Poesía Del Siglo de Oro. Comentario B1B

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ACTIVIDAD LECTURA POESÍA SIGLO DE ORO.

COMENTARIO.

Entregar por escrito y a mano, con buena letra y


correcta presentación, la siguiente información del
poema:
- Quién es el autor y una breve biografía.
- Tema de poema y tópicos, si los hubiera.
- Explicación del poema con sus palabras, pero con
corrección.
- Métrica (medida de los versos, rima, esquema
métrico, estrofa y/o poema estrófico).
- Localización de dos recursos estilísticos
presentes en el poema y explicación de estos.
- Presentación de una imagen relacionada con el
poema y explicación de la relación entre ambos.

POEMA 1 FARID

Escrito está en mi alma vuestro gesto


y cuanto yo escribir de vos deseo:
vos sola lo escribisteis; yo lo leo
tan solo que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto,


que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;


mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero;

cuanto tengo confieso yo deberos;


por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.
POEMA 2 ALEJANDRO

Hermosas ninfas, que en el río metidas,


contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en columnas de vidrio sostenidas,

agora estéis labrando embebecidas


o tejiendo las telas delicadas,
agora unas con otras apartadas
contándoos los amores y las vidas:

dejad un rato la labor, alzando


vuestras rubias cabezas a mirarme,
y no os detendréis mucho según ando,

que o no podréis de lástima escucharme,


o convertido en agua aquí llorando,
podréis allá despacio consolarme.

POEMA 3 YOSRA

En tanto que de rosa y azucena


se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;

y en tanto que el cabello, que en la vena


del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;

coged de vuestra alegre primavera


el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,


todo lo mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre.
POEMA 4 CARLOS

Estoy contino en lágrimas bañado,


rompiendo siempre el aire con sospiros,
y más me duele el no osar deciros
que he llegado por vos a tal estado;

que viéndome do estoy y en lo que he andado


por el camino estrecho de seguiros,
si me quiero tornar para hüiros,
desmayo, viendo atrás lo que he dejado;

y si quiero subir a la alta cumbre,


a cada paso espántanme en la vía
ejemplos tristes de los que han caído;

sobre todo, me falta ya la lumbre


de la esperanza, con que andar solía
por la oscura región de vuestro olvido.

POEMA 5 HOUDA

A Dafne ya los brazos le crecían,


y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que al oro escurecían.

De áspera corteza se cubrían


los tiernos miembros, que aún bullendo estaban;
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,


a fuerza de llorar, crecer hacía
el árbol que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño!


¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!
POEMA 6 ZACARÍAS

Horas alegres que pasáis volando


porque a vueltas del bien mayor mal sienta;
sabrosa noche que en tan dulce afrenta
el triste despedir me vas mostrando;

importuno reloj, que apresurando


tu curso, mi dolor me representa;
estrellas con quien nunca tuve cuenta,
que mi partida vais acelerando;

gallo que mi pesar has denunciado;


lucero que mi luz va obscureciendo;
y tú, mal sosegada y moza aurora;

si en vos cabe dolor de mi cuidado,


id poco a poco el paso deteniendo,
si no puede ser más, siquiera un hora.

POEMA 7 HÉCTOR

Ojos claros, serenos,


si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.

POEMA 8 NAYBET

Decidme, fuente clara,


hermosos y verde prado
de varias flores lleno y adornado,
decidme, alegres árboles, heridos
del fresco y manso viento,
calandrias, ruiseñores,
en las quejas de amor entretenidos,
sombra do yo gocé de algún contento,
¿dónde está agora aquella que solía
pisar las flores tienas y suaves,
gustar el agua fría?
Murió. ¡Dolor cruel! ¡Amarga hora!
Árboles, fuente, prado, sombra y aves,
no es tiempo de vivir: quedá en buen hora,
que el alma ha de ir buscando a su pastora.
POEMA 9 DAVID

¡Cuántas veces te me has engalanado,


clara y amiga noche! ¡Cuántas llena
de Oscuridad y espanto, la serena
mansedumbre del cielo me has turbado!

Estrellas hay que saben mi cuidado,


y que se han regalado con mi pena;
que entre tanta beldad, la más ajena
de amor tiene su pecho enamorado.

Ellas saben amar, y saben ellas


que he contado su mal llorando el mío,
envuelto en los dobleces de tu manto.

Tú, con mil ojos, Noche, mis querellas


oye, y esconde; pues mi amargo llanto
es fruto inútil que al amor envío.

POEMA 10 ELENA

¿Dó vas? ¿dó vas, cruel, dó vas?; refrena,


refrena el presuroso paso, en tanto
que de mi dolor grave el largo llanto
a abrir comienza esta honda vena.
Oye la voz de mil suspiros llena,
y de mi mal sufrido el triste canto,
que no podrás ser fiera y dura tanto
que no te mueva esta mi acerba pena.
Vuelve tu luz a mí, vuelve tus ojos,
antes que quede oscuro en ciega niebla”,
decía en sueño, o en ilusión perdido.
Volví, halleme solo y entre abrojos,
y en vez de luz, cercado de tiniebla,
y en lágrimas ardientes convertido.
POEMA 11 HAMMOUTI

Volvedle la blancura a la azucena


y el purpúreo color a los rosales,
y aquesos bellos ojos celestiales
al cielo con la luz que os dio serena;

volvedle el dulce canto a la sirena,


con que tomáis venganza en los mortales;
volvedle los cabellos naturales
al oro, pues salieron de su vena;

a Venus le volved la gentileza,


a Mercurio el hablar, de que es maestro;
volved el velo a Diana, casta diosa,

quitad de vos aquesa suma alteza


y sólo quedaréis con lo que es vuestro,
que es ser cruel, ingrata y desdeñosa.

POEMA 12 MOHAMED AMIN

Mil veces digo, entre los brazos puesto


de Galatea, que es más que el sol hermosa,
luego ella, en dulce vista desdeñosa,
me dice: "Tirsis mío, no digas eso".

Yo lo quiero jurar, y ella de presto,


toda encendida de un color de rosa,
con un beso me impide y, presurosa
busca tapar mi boca con un gesto.

Hágole blanda fuerza por soltarme,


y ella me aprieta más y dice luego:
“No lo jures, mi bien, que yo te creo.”

Con esto, de tal fuerza a encadenarme


viene, que Amor, presente al dulce juego,
hace suplir con obras mi deseo.
POEMA 13 NOUR

A la entrada de un valle, en un desierto


do nadie atravesaba ni se vía,
vi que con estrañeza un can hacía
estremos de dolor con desconcierto:

ahora suelta el llanto al cielo abierto,


ora va rastreando por la vía;
camina, vuelve, para, y todavía
quedaba desmayado como muerto.

Y fue que se apartó de su presencia


su amo, y no le hallaba, y esto siente:
mirad hasta dó llega el mal de ausencia.

Movióme a compasión ver su accidente;


díjele, lastimado: «Ten paciencia,
que yo alcanzo razón, y estoy ausente.»

POEMA 14 YEHUDITH

Despiértenme las aves


con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

Vivir quiero conmigo,


gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

POEMA 15 YENIA

¡Qué descansada vida


la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

¡Oh monte, oh fuente, oh río,!


¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.
POEMA 16 ZAMBRA

En una noche escura,


con ansias en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

A escuras y segura
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a escuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

POEMA 17 YASSINE

Amarrado al duro banco


De una galera turquesca,
Ambas manos en el remo
Y ambos ojos en la tierra,
Un forzado de Dragut
En la playa de Marbella
Se quejaba al ronco son
Del remo y de la cadena:
«¡Oh sagrado mar de España,
Famosa playa serena,
Teatro donde se han hecho
Cien mil navales tragedias!,
...
»Tráeme nuevas de mi esposa,
Y dime si han sido ciertas
Las lágrimas y suspiros
Que me dice por sus letras;

POEMA 18 USAMA

Purpúreas rosas sobre Galatea


la Alba entre lilios cándidos deshoja:
duda el Amor cuál más su color sea,
o púrpura nevada, o nieve roja.
De su frente la perla es, eritrea,
émula vana. El ciego dios se enoja,
y, condenado su esplendor, la deja
pender en oro al nácar de su oreja.
POEMA 19 NURISA

Aquí la envidia y mentira


me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y con pobre mesa y casa
en el campo deleitoso
con sólo Dios se compasa
y a solas su vida pasa
ni envidiado ni envidioso.

POEMA 20 CELIA

Ojos claros, serenos,


si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.

POEMA 21 HARON

¡Oh dulces prendas, por mí mal halladas,


dulces y alegres cuando Dios quería,
Juntas estáis en la memoria mía,
y con ella en mi muerte conjuradas!

¿Quién me dijera, cuando las pasadas


horas que en tanto bien por vos me vía,
que me habiáis de ser en algún día
con tan grave dolor representadas?

Pues en una hora junto me llevastes


todo el bien que por términos me distes,
lleváme junto el mal que me dejastes;

si no, sospecharé que me pusistes


en tantos bienes, porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.
POEMA 22 WASSIM

Poderoso caballero
es don Dinero.
Madre, yo al oro me humillo:
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado,
de continuo anda amarillo;
que pues, doblón sencillo,
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero,
es don Dinero.

POEMA 23 SARA

Esta cabeza, cuando viva, tuvo


sobre la arquitectura destos huesos
carne y cabellos, por quien fueron presos
los ojos que mirándola detuvo.

Aquí la rosa de la boca estuvo,


marchita ya con tan helados besos,
aquí los ojos de esmeralda impresos,
color que tantas almas entretuvo.

Aquí la estimativa en que tenía


el principio de todo el movimiento,
aquí de las potencias la armonía.

¡Oh hermosura mortal, cometa al viento!,


¿dónde tan alta presunción vivía,
desprecian los gusanos aposento?

POEMA 24 MARTA

Ojos claros, serenos,


si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos
ya que así me miráis, miradme al menos.

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