0481 APU Modulo8 221Q v1-2
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Objetivos
La quiebra es un modo compulsivo de ejecutar los bienes del deudor en forma colectiva.
Se produce como consecuencia de la imposibilidad por parte del deudor de salir del
estado de insolvencia o de cesación de pagos, es decir, la impotencia patrimonial para
hacer frente a las obligaciones del giro ordinario, con sus recursos propios, en forma y
tiempo adecuado.
Quiebra indirecta
La quiebra puede ser declarada en todos los casos previstos por el artículo 77, en cuyos
incisos se refiere a situaciones procesales que son consecuencias del trámite de un
concurso preventivo. Este proceso fracasa por alguno de los motivos previstos en el
ordenamiento.
Estos casos son los llamados “quiebra indirecta”, ya que, como vemos, se trata en todos
los supuestos de circunstancias derivadas de un proceso concursal de trámite anterior.
Quiebra directa
El segundo inciso del artículo 77 determina otro tipo de quiebra, que es aquella decretada
a pedido del acreedor. Esto es cuando un acreedor con un título exigible y vencido pide
que se declare la quiebra de su deudor, por entender que este se halla en estado de
cesación de pagos.
Deberá probar este aserto, pero el ordenamiento prevé ciertos supuestos que funcionan
como indicios de esa probanza: son los llamados “hechos reveladores”, que funcionan
como verdaderos sistemas de presunciones iuris tantum.
Por último, el inciso tercero del artículo 77 admite que la quiebra puede ser decretada a
pedido del propio deudor. Esto ocurre cuando el fallido reconoce que no puede salir de la
situación de insolvencia en la que se encuentra y prefiere terminar rápidamente con esta
El presupuesto objetivo del estado de cesación de pagos sigue siendo imprescindible para
decretar la quiebra del deudor. El artículo 78 exige que este estado sea probado
(sumariamente). El acreedor debe demostrar que el deudor se encuentre imposibilitado
de cumplir regularmente sus obligaciones, sin importar cuál sea el carácter de ellas ni las
causas que las generan.
Por lo tanto, el pedido de quiebra necesaria por parte del acreedor debe ir acompañado
de la prueba de que el deudor se encuentre en estado de cesación de pagos. Para ello, la
ley provee un listado de hechos que pueden ser considerados como reveladores del
estado de cesación de pagos. Así, el artículo 79 enuncia, de manera simplemente
enumerativa y no taxativa:
Algunos de estos hechos pueden incluso prevenir que el deudor aproveche una situación
de confusión o de relativa confianza que todavía genere en el mercado para deshacerse
de su patrimonio (la denominada “zona gris”) y de esa manera evitar que los acreedores
puedan cobrar sus acreencias. Por ello, muchas conductas están estrechamente
vinculadas con situaciones de fraude o de estafa.
Cualquier acreedor cuyo crédito sea exigible, sin importar su naturaleza o privilegio, tiene
derecho a pedir la quiebra, incluso aquellos que tuvieran un crédito privilegiado. Estos,
para ello, deben demostrar sumariamente que los bienes afectados son insuficientes para
cubrir el crédito que reclaman, con la única exclusión de los créditos de origen laboral.
Limitaciones y exclusiones
a) No puede pedir la quiebra un acreedor cuyo crédito fuera inexigible. Por
ejemplo, un acreedor cuyo crédito todavía requiere de un proceso
ordinario para comprobar el daño o el incumplimiento y la cuantía de la
indemnización.
b) Tampoco pueden pedir la quiebra los acreedores que sean parientes del
deudor, mencionados en el artículo 81: el cónyuge, los ascendientes o
Cuando existen varios pedidos de quiebra en trámite y el deudor pide su propia quiebra,
este trámite prevalece sobre todos los demás, que se suspenden y archivan.
En todos los casos en los que el deudor se trate de una persona de existencia ideal, debe
cumplir con lo dispuesto en el artículo sexto, y acompañar, además de la decisión del
órgano de administración y representación legal (directorio o gerencia, según el tipo de
sociedad de que se trate), la ratificación por parte de sus socios o accionistas. Tratándose
de incapaces, deberá obtenerse la correspondiente venia judicial.
La prueba sumaria del crédito implica que el acreedor deberá acompañar toda la prueba
documental que hace a su derecho y que no está prevista la apertura de un “juicio de
antequiebra”.
Por otro lado, deberá demostrar que el deudor está comprendido dentro de los sujetos
concursales previstos en el artículo segundo, de manera tal que no es posible pedir la
quiebra a un sujeto excluidos por el ordenamiento, como son los bancos, las compañías
financieras, las compañías de seguro, las ART y otras empresas que tienen una regulación
específica. Esto no quiere decir que no puedan ser decretadas en quiebra, pero esta
declaración de falencia se producirá como resultado de la aplicación del sistema que cada
una de este tipo de sociedades tiene previsto en la ley especial que las regula. Si como
resultado de las medidas previstas en esos ordenamientos no se pudiera superar la
Ante un pedido de quiebra, el juez puede tomar las medidas precautorias que estime
pertinentes para asegurar los bienes del deudor, para determinar si la sociedad está
debidamente registrada y, en su caso, quiénes son sus socios ilimitadamente
responsables. Esta previsión es necesaria, ya que la declaración de quiebra de una
sociedad implica la quiebra refleja o inmediata de los socios ilimitadamente responsables.
Si quiebra una sociedad colectiva, se produce la quiebra, a su vez, de los socios que la
componen, como consecuencia del régimen de responsabilidad del tipo social.
Una vez presentado el pedido ante el juez, este debe dar traslado al deudor, quien tiene
un plazo de 5 días para presentarse ante el tribunal y demostrar que no se encuentra en
estado de cesación de pagos. Este es el plazo que la ley le da para presentarse, invocar y
probar cuando estime conveniente a su derecho: puede intentar demostrar que no es un
deudor sujeto a concurso, que el juez es incompetente o que el acreedor no tiene un
crédito líquido y exigible. Todas estas defensas son oponibles. Pero si se trata de
desvirtuar el estado de cesación de pagos, lo que tiene que hacer el deudor para
desactivar el pedido de quiebra es demostrar que no se encuentra en esa situación y esto
solamente puede hacerlo mostrando eficazmente que tiene los medios necesarios
disponibles (y además líquidos) para hacer frente al crédito que se le reclama. La única
manera eficiente de demostrar este aserto es depositar en el juzgado de la quiebra la
suma necesaria (más sus intereses y costas), ya sea en pago o a embargo.
Sin embargo, existe un viejo plenario en la Capital Federal: “Pombo, Miguel pedido de
quiebra por Gini, Reinaldo, LL 1982.C 459”, que determinó, sin perjuicio de que el pedido
de quiebra aparece como injustificado, atento que el deudor prueba que no se encuentra
en cesación de pagos, que resultaría injusto cargar al peticionante de la quiebra con las
costas. Y esto es porque el deudor, al no pagar su deuda líquida y exigible en su debido
tiempo y forma, pudo haber dado razones al creedor para creer que sí estaba en cesación.
Por eso, se determinó que las costas debían correr en el orden causado.
En cualquier momento del proceso, el juez puede dictar las medidas precautorias o
asegurativas que entienda pertinentes para preservar el patrimonio del deudor. También
pueden ser tomadas a pedido del acreedor, en cuyo caso se toman bajo su
responsabilidad. Estas pueden consistir en la inhibición general de bienes del deudor, la
intervención controlada de sus negocios, si es que conviene continuar con la explotación
de la empresa una vez declarada la quiebra o mientras dura el trámite de la petición, u
otra adecuada a los fines perseguidos.
Propia quiebra
El deudor puede solicitar su propia quiebra al entender que no están dadas las
condiciones para ofrecer al mercado un plan de pagos que sea plausible y pudiera generar
las adhesiones necesarias. Esto puede tener miles de motivos: ya sea porque no tiene
negocio, ya sea porque no tiene capital o porque ha decidido no continuar más en el
negocio que administraba.
Los requisitos para presentarse en quiebra son los mismos que la ley requiere a partir del
artículo 11 para presentarse en concurso preventivo, pero su omisión no obsta para la
declaración de quiebra.
A partir de ese momento todos sus bienes y derechos pasan a ser administrados por la
sindicatura, bajo la orden y vigilancia del tribunal, a los efectos de su aseguramiento, la
realización del trámite de liquidación de estos en la quiebra y el resultado de pago a los
acreedores.
Quiebra refleja
El artículo 86 establece en forma terminante que la declaración de quiebra de una
sociedad con socios ilimitadamente responsables implica la extensión en forma refleja a
todos los socios responsables que hayan suscripto la petición de propia quiebra, sin
perjuicio de que el juez pueda intimar a los demás restantes a su cumplimiento, luego de
decretada la quiebra.
Desistimiento
En el caso de la quiebra directa necesaria, el acreedor puede desistir de su solicitud
mientras no haya sido citado el deudor, en los términos del artículo 84.
Todo pago hecho por el deudor o por un tercero al acreedor peticionante de la quiebra
siempre va a estar sometido a lo dispuesto en el artículo 122, que implica la posibilidad de
que estos sean declarados ineficaces por conocimiento del estado de cesación de pagos.
Es que el pedido de quiebra no puede ser considerado un medio para cobrar, sino que es
un medio para sacar al deudor del mercado. Asimismo, el deudor que pide su propia
quiebra ya no puede desistir de su pedido, salvo que, antes de la primera publicación de
edictos, demuestre que ha desaparecido la causa por la cual habría solicitado la quiebra;
en otras palabras, que ha desaparecido el estado de cesación de pagos.
La sentencia de quiebra
La declaración de quiebra es una sentencia declarativa y, además, constitutiva, porque la
quiebra es un estado. A partir del momento en que se decreta la quiebra el deudor ya no
dispone de ninguno de los bienes tangibles o intangibles de su patrimonio y es desplazado
La sentencia intimará al deudor para que cumpla con los requisitos exigidos por el artículo
86 si hasta ese momento no lo hizo. También será intimado a entregar todos sus bienes al
síndico, junto con libros y papeles de comercio y toda la documentación contable. Esto es
especialmente importante porque desde el análisis de la contabilidad y los libros del
deudor podrá obtenerse la reconstrucción de los negocios sociales y, eventualmente,
detectar si el deudor o terceros aprovecharon esta situación para disminuir el patrimonio
del deudor y, con ello, la garantía de los acreedores.
A partir de la declaración de quiebra están prohibidos todos los pagos que se hagan al
fallido y, en el caso de que hubiera algún pago hecho fuera de esta fecha o posterior a
esta, se consideran ineficaces.
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El juzgado, a través de su secretaría, procederá a la publicación de la sentencia de quiebra
en el Boletín Oficial, dentro de las 24 horas de decretada, durante 5 días. El texto del
edicto contendrá, además, las disposiciones de los incisos 1, 3, 4, 5 y 7, y la identificación
del síndico. Lo propio hará en un diario de amplia circulación de la jurisdicción del
establecimiento del deudor. La publicación no es gratuita, pero se autoriza a que se haga
sin necesidad de previo pago. Luego, en la liquidación, se reservarán fondos (al momento
de la distribución) para atender estos gastos.
Conversión
Dentro de los 10 días, contados a partir de la fecha de la última publicación de edictos, el
deudor que se halle en la condición del art. 5to, es decir, un sujeto concursable, puede
solicitar la conversión de la quiebra en concurso preventivo. Este mismo derecho les
corresponde a los socios ilimitadamente responsables, a los que se refiere el art. 160,
respecto de los cuales se hubiera declarado la quiebra refleja.
El art. 93 determina que solo puede rechazar la petición si el deudor no cumple con los
requisitos del art. 11. Esto significa que el presupuesto objetivo, es decir, el estado de
insolvencia, está presente y probado por la declaración de quiebra anterior.
El juez decide conforme los art. 13 y 14 y, en caso que se ordene la apertura, la sentencia
de quiebra queda sin efecto.