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Union Marital de Hecho - Terminacion PDF

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LUIS ALONSO RICO PUERTA

Magistrado ponente

SC3982-2022
Radicación n.º 05001-31-10-005-2019-00267-02
(Aprobado en sesión de veintitrés de noviembre de dos mil veintidós)

Bogotá, D.C., trece (13) de diciembre de dos mil


veintidós (2022).

Se decide sobre el recurso extraordinario de casación


interpuesto por Gloria Elena Franco Bustamante contra la
sentencia que el 1° de diciembre de 2021 profirió la Sala de
Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín, dentro del proceso verbal que aquella promovió
contra Francisco Antonio Lopera Gil.

ANTECEDENTES

1. Pretensiones.

En su libelo introductor, la actora pidió declarar que


entre ella y su contraparte se conformó una unión marital de
hecho que se extendió «desde el mes de septiembre de 2004, hasta
el 29 de marzo de 2018» y que dio lugar a una sociedad
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patrimonial por el mismo lapso, la cual actualmente se


encuentra disuelta y en estado de liquidación.

2. Fundamento fáctico

2.1. Durante el referido lapso y de manera libre,


voluntaria y sin obstáculo legal que se los impidiera, los
litigantes establecieron una comunidad de vida permanente
y singular, fruto de la cual engendraron tres hijos, José David
(quien falleció a pocas horas de su nacimiento), Luciana y
Amelia Lopera Franco.

2.2. La existencia de dicha unión fue reconocida por las


partes en declaración extrajudicial n° 3676 de 6 de
septiembre de 2010, rendida ante el Notario 17 de Medellín.
Mediante escritura pública n° 2700 de 26 de octubre de 2006
de la Notaría 28 de la misma ciudad, los compañeros
previeron unas capitulaciones para el evento en que
contrajeran matrimonio, lo cual no llegó a ocurrir.

2.3. Aun cuando el 29 de marzo de 2018 el convocado


decidió establecer su residencia separada, durante toda esa
anualidad la pareja mantuvo su contacto y tuvo «acercamientos
(…) que deprecan sentimientos vivos entre los compañeros».

2.4. Como consecuencia del vínculo more uxorio, se


consolidó una sociedad patrimonial que reunió múltiples
inmuebles ubicados en el departamento de Antioquia,
vehículos, maquinaria agrícola y participación accionaria en
distintas sociedades comerciales.

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3. Actuación procesal.

3.1. Enterado del auto admisorio de la reforma de la


demanda, el convocado excepcionó «ausencia de uno de los
elementos constitutivos de la unión marital de hecho: comunidad de
vida»; alegando que la actora nunca tuvo el propósito de

conformar una vida común de familia y jamás se ocupó de


«atender» y apoyar al demandado en sus necesidades, porque
su interés fue exclusivamente económico. Excepcionó
también la «no existencia de sociedad patrimonial» por no haberse
formado la unión marital; y la « ausencia de patrimonio fruto del
trabajo, ayuda y socorro mutuo», pues ninguno de los bienes fue

adquirido con el apoyo, socorro y ayuda de Gloria Elena,


quien nunca trabajó, ni siquiera en las labores domésticas o
en la crianza de las hijas, pues se dedicó a «gastar y malgastar»
el dinero que el convocado le entregaba.

Con el medio de defensa denominado «sentido y alcance de


las “capitulaciones” celebradas» alegó el demandado que las

capitulaciones pactadas con miras a un posible matrimonio


debían extenderse a regular los efectos patrimoniales de una
eventual sociedad patrimonial; finalmente, se propusieron
los medios exceptivos de «caducidad» y «mala fe de la parte actora».

La excepción llamada «caducidad» se fundamentó en el


vencimiento del término prescriptivo establecido en el
artículo 8 de la Ley 54 de 1990, argumentando la pasiva que,
a través de una primera demanda presentada ante el
Juzgado Sexto de Familia de Medellín, la actora manifestó
que la convivencia había perdurado hasta la fecha de

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Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

presentación de aquel libelo, esto es, hasta el día 29 de


noviembre de 2017. En tal virtud, como la demanda actual
fue presentada el día 27 de marzo de 2019, para ese
momento ya había vencido el término de un año para
perseguir la disolución y liquidación de la sociedad
patrimonial de hecho.

3.2. Al descorrer el traslado de las excepciones, la


señora Gloria Elena Franco adujo que, si bien es cierto que
en noviembre de 2017 presentó una primera demanda de
declaración de la unión marital de hecho, para ese entonces
las partes mantenían su convivencia, y que dicha demanda
fue retirada el 16 de mayo de 2018 en virtud de la
reconciliación de la pareja luego de superar su crisis inicial,
lo que demuestra que la separación ocurrida no fue
definitiva. Explicó, además, que para la fecha de retiro del
primer libelo la unión marital sostenida con el señor Lopera
continuaba vigente, y que la fecha de finalización indicada en
la segunda demanda (29 de marzo de 2018) se debe a que,
para esa fecha, el compañero retiró parte de sus pertenencias
del hogar común.

3.3. Mediante sentencia dictada en audiencia llevada a


cabo el 2 de septiembre de 2021, el Juzgado Quinto de
Familia de Medellín declaró que entre las partes se generó
una unión marital de hecho desde el 30 de septiembre de
2004 hasta el 30 de noviembre de 2017. Sin embargo, se negó
a reconocer la existencia de la pretendida sociedad
patrimonial, por considerar prescrita la acción prevista para
el efecto. Ambas partes recurrieron el fallo.

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SENTENCIA IMPUGNADA

El Tribunal modificó lo resuelto en primera instancia


únicamente para declarar que la sociedad patrimonial sí se
generó, y que lo prescrito fue únicamente la oportunidad
para reclamar su disolución y liquidación.

Los argumentos que fundan la decisión admiten el


siguiente compendio, en el que se hará referencia, en su
orden, a la respuesta dada por el ad quem a los reparos
concretos elevados por el convocado y por la demandante:

(i) Si bien es cierto que, con anterioridad a este litigio,


la señora Franco Bustamante ya había reclamado de la
jurisdicción la declaración de la unión marital de hecho que
aquí nuevamente pretende y que en ese primer litigio desistió
de sus pretensiones, tal circunstancia no genera los efectos
de cosa juzgada puesto que en ambas demandas se
identificaron extremos temporales distintos de la relación
sentimental, lo que impide dar por cierta una identidad de
objetos entre los dos procesos.

(ii) La existencia de una comunidad de vida entre los


contendientes es una circunstancia que se encuentra
acreditada, incluso, a partir de las mismas pruebas en cuya
adecuada valoración insistió el demandado, esto es, su
propia declaración de parte y el testimonio de Margarita
Valencia Guevara, empleada doméstica de la pareja. La
primera contiene múltiples reconocimientos por parte del
convocado de la existencia de un proyecto de vida común con

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la accionante, solo que hasta una fecha anterior a la


manifestada por ella. El segundo, se limita a poner en tela de
juicio el papel que la actora desempeñó como madre después
de que nació su segunda hija, relato que -así fuera cierto- no
desdibuja en manera alguna su condición de compañera
permanente del demandado.

(iii) Aunque en la foliatura reposan varias escrituras


públicas otorgadas entre mayo de 2004 y noviembre de 2006,
en las que el convocado se presenta como «soltero y sin unión
marital de hecho», ello no impide sostener, como lo hizo el

fallador a quo, que el vínculo se generó desde el 30 de


noviembre de 2004, puesto que, conforme al artículo 191 del
estatuto adjetivo, las manifestaciones -aun extraprocesales-
que efectúan las mismas partes, sólo pueden serles útiles en
la medida en que involucren un reconocimiento de hechos
que los perjudiquen.

(iv) El colegiado coincide con el fallador de primer


grado en cuanto coligió que la relación sentimental finalizó el
30 de noviembre de 2017, y no el 29 de marzo de 2018 como
lo sostuvo la convocante, puesto que así lo reconoció esa
misma litigante con efectos de confesión en la primera
demanda que promovió, motivo por el cual era ella quien
tenía la carga de acreditar si, con posterioridad a esa
separación, existió entre las partes una reconciliación que
permita afirmar que la separación acaecida en noviembre de
2017 no fue definitiva.

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Sin embargo, la demandante no logró acreditar ese


hecho, pues ninguna de las pruebas aportadas para tal fin
refleja que realmente haya existido reconciliación entre la
pareja, lo que hubo fue simplemente un intento de arreglo
que finalmente «no surtió sus efectos, porque (…) la relación ya estaba
lacerada». Así lo muestran, entre otras pruebas, los
memoriales de desistimiento y de retiro de la demanda
presentadas en el primer proceso, en los que no existe
manifestación del demandado en la que haya aceptado que
hubo una reconciliación, aunque el proceso terminó «luego de
que aquel aceptara los argumentos expuestos en el escrito mencionado».

(v) Sin perjuicio de lo anterior, no le asiste razón al a


quo en el alcance que le dio al artículo 8º de la Ley 54 de
1990, puesto que el efecto extintivo que allí se contempla, se
predica únicamente respecto de las «acciones para obtener la
disolución y liquidación de la sociedad patrimonial», mas no la

concerniente a su declaración, la cual puede reclamarse en


cualquier tiempo.

(vi) En cuanto a la solicitud que elevaron ambos


contendientes en sus escritos iniciales de defensa, orientada
a que se fijara una cuota alimentaria a cargo del demandado,
y se estableciera un régimen de visitas, custodia y cuidado
personal de las menores involucradas en esta causa, no se
observa que tal pedimento pueda salir avante, dado que «el
onus probandi no se dirigió a suministrar los elementos necesarios al
fallador, por lo que ello deberá procurarse mediante otra vía».

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DEMANDA DE CASACIÓN

La actora interpuso oportunamente el recurso


extraordinario de casación y tras su admisión presentó la
demanda de sustentación que aquí se estudia, en la cual
enarboló dos censuras con venero en la causal segunda del
artículo 336 del Código General del Proceso.

CARGO PRIMERO

Se denunció una trasgresión indirecta del artículo 8º de


la Ley 54 de 1990, como consecuencia de errores de hecho
cometidos en la valoración de las pruebas que se recaudaron
con miras a demostrar que la unión marital de hecho finalizó
el 29 de marzo de 2018, tal como se manifestó en la
demanda.

En síntesis, como sustento de la acusación, se alegó lo


siguiente:

(i) En los dos memoriales presentados ante el


Juzgado Sexto de Familia de Medellín para finalizar el juicio
declarativo que allí se adelantaba, uno de los cuales fue
signado por el mismo demandado en señal de coadyuvancia
del retiro de la demanda, se dejó especificado que la razón
por la cual se pretendía terminar la actuación, consistía en
que «mi pareja y yo nos reconciliamos y hemos decidido luchar por la
armonía familiar y el bienestar de nuestras hijas», a lo que se agregó

en el segundo de esos escritos, que «mi pareja y yo logramos

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conciliar nuestras diferencias y hemos decidido conservar nuestro hogar


y luchar por la armonía familiar y el bienestar de nuestras hijas».

(ii) A la luz que ofrecen esos dos elementos de juicio,


es claro que erró el Tribunal al otorgar efectos de confesión a
las manifestaciones que efectuó la convocante en su
demanda primigenia, ya que tal relato reflejaba simplemente
el escenario en el que, por ese entonces, se encontraba la
pareja, el cual «dejó de corresponderse con la realidad atendiendo a
que entre las partes existió una reconciliación, misma que llevó
precisamente al desistimiento de la referida demanda».

(iii) Además, como muestra de que el demandado


también tenía interés en continuar con la relación, se aportó
una «carta de amor» que aquel envió a la actora el 22 de abril
de 2018, en la que expresa sus vivos sentimientos por la
demandante y su ánimo de mantener la unión de la pareja .

(iv) Contrario a lo que infundadamente entendió la


colegiatura, el comprobante de la reserva hotelera muestra
que la estancia de los contendientes junto con sus dos hijas,
en la ciudad de Cali durante los días 4, 5 y 6 de noviembre
de 2017, no se hizo en dos habitaciones, sino en una sola,
prueba que fue entonces tergiversada pero que, además, no
podía sustentar la falta de reconciliación pues corresponde a
fechas en las que no hay discusión sobre la continuidad de
la unión. Una segunda prueba relacionada con la estadía en
la misma ciudad los días 4, 5 y 6 de mayo de 2018, en una
misma habitación, fue completamente pretermitida por el

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juzgador, probanza que evidencia «la pervivencia de la relación de


pareja entre las partes y de la armonía familiar».

(v) Para colegir que la relación sentimental terminó en


noviembre de 2017, el ad quem se apoyó en la declaración de
parte que rindió el demandado, pese a que, al absolver ese
interrogatorio, dicho litigante no se refirió a esa época, sino
que situó la finalización del vínculo en los primeros meses
del año 2017, esto, en contravía con lo que él mismo
manifestó en su escrito de excepciones. Tal contradicción no
fue valorada por la colegiatura de instancia, la cual,
equivocadamente, estimó esa declaración clara y consistente.

(vi) El Tribunal subestimó los testimonios de Adriana


María Londoño, Gladys Irene Franco Bustamante y Wilson
Albeiro Franco Bustamante, atribuyéndoles defectos de
precisión o contradicciones con lo dicho en la demanda en
cuanto a la fecha exacta en que terminó la relación. Sin
embargo, todos esos declarantes expusieron con suficiencia
las razones por las cuales les constaba que la unión marital
de hecho se extendió más allá del año 2017 y las diferencias
que se presentan en cuanto al momento exacto en que cada
uno ubicó ese suceso, se deben simplemente a que el
abandono por parte del demandado del lecho familiar no
ocasionó automáticamente la ruptura definitiva de la
relación.

(vii) Por el contrario, el ad quem otorgó plena


credibilidad a las declaraciones de Isabela Lopera Tobón,
Margarita Valencia Guevara, Diana Isabel Tobón y Geovany

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de Jesús Vásquez, pese a que todos esos testigos


reconocieron el poco conocimiento que tenían en cuanto a las
circunstancias que rodearon la ruptura de la relación, y a
que a ninguno le consta, por percepción directa, que en
realidad el vínculo finalizó a finales del año 2017.

(viii) De haberse valorado de manera correcta las


referidas probanzas, «el Tribunal no hubiera llegado a la equivocada
conclusión de que la relación de pareja finalizó en el mes de noviembre
de 2017». Por el contrario, «la sentencia habría encontrado que la
unión marital se prolongó más allá de esta fecha y, por consiguiente, no
se habría declarado la prescripción de la acción de disolución y
liquidación de la sociedad patrimonial».

CARGO SEGUNDO

Con fundamento en la misma causal, pero esta vez


denunciando errores de derecho, la actora acusó al fallo del
Tribunal de trasgredir indirectamente el artículo 8º de la Ley
54 de 1990, por falta o inadecuada aplicación de las reglas
probatorias previstas en los cánones 170, 176, 191, 193,
196, 197 y 262 del Código General del Proceso.

Como fundamentos del embate, expuso lo siguiente:

(i) Tras referirse a los mismos elementos de juicio


enlistados en la primera acusación, la impugnante sostuvo
que a la hora de apreciar todas esas probanzas, el Tribunal
incurrió igualmente en una pifia jurídica por no valorarlas de
manera conjunta, como lo imponía el artículo 176 del

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estatuto procedimental; omisión que consideró de especial


trascendencia en la medida en que un simple cotejo entre las
pruebas de cargo y de descargo llevaban a colegir, sin duda
alguna, que «la unión marital entre los señores Francisco Lopera y
Gloria Franco continuó incluso después del 30 de noviembre de 2017 y
por consiguiente no se encontraba prescrita la acción de disolución y
liquidación de la sociedad patrimonial que surgió de la unión».

(ii) Agregó que, pese a que el convocado no reclamó la


ratificación de la declaración extrajuicio que rindió Marta
Lucía Murillo Vásquez, el colegiado consideró que debía
valorar esa probanza con especial recelo «atendiendo a la falta
de intermediación de la prueba» e incluso desestimó su mérito

demostrativo por echar de menos «pruebas adicionales que


respalden lo afirmado por la declarante». Con ello, dejó de lado el

contenido del artículo 262 del Código General del Proceso, y


de paso el canon 170 de la misma codificación, por no hacer
uso de la potestad de recaudar, de oficio, otros elementos de
juicio, si es que tenía dudas sobre la veracidad del relato, o
la credibilidad de la declarante, quien dio cuenta de la
interacción de las partes como pareja en los meses de febrero
y marzo de 2018.

(iii) Sostuvo igualmente que, a la hora de apreciar el


libelo introductor del primer litigio que se suscitó entre los
mismos extremos de esta actuación, y los memoriales con los
que se solicitó su terminación, el ad quem extrajo de allí una
confesión de parte de la señora Franco Bustamante, en
cuanto a la fecha en que culminó la relación sentimental; es
decir, otorgó «carácter de confesión a una prueba documental atinente

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a un proceso diferente», en clara contravía con lo dispuesto en

los artículos 165, 191 y 193 del estatuto procedimental.

(iv) La manera en que se apreciaron esos tres


documentos también redundó en una trasgresión de los
artículos 196 y 197 de la norma adjetiva, puesto que no se
tuvo en cuenta que la confesión es indivisible, por lo que el
relato de la demanda primigenia debió apreciarse en
conjunto con las aclaraciones ofrecidas en el memorial con el
que se desistió de ese pleito, y además puede ser infirmada
como en efecto ocurrió, con la copiosa evidencia aportada en
cuanto a la extensión de la unión marital de hecho hasta el
29 de marzo de 2018.

CONSIDERACIONES

1. La vulneración indirecta de la ley sustancial

1.1. La violación indirecta de la ley sustancial surge


con ocasión de un yerro en la actividad mental del juzgador
en la vital labor de análisis probatorio, bien sea en la
valoración del contenido material de las pruebas legal y
oportunamente allegadas al proceso, o en la estimación
jurídica de los medios de convicción, en lo concerniente a su
aducción, incorporación o apreciación en contravía de las
normas que rigen el régimen probatorio. Se trata de un típico
vicio de actividad, que puede presentarse en las modalidades
del error facti in judicando o del error juris in judicando.

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1.2. El yerro fáctico se exterioriza, para lo que nos


ocupa, en la valoración del contenido material de las
pruebas, a través de la pretermisión, suposición o alteración
de su contenido material, pudiendo tener lugar esta última
circunstancia en caso de adición o cercenamiento de
expresiones o frases, de suposición de medios de prueba
inexistentes o de tergiversación arbitraria o ilógica de su
contenido. El error de hecho debe ser plenamente expuesto
por el casacionista, indicando en qué consiste y cuáles son,
en concreto, las probanzas sobre las que recayó el desacierto
en la actividad de apreciación, y demostrar que la inferencia
cuestionada es abiertamente contraria al contenido objetivo
de aquellas.

Además, como las sentencias llegan a la Corte


amparadas por una presunción de legalidad y acierto, le
incumbe al recurrente desvirtuarla, para lo cual debe realizar
una crítica concreta, razonada y coherente frente a los
aspectos del fallo que considera desacertados, con indicación
de los fundamentos generadores de la infracción a la ley,
amén de hacer evidente la trascendencia del desacierto en el
sentido del fallo y atacar, de modo eficaz e integral, todos los

pilares de la decisión impugnada.

1.3. El error de derecho, por su parte, surge como


consecuencia del desconocimiento de las pautas probatorias
que gobiernan el proceso, por ejemplo, cuando el juez estima
un medio de convicción que carece de validez; deja de
observar una probanza válida, o cuando no aprecia los
distintos elementos de juicio «en conjunto, de acuerdo con las

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reglas de la sana crítica», como lo ordena el artículo 176 del

estatuto adjetivo, canon que impone al juzgador la obligación


de emprender la tarea evaluativa teniendo en cuenta el
acervo probatorio en su integridad, en contraposición con
una lectura aislada o separada de los medios de convicción,
sin buscar sus puntos de enlace y coincidencia.

En estos eventos también es indispensable demostrar


la existencia del error y de su trascendencia en la sentencia
impugnada, pues no basta una equivocación del fallador,
sino que ella debe ser relevante y evidente en el sentido del
fallo, pues solo el error manifiesto y trascendente tiene la
virtualidad de infirmar la sentencia impugnada 1.

2. Algunas anotaciones sobre la Unión Marital de


Hecho.

2.1. Conformación, continuidad y vicisitudes.

La intención de conformar una comunidad de vida, la


llamada affectio maritalis, es el presupuesto indispensable de
la unión marital de hecho, de la que no solo depende su
conformación sino también su subsistencia. Sin
formalidades que la antecedan, esa modalidad de vínculo
familiar surge de la voluntad responsable de conformarla -
artículo 42 superior-, y se consolida cuando ese querer
conjunto logra alinear la comunidad de vida permanente y
singular proyectada a alcanzar objetivos comunes y

1
Cfr. CSJ SC876-2018, 23 mar.

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desarrollar un proyecto de vida compartido 2; y se extiende


mientras «se realice, día a día, de manera constante o permanente en
el tiempo»3.

Es así como la decisión de conformar familia y su


exteriorización son presupuesto constante de la unión
marital4 y es ahí donde centra su atención el ordenamiento
jurídico para reconocer su existencia, su finalización y sus
efectos. Son múltiples las maneras en que estos dos
elementos pueden manifestarse, toda vez que las dinámicas
sociales dan pie a un escenario de incalculable pluralidad en
el que ese proyecto de vida puede concretarse.

El trato sexual, las expresiones de afecto o de cariño o


incluso la misma cohabitación, son elementos que, si bien
pueden ofrecer indicios de comunidad, no constituyen
parámetro definitorio de la unión, y en tal medida, su
ausencia o intermitencia no diluyen por sí solas los efectos
jurídicos de la comunidad de vida ya consolidada, siempre
que permanezca vigente y visible la conjunción de suertes en
cuanto a los aspectos nucleares de la vida misma.

Respecto a la cohabitación, esta Corporación ha


reconocido que en ocasiones aquella puede cesar de manera
temporal sin que eso tenga la virtualidad de acabar con la
comunidad de vida y con la permanencia de la unión. Así,
cuando la separación temporal de la pareja no tiene la

2
Cfr. CSJ SC 20 sep. 2000, exp. 6117, SC128-2018, 12 feb., entre otras.
3
Cfr. CSJ SC de 12 dic. 2011, rad. 2003-01261-01
4
Cfr. CSJ SC, 12 dic. 2011, rad. 2003-01261

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potencialidad de afectar la permanencia de la relación -que


se asienta en la constancia, la perseverancia y la estabilidad
en la comunidad de vida-, «el alejamiento de la pareja por un breve
tiempo para reanudar ulteriormente la unión marital, carece de virtud
para destruirla»5.

La falta de cohabitación puede estar justificada por


diversos motivos, sin que ello implique le eliminación del
propósito, de la voluntad y de la íntima convicción de la
pareja de conformar una familia en forma estable y
permanente, elementos subjetivos que son base de la
comunidad de vida. Es por ello que la Sala ha reconocido que
no todo distanciamiento físico tiene como resultado la
finalización de la unión marital, y su ocurrencia exige un
análisis profundo de sus causas y de su relevancia con el fin
de determinar la presencia de la intención definitiva de dejar
al compañero y poner punto final al vínculo.

En tal virtud, eventos en los que hay un alejamiento


temporal a causa de situaciones laborales, de salud, incluso
penitenciarias, emocionales o por motivo de viajes, serían
insuficientes para afirmar la finalización del proyecto de vida
común, desconociendo la realidad de las dinámicas
familiares y de las relaciones de pareja.

En el mismo sentido, las relaciones extramaritales, per


se, tampoco ponen fin a la existencia de la unión, pues
durante su vigencia los actos de infidelidad sólo tienen esa
virtualidad «si la nueva relación, por sus características, sustituye y

5
Cfr. CSJ SC de 8 sep. 2011, rad, 2007-00416-01.

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reemplaza a la anterior y se convierte en un nuevo estado marital para


sus integrantes, o, en su defecto, si los actos de deslealtad entre los
compañeros producen el resquebrajamiento de la convivencia por
ocasionar la ‘separación física y definitiva de los compañeros’»6.

Así las cosas, una vez evidenciada la comunidad de vida


permanente y singular que sustenta la unión marital de
hecho, es deber del juzgador analizar con rigor las
circunstancias fácticas que se le ponen de presente, con el
fin de constatar, sin lugar a dudas, si ellas suponen el
resquebrajamiento terminante de la comunidad de vida que
dé lugar a la separación física y definitiva de los
compañeros, pues, aparte de la muerte y el matrimonio con
terceras personas, ese es el único evento que, por disposición
legal, tiene la virtualidad de poner fin al vínculo, más allá de
las vicisitudes, crisis y altibajos propios de cualquier relación
de pareja.

2.2. Finalización del vínculo marital. La separación


física y definitiva de los compañeros como hito inicial del
término prescriptivo.

Por su fuerte impacto en el estado civil y en la


conformación patrimonial de los involucrados, el
ordenamiento demanda especial recelo a la hora de verificar
la seriedad no solo de la génesis de la unión marital sino
también de su extinción. Por ello, así como se ha dicho que
las relaciones de simple noviazgo, de trato sexual esporádico
o de encuentros ocasionales no tipifican una unión marital

6
CSJ, SC del 12 de diciembre de 2011, Rad. n.° 2003-01261-01, reiterada en SC5183-2020, 18 dic.

18
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en los términos de la Ley 54 de 1990 7, tampoco un


distanciamiento físico temporal o una afrenta a los deberes
recíprocos del vínculo marital tienen la virtud de finalizar -
necesaria y automáticamente- la relación8.

En vida de los compañeros, lo que jurídicamente tiene


la aptitud de ponerle fin al vínculo que de consuno decidieron
generar es la terminante decisión que en ese sentido adopte
al menos uno de ellos, materializada en «un acto que así lo
exteriorice de manera inequívoca»9.

Solo en presencia de una determinación de tal entidad,


que elimine todo rastro de permanencia o singularidad,
puede configurarse el supuesto de extinción volitiva de la
unión marital de hecho, y por ello el legislador reservó a ese
específico suceso (cuando se trata de extinción voluntaria de
la relación) el inicio del término prescriptivo de la acción de
disolución de la sociedad patrimonial de hecho derivada del
vínculo marital.

Conforme al artículo 8 de la Ley 54 de 1990, «[l]as acciones


para obtener la disolución y liquidación de la sociedad patrimonial entre
compañeros permanentes, prescriben en un año, a partir de la
separación física y definitiva de los compañeros, del matrimonio
con terceros o de la muerte de uno o de ambos compañeros». Las dos

últimas hipótesis no ofrecen mayor inconveniente, puesto


que se trata de hechos objetivos que conforme a las leyes
nacionales tienen plenamente determinada la fecha de

7
Cfr. CSJ SC16891-2016, 23 nov.
8
Cfr. CSJ SC, 12 dic. 2011, rad. 2003-01261-01, SC15173-2016, 24 oct., entre otras.
9
Cfr. CSJ SC, 10 abr. 2007, rad. 2001-00451-01.

19
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

ocurrencia, a través de su anotación en los correspondientes


registros civiles de defunción y de matrimonio.

Por el contrario, la separación física y definitiva de los


compañeros exige del juzgador una especial labor valorativa
de los sucesos que rodearon la ruptura marital, para poder
evidenciar el momento en el cual, más allá de las crisis y
devenires propios de las relaciones de pareja, se produce la
ruptura definitiva de quienes estuvieron unidos por el
vínculo more uxorio.

De la propia literalidad de esa primera hipótesis del


artículo 8 -que es la que tiene incidencia en esta actuación-,
emerge con claridad que ni la decisión de terminar la relación
ni la simple separación de cuerpos son suficientes por sí
solas para fulminar la comunidad de vida, ni para abrir paso
a las acciones que de ello se derivan. Tal como ocurre con la
conformación del vínculo, su extinción requiere una tajante
decisión y una inequívoca demostración.

La exigencia de una connotación definitiva de la


ruptura hace referencia a ese primer elemento volitivo de la
separación, en la medida en que apunta propiamente a una
sincera y firme convicción de que la relación ha llegado a su
fin. Es solo cuando se llega a tal grado de resolución, y se
exterioriza con muestras de equiparable contundencia, que
la unión irreversiblemente se termina y la sociedad de bienes
se disuelve.

20
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

El acaecimiento de esa condición debe poderse verificar


con razonable certidumbre; pues sólo en ese caso perderán
relevancia para ese vínculo primigenio los acercamientos que
en el futuro pudieran ocurrir entre los excompañeros, los
cuales, en un escenario de semejante envergadura, no
elongarían la unión inicial, sino que, a lo sumo podrían dar
vida a una nueva.

Es usual que una ruptura definitiva no ocurra de


manera instantánea; muchas veces es el resultado de un
consecutivo fracaso de los esfuerzos que acomete la pareja
por mantener la relación. En tales eventos, mientras subsista
un interés conjunto por enmendar los lazos deteriorados -
pero inacabados-, el ordenamiento asume que el vínculo se
mantiene. Así mismo, cuando al menos uno de los
compañeros decide separarse, y actúa de conformidad y de
manera inequívoca, el lazo se extingue y el plazo extintivo
empieza a andar.

La seguridad jurídica demanda definición y ello implica


que «el sujeto de un ordenamiento debe poder saber con claridad y de
antemano aquello que le está mandado, permitido o prohibido»10.

Justamente por ello, para evitar que las veleidades propias


de las relaciones sentimentales ocasionen la perenne
indefinición de los efectos jurídicos que de ellas dimanan, es
indispensable que ese proceder al que se le atribuya la
terminación de la unión marital evidencie realmente una

10
Cfr. CSJ SC3366-2020, 21 sep.

21
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

irresoluble determinación que permita presumir


objetivamente la finalización de la vida marital.

Solo así se garantiza la seguridad que demandan los


asuntos familiares «en materias tan delicadas como la prescripción
de las acciones vinculadas al finiquito del patrimonio común de los
compañeros, cuyo plazo no puede manejarse en términos contingentes
(…), pues si así fuera, quedaría incierto el momento en el que despuntaría
el plazo prescriptivo, cuyo cómputo, por expresa voluntad del legislador,
quedó condicionado a la configuración de situaciones objetivas
vinculadas a la disolución de la familia estructurada por vínculos
naturales, concretamente a la verificación de uno de los acontecimientos
que integran el aludido trinomio, ex lege»11.

3. El caso concreto.

La Corte centrará su análisis en el primer cargo, toda


vez que tiene vocación de prosperidad. Acometida esa labor,
se concentrará en los medios de convicción sobre los que
ciertamente se vislumbra yerro trascendente en la
apreciación probatoria, dejando de lado aquellos que, pese a
su denuncia por parte del casacionista, no alcanzan dicha
categoría, sin que, por esa razón, sea necesario su estudio a
profundidad.

En ese sentido, debe recordarse que el argumento


basilar de la sentencia impugnada es que la separación física
y definitiva de Francisco Antonio Lopera y Gloria Elena
Franco acaeció el 30 de noviembre de 2017, sin que se haya

11
Cfr. CSJ SC, 1 jun. 2005, rad. 7921.

22
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

logrado acreditar que, con posterioridad a esa data, existió


entre la pareja una reconciliación que desvirtuara el carácter
definitivo de dicha separación.

Sin embargo, las pruebas sobre las que recayeron los


errores fácticos del colegiado daban cuenta, precisamente, de
que, a pesar de la indiscutida crisis marital del año 2017,
sobrevino una posterior reconciliación con miras a la
continuidad de la comunidad de vida, en un esfuerzo de la
pareja por mantener su hogar, misma que desvirtúa el
carácter definitivo de aquella separación.

3.1. Los yerros fácticos en la apreciación de las


pruebas documentales.

3.1.1. En primer lugar, obra en el expediente una


carta de amor12, manuscrita por el señor Francisco Antonio
Lopera Gil y fechada el 22 de abril de 2018, cuyo contenido
material es del siguiente tenor:

«Rionegro 22 abril 2018.


Muñeca estoy feliz, que bueno fue llegar acá. Volví a sentir tu calor,
tus labios mojados y ricos, sentí que el amor está por ensima (sic)
de todo, quiero tener el noviazgo que no tubimos (sic), hacer la
pareja que no fuimos, darle a nuestro hogar el espacio que las
niñas quieren. Hoy sé que te amo.
Antonio».

En la sentencia impugnada se evidencia un primer


yerro consistente en la alteración del contenido material de

12
Manuscrito así denominado en el memorial de traslado de excepciones y en la sentencia impugnada.
El documento obra a folio 448 del cuaderno principal.

23
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

la prueba, al afirmar que en la carta se decía «quiero tener el


noviazgo que nos debemos, hacer la pausa que no hicimos, darle a
nuestro hogar el espacio que las niñas quieren», lo cual dista de su

real tenor, antes transcrito en su integridad.

Lo trascendente es que, además de la alteración del


contenido -que puede afectar la correcta interpretación del
escrito-, el ad quem consideró esta prueba irrelevante en la
medida en que, a su juicio, se limitaba a consignar los
anhelos y expectativas del convocado y no lo que para ese
momento era la realidad que estaba viviendo la pareja.

Sin embargo, la constatación objetiva del contenido


integral de la misiva dirigida por Francisco Antonio a Gloria
Elena evidencia la existencia de (i) el contacto físico entre la
pareja, (ii) los sentimientos de amor del demandado y, (iii) su
firme intención de mantener la relación marital y la
comunidad de vida, al hacer referencia a «nuestro hogar».

En tal virtud, al entender que el manuscrito se limita a


consagrar los anhelos del demandado, se está cercenando el
tenor de un documento que contiene, además de dichos
anhelos, información objetiva sobre hechos concretos que
estaban teniendo ocurrencia entre la pareja para el 22 de
abril de 2018.

3.1.2. Obra también comunicación de fecha 26 de


abril de 201813, en la que la señora Gloria Elena Franco

13
Folio 381 cuaderno principal.

24
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

solicita a su abogado retirar la demanda de declaración de


unión marital de hecho que había presentado en noviembre
de 2017, debido a la reconciliación de la pareja y a su
consecuente decisión de conservar su comunidad de vida. El
contenido de la comunicación es del siguiente tenor:

«Medellín, 26 abril 2018.


Doctor
OSCAR JAIME QUINTERO VARGAS
E.S.D

Respetado Doctor:

De antemano agradezco la diligencia con que fui asesorada por


usted y el empeño que puso en mi representación al presentar la
demanda de declaración de existencia y disolución de la unión
marital de hecho, que al día de hoy sostengo con el señor
Francisco Antonio Lopera.

Por medio de esta misiva, ratifico lo que le manifesté


telefónicamente el día 26 de abril de los corrientes, sobre mi
decisión de retirar la demanda que presentó usted en mi nombre
y en contra de mi precitado compañero. Las razones que me
mueven a ello son de orden estrictamente personal y familiar,
pues, tal y como se lo comenté, mi pareja y yo logramos
conciliar nuestras diferencias y hemos decidido conservar
nuestro hogar y luchar por la armonía familiar y el
bienestar de nuestras hijas.

Así las cosas, le solicito respetuosamente retirar la demanda de


declaración de existencia y disolución de la unión marital de hecho
que presentó en mi nombre ante el Juzgado Sexto de Oralidad en
Familia de Medellín y solicitar al juez de conocimiento que profiera
auto no solo para autorizar el retiro, sino también para ordenar el
levantamiento de las medidas cautelares que lograron
materializarse, sin que se genere la posibilidad de pago alguno de
perjuicios, pues mi pareja no está interesada en dicha
regulación. (…)». (Resaltado propio)

Conforme a las instrucciones de su mandante, el


apoderado radicó memorial de retiro de la demanda el día 18

25
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

de mayo de 201814, adjuntando para conocimiento del


despacho de instancia la comunicación de 26 de abril antes
referida.

Así mismo, reposa en el expediente un segundo


memorial15, suscrito por la señora Gloria Elena Franco y
coadyuvado por Francisco Antonio Lopera, quienes en el
mismo folio estampan sus firmas, la del convocado, incluso,
con presentación personal ante notaría fechada el 16 de
mayo de 2018, y cuyo contenido es el siguiente:

«Señora
JUEZ SEXTA DE FAMILIA DE ORALIDAD
Medellín

(…)

ASUNTO: RENUNCIA A PROCESO Y COADYUVANCIA DEL


DEMANDADO

GLORIA ELENA FRANCO BUSTAMANTE, (…) me dirijo a usted


señora Juez, para manifestarle mi decisión libre y voluntaria de
RENUNCIAR AL PROCESO DE DECLARACIÓN DE EXISTENCIA Y
DISOLUCIÓN DE UNIÓN MARITAL DE HECHO que cursa en su
despacho. Las razones que me motivan son de orden
estrictamente personal y tienen que ver con que mi pareja y
yo nos reconciliamos y hemos decidido luchar por la
armonía familiar y el bienestar de nuestras hijas.
(…)

Así las cosas, le solicito respetuosamente aceptar la RENUNCIA al


proceso y proferir auto para ordenar el levantamiento de las
medidas cautelares que lograron materializarse, sin que se genere
la posibilidad de pago alguno de perjuicios, pues mi pareja no
está interesada en dicha regulación, como lo manifiesta a
continuación en su coadyuvancia.

14
Folio 380 cuaderno principal.
15
Folio 445 cuaderno principal.

26
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

Agradezco su atención,

Atentamente

GLORIA ELENA FRANCO BUSTAMANTE

Coadyuvo,

FRANCISCO ANTONIO LOPERA GIL, mayor de edad y domiciliado


en Medellín, identificado como aparece al pie de mi
correspondiente firma, en mi calidad de demandado dentro del
proceso de la referencia manifiesto a Usted Señora Juez, que
renuncio al cobro de las costas que se hayan generado con este
proceso debido a que con las medidas cautelares materializadas
en mi contra no se me generó ningún perjuicio.

Atentamente,
FRANCISCO ANTONIO LOPERA GIL». (Resaltado propio)

Estas pruebas, relacionadas con el primer proceso


declarativo iniciado por la demandante, no fueron tenidas en
cuenta por el ad quem como indicativas del restablecimiento
de la relación, por considerar que no contenían
manifestación proveniente del demandado en la que aceptara
la reconciliación con su pareja.

Sin embargo, al valorar estos memoriales, la colegiatura


sostuvo que «aunque el proceso terminó luego de que aquel [el
demandado] aceptara los argumentos expuestos en el escrito
mencionado y finalmente decidiera no reclamar las costas, es lo cierto
que la supuesta reconciliación no surtió efectos porque, como ya se ha
dicho y se ahondará más adelante, la relación ya estaba lacerada».

Llama la atención que, en su labor de constatar si la


separación de 2017 fue definitiva, el Tribunal descartó la
fuerza de convicción de estos documentos porque no
contenían una aceptación del demandado respecto a la

27
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

reconciliación, como si aquella sólo pudiera acreditarse por


medio de una confesión. Pero, además, surge patente la
contradicción cuando se le resta mérito a tales pruebas por
no contener admisión del convocado, pero al mismo tiempo
se reconoce que el primer proceso terminó después de que
el señor Lopera Gil aceptara los argumentos contenidos
en el escrito presentado por Gloria Elena, en el que
expresamente informaba al despacho sobre la reconciliación
de la pareja y la decisión de mantener su hogar y su
comunidad de vida.

Pues bien, el ad quem debió valorar los escritos en su


integridad y no limitar los efectos de la coadyuvancia a un
tema de costas, pues de esa manera cercenó el alcance
probatorio del documento. Nótese que aquella se presentó en
el mismo memorial y se respaldó con la firma autenticada del
demandado, por lo que, más allá de la renuncia a costas en
virtud de la materialización de las cautelas, es claro que el
señor Lopera Gil aceptó que la renuncia al proceso se hacía
con motivo de la reconciliación de la pareja.

El demandado coadyuvó en su totalidad el escrito que


contiene las razones del retiro de la demanda, pues lo
respaldó con su firma sin condicionamiento alguno y sin
presentar oposición frente a la declaración de motivos
expuesta por la señora Franco Bustamante; recuérdese que
se trata de un único documento suscrito por ambas partes,
que no podía ser fraccionado por el Tribunal sin incurrir en
un error de hecho por cercenamiento de la prueba.

28
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

3.1.3. Por otra parte, existió tergiversación de la


prueba documental consistente en la constancia de
alojamiento en el hotel NH Royal Cali los días 4, 5 y 6 de
noviembre de 201716, puesto que el colegiado afirmó que el
documento contentivo de la reserva indicaba que se trataba
de dos habitaciones, pues en la reserva se especifica
«Ocupación Ad: 2 (…) Ocupación CH: 2», de donde no podía colegirse

que la pareja compartiera lecho.

Verificado el contenido material del documento que da


cuenta de dicha reserva hotelera, se encuentra la siguiente
información:

«Fecha llegada: 04.11.2017 Hora: 00:00


Fecha salida: 06.11.2017 Hora: 00:00 Noches: 2
Tipo de habitación: Jr. Suite Double.
Ocupación AD: 2
Ocupación JU: 0
Ocupación CH: 2
Ocupación BB: 0
Huésped 1: LOPERA GIL, FRANCISCO ANTONIO
Huésped 2: FRANCO BUSTAMANTE, GLORIA ELENA
Huésped 3: LOPERA FRANCO, LUCIANA
Huésped 4: LOPERA FRANCO, AMELIA».

De ahí que lo que en realidad dice la prueba es que entre


los días 4, 5 y 6 de noviembre de 2017, la familia Lopera
Franco se alojó en el hotel NH Royal de la ciudad de Cali, en
una habitación tipo suite junior doble, que fue ocupada por
dos adultos y dos niñas, cuyos nombres se indican en el
documento. Visto el tenor literal del documento, no hay en él
información alguna que permita sostener que se trató de dos

16
Documento obrante a folio 438 del cuaderno principal.

29
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

habitaciones diferentes, lo que evidencia la alteración del


contenido material de este medio de convicción.

Pero, además de la tergiversación de la prueba, no era


procedente que el Tribunal se apoyara en ella para descartar
la continuidad de la relación con posterioridad al 30 de
noviembre de 2017, toda vez que el documento da cuenta de
hechos sucedidos con anterioridad a esa fecha (4, 5 y 6 de
noviembre de 2017), cuando para el mismo juzgador aún
subsistía el vínculo marital.

Por otra parte, si bien la constancia de la reserva


hotelera correspondiente al mes de noviembre de 2017 fue
tergiversada, la prueba documental consistente en la
constancia de alojamiento en el hotel NH Royal Cali los días
4, 5 y 6 de mayo de 2018 17, fue pretermitida por el ad quem,
quien no hizo referencia alguna a esta probanza, a la que se
hizo expresa referencia al sustentar el recurso de apelación y
que fue legalmente incorporada al proceso.

El tenor del documento antes referido es el siguiente:

«Fecha llegada: 04.05.2018 Hora: 00:00


Fecha salida: 06.05.2018 Hora: 00:00 Noches: 2
Tipo de habitación: Jr. Suite Double.
Ocupación AD: 2
Ocupación JU: 0
Ocupación CH: 2
Ocupación BB: 0
Huésped 1: LOPERA GIL, FRANCISCO ANTONIO
Huésped 2: FRANCO BUSTAMANTE, GLORIA ELENA
Huésped 3: LOPERA FRANCO, LUCIANA

17
Documento obrante a folio 440 del cuaderno principal.

30
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

Huésped 4: LOPERA FRANCO, AMELIA».

La prueba preterida muestra que los días 4, 5 y 6 de


mayo de 2018, la pareja Lopera Franco compartió con sus
hijas una habitación junior suite doble, esto es, el mismo tipo
de alojamiento que compartieron del 4 al 6 de noviembre de
2017, cuando se acepta que la unión marital estaba vigente.

3.2. Los yerros fácticos en la apreciación de las


declaraciones de parte y de terceros.

3.2.1. Al analizar el reparo concreto relacionado con


el error en la valoración probatoria del a quo en virtud del
cual se fijó la fecha de terminación de la unión el 30 de
noviembre de 2017, el Tribunal valoró las distintas
declaraciones, tanto de las partes como de terceros, de donde
concluyó:

(i) Que ninguno de los testimonios de la parte actora


era útil para determinar la fecha de terminación
debido al poco conocimiento, contradicción o
confusión de los declarantes 18.
(ii) Que todas las personas que declararon
sostuvieron que el demandado continuó yendo al
apartamento común para visitar a sus hijas, pero
sin intención romántica con la actora19.

18
Sobre el particular afirmó el juzgador: «frente a los testimonios traídos a juicio por la parte
demandante, se tiene que verdaderamente ninguno de ellos cuenta con la credibilidad suficiente para
establecer la fecha de terminación de la unión marital de hecho objeto de las pretensiones».
19
Sostuvo el Tribunal: «todas las personas que declararon en el proceso dejaron claro que el señor
Francisco Antonio Lopera Gil continuó yendo al apartamento en el que vivió con Gloria Elena Franco
Bustamante y que incluso ocasionalmente amanecía allí, pero que lo hacía sin ninguna intención
romántica o marital respecto a quien fuera su compañera, sino para visitar a sus hijas y permanecer

31
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

(iii) Que el demandado siempre fue consistente a la


hora de aseverar que la unión marital que sostuvo
con la demandante cesó en noviembre de 201720.

Estas conclusiones están precedidas por ciertos yerros,


trascendentes en el sentido del fallo que se exponen a
continuación.

3.2.2. El Tribunal descartó las declaraciones de Luz


Raquel Sánchez, Adriana María Londoño, Gladys Irene
Franco y Wilson Albeiro Franco, por considerar que «ninguna
de dichas declaraciones es útil para determinar la fecha de terminación
de la unión marital de hecho, dado el poco conocimiento, contradicción o
confusión al respecto, expuesta por cada uno de los declarantes
reseñados».

Sin embargo, encuentra la Sala que tales calificativos


no pueden extenderse a la declaración de Gladys Irene
Franco Bustamante, quien al deponer sobre los hechos dio
cuenta de un importante grado de cercanía y conocimiento
de la pareja Lopera Franco y, lejos de entrar en
contradicciones o confusiones, ofreció una declaración firme
y consistente respecto a lo que fue la comunidad de vida de
los compañeros y la persistencia de la relación para el año
2018.

cerca de ellas, lo que claramente explicaría la razón por la cual decidió mantener algunas de sus
pertenencias en dicha vivienda».
20 A juicio del colegiado, «Al contrario, el demandado siempre fue consistente a la hora de aseverar

que la unión marital que sostuvo con la demandante cesó en el mes de noviembre de 2017».

32
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

Esa declaración fue calificada en la sentencia de «poco


asertiva y contradictoria», debido a que, al hablar sobre la fecha

de terminación de la unión marital, «en ocasiones refirió a


diferencias definitivas entre los compañeros a finales de 2017, luego
indicó que la unión había durado hasta finales de 2018 y finalmente
acabó indicando que la convivencia había terminado con la presentación
de la segunda demanda en el año 2019».

Sin embargo, dicha conclusión no se desprende


objetivamente de la declaración referida, puesto que la testigo
jamás hizo referencia a diferencias definitivas a finales de
2017 ni sostuvo en modo alguno que la convivencia hubiese
terminado con la presentación de la segunda demanda en
marzo de 2019, lo que hace relucir la alteración del contenido
material del medio de convicción por parte del colegiado.

A lo largo de la declaración, la testigo reiteró en varias


oportunidades que la relación de pareja se mantuvo durante
el año 2018:

«Pregunta: ¿tiene usted conocimiento desde qué época y hasta qué


época su hermana Gloria Elena convivió como pareja bajo el mismo
techo con el señor Francisco Antonio?
Respuesta: señor juez, la convivencia inició en el año 2004, luego
vino su primer hijo (…) y luego estuvieron juntos hasta el año 2018.
(…)
Pregunta: ¿y hasta qué mes del año 2018 le consta que su
hermana Gloria Elena conviviera como pareja como el señor
Francisco Antonio bajo el mismo techo?
Respuesta: ellos estuvieron juntos hasta finales del 2018,
recuerdo porque diciembre es una época de especial importancia
para compartir, y hasta diciembre estuvieron compartiendo,
estuvieron juntos por eventos propios de las celebraciones pues de
diciembre.

33
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

Pregunta: ¿y para esa época le consta que el señor Francisco


Antonio y su hermana Gloria Elena vivieran como tal bajo el mismo
techo?
Respuesta: señor juez, ellos tuvieron diferencias y permanecían,
ósea tuvieron diferencias que yo recuerde en el 2017, y yo he sido
muy cercana a mi hermana y supe que hasta el 2018 estuvieron
juntos, yo decirle si don Antonio se fue el 30 el 31 el 2 de diciembre,
no (…)».

La testigo también dio cuenta de que, efectivamente,


hubo diferencias entre los compañeros tanto en noviembre
de 2017 como en la semana santa de 2018, pero reafirmando
la continuidad de la relación para esa anualidad:

«Pregunta: afirma el señor Francisco Antonio que no es cierto que


ellos se hayan separado en el 2018 ni menos a diciembre de ese
año, sino que esa separación definitiva se dio en el año 2017 y un
poco más concretamente en noviembre del año 2017. De eso qué
conocimiento tiene usted y qué le consta.
Respuesta: ay señor juez, pues con profundo respeto yo creo que
hay una imprecisión enorme de parte del señor Antonio en las
fechas, porque por esa cercanía con mi hermana (…) yo tengo
muchos eventos del año 2018 que dan cuenta de estar juntos, por
ejemplo, que recuerde, mi hermana estuvo paseando en Tierra
Santa en agosto del 2018, estaban juntos, don Antonio la apoyó
económicamente con el viaje; recuerdo diciembre que fuimos a la
casa de mi madre en Barbosa a compartir, ella estuvo con nosotros
luego nos dijo que iba para la finca de Antonio (…), entonces para
mi hablar del 2017 es darle un corte a una ruptura que no se
compadece con la verdad.
(…)
Pregunta: voy a preguntarle a la señora Gladys si ella durante todo
este tiempo, estos catorce años tuvo conocimiento de que en marzo
de 2018 se hubiera presentado algún problema entre Francisco y
Gloria, y qué fue lo que sucedió o lo que recuerda que haya
sucedido.
Respuesta: en marzo, sí, yo sé que ellos tuvieron unas dificultades
y don Antonio se molestó y creo que retiró una parte de su
vestuario de la casa, pero ellos siguieron pues, pero eso fue, si, es
que eso fue como por semana santa pero no sé si cayó
exactamente en marzo o parte de abril».

34
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

Finalmente, debe relievarse que la testigo no afirmó que


la convivencia hubiese finalizado en la fecha de presentación
de la segunda demanda, como erradamente lo concluyó el
Tribunal, por el contrario, refirió no saber a ciencia cierta la
fecha en que el demandado dejó el hogar común y señaló que,
para ella, la presentación del segundo libelo significó el punto
final definitivo en el que ambos miembros de la pareja
entendieron que debían finiquitar sus asuntos, y que signa
para ella como familiar la época definitiva de ruptura de una
relación que había perdurado durante el año 2018:

«(…) yo decirle si don Antonio se fue el 30 el 31 el 2 de diciembre,


no, yo lo que le puedo decir es que la ruptura definitiva en mi
comprensión de esta historia tan incómoda, porque nunca hubiera
querido que llegara a los estrados judiciales es que la ruptura se
da definitiva a partir de la presentación de esta segunda
demanda.
(…)
Pregunta: y luego de ese evento de marzo que nos está indicando,
¿hubo alguna otra vez que usted o se enterara o hubiera visto a
Antonio y a Gloria Juntos?
Respuesta: si claro, es que en realidad para mí la ruptura si se
puede llamar pues definitiva de esta relación fue cuando se
presentó esta segunda demanda, creo que eso fue como un corte
ya y fue el punto final y ya fue donde Don Antonio y también mi
hermana entendió pues que iban a finiquitar, pero hasta 2018
había una unión de pareja y había una relación de pareja.
(…)
Pregunta: ¿cómo le explica usted al despacho que haya referido en
respuestas anteriores que la relación se terminó para el momento
de presentación de la segunda demanda, pero en otras respuestas
haya dicho que estuvieron juntos hasta diciembre de 2018?
Respuesta: muy fácil doctora, es que el hecho de que hayan estado
juntos no significa que no hayan tenido conflictos y que eso haya
motivado decisiones importantes por parte de mi hermana».

La evidencia del yerro en el que incurrió el ad quem, y


que es fruto de la alteración del contenido material de la

35
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

prueba, se hace evidente en la transcripción de lo declarado


por la deponente cada vez que se indagó sobre la finalización
del vínculo marital, especialmente, la tergiversación en la que
incurre el colegiado cuando afirma que la testigo sostuvo que
en 2017 hubo una separación definitiva y que el cese de la
convivencia se dio en marzo de 2019, cuando aquello nunca
fue sostenido por la declarante.

3.2.3. Por otra parte, afirmó el colegiado que todas


las personas que declararon en el proceso sostuvieron que el
demandado seguía yendo al hogar común, pernoctando
incluso, pero sin intenciones amorosas con Gloria Elena, lo
que explica que en marzo de 2018 hubiese retirado algunas
de sus pertenencias de dicho inmueble. Sin embargo, incurre
el juzgador en una inadmisible generalización, pues la verdad
es que dicha explicación sólo se encuentra en el
interrogatorio de parte del demandado y en dos de los
testimonios recaudados.

Constatadas las declaraciones de los ocho testigos que


comparecieron al proceso, se encuentra que sólo dos de ellos,
a saber, Isabela Lopera Tobón y Margarita María Valencia,
hablaron de las visitas del demandado al hogar común para
visitar a sus hijas, de modo que al extender la conclusión a
todas las personas que declararon, el juzgador presenta como
homogéneas y concordantes las declaraciones en ese sentido,
cuando tales afirmaciones sólo provinieron de dos testigos,
mientras que los demás ninguna afirmación hicieron sobre el
particular, lo que implica una alteración del contenido

36
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

material de las declaraciones en las que nada se dijo sobre el


asunto.

3.2.4. También se evidencia un error de


apreciación del interrogatorio de parte del demando21,
respecto del cual señaló la magistratura que «siempre fue
consistente a la hora de aseverar que la unión marital que
sostuvo con la demandante cesó en el mes de noviembre de 2017».

A pesar de esa contundente afirmación, lo cierto es que


durante el interrogatorio de parte, el demandado nunca
sostuvo que la unión marital cesó en noviembre de 2017; por
el contrario, las fechas a las que hizo referencia sobre el
particular fueron las siguientes: (i) principios de 2017, para
decir que desde ese entonces no mantiene relaciones
sexuales con la demandante, (ii) finales de abril de 2017,
cuando dejaron de compartir habitación, (iii) agosto y
septiembre de 2017, cuando sacó de la casa dos maletas y
un costal con zapatos, y (iv) marzo de 2018, específicamente
al jueves santo, reconociendo haber retirado varias de sus
pertenencias del apartamento común.

Afirmar que hubo consistencia en las aseveraciones del


demandado en su interrogatorio de parte respecto al cese de
la unión marital en noviembre de 2017, cuando en dicha
diligencia no hubo referencia alguna a esa data, pone de
presente el error de hecho alegado, al alterar el contenido
material de la prueba.

21
Interrogatorio de parte de Francisco Antonio Lopera Gil, audiencia de 2 de septiembre de 2021,
archivo “ii. Continuación audiencia de conciliación, decreto de pruebas e interrogatorios de parte”,
minuto 0:56:10 en adelante, cuaderno de primera instancia.

37
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

3.2.5. Los medios de convicción hasta aquí reseñados


fueron inadecuadamente apreciados por el juzgador, yerros
que impidieron evidenciar la posterior reconciliación de la
pareja en un esfuerzo por mantener su hogar, lo que descarta
sin duda alguna que la separación que el Tribunal encontró
probada para noviembre de 2017, hubiese sido definitiva.

3.3. La trascendencia de los yerros

La trascendencia de los yerros en el sentido del fallo es


evidente, puesto que impidieron al ad quem constatar que la
crisis de la pareja acaecida en el año 2017 no fue definitiva,
que las pruebas no muestran de manera uniforme y
contundente una fecha puntual de cese de la convivencia y
de la relación marital, y que con posterioridad a la primera
demanda presentada en noviembre de 2017, sobrevino la
reconciliación de los compañeros en un esfuerzo conjunto,
tendiente a mantener su comunidad de vida.

La indebida apreciación de las pruebas reseñadas llevó


al juzgador a atribuir la característica de definitiva a una
separación que no tuvo tal entidad, lo cual conllevó la
declaratoria de prescripción de la acción de declaratoria de
la sociedad patrimonial de hecho, lo que tiene serias
consecuencias patrimoniales para las partes.

La trascendencia en el sentido del fallo salta a la vista,


pues de haber apreciado adecuadamente los medios de
convicción, se habría tenido como cierta la reconciliación
posterior de la pareja y se habría fijado como fecha de

38
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

terminación de la unión marital, al menos, la señalada por la


parte actora en su libelo introductor, lo que habría impedido
despachar favorablemente la excepción de prescripción.

4. Conclusiones.

La demandante sostuvo que el ad quem había incurrido


en errores de hecho en la apreciación de varios medios de
convicción, logrando acreditar algunos de ellos, que a la
postre son trascendentes en el sentido del fallo, pues tienen
que ver con la reconciliación de la pareja con posterioridad al
30 de noviembre de 2017.

Así las cosas, la Sala casará parcialmente la sentencia


del Tribunal, dados los yerros de juzgamiento relacionados
con la fecha de finalización de la unión marital de hecho y la
consecuente declaratoria de prescripción de la acción de
disolución y liquidación de la sociedad patrimonial, siendo
imperativo dictar el fallo de reemplazo en los términos del
artículo 349-2 del Código General del Proceso.

SENTENCIA SUSTITUTIVA

1. Control de legalidad.

Se encuentran reunidos los supuestos de orden


procesal, esto es, los presupuestos procesales de la acción
traducidos en jurisdicción, competencia, capacidad para ser
parte, capacidad para comparecer, demanda en forma y no
caducidad de la acción, al igual que los presupuestos

39
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

materiales para la sentencia de fondo estimatoria


consistentes en legitimación en la causa e interés para obrar,
y no existen irregularidades que comprometan la validez de
lo actuado, por lo que se decidirá de fondo el presente asunto.

2. Delimitación del asunto a resolver.

Aunque la Sala encontró procedente casar la sentencia


del Tribunal, lo cierto es que los efectos de esa determinación
son parciales, pues solo implican el quiebre de la disposición
conforme a la cual se determinó el hito final del vínculo
marital y la consecuente prosperidad de la excepción de
prescripción.

En todo lo demás, la sentencia permanece incólume y,


por lo tanto, conserva plenos efectos respecto a la resolución
de los reparos concretos elevados por el demandado y, al
cuestionamiento consistente en la falta de regulación de
alimentos y visitas propuesto por la actora, toda vez que tales
asuntos no fueron combatidos en casación.

3. La sentencia del juez a quo.

Mediante sentencia de 2 de septiembre de 2021, el


Juzgado Quinto de Familia de Medellín reconoció la
existencia de la unión marital de hecho entre Gloria Elena
Franco Bustamante y Francisco Antonio Lopera Gil, entre el
30 de septiembre de 2004 y el 30 de noviembre de 2017.

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Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

El a quo encontró probada la existencia de la


comunidad de vida permanente y singular entre las partes,
unión que fue reconocida en su medio familiar y social y que
inició en el mes de septiembre del año 2004.

Sin embargo, frente a la separación definitiva de la


pareja, si bien la demandante sostiene que ocurrió en marzo
de 2018, del interrogatorio de parte y los testimonios de la
pasiva se desprende que la relación estaba deteriorada para
el año 2017 y que finalizando ese año el señor Lopera Gil se
trasladó al apartamento de los Balsos, poniendo punto final
al vínculo marital. La reconciliación alegada por la actora no
se probó, toda vez que el memorial de retiro de la primera
demanda por sí solo no tiene la virtualidad de acreditar este
hecho, pues ello debía ser corroborado con otros medios de
prueba, lo que no se logró.

Así las cosas, la demandante no demostró que la


separación definitiva se haya producido a finales del mes de
marzo de 2018, pues cuando presentó la primera demanda
ya para ella la relación estaba acabada y fue esa la razón que
la motivó a iniciar dicho proceso. Si bien con posterioridad
vinieron intentos de reconciliación, no se concretaron, pues
la relación ya estaba completamente resquebrajada y, en
consecuencia, fue intención de los compañeros darla por
terminada en el mes de noviembre de 2017.

4. Recurso de apelación.

41
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

Los reparos concretos de la apelante, en lo que interesa


a la sentencia sustitutiva, se concretan en la indebida
valoración probatoria que conllevó la declaración de la
prescripción, puesto que se dio credibilidad a las
declaraciones de la parte demanda sin contrastar con los
documentos obrantes en el expediente y con las
declaraciones aportadas por la actora.

Así mismo, se acusa al a quo de desconocer la


jurisprudencia de esta Corporación sobre la prescripción de
la acción de disolución y liquidación de la sociedad
patrimonial de hecho, en la medida en que se ha reconocido
que la separación de los compañeros debe ser definitiva, pues
no cualquier distanciamiento tiene la virtualidad de poner fin
a la unión marital de hecho.

5. Análisis de los reparos.

5.1. En el caso que ocupa la atención de la Corte, está


suficientemente acreditado que, para el segundo semestre
del año 2017, la pareja Lopera Franco vivió una crisis que los
llevó a tomar algunas decisiones, como el retiro de algunas
pertenencias del demandado del hogar común y el inicio del
proceso declarativo de unión marital de hecho por parte de
la demandada, lo que dio origen al distanciamiento de la
pareja.

Sin embargo, la señora Gloria Elena Franco ha


sostenido desde la demanda que la relación de pareja
continuó durante el año 2018, fijando en su libelo el día 29

42
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

de marzo de ese año como fecha de finalización de la unión


marital, porque según indicó, en esa data el señor Lopera Gil
retiró sus pertenencias del apartamento común y decidió fijar
su residencia separada. El demandado ha aceptado que ese
día retiró algunas de sus pertenencias de dicho inmueble,
pero afirmando que la relación de pareja había finalizado el
año inmediatamente anterior.

Ahora bien, habiéndose alegado la existencia de una


posterior reconciliación, es menester indagar a profundidad
sobre aquella, pues conforme lo establece el artículo 8 de la
Ley 54 de 1990, el inicio del término prescriptivo de la acción
de disolución y liquidación de la sociedad patrimonial de
hecho sólo empieza a correr cuando se da la separación física
y definitiva de los compañeros.

5.2. Si bien el señor Francisco Antonio Lopera Gil y sus


testigos fueron enfáticos en señalar que la convivencia cesó
en el año 2017, la señora Gloria Elena Franco Bustamante
señaló, junto con sus testigos, que la relación de pareja se
mantuvo durante el año 2018, a pesar de las dificultades
experimentadas en la anualidad anterior.

Es sabido que cuando el juzgador se encuentra ante dos


grupos de testigos que sostienen posturas opuestas, éste
puede, en virtud de su autonomía, inclinarse por uno u otro,
sin que ello constituya un error de juzgamiento:

«(…) cuando se enfrentan dos grupos de testigos, el juzgador puede


inclinarse por adoptar la versión prestada por un sector de ellos,
sin que por ello caiga en error colosal, único que autorizaría el

43
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

quiebre de la sentencia, pues “...‘en presencia de varios testimonios


contradictorios o divergentes que permitan conclusiones opuestas o
disímiles, corresponde a él dentro de su restringida libertad y
soberanía probatoria y en ejercicio de las facultades propias de las
reglas de la sana crítica establecer su mayor o menor credibilidad,
pudiendo escoger a un grupo como fundamento de la decisión
desechando otro’ (G.J. tomo CCIV, No. 2443, 1990, segundo
semestre, pág. 20)». (CSJ, SC 26. jun. 2008, rad 00055-01).

5.3. Sin embargo, esta elección sólo puede hacerse en


el marco de un ejercicio de valoración conjunta de los medios
de prueba, pues solo el análisis integral del acervo probatorio
con base en las reglas de la experiencia y la sana crítica
permitirá determinar cuál de las posiciones defendidas por
unos y otros testigos encuentra mayor respaldo en el resto
del caudal demostrativo obrante en el proceso y, por ende,
cuál otorga al juzgador un mayor grado de convicción.

Por la importancia de esta vital labor, y dadas las


particularidades del caso que ocupa la atención de la Corte
en sede de instancia, vale la pena hacer especial mención del
principio de apreciación conjunta de las pruebas, consagrado
en el artículo 176 del estatuto procesal y que es guía de la
actividad valorativa del juzgador.

De antaño esta Corporación ha considerado:

«(…) esa labor [la apreciación de las pruebas] para que sea cabal,
tiene que realizarse a partir de la comparación reciproca de los
distintos medios, con el propósito fundamental de averiguar por
sus puntos de convergencia o de divergencia respecto de las varias
hipótesis que en torno a lo que es materia del debate puedan
suscitarse. Establecidos los aspectos en los cuales las pruebas
concuerdan, o se contradicen, el juzgador se podrá dirigir a
concretar aquellos hechos que, en su sentir, hubieren quedado

44
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

demostrados como fruto de la combinación o agrupación de los


medios, si es que en estos nota la suficiente fuerza de convicción
para ese propósito.

De ahí que se haya dicho, con razón, que la cuestión concerniente


al mérito de las pruebas debe ser examinada desde un doble punto
de vista pues ha de serlo no solo en cuanto al medio en sí, sino
también con base en su cotejo con los restantes y siempre en
función de la visión sistemática que arroje el material probatorio.
Por eso es posible que medios que, considerados en sí mismos, no
sean susceptibles de reproche, no obstante, al tratar de
conectarlos con las otras piezas probatorias, pierdan toda
importancia; pero, también es posible que cuando se los contempla
de una manera aislada no se les halle mayor significación, al
unirlos o interrelacionarlos con otras pruebas, aflore todo su grado
de persuasión para la elaboración del trazado fáctico del proceso.

Este principio de la apreciación en conjunto de las pruebas es un


complemento natural del método adoptado por el Código en el
mismo artículo 187 para la estimación de aquellas: si, con las
conocidas excepciones legales, el análisis de las pruebas no se
encuentra predeterminado por normas legales que señalen el valor
quo les atañe, sino que debe ser abordado con un criterio
eminentemente lógico y científico, claramente comprensible resulta
quo la susodicha tarea no se puede adelantar dejando de
relacionar los medios en pos de una visión amalgamada o
coherente de los hechos porque, pensado de otro modo, ello
conduciría a que de estos se dé una figuración errática,
fragmentaria o descoordinada». (CSJ, SC 4 mar. 1991, GJ
CCVIII, No. 2447).

Pues bien, una valoración conjunta de los medios de


prueba obrantes en este asunto pone de presente que,
efectivamente, los compañeros permanentes tuvieron una
seria crisis para el año 2017, en virtud de la cual el
demandado retiró varias de sus pertenencias del hogar
común -cosa que ocurrió en el mes de septiembre de esa
anualidad- y la actora promovió proceso declarativo de su
unión marital -iniciado en noviembre del mismo año-.

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Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

La presencia de estas dificultades fue referida por los


testigos Gladys Irene y Wilson Albeiro Franco Bustamante, y
se desprende en forma inequívoca del hecho de haber
promovido la actora demanda declarativa solicitando se
reconociera la existencia de la unión hasta la fecha de
presentación del libelo introductor.

5.4. Ahora, si bien la crisis marital era un hecho para


esa data, las pruebas obrantes en el expediente demuestran
una reconciliación posterior, que resta el carácter definitivo
a la separación acontecida en 2017, como pasa a explicarse.

5.4.1. En primer lugar, se tiene la carta de amor


manuscrita por el demandante y fechada el 22 de abril de
2018, que da cuenta del contacto físico entre la pareja, los
vivos sentimientos existentes y el firme propósito de
recuperar su comunidad de vida y la convicción de su
existencia, al hacer referencia a «nuestro hogar».

5.4.2. Tan sólo cuatro días después, esto es, el 26


de abril de 2018, la demandante dio a su abogado la
inequívoca instrucción de retirar la demanda inicialmente
presentada en virtud de la reconciliación de las partes: «mi
pareja y yo logramos conciliar nuestras diferencias y hemos decidido
conservar nuestro hogar y luchar por la armonía familiar y el bienestar
de nuestras hijas». Esta instrucción fue atendida por el

mandatario a través de memorial radicado el día 18 de mayo


siguiente, al cual se anexó la comunicación de 26 de abril
antes referida.

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Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

5.4.3. De vital importancia en este asunto es el


memorial, suscrito por Gloria Elena Franco y coadyuvado por
Francisco Antonio Lopera, fechado el 16 de mayo de 2018,
que cuenta incluso con presentación personal ante notaría
por parte del convocado. En dicho memorial, la demandante
expuso ante el Juzgado Sexto de Familia de Medellín los
motivos que la llevaban a renunciar al proceso declarativo
iniciado en noviembre de 2017: «las razones que me motivan son
de orden estrictamente personal y tienen que ver con que mi pareja y yo
nos reconciliamos y hemos decidido luchar por la armonía familiar y el
bienestar de nuestras hijas».

Acto seguido y en el mismo escrito, el demandado


coadyuvó la solicitud de la actora, informando que
renunciaba a las costas en la medida en que la
materialización de las cautelas no le había ocasionado
perjuicios. La valoración del documento en su integridad
muestra cómo dicha coadyuvancia se presentó en el mismo
memorial y se respaldó con la firma del demandado, lo que
evidencia que el señor Lopera Gil aceptó que la renuncia al
proceso se hacía con motivo de la reconciliación de la pareja.

Debe relievarse que, con apoyo en las reglas de la


experiencia y la sana crítica, no es posible sostener que una
persona se haya comprometido con la coadyuvancia de un
escrito que contiene afirmaciones contrarias a la verdad y
que le incumben directamente; mucho menos que va a
certificar su respaldo con presentación personal en notaría y
lo va a presentar ante un Juez de la República si el mismo

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Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

documento que apoya contiene falsedades sobre su persona


o sobre su estado civil.

En tal virtud, el retiro de la demanda por parte de la


actora no puede explicarse si no desde la perspectiva de la
franca convicción de haber logrado una reconciliación con su
compañero y de tener ambos el propósito de mantener su
hogar, más aún cuando el demandado respaldó con su firma
la exposición de los motivos que ella hiciera ante el juzgado
y cuando la demandante contaba con un grado de
escolaridad y una asesoría jurídica especializada que le
permitía comprender las consecuencias de dicho acto
procesal.

Además, así como el a quo tuvo en cuenta la primera


demanda presentada por Gloria Elena para desprender de
ahí la finalización de la unión marital, era menester tener en
cuenta lo acontecido con posterioridad en ese mismo trámite
judicial, valorando los memoriales de retiro de la demanda
con motivo de la reconciliación de la pareja, lo que a la postre
puso fin a dicho proceso. Sin embargo, para el juzgador de
primer grado, el documento suscrito por la demandante y
coadyuvado por el demandado no tenía la virtualidad para
demostrar, por sí solo, la existencia de la reconciliación
alegada.

En ese sentido, el error está en considerar que era la


única prueba sobre el particular, puesto que, si bien es una
probanza contundente y que habla por sí sola, obran en el
expediente otros medios de convicción que respaldan lo

48
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

manifestado en ella; como la ya referida carta de amor del


demandado, la misiva dirigida por la actora a su abogado y
las reservas hoteleras correspondientes al mes de mayo de
2018, que valoradas en conjunto muestran, sin duda alguna,
la existencia de una reconciliación entre la pareja.

5.4.4. Respecto a la última prueba mencionada,


recuérdese que obra en el expediente constancia de
alojamiento en el hotel NH Royal Cali los días 4, 5 y 6 de
mayo de 2018, donde la pareja Lopera Franco compartió con
sus hijas una habitación tipo suite junior, exactamente la
misma clase de alojamiento que compartieron del 4 al 6 de
noviembre de 2017, cuando se acepta que la relación marital
estaba vigente, lo que demuestra la continuidad de la
comunidad de vida alegada por la actora.

5.5. Por lo anterior, le asiste razón a la apelante en el


sentido de que las pruebas documentales no fueron
apreciadas en su integridad por el a quo, pues de haberlo
hecho, la valoración conjunta lo habría llevado a concluir
que, si bien existen dos grupos de testigos que exponen
posiciones contradictorias en cuanto a la fecha de
terminación de la unión marital de hecho, las pruebas
documentales obrantes en el expediente demuestran la
existencia de la reconciliación posterior, respaldando así lo
sostenido por la parte actora.

Así las cosas, la adecuada apreciación de estas pruebas


y su valoración conjunta, muestran en forma inequívoca que,
efectivamente, hubo una reconciliación posterior a la crisis

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Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

de pareja, lo que descarta el carácter definitivo de la


separación de 2017, pues solo siendo aquella de tal entidad
podía poner fin a la unión marital de hecho y, en
consecuencia, dar lugar al inicio del plazo prescriptivo.

5.6. Ahora bien, teniendo en cuenta que está


demostrada la existencia de la reconciliación de la pareja en
el primer semestre del año 2018, es necesario verificar
cuando ocurrió la separación física definitiva de los
compañeros con posterioridad a dicha reconciliación.

5.6.1. En primer lugar, encuentra la Sala que, si


bien los testigos del demandado informaron ampliamente
sobre la aceptada crisis del año 2017, no dieron cuenta de lo
ocurrido a nivel personal entre la pareja para el año 2018. Al
ser indagada respecto a situaciones personales de Francisco
Antonio y Gloria Elena, la testigo Diana Isabel Tobón indicó
que no tenía conocimiento de la parte personal del
demandado22, así mismo, el señor Geovany de Jesús Vásquez
informó que desconocía los aspectos personales de la
pareja23.

22 Testimonio de Diana Isabel Tobón, audiencia de 2 de septiembre de 2021, archivo “iv. Audiencia
testigos 2”, minuto 1:43:20 en adelante, cuaderno de primera instancia: «Pregunta: cuéntenos si usted
tuvo conocimiento que en el mes de abril de 2018 el señor Antonio y la señora Gloria hicieron un retiro
de pareja. Respuesta: te aclaro esa situación, cuando me refiero a que tuve cercanía con Antonio me
refiero a la cercanía que puede existir o que exista entre unos papás que tienen unos hijos y que se la
llevan bien, la parte personal de Antonio la verdad no te puedo dar información sobre eso, no puedo
manifestar nada».
23
Testimonio de Geovany de Jesús Vásquez, audiencia de 2 de septiembre de 2021, archivo “iv.
Audiencia testigos 2”, minuto 2:20:10 en adelante, cuaderno de primera instancia: «Pregunta: afirma la
señora Gloria Elena que el señor Francisco Antonio se retira del apartamento donde vivía en patio
bonito al final del mes de marzo del año 2018, y usted afirma o manifiesta que le consta que él ya lo
hacía desde antes de diciembre del año 2017, sobre eso ¿a usted qué le consta y qué tiene que
manifestar? Respuesta: bueno lo único que tengo que manifestar es que cuando él me dijo que sacara
los carros era que ya no vivía más allá, entonces yo saqué los carros y ya me tocaba era estar subiendo
a Balsos Reservados por la blindada o la Tucson que yo manejaba, entonces pues ya él había
manifestado que ya Patio Bonito no, entonces yo dejaba los carros allá, por eso sé, pues íntimamente
las cosas de ellos no lo sé».

50
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

La testigo Margarita María Valencia manifestó que no


podía dar fe de que en el año 2018 la pareja hubiera tenido
alguna relación24; así mismo, la testigo Isabela Lopera dio
cuenta de que desde enero de 2018 visitaba a su padre en su
nueva residencia 25, pero sin ofrecer información respecto a la
posible intimidad de la pareja Lopera Franco.

5.6.2. Respecto a los testigos de la parte actora, se


tiene que la señora Gladys Irene Franco afirmó que
efectivamente para la semana santa de 2018, la pareja tuvo
una discusión y el demandado retiró sus pertenencias del
apartamento de Patio Bonito, pero que durante toda esa
anualidad la relación se mantuvo, refiriendo hechos
específicos acontecidos en los meses de agosto y diciembre
de ese año que daban cuenta de la continuidad de la relación.

Por su parte, el señor Wilson Albeiro Franco aseguró


que para la fecha de notificación de la primera demanda (que
aconteció el 16 de marzo de 2018) la pareja aún convivía en
el apartamento común, y que durante el resto del año 2018
y al menos hasta el mes de diciembre, las partes mantenían
su relación de pareja, aunque reconoció desconocer la época
concreta de la separación definitiva.

Los deponentes no dieron cuenta de una fecha o época


específica de finalización del vínculo con posterioridad a la

24 Testimonio de Margarita María Valencia, audiencia de 2 de septiembre de 2021, archivo “iv.


Audiencia testigos 2”, minuto 40:03 en adelante, cuaderno de primera instancia: «Pregunta: señora
Margarita, ¿usted puede confirmarnos si para el año 2018 usted ya no tuvo conocimiento de lo que
sucedió en la vivienda de guaduales de Patio Bonito, apartamento 901? Respuesta: como relación entre
la señora Gloria y el señor Antonio, no puedo dar fe de que tuvieron algo o no».
25
Testimonio de Isabela Lopera Tobón, audiencia de 2 de septiembre de 2021, archivo “iv. Audiencia
testigos 2”, minuto 03:48 en adelante, cuaderno de primera instancia

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Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

probada reconciliación, ni se extendieron con el detalle


deseable en las circunstancias de tiempo, modo y lugar que
rodearon la separación final, limitándose a indicar que para
diciembre de 2018 las partes seguían siendo pareja.

5.6.3. Los pormenores del alejamiento final


tampoco se encuentran en el interrogatorio de parte de la
demandante ni en las declaraciones de Adriana María
Londoño y Luz Raquel Sánchez, pues mientras la primera no
ofreció mayor información sobre ese hecho, la segunda sólo
se refirió al inicio de la convivencia entre las partes.

En tal virtud, más allá de la acreditada reconciliación


acaecida entre los meses de abril y mayo del año 2018, no
existen en el expediente elementos de juicio que den cuenta
de manera fehaciente de la fecha concreta en que, con
posterioridad a la tantas veces referida reconciliación,
sobrevino la separación definitiva de la pareja Lopera Franco.

Por lo anterior, replicando la solución adoptada por la


Sala en anteriores decisiones26 en las que ha acudido a la
equidad como criterio auxiliar de la actividad judicial para
establecer una fecha de inicio o de terminación de la unión
marital cuando no existe certeza sobre ellas; y haciendo uso
de la facultad ultra petita que el artículo 281 del estatuto
adjetivo reconoce a los jueces en asuntos de familia, se
tomará como fecha de terminación del vínculo marital el

26
Cfr sentencias SC, 12 dic. 2011, rad. n.° 2003-01261-01; SC, 26 ag. 2016, rad. n.° 2001-00011-01;
SC128-2018, 12 feb. y SC2930-2021, 14 jul.

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Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

último día del último mes en el que existe plena certeza de la


vigencia de la relación, esto es, el día 31 de mayo de 2018.

5.7. Reconociéndose dicha fecha de terminación


definitiva de la unión marital, no es dable predicar la
prescripción, toda vez que la demanda se presentó el día 27
de marzo de 2019, esto es, con anterioridad al vencimiento
del término prescriptivo consagrado en el artículo 8 de la Ley
54 de 1990, y fue notificada dentro del año siguiente a su
admisión, con lo cual se cumplen las exigencias del artículo
94 del estatuto adjetivo sobre el particular 27.

En tal virtud, se modificará la sentencia impugnada en


cuanto a la fecha de finalización del vínculo matrimonial y,
en consecuencia, se declarará no probada la excepción de
prescripción alegada por la parte demandada.

6. Conclusión

La valoración conjunta de los medios de prueba


demuestra que, a pesar de la separación acontecida en el año
2017, los señores Gloria Elena Franco Bustamante y
Francisco Antonio Lopera Gil se reconciliaron en el año 2018,
motivo por el cual dicha ruptura no fue definitiva y en tal
virtud, no puede determinar el comienzo del plazo
prescriptivo de la acción contemplada en el artículo 8 de la
Ley 54 de 1990.

27
La demanda fue admitida mediante auto del 26 de abril de 2019 y notificada a la apoderada del
demandado el 19 de diciembre del mismo año, cfr folios 227 y 239 del cuaderno principal.

53
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de
la República y por autoridad de la ley, CASA
PARCIALMENTE la sentencia de 1° de diciembre de 2021,
dictada por la Sala de Familia del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Medellín, en el proceso verbal que
promovió Gloria Elena Franco Bustamante contra Francisco
Antonio Lopera Gil.

Sin costas, dada la prosperidad del recurso


extraordinario.

Y situada en sede de instancia, esta Corporación

RESUELVE

PRIMERO. REVOCAR PARCIALMENTE la


sentencia de 2 de septiembre de 2021, proferida por el
Juzgado Quinto de Familia de Medellín.

SEGUNDO. DECLARAR la existencia de la unión


marital de hecho entre los señores Gloria Elena Franco
Bustamante y Francisco Antonio Lopera Gil, entre el 30 de
septiembre de 2004 y el 31 de mayo de 2018.

54
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

TERCERO. DECLARAR la existencia de la sociedad


patrimonial de hecho entre los señores Gloria Elena Franco
Bustamante y Francisco Antonio Lopera Gil, entre el 30 de
septiembre de 2004 y el 31 de mayo de 2018, la cual se
encuentra disuelta y en estado de liquidación.

CUARTO DECLARA NO PROBADA la excepción de


prescripción propuesta por el convocado, por las razones
expuestas en esta providencia.

QUINTO. CONFIRMAR los numerales 4°, 5° y 6° de la


sentencia de primera instancia.

SEXTO. COSTAS de segunda instancia a cargo del


demandado. Liquídense en la forma que prevé el canon 366
del Código General del Proceso, teniendo en cuenta como
agencias en derecho la suma de $2.500.000.

SÉPTIMO. REMÍTASE la foliatura a la autoridad


judicial competente.

Notifíquese y cúmplase

HILDA GONZÁLEZ NEIRA


Presidente de Sala

MARTHA PATRICIA GUZMÁN ÁLVAREZ

55
Radicación n.° 05001-31-10-005-2019-00267-02

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

FRANCISCO TERNERA BARRIOS

56
Firmado electrónicamente por Magistrado(a)(s):

Hilda González Neira

Martha Patricia Guzmán Álvarez

Aroldo Wilson Quiroz Monsalvo

Luis Alonso Rico Puerta

Octavio Augusto Tejeiro Duque

Francisco Ternera Barrios

Este documento fue generado con firma electrónica y cuenta con plena validez jurídica, conforme a lo dispuesto
en artículo 103 del Código General del Proceso y el artículo 7 de la ley 527 de 1999

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