Catedrático: Pbro. Andrés Mauricio Solano SD

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 36

Catedrático: Pbro. Andrés Mauricio Solano Sd.

17,1-27. Primera sección: El prendimiento e interrogatorio


de Jesús.
(1-11) Primera unidad: El prendimiento de Jesús.
1-3: Lugar de la escena: el huerto.
4-8: Jesús sale al encuentro del grupo que
viene a prenderle y demuestra su poder.
(9): Adición en forma de paréntesis explicativo.
10-11: Pedro reacciona hiriendo al criado.
(12-13) Cambio de escenario; final de la primera unidad y
paso a la segunda al ser llevado Jesús del huerto
ante Anás.
(14-27) Segunda unidad: El interrogatorio de Jesús.
(14): Adición explicativa en forma de paréntesis.
15-18: Entrada de Pedro en el palacio del sumo
sacerdote; primera negación.
19-23: Anás interroga a Jesús, que alega ser inocente.
(24): Inserción preparatoria del juicio ante Pilato:
Jesús enviado a Caifás.
25-27: Segunda y tercera negaciones de Pedro.
II. 18,28-19,16a Segunda sección: El juicio de Jesús ante
Pilato.

18(28-32) Primer episodio: Las autoridades judías piden


a Pilato que condene a Jesús.
(33-38a) Segundo episodio: Pilato interroga a Jesús
sobre su realeza.
(38b-40) Tercer episodio: Pilato trata de soltar a Jesús;
los judíos prefieren a Barrabás.
19 (I-3) Cuarto episodio (intermedio): los soldados
romanos azotan y escarnecen a Jesús.

(4-8) Quinto episodio: Pilato presenta a Jesús ante su


pueblo; «los judíos» piden que sea crucificado.
(9-11) Sexto episodio: Pilato habla con Jesús sobre el
poder.
(12-16a) Séptimo episodio: Pilato cede a las exigencias
de los judíos y ordena crucificar a Jesús.
III. 19,16b-42 Tercera sección: Ejecución en la cruz y
sepultura de Jesús.

(16b-18) Introducción: La Vía Dolorosa y la crucifixión


(19-22) Primer episodio: Pilato y la inscripción sobre
la cruz.
(23-24) Segundo episodio: Los verdugos se reparten
los vestidos de Jesús: la túnica inconsútil.
(25-27) Tercer episodio: Jesús confía su madre al
Discípulo Amado.

(28-30) Cuarto episodio: Jesús grita de sed: los


verdugos le dan a beber vino; Jesús entrega su
espíritu.
(31-37) Quinto episodio: Pilato ordena no romper las
piernas de Jesús; brota sangre y agua.
(38-42) Conclusión: Jesús es sepultado por José y
Nicodemo.
Observaciones Generales
las peculiaridades del relato joánico de la pasión se
presentan en tres puntos:
• Primero, su tendencia apologética: «los judíos» aparecen
como los únicos adversarios en la trama. Las verdaderas
acusaciones lanzadas contra Jesús son de carácter
religioso; Pilato aparece como una figura simpática,
hondamente interesado en salvar a Jesús.

• Segundo, hay una orientación doctrinal precisa: Jesús


aparece a lo largo de la pasión no como una víctima, sino
como un ser soberano y sobrehumano que en cualquier
momento podría detener aquel proceso.

• Tercero, hay un intenso elemento dramático que se


podrían atribuye a la inserción de detalles imaginarios y
que suponen una mejora no histórica del relato sinóptico.
Al subrayar los rasgos apologéticos, doctrinales y
dramáticos, se ha captado con acierto el espíritu del relato
joánico de la pasión.

Pero si tuviéramos que valorar en detalle estas


apreciaciones, habríamos de dar una calificación alta al
tercer apartado y más baja al
primero y al segundo. Estas observaciones generales se
referirán a los
tres puntos enumerados.

Empezaremos, sin embargo, por analizar las relaciones


entre el relato de Juan y el de los sinópticos, para fijarnos a
continuación en lo que pueda calificarse de histórico en
todos los relatos evangélicos de la pasión y formular una
valoración general al respecto.
Finalmente, a través de un análisis de la estructura del
relato joánico de la pasión, destacaremos el elemento
dramático. (fotocopia: comparación Mc – Jn)

Estructura del relato joánico de la pasión

Resulta relativamente fácil discernir las líneas generales de


la estructura de los dos capítulos que contienen el relato
de la pasión.

Hay tres bloques principales de aproximadamente la


misma extensión, que contienen respectivamente 27, 29 y
26 versículos:

 La primera sección (18,1-27) contiene el relato del


prendimiento y el interrogatorio de Jesús por las
autoridades judías. El prendimiento desemboca
directamente en el interrogatorio (vv. 12-13).
 La segunda sección (18,28-19,16a) contiene el juicio de
Jesús ante Pilato un encuentro intensamente dramático y
perfectamente escenificado.

La tercera sección (19,16b-42) contiene los episodios


relacionados con la crucifixión, muerte y sepultura de
Jesús.

Dentro de estos apartados mayores hay indicios de una


ordenación y subdivisión cuidadosa de los materiales.

En cada una de las dos unidades de la primera sección


(prendimiento, interrogatorio) hay un incidente subsidiario
en que está implicado Pedro (que corta la oreja de Malco,
con desaprobación de Jesús).
El juicio ante Pilato, que constituye la segunda sección, se
reparte en siete episodios, cada uno con una extensión de
tres a seis versículos.

Se sitúan alternativamente dentro y litera del pretorio y van


dispuestos a modo de una inclusión.

La tercera sección consta de una introducción (la


crucifixión), cinco episodios en la cruz y una conclusión (la
sepultura), organizados asimismo a modo de una
inclusión.

Janssens de Varebeke, ha llevado a cabo un detallado


estudio de la estructura de estos capítulos, utilizando el
método que otros investigadores, como Vanhoye y
Laurentin, han venido aplicando a otros libros del NT.
Reconoce acertadamente los siete episodios de la segunda
sección, y sobre esta base ha tratado de detectar otros
siete episodios o subsecciones en las otras secciones.

Muchos autores no están de acuerdo con sus conclusiones,


y así lo exponen al analizar la estructura de las secciones
primera y tercera.

En general, opinamos que impone forzadamente al relato


de la pasión un esquema y una ilación que van más allá de
las intenciones comprobables del evangelista.
El curso de los acontecimientos sigue el patrón de los
relatos de Marcos:

o La salida hacia el Gólgota.


o El título “REY” sobre la cruz.
o Reparto de las vestiduras.
o Presencia de las mujeres.
o El vinagre.
o La muerte.

La narración de Juan añade algunos detalles y omite otros:

o No aparece Simón de Cirene.


o Se acentúa el cumplimiento de las Profecías.
o Confía su madre al discípulo.
o Los judíos reclaman a Pilatos sobre la inscripción.
o La omisión de las injurias de los presentes.
o El modo en que Jesús muere.
o La frase que describe su muerte: παπέδωκe σὸ
πνεῦμα. Que recuerda la narración de Lc 23, 46 donde
Jesús muere depositando el su espíritu en las manos
del Padre (Lc 23,46 καὶ υωνήςαρ υωνῇ μεγάλῃ ὁ
Ἰηςοῦρ εἶπεν· πάσεπ, εἰρ φεῖπάρ ςοτ παπασίθεμαι σὸ
πνεῦμά μοτ. σοῦσο δὲ εἰπὼν ἐξέπνετςεν).

Lo más probable es que la narración de Juan esté basada en


la de Marcos, aunque Él ha introducido considerables
modificaciones; dichas modificaciones las pudo haber
hecho directamente, o a través de una tradición distinta.

Algunos autores defienden más la autonomía de Juan


afirmando que:

1) Que en los elementos comunes al evangelio de Juan y los


Sinópticos existen considerables diferencias de vocabulario
y de estructura.

2) Que los detalles propios de Juan podrían ser adiciones


tradicionales o imaginadas por el propio evangelista.

- Estos aspectos ciertamente no carecen de una cierta


importancia, pues Juan enmarca su naración dentro de
un esquema quiástico artifical lo cual hace discutible
la historicidad de lo presentado por estas adiciones.

Casi todas las diferencias entre las narraciones de Juan


están vinculadas a aspectos dogmáticos; hay que insistir en
el hecho de que Juan subraya el tema de la Realeza de Jesús
y presenta la crucifixión, no sólo como cumplimiento de las
profecías; sino también, como una perfecta obediencia de
Jesús a la voluntad del Padre.
- Juan ni siquiera se atreve a sugerir que Jesús fuera
abandonado por el Padre; los dos malhechores
crucificados con Él, quedan en el olvido, apenas
mencionados.

- El episodio que presenta a la madre y al discípulo amado


es uno de los enigmas del Evangelio según Juan; tal vez
lo más lógico sería explicarlo como un simple recuerdo
histórico del propio discípulo.

• Aquí hay que aducir a las dificultades históricas que


se plantean en las respectivas notas exegéticas.

• No se puede asegurar que haya un intencionado


interés teológico por presentar escasos elementos
para el estudio.

• En síntesis, los autores sostienen que el evangelista


Se sirvió de elementos que ya en su época habían entrado
a formar parte de la Tradición, aunque de cuestionable
valor histórico, pero que le parecieron de interés por su
carácter teológico y que en el momento, resultaba
sugestivo.

25 Εἱςσήκειςαν δὲ παπὰ σῷ ςσατπῷ σοῦ Ἰηςοῦ ἡ μήσηπ


αὐσοῦ καὶ ἡ ἀδελυὴ σῆρ μησπὸρ αὐσοῦ, Μαπία ἡ σοῦ
Κλωπᾶ καὶ Μαπία ἡ Μαγδαληνή.

Si la partición de los vestidos pudo ser un evento real, lo es


menos la presencia de un grupo de amigos junto a la cruz.

Es más plausible la posición de Marcos que coloca a la


mujeres observando desde lejos (Mc 15, 40ss).

Desde luego,no era imposible que algunos conocidos de


Jesús pudieran escabullirse sin ser notados.
Los sinópticos no mencionan a las mujeres hasta el final de
la escena de la crucifixión, una vez que ya ha muerto Jesús,

Bultmann, 515, 520, y Dauer, 224-25, sugieren que


originalmente la mención de las mujeres aparecía más
adelante en Juan y que se anticipó a la muerte de Jesús
únicamente cuando se añadieron las palabras de Jesús a su
madre y al discípulo amado.

Por supuesto, no hay forma de dilucidar esta cuestión; todo


depende de la medida en que establezcamos una conexión
entre el v. 25 y los vv. 26-27.

Por ejemplo, ¿se insertó la referencia a «su madre» en la


lista de las mujeres del v. 25 para facilitar la adición de los
vv. 26-27, o formaba parte de la lista original?
Si el evangelista se limitó realmente a ampliar el v. 25 para
preparar el contenido de los vv. 26-27, ¿por qué no añadió
también una referencia al discípulo amado?

Si bien los vv. 26-27 poseen con seguridad el estilo joánico


y se prestan a la típica interpretación teológica joánica, no
todos los investigadores los consideran pura invención del
evangelista.

Barrett, 455, opina que el interés teológico de la escena no


es tan grande como para justificar que el evangelista
insertara la presencia de María y del discípulo amado; eso
formaría parte de su tradición, aun en el caso de que
hayamos de pensar que aquella tradición no estaba en lo
cierto al respecto.

Loisy, 487, piensa que la presencia de María y del discípulo


amado formaba parte de la tradición joánica, mientras que
los nombres de las demás mujeres fueron añadidos por un
redactor para armonizar Juan con los sinópticos (a pesar del
hecho de que la lista de Juan difiere de la que recogen los
sinópticos!).

Lo más probable es que a María se la mencionaba


explícitamente en la tradición que recibió el evangelista,
como se advierte en el v. 25, pero que la referencia al
discípulo amado en éste como en otros pasajes lia sido
añadida para completar la tradición.

(Si la comunidad joánica posee una tradición que arranca


del discípulo amado, su participación en las diversas
escenas pudo muy bien formar parte del acervo de datos
que conocía aquella comunidad, si bien por una especie de
reticencia no se le mencionaba en la tradición oficial
preevangélica, primero predicada y luego puesta por
escrito.
En otras palabras, si la presencia del discípulo amado ha
sido añadida por el evangelista a una escena tradicional en
la que no era mencionado, esta adición no va
necesariamente contra la historia.)

Todos los que niegan la presencia de Pedro en el patio del


sumo sacerdote por considerarla en contradicción con Mc
14,27 han de negar afortiori la posibilidad de que un
discípulo de Jesús estuviera presente en el Gólgota. Sin
embargo para algunos autores, no es cierto que la
descripción sinóptica de las mujeres observando a cierta
distancia haya de ser preferida al cuadro que nos traza
Juan.

La cuestión histórica es probablemente insoluble. Lo que


más nos interesa, sin embargo, es la importancia que el
episodio tiene para Juan.
La intención principal del evangelista era destacar la
importancia del discípulo amado, el testigo que respalda
este evangelio. Tan importante era que Jesús lo elevó al
rango de considerarlo como su propio hermano.

Aunque en realidad, en la mente del evangelista pudo tener


este motivo una importancia subsidiaria, no primaria.

Para esto, algunos de los presupuestos son cuestionables,


por ejemplo, hasta qué punto el «Ahí tienes a tu hijo»
puede considerarse una fórmula de adopción.

Podría tratarse más bien de una fórmula de revelación. No


se podría afirmar que en este episodio es más importante
la figura del discípulo amado que la de la madre de Jesús.
 Jesús habla en primer lugar a su madre, y al final del v.
27 se toma en consideración su futuro, no el del
discípulo. Por otra parte, en esta interpretación sería un
error separar esta escena del primer signo realizado en
Cana, en que anteriormente había aparecido la madre de
Jesús; indicaremos que las semejanzas entre ambas
escenas son demasiado fuertes como para ser ignoradas.

Otra explicación de las intenciones del evangelista en este


episodio posee las ventajas de la sencillez:

o Al evangelista le interesa únicamente relatar el hecho de


que Jesús moribundo procuró asegurar la necesaria
mención a su madre una vez que él hubiera muerto.

Muchos Padres de la Iglesia (Atanasio, Epifanio, Hilario)


interpretaron de este modo el episodio, utilizando este
argumento para defender la virginidad perpetua de María.
 Si ella hubiera tenido otros hijos, Jesús no la hubiera
confiado a Juan hijo de Zebedeo, el discípulo amado.

Lo cierto es que una tradición que todavía se localiza en


Panaya Kapulu, colina situada a unos ocho kilómetros de
Selcuk (Efeso), en Turquía, afirma que María residió en
adelante en casa de Juan, y que le acompañó cuando él se
trasladó a Efeso.

Dejando a un lado las derivaciones apologéticas y


populares, dudamos que a Juan le interese ante todo la
solicitud filial de Jesús. Esa interpretación no teológica
haría de este episodio un contrasentido en medio de los
acontecimientos de enorme alcance simbólico que rodean
la escena de la crucifixión.
El mismo evangelio nos da varios indicios de que se piensa
en algo más profundo:

Las frases «Ahí tienes a tu hijo» y «Ahí tienes a tu madre»


son dos ejemplos de fórmula revelatoria, un género
que aparece en otros pasajes de Juan.

En estas fórmulas, el personaje que habla revela el misterio


de la especial misión salvífica que habrá de asumir aquel a
quien se dirige; la filiación y la maternidad que se
proclaman de este modo desde la cruz tienen un valor
definido en los planes de Dios y guardan relación con lo
que acontece al ser elevado Jesús sobre la cruz.

El versículo que sigue en Juan a este episodio sugiere que


hay en todo ello un significado más profundo: «Después de
esto, sabiendo Jesús que ahora todo quedaba terminado...»
La decisión tomada por Jesús con respecto a su madre y al
discípulo amado viene a completar la obra que el Padre le
había encomendado y sirve para dar cumplimiento a la
Escritura.

Todo esto implica algo más profundo que la preocupación


filial (aunque, si la escena es histórica, esa preocupación
filial pudo ser su tema original).

Numerosos comentaristas encuentran aquí un alcance


teológico e interpretan las figuras de la madre de Jesús y
del discípulo amado en el sentido de que representan y
simbolizan a un grupo más amplio.

Se opina que María representa la herencia de Israel, que


ahora se confía a los cristianos (el discípulo amado).

También se indica que los judeo-cristianos son sustituidos


Por los paganos – cristianos, del mismo modo que los
hermanos incrédulos de Jesús (7,5) ceden el lugar a un
nuevo hermano (el discípulo amado).

Bultmann identifica a María con el judeo-cristianismo y al


discípulo amado con el pagano – cristianismo.

De modo que los judeo – cristianos


encuentran ahora un hogar que los
acoge entre los pagano – cristianos.

Orígenes, ve en esta escena una lección sobre el perfecto


cristiano: «Todo el que llega a ser perfecto ya no vive su
propia vida, sino que Cristo vive en él. Y porque Cristo vive
en él, se dijo a María acerca de él: "Aquí está tu hijo,
Cristo"».

No cabe duda de que el discípulo amado puede simbolizar


en el pensamiento joánico al cristiano; Orígenes es testigo
de la antigüedad de esta interpretación.

El problema está en valorar el alcance simbólico de la madre


de Jesús. Hay pruebas de que en el siglo IV se consideraba a
María al pie de la cruz como una figura de la Iglesia. Efrén
Sirio afirma que del mismo modo que Moisés designó a
Josué para que cuidara del pueblo en su lugar, también
Jesús encargó a Juan que atendiera a María, la Iglesia, a su
muerte.

En Occidente y por la misma época. Ambrosio afirmaba que


en María tenemos el misterio de la Iglesia v que Jesús
podría decir a cada uno de los cristianos en relación con
ésta: «Ahí tienes a tu madre»; mirando a Cristo victorioso
en la cruz, el cristiano se hace hijo de la Iglesia.
Esta interpretación del siglo IV que ve a la Iglesia figurada
en María al pie de la cruz ha de relacionarse con la
interpretación del siglo II (y aún antes) que ve a María como
la nueva Eva.

Ahora hemos de preguntarnos hasta qué punto esta


interpretación está concorde con la mentalidad joánica.

La interpretación de María como símbolo de la Iglesia es


muy antigua, pero el concepto de la maternidad espiritual a
nivel personal de María aparece, en relación con la escena
al pie de la cruz, en Oriente con Jorge de Nicomedia (Jesús
hizo a María madre no sólo de Juan, sino de todos los
demás discípulos) durante el siglo IX. En Occidente aparece
esta interpretación en el siglo xi con el papa Gregorio VII.
la intención del evangelista en este episodio, parece claro
que cualquiera que sea el simbolismo que entraña el
episodio, ha de estar centrado en el hecho de que María se
convierte en madre del discípulo amado. (Es posible que
también el título de «mujer» sea importante).

El episodio al pie de la cruz tiene en común con la escena


de Cana los siguientes detalles:

 estas dos escenas son los únicos pasajes del evangelio


en que aparece la madre de Jesús;

 en ambos casos la llama «mujer»; en Cana se rechaza su


intervención sobre la base de que aún no ha llegado la
hora de Jesús, pero aquí estamos ya en el contexto de la
hora de Jesús (en el v. 27 se menciona «la hora»; es la
única vez, dentro de los caps. 18-19, que este término
aparece con sentido teológico).
 en ambas escenas figuran en plano destacado los
discípulos de Jesús.

Jn 16,21 Cuando la mujer está para dar a luz, tiene


aflicción, porque ha llegado su hora; pero cuando da a luz
al niño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegría de
que un niño haya nacido en el mundo.

La escena al pie de la cruz tiene en común con 16,21 los


siguientes detalles:

• el uso de los términos «mujer» y «hora»;


• el tema de la maternidad y el tema de la muerte de
Jesús.
Se le negó un papel que desempeñar durante el
ministerio de Jesús cuando dio comienzo en Cana, pero
que le sería asignado un cometido cuando llegara la hora
de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
En esta Hora culminante han de ser creados de nuevo los
hombres en su condición de hijos de Dios al serles
comunicado el Espíritu.

La escena impregnada de tristeza que se desarrolla al pie


de la cruz representa los dolores de parto a través de los
cuales brota (Is 26,17-18) y es comunicado (Jn 19,30) el
Espíritu de salvación.

Al convertirse en madre del discípulo amado (el cristiano),


María evoca simbólicamente a Sión, que, en medio de sus
dolores de parto, da el ser a un pueblo nuevo que hace
brotar la alegría (Jn 16,21; Is 49,20-22; 54,1; 66, 7-11)

Su hijo según la carne es el primogénito de entre los


muertos (Col 1,18), el que tiene las llaves de la muerte (Ap
1,18); los que creen en él nacen de nuevo a su imagen y,
como hermanos de Jesús, tienen a María por madre.
La madre de Jesús es la Nueva Eva que, a imitación de su
prototipo, la «mujer» de Gn 2-4, puede decir: «Con ayuda
del Señor he dado el ser a un hombre»

Quizá podamos relacionar también a María, la Nueva Eva,


con Gn 3,15, un pasaje en que se describe la lucha entre la
descendencia de Eva y la descendencia de la serpiente, ya
que «la hora» de Jesús es también la hora de la caída del
príncipe de este mundo (Jn 12,23.31).

El simbolismo del cuarto Evangelio muestra cierto parecido


con el de Ap 12,5.17, en que una mujer da a luz al Mesías
en presencia del dragón satánico o serpiente antigua del
Génesis, y que al mismo tiempo tiene otros hijos que son
blanco de la ira de Satanás cuando el Mesías es arrebatado
al cielo.
Es interesante advertir que los hijos de la mujer del
Apocalipsis son descritos como «los que guardan los
mandamientos de Dios»; en efecto, en Jn 14,21-23 se dice
que quienes guardan los mandamientos son objeto de
amor por parte del Padre y del Hijo, de forma que un
discípulo amado es el que guarda los mandamientos.
Ap 12, 5.17 Jn 14, 21.23
5 καὶ ἔσεκεν τἱὸν ἄπςεν, ὃρ μέλλει 21 El que tiene mis mandamientos y los guarda,

ποιμαίνειν πάνσα σὰ ἔθνη ἐν ῥάβδῳ ése es el que me ama; y el que me ama será
ςιδηπᾷ. καὶ ἡππάςθη σὸ σέκνον αὐσῆρ amado por mi Padre; y yo lo amaré y me
ππὸρ σὸν θεὸν καὶ ππὸρ σὸν θπόνον manifestaré a él.
αὐσοῦ. ὁ ἔφων σὰρ ἐνσολάρ μοτ καὶ σηπῶν αὐσὰρ
Y ella dio a luz un hijo varón, que ha de regir a todas las ἐκεῖνόρ ἐςσιν ὁ ἀγαπῶν με· ὁ δὲ ἀγαπῶν
naciones con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado με ἀγαπηθήςεσαι ὑπὸ σοῦ πασπόρ μοτ,
hasta Dios y hasta su trono.
κἀγὼ ἀγαπήςω αὐσὸν καὶ ἐμυανίςω αὐσῷ
17 καὶ ὠπγίςθη ὁ δπάκων ἐπὶ σῇ γτναικὶ ἐματσόν.
καὶ ἀπῆλθεν ποιῆςαι πόλεμον μεσὰ σῶν 23 Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama,
λοιπῶν σοῦ ςπέπμασορ αὐσῆρ σῶν guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a
σηπούνσων σὰρ ἐνσολὰρ σοῦ θεοῦ καὶ él, y haremos con él morada.
ἐφόνσων σὴν μαπστπίαν Ἰηςοῦ. ἀπεκπίθη Ἰηςοῦρ καὶ εἶπεν αὐσῷ· ἐάν σιρ
Entonces el dragón se enfureció contra la mujer, y salió ἀγαπᾷ με σὸν λόγον μοτ σηπήςει, καὶ ὁ
para hacer guerra contra el resto de la descendencia de
πασήπ μοτ ἀγαπήςει αὐσὸν καὶ ππὸρ
ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen
el testimonio de Jesús. αὐσὸν ἐλετςόμεθα καὶ μονὴν παπ᾽ αὐσῷ
ποιηςόμεθα.
• El cuadro joánico en que la madre de Jesús se convierte
en madre del discípulo amado parece evocar los temas
veterotestamentarios de Sión dando a luz un pueblo
nuevo en la edad mesiánica y de Eva con su
descendencia.

• Iglesia que da a luz hijos conforme al modelo de Jesús y a


la de las relaciones amorosas que deben unir a estos
hijos con su madre.

• Este simbolismo hace que resulte inteligible el juicio con


el que Juan (19,28) valora el episodio al pie de la cruz
como la culminación de la obra que el Padre encomendó
a Jesús, en el contexto del cumplimiento de la Escritura.
• Tiene ciertamente raíces bíblicas.

• Se centra en el hecho de que Jesús adopta unas


previsiones para el futuro de los que creen en él, por lo
que viene a completar su obra en diversos aspectos.

• Jesús muestra el amor que tiene a los suyos hasta el


extremo (13,1), pues simbólicamente está creando un
contexto comunitario de amor mutuo en el que los suyos
habrán de vivir una vez que él se haya marchado.

• La fórmula revelatoria «Ahí tienes...», que ya hemos


comentado, encaja perfectamente en esta escena, puesto
que se crea una nueva relación representativa de la que
unirá a la Iglesia y al cristiano.
• Los investigadores que interpretan el anterior episodio
joánico de la túnica de una sola pieza como símbolo de la
Iglesia indivisa encuentran que este simbolismo se
refuerza en el de las estrechas relaciones que se
establecen ahora entre María y el discípulo amado.

• Hay una objeción de Bultmann, en el sentido de que la


madre de Jesús no puede representar a la Iglesia
porque en el Apocalipsis la Iglesia es la esposa de
Jesús.

El simbolismo es una realidad sumamente plástica,


especialmente en contextos distintos; por ejemplo:
en Os 2,18, Israel es la esposa de Yahvé,
mientras que en 11,1 es el hijo de Yahvé.
• Comparan el episodio joánico al pie de la cruz con el de
Me 3,31-35, donde Jesús dice que su madre y sus
hermanos verdaderos son los que cumplen la voluntad
de Dios.

• A María se negó un cometido en Cana cuando trató de


intervenir simplemente en condición de madre física de
Jesús; María es más madre de Jesús en esta «hora» de
los planes de Dios, cuando engendra a los cristianos a
imagen de su hijo.

También podría gustarte