la CIDD (Clasificación Internacional de las Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías) de la
OMS (Organización Mundial de la Salud). Deficiencia es, según la OMS, toda pérdida o
anormalidad, permanente o temporal, de una estructura o función psicológica, fisiológica o
anatómica.
Las transformaciones sociales no se han dado solo a nivel de lo descripto anteriormente, también a
nivel de formación de futuros fonoaudiólogos, ya que el saber disciplinar a partir del cual se sustenta
el quehacer fonoaudiológico ha pasado de la evaluación, diagnóstico e intervención centrada en la
comunicación oral a una preocupación constante por el bienestar comunicativo de la persona. Esto
implica que el profesional pueda generar acciones de prevención, educación y rehabilitación
considerando el contexto del sujeto, las barreras del entorno que generan limitaciones en las
actividades y restricciones en la participación, los facilitadores y los roles que cumple en esta.
Desde esta perspectiva, este trabajo tiene como propósito conocer y analizar las prácticas
fonoaudiológicas que se sitúan en dos contextos de atención diferentes, uno en instituciones de salud
pública en las cuales los procesos de evaluación, diagnóstico e intervención terapéutica se realizan
bajo un modelo clínico o biomédico, y por otra parte aquellas prácticas que se realizan en otros
ámbitos bajo un modelo biopsicosocial.
Actualmente la definición de rehabilitación según la OMS (2012) en la guía para la Rehabilitación
Basada en la Comunidad (RBC) corresponde a:―Un conjunto de medidas que le permiten a las
personas con discapacidad lograr y mantener un funcionamiento óptimo en su ambiente… es
relevante para los que adquieren discapacidades durante su vida, como para los que tienen
discapacidades desde su nacimiento.

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