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Resumen 2° Parcial- Teoría Psicoanalítica III (2016)

UNIDAD V: El Fantasma y el Síntoma (Angustia y Fantasma).


TEORICO N°10
Hablar de fantasma es hablar, fundamentalmente, de la constitución subjetiva. Hablar de angustia es hablar,
fundamentalmente, de la clínica. Entonces son dos conceptos en los cuales podemos ver claramente la relación que
hay entre la clínica y la forma en la que se concibe la constitución subjetiva. Que esto es algo en lo cual les venimos
insistiendo: la clínica es un desprendimiento de la constitución del sujeto, de la forma en que concebimos la
constitución del sujeto. El psicoanálisis es una teoría del sujeto. La terapéutica es lo que se desprende de esa forma
de concebir el sujeto.
El concepto de fantasma es un concepto lacaniano, Freud nunca habló de fantasma. Pero si habló y mucho de
fantasía, que no es lo mismo, pero se puede pensar que el concepto de fantasía en Freud es un antecedente, o es
una apoyatura para que Lacan piense el concepto de fantasma.
Freud hablaba de fantasías inconscientes y fantasías conscientes. Hablaba de sueños diurnos y, por momentos,
parece que Freud opone el concepto de fantasía al de realidad. Eso dio lugar a que algunos creyeran que el analista
tenía que ser el principio de realidad de su paciente. Si el analista se ubica en el lugar del principio de realidad de su
paciente se está ubicando en un lugar de amo, en un lugar de saber, nosotros sabemos y le garantizamos lo que él no
sabe, o no se da cuenta.
Tanto Freud como Lacan, cada uno a su modo, dicen que la realidad se construye, la realidad no es algo dado. Freud
decía, que en el psiquismo no había nada, no existe el signo de realidad en el psiquismo. Cuando el paciente nos
cuenta algo nosotros no sabemos si eso aconteció así o no, pero tiene el valor de realidad psíquica, lo escuchamos
como que esa es la verdad del sujeto. Lacan va a decir que la realidad es una construcción simbólica-imaginaria, lo
real es lo que queda por fuera de esto simbólico-imaginario, entonces la realidad es una construcción no es lo dado,
entonces no hay oposición entre fantasía y realidad, en todo caso podemos pensar que la oposición es en la
existencia de la fantasía y la no existencia de la fantasía.
¿Cómo piensa Freud la fantasía? Dice que las fantasías son una conjunción de lo visto y lo oído. Lacan va a tomar un
texto de Freud como el texto para pensar paradigmáticamente que es la fantasía: Pegan a un niño. Freud dice en ese
texto los tres tiempos de pegan a un niño, el segundo tiempo es el más importante, es el tiempo inconsciente en
donde el niño fantasea con que su padre le pego. En el caso Juanito podemos ver que le dice al papa ‘’vos me
pegaste’’? y el padre le dice ‘’no yo no te pegue nunca’’ y Juanito le dice ‘’Si, vos me pegaste’’ imaginemos a un
Juanito adulto que llega a la clínica y nos dice ‘’mi papa me pego’’ no hay signo de realidad dice Freud, o sea que eso
tiene valor de verdad psíquica Juanito quería que su papa le pegue, porque es una prueba de amor , si le pega le
interesa, si le pega lo reconoce como deseante, si le pega es porque Juanito es culpable, de sus deseos incestuosos .
Juanito lo llama al padre y le pide que cumpla con su función paterna, esa es una fantasía, pero una fantasía en
términos lacanianos, va a tener valor de fantasma. Se construye ahí una escena fantasmática en la que Juanito
quiere ser pegado, es en la fantasmática que por supuesto va a ser inconsciente, va a caer en la represión. Esta
escena fantasmática va a ser después determinante para su vida, va a determinar sus relaciones, su forma de
elecciones de objeto.
Lacan dice, eso tiene valor universal, eso ocurre siempre, cada sujeto va a tener su forma particular de aparición,
pero hay una escena fantasmática en la que el sujeto se ofrece como objeto para el otro que es universal , ¿Por qué
es universal? Porque de ahí venimos todos. En el inicio el chico esta como objeto para su madre, una madre puede
hacer lo que quiere con su hijo, es la apoyatura y el goce del otro. Hay algo que le posibilite en lugar de dar rienda
suelta a su goce pulsional absoluta, lo acote y le ponga un límite. El deseo posibilita eso porque el deseo se apoya en
la ley, en el nombre del padre, su sostén de la ley simbólica.
No existe la madre toda deseante del hijo. El deseo coexiste siempre con el no deseo. Si no, no habría Súper yo. El
Súper yo es la prueba del no deseo del otro. De la falla del deseo del otro y el Súper yo es universal. Entonces
siempre está el no deseo.
Lo que empieza a plantear Lacan, es que el sujeto está siempre como sujeto y como objeto. Está en los dos lugares. O
sea, Lacan empieza a romper la topología clásica. ¿Qué dice la topología clásica? O yo estoy allá o estoy acá. No

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puedo estar en dos lugares a la vez. Es lo que se llama la topología moebiuana. La banda de Moebius en donde
justamente el adentro y el afuera quedan unidos.
De la relación del sujeto con el objeto se habló siempre, la teoría de Melanie Klein se llama “La teoría de la relación
de objeto” nadie como ella para describir la relación del bebe y la madre y todas las fantasías de un bebe. El error fue
suponer que el objeto ya está dado.
Lacan dice que la realidad hay que construir, el pecho de la madre hay que construirlo, como construcción psíquica y
el objeto se construye como un desprendimiento del sujeto, el objeto no es el pecho que la madre le ofrece al hijo; y
el sujeto dice Lacan, está en los dos lugares. La fórmula del fantasma, que es la del sujeto en relación con el objeto.
- En el seminario 10 de angustia, Lacan introduce algo total y absolutamente nuevo en el psicoanálisis, él dice
que el objeto es causa del deseo para el sujeto, o sea es lo que causa al sujeto, el objeto perdido causa el
deseo del sujeto. Y dice Lacan el objeto se constituye como perdido, no hay objeto antes de la perdida de
objeto.
El objeto se constituye como objeto perdido. Lacan va a decir, seminario 4, “el objeto se construye sobre un fondo de
angustia”, la aparición del objeto queda ligada a la angustia, la angustia pasa a ser entonces en concepto de
estructura, o sea no hay constitución del sujeto sin angustia. Por lo tanto deseo y angustia también van a ir juntos.
Entonces el sujeto y objeto se construyen al mismo tiempo porque este sujeto barrado, está en falta, le falta el
significante y el objeto. O sea hay doble falta para el sujeto. A nivel de lo simbólico falta el significante, a nivel de lo
imaginario falta el objeto. Para que haya sujeto se tiene que construir esta doble falta, la falta es simbólica y es
imaginaria.
El momento de la perdida es un momento mítico porque viene dado desde el comienzo mismo de la vida. La madre
le da el pecho al hijo, el hijo toma el pecho que es de él, le pertenece. Hay un momento, destete el pecho vuelve a la
madre y el chico pierde el pecho. Entonces el objeto oral llamado pecho ¿Cuándo se construye? con el destete, con
la perdida. El pecho pasa a ser pecho cuando se perdió. Se trata de deseos, los deseos que están en juego. Y esos
deseos están determinados desde el comienzo mismo de la vida. ¿Cómo va a ser el destete del chico con relación a la
madre? Y de alguna manera ya viene determinado por el deseo de la madre. La determinación es desde el deseo no
es el hecho en sí mismo. El deseo antecede a la llegada al hijo al mundo, el sujeto ya tiene una determinación cuando
nace. La forma de esa espera determina al sujeto, y entonces los acontecimientos se van a inscribir dentro de esa
matriz deseante.
Entonces, tenemos dos cuestiones que introduce Lacan en relación al objeto: el objeto A., es el nombre del objeto
perdido, perdido desde siempre y para siempre.
- Lacan ¿qué va a decir? A la madre no se la tuvo nunca, ¿por qué? porque cuando se la tuvo no se supo que se
la tenía, y cuando se enteró que la tenía es cuando la pierde. Cuando el chico dice “mamá” por primera vez, o
sea, fue tomado por el significante, la mamá está perdida.
El objeto está perdido por estructura, y el sujeto puede ocupar simultáneamente el lugar de sujeto y de objeto.
Entonces, tenemos la doble falta al nivel del significante. Lacan lo escribe como "significante de la falta del otro, al
otro le falta un significante al nivel del objeto, objeto a”. Ahora esta cuestión del objeto a, el objeto perdido, el
objeto que se desprende.
El objeto transicional de Winnicot también puede pensarse como un antecedente del objeto a de lacan. Winnicot
¿qué dice? que el objeto cae entre la madre y el niño. Lacan en ese punto dice algo parecido porque este objeto
perdido ¿es del sujeto o del otro? cuando lo pierde, la perdida es perdida de algo propio de él y eso que perdió volvió
a la madre, cayó en el campo del otro, el objeto cae, se constituye cayendo.
El objeto cae del sujeto, lo deja en falta, le falta algo, eso que me falta me hace deseante, ¿dónde lo voy a buscar? al
campo del otro, porqué supongo que el otro lo tiene, tiene lo que a mí me falta, el deseo es el deseo del otro, el
deseo esta siempre en relación al otro.
El fort da es un ejemplo para pensar esta constitución del objeto que da Lacan. Freud dice que el chico juega en
ausencia de la madre, que la madre falte. El chico simboliza la ausencia de la madre en el objeto, como la madre se
va, el repite activamente lo que sufre pasivamente, entonces dice el O y el A lo lee como Fort y Da o sea dos
significantes. Un significante lo que representa a un sujeto para otro significante, en ese juego de ida y vuelta el chico
empieza a simbolizar, empieza a estar representado, por significantes.

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Lacan le hace una corrección a Freud en la interpretación del juego, Lacan va decir el carrete con el cual el chico
juega, no es la madre, dice Lacan es el objeto A de él, es algo de él que va y viene, o sea cuando la madre se va se
llevó algo de él, lo dejo en falta. Entonces esa falta le permite empezar jugar, si la madre se hubiese quedado
siempre presente el chico no juega, no hay deseo. Hay una falta en ser, el sujeto esta siempre en falta y eso lo hace
desear.
El fantasma es la repuesta que el chico le da a la acción del otro, el niño que hace el Fort Da la madre podría
haberse quedado llorando pidiendo por la madre, en lugar de eso juega, él lo invento, nadie se lo enseño. Entonces
ese juego es su repuesta aunque podría haber sido otra.
Esto es lo singular de cada sujeto, cada sujeto comienza a construir el fantasma. Él invento este juego para él, se
inventó una respuesta. Entonces el fantasma es la respuesta imaginaria a la acción simbólica del Otro sobre el Sujeto.
Por eso en la clínica hacemos responsable al sujeto. Lo hacemos responsable de su respuesta imaginaria, de su
respuesta fantasmática, de cómo se posiciona frente al otro.
Lacan va a hacer lo que llama el catálogo de los objetos a, Hay un objeto oral, objeto anal, objeto escópico, (mirada)
y hay un objeto invocante, que es la voz. Ustedes van a ver, en este seminario, que también aparece el objeto fálico.
Lacan lo pone como una forma del objeto a en el seminario 10 y en el 11 ya no está más.
Primera cuestión: (oral- anal), escópico e invocante, formas que podríamos llamar cesibles del objeto, se pueden
dar, se pueden entregar. En algún momento puede entregar su caca, cuando aprende a controlar esfínteres, hay un
momento y lugar adecuado “cuando tengas ganas avísame”, o sea me lo tenés que dar a mi como representante de
un gran otro, estoy intentando que vos te socialices, para socializarte tenés que entregarlo. Los chicos se resisten
porque hay una satisfacción y no quieren entregar la satisfacción. Está ligado a la castración, se resiste a la
castración, se resiste porque implica perdida de goce, de satisfacción.
La mirada, lo escópico, también es algo que se solicita de alguna manera. Cuando la madre mira a su hijo espera que
el hijo la mire a ella le solicita la mirada, se entrega a la mirada al otro. En algunos cuadros de psicosis o cuando está
en un duelo muy profundo o muy angustiado por algo, decimos “tiene la mirada perdida” ¿es mirada perdida esa?
No, la mirada perdida es la nuestra, sujeto deseante, porque nosotros buscamos la mirada, “me miro” “lo mire” “nos
enamoramos a primera vista” O sea miradas deseantes, miradas que buscan, la mirada perdida es la mirada del
neurótico deseante, que va buscando por el mundo algo.
Eso que habitualmente se llama mirada perdida es el sujeto que está viendo algo en su no ver, no mira ninguna otra
cosa porque está viendo algo. No hay deseo porque el objeto está presente, esta encontrado. No funcionaba el
fantasma, estaba presente en lo real del objeto, porque cuando el objeto no está perdido, sino que aparece, aparece
en su cara real.
Porque en la formula fantasma ($♦a) el rombo marca la distancia entre el sujeto y el objeto, distancia necesaria
siempre, ni muy cerca ni muy lejos, si está muy cerca angustia, si está muy lejos se deprime, no hay nada. Alguna
distancia donde aparezca algo posible para el sujeto. El que está en duelo y ve todo el tiempo al muerto por ejemplo,
entonces no ve más que otra cosa que el muerto, el objeto se le vino encima o bien la desaparición del objeto, no
hay nada en el mundo que me atraiga o me interese. Se perdió el objeto, no hay nada que cause el deseo.
- En lo oral y anal hablamos de objetos concretos de pecho, la caca. En cambio la mirada es una función, no
es un objeto concreto y acá tenemos a la voz lo invocante.
Entonces pecho perdido, las heces perdidas, la mirada perdida y la voz perdida. La voz perdida es esa voz, que
cuando el chico empieza a hablar, primero emite sonidos, después empieza a tener a algún sentido y empieza a
adquirir alguna forma significante. Cuando las cosas empiezan a tener valor significante, hay algo que se pierde, que
es el sin sentido de la voz. Retorna en un momento de angustia, en el grito de angustia de alguien por ejemplo. Estos
objetos, objetos causa del deseo, oral, anal, escópico y vocal, objeto, también son formas de satisfacción de la
pulsión, son objeto de la pulsión. Entonces hay una coincidencia en ese punto entre deseo y pulsión. Los objetos y el
objeto a, que es objeto causa del deseo, pero también son formas de satisfacción pulsional. La satisfacción pulsional
entendida como la satisfacción que se siente.
¿La anoréxica por qué no come? Porque le teme a la satisfacción oral porque el objeto oral no lo terminó de perder.
Supone que si come se va a comer a la madre, entonces no come. La madre de la anoréxica suele decir: “la nena no
me come”. Efectivamente, tiene razón, no la come.

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- Lacan dice que los objetos se constituyen no por una cuestión evolutiva natural sino por la acción del otro
que produce la pérdida.
En el Seminario 11 Lacan piensa al desarrollo como un hilo que va atravesando las etapas pero en donde lo
importante es la castración porque produce la perdida de objeto. Entonces, en cada momento del desarrollo lo que
vamos a encontrar es una forma de pérdida. Pero si hablamos de mirada y de voz, no hay forma de ubicar en qué
momento se pierden, no hay forma de ponerle alguna precisión cronológica o temporal
En el segundo tiempo del Edipo de Lacan él dice que el niño se percata de que la mirada de la madre ya no es
dirigida toda a él sino que hay otro más en la escena. Hay castración a nivel de la mirada. “¿Qué tendrá el otro que
no tengo yo?”. Eso me deja en falta y hace desviar mi mirada.
Lacan extrae lo fálico de este catálogo porque si lo entendemos como el valor fálico, lo fálico está presente en cada
uno de los objetos, lo que viene a completar lo otro es el objeto que adquiere valor fálico . Si la anoréxica se niega a
comer es porque la comida adquirió valor fálico, si como me completo, y si me completo se termina el deseo, El
fantasma de la anoréxica es un fantasma oral, el “pegan a un niño” de una anoréxica. Mi mamá me devora, en vez de
mi papá. El fantasma del cual se desprende la forma de satisfacción del sujeto, la forma de satisfacción del sujeto
está ligada a su forma fantasmática.
- El fantasma tiene tres caras imaginaria, simbólica y real.
Lo imaginario sería lo predominante, es una respuesta imaginaria, es una escena que se arma el sujeto pero que
siempre están marcadas en lo simbólico, siempre tiene un marco simbólico el fantasma, y tiene una cara real que es
la “fijeza”. El fantasma da una forma de satisfacción que es lo más difícil de cambiar.
El objeto se constituye sobre un fondo de angustia dice lacan, es lo que se repite una y otra vez, el objeto se
constituyó y lo volvemos a constituir todos los días. Depende de las contingencias de la vida, de las posibilidades de
cada sujeto etc., esto es algo que se renueva todo el tiempo, todo el tiempo estamos renovando la perdida. De
partición entonces implica que el objeto se desprende del sujeto. Por eso va a decir Lacan en algún momento: se
demanda la presencia, se desea la ausencia.
El chico llega hasta la puerta del jardín y no quiere entrar, "mamá quédate conmigo". En esta demanda el deseo es
que se vaya, pero si se va llora. El objeto se constituye sobre un fondo de angustia. Para que se constituya el deseo
hay que hacer un pasaje por la angustia. Si la madre se queda el chico no va a llorar, pero tampoco va a desear. Se va
a quedar ahí con ella, no va a querer ir a jugar con los otros chicos, no va a querer hacer nada. O sea, cayó el deseo,
no jugó, no hizo Fort-Da. El nieto de Freud jugó en ausencia de la madre; si la madre se hubiese quedado no hubiese
jugado. Entonces eso quiere decir se demanda presencia y se desea ausencia. Lo místico en cada sujeto es la perdida,
la que genera la estructura de angustia en cada uno de los sujetos, que a la vez es lo que genera el deseo. Es la
pérdida, la ausencia. Tiene que haber algo liberado.
A nivel de lo anal, dice Lacan, hay una demanda educativa por excelencia en donde el aseo, la limpieza, la higiene,
viene a satisfacer la demanda del Otro, con lo cual lo valorado y lo nauseabundo quedan en el mismo lugar. La caca
nauseabunda es lo que hay que entregar. Si hay que entregarlo y me lo piden debe ser que es importante, debe
tener mucho valor. Lo valorado y lo rechazado quedan en el mismo lugar. Problemática eminentemente obsesiva.
Los obsesivos tienen fijación anal.
Freud decía que la analidad era el origen de la ambivalencia afectiva, del amor y del odio. ¿Por qué? Porque en la
demanda del Otro, la demanda de la madre se juega el odio ¿por qué te lo tengo que dar si es mío? Y se juega
también el amor, se entrega por amor.
La persona miserable, por ejemplo, la que no quiere dar nada, los tacaños, no solo a nivel del dinero. Los que no dan
nada, los que se resguardan de la castración. En donde dar algo es dar algo de sí mismo, es entrega.
La mirada, lo escópico. Acá tenemos que diferenciar la visión de la mirada. La visión es lo fisiológico del ver; la mirada
es mirada deseante, que busca. La mirada tiene una particularidad, y es que cuando miramos algo parece que no
faltara nada. La imagen parece que fuera sin resto, es siempre completante. La mirada es siempre completante, es
donde hay más dificultades para pensar la castración.
Los Gestaltistas dicen “si yo pongo 3 puntos vemos un triángulo, porque tendemos a la buena forma.” Sería lo
opuesto a la castración, lo opuesto a la falta. La mirada tiende a eso.

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Nosotros vimos la fase del espejo, ¿no?, la constitución imaginaria del sujeto en el espejo. Ahora podríamos decir
“pero no todo entra en el espejo, no todo a nivel en la constitución imaginaria se refleja en el espejo”. Así como hay
una falta a nivel del significante, hay una falta a nivel del espejo. No todo es especularizante.
La mirada tiene un valor fundamentalmente imaginario, es del completamiento imaginario porque se juega la
cuestión de la completura a nivel del espacio, a nivel de la mirada. El discurso tiene una función de engaño pero es
más eminentemente simbólica.
Por ejemplo yo puedo decir “Me pusieron algo ahí porque me quieren decir algo, eso es una señal de amenaza para
mí” diría un paranoico, o sea algo le pasó a nivel de la mirada en donde los objetos se le vuelven a amenaza, porque
le retornan. No está perdido y le retornan como angustia, como amenazantes.
Entonces el objeto-a funciona como objeto perdido , nada sabemos de él pero está funcionando. No damos cuenta
de su existencia. Cuando el objeto a funciona como objeto a causa del deseo, funciona, no pasa nada. ¿Cuándo nos
enteramos que hay algo del objeto a que no está del todo funcionando como causa? Cuando aparece como
inhibición, síntoma o angustia. Fracaso de la pérdida del objeto a.
Al nivel de la mirada es donde quizás es más evidente. Nos parece que la visión es muy natural, y a la visión como
todo en el ser humano, hay que construirla. La posibilidad de que los objetos sean objetos hay que construirla, no
está dada. Y con la voz, lo invocante, la voz perdida es lo que vamos a buscar después en el Otro. Cuando
escuchamos nuestra voz retornar desde afuera, nos parece extraña, me desconozco en eso que es mío, lo familiar
que se volvió extraño, me resulta extraño algo mío. Nuestra voz pérdida, porque cuando hablamos perdemos la voz
en sentido de que cada vez que hablamos decimos cosas que no sabemos qué efecto van a tener. Puedo desconocer
mi objeto, lo que es más mío.
Entonces, este rombito, losange marca las diferentes posiciones de sujeto en relación al objeto. En lógica, estos
signos son de inclusión y de exclusión. Y estos signos son de mayor y menor, entonces el rombo está condensando
estas cuatro formas, inclusión, exclusión, mayor, menor.
¿Cómo es la relación del sujeto, con el objeto fantasmático? inclusión, exclusión, mayor, menor. Tiene todas esas
formas simultáneamente. A veces puede oscilar, y a veces puede ser simultáneo.
Entonces el sujeto lo que pierde a nivel del objeto es algo propio, la pérdida del objeto es la perdida de algo propio,
que cayó en el campo del otro, y al campo del otro entonces lo voy a ir a buscar. A través del deseo, a través de la
voz, voy a buscar eso que perdí. Lo que hago deseo en el otro, es algo mío.
Si leemos introducción al narcisismo, en donde Freud habla del amor, algo de esto ya está dicho por Freud en
relación al amor, como el sujeto busca a través del amor, algo propio en el otro, lo que le falta lo va a buscar en el
otro. Lacan dice que esto es constitutivo para el sujeto. La pérdida del objeto es constitutiva para el sujeto porque
eso lo hace deseante, y el deseo lo empuja a ir a buscar a un otro, o sea, al lazo social.

TEORICO N° 11
Definimos al objeto-a como el nombre del objeto falta, es el objeto que se desprende del sujeto producto de su
inscripción en el orden significante. Entonces, el sujeto por esta inscripción pierde goce, ese goce perdido dice Lacan,
tiene forma de objeto, y tiene estas formas que veíamos en la clase pasada, oral, anal, fálico (dice el inicialmente,
después lo va a modificar) escópico e invocante. Él después va a sacar al aspecto fálico del objeto a, porque él va a
decir que todos los objetos a en tanto objeto perdido adquiere valor fálico, la posibilidad ilusoria para el sujeto de la
completud. En función paterna, en el primer tiempo del Edipo el chico es el falo para la madre, la madre se
constituye como madre fálica, y es un momento de completud imaginaria.
Entonces el objeto-a, si en tanto objeto perdido, es aquello que el sujeto va a ir a buscar en su anhelo de completud
imaginaria. ¿Qué es lo que produce la pérdida del objeto? el significante, corta y hace caer el objeto.
Los objetos (oral, anal, escópico e invocante) hacen referencia a agujeros del cuerpo por los cuales algo se
desprende.
- Los agujeros del cuerpo se convierten en zonas erógenas cuando el significante los recorta .
El agujero de la boca se transforma en zona erógena cuando el significante recorta la boca. Deja de ser un simple
orificio por el cual se puede introducir el alimento para transformarse en zona erógena, se pierde el pecho, cuando
entró el significante porque el significante es lo que hace que el chico controle. El significante que siempre proviene

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del campo del Otro. La mirada y la voz se nos complican un poco porque se trata de funciones, son
desprendimientos a partir de una función. La función de la mirada, la función de la voz se pierden.
- Entonces el objeto perdido adquiere valor fálico para el sujeto, adquiere el valor de la completud.
Tenemos castración simbólica y castración imaginaria, castración simbólica es aquella por la cual el sujeto ingresa al
orden simbólico, al orden significante, en tanto neuróticos y seres hablantes. Todos perdimos goce, que es lo
singular de cada sujeto y va a tener una inscripción particular, por eso el fantasma también es singular. El fantasma
es la relación del sujeto con el objeto, relación fundamentalmente imaginaria que tiene un sujeto con el objeto, este
objeto a entonces, nos dice lacan tiene cuatro formas, oral, anal, escópico, vocal. Son formas legalizadas de perder
goce, legalizadas por el corte significante.
- En el discurso de quienes se cortan dicen que sienten alivio en el dolor, ese corte es el intento de
justamente producir un desprendimiento, producir el objeto que no se desprendió, el corte con la madre.
Es muy frecuente que sea después de una pelea con la madre, puede ser con el padre o con alguien,
aunque puede tener otras formas, pero es el intento de producir un desprendimiento de algo.
No termina de desprenderse del objeto y lo intenta como sea. El problema es que es un intento no legalizado por la
ley del significante. El significante corta. Pero no corta en cualquier lado, los puntos de corte ya están prefijados, son
cortes simbólicos. El corte que se hace el sujeto que se corta es corte en lo real, ahí ya no hay ninguna metáfora, se
perdió el valor metafórico que tiene siempre la ley. No hay objeto, ella misma se propone como objeto no hay
formación del Icc.
 Entonces el objeto a es la mínima denominación que se le puede dar a un objeto. Es el objeto que representa
la pérdida de goce, la falta. El falo es el significante de la falta, el objeto a es el objeto falta, falta simbólica e
imaginaria.
Entonces Lacan va a decir que la angustia está ligada a la posibilidad de que falte la falta. O sea a la posibilidad de
que la castración no cumpla con su cometido. Parecería contradictorio que en tanto neuróticos todos estamos
castrados, todos hemos perdido goce.
Si no hay falta no hay deseo, la falta es por estructura, en el campo de lo simbólico, el significante produce que haya
falta, y no hay recupero para esa falta. ¿Porque entonces el temor neurótico y porque la angustia? Porque es el
temor imaginario, el neurótico supone, cree que esta falta podría ser recuperada.
La angustia entonces es la posibilidad de que falte la falta, es la opresión en el pecho, el cierre de la garganta, falta
la voz, la voz perdida, lo que se siente en el cuerpo. No es tan habitual como se cree, no cualquier sensación es
angustia. Entonces la angustia es el temor imaginario a que esa falta simbólica, a que esa falta por estructura no se
haya producido.
También Angustia es el encuentro con lo real, es otra definición. El encuentro con lo real porque es justamente el
encuentro con no simbolizado. Entonces Lacan va a decir o va a tomar como modelo de la angustia el fenómeno de
lo unheimlich, lo ominoso, lo siniestro, lo NO familiar. Donde uno espera encontrar lo familiar aparece lo no familiar.
En la fase del espejo decíamos que todos tenemos un gemelo, que es nuestra imagen con la cual nos constituimos,
entonces lo no familiar en lo familiar. Donde uno podría suponer que puede aparecer lo familiar, lo conocido, lo
calmo, lo placentero, aparece todo lo contrario. Lacan lo toma como modelo de la angustia.
- Entonces la angustia es aquello que viene a aparecer en el lugar de la falta, cuando uno espera encontrar la
falta, y la falta por algún motivo queda tapada, obstruida, aparece la angustia.
Otra forma de definir la angustia seria pensarla como la posibilidad de que la castración no se produzca. Si la
castración simbólica es por estructura, el sujeto teme que no se produzca la castración imaginaria, porque no sabe
que la castración ya se produjo, que ya está. No hay imagen en la falta, por eso lacan lo llama objeto a. Cualquier
objeto que nosotros vamos a buscar en la vida viene a ocupar el lugar de la falta del objeto a. Pero son señuelos, el
problema está en que a veces creemos o suponemos que ahí está la completud imaginaria, que no nos podemos
aproximar tanto, que nos podemos quemar de goce, en última instancia, de lo que estamos hablando todo el tiempo
es que lo temido es el goce incestuoso. Por ejemplo cuando se supone que el recibirse es llegar a un lugar de
demasiado goce, el sujeto entonces se obstaculiza esa llegada.

Lacan trabaja en el Seminario 10 de la angustia “El grafo de la división subjetiva”. Es un grafo que tiene tres pisos y
tres elementos: el sujeto, el Otro y el objeto a. Hay un primer piso que lo llama “el piso del goce”, donde
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encontramos a un sujeto sin barrar, el sujeto mítico del goce, que se dirige a otro sin barrar con una pregunta: ¿Che
vuoi? el que me quiere, la pregunta del grafo del deseo. Si el Otro responde quiere decir que está en falta, esta
barrado, esta castrado; el barramiento representa la castración, porque dio muestras de su deseo.
El deseo es el deseo de otro deseo. El deseo de hijo engancha con el deseo en la madre que es la falta, el niño
adquiere valor fálico, ese valor fálico es lo que da cuenta de una falta en la madre, que muestra entonces que la
madre es deseante,
El otro deseante produce un sujeto deseante, un sujeto barrado ($). No todo lo del sujeto entra en el campo del
otro, siempre hay algo que queda por fuera del deseo del otro, eso que queda por fuera del otro es el objeto a. Lacan
dice: "es como una división" el sujeto al dirigirse al campo del otro es como si se preguntara ¿cuántas veces entro en
el otro? Esa división siempre tiene un resto, el objeto a.
- Entonces tenemos el piso del goce místico (primer piso) y el tercer piso es el del sujeto barrado, piso del
deseo.
Si colocamos el rombo tenemos la fórmula del fantasma ($<>a) entonces la presencia fantasmática del objeto a, lo
separa al sujeto del campo del goce. La presencia del fantasma protege al sujeto de la pulsión desatada que puede
estar en el campo del goce. En el ejemplo de los sujetos que se cortan se toma como objeto a sí mismo, dicen que
sienten alivio cuando se corta, que el dolor alivia, hay algo de la pulsión que se desató del deseo, del significante. La
constitución del objeto, está producida en las zonas erógenas. Las zonas erógenas son asiento de la pulsión: oral,
anal, escópico, invocante. Entonces el objeto a es objeto causa del deseo y la satisfacción pulsional. El chico cuando
está aprendiendo a controlar esfínteres agarra la caca o tocar su pis porque todavía no terminó de desprenderse el
objeto, es la pulsión casi en estado puro. La madre le dice que no lo haga, entonces juega con agua o con tierra,
produjo desplazamiento porque opero el significante. Las equivalencias son siempre significantes, no hay
equivalencia en lo real. Entonces se desplaza producto del significante y empieza a enlazarse a un deseo.
- Entonces el piso del goce (1°), es el piso de la pulsión desatada, por eso Lacan dice sujeto mítico del goce, no
lo vamos a encontrar.
El desprendimiento del objeto-a, puede producir una distancia con ese goce. Ese adolescente que se corta, la
intervención posible ahí, es ¿con quién querés cortar? ¿Qué querés cortar?, si en lugar de cortarse podría decirle a la
madre con palabras no se cortaría. Como no lo puede simbolizar al corte entonces lo termina jugando en lo real,
termina siendo también satisfacción pulsional, casi en estado puro. Si le puede decir a la madre algo que tenga valor
de no, de distancia está pudiendo operar entonces en el fantasma, entonces el objeto “a” posibilita la distancia con
el goce. Si por algún motivo se acorta esa distancia, o sea falta la falta Lacan dice aparece la angustia, o sea que este
es el piso de la angustia

Campo del otro Campo del sujeto


A S Goce
a A (Otro barrado) Angustia
$ Deseo

El segundo piso es el piso de la angustia, es aquello que viene a mediar, entre el goce y el deseo.
Freud decía que la angustia era angustia señal frente a un peligro, la castración. Lacan en este punto, se separa de
Freud y va a decir que no es señal de un peligro imaginario como la castración, es angustia señal del peligro que falte
la falta, entonces es un aviso para el sujeto, no para el yo.
El objeto a se produce en el campo del sujeto pero cae en el campo del otro, entonces no es ni totalmente del sujeto
ni totalmente del otro. Entonces, el sujeto va a ir a buscar su objeto a al campo del otro, pero se supone que nunca
lo va a terminar de encontrar, si lo encuentra se produce la señal de angustia. A (barrado) + a es = a-A (sin barrar) –
Otro completo
El sujeto está en los dos lugares porque este él es objeto A perdido del sujeto, el pecho perdido, la caca perdida, la
mirada perdida y que se va a ir a buscar al campo del otro.
Entonces la angustia es la vacilación del objeto A, la vacilación fantasmática, ahí el sujeto teme acercarse
peligrosamente al campo del goce. Pero tiene una excepción, no siempre esto es así. En el amor hay una sensación

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de completud y el sujeto está feliz. En el mismo lugar que la angustia Lacan ubica también al amor “el amor es lo que
posibilita al goce condescender en deseo”. Hay situaciones gozosas que se soportan porque son por amor.
La existencia del fantasma es el faltar, es la relación en la escena que arma un sujeto (escena imaginaria) de un sujeto
con un objeto. Todo lo que encontramos en el mundo tiene valor de objeto. Todo aquello que vamos a buscar con la
suposición de que nos va a satisfacer tiene valor de objeto, eso incluye también a la pareja. Siempre el otro entra
como objeto en nuestro fantasma y nosotros somos objeto para el fantasma del otro. Eso ocurre siempre; si no
entramos en el fantasma del otro, no somos nada; el que me quiere tiene una respuesta. - ¿Y por qué se soporta la
condición de objeto?
Porque inventamos el amor, el amor hace soportable lo que de otro modo sería insoportable. El amor enmascara la
condición de objeto que tenemos siempre para el otro. Esto también explica por qué se puede pasar tan fácilmente
de la angustia al amor o del amor a la angustia; como dos caras de una misma moneda, que rápidamente puede caer
de un lado o del otro. Entonces la angustia y el amor aparecen como lo que va a mediar entre el goce y el deseo.
Entonces Lacan va a decir que la angustia es angustia-señal de la presencia del deseo del otro. Da el ejemplo de la
mantis religiosa. La mantis religiosa tiene una característica y es que mientras se produce la cópula de la hembra con
el macho, la hembra se come la cabeza del macho. Entonces, Lacan dice: “Imagínense que estamos frente a una
mantis religiosa de nuestro mismo tamaño, y que tenemos una máscara, pero nosotros no sabemos qué máscara
tenemos”, o sea que podemos tener la máscara del macho de la mantis religiosa y podemos perder la cabeza.
Entonces dice Lacan, ese no saber qué soy o quién soy para el otro, eso es la angustia. Hay un otro que me
amenaza con su deseo y amenaza porque no sé quién soy para él, no sé qué lugar ocupo y tampoco puedo
escapar. Está expuesto al deseo del otro, a que el otro me tome como objeto pero no como objeto de su amor,
porque ahí estaría todo bien, sino como objeto de su goce.
Entonces la angustia es angustia señal para el sujeto, la siente el yo dice Freud pero es una advertencia para el sujeto
dice Lacan. Proviene de un otro que me toma como objeto. Entonces el deseo del otro viene a solicitar mi propia
pérdida como sujeto. Por eso la angustia es señal, de que puedo perder mi condición de sujeto. Ahora, si se trata de
relaciones amorosas, deseantes, si el otro busca mi propia perdida lo hace porque lo que intenta es restituir su
objeto faltante. A barrado más A es la completud del otro.
Entonces la angustia señal es una defensa frente a la posibilidad del goce del otro, que me toma como objeto. Nos
lleva a volver a esta cuestión, la castración es una condición simbólica porque no hay posibilidad de no pasar por ella
y se inscribe como peligro imaginario para el sujeto porque el neurótico teme quedar en ese lugar.
Lo que el neurótico desconoce es que la castración simbólica la sufrió de entrada, por eso muchas veces tiene
dificultades para plantarse frente al otro como deseante. Entonces se ofrece a sí mismo para obturar la castración
en el otro, para que el otro esté contento y lo ame. O sea, en lugar de protegerse en su deseo, entrega su deseo,
cede su deseo.
- Dice lacan (pp.60 Sem 10): “El objeto a que el neurótico se hace ser en su fantasma” o sea, se ubica en el
lugar de objeto, “No le pega ni con cola, por eso con el fantasma nunca hace gran cosa”. ¿Qué significa que
nunca hace gran cosa? Que el neurótico siempre imagina en su fantasma escenas muy gozosas, pero solo
las imagina, nunca las lleva a cabo porque si las cumple se angustia. Con ese hacerse, él se defiende.

Freud también hablaba del objeto perdido, en la interpretación de los sueños dice que la única forma que hay de
alcanzar el objeto es alucinatoriamente, es decir, en los sueños es donde más nos aproximamos, entonces el objeto
está perdido.
En la frase “el amor es dar lo que no se tiene a alguien que no lo es” dar lo que no se tiene, es la falta, el deseo, alojar
al deseo del otro, que tiene que ver con la pregunta de ¿Qué me quieres? Es dar un lugar al otro, mostrarle la falta.
Cuando mostramos interés por el otro es porque le estamos mostrando nuestra falta. Es dar lo que no se tiene
porque si estamos en falta, nos falta el objeto a, nos falta el falo. Dar lo que no se tiene a alguien que no lo es, o sea,
no es el falo, ni nosotros lo tenemos.
¿Quiero tu falta? fórmula infalible dice Lacan, para el encuentro. Cuando alguien muestra su falta Lacan dice que es
muy difícil “redimirse” a eso.
Lacan compara al fantasma con un cuadro, que encaja perfectamente en el marco de una ventana, que representa
el marco simbólico, el cuadro es la escena imaginaria que nosotros vemos y que nos tapa, nos obtura, nos impide ver

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lo que está por detrás, lo que está por detrás, lo real. Entonces la visión del cuadro imaginario posibilita que el sujeto
pueda tener velado lo real que siempre es angustiante porque es o no simbolizado lo no imaginarizado.
Pone de ejemplo a el hombre de los lobos el cual cuanta un sueño infantil, en donde él está durmiendo de pronto se
abre una ventana y ve unos lobos inmóviles, parados sobre un árbol que lo miran fijamente, y él se despierta muy
angustiado. Esta escena Lacan la toma como un ejemplo de escena fantasmática porque tenemos la ventana que se
abre repentinamente, aparece algo de lo real, son estos lobos inmóviles que lo miran fijamente. La mirada es una
forma del objeto A. El objeto A perdido posibilita e funcionamiento del deseo, buscar aquello que me falta en el
campo del otro.
Ahora cuando este objeto A se aproxima demasiado al sujeto tiene un retorno demasiado brusco para el sujeto,
aparece la angustia. Esa mirada fija de los lobos es un retorno, de la mirada paterna ausente que necesito volver a
través de los lobos, por ejemplo.
Los elementos con lo que se arman la escena fantasmática son los elementos que pertenecen al campo del sujeto al
contexto en el cual esta, o a estado por lo menos en su infancia. Entones esta fijeza de los lobos, la inmovilidad evoca
algo de la muerte. Por eso los chicos no pueden estar quietos en la escuela, para los chicos es muy difícil. Entonces,
la mirada y la voz siempre tienen ese doble aspecto de la mirada artística, o sea, la elaboración simbólica e
imaginaria que cuando fracasa retorna. Como esa mirada de esos lobos, el retorno de la mirada es un retorno súper
yoico. El retorno de la voz, la voz angustiante es la voz del superyó, es el retorno del “objeto a” perdido, voz que nos
retorna de una manera que no podemos tomar distancia, por eso angustia, porque ahí se perdió la distancia.

TEORICO N°12
En la angustia aparece una clara diferencia de Lacan con Freud, Freud decía que la angustia es sin objeto, lacan va a
decir que la angustia no es sin objeto, o sea una doble negación, la doble negación es una afirmación. No dice
directamente la angustia es con objeto, no es lo mismo decir es con objeto a decir es sin objeto, estamos atenuando
ese con objeto, se trata del objeto A. La angustia es la posibilidad de que se presentifique el objeto A, el objeto
perdido. El objeto está perdido por estructura pero se presentifica como temor imaginario en el sujeto, no hay
posibilidad de completamiento pero el neurótico supone que sí.
Esta afirmación de la angustia, marca una distancia teórica, una crítica a Freud, el seminario 10 donde lacan
conceptualiza al objeto A como objeto causa del deseo, es el seminario donde lacan empieza a marcar algunas
diferencias teóricas con Freud y comienza a crear conceptos propios.
Angustia es lo que no engaña, es de lo real, entonces el significante engaña, ya que nunca da cuenta totalmente del
objeto, de la cosa, de lo que queremos decir, siempre hay un resto, resto que es de lo real, pero se supone que
queda velado, cuando ese resto que lacan llama objeto A reaparece, por vacilación fantasmática que es el momento
de la aparición de la angustia, algo de la verdad del sujeto aparece.
No hay tratamiento sin pasaje por la angustia, si el análisis avanza produce efectos, necesariamente va a aparecer
algo del orden de la angustia y está bien que así sea, porque le dimos en el blanco, ¿Por qué una intervención
nuestra puede producir una angustia en el sujeto? tiene que ver con la verdad del sujeto. Cuando la angustia aparece
es porque hay algo en lo real que ya apareció ahí para el sujeto.
Freud decía que el psicoanálisis lo que hace es poder curar la angustia neurótica para que el sujeto pueda vivir la
miseria de la vida cotidiana, el psicoanálisis no promete ninguna felicidad porque la felicidad no existe. Por el solo
hecho de vivir penamos todos porque no hay vida sin pérdida de goce. Se trata de no penar de más
- Angustia ante lo irreductible de lo real, hay algo en lo real que va a estar presente siempre, no todo lo
simbólico imaginario puede conquistar lo real. Cuando lo real aparece, cuando fracasa ese velamiento en lo real,
cuando ese cuadro fantasmático se mueve, no logra cubrir totalmente lo real algo de la angustia aparece. El goce
incestuoso es temido por su posibilidad de completamiento. Él bebe que toma el pecho de la madre es goce
incestuoso, es un momento necesario, de ahí partimos todos y justamente por eso después pasa a ser lo más
temido, porque la aparición del significante implica la perdida de ese goce incestuoso. El significante no separa
totalmente al sujeto del otro, algo queda siempre como posibilidad de amenaza para el sujeto, entonces cuando esa
amenaza por algún lado reaparece para el sujeto, aparece ese riesgo de lo real, de lo no simbolizado, del goce
incestuoso, del completamiento con el otro, de que falte la falta.
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Un paciente con madre muy muy atrapante, con muchas dificultades para permitir la salida de sus hijos y un padre
bastante ausente en su función, tiene una especie de angustia cuasi permanente que se le agrava en algunos
momentos, por ejemplo: quiere salir a caminar y su pareja le dice quiero salir con vos, te quiero acompañar.
Momento de angustia, quería salir solo y la propuesta de su pareja lo angustia. Él dice que se siente asfixiado,
ahogado, o sea las palabras de la pareja se convierten en el atrapamiento con la madre. Entonces la angustia es ante
el deseo del otro ¿Para qué me quiere? ¿Para qué quiere salir conmigo? Angustia ante la falta de la falta,
inmediatamente aparece el riesgo del completamiento. La angustia como señal, le advierte el peligro de hacerse
uno con el otro, no es sin objeto. Las palabras de su pareja le presentifican el objeto a. La angustia es algo de la
verdad del sujeto, rápidamente se sienta atrapado ante la presencia de otro, rápidamente se le presentifica la
posibilidad de algo del orden de lo incestuoso.
- ¿Por qué la intervención del analista produciría angustia si se supone que va por lo contrario?
Si lo que angustia es esta presencia cercana del otro ¿Por qué al sujeto le cuesta perder goce? El no ponerse en
relación al otro, implica una pérdida de goce. En la fórmula del fantasma el sujeto está como sujeto y como objeto.
¿Y por qué alguien puede quedar ubicado en la posición de objeto? ¿Por qué alguien elige la posición de objeto?
Otro ejemplo de una muchacha que dice, que cuenta haber sido abusada por su hermano mayor desde los 5 hasta los 14
años. Y que ella nunca dijo nada. A los 5, es una víctima absoluta de este hermano. A los 14 ella dice que muchas veces se
sintió protegida por el hermano, del padre que era muy violento.
Una cuestión, el hermano es un perverso abusador que merecería algún castigo. Otra cuestión es la posición de ella, en
algún punto hay una responsabilidad subjetiva: Ella dice porque aceptaba esta posición porque él la protegía. Ahí donde se
produce la confusión entre que es proteger. La protegía del padre pero abusaba él. Esto para ella era protección.
Había un deseo del Otro, el otro la elegía. Ella tiene otras hermanas mujeres, ella fue la elegida. Entonces, esa posición de objeto
de alguna manera es elección del sujeto. No habría análisis posible si nos quedamos con que toda la culpa es de este hermano
perverso. El análisis apunta a la responsabilidad subjetiva.
Hay siempre una elección del sujeto sino no hay análisis posible. Si no nos quedamos en la crítica al psicoanálisis: “Y para el
psicoanálisis la culpa es siempre de los padres”. No, de los padres es responsabilidad, por supuesto, y del sujeto también. Todo
sujeto es responsable de su posición. Posición que es siempre alguna posición de goce. Tiene que ver con: ¿Por qué la angustia?
Porque se pierde goce.
Lacan dice en subversión del sujeto, el neurótico puede dar todo menos su angustia, puede dar todo menos su falta,
faltarle al otro. Esto es angustiante siempre, el otro no me necesita. En un análisis se trata de eso, de que el sujeto
haga ese pasaje, hacer ese pasaje implica perder al otro, algo del orden de la angustia.
Todos fuimos objeto alguna vez, no hay nadie que no lo haya sido, el comienzo a la vida es posición de objeto total y
absoluta, quedamos fijados, hay una fijación a la posición de objeto.
¿Qué posición tomamos en el fantasma?, la posición de objeto en la repetición de esa posición original del sujeto,
de haber sido objeto para el goce del otro. "a +a =a" o sea el "otro" barrado más el objeto "a" que nos da, un "otro"
sin barrar, entonces el sujeto se ofrece sacrificialmente al goce del otro, para que haya un otro completo, para que le
otro me proteja me ampare, me diga que tengo que hacer, al otro al que yo puedo acudir cada vez que necesito algo.
- Entonces la angustia aparece cuando uno se acerca al goce incestuoso, cuando se anuncia la perdida de goce.
El concepto de la angustia no es un concepto univoco estas son distintas definiciones que da Lacan, en donde
podemos pensarla desde la posibilidad de que aparezca el riesgo de completamiento del otro o la posibilidad de que
se pierda la posición de completamiento con el otro.
El duelo patológico es la “elección”, inconsciente, de no poder perder a eso que se fue. Entonces el duelo patológico
es cuando “la sombra del objeto ha caído sobre el yo”, posición de objeto. O sea el yo es objeto, se convierte en
objeto, el suicidio. El suicidio es el sujeto ubicado totalmente en posición de objeto y ahí se desecha como sujeto.
Entonces Lacan va a decir que la angustia es de lo real, porque el sujeto imaginariamente supone el
completamiento, o sea que hay una falla o una vacilación en la castración imaginaria. La fase del espejo es el
momento justamente de la constitución imaginaria del yo, el yo del sujeto se constituye con la imagen con el otro,
en esto de que yo soy otro, que la constitución del yo es gemelar.
Sem 10 Lacan va decir que el yo se constituye en lo imaginario, se necesita el pasaje por la fase del espejo pero ese
pasaje no es total y absoluto, no todo del sujeto pasa al espejo, hay un resto dice Lacan que no pasa a la imagen
especular. Entonces el falo, a nivel del imaginario va a llegar bajo la forma de una falta “- φ” (“menos phi”).

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El falo simbólico es el falo como significante que no puede negativizarse, no puede faltar. Si falta estamos en el
campo de la psicosis. El falo imaginario (que es la forma en que se va a inscribir el falo simbólico), si se inscribe como
falta. El niño es el falo para la madre porque está en falta, la falta a la cual el chico como objeto quiere ocupar. Ese
completamiento inicial del hijo con la madre nunca sea total y absoluto, sino, no habría hermanos, no habría otras
actividades o deseos para la madre. O sea que hay algo del orden de la falta, que va a aparecer a nivel del falo
imaginario.
Lo que Freud llamaba angustia de castración (envidia del pene en la niña, temor a la castración en el hombre) son
formas de la castración imaginaria. Esa falta de la que habla Freud, son las faltas del falo imaginario. El Edipo
freudiano es una forma imaginaria de inscribir la castración, de dar cuenta de la castración para el sujeto.
Entonces, en la fase del espejo dice Lacan, no pasa todo al espejo, hay una falta. Es como si el espejo estuviese
agujereado, o manchado. Hay algo en el espejo que impide que el sujeto se vea completamente.
Hay un primer momento en donde la madre tiene a su hijo en brazos, se miran al espejo y se ve la completud, el
chico completa a la madre, la madre se completa con el chico, completud imaginaria. Ahí no falta nada. Pero hay un
segundo momento necesario, que es el desvió de la mirada de la madre hacia al chico, que no sea todo especular
sino que la madre lo pueda ver al chico en lo real, por fuera de ella, lo está viendo no solo como objeto sino como
otro, sujeto. Aparece la falta, porque si el chico es distinto a ella, entonces no es solo lo que la completa, hay un algo
más que implica la falta, para ella y falta para el chico, ya no hay completamiento, ahora son dos.
Entonces, el valor fálico que tiene el chico para la madre pasa a negativizarse, pasa a ser menos. Esta completud
imaginaria Lacan la llama completud fálica, siempre que se habla de completud. Freud pensaba al pene como valor
fálico siendo el órgano de la completud, por eso el varón teme perderlo y la nena lo envidia. El varón tiene que pasar
por la angustia de castración para que el pene funcione en su valor fálico. Entonces los hombres hay un problema y
es que el pene funciona solo, no funciona a voluntad, se independizó de la voluntad, del yo. Por eso existen los
problemas sexuales, la eyaculación precoz, la impotencia, las disfunciones, etc.,
Entonces estas se producen cuando no funcionó la angustia de la castración, de una manera totalmente eficaz como
para separarlo de la madre, sigue siendo falo en todo su cuerpo. La posición fálica del hombre es la de tener el falo,
la de la mujer es ser el falo. La del hombre es tener el falo, cuando originalmente fue el falo. Entonces el pasaje de
ser al tener es por la angustia de castración, el varón deja de ser el falo para la madre para pasar a tenerlo. La
castración en ese punto cae sobre el ser, afecta al ser.
Y en la mujer se trata de ser porque no lo tiene, puede ser valorada en su ser, como no lo tiene, todo su cuerpo
adquiere valoración fálica.
- Dice Lacan en subversión del sujeto: “Es así como el órgano eréctil viene a simbolizar el sitio del goce, no en
cuanto el mismo, ni siquiera en cuanto imagen, sino en cuanto parte faltante de la imagen deseada”. El
órgano eréctil simboliza el sitio del goce, no en cuanto pene como órgano en lo real. Parte faltante de la
imagen deseada de sí mismo, que proviene del otro, el pene de alguna manera se recorta del cuerpo, porque
tiene independencia, tiene autonomía.
El temor a la castración produce recorte de esta imagen, de esta imagen total de ser el falo para la posibilidad de
tenerlo. Pero tenerlo justamente implica la aceptación de la castración.
Entonces dice lacan "hay una parte faltante de la imagen por efecto del complejo de castración". El goce queda por
fuera del cuerpo imaginario, porque si la imagen esta recortada, hay algo del goce que queda perdido, el menos phi
(-ϕ). Castración imaginaria es el nombre de ese goce que falta, porque el pene se recorto de la imagen.
Lacan apela al Esquema simplificado del espejo porque en el esquema óptico lacan no puede ubicar la falta:

El i (a) la imagen completa del chico. El objeto a qué viene a tapar la boca del florero serían las flores, o sea el florero
completo. Entonces, acá tenemos la completud, por eso el menos phi (-ϕ), la castración esta por fuera. Espejo del

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otro: pasaje por el otro que cambia, donde antes estaba el objeto a (el niño como falo) ahora tenemos la castración
imaginaria, o sea la falta, (phi –ϕ). Se libera la boca del florero para que cualquier objeto pueda entrar o salir de ahí.
En el florero Lacan pone el esquema A (i ´a), la imagen del yo, imagen virtual, que conlleva la falta. El objeto A ya no
está, se perdió, tenemos ahora la castración imaginaria, la falta. Lacan dice que es lo que posibilita lo que él va llamar
“la reserva libidinal”, que no todo pasa, hay algo que queda. No todo pasa al otro en el espejo.
Lacan piensa la fase del espejo como una forma de decir lo que ya decía Freud sobre narcisismo primario y
narcisismo secundario. Freud va decir el narcisismo secundario es poner el narcisismo del sujeto, es decir la vuelta
del narcisismo del sujeto en el otro, hay una parte del narcisismo que va y viene al otro.
Lacan dice: Hay una parte de ese narcisismo que no va y viene, sino que está siempre en el sujeto, el narcisismo
primario. Hay algo que siempre está en el mismo lugar, esto que Lacan llama reserva libidinal. Esta reserva surge en
el descompletamiento del sujeto, de que no haya sido todo para el otro, la falta es la reserva libidinal. Amar es dar
lo que no se tiene, es dar la falta.
(pp. 55) “El signo menos phi (-ϕ) (castración imaginaria) indica que debe perfilarse una relación con la reserva
libidinal con ese algo que no se proyecta” que no se inviste a nivel de la imagen especular y aparece en el nivel del
cuerpo propio, narcisismo primario. En el nivel de lo que llaman autoerotismo, en el nivel de un goce autista,
permanece allí para intervenir como instrumento en la relación con el otro. El goce autista es aquel que no pasa por
el otro, igual que el narcicismo primario, igual que el autoerotismo. Entonces tenemos la imagen especular que pasa
por el otro y tenemos algo de un goce que no pasa por el otro. Hay algo del goce legalizado, con la ley simbólica. Y
hay un goce que no pasa por el otro, Lacan lo va a llamar, 10 años después, “el goce del idiota” porque es el goce
autoerótico, porque es el goce masturbatorio.
Cuando el sujeto siente la amenaza de que no funcione la castración imaginaria, que no funcione la falta, lo que
aparece es ese riesgo de lo que Lacan llama el goce autoerótico, el goce autista, que es el yacerse uno con el otro. Al
desaparecer la falta, volvimos a esto: es ofrecerse como objeto para el completamiento del otro, entonces no hay
otro para el sujeto, el sujeto se hace objeto con el otro, no hay sujeto. Si yo me ofrezco sacrificialmente al goce del
otro no estoy como sujeto estoy como objeto, y me voy a angustiar. Porque aparece la posibilidad de
completamiento del otro conmigo, aparece la posibilidad de que corte la falta, aparece la posibilidad del goce
absoluto. La masturbación es siempre con una fantasía. Siempre hay un otro imaginario, siempre hay un otro que el
sujeto imaginariza, siempre. Esa posibilidad de completud es con ese otro imaginario. En la masturbación
generalmente hay satisfacción, en el momento del acto, pero después el sujeto a lo mejor consulta porque no puede
establecer relación con una pareja, con otro, algo de la angustia aparece. En ese goce masturbatorio aparece algo del
orden de la angustia porque no hay pasaje por el otro.
Entonces, el sujeto siente la amenaza de que no funciona la castración imaginaria, de que no aparezca la falta, ante
la posibilidad de la completud de otro imaginario no real. Siempre es imaginario porque la completud no existe en lo
real, es imposible que completemos al otro. El autoerotismo no en el sentido del autista de estructura, sino
autoerotismo de lo neurótico. Si estamos hablando de un neurótico es porque la castración simbólica funcionó, es
porque el significante operó, marcó las zonas erógenas. La castración imaginaria es el riesgo imaginario que el
neurótico supone que puede acontecer como completamiento para el otro.
Lacan dice que la angustia de Juanito aparece en el momento que hace irrupción las sensaciones en el pene,
irrupción del pene real. Juanito tiene sensaciones que son desconocidas para él y funcionan con independencia de su
voluntad. La irrupción del pene real se sitúa entre él y la madre y es un objeto de satisfacción, el pene empieza a
moverse y siente que le solicita un toqueteo masturbatorio. Pero al mismo tiempo no sabe cómo situar esto en su
universo de representaciones de significaciones. Entonces hay algo de lo real que viene a quebrar el universo
simbólico, universo de felicidad con su madre.
Todo niño debe integrar algo que no tiene existencia previa imaginaria, en la cual se produce el pasaje del ser a
tener, de lo narcisístico a lo edípico. De ser amado por ser el falo para su madre a tener que preocuparse por lo que
ocurre con su pene en lo real, la erección viene a funcionar para Juanito como castración, la erección muestra algo
de su perdida narcisista. El pene queda por fuera de su cuerpo narcisista pasa a estar comandado por un deseo, ya
no por su voluntad, por una falta y no la imagen especular. Si esto no ocurre así, el chico puede leer en una erección
en las sensaciones, satisfacciones que lo acompañan y lo puede vivir con angustia porque no encuentra apoyadura
fálica para estas sensaciones, el padre no le hace de soporte. El padre como agente de la castración no es del todo
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eficaz, la amenaza del padre no le resulta suficiente no encuentra apoyatura ahí. No puede integrar a su universo
simbólico imaginario las sensaciones de su cuerpo, no funciona la castración, por eso se inventa el caballo como
amenaza de castración. Queda fijado al ser y a la posibilidad de seguir satisfaciendo con todo su cuerpo a la madre.
Entonces la posibilidad del regreso a esa situación de goce absoluto es siempre amenazante para el sujeto.
Lacan va a decir: en la relación sexual, el falo aparece siempre como falta, porque de verdad nadie lo tiene y nadie lo
es. Creemos que lo tenemos, creemos que somos. Esa creencia posibilita o permite jugar a lo que Lacan llama la
comedia de los sexos. El encuentro posible es a partir de esa suposición o de esa creencia, que alguien lo puede tener o que
alguien lo puede ser. Si el falo no está para ninguno de los dos sexos, el riesgo es que yo puedo ser llevado a ocupar ese lugar
con todo mi ser. Como le pasa a ese paciente que la novia le dice "yo te acompaño a caminar" y él se asusta. O sea, todo él –
imaginariamente- teme ser el falo para su pareja.
Entonces la cuestión es siempre, para todo sujeto, lo que se juega siempre es ser o no ser el falo imaginario del otro.
Trampa narcisista, imaginaria de la que nadie se salva a menos que se pueda interrogar ese lugar que el sujeto ocupa
para el otro. Va a ir a buscar en el otro eso que es mío, pero como nunca lo encuentro el deseo se relanza. Entonces
el tratamiento podemos pensar que consiste en liberar al sujeto de esa creencia de que puede haber
completamiento con el otro, el deseo se alimenta de la falta, el deseo se alimenta de la castración, la completud
imaginaria es siempre un temor neurótico.

El objeto a es la letra que inscribe la falta de objeto. El objeto a necesita del Otro que no tiene, del Otro en falta,
tiene que ver con ese retoño, efecto de lo perdido de la demanda. Es la letra que inscribe la causa del sujeto, mueve
a un sujeto. Lacan a veces lo llama “El objeto a causa de deseo”, o también “objeto causa”.

Seminario n°8
- Grafo 3 o grafo de la pregunta.
Respecto de la demanda hablamos de la idea de un otro omnipotente, el otro
que tiene. Y de otra demanda al Otro que no tiene, el intervalo entre ambas
constituye el deseo. La falta en el Otro da lugar a la constitución del deseo, y
esta falta se ubica ya en el 2do piso del grafo, en el matema que se puede leer
como significante de la falta en el otro, por eso el Otro aparece barrado,
también se puede leer aquí la castración del Otro o el deseo del Otro que es lo
mismo.
Lo que lacan plantea en este grafo (grafo 3 o de la preg.) es el pasaje del primer piso al segundo piso del grafo. Ese
pasaje es un desdoblamiento del lugar del Otro y del lugar del mensaje, lo que llamábamos en el primer piso, la
significación del Otro. Lacan deja claro que distinguimos el primer piso del segundo piso, solo en términos arbitrarios
porque en cada acto de palabra en realidad se producen al mismo tiempo los dos pisos, son niveles que funcionan al
mismo tiempo.
Nosotros habíamos descripto, en termino generales, al primer piso como el que muestra la relación del sujeto con el
significante, es decir, el sujeto padece la estructura del significante, un mundo bañado de lenguaje.
En cambio en el segundo piso se trata del sujeto que ya asume el acto de hablar, y fundamentalmente, va a explicar
la constitución del Icc, es decir, se trata de la estructura de la cadena Icc.

Nosotros partíamos del sujeto mítico de la necesidad que se dirige al Otro, requiere
del poder salvador, del auxilio de ese Otro, y entonces dirige su llamado. Ese Otro que
advertido por el grito del sujeto responde con lo que tiene, por eso es otro con
mayúscula, porque es el que tiene aquello que hace a la necesidad del cachorro, y la
necesidad en la medida en que pasa por el lugar del Otro se transforma en demanda.
Ese primer piso, muestra la doble alienación del sujeto, al significante que le viene
del Otro y a la imagen que le viene del Otro. Encontrábamos allí toda la dialéctica en
la relación entre la madre con el niño, para poner una figura del Otro que
generalmente va a ocupar ese lugar. La madre como el primer Gran Otro y el niño,
que va a dar lugar a una identificación especular (articulación significante). Entonces,

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el mensaje que el sujeto recibe al nivel del primer piso, tiene como efecto una identificación narcisistica que se
sostiene en el Ideal del Yo en lo simbólico.
Hay un llamado al Otro, como presencia sobre un fondo de ausencia, todo eso que Freud trabajó en el fort-da, pero
aquí lacan va a decir, en relación a ese llamado al Otro, hay una repuesta del otro, que va a ser una pregunta en
italiano; ¿Che vuoi? “¿qué quieres?”
Esta pregunta de ¿qué quieres? es una pregunta que se hace más allá de la identificación narcisistica, y se produce en
tanto el sujeto hace su primer encuentro con el deseo, que para todo sujeto es inicialmente, el deseo del Otro, el
sujeto va a poder situar su propio deseo.
En el piso inferior, el Otro da una identificación narcisistica sostenida en otro omnipotente, sostenida en un Ideal. El
mensaje que recibe el sujeto en el primer piso, es el significado del otro, es decir, un sentido.
Entonces, podríamos decir: hay un llamado del sujeto al otro, el otro responde ¿qué quieres? y el sujeto dice: ¿qué
quieres de mí?, se pregunta por el deseo del otro. Y lacan dice, “es fundamental que el sujeto se la formule”,
mientras el sujeto no se formula esa pregunta estamos a nivel de la inocencia y de la necedad.

Ahora cuando lacan habla del deseo del Otro, se trata del deseo del Otro en el que hay un significante que puede
faltar, el Otro está en falta, también está afectado por la castración.
Que pasa cuando un niñito quiere decir algo y hay un momento en que se enfrenta con que no lo entienden, esas
rabietas que se agarran los niños. Lacan dice “se trata de la omnipotencia del Otro”, que ahí comienza a caer, ese
Otro que en ese punto se demuestra en falta.
Freud decía que la castración que aparecía en último lugar era la castración en la madre. A esto se refiere lacan, al
momento en que para un sujeto se presentifica por vez primera la falta en el Otro, la castración.
Lacan tiene una idea de castración más amplia, se refiere siempre a la estructura del lenguaje, a la captura
significante, es decir, la falta de un significante en el otro, el Otro está también en falta.
El lugar donde el sujeto buscará situarse, respecto de la pregunta por su deseo, está más allá de la demanda, más allá
de la arbitrariedad y del capricho del Otro omnipotente, porque ya no está el otro absoluto, como el Otro que nada
le falta, sino como este Otro ya afectado por la castración.
Entonces a nivel del segundo piso (que es un desdoblamiento del primer piso) hay un mensaje, donde se
anuncia la respuesta al ¿che vuoi? (¿qué me quieres?) que le va a permitir al sujeto situar su deseo.
El mensaje de lo Icc, en el segundo piso (constitución del Icc como discurso del Otro), es el significante de la falta en
el otro, que llamamos castración, por ser una falta simbólica.
- ¿Por qué solamente puede aparecer la pregunta por el deseo en tanto el otro esté afectado por una falta? Si
nada quiere es que tiene todo, solo puede pensarse en la aparición del deseo y por lo tanto en una pregunta
respecto del deseo cuando aparece la falta, sin falta no hay deseo.
Lacan dice que es fundamental que el sujeto se pueda preguntar por el deseo del Otro, porque el sujeto no se
separaría de ese otro, no se preguntaría por nada, no desearía. Como el objeto está perdido es donde se constituye
el deseo, un sujeto deseante requiere de otro en falta porque la demanda es demanda de amor, de presencia sobre
un fondo de ausencia, no de objetos.
En todo acto de palabra, al mismo tiempo algo es Consciente y algo es Icc , algo está dicho y algo queda sin decir,
porque algo de la necesidad no pasa a los significantes, no pasa a la palabra. Entonces no hay ningún otro
omnipotente, eso hace a un momento de la constitución del sujeto donde el otro se le aparece como omnipotente y
hay un momento donde esa omnipotencia cae, ahora. No es lo mismo encontrarse con que un otro soporte esa caída
o encontrarte con que ese Otro no la soporta, pasan cosas distintas.
Si hay otro sin barrar, el sujeto no puede preguntarse por el deseo, y si el deseo es inicialmente el deseo del Otro
entonces la constitución del propio deseo del sujeto se ve afectada, si el Otro no es deseante.
¿Qué es el deseo del Otro? El niño piensa que lo que le falta al Otro es él, pero es distinto encontrarse con Otro que
no le falta nada. La madre de la anoréxica no deja surgir la pregunta, y produce que la anoréxica no sepa cómo hacer
lugar a una falta, hacer lugar a un deseo, y entonces se produce que al intentar ahuecar a ese otro, lo único que
puede hacer es rechazarle lo que le da, hacerle la falta (“te voy a faltar yo”), “¿cuándo no esté más te vas a preguntar
algo?” “¿a quién le haría falta cuando no esté más?”

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El mensaje en el segundo piso se desdobla como significante de la falta en el Otro, afectado por una falta que
llamamos castración. Es decir, en términos de la estructura del lenguaje no va a haber en el Otro un significante que
pueda responder absolutamente por lo que soy, ni por lo que deseo, ni habría tampoco un significante que garantice
la verdad que el significante instaura, o sea, falta.
No contar en el inicio con Otro que tenga es un problema, ahora quedarse pegado a un otro también es un
problema, porque es estar circulando alrededor de otro preguntando: ¿quién soy? El neurótico es un sujeto que
suele tener problemas con la castración en el otro.
El segundo piso no vale sino a partir de la pregunta ¿che vuoi?, pregunta que se plantea porque hay una falta en el
otro. Si hay Icc es porque hay otro que no puede responder siempre totalmente a la demanda, porque algo de la
necesidad no se articula en los significantes de la demanda, dejando a la demanda sin satisfacción universal. Ese
resto inarticulable lo ubicamos a nivel de la represión primaria, es lo que nunca fue consciente porque nunca pudo
pasar a la palabra, no se articula en significantes. No es lo mismo contar en la estructura con la posibilidad de
formaciones de compromiso (lapsus, sueños, síntomas) que no poder responder. Un sujeto produce sujetos, no es lo
mismo un discurso que produce sujetos con preguntas, que uno que produce sujetos apáticos, que tienen como
respuesta un objeto y no subliman, que producen, que se preguntan, crean libros, películas etc.
El matema del significante de la falta del otro, castración simbólica, la castración en el otro, la falta que
fundamenta las posiciones sexuadas de los sujetos. Se lee también aquí, la represión primaria, que estructura el Icc,
algo que no entra en lo simbólico por estructura, y que fundamenta la constitución de lo Icc. Además, lo que no se
articula de la necesidad en la demanda reaparece más allá como causa en el deseo. La demanda al otro que no
tiene, pone en juego al deseo del Otro.
En el primer piso, la respuesta del Otro es un sentido, el significado del Otro, una puntuación. En el segundo piso, la
respuesta del Otro que no tiene, es una pregunta que se presenta como un enigma ¿qué me quiere el otro?.
Cuando se repite la demanda, el sujeto contornea la falta en el otro, el sujeto ya no saca un sentido, sino un
objeto, con el que responde a la falta. Entonces, el deseo enigmático se sostiene en el fantasma.
El fantasma es una respuesta subjetiva (la respuesta de un sujeto) frente al enigmático deseo del otro.
Supongamos una madre y el niño, la madre dice “comeme” y el sujeto se pregunta ¿qué me quiere? O
sea va desgajando de esas demandas una respuesta, porque el otro no le puede decir lo que quiere,
porque no pasa todo al significante. Entonces, en la repetición de las demandas del otro es donde el
sujeto va a ir armándose la ficción de lo que supuestamente lo quiere el Otro. Con esto introducimos el
fantasma, la fantasía que me hago de lo que “me quiere”.

En el seminario 10 de la angustia, Lacan va a utilizar otro grafo para hablar del


advenimiento del sujeto y lo plantea en términos de un cociente (una división) entre el otro
y el sujeto.
Entonces ubica al Otro originario como lugar del significante que preexiste y a un sujeto todavía no
existente, por eso está sin barrar.
El Sujeto tendría que situarse como determinado por el significante A, dependiendo de ese
otro, el sujeto se inscribe como un cociente, está marcado por el rasgo unario del
significante.
Hay un resto, como en toda división, un residuo, y ese resto inarticulable que no pasa el significante, es la prueba y
única garantía de la alteridad del otro, para constituirse el sujeto pasó por el lugar del otro.
Por eso los términos sujeto barrado y el objeto a como residuo de la puesta en condición del otro, otro también
barrado, también castrado, el sujeto y el objeto están del lado del otro. Son además los términos del fantasma, que
es una respuesta al otro. El fantasma es el apoyo de mi deseo, es una respuesta a lo que viene del otro, y de mi lado
esta lo que me constituye como Icc, el discurso del otro, el otro como Icc en tanto que no lo alcanzo.
- Toda angustia es angustia de castración, y lacan dice “lo importante respecto del objeto a es que se preserve
como lugar del deseo, es decir, de ausencia, de falta. Si se responde a la demanda de una manera colmante
lo que se va a producir es la emergencia de la angustia”.
Si la demanda es aquello que está estructurada por los significantes, ninguna demanda debe ser tomada al pie de la
letra, porque es obturante, fallida. Y eso nos lleva a la función del analista, debe proteger el deseo del sujeto, por
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esto lacan dice que el analista no debe responder a la demanda, debe de dejar un vacío. La angustia es señal de lo
que sucede en lo referente a la relación del sujeto con el objeto a. Es decir, es señal de que puede estar faltando la
falta.
En este lugar de vacío se sitúan los objetos que el sujeto desprende de la demanda repetida del Otro. Entonces lacan
dice, ¿cuáles son las especies de objeto a? voz, mirada, oral, anal, sustitutos del objeto que falta. El objeto es objeto
parcial de la pulsión.
La falta, que es radical en la constitución de la subjetividad, se vincula con un corte, algo se tiene que separar o
perder, para que se preserve la falta como tal, asegurando la constitución del deseo.
Dice lacan, “desde el momento en que algo de lo real llega al saber, hay algo perdido y el modo más certero de
abordarlo es concebirlo como algo del cuerpo: objeto oral, anal, voz, mirada.”
Se produce un giro de la potencia del Otro a la potencia de la condición absoluta del objeto a (singular de cada
sujeto), y esto sucede vía un corte.
Entonces, la división significante del sujeto es en relación al tesoro del significante anterior, constituyente del sujeto,
ese sujeto mítico sin barrar. Lacan hace la operación de la división, y dice, en A cuantas veces S. el A es el Otro
imaginario, el S es lo real del sujeto, el sujeto mítico y solamente en el A barrado, en ese que está en falta.
Vamos a tener los significantes para que el sujeto se constituya como sujeto barrado. En ese Otro barrado vamos a
encontrar la imposibilidad de contar algo del sujeto en el Otro. El sujeto tiene que pasar por el Otro, para poder decir
algo sobre el en términos significantes, pero el pasaje por el otro barrado es lo que le va a permitir la constitución
como sujeto del Icc con lo que es posible y con lo que imposible articularle. Porque el Otro no puede decir todo
sobre el sujeto, es que el sujeto se va a preguntar, y esa es la forma en que aparece su deseo, primero como deseo
del otro, y también el Icc es el discurso del Otro.
La relación de a con el sujeto, en tanto que “a” es lo que va a representar al sujeto de una manera real e
irreductible. Ese resto a, caída de la operación subjetiva. Lacan dice “con ese resto del objeto caído, aquello que va a
representar al sujeto de una manera real e irreductible, tenemos que vérnosla en la angustia y también en el deseo.
- Cuadro de la división significante del objeto:
En el primer piso de la operación, tenemos la relación del sujeto al otro, en tanto es por la vía del Otro que el sujeto
tiende a realizarse (estadios del espejo, identificación narcisista, etc.) a ese sujeto mítico previo a todo el juego de la
operación, o sea el viviente mítico, sujeto de goce (todo ello en el que el yo debe advenir para Freud).
En el segundo piso, tenemos la angustia, es la medida en que es correlativa al corte, el Otro está barrado, cae un
objeto. A cada momento deseante una angustia, hay un factor histórico que enlaza la angustia: primero es angustia
del nacimiento sin representación, es una cantidad, cuando se constituye el objeto (la madre) es angustia de pérdida
de la madre, cuando se constituye el pecho que no es ni de la madre ni del hijo, es temor a perder el pecho materno,
temor a la pérdida del órgano valorado, temor a la pérdida del amor del Super Yo.
En el tercer piso tenemos un sujeto dividido, por la pérdida de objeto, por la falta. Y en este escalonamiento Lacan
muestra la función media que tiene la angustian entre el goce y el deseo, la angustia no está ausente de la
constitución del deseo, es decir, hay que pasar por un momento de angustia, de corte para poder constituir el deseo ,
toda angustia es angustia de castración.
La angustia es una sola, pero se puede deslindar dos vertientes de la angustia, hay una que mira al goce (es no falta),
donde es señal de que falta la falta, y otra que mira al deseo (es falta), donde algo tiene que perderse (el goce) para
constituirse como sujeto deseante.
En ese mismo lugar en otros momentos, pone al amor, y dice Lacan, “el amor es lo que permite al goce
condescender al deseo”, porque el amor es demanda de amor pero también falta, porque es constituir a otro como
condición de amor y en completamiento, es goce por eso tenemos problemas de amor. Amor y angustia están en el
mismo lugar.
Acá ubica inhibición, síntoma y angustia, Angustia cuando vacila el fantasma, cuando e rompe la respuesta que el
sujeto tiene, el síntoma siempre está referido al otro, inhibición pegado al Ideal, decime quien soy.
El objeto a es lo que se resiste a entrar en la función del significante, es lo que resta, se presenta siempre como
perdido. Esa caída, es por otro lado fundamento del sujeto deseante. El sujeto en tanto que goza, quiere hacer entrar
ese goce en el Otro y ahí es deseante. Entonces, el deseo del Otro se presenta para el sujeto como un enigma.

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Lacan habla de la “opacidad del deseo”, lo oscuro del deseo, nunca se va a poder poner en significantes. Un sujeto
puede intentar decir lo que desea, pero lo que nunca va a poder saber, porque es Icc, es desde dónde desea, no hay
YO en el deseo.
Entonces, el deseo del otro es siempre enigmático, ante el qué me quiere el otro, el sujeto esta desvalido, es
traumático el encuentro con el deseo del Otro. ¿Cómo responderá el sujeto a la falta en el Otro?

Seminario n°9
- La pulsión en el grafo del deseo
El seminario 11 (“de los cuatro conceptos”), uno es la pulsión, los otros son transferencia, Icc y repetición. Y Lacan los
toma en pares: transferencia-pulsión, Icc-repetición.
Lacan empieza planteando los 4 términos que Freud había tomado en relación a la pulsión, esto es el empuje, meta,
fuente y objeto. Va a decir que esos 4 términos, van a parecer muy naturales, y él se va a proponer demostrar que no
hay nada natural, que se presentan como disyuntos.
▪ El drang → empuje: es identificado con una tendencia a la descarga, pero no debe confundirse con una
función biológica que tiene ritmo, sino que funciona como una fuerza constante.
▪ La fuente: está en el propio cuerpo. A diferencia de un estímulo externo, no se puede huir de la pulsión, por
el hecho de que sea constante y que proviene de una fuente del interior del organismo. Y estos estímulos
obligan al aparato a renunciar a la función del principio del placer, o sea, la pulsión está más allá.
▪ La meta de la pulsión, lacan dice “parece ser sencillamente la satisfacción”, y va a hablar de la sublimación, la
cual es a la vez una pulsión inhibida en su fin y a la vez una satisfacción. Entonces, en la sublimación la
pulsión se orienta hacia un fin alejado de la satisfacción en términos de satisfacción sexual, y aparece como
una satisfacción de la pulsión sin represión. Entonces se diferencia sublimación de síntoma y nos pone en
tela de juicio sobre el tema de la satisfacción.
Lacan dice: aun sus síntomas, tienen que ver con la satisfacción. Satisfacen algo que sin duda va en contra de lo que
podría satisfacerlos. Los satisfacen en el sentido de que cumplen con lo que ese algo exige (como la necesidad del
castigo de padecer), no se contentan con su estado, pero aun así en ese estado de poco contento, se contentan.
Aquello que satisfacen por la vía del displacer es al fin y al cabo la ley del placer, se puede obtener satisfacciones por
las cuales hay que penar demasiado.”
“Hasta cierto punto, este penar de mas es la única justificación de nuestra intervención”. No es que el analista tiene
que intervenir cuando él crea que hay algo mal, un analista está justificado en su intervención en el penar de más de
un sujeto.
En cada sujeto hay un tipo de satisfacción, no hay una satisfacción universal. En todo caso, dice Lacan, “nos referimos
a la pulsión justamente porque el estado de satisfacción se ha de rectificar a nivel de la pulsión”.
Todo el tiempo está señalando Lacan que el tema de la pulsión nos pone en cuestión el asunto de la satisfacción . La
satisfacción es paradójica, es imposible.
Sabemos que no hay ningún objeto de ninguna necesidad que pueda satisfacer a la pulsión y en este sentido dice:
que al alcanzar el objeto, si de algo se entera la pulsión es de que no era con eso de que se satisfacía.
Lacan va a tomar el ejemplo de la boca, para decir que no es con la comida con lo que se satisface, sino en el placer
de la boca, se agota en el placer de la boca. Entonces, siguiendo a Freud, diremos que el objeto se asocia a la pulsión
en su aptitud para alcanzar la satisfacción, y en ese sentido la fijación hay que entenderla como una ligazón
particularmente estrecha entre la pulsión y el objeto, porque el objeto es contingente (a cualquiera le puede gustar
cualquier cosa). Cuando el objeto se vuelve eso y solo eso, hablamos de fijación, de inmovilidad, de no metonimia
del objeto, de la imposibilidad de ir saltando por sustitución a otros objetos, por ejemplo en el duelo patológico.
▪ ¿Cómo concebir la función del objeto en tanto que objeto a causa de deseo para Lacan? La mejor fórmula que
a lacan le parece es la siguiente:
La pulsión da la vuelta, contornea el objeto. El objeto es el punto en torno al
cual se gira, satisfaciéndose en ese trayecto de ida y vuelta alrededor de la
zona erógena.

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Entonces, la satisfacción no consiste en alcanzar al objeto, sino en el
trayecto. Dice Lacan, que a la pulsión poco y nada puede importarle el
objeto que aparece allí comprometido.
Por último Lacan va a hablar de la fuente, de las zonas erógenas, las cuales
se caracterizan por tener una estructura de borde. Acá podemos pensar las
vicisitudes, porque hay sujetos que pueden tener por las su historia, en
donde se irá armando el mapa pulsional de ese sujeto.
Entonces, las vicisitudes no es igual para todos, tiene que ver con el sujeto y
sus circunstancias, produce que para algunos sea dominante uno de los
bordes. Estas introducen marcas pulsionales que hacen que unas pulsiones
tengan una importancia particular, más allá de otras.
- Entonces la pulsión, dice lacan, si se parece a algo es a un montaje, como en un collage surrealista, donde
se caracteriza el sin sentido, una cierta asociación de elementos, que rompen con el sentido de la
asociación y se apoyan en el absurdo. La pulsión es el rejunte de sus 4 elementos. Lacan dirá que si la
pulsión es un montaje, lo que Freud hace es un desmontaje de la pulsión
Cuando Lacan habla del circuito pulsional, señala que los destinos de la pulsión son la represión y la sublimación. Y
que el trastorno en lo contrario y la vuelta hacia la propia persona hay que tomarlo como formando parte del
trayecto de la pulsión.
- Lacan se va a detener particularmente, en el trastorno hacia lo contrario. Freud dice que comprende 2
procesos distintos, uno es la vuelta de la pulsión de la actividad a la pasividad: dos pares opuestos
sadismomasoquismo y voyerismo –exhibicionismo, atañe a la meta de la pulsión, meta activa pasa a pasiva. El
otro es el trastorno en cuanto al contenido, el pasaje del amor al odio.
Lacan va a destacar en el circuito pulsional fundamentalmente ese cambio de voz gramatical en el verbo: de la voz
activa (como podría ser mirar) a la voz pasiva (ser visto, ser mirado), pasando por un segundo tiempo que es la voz
refleja (verse, mirarse). Entonces articula el circuito de la pulsión recurriendo a esas tres voces (activa, pasiva y
refleja) en tanto que recurso de la gramática.
- Lo esencial de la vuelta hacia la propia persona es el proceso por el cual, dice Lacan, hay un cambio de vía del
objeto manteniéndose inalterada la meta, o sea la satisfacción. Es decir, si algo se satisfacía activamente, al
final del circuito lo hace pasivamente.
Lacan va a señalar que en el artículo de Freud “pulsiones y sus vicisitudes” está dividido en dos partes, la primera
parte es el desmontaje de la pulsión, y la segunda parte es del ACTO DE AMOR. Está hablando por un lado de la
parcialidad de la pulsión y por otro lado de la totalidad del amor, de cómo preferiríamos ver en el amor la expresión
de la tendencia sexual total. Pero no es así porque no hay síntesis de la pulsión, la pulsión siempre se satisface
parcialmente.
Lacan en este seminario 11 deja en claro que una cosa es la pulsión y otra cosa es el amor. Que el amor, en tanto
tiene que ver al narcisismo y el Ideal, es algo muy distinto de la pulsión.
Freud dice que la pulsión en tanto parcial no responde a la lógica de la reproducción de la especie. Entonces, toda
pulsión es parcial en la medida en que representa parcialmente a la sexualidad, no hay pulsión total ni síntesis de las
pulsiones. Entonces, para Lacan la pulsión va a ser un montaje a través del cual la sexualidad participa de la vida
psíquica y esa sexualidad se manifiesta en su forma de pulsión parcial.
Entonces, el circuito de la pulsión y ubicar los términos de la pulsión.
El borde, la zona erógena en donde pensamos la fuente, el objeto a al que le da
vuelta la pulsión y vuelve a la zona, el trayecto que nos habla del empuje,
siempre constante.
Lacan va a hacer una distinción, donde va a hablar de trayecto como meta (a
´im) y también del trayecto en términos de meta (goal). El circuito va a estar
marcado por la flecha ascendente y descendente (ida y vuelta), que atraviesa
como drang (empuje) la superficie de borde, ese borde en tanto que fuente,
zona erógena.

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La meta de la pulsión no es una meta biológica, no es la realización del apareamiento reproductivo, y entonces
cuando va a responder a la cuestión de la meta, lacan realiza una distinción.
El aim, se refiere al recorrido que tiene que hacer el sujeto, es el trayecto.
Pero la meta también toma otra forma, el goal, la meta se alcanza no alcanzando al objeto sino en el trayecto.
El objeto es un hueco (puede ser un caramelo, un cigarrillo, etc.), un vacío en el que cualquier objeto puede ocupar
ese lugar y tiene la forma del objeto perdido, esa es la idea del objeto a lacaniano. La letra a es con la que se escribe
la falta de objeto.
Entonces, la pulsión se satisface contorneando la falta de objeto. Esto implica la aparición de Otro, porque el sujeto
va a ir a buscar eso en Otro. Este retorno, esta inserción en el cuerpo propio como punto de partida, hasta el
contorneo de un objeto y la vuelta como circuito pulsional, es decir, se agota en el circuito en torno al objeto pero en
la zona erógena, o sea va y vuelve.
Por ejemplo, en el masoquismo el dolor entra en juego en la medida en que el sujeto lo padece de Otro, si no hay
Otro que le pegue, que lo martirice, no hay dolor.
Para mostrar esto de que la satisfacción es paradójica, que no hay satisfacción, que siempre falta, Lacan cuenta un
chiste, cuando habla del fantasma perverso: “el masoquista le dice al sádico pégame y el sádico le contesta no”, o
sea no hay satisfacción total porque no hay complementariedad de las pulsiones, aquí se termina el circuito.
- Entonces el camino de la pulsión es la única forma de transgresión con respecto al principio del placer, no hay
un sujeto, la pulsión es acéfala, la pulsión sigue (es fuerza constante), allí se confronta a un goce.

Retomando el grafo del deseo, podemos decir, que el sujeto es efecto de la captura del viviente en la cadena
significante, entra en el campo del otro, campo del lenguaje que lo preexiste, y se constituye como sujeto. En se
pasaje sabemos que se produce el resto irreductible, que se constituye como causa de deseo.
En la célula elemental del grafo, vemos allí el punto de cruce por el A, el punto de pasaje absolutamente necesario
para que se constituya el sujeto como tal.
Entonces respecto de la pulsión, hablamos del circuito pulsional, ubicamos allí todos los elementos de la pulsión, y a
Lacan le va a interesar mostrar la disyunción entre el objeto y la fuente (son dos cosas diferentes).
El pasaje por el lugar del otro produce un corte, equivalente al corte que introduce el lenguaje entre la fuente y
el objeto, hay algo hacia lo que se tiende, algo que se busca. Esa búsqueda se produce porque el objeto como tal está
perdido, y lo simbólico (el lenguaje) introduce un corte entre lo que es del cuerpo y el objeto.
A nivel de la célula elemental encontramos el sujeto dividido por el lenguaje, nunca lo que se demande va a cubrir
exactamente la necesidad biológica que como tal está perdida (en el primer piso del grafo), y en el segundo piso del
grafo lo vamos a encontrar dividido por el objeto, tanto en la pulsión como en el fantasma.

- Retomando necesidad, demanda y deseo.


Hablamos de estadios en la impulsión, en este empuje, se parte de la
necesidad natural que da lugar a la demanda del Otro, que tiene con
qué satisfacer la necesidad porque hay dependencia, no puede
acceder directamente al objeto, lo tiene que pedir. Luego del Otro que
tiene pasábamos al Otro que no tiene, o sea al que da su amor. Entre
ambas demandas, ubicamos al deseo, y por último a la pulsión, que
está alejada del hablar, no se articula en palabras, es lo silencioso. La
pulsión está alejada del hablar, es marca en el cuerpo. Se trata de algo
que está más allá de lo simbólico, es un real, aunque suponga a la
estructura del lenguaje dándole forma a ese Real.

En el deseo se puede intentar ver lo que desea un sujeto con los avatares de su vida, ahora lo difícil es saber desde
dónde desea ese sujeto, porque el deseo siempre remite a Otro, como deseo del Otro, entonces, Lacan va a hablar de
la pulsión como una demanda silenciosa.
Desde Freud, la madre introduce la sexualidad, erogeniza el cuerpo del niño con sus cuidados maternales. La madre
en tanto Otro primordial introduce la pulsión, produce marcas pulsionales. Introduce esta demanda, que llamamos
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de pulsión desde el lado derecho, y entonces esto se subjetivará en el lado izquierdo, lado del sujeto, como
fantasma.
En el grafo, Lacan retoma esa idea Freudiana, porque ubica el matema de la pulsión ($<> D) del lado del Otro (lado
derecho). Entonces lo que viene del lado del Otro se subjetiviza, tiene una respuesta en lado del sujeto (lado
izquierdo).
La pulsión es un montaje presubjetivo, y el fantasma es un montaje subjetivo.

El grafo tiene una estructura tal que en el segundo piso reduplica el primero. Lo
que encontramos en el primer piso como tesoro del significante, se duplica
como pulsión en el segundo piso.
En este despliegue del primer piso al segundo piso, el lugar del Otro es el que se
escribe como pulsión. Entonces pasar por el segundo piso es pasar por el lugar del
Otro, por los significantes de la demanda del Otro ante los cuales el sujeto se
desvanece.
Lacan dice “la pulsión es aquello que adviene de la demanda, cuando el sujeto se
desvanece en ella”. Esa demanda (D) del Otro que se produce del lado del Otro,
en términos de significantes, que está enmarcada por lo simbólico. La pulsión es
un real porque es una marca en el cuerpo en un sujeto por-venir, que le viene de
otro en términos de demandas (la mama dice comeme).
La D en la fórmula de la pulsión muestra la doble cuestión de la pulsión, que por
un lado es satisfacción en la propia zona, porque el circuito pulsional retorna,
pero por otro lado, es una cuestión de buscar algo en el campo del Otro, con lo
cual se va a satisfacer en el propio cuerpo.
Lacan dirá “la pulsión tiene por misión ir en busca de un algo que cada vez responde en el Otro”.

A nivel de la pulsión hay 3 conceptos que nos tienen que quedar en claro: 1-
¿cómo es ese sujeto en la pulsión?
2- ¿Qué pasa con el significante en la pulsión? 3-
¿Qué pasa con el objeto en la pulsión?
El sujeto inconstituído de la necesidad se desvanece, porque en toda demanda el sujeto se desvanece, está alienado
a los significantes que son del Otro.
También se puede pensar desde la idea de “el sujeto acéfalo de la pulsión”, algo se contenta en la pulsión, algo se
satisface. El Otro introduce sus marcas pulsionales, el único sujeto es el Otro. El sujeto en términos de la pulsión
todavía no está allí, está todavía confrontado al goce del Otro.
Entonces si la pulsión es un montaje es un montaje pre-subjetivo, implica que el sujeto esta todo en el campo del
Otro, que en ella va a estar en juego la estructura del lenguaje, pero el modo en que está en juego es en relación a
los significantes del Otro (el sujeto está a merced del Otro), del lado del sujeto eso no se articula en palabras, es un
se contenta. La pulsión es lo que interviene para generar, producir, para que el sujeto se produzca y produzca una
respuesta subjetiva.
¿Cómo se plantea al niño frente a ese Otro primordial que es la madre? El niño se significa como objeto que la madre
demanda, en términos de falo faltante, como aquello que es demandado por la madre en tanto que no tiene.
Respecto de lo que no tiene, una madre puede poner en juego significantes orales, anales, fálicos. En tanto
equivalentes al falo, esos objetos demandados por la madre pueden ir a ese lugar faltante del falo.
En el Otro, no hay un significante para su deseo, que lo satisfaga, entonces el sujeto, llega un momento en que él no
tiene una respuesta para lo que el Otro quiere de él. De ahí es donde surge el ¿che vuoi? (¿qué me quiere?) el
sujeto se va a preguntar por el valor que tiene para el deseo del Otro, y a esto el Otro solo puede responder con
los significantes de la demanda, en los cuales el sujeto se desvanece.
En ese desvanecimiento, por la no satisfacción en el objeto de la pulsión, es que decimos, se infinitiza la demanda.
Porque si cada demanda implica que algo no quede articulado, que quede como resto, entonces se produce otra
demanda, porque no hay demanda que pueda cubrir el deseo.
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Una segunda cuestión es que a nivel de la demanda del Otro, ya no estamos hablando del tesoro significante del
primer piso, estamos hablando de gramática. La gramática hace a la estructura del lenguaje, es un caso del tesoro
significante, porque es un saber que aplicamos corrientemente en nuestro discurso pero olvidamos que lo hacemos.
Cuando uno conoce la gramática de una lengua es cuando en realidad conoce esa lengua.
Cuando decimos, que en el segundo piso se reduplica lo que era el tesoro significante, y que en el segundo piso es
otra cosa, Lacan dice que esa otra cosa es lo que queda de la estructura del lenguaje, no importa lo que dice el
mensaje sino la estructura, lo que queda es la gramática de la pulsión (no importa lo que decimos, sino cómo lo
decimos).

Acá Lacan le va a dar algo nuevo a lo que Freud decía sobre mirar, ser mirado, mirarse, y va a decir hacerse
mirar, porque si nos quedamos en el mirar-ser mirados, nos quedamos en un ida y vuelta, y es una cuestión circular.
En el hacerse de la pulsión vamos a encontrar la cuestión activa y en este tercer tiempo (mirar, ser mirado, hacerse
mirar) se hace al objeto, hacerse es hacerse objeto.
Si nos quedamos en el ida y vuelta nos quedamos en el espejo, en el narcisismo, en el amor, y en el Ideal. Lacan dice
“yo los voy a llevar del amor a la libido”, es decir, allí, en ese hacerse, vamos a introducir la cuestión del fantasma.

 Pulsiones:
La letra, dice Lacan en el seminario 21 Los nombres del padre, es en cierto modo inherente al pasaje a lo Real,
de tal modo que a la letra, como a la escritura, hay que situarlas en el orden de lo real, y por lo tanto, comparten la
falta de sentido -mientras que el sentido es simbólico, el sin-sentido es real-. La letra revela en el discurso lo que se
llama la gramática, y la gramática es lo que del lenguaje sólo se revela en lo escrito. No es más que en el mundo de
lenguaje donde la pulsión puede tomar su función dominante.
La pulsión va a ser presentada por Lacan como una trayectoria, como un circuito. En este circuito la pulsión se
origina en una zona erógena, gira en torno al objeto y vuelve de regreso a la zona erógena. Las zonas erógenas son
los lugares en el cuerpo donde la pulsión se hace presente. Este circuito está estructurado por las tres voces
gramaticales: 1. la voz activa, que con el ejemplo de la pulsión escópica sería «ver». 2. la voz reflexiva, que alude al
«verse», y 3. la voz pasiva, que indica el «ser visto». Los primeros dos tiempos, las voces activa y reflexiva, son
autoeróticos, en la medida en que les falta un sujeto. Sólo en el tercer tiempo -la voz pasiva- en el que la pulsión
completa su circuito, aparece, dice Lacan en el seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis,
“un sujeto nuevo”. Aunque el tercer tiempo del circuito pulsional es pasivo, la pulsión es esencialmente activa, razón
por la cual Lacan describe el tercer tiempo no como «ser visto», sino como «hacerse ver». Incluso las fases que
suponemos que son pasivas de la pulsión, como por ejemplo el masoquismo, suponen un gran esfuerzo activo.
Lacan, entonces, describe a la pulsión como una trayectoria que circunscribe el objeto, y esa trayectoria es, en
última instancia, significante y simbólica. A esta cara significante de la pulsión se opone una cara real, que apunta
directamente al goce.

(u4)
Seminario n°10
Cuando lacan escribe su matema de la pulsión ($<>D) muestra el sujeto barrado, desvanecido. Cuando él habla del
sujeto acéfalo de la pulsión, es porque no hay sujeto en la pulsión.
También muestra la D mayúscula de demanda, que es por la demanda del Otro que
aparece la pulsión. La demanda del otro es aquello que del deseo del Otro puede
articularse en significantes.
Lacan va a decir, que en la pulsión está en juego la estructura del significante, en
tanto se trata de los significantes del Otro. Pero del lado del sujeto eso no se
articula en palabras, es lo que Freud decía en términos del silencio de las pulsiones.

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Entonces, la pulsión va a ser eso que se satisface, señalando especialmente ese “se”,
como lo impersonal del sujeto que se satisface.
Algo se satisface y por esto hablamos de la pulsión como un montaje pre-subjetivo
(lado derecho), y lo oponíamos al fantasma que es un montaje subjetivo (lado
izquierdo). Donde el sujeto ubicado orgánicamente a nivel anal, oral, va a quedar
identificado al objeto que se hace ser, y esto es lo que, retomando el tercer tiempo
de la gramática de la pulsión, el objeto que se hace ser, que se hace chupar, se
hace mirar.
El fantasma-montaje subjetivo es una respuesta al significante de la falta en el Otro, una respuesta al deseo del
Otro, a la castración del Otro. Es decir, en el grafo, el fantasma está abajo del significante de la falta en el Otro. Para
lacan la pulsión tiene un lado autoerótico, porque se satisface en el propio cuerpo, pero también va en busca del
Otro, en ese circuito que retorna al propio cuerpo y se satisface autoeróticamente. El sujeto responde a la falta el
otro identificándose a un objeto oral, anal, etc. en el fantasma con el que completa la falta.
Esto se podría pensar con el juego del Fort- Da, el juego que se produce durante la ausencia de la madre y está en
relación con lo que esa ausencia pone en evidencia, que es el deseo de la madre.
Hay algo que la llama a esa mujer desde otro lado, sabemos que el niño llegó a la vida de la madre ocupando su lugar
en la ecuación simbólica (niño= pene), pero en la medida en que es ecuación simbólica se articula con la ley paterna,
el niño no tiene que estar a perpetuidad ocupando el lugar de la falta fálica.
Una madre ausente, llamada por algo más que el niño, da cuenta que el niño no está ahí para tapar esa falta, y que
entonces, ella puede hacer de otra cosa que del niño causa de su deseo. El juego (y también el fantasma) se puede
pensar como una maquinación que se produce ante la evidencia del deseo del Otro, que es una intento de ligadura,
de darle cobertura imaginaria y simbólica a aquello que impresiona al niño, para luego poder operar con él.
A ese hecho real del alejamiento de la madre necesita hacerlo entrar en otro registro, el del principio del placer, y
entonces, esa desaparición de la madre, que podría generar angustia.
- El fantasma, a partir de una situación de goce o de angustia, producirá placer. El principio del placer es un
medio absolutamente necesario para ponerle límite al goce. Entonces, lo que angustia, ese enigma del deseo
del Otro y el fantasma como lo que cubre esa angustia suscitada.
- La angustia emerge cuando hay un desfallecimiento, o una vacilación de esa cobertura fantasmática.
Entonces Lacan va a pensar el fantasma como una respuesta, a posiciones fantasmáticas diferentes en
relación a la castración del Otro, la falta

Lacan dice “lo que el grafo nos propone ahora (segundo piso) se sitúa en el punto en que toda cadena significante se
honra en cerrar el circuito de su significación” Con esto Lacan quiere decir, que si el otro responde con los
significantes de la cadena superior (de la pulsión) sabemos que el pasaje por el Otro por el lugar del tesoro de los
significantes, se redobla en términos de significantes de la función. El sujeto pide que se le responda con certezas
(cadena inferior), pero el pasaje por la cadena superior, de enunciación, implica que responde ese Otro en falta, el
cual responde en términos de pulsión. Lacan dice, “responde en términos de objeto”. Porque lo que ingresa del Otro
necesita de una respuesta del lado del sujeto.
Lacan plantea: Inhibición del sujeto cuando queda paralizado,
pendiente del Ideal del Otro, Síntoma como significado del Otro, y
Angustia cuando vacila el fantasma.
El síntoma está en el lugar del significado del Otro, pero también hay
otra cara del síntoma, que tiene que ver con este pasaje por el Otro,
por el fantasma, y en esta vía el síntoma va a ser el significado del Otro
pero con incidencia del fantasma, aquello que nos va a dar la cara de
fijeza del fantasma, la cara de goce, aquello que para Freud tenía que
ver con el beneficio primario del síntoma, con la viscosidad, con la
fijación.
Entonces, del lado izquierdo del sujeto nos encontramos con las respuestas a
la falta en el Otro, fantasma-síntoma como significado en el otro, inhibición en
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relación a ese quedar petrificado al Ideal del Yo, que sabemos que es el Ideal
del Otro, y angustia cuando se cae la cobertura fantasmática. Estas 3
cuestiones pueden leerse en el grafo del deseo.

- Lacan dice: “el neurótico, en efecto histérico, obsesivo o más radicalmente fóbico, es aquel que identifica esa
falta del Otro, la demanda. La demanda del Otro toma función de objeto en su fantasma, se reduce a la
pulsión, por eso el catálogo de las pulsiones ha podido establecerse en el neurótico (cuando se analiza el
fantasma se va a encontrar ese catálogo de las perversiones)”.
Con esto quiere decir que, identificar la falta en el Otro con su demanda es la vía neurótica, el neurótico ante la falta
del Otro opta por la demanda (en la oposición deseo-demanda, opta por la demanda); identificar la falta en el Otro
con el goce del Otro es la vía perversa.

El fantasma es una respuesta en la cual el sujeto identificándose a un objeto apunta a completar al Otro.
La fórmula del fantasma ($<>a) indica la relación del sujeto con el objeto que él se hace ser en el fantasma, en tanto
queda prendido a la demanda del otro, entonces frente a la pregunta ¿Qué quiere de mí? La respuesta sería, lo que
me demanda. El sujeto que se desvanece frente al objeto → formula del fantasma. Entonces, si el fantasma encubre
la angustia que suscita la aparición del deseo del Otro, el enigma del deseo del Otro, a lo que el análisis apunta es a
que el sujeto se plantee lo que su fantasma cubre.
- ¿Cómo el síntoma está directamente vinculado con el fantasma?
Lacan cuando acuñe a este término “fantasma” él va a trabajar a aquello que tiene que ver en Freud, con la fantasía,
aunque no cubren el mismo campo (imaginario), porque el fantasma tiene 3 dimensiones, real, simbólica,
imaginaria.
Un antecedente del término fantasma, toma a un poeta en el cual igual que niño que juega, crea un mundo
fantástico y lo toma muy enserio, se siente íntimamente ligado a él.
En “pegan a un niño” Freud dice que la fantasía es algo muy íntimo del sujeto, es algo que como más
íntimo, no se confiesa tan fácilmente y “cuando los niños crecen y dejan de jugar, comienza a
fantasear. También menciona que los niños no se ocultan para jugar; mientras que el adulto se
avergüenza de sus fantasías, no las confiesa fácilmente. Se avergüenza de sus fantasías porque
encuentra que los deseo que las constituyen son de carácter ilícito y deben ser ocultadas”.
Entonces esta vergüenza tiene que ver con esto, en el fantasma se encuentra en el catálogo de las perversiones.
Esto hace que el sujeto no lo comente. Freud dice “las pulsiones insatisfechas son las fuerzas impulsoras de la
fantasía, y cada fantasía es la satisfacción del deseo”.
Freud dice “las fantasías (los fantasmas) son estados psíquicos preliminares a los síntomas, de los que nuestros
pacientes se quejan”. A esto lo retoma Lacan cuando dice “el fantasma fundamental es la matriz de la construcción
neurótica”, dice, “dado un síntoma es posible identificar el fantasma que lo determina”.
En el grafo se puede leer la implicación entre el fantasma y el síntoma, el fantasma como tapón a la falta de
significante del otro (del deseo), y abajo el síntoma determinado por el fantasma. Y en este sentido va la frase de
Lacan “el fantasma es el resumen de toda la producción Icc”.
Freud dice “las fantasías pueden exteriorizarse en ataques o síntomas” → vinculación entre fantasma-síntoma.
Yendo del síntoma a la fantasía que lo sustenta, podemos saber todo acerca de la sexualidad de los neuróticos. Hay
un condicionamiento a nivel del fantasma, es decir, el fantasma condiciona a la sexualidad del sujeto, porque en
cierto modo, del fantasma se desprende un modo de ser.
En este sentido podemos entender de qué se trata para lacan en el final de un análisis, se trata de que el sujeto se
separe de ese ser, de ese hacer se, es decir que se produzca un deser, condición para que se realice el pase, para que
el sujeto pueda pasar de la condición, posición de analizante. A este proceso, lacan lo llama, atravesamiento del
fantasma o la travesía del fantasma.
Al sujeto no lo podemos encontrar, se hace representar por los significantes, pero no está en ningún lado, no tiene
consistencia, no tiene sustancia, le falta ser ($), se relaciona con la perdida de goce que es estructural, Y lo que le
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aporta consistencia al sujeto es el fantasma, le aporta una manera de ser. En el fantasma la perdida se recupera y
el sujeto recupera consistencia.
- Lacan toma la pantomima del sujeto, una conducta, se escenifican cosas de manera muda aunque sea
articulada → “la pulsión cuanto más habla es cuanto más lejos está de hablar”.

Si hay pregunta es que no hay una significación última, es decir, el otro no existe como referencia última. Si se
cuestiona el sostén de su estructura va a aparecer angustia porque el fantasma está desfalleciente, la angustia no
engaña, el significante si engaña, porque tapa la cosa con la palabra. Lo que no tiene palabras pasa en el cuerpo

Si pensamos la angustia en los 3 registros, podemos decir, hay una angustia de ese real no apalabrado. Entonces
ubica a la angustia entre lo REAL y lo IMAGINARIO, eso afecta al cuerpo POR FUERA DE LO SIMBÓLICO, será la pista
por donde se debe ir en el análisis, se deberá conducir a que con lo simbólico se pueda apalabrar algo de lo real.
Lacan plantea que la salida en el neurótico es el significante de la falta del otro, en lugar de ir por el cortocircuito del
fantasma en donde le responde al deseo del Otro identificándolo con la demanda, se debe soportar ir por el deseo
del Otro. Lo que viene como demanda se interroga.
No es sin angustia el atravesamiento del fantasma, o sea, no es sin angustia el final del análisis. Si un sujeto no
tiene angustia no hay posibilidad de análisis.
En la paciente se perfila la rectificación subjetiva, algo comienza a ponerse en otro lugar, lo cual muestra la
articulación entre síntoma y fantasma. En el análisis construimos, develamos la escena fantasmática que está en los
síntomas del sujeto.

Fantasma Síntoma
• Relacionado con el fin del análisis • Relacionado con el comienzo del análisis (se
• Relacionado con el objeto (hacerse) pregunta)
• Relacionado con el placer (consistencia) • Relacionado con el significante (x ej. Histéricas)
• Relacionado con la construcción (hace a lo no • Relacionado con el displacer
apalabrado que debe ligarse) • Relacionado con la interpretación
• Relacionado con la monotonía (fijación del (desciframiento)
síntoma) • Relacionado con la diversidad (hay tantos
síntomas como sujetos en este mundo)

Teórico 12. Unidad 6 " los cuatro discurso"

Para Lacan hay cuatro discursos fundamentales en el individuo, los cuales se relacionan de manera dinámica el uno
con el otro.
El discurso se refiere punto donde la playa lenguaje se cruzan. Los cuatro discursos representan las 4 formulaciones
posibles de la red simbólica que pueden tomar los lazos sociales y pueden expresarse como las permutaciones de
una configuración de cuatro términos que muestra las posiciones relativas. Agente, el otro, el producto y la verdad.
De 4 términos el sujeto, el significante maestro, el conocimiento y el objeto a.
Agente: arriba en la izquierda, Este es el orador del discurso
Otro: arriba la derecha, es a lo que se dirige el discurso.
Producto: abajo a la derecha, esto es lo que ha creado el discurso.
Verdad: abajo a la izquierda. Esto es lo que el discurso intento expresar.
Las cuatro variables que ocupan estas posiciones son:

S1: el significante maestro.


S2: el conocimiento ( El Salvador)

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Sujeto barrado $: sujeto dividido

a: el objeto o el excedente de goce.

S1 se refiere al círculo marcado del campo del otro, es el significante principal. S2 es la batería de significantes que ya
existe, en el lugar donde uno quiere determinar el estado de un discurso como estado de declaración, eso es
conocimiento Salvador. S1 entra en juego en una batería significante que conforma la red de conocimiento. $ el
sujeto barrado marcado por la línea interrumpida que lo representa y es diferente del individuo vivo que no es el
lugar de este sujeto. Se agrega el objeto A. El objeto desperdiciado o la pérdida del objeto que ocurrió cuando tuvo
lugar la división originaria del sujeto. El objeto es la causa del deseo. El plus- de- jouir. (

Discurso del amo: lucha por la dominación, la penetración y el sometimiento. Este discurso se basó en la
dialéctica del amo y el esclavo desarrollada por Hegel. Es el discurso básico del que se derivan los otros tres, la
posición dominante está ocupada por el significante maestro s1, Qué representa el sujeto, s, para todos los demás
significantes. S2. En esta operación significante hay un excedente: objeto a. Todos los intentos de totalización están
condenados al fracaso. Este discurso es más cara la división del sujeto, ilustra la estructura de la dialéctica del
maestro y el esclavo. El maestro, s1, es el agente que pone al esclavo. S2, a trabajar: el resultado es un excedente es
decir el objeto a que el maestro lucha por apropiarse.

Discurso universitario: probé y adora los conocimientos objetivos. Generalmente adjudicado a un servicio no
reconocido de algún discurso externo del amo. Es causado por un giro en sentido contrario a las agujas del reloj del
discurso del amo. La posición dominante está ocupada por el conocimiento ( Savior) un intento de dominio puede
rastrearse detrás de los esfuerzos para impartir conocimiento neutral: dominación del otro a quién se transmite el
conocimiento. Está hegemonía es visible

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