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Análisis de Filosofía Política

Este documento analiza las perspectivas de Maquiavelo y tres autores contractualistas (Locke, Hobbes y Rousseau) sobre el estado de naturaleza y el origen del estado social. Maquiavelo se centra en el estado social y cómo los príncipes pueden adquirir y mantener el poder, mientras que para Hobbes el estado de naturaleza es de guerra de todos contra todos, superado mediante un contrato social que crea un soberano absoluto. Locke considera que los derechos naturales protegen al individuo en el estado civil y la sociedad se fundamenta

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Análisis de Filosofía Política

Este documento analiza las perspectivas de Maquiavelo y tres autores contractualistas (Locke, Hobbes y Rousseau) sobre el estado de naturaleza y el origen del estado social. Maquiavelo se centra en el estado social y cómo los príncipes pueden adquirir y mantener el poder, mientras que para Hobbes el estado de naturaleza es de guerra de todos contra todos, superado mediante un contrato social que crea un soberano absoluto. Locke considera que los derechos naturales protegen al individuo en el estado civil y la sociedad se fundamenta

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Instituto Salesiano de Formación

Docente “Pio X”

Carrera: Profesorado de Educación Secundaria en


Filosofía

Materia: Filosofía Política

Trabajo: 1er practico: Los autores contractualistas. El asalto al


absolutismo

Profesor: Luis Francisco Merino

Alumno: Ariel Covarrubias


En el presente ensayo, tanto los autores contractualistas (Locke, Hobbes, Rousseau) como
Maquiavelo, serán analizados y comparados desde dos perspectivas centrales: estado de naturaleza, que
incluye nociones antropológicas del hombre, libertad, igualdad, etc.; y estado social, que se basa en la
justificación y origen de la sociedad-estado.

Maquiavelo al margen de los autores contractualistas, realiza un análisis político centrado en el estado
social, ya que su principal objetivo era investigar la esencia de los principados, es decir cuántos son,
como se producen, como se mantienen y cuál es su fin (Chevallier, 1967). Los principados, se los puede
clasificar en nuevos y hereditarios. En estos ultimo el príncipe no necesita mucha intervención, ya que
en sí mismos son estables, y en el trono puede mantenerse sin mucha dificultad. Pero los principados
nuevos son los más problemáticos, tanto su adquisición como para su conservación. A su vez los nuevos
se subdividen, en enteramente nuevos y otros que se agregan a un estado hereditario. Los nuevos en
combinación con los hereditarios se denominan mixtos. En otra categoría, se encontrarían los
principados eclesiásticos. Aun así, los principados para Maquiavelo son el general “creaciones de
fuerza”, ya que el tener fuerzas estriba tanto para adquirir, como para conservar, y la razón última de la
política para el príncipe es la utilización de estas fuerzas, es decir, la guerra. Para ello todo estado debe
tener “buenas leyes y buenas armas”, y con esto no se refiere a los mercenarios o tropas de guerra, sino a
los ciudadanos, sus súbditos o tropas nacionales que deben ser allegados al príncipe.

Para Maquiavelo tanto la adquisición como la conservación del principado se podía producir de cuatro
maneras diferentes. La primera es por virtud, es decir por sus propias armas, en esta el príncipe tiene
muchas dificultades para instalarse debido al establecimiento de nuevas instituciones, pero debido a su
fuerza, su talento, su empuje y medios de coacción puede fácilmente conservarlo. En segundo lugar,
están los principados nuevos adquiridos por las armas de otro, es decir, por la fortuna, en este caso la
adquisición del estado es facilitado, pero el problema surge en su conservación debido a que nadie esta
sustraído de esa fuerza ciega que es la virtud, por lo tanto, son capaces de perder el estado. En tercera
categoría se puede adquirir por perfidia, pero en este reside el problema de la moral, porque el príncipe
debe analizar y estudiar bien la situación, en el buen y el mal empleo de sus crueldades para mantener el
estado que usurpa, si sus crueldades resuelven su propia seguridad y son utilizadas ejecutadas en bloque
para no abusarse entonces son bien practicadas. Pero sus crueldades son mal practicadas si se prolongan
y dañan la seguridad de sus súbditos, esto provoca odio hacia al príncipe por parte de ellos, y se obliga a
“tener el cuchillo en la mano” por su seguridad. Por último, se adquiere por el favor de sus
conciudadanos, que necesita feliz habilidad, o una astucia afortunada, en este caso por miedo de que el
pueblo sea oprimido por los grandes, ponen su esperanza en el príncipe que será capaces de defenderlos.
Es por ello que el príncipe, en su caracterización de tener mucho cuidado tanto en las relaciones con el
estado, en las conductas de sus súbditos, como con sus potencias vecinas, y por esta razón no debe ser
siempre bueno, sino cuando así lo reclame, además necesitara de ciertos vicios y defectos como ser
parsimonioso o clemente para la conservación del estado. Además, el príncipe tiene que ser temerario,
con sus súbditos, ya que Maquiavelo, concibe a los hombres no solamente como seres malos, ingratos,

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cobardes y avariciosos, sino que responde únicamente a su interés, por lo que si tiene temor a ser
castigado no le van a fallar. En última instancia depende de sí mismo, y tiene que proceder desde los
modelos de los animales del zorro y león, ya que correspondientemente debe advertir las trampas, y
espantar a los lobos (Chevallier, 1967).

Esta concepción antropológica es semejante en Hobbes, pero no igual, ya que concibe al hombre como
un mecanismo, que nace de su sensación, es decir, tiene un deseo perpetuo e incesante de poder, pero se
distingue por la razón (capacidad de cálculo), y en la religión (creencia por causas). En el estado de
naturaleza compite unos con otros, y por lo tanto todo hombre es igual a otro, en su competencia por sus
propiedades, avaricia de gloria, desconfianza. Busca siempre abatirse, en un estado de guerra
permanente, y para salir de este estado calamitoso, y liberarse, intervienen dos pasiones, la razón que le
recomienda artículos de paz y acuerdos con los demás y el temor a la muerte. Y tal pacto consiste en la
voluntad de los hombres naturales para su protección de ellos mismo, este acuerdo va a pasar a manos
de un tercero que va reemplazar la voluntad de todos y los representara. Pero este tercero es ajeno al
contrato, simbolizado como el Leviathan (que puede ser o un hombre o una asamblea), un hombre
artificial armado, representa a todos los miembros del estado, tiene poder y fuerzas para defender al
pueblo y así que el mismo representa la soberanía. En este contrato el pueblo renuncia a todo derecho y
toda libertad que perjudique la paz. Por lo que Hobbes prefiere una monarquía, ya que, en ella, los
intereses del soberano coinciden con los intereses del pueblo. Es por ello que los súbditos a favor del
soberano, renuncian a su derecho natural sobre las cosas, despojándose de la libertad de juicio de lo que
es bueno y malo para ellos, concediendo lo que es bueno y malo para el soberano. Es considerado por
esto que hay una igualdad entre el soberano y el pueblo, porque lo que hace el soberano se considera
también lo que hace el pueblo, en consecuencia, el único con capacidad de legislación es el soberano, en
el cual no existe ley sin mandato expreso, la misma decide lo que es justo e injusto (Chevallier, 1967).
El soberano a su vez es quien distribuye de una manera estable los bienes y las propiedades.

En lo que toca en el reino del deber hacer, el soberano tiene que procurar aquello para lo cual se lo creo,
brindar seguridad a sus ciudadanos, que tiene que ver con la conservación de la vida y sus satisfacciones
legítimas. Otra tarea es la de asegurar al pueblo una inocente libertad, es decir en que no se perjudique la
paz, y que el súbdito pueda realizar en sus quehaceres, lo que la ley no impida, es por esto que se
concibe le ley como un pedimento exterior a nuestra facultad de desear. Y las leyes buenas son
solamente las leyes necesarias, en el cual no perturbe, sino que dirija y preserve contra ellos mismos y
contra los demás sus propias existencias. Además, el soberano debe garantizar al pueblo la igualdad ante
la ley, ante los cargos públicos, en que se luche contra la ociosidad del hombre. Por último, el soberano
tiene que ser, constantemente afortunado, de poder brindarles todos estos deberes, porque al caso de no
poder cumplir con ellos y no asegurar a sus súbditos su protección, en esta única excepción en el que se
abandona el contrato con el estado y ellos mismo tienen que protegerse hasta que otro protector pueda
comprometerse con ellos. Otra vía peligrosa según el estado se puede disolver, es una concepción falsa
entre la religión y su poder con el poder civil, ya que en este caso el soberano no solo es el estado mismo
sino también la iglesia.

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A diferencia de este sujeto que está en permanente guerra con los demás y que necesita salvarse de su
estado de naturaleza, mediante su razón con un acuerdo. John Locke en contra posición, va a proponer
que son los derechos naturales que se encuentran en el estado de naturaleza los que van a proteger al
hombre en el estado civil, ya que el estado de naturaleza está regulado por su razón, en el que los
hombres en vez renunciar por sus derechos, estos subsisten y fundan la libertad. La perfecta libertad y la
igualdad son los que reflejan el estado de naturaleza, y por concebirse de esta manera nadie puede
perjudicar a otro, ni nadie puede entrometerse con los derechos de otro porque de otra manera seria
castigado. Con estos derechos también se incluye la propiedad privada y no puede haber disputas sobre
esta, ya que cada uno es capaz de visualizar la tierra que le es necesaria y suficiente. Pero a pesar de esta
situación, el hombre se encontraba expuesto a ciertos problemas y se prefirió el estado social para estar
mejor. El estado de sociedad se funda bajo un consentimiento para formar un cuerpo político, en el que
se una para su conservación y tranquilidad, a su vez consigue leyes establecidas, recibidas y legitimadas
por el consentimiento común. Al entrar en la sociedad civil, la sociedad hereda dos poderes que se
encuentran en el estado de naturaleza, a saber: el propósito de hacer lo que juzgue para su conservación
y el poder de castigar los crímenes de otros. Estos poderes se convierten respectivamente, en legislativo,
que normaliza y reglamenta las fuerzas del estado para la conservación de la sociedad, el poder ejecutivo
que ejecuta las leyes. Un tercer poder que es el confederativo, regula los tratados de paz y la guerra. El
poder legislativo en cuanto tal, es el poder supremo o sagrado, es el alma del cuerpo político y es
necesario para la conservación y felicidad, el poder ejecutivo es subordinado ya que es un pendiente del
anterior en su ejecución. En si el poder es un deposito en provecho el pueblo para los gobernantes. Y si
el estado, no realizan el bien público y contradicen a dicho fin, el pueblo debe retirar su confianza,
retirar su poder, y recobrar su soberanía, para confiársela a otro estado (Chevallier, 1967).

El estado de naturaleza que propone Rousseau, es semejante en Locke, ya que cree que lo hombres son
libres e iguales, que la sociedad civil puede hacer a los hombres felices y para ello los individuos deben
abandonar sus deseos privados en bien de todos, en el que haya una severa educación moral. Pero a
diferencia de Locke y Hobbes la razón depende del habla y esto implica una vida social, que no es un ser
hostil, sino que solo satisface sus necesidades naturales, es ocioso por naturaleza, evita el dolor porque
le desagrada, no teme a la muerte porque no la concibe, actúa con previsión y busca la riqueza. Sus dos
pasiones más importantes son: su conservación, y una cierta piedad hacia los demás, en sí mismo no
tiene una moral, pero tiene una cierta bondad. Pero se diferencia en los demás animales ya que tiene
libertad en su voluntad, que puede elegir, aceptar, rechazar y además en perfectible, porque busca
mejorar sus capacidades. La esencia del origen de la sociedad civil está la propiedad privada, con ella
surge su previsión y su desigualdad, en el que se sigue una guerra permanente de los que tienen, contra
los que no tienen. Y en esto se diferencia con Locke, porque afirma que la propiedad es natural al
hombre, pero se olvida que en base a esta desigualdad los ricos establecen contratos para garantizar el
derecho de sus propiedades bajo el consentimiento y así mantener la paz mediante un pacto. Por lo que
la desigualdad se vuelve legal y se establecen auténticas normas de justicia (Leo Strauss, 1993).

Es por ello que, en la perspectiva de Rousseau, la sociedad exige una moral, ya que no es natural la
moral en el hombre, sino que debe crearla, estableciendo así un contrato social, en el que se acuerde una

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convención, simbolizándolo como una creación de su propia libertad, en que cada hombre se entregue a
su comunidad con sus derechos y propiedades. En consecuencia, este pacto, forma una persona artificial,
que es el estado. La ley es la expresión de la voluntad general, en el cual es general y se deben producir
leyes que se apliquen a toda la comunidad. Por lo tanto, la sociedad civil expresa un pacto entre los
todos los individuos que forman parte de la voluntad general, estableciendo una libertad convencional,
en base al derecho natural del hombre, la libertad, que es la única fuente de la moral. Es decir que sus
acciones, elecciones y decisiones, adquieren un sentido moral al ponerse en manos de otros hombres, en
el cual la dignidad humana inicia en la elección consciente de la voluntad general sobre la particular.
Toda fuente de legitimidad, se encuentra en el pueblo y su voluntad es su única ley, en la cual cada
ciudadano es soberano y como individuo debe obedecer a la ley. Y en este sentido es indivisible el
poder, ya que es una unidad en la que todos son autoridades. También para la auténtica sociedad civil se
necesita un legislador, pero este no debe formar parte del estado y no debe tener autoridad, solo presenta
las leyes que son aprobadas por la voluntad general. Esto incluye una distinción entre poder legislativo y
ejecutivo, además, es decir soberano y gobierno. El soberano legisla, normaliza, legitima las leyes a la
norma general, en el terreno de lo particular de las leyes a acciones de cada persona, le corresponde al
gobierno que recibe instrucciones de la voluntad general. La elección es la única manera de legitimar, en
la selección un número limitado de gobernantes, ya que esto garantizara su sometimiento a la voluntad
general (Leo Strauss, 1993). Falta mucha articulación y discusión ENTRE autores.

No agrandar márgenes.

Aprobado. Nota 7 (siete)

Bibliografía
Chevallier, J.-J. (1967). Grandes Textos Politicos. Desde Maquiavelo hasta nuestros dias. Paris: Libraire Armand
Colin.

BLOOM, Allan (1993) Jean-Jaques Rousseau, en “Historia de la filosofía política” STRAUSS, Leo, CROPSEY, Joseph
(comps). México: Fondo de cultura económica

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