ASIGNACION INDIVIDUAL PRACTICA 01 (Recuperado Automáticamente)

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ASIGNACION INDIVIDUAL

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HABILIDADES BLANDAS

En la actualidad, dentro de esta nueva era de la globalización, la educación superior


forma parte de uno de los pilares para afrontar y transformar situaciones en
beneficio de los demás; para formar al ser con capacidades intelectuales, morales,
éticas, de convivencia, entre otros; para trasmitir conocimientos de diferentes
áreas, con el fin de ser utilizadas como base para el transcurrir de su etapa
académica y laboral. Estas actividades recaen, no solo sobre los discentes, sino,
también, sobre los agentes de enseñanza: los decentes; por ende, estos últimos
deben estar capacitados técnica y emocionalmente. Este último aspecto se logra a
través de los años, con el desarrollo de competencias socioemocionales o también
llamadas habilidades blandas, aquellas que "permiten interactuar con otros de
manera efectiva y afectiva como resultado de una combinación de habilidades
sociales, de comunicación, de formar el ser, de acercamiento a los demás, entre
otras". Cabe resaltar que estas habilidades fomentadas en la educación, se
fundamenta en la teoría de la inteligencia emocional de, así como en las teorías de,
las cuales sostienen la idea de una educación integradora, que combine lo
intelectual con lo emocional para el desarrollo global de los estudiantes.

Ahora bien, las habilidades blandas se manifiestan en el desempeño docente, en el


que se manifiestan la planificación, la comunicación efectiva, el manejo de nuevas
tecnologías, el desarrollo de una metodología coherente a la realidad, la interacción
efectiva con los estudiantes, la adecuada tutoría, la evaluación reflexiva y el trabajo
en equipo , sin dejar de lado que la evaluación de aquel desempeño se logra a
partir de diversas perspectivas; sin embargo, en esta investigación, se ha
considerado tomar en cuenta a partir de dominios, clasificados por Darlig-
Hammond como el dominio de lo enseñado o disciplinar, el dominio didáctico, el
dominio de gestión de la clase y el dominio referido a la motivación, autoeficacia y
responsabilidad.

Sobre la temática de esta investigación, que ha sido direccionada sobre las bases
filosóficas y epistemológicas del docente del siglo XXI, existen diferentes estudios y
autores que los construyen, tal es el caso de, a nivel nacional, Becerra y La Serna
(2005), y a nivel internacional.

Habilidades blandas en la educación.

A partir de la década de los 90, aproximadamente en 1996, la expresión


"habilidades blandas" comienza a distinguirse en contextos de gestión y
emprendimiento; en estos, adquiere diferentes nombres, tales como habilidades del
siglo XXI, habilidadesi no cognitivas, habilidades socioemocionales o blandas, Cabe
resaltar que no son los únicos nombres que adoptó la expresión, pues, registra
términos como competencias para la empleabilidad o habilidades laborales,
habilidades relacionales o transversales. Del mismo modo, cataloga a estas
habilidades como inteligencia emocional y considera que esta determina la
capacidad de adaptabilidad frente a situaciones nuevas suscitadas en los diferentes
contextos de la vida del hombre: laboral, educativo, personal, entre otros.

Las habilidades blandas o soft skill son definidas como aquel grupo de destrezas
adquiridas por la persona, en este caso del estudiante y docente, y que facilitan la
optimización de su propio desempeño, tanto en el ámbito académico-profesional,
laborar, emocional, psicológico como en el ámbito personal. Cabe destacar que
estas habilidades se complementan con otras, calificadas como habilidades duras,
las cuales se relacionan con los saberes, así como con el manejo de información
respecto del área profesional en la que la persona se desempeña, y son asequibles
para ser medidos.

Por lo mencionado, se puede deducir que este conjunto de destrezas es sustancial


en diferentes ámbitos de nuestras vidas, por ejemplo, en el ámbito laboral y en el
ámbito educativo. En el primer caso, se puede señalar que, actualmente, las
grandes empresas requieren de profesionales, cuya inteligencia emocional se
perciba más desarrollada frente a su coeficiente intelectual, pues necesitan que
aquellos puedan tomar decisiones acertadas, así como sostener relaciones efectivas
(Abarca, 2004; Muñoz, 2013). En cuanto al segundo caso, el ámbito educativo, se
puede indicar que estas se desarrollan a lo largo del proceso formativo del
estudiante, es decir, desde las etapas escolares hasta las etapas superiores; por
ende, deberían consolidarse a partir de metodologías pertinentes que aseguren su
óptimo desarrollo y, por consiguiente, aplicación (Marreo, 2018).

Ahora, en el nivel superior de la educación, se puede indicar que, en este, se


espera la formación global del discente, es decir, tomar en cuenta la impartición de
conocimientos a través de métodos dirigidos hacia el aprendizaje autónomo, en el
que el propio estudiante desarrolle la capacidad para solucionar problemas, pensar
de forma crítica y desarrollar la resiliencia. Aquella formación, a su vez, no solo
debe erigir sus bases en la adquisición de saberes que corresponden a las
diferentes disciplinas profesionales, sino, también, en el desarrollo de actitudes de
transformación social. Lo mencionado tiene que ver con los lineamientos de
aprender a aprender, a emprender y a convivir, los mismos aspectos del proceso de
enseñanza-aprendizaje que se relacionan con las habilidades blandas. Por
consiguiente, en el contexto universitario, las habilidades blandas son más
necesarias, puesto que los estudiantes necesitan ser formados como entes activos
frente a las exigencias de los diferentes trabajos, de los que formarán parte
culminadas sus carreras profesionales, pues, hoy en día, los requisitos impuestos
para los empleados son que estos demuestren altos niveles de proactividad,
adaptabilidad, resiliencia y responsabilidad

Dimensiones de las habilidades blandas, según Daniel Goleman

De acuerdo con las habilidades blandas o inteligencia emocional, como él las


cataloga, se dividen en dos grandes competencias: a. personales, aquellas que se
relacionan con uno mismo; y b. sociales, aquellas que se refieren a los demás.
Dentro de las competencias personales, se encuentran la conciencia emocional; la
valoración; y la confianza en uno mismo, en esta última, se incluyen la motivación
de logro, el compromiso y el optimismo. Dentro de las competencias sociales, se
distinguen la empatía, la orientación hacia el servicio, el desarrollo de los demás, el
aprovechamiento de la diversidad, la conciencia política, así como la comunicación,
el liderazgo, la catalización del cambio, la resolución de conflictos y las habilidades
de equipo.
En esta investigación, se ha considerado tomar en cuenta aquellas habilidades
blandas que se relacionan, específicamente, con el éxito de la labor del docente
universitario: adaptabilidad, responsabilidad, comunicación, desarrollo de los
demás, y acceso y gestión eficaz de la información. Sobre esta última, cabe resaltar
que ha sido tomada de la clasificación que realizó y que denomina búsqueda de
información y eficacia, la misma que menciona como competencia en manejo de
nuevas tecnologías.

En correspondencia con lo señalado por, la primera habilidad blanda que se ha


considerado es la adaptabilidad, la cual permite, a través del pensamiento flexible,
que el docente adapte sus reacciones emocionales a los constantes cambios, los
cuales, más bien, son aprovechados para proponer ideas innovadoras. En cuanto a
la segunda habilidad blanda, la responsabilidad, se puede afirmar que esta se
direcciona hacia el cumplimiento de compromisos establecidos, mediante una
adecuada organización y disciplina; además, contempla aspectos de ética y
honradez. De acuerdo con la tercera habilidad blanda, la comunicación, se puede
manifestar que es la que permite que codifiques y descodifiques mensajes de
manera efectiva; por ende, facilita la captación de señales emocionales y, a
continuación, la pronta resolución de situaciones complejas; por ello, el autor
señalado líneas más arriba sostiene que un buen comunicador posee "la capacidad
de escuchar, de formular las preguntas adecuadas, permanecer receptivo,
comprender, no interrumpir y buscar sugerencias" (p. 110). La cuarta habilidad, el
desarrollo de los demás, consiste en identificar las necesidades, fortalezas y logros
de los demás para potenciar el desarrollo de su talento; aquella es digna de ser
considerada como parte del docente o formador, pues, como indica Goleman
(1998), "los mejores formadores muestran un auténtico interés, son empáticos y
comprenden a las personas a las que orientan. La confianza resulta esencial en este
sentido porque cuando existe poca confianza en el formador, las advertencias se
ven desatendidas". (p. 93) Finalmente, la quinta habilidad a considerarse en esta
investigación, el acceso y gestión eficaz de la información, refiere a la capacidad
para identificar contenidos confiables para ser utilizados de forma precisa y creativa
en un lapso determinado; ello requiere, a todas luces, del acceso a la tecnología,
con el fin de buscar y difundir información. Por ende, el docente universitario del
siglo XXI deberá mantenerse a la vanguardia en cuanto a las nuevas tecnologías de
la información y comunicación.

Habilidades blandas una clave para brindar educación


de calidad
Durante los últimos años se le ha dado importancia al desarrollo de un conjunto de
habilidades como la facilidad de comunicación, responsabilidad, empatía, capacidad
de resolver problemas, espíritu de servicio, tolerancia a la presión, actividad y
respeto a las opiniones; conocidas como habilidades blandas o sociales, las cuales
no son incluidas en un programa específico de formación profesional y que, sin
embargo, son necesarias para desempeñar adecuadamente un liderazgo.

Teniendo en cuenta el modelo de gestión por competencias, lo anteriormente


mencionado cobra importancia al momento de realizar una selección del personal,
ya que se busca en el futuro trabajador: habilidades, aptitudes, actitudes y
conocimientos que generen un impacto positivo a fin de que se cumplan los
objetivos que como organización o institución se tienen (Cordero, 2017).

Diferentes estudios muestran por qué las habilidades, blandas son importantes y
por ello la necesidad de enseñarlas, desarrollarlas y fortalecerlas. Es necesario que
estas habilidades se vayan fomentando desde etapas tempranas. Para prosperar
como ciudadanos globales en el mundo moderno, los niños deben desarrollar
habilidades del siglo XXI”. (Mateo & Rucci, 2019, p. 12)

En ese sentido, países europeos financian el programa Erasmus, el cual se encarga


de realizar intercambios a estudiantes en diferentes universidades de países
distintos por un periodo de 6 a 9 meses con la finalidad de fomentar la
responsabilidad, la independencia y la madurez; asimismo, el programa también
permite que los participantes sean más tolerantes y abiertos a otras culturas. Esta
práctica refuerza el impacto de las habilidades, blandas. En la figura 1 podemos
apreciar los resultados del programa Erasmus.

Nota: Además del porcentaje mostrado en la imagen, 9 de cada 10 estudiantes


manifestaron haber mejorado sus habilidades de comunicación y adaptabilidad.

Fig. 1 - Resultados del Programa Erasmus 

De esa forma, en el proceso de adquisición de habilidades blandas, no solo la


implementación de programas como el Erasmus debe ser aplicado, sino que
involucra la formación de educadores socioemocionalmente aptos ya que son ellos
los principales ejecutores del fortalecimiento de habilidades blandas en niños y en
jóvenes. En las instituciones se posee escasa formación socioemocional de los
educadores; como consecuencia se presentan efectos negativos para los
estudiantes relacionados a su mismo bienestar profesional. Además, se ha visto
que esta formación socioemocional intencionada por los docentes tiene efectos
duraderos en la vida adulta de los estudiantes. (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, 2020)

Se entiende como habilidades blandas al conjunto de capacidades de la persona


para interactuar con otros haciendo frente a diferentes situaciones por medio de
una toma de decisiones asertivas, como se cita en Guerra-Báez (2019). Asimismo, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó desde 1993 la iniciativa basada en el
enfoque educativo que propone que las habilidades blandas se incluyan en la
educación formal; el proyecto se denominó Habilidades para la vida y tuvo el
propósito de ayudar a mejorar la capacidad de vivir una vida más saludable, así
como difundir la enseñanza de las habilidades desde la infancia a nivel mundial,
clasificándolas en habilidades cognitivas, sociales y emocionales (Cháves, & Dorado-Martínez,
2019
).

La formación educativa requiere de personas líderes que no solo posean


conocimientos, sino que dispongan de habilidades blandas para poder interactuar,
relacionarse socialmente con los demás y dichas habilidades puedan ser reflejadas
en los educandos. Las habilidades blandas guardan relación con las destrezas
necesarias para poder adaptarse a cualquier circunstancia en el presente y que los
individuos puedan trasladar a distintos ámbitos laborales o sociales, por lo que
también se han denominado como habilidades socioemocionales para el siglo XXI.
(Mozgalova, 2021).

La investigación sigue la línea de calidad y gestión educativa, además que


considera que es importante que la gestión en educación considere el desarrollo de
habilidades blandas tanto en los trabajadores como en los estudiantes. En el primer
caso, cada profesión requiere no solo del dominio de conocimientos y técnicas, sino
también del desarrollo de las habilidades blandas que permitan que el futuro
profesional sea socialmente apto (Marrero, 2018). Para el segundo caso las habilidades
blandas se desarrollan desde temprana edad; claro está que estas habilidades
primero se deben aprender en casa mediante la interacción con los padres y familia
cercana, pero también son necesarias desarrollar, aprender y fortalecer durante la
escolaridad y vida académica.

Si bien es muy importante valorar a las personas por sus conocimientos y sus
aportes intelectuales en el campo laboral, lo es también el tener habilidades
sociales; estas últimas no son tomadas en cuenta para asumir un puesto como líder
en una institución educativa debido a que, en muchas oportunidades, la falta de
empatía o el débil manejo en la toma de decisiones han causado dificultades en la
dirección o en el manejo de aula en una institución educativa. Por lo tanto, es
importante desarrollar estas habilidades para crear un entorno en el que los
estudiantes puedan resolver problemas, puedan relacionarse y convivir
adecuadamente con quienes los rodean.

Las habilidades blandas han sido tratadas teóricamente en los diferentes niveles de
educación a continuación se describen los aportes encontrados en cada uno.

A nivel universitario, se debe señalar que los docentes son los primeros que deben
conocer y practicar las habilidades blandas, ya que estas permiten expresar y
entender las emociones de los demás, lo que permite orientar el pensamiento y el
comportamiento hacia las metas trazadas. Marrero (2018) expresa que para lograr el
desarrollo integral no basta solo con adquirir conocimientos en un área específica,
sino que es necesario complementar el proceso con la práctica de habilidades
blandas, ya que estas permitirían el autocontrol, la confianza en sí mismo y una
comunicación eficaz. El autor agrega que los docentes deben demostrar el manejo
de dichas habilidades debido a que el modo en el que ellos se desenvuelven
influenciará en el aprendizaje de los estudiantes.

(Fuentes, et al., 2021), mencionan que, en la actualidad, hay una creciente demanda de
trabajadores competentes en habilidades blandas; sin embargo, se hace evidente
que estos trabajadores no están preparados porque para el fortalecimiento de
dichas habilidades no se ha tomado en cuenta el sistema educativo desde los
niveles básicos al superior, por lo que se hace evidente que las habilidades blandas
son importantes para que las personas puedan conseguir un trabajo en donde
puedan compartir sus conocimientos, adquirir experiencia laboral y más adelante
obtener mejores cargos. González, et al. (2021) indican que durante la última década las
organizaciones buscan profesionales capaces de adaptarse a las diferentes
necesidades que la institución para la cual trabaje demande: específicamente para
dar solución a problemas, ser capaces de integrarse, ser innovadores y que posean
conocimientos más allá de su área.

Por ello, es de suma importancia que las instituciones académicas universitarias


puedan enseñar e implementar, junto con la enseñanza de conocimientos
específicos, las habilidades blandas. Guerra-Báez (2019) se refiere a las habilidades,
blandas como importantes para el buen desenvolvimiento de las personas en el
ámbito profesional, por lo que ratifica como necesario que, en las diferentes
instituciones de educación superior, sean fomentadas y desarrolladas porque esto
permitirá que el futuro profesional pueda resolver problemas con facilidad y tener
un mejor control de sus emociones. El desarrollar estas habilidades en los
profesionales conlleva al éxito respectivo.

Estas habilidades del siglo XXI están siendo muy reconocidas y valoradas en el
ámbito laboral, por lo que es urgente agregarlas en un currículo que permita su
fortalecimiento desde la educación básica y se continúe en educación superior hasta
que el profesional, con todo el conocimiento adquirido, pueda enfrentar a una
sociedad en la que no está solo, sino rodeado de personas que como él necesitan
comunicación, para resolver problemas en grupo, tomar sabias decisiones y
fomentar el pensamiento crítico. Se hace urgente tomar en serio y educar en dichas
habilidades, incluyéndose en el currículo brindado por Estado, y que, a la par de los
conocimientos, se desarrollen estrategias en las experiencias de aprendizaje para
realizar trabajos de grupo, desarrollo de talleres, juego de actividades lúdicas,
artísticas y musicales con la finalidad de llevar a la práctica el uso dichas
habilidades socioemocionales, creando así círculos de ayuda, protección para ser
repetidos en experiencias presentes o futuras (González, et al., 2021).

Como se ha visto anteriormente, las habilidades se desarrollan en la convivencia


social con la guía y dirección del docente; en educación existen modelos educativos
que promueven el aprendizaje social y que facilitan el desarrollo de la comunicación
entre pares y la toma decisiones.

En los últimos dos años, la pandemia ha afectado al mundo entero tanto en el


sistema de salud, económico, laboral y académico; en este último aspecto la
educación se vio obligada a usar la virtualidad como medio para continuar con la
formación escolar y académica y nuestro país no fue ajeno a este cambio; todos los
niveles, desde inicial a superior, se adaptaron a una enseñanza virtual que requirió
el dominio de habilidades duras, pero sobre todo requirió demostrar las habilidades
blandas por parte de quienes impartían las clases como los que las recibían. La
adaptación, de presencial a virtual, para muchos no ha sido posible, debido a no
poder comunicarse asertivamente a través de medios alternativos. (Maldonado, 2020) Esta
pandemia ha demostrado que las habilidades blandas son importantes y necesarias
para el trabajador y estudiante.

Esta problemática es reforzada en el informe de Conferencia Anual de Educación


(CADE Educación IPAE, 2019), el cual manifiesta que las instituciones educativas deben exigir
en su currículo el desarrollo de habilidades blandas porque permitirán a los
escolares desenvolverse mejor en la sociedad e incentiva a los docentes a adquirir
compromisos para responder a esta exigencia actual.

De allí se plantea la siguiente pregunta: ¿por qué es importante incluir en el


currículo para la formación profesional el desarrollo de habilidades blandas?

Este trabajo tiene por objetivo analizar la importancia de la enseñanza de


habilidades blandas en la educación y se presenta como problema la falta de un
currículo para la adquisición y desarrollo de habilidades blandas en las instituciones
educativas (Hernández, & Neri, 2020).

MATERIALES Y MÉTODOS

En la presente investigación, la metodología empleada corresponde a una selección


de artículos científicos, referente al tema de habilidades blandas; el tipo de
investigación es cuantitativo, debido a que se ha realizado un análisis documental y
descriptivo de los textos; los métodos teóricos empleados fueron el histórico-lógico,
pues se tuvo en cuenta la secuencialidad donde se limitó por periodo de tiempo del
2017 al 2021, mediante la búsqueda de artículos científicos usando la técnica de
lectura comprensiva de textos descriptivos y explicativos.

El proceso de búsqueda se inició delimitando las variables de estudio “habilidades


blandas” y “educación” en bases de datos como Scopus, Scielo, Latindex y WOS
(Web of Science).

Los artículos revisados son menores a 5 años de publicación; se efectuó la revisión


de 17 artículos y 2 informes de instituciones gubernamentales. 

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