La Edad Media Dura Unos 10 Siglos

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La Edad Media dura unos 10 siglos, desde el siglo V al siglo XV.

Es un periodo muy amplio de la historia de la humanidad, de 1.000 años.

De hecho, tras la Antigua, el Medioevo es la edad histórica qué más tiempo abarca.

Durante un periodo tan dilatado se produjeron cambios muy profundos en la mentalidad, en la


cultura y en la misma espiritualidad, que se reflejan también en la sensibilidad artística y estética,
como bien se constata en el paso del estilo Románico al Gótico (s. XII), pero también en otros
ámbitos, como en el pensamiento, con el tránsito de la Patrística a la Escolástica, o en la enseñanza,
con la aparición de las primeras universidades en Europa, ya en el s. XII - XIII.

La universidad surge en Europa, en la Edad Media, hacia el siglo XII, plenamente incardinada en la
tradición cristiana. Las universidades son promovidas por la Iglesia que, en su afán educador,
promotor de la cultura y con un sentido evangelizador, crea las primeras instituciones consagradas
al cultivo del saber, su difusión y ampliación a través del debate y la investigación.

temas más importantes que se trataron y, que de alguna forma, suscitaron y configuraron el
pensamiento de la Edad Media, para continuar así con el orden cronológico en que se despliega el
pensamiento según el espíritu y las inquietudes propias de cada época.

Los grandes temas de la filosofía medieval son:

1) Las relaciones entre la fe y la razón

El «logos» aparece como un motivo esencial en la cultura occidental en el marco


del pensamiento griego, aunque posteriormente resurge bajo una nueva luz en la
historia de Occidente con la irrupción del cristianismo, que busca un diálogo con la
razón.

«Logos» es un término griego polisémico que se ha traducido por verbo, palabra,


discurso o razón

El cristianismo no solo no despreció ese legado clásico, sino que, tras un intenso
debate, lo asumió, lo preservó y lo legó a la posteridad. El Cristianismo no desprecia
el «Logos», sino que lo considera bajo una nueva luz, en un nuevo sentido, con un
valor trascendente y creado

un rasgo característico y relevante de la identidad cristiana.

dirimir las relaciones y potestades entre el conocimiento revelado por Dios en la


Sagrada Escritura y el conocimiento natural al que el hombre accede mediante el
esfuerzo intelectual de su razón.

Pensamiento teocéntrico

El cristianismo revela y manifiesta de forma categórica que Dios es el «Logos», la


palabra creadora y razón de todo lo existente.

el hombre, siendo un ser finito, también tiene razón, tiene «logos». Luego tiene que
existir una semejanza de algún tipo, una analogía, entre el «logos» humano y
«Logos» divino. Por eso, lo mejor que puede hacer el hombre para conocer y
conocer(se) es buscar en su interior, que es donde encuentra el «Logos» divino. En
nuestro interior descubrimos que el modelo del hombre radica en Dios mismo. El
pensamiento medieval va a sostener de esta forma, que el hombre es imago Dei,
imagen de Dios.

San Agustín: la fe complementa a la razón: “Si no creéis, no llegaréis a


comprender”// En la mente de dios están las verdades eternas que son los
arquetipos de las cosas posibles en el mundo y que dios ilumina al hombre para
conocerlas.

se va a producir una disputa entre dialécticos, que daban primacía a la razón, frente

a los anti-dialécticos, que limitaban su papel. San Anselmo de Canterbury intentó


fijar una posición intermedia que no resultó satisfactoria. El averroísmo latino
sostuvo la teoría de la “doble verdad”, según la cual podía existir una verdad propia
de la fe y otra propia de la razón; verdades que podían ser distintas e incluso
contradictorias. Posición intelectual que se extenderá, incluso en ámbitos
intelectuales y universitarios y que Santo Tomás va a repudiar y a rebatir con todas
sus fuerzas y su lucidez mental.

Santo Tomás ofrecerá una amplia consideración de la cuestión y expresará una


solución que podemos resumir en 4 puntos:

1.Distinción y separación entre la fe y la razón. La razón natural conoce de


“abajo arriba”, a partir de los datos que proporcionan los sentidos; en tanto que la fe
conoce de “arriba abajo”, a partir de la revelación. Razón y fe son, por tanto,
independientes y autónomas.

2. Imposible contradicción entre fe y razón. No puede haber contradicción


entre las verdades que alcanzamos por la razón y las verdades reveladas que
creemos por la fe, puesto que la sabiduría divina, que es una, las abarca y
comprende a ambas.

3. Existe una zona de confluencia entre fe y razón:

Hay verdades que exceden la capacidad racional del hombre, son los

“artículos de fe” pero hay otros que sí pueden ser alcanzados por la razón
humana, son los “preámbulos de fe” (preambula fidei), como que Dios es uno o
que existe

4. La teología como ciencia mixta. La existencia de una zona de confluencia


entre ambas disciplinas, permite que la teología utilice los conceptos y principios
de la filosofía, “no porque los necesite” puntualiza Santo Tomás, sino para lograr
una mejor expresión conceptual, una mayor precisión y rigor en la exposición de
sus contenidos.

2) La disputa de los universales


- En Grecia, Platón había postulado y defendido la existencia real de las esencias, formas o
ideas arquetípicas, “eidos”(realismo fuerte); su discípulo Aristóteles había defendido que las
esencias existen, pero necesariamente concretadas en seres individuales (realismo débil).
Posteriormente los cínicos y los estoicos habían negado la existencia real de las esencias,
sosteniendo que todo lo que existe es individual y singular (anti-realismo).

- San Agustín asumió la posición platónica de existencia real de esencias o ideas eternas,
aunque las situó en la mente divina.

todas las posturas posibles:

Realismo fuerte: las esencias son entidades reales, son una “res” o “cosa” y se encuentran
en los individuos (San Anselmo de Canterbury).

Antirrealismo: los universales son meras palabras o expresiones, “flatus vocis”. Es la


posición de Roscelino, quien sostuvo, en consecuencia, un tri-teísmo: Padre, Hijo y Espíritu
Santo son tres susbstancias distintas.

Realismo moderado: existen, aunque de forma diversa, según el punto de vista de la


consideración: como cosas, esencias o ideas (San Alberto Magno).

Antirrealismo fuerte: las esencias universales no son cosas, ni tampoco puras palabras (vox),
sino meros nombres (nomen) con una significación propia. Posición Nominalista. Lo
característico del universal es su predicabilidad.

3) El problema de la creación del mundo

En la Edad Media, se entendía que el mundo era contingente, es decir, no necesario. El


mundo no tiene en sí mismo la razón de su propia existencia. Por lo tanto, si la razón de su
ser no radica en sí mismo, tiene que ser extrínseca a él, es decir, tiene que provenir de

Dios. El mundo existe por un acto exógeno. Además, el cristianismo aporta creatio ex
nihilo. Para un griego esta noción, así expresada, era completamente inconcebible. La
transición del no-ser al ser es uno de los grandes problemas del pensamiento griego.
Ciertamente, de la nada, nada puede hacerse sin la intervención de Dios, es decir,
justamente sin la noción de creación.

S.AG-el tiempo ha tenido que ser creado con el universo; no el universo en el tiempo

Sto. Tomás consideró que la creación se podía demostrar, pero no su temporalidad,


conocida solo por revelación. Se plantea así la relación entre Dios y el mundo ya creado. El
mundo, según la Escolástica, no se basta a sí mismo para ser, es menester, la conservación.

La acción de Dios respecto al mundo es constante, una creación continuada. Dios no solo
creó el mundo en un momento dado, sino que lo re-crea y lo mantiene en su existencia.

En cambio, para el nominalismo de los siglos XIV y XV, la creación continuada no es


necesaria, siendo el mundo capaz de seguir existiendo por sí solo. La cooperación de Dios en
este caso consiste en dejarlo ser.
No es posible comprender este amplio período de la historia de la filosofía –casi un milenio-, si no
se tienen a la vista los principales problemas que preocuparon a los pensadores de estos siglos. Son
problemas teóricos surgidos de las circunstancias del esfuerzo por crear una sociedad nueva y
estable, y se refieren, en gran parte, a la asimilación de la cultura antigua dentro de un orden
inspirado por el cristianismo. Se lucha por integrar la diversidad de pueblos, la diversidad de
tradiciones (grecolatina, cristiana, germánica), la diversidad de instituciones y autoridades (Imperio,
nuevos Estados, Papado).. En el siglo XIII nace un ámbito privilegiado para la discusión: la
Universidad; pero muchos problemas son también debatidos en los conventos, en la corte del
emperador, los reyes o el Papa, incluso en el seno de las órdenes mendicantes o de los grupos
místicos o heréticos

AVERROES

De nombre Abū l-WalīdʾAḥmad ibn Muḥammad ibn Rušd fue conocido en el ámbito cristiano por el
nombre de Averroes. Vivió en el siglo XII. Averroes (1126 – 1188) fue un destacado filósofo y
médico andalusí, nacido en Córdoba (Al-Andalus). Provenía de una familia de juristas. El fue cadí o
juez mayor de Sevilla y luego de Cordoba.

Alabó la dieta de los hispanos andalusíes, las bondades del aceite de oliva y la costumbre de comer
con pan de los hispanos. Además de elaborar una enciclopedia médica, escribió comentarios sobre
la obra de Aristóteles. Scoto tradujo sus comentarios a la metafísica y un clérigo alemán que
trabajaba en Toledo tradujo sus comentarios de la Ética Nicomáquea y de la retórica. Sostuvo que la
filosofía podía estar en contradicción con la religión islámica, por lo que durante una ola de
fanatismo integrista fue desterrado y se censuraron sus obras. Con ello, se perdieron algunos de sus
tratados originales de lógica y metafísica.

La teoría de Averroes sobre la unidad del intelecto se convirtió en una de las doctrinas averroístas
más conocidas y controvertidas de su tiempo. El averrroismo gozó de gran prestigio intelectual,
amplia difusión y repercusión en el ámbito intelectual y académico.

El averroísmo latino en Europa sostuvo la teoría de la “doble verdad”, la existencia paralela de una
verdad filosófica y una revelada, ambas verdaderas, distintas, independientes y no solo contrarias,
sino incluso contradictorias. Fue ampliamente refutado por Santo Tomás de Aquino, quien sostuvo
que la sabiduría es una sola, y sus obras rechazadas y condenadas por la Iglesia Católica en 1270 y
1277. Muchas de sus doctrinas, sin embargo, perduraron en Europa e influyeron en autores
como Giordano Bruno o Pico della Mirandola.

Escribió unos 10.000 folios. Afirmó haber estudiado todos los días de su vida menos 2: el de la
muerte de su padre y el día de su boda. Rechazó la poligamia, los matrimonios acordados o forzados

MAIMONIDES

Maimónides

Filósofo y teólogo judío español del siglo XII (Córdoba, 1135 - El Cairo, 1204). En la Hispania del siglo
XII, bajo dominio musulmán: Al-Andalus. Podríamos decir, por tanto, filósofo andalusí. Leyó a
Averroes y lo elogió.
El siglo XII es una época que viene marcada por el feudalismo en Europa.  La religión fue el eje sobre
el que giraron los acontecimientos más importantes en Europa. Es la época de las Cruzadas para
recuperar los santos lugares, en concreto la segunda y la tercera. Es también la época de Ricardo
Corazón de León en Inglaterra o de Federico Barbarroja, fundador del Sacro Imperio Romano-
Germánico en centro-Europa.

Moshéh ben Maimón, conocido en el ámbito cristiano como Maimónides fue un destacado médico,
rabino, filósofo y teólogo judío de Al-Ándalus en el siglo XII.

Maimónides nació y vivió en Córdoba. Era hijo de un juez, se educó en colegios musulmanes y judíos
de Córdoba durante la dominación musulmana. Tras la invasión almohade de la Península se produjo
una radicalización e intolerancia religiosa y Maimónides sufrió la persecución por motivos religiosos.
Así, tuvo que huir a Fez (1158), antes de emigrar a Oriente: Palestina, Alejandría y, finalmente, El
Cairo (1165). Allí llegó a ser médico del último rey fatimí, al-'Adid, y nagid  y guía espiritual de la
comunidad judía de Egipto.

Obra de Maimónides:

Maimónides escribió sobre medicina, filosofía y teología. Su obra más conocida, la Guía de
perplejos (1190) supone una relevante aportación al diálogo entre la fe y la razón en el siglo XII.
Reale recoge así la intención de la obra:

“El libro está dirigido a cuantos se hallan abrumados por la perplejidad que provocan los aparentes
conflictos entre la razón y la fe. Maimónides, precisamente, escribe su Guía de perplejos para
mostrar cómo la filosofía y la Biblia son, en realidad, conciliables.”

Reflexión teológica

Su principal labor consistió en asentar la teología judaica sobre los principios de la razón según la
filosofía aristotélica, papel comparable al que cumplieron Averroes en el Islam y Tomás de Aquino
en el cristianismo.

Maimónides, como Avicena, piensa que se puede demostrar que Dios existe y que tiene que ser uno
e incorpóreo. Las cosas existentes son contingentes, no poseen en sí mismas la razón de su propia
existencia y, por consiguiente, reclaman la existencia de un Ser necesario al que denominamos Dios.

ESCOLÁSTICA

La característica más llamativa del pensamiento español es el florecimiento de una Escolástica


tardía. Esta orientación del pensamiento se ha cultivado durante muchos siglos, aunque en Europa
tuvo su prevalencia durante la Edad Media. En España, sin embargo, tuvo una vigencia y un cultivo
posterior.

Para comprender el concepto de la Escolástica pueden ver este vídeo de Eudaldo Forment,
catedrático de Metafísica de la Universidad de Barcelona, donde explica el concepto de escolástica,
en todas sus acepciones y la importancia que tuvo, específicamente en el ámbito filosófico: su valor,
su método y su vigencia.

Hay una Pre-escolástica, después de los padres de la Iglesia, después de San Agustín, con la caída del
Imperio Romano, es un periodo muy lento de formación de escuelas de pensamiento y
descubrimiento. El cristianismo al evangelizar culturaliza, y por tanto, fomenta la ciencia y la
filosofía. Esto es una constante histórica. La Escolástica, esta filosofía cristiana, fue desarrollándose
desde el siglo V hasta el siglo XV, que viene ya el Renacimiento y se produce un cambio de
orientación. Por lo tanto, la Escolástica va pasando por diferentes etapas: preparación, formación,
apogeo y decadencia, ya en el siglo XV. No obstante, hay lo que se llama la Segunda Escolástica,
porque España que no renunció nunca a los ideales cristianos de la Edad Media y por esto fue a
evangelizar a América, continuó con la filosofía cristiana de la Edad Media y con la teología
cristiana. Era filosofía cristiana, y por cierto, había mucha pluralidad, había muchas escuelas
escolásticas porque, en general, se aceptaban dos grandes verdades racionales, pero que al
hombre en el pensamiento antiguo se le habían oscurecido, las había olvidado: una, que existe un
Dios providente que se preocupa por cada uno de nosotros, que tiene un proyecto para cada uno
de nosotros y que es remunerador del bien, premia a los buenos, y castiga a los malos también; y
la segunda idea es que el hombre vale por sí mismo, que el hombre es persona, por su propia
individualidad, de tal manera que Dios le quiere porque es él, no porque pertenece a la especie
humana o pertenece a una nación, sino que el hombre vale por sí mismo. (…) Toda filosofía que
acepte estos dos principios, y otros más, y los intente justificar, se puede llamar filosofía cristiana.

La Escolástica tardía española

Humanismo español

Julián Marías en su obra Historia de la filosofía afirma, en relación al pensamiento humanístico en


España durante esta época, lo siguiente:

“Lo más importante del pensamiento español en los siglos XVI y XVII se encuentra en el espléndido
florecimiento de la Escolástica que se produce en torno al Concilio de Trento y dirige filosófica y
teológicamente todo el movimiento de la Contrarreforma, vivificado, por otra parte, por la obra de
los grandes místicos, en especial Santa Teresa y San Juan de la Cruz. Los grandes teólogos se
enfrentan con los problemas que ha planteado la Reforma; además, reafirman la tradición
escolástica frente a la crítica de los renacentistas; se vuelve al tomismo y a las grandes obras
sistemáticas de la Edad Media, pero no para repetirlas, sino para comentarlas y aclararlas; en
realidad, para hacer una fecunda labor original. Además los escolásticos españoles se plantean una
serie de problemas políticos y sociales que el Renacimiento había hecho cuestión; así, el derecho
internacional es un tema importante en ellos, y se enlaza con la cuestión de la condición de los
indios, en el Nuevo Mundo recién descubierto

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