AUTO SUPREMO Nº 506/2014-RRC
A) RESUMIR EL CASO ESPECIFICO
Por memorial de 9 de junio de 2014, cursante de fs. 183 a 190, Jarol Bladimir Mayan López, interpone recurso de
casación impugnando el Auto de Vista 12/2014 de 20 de mayo (fs. 166 a 169), pronunciado por la Sala Penal Segunda
del Tribunal Departamental de Justicia de Tarija, dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público contra el
recurrente por la presunta comisión de los delitos de Violación de Niño, Niña o Adolescente y Abuso Deshonesto con
Agravante, sancionados por los arts. 308 Bis y 312, con relación al 310 inc. 3), del Código Penal (CP), respectivamente.
a) En mérito a la acusación formulada por el Ministerio Público (fs. 3 a 6) y, concluida la audiencia de juicio oral,
elTribunal de Sentencia de Villamontes del Tribunal Departamental de Justicia de Tarija, por Sentencia 14/2013 de 29
de noviembre (fs. 134 a 141 vta.), declaró al imputado Jarol Bladimir Mayan López, autor y culpable de la comisión del
delito de Abuso Deshonesto, previsto y sancionado por el art. 312, con la agravante establecida en el inc. 3) del art.
310, ambos del CP, imponiéndole la pena privativa de libertad de veinticinco años de presidio, con costas a favor del
Estado, más el pago de daños y perjuicios a la víctima; asimismo lo absolvió del delito de Violación de Niño, Niña o
Adolescente, tipificado por el art. 308 Bis de la misma norma punitiva.
b) Contra la mencionada Sentencia, el imputado formuló recurso de apelación restringida (fs. 145 a 154), que
fueresuelto por la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Tarija, mediante Auto de Vista
12/2014 de 20 de mayo (fs. 166 a 169), por el que declaró sin lugar las cuestiones planteadas, confirmando la
Sentencia; motivando la interposición del presente recurso de casación.
Del recurso de casación de fs. 183 a 190 y del Auto Supremo 291/2014-RA de 27 de junio, que lo admitió; se extrae el
siguiente motivo referido a que, el Tribunal de alzada incurrió en falta de fundamentación a tiempo de resolver los
puntos de su recurso de apelación restringida, habiéndose limitado a explicar el delito de Abuso Deshonesto, con la
finalidad de justificar la actuación del Tribunal de sentencia, ingresando en contradicción a los Autos Supremos 724 de
26 de noviembre de 2004 y 562 de 1 de octubre de 2004, los aspectos de su apelación que no habrían merecido
debida motivación son los siguientes: i) Errónea aplicación de la ley sustantiva, en el cual denunció que, al determinar
la existencia del hecho y la participación de su persona, el Tribunal de sentencia se basó en presunciones, sin contar
siquiera con un certificado de ADN; ii) Defectuosa valoración de la prueba, denuncia que se había sustentado en el
hecho que, el Tribunal de sentencia no valoró correctamente las pruebas consistentes en: “MP3” relativa a la edad y los
datos de la menor, prueba que a decir del recurrente es insuficiente para probar el hecho y su participación; las
declaraciones del imputado, su madre, la víctima y el Policía Edgar Calle Calle; la denuncia a la FELCC; informe
policial; y el acta de registro del lugar del hecho, mismas que en su criterio no demuestran el hecho ni su participación y
que por el contario generan varias dudas; denuncia que el Tribunal de alzada únicamente señaló que, en la Sentencia
se expresan los motivos que llevaron a asumir la comisión del hecho y la responsabilidad del imputado, concluyendo en
que no era evidente el agravio; sin hacer una valoración integral de las pruebas mal valoradas por el Tribunal de
sentencia; iii) Que “LA SENTENCIA SE BASA EN HECHOS INEXISTENTES O NO ACREDITADOS O EN
DEFECTUOSA VALORACIÓN DE LA PRUEBA” (sic); sobre que el Tribunal de alzada manifestó: “…este puno
extensible a los puntos II.2.1, II.2.2 y II.2.3, de la presente resolución...” (sic.), sin tomar en cuenta que se demostró
este agravio al no haberse acreditado la acusación del Ministerio Público; iv) Que la Sentencia carece de
fundamentación y es contradictoria, en el que denunció que el fallo de grado carece de fundamentación, porque se
basó únicamente en las pruebas del Ministerio Público, sin tomar en cuenta las pruebas de descargo; y, que la
imposición de la pena resulta contradictoria, pues se aplicó un artículo que no se encontraba vigente, al haber sido
modificado por art. 18 de la Ley 054 Ley de Protección Legal de Niñas, Niños y Adolescentes, publicada el 10 de
noviembre de 2010, siendo que el hecho habría ocurrido el 24 de septiembre de 2012, por lo que existiría error en la
pena impuesta, pues la norma prevé una pena de diez a quince años, con el resultado de haber sido condenado cinco
años por encima de lo que la ley penal vigente preveía, tomando en cuenta la agravación; tópico del reclamo que -
señala- no fue tomado en cuenta por el Tribunal de alzada; y v) Violación al principio in dubio pro reo, donde
fundamentó que la Sentencia se basó únicamente en la primera declaración de la víctima para condenarlo, sin
considerar la segunda, donde reconoció que el hecho no ocurrió, desmintiendo su denuncia, versión última que la
menor confirmó en el juicio oral, creando duda sobre la existencia del hecho; sobre este punto, afirma, el Tribunal de
alzada señaló: “…las presuntas contradicciones invocadas por la recurrente son irrelevantes e intrascendentes” (sic),
sin especificar, ni explicar motivadamente la supuesta intrascendencia e irrelevancia.
El recurrente para el análisis de los motivos denunciados en este recurso invoca como precedentes contradictorios los
Autos Supremos 724 de 26 de noviembre de 2004 y el 562 de 1 de octubre de 2004, referidos a la exigencia de debida
fundamentación.
Así el Auto Supremo 724 de 26 de noviembre de 2004, fue pronunciado dentro de un proceso penal por los delitos de
Estafa y Estelionato, en cuyo recurso de casación se denunció que el Tribunal de Alzada, omitió pronunciarse sobre las
infracciones acusadas en su recurso de apelación restringida, que observó la falta de fundamentación de la sentencia,
la errada valoración de las pruebas y error en la calificación de los delitos por lo que se lo condenó e impuso una ilegal
pena, estableciendo la siguiente doctrina legal aplicable: “Que el juicio oral, público y contradictorio conforme dispone el
artículo 1 del Código de Procedimiento Penal, se halla tutelado por las garantías constitucionales y las normas
procesales que son de orden público y de cumplimiento obligatorio. En su desarrollo las partes asumen el papel
protagónico de someterse a las reglas del debido proceso en igualdad de condiciones. Los Tribunales de Sentencia o el
Juez deben emitir la sentencia fundamentada consignando todos y cada uno de los hechos debatidos en el juicio, con
un análisis de todas y cada una de las pruebas de cargo y descargo incorporadas legalmente en el proceso, debiendo
la fundamentación ser clara sin contradicción entre la parte considerativa y la resolutiva, con indicación de las normas
sustantivas o adjetivas que respalden el fallo requisitos que toda sentencia debe contener, constituyendo su omisión
defectos de sentencia insubsanables al tenor del artículo 370 inciso 3) y 5) del Código de Procedimiento Penal, por lo
que en esos casos corresponde aplicar el primer parágrafo del artículo 413 del Código de Procedimiento Penal.”
Por otra parte, el Auto Supremo 562 de 1 de octubre de 2004, deviene del ilícito de Estelionato, en el que se invocó
defectos de sentencia previstos en el art. 370 del CPP, estableciendo la siguiente doctrina legal aplicable: “Las normas
procesales son de orden público y por consiguiente de cumplimiento obligatorio; si en obrados se observan defectos de
procedimiento que constituyen defectos absolutos y atentan derechos fundamentales, deben ser corregidos de oficio
por el Tribunal de Alzada o el de Casación en ejercicio de la facultad conferida por el artículo 15 de la Ley de
Organización Judicial, aunque el recurrente no hubiera efectuado reclamo oportuno para su saneamiento, facultad que
está restringida para casos donde se encuentren violaciones flagrantes al debido proceso y existan defectos absolutos
que determinen nulidad. Además en ningún fallo puede omitirse la fundamentación del mismo, no pudiendo ser
reemplazado por la simple relación de documentos o la mención de los requerimientos de las partes; tampoco puede
existir incongruencia y contradicción entre los fundamentos expuestos en la parte considerativa con la resolutiva”.
Consecuentemente los Tribunales de alzada a tiempo de resolver la apelación restringida, deben hacerlo con expreso
pronunciamiento de todas las pretensiones planteadas en el recurso de apelación restringida, lo contrario es incurrir en
incongruencia omisiva, tema ampliamente abordado por este Tribunal de justicia, entre otros, el Auto Supremo
297/2012-RRC de 20 de noviembre, estableció que la incongruencia omisiva o fallo corto constituye un defecto
absoluto, referido en esencia a la vulneración por el juez o tribunal del deber de atender y resolver a las pretensiones
que se hayan traído al proceso oportuna y temporalmente, frustrando con ello el derecho de la parte a obtener un
respuesta fundada en derecho sobre la cuestión formalmente planteada, lo que significa –de acuerdo con el referido
Auto Supremo- que el Tribunal de alzada debe dar respuesta fundamentada a todos y cada uno de los agravios
denunciados por el apelante; lo contrario significaría la vulneración del art. 124 del CPP.
B) DESCRIBIR Y EXPLICAR EL PRINCIPIO ESCOGIDO EN RELACION AL CASO (PRINCIPIO DE LEGALIDAD)
Sobre el principio de legalidad y la aplicación de la pena de acuerdo a la norma más favorable
Para el análisis de la problemática planteada, este Tribunal considera importante referirse a otros aspectos que deben
observar los Jueces y Tribunales a tiempo de emitir resoluciones, cual es la observancia del principio de legalidad.
Sobre este principio, el Tribunal Constitucional Plurinacional en la SCP 770/2012 de 13 de agosto señaló: “El principio
de legalidad se constituye en un elemento sustancial de todo aquel Estado que pueda identificarse como un Estado de
Derecho; resulta coincidente en la doctrina, identificar a este principio como el límite penal para que nadie pueda ser
condenado por la perpetración de un hecho, si éste no se encuentra descrito como figura delictiva con el
establecimiento de su correspondiente consecuencia jurídica por una ley anterior a su comisión. A decir de Fernando
Villamor Lucia, el principio de legalidad tiene dos partes, `nullum crimen sine lege y nulla poena sine lege, es decir que
el delito y la pena deben estar determinados por una ley previa´
La doctrina legal aplicable de la extinta Corte Suprema de Justicia, por medio del Auto Supremo 21 de 26 de enero de
2007, entre otros, reconoció que: `El principio de legalidad se constituye en una garantía constitucional del individuo,
que limita la actuación punitiva del Estado…´. Además dejo en claro que este `principio no se agota en la clásica
formulación elaborada por Feuerbach: 'Nullum crimen, nulla poena sine previa lege', sino que actualmente se presentan
otros requisitos que completan la formulación del principio, dotándoles de mayor exigencia y contenido, como son los
principios de 'taxatividad', 'tipicidad', 'lex escripta' y especificidad´.
El principio de legalidad se encuentra conformado a la vez por varios sub principios, entre ellos, el de taxatividad,
referido precisamente -valga la redundancia- a la taxatividad de la norma procesal, e implica la suficiente
predeterminación normativa de los ilícitos y sus consecuencias jurídicas; pues la indeterminación supone una
deslegalización material encubierta; por otra parte se encuentra el principio de tipicidad que desarrolla el principio
fundamental 'nullum crimen, nulla poena sine lege', se aplica como la obligación de que los jueces y tribunales apliquen
la ley sustantiva debidamente enmarcando la conducta del imputado exactamente en el marco descriptivo de la ley
penal a efectos de no incurrir en calificación errónea que afecte al debido proceso y devenga en defecto absoluto
insubsanable; otro importante principio es el de favorabilidad que denota la aplicación de la norma más favorable al
imputado o procesado en caso de duda y cuyo techo constitucional se encuentra en el art. 116.I. de la CPE vigente que
establece: “…Durante el proceso, en caso de duda sobre la norma aplicable, regirá la más favorable al imputado o
procesado”.
El alcance de este principio encuentra un desarrollo a nivel de los instrumentos internacionales, tan es así que el art. 9
de la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH) establece que: “Nadie puede ser condenado por acciones
u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho aplicable. Tampoco se puede
imponer pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito. Si con posterioridad a la comisión
del delito la ley dispone la imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello”. (El resaltado es
nuestro). Principio que también se encuentra contenido en los arts. 15.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, 11.2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
El contenido de dicho precepto viene a complementar en forma expresa lo previsto en el art. 123 de la CPE, en cuyo
texto se establece la aplicación retroactiva de la ley penal “siempre y cuando beneficie al imputado o a la imputada”, al
determinar que no se puede imponer pena más grave que la aplicable al momento de la comisión del delito,
adicionando el mandato de imponer la pena más leve, si con posterioridad a la comisión del delito la ley penal dispone
una pena más benigna; es decir, aplicar como principio rector: la ley penal más favorable.
Bajo estas precisiones es importante resaltar, que la relevancia de este principio y su fiel observancia ha sido
destacada por el sistema interamericano, estableciendo su carácter medular en todo Estado de Derecho. Así la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el caso Vélez Loor vs. Panamá, determinó que “en un Estado de Derecho,
los principios de legalidad y retroactividad presiden la actuación de todos los órganos del Estado, en sus respectivas
competencias, particularmente cuando viene al caso el ejercicio del poder punitivo”.
Lo precedentemente señalado, obliga a que los tribunales, en sujeción del principio de legalidad, al imponer la pena no
sólo observen la norma aplicable en el momento de la comisión del delito, sino que apliquen la norma penal más
favorable, beneficiando al condenado con la pena más leve si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la
imposición de una pena menor. Esta sujeción al principio de legalidad, vincula en nuestro ordenamiento jurídico no sólo
a los jueces y tribunales de sentencia, sino también a los Tribunales de apelación, así como a este Tribunal Supremo,
en el marco de sus respectivas competencias.