Ensayo-Grupo 7

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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DEL PERÚ

“La inmunización como un acto solidario”

CIUDADANIA Y REFLEXION ETICA

Integrantes:

- Cabrel Morillos Keity Rossemary


- Mestanza Bocanegra, Junior Omar
- Silva Dueñas, Joel Rodrigo
- Vivar Zanelli, David Sebastián

GRUPO 07
CARDOZA SERNAQUE, LIZBANY SUJEY

Chimbote, abril de 2022


La inmunización como un acto solidario

La OMS registra un total de 214,4 millones contagiados, con 4,4 millones de muertes a

nivel mundial. Alrededor del 38 % de los casos corresponden a América (con 82,8

millones de infectados) y cerca del 48 % de los decesos (2,08 millones). De estos, más

de la mitad de los contagios (42,3 millones) y de los fallecimientos (1,4 millones) se

han registrado en Latinoamérica. Pero incluso si alcanzamos la inmunidad colectiva,

cuanto mayor sea la absorción de vacunas, menor será el riesgo de caer por debajo

del umbral de inmunidad colectiva en un momento posterior. La vacunación está

considerada como la principal acción de salud pública realizada por el ser humano,

cuya eficacia ha logrado reducir drásticamente la transmisión de enfermedades

contagiosas, disminuir muertes y mejorar la calidad de la vida, cuya efectividad no solo

se vio reflejada en esta pandemia, sino que también se vio presente en otras

enfermedades tales como la viruela, la poliomielitis, el tétano y la difteria. Así mismo,

mientras mas población vacunada son mayores los beneficios para la reincorporación

de sociedad en sus actividades cotidianas.

De acuerdo con este contexto, se ha generado la siguiente controversia, ¿Estás de

acuerdo con la aplicación obligatoria de la vacuna para el retorno de actividades

presenciales de forma segura? Desde mi punto de vista, considero que sí se debería

aplicar obligatoriamente la vacuna del COVID-19. Por consiguiente, justificaremos

nuestra postura con los siguientes argumentos.

Sí debería ser obligatorio la inmunización sobre el COVID-19 para las actividades

presenciales, porque de esa manera podemos reducir considerablemente el riesgo de

contagio en la población. Por riesgo de contagio, entendemos, como la posibilidad de

contraer el virus a través de las relaciones entre los individuos. Según esta definición,

estamos expuestos “En todo momento” a diferentes formas de propagación del virus,

la primera es inhalar estando cerca de una persona infectada que exhala pequeñas
gotas y partículas respiratorias que contienen el virus, la siguiente es a través de

salpicaduras generadas al toser o estornudar, la tercera es mediante el contacto físico

hacia nuestros ojos, nariz o boca con las manos contaminadas con el virus. De igual

manera, es importante el distanciamiento físico de dos metros en espacios cerrados,

evitar aglomeraciones, ya que estas son la principal causa de contagio masivo,

explícitamente hablando de aquellos que no presenten carné y, por ende, vacunación,

que puede ser un peligro, no solo para la sociedad en general sino también para las

personas más vulnerables, que no pueden diferenciar entre no contagiados y

asintomáticos. Se debe agregar que, ciertas acciones traen consigo consecuencias

que se han reflejado en nuestra sociedad, siendo muy desgarradoras, empezando con

hogares destruidos, niños y jóvenes quedando en orfandad, regiones con alto nivel de

desempleo, pérdidas económicas en las familias, regiones y países; por todo lo

mencionado, estas consecuencias serán constantes y la responsabilidad cae sobre

aquellas personas que aún no poseen las dosis de la vacuna completa. Como se

observa, la inmunización debe ser obligatorio para evitar su propagación y con ello, las

posibles consecuencias mencionadas.

Desde mi punto de vista, considero que si debería ser obligatorio la aplicación de las

dosis completas para la COVID-19, puesto que la población vacunada influye en la

disminución o aumento de la tasa de mortalidad y con ello la reincorporación a la

sociedad. Existen dos maneras de lograr esa inmunidad: padecer y recuperarse de la

enfermedad y la más segura, la vacunación, como es el caso los países como

Uruguay, Cuba y el más destacado hasta la actualidad, Chile, que en solo 103 días su

país logro inocular al 70% de la población y se convertirá en el segundo país después

de Israel (40 días) en conseguir la meta propuesta, la cual es denominada como “La

inmunidad de rebaño”. Por otro lado, también denominado un caso de éxito es el de

Portugal, en el cuál, más del 85% de su población esta vacunada y el país se


encuentran en el proceso de reincorporación en sus actividades cotidianas, tales como

el acceso a centros educativos, restaurantes, hoteles, discotecas y actividades

recreativas, lo que demuestra un avance significativo. Todo ese proceso se llevó a

cabo gracias a la comunicación asertiva que hubo entre los funcionarios públicos y

organizaciones del estado con la sociedad, siendo arduamente activos y abiertos en

sus campañas de vacunación y al momento de manifestar los beneficios que

adquirirán al vacunarse y tener las dosis completas. Desde otra perspectiva, se

encuentran países subdesarrollados carecientes de vacunas y que tampoco están

enfocadas en optimizar su avance, ni mejorar su situación, como son los países

latinoamericanos, por ejemplo, México, Perú y Colombia. De igual manera es

importante poner énfasis en la situación de Haití, donde el país se encontraba

afectado por la violencia, el acceso limitado a agua potable, salud, nutrición y

educación, sumado a toda esta situación precaria, ni siquiera el 1% de su población se

encuentra vacunada. Todos esos factores conllevan a que la tasa de mortalidad de los

países mencionados tenga un aumento significativo, según estudios quedó

demostrado que respecto a la COVID-19, en general, personas en situación de

vulnerabilidad socioeconómica tienen mayores riesgos de contagio y muerte.

Evidenciando que los países subdesarrollados se encontrarían en desventaja cuando

se refiere a las oportunidades de salud. En mi opinión, considero que sí se debería

aplicar obligatoriamente la vacuna para disminuir el riesgo de contagio de la población.

En conclusión, reafirmamos que si debería ser obligatoria la aplicación de la vacuna

del COVID-19 para retomar las actividades presenciales. En primer lugar, con esa

medida podemos reducir los riesgos de contagios, para así poder garantizar una

mejora notoria en la salud de la población. En segundo lugar, es importante una buena

comunicación e información de las autoridades con la sociedad, de esta manera las

personas podrán tener empatía en las decisiones que toman. En base a todo lo
mencionado sobre esta problemática, la vacunación obligatoria no solo servirá como

una medida de prevención, también ayudará a que muchas personas que no tengan la

accesibilidad de obtener una vacuna estén protegidas, a su vez, nosotros como

ciudadanos estaremos ayudando en disminuir la tasa de mortalidad que tiene nuestro

país, para que así, con el paso del tiempo, volvamos a un acercamiento social.

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token=E188B3AF4AC8D3877FDEEE1BB8BA35BF17C0150D87553A9746B2A534789
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