Resumen de Espiritu, Persona y Sociedad George Mead
Resumen de Espiritu, Persona y Sociedad George Mead
Resumen de Espiritu, Persona y Sociedad George Mead
ORGANISMO
PERSONA
La persona tiene CONCIENCIA DE SÍ, es un objeto para sí. El cuerpo nunca es un objeto total. Solo
la persona puede verse como totalidad (de hecho él dice “pueden amputarme una pierna y seguir
siendo la misma persona). El sí mismo es un término reflexivo e indica lo que al mismo tiempo es
sujeto y objeto. En tanto partidario de una explicación conductista, Mead necesitaba fundarse en
una experiencia en la que la persona sea un objeto para sí. Ese hecho es la conducta social, que
hace al hombre un producto más avanzado del desarrollo evolutivo (P. 168).
ACTITUD RACIONAL
Ser un objeto para sí, objetivar, implica raciocinio, razonamiento. La conciencia de sí supone una
actitud objetiva hacia uno mismo, no afectiva, pues entonces tendríamos solamente una
conciencia. Para una conducta racional, uno debe adoptar una conducta objetiva, impersonal, que
lo lleve a ser un objeto para sí. Por eso podríamos decir que la teoría de Mead es cognitiva.
COMUNICACIÓN
Que sea parte de una conducta hace que el sujeto reaccione a aquello por medio de lo cual se
dirige a otros, y que esa reacción se incorpore a su repertorio de acciones posibles. En esa
situación el sujeto se escucha, se habla y se responde tal como lo hace con otros. La significación
de cada gesto efectivamente realizado es la conducta que provoca en el otro, y esta conducta se
puede anticipar en tanto sea racional y parte de los símbolos universales de la comunidad. Esto es
posible solo si se ha internalizado al Otro Generalizado.
OTRO GENERALIZADO
EL JUEGO Y EL DEPORTE
Otra serie de factores básicos en la génesis de la persona está representada por el juego y el
deporte. El juego, como forma de hacer actual al “doble” y de representar papeles y reacciones,
“es la forma más sencilla de ser otro”. En el deporte, el niño “adopta la actitud de todos los otros”;
de cualquier otro indistintamente, a través de las normas o reglas de juego. Tiene que saber qué
harán todos para seguir con su propia actividad (p. 181). En este contexto es fundamental el
espíritu de equipo.
PERSONA TOTAL/PARCIAL
No se dice siempre todo lo que se piensa, ni se hace todo lo que se puede; la experiencia social
determina la porción de la persona que entra en comunicación. Hay partes de la persona que
existen sólo para ella “en relación consigo misma” (p. 174). La personalidad es múltiple según los
roles sociales que le toque ejecutar. Existen entonces personas elementales según roles
elementales, y una persona total con referencia a la comunidad total, que incluye la presente, la
pasada y la imaginada. Una personalidad múltiple es normal, pero en personas “nerviosamente
inestables” se producen disociaciones. La persona total y las parciales son un reflejo isomórfico del
proceso social, como un todo en el primer caso, y de los varios aspectos en los que el sujeto se
involucra, en el otro. La disociación de la personalidad es la ruptura de la persona completa en
fragmentos que corresponden a los distintos grupos sociales a los que el sujeto pertenece (p. 175).
EL YO Y EL MI
La persona no constituye simplemente la pura organización de las actitudes sociales. Ella tiene un
yo consciente del mi social. El yo es el que reacciona, pero adoptando las actitudes de los otros.
Con esas actitudes introducimos un mi, y reaccionamos ante él como un yo. El mi es lo que el yo
era hasta hace un segundo; es, en cierto sentido, aquello con lo cual nos identificamos. Gracias al
yo nunca tenemos conciencia plena de lo que somos, ya que nos sorprendemos con nuestra
propia actuación. Uno sabe en un juego lo que los demás quieren y cuáles serán las consecuencias
de los propios actos, pero ni uno mismo sabe cómo va a reaccionar. El yo es la reacción del
organismo a las actitudes de los otros; el mi es la serie de actitudes organizadas de los otros que
uno mismo adopta. Las actitudes de los otros constituyen el mi organizado, y luego uno reacciona
frente a ellas como un yo.
Por último, conviene destacar que la teoría microsocial de Mead da cuenta de cómo a partir de
la interacción entre los individuos se construye la realidad (los conceptos dan sentido a la
realidad, cuando nombramos una cosa la significamos) y construimos nuestra subjetividad (los
otros, la familia, los amigos permiten que se desarrollen nuestras potencialidades).