Historia
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Este trabajo pretende analizar el liderazgo de Fernando De la Rúa, durante su breve pero intenso
período como Presidente de la Nación Argentina, entre el 10 de diciembre de 1999 y el 20 de diciembre
de 2001. Se considerarán los aspectos teóricos de todo liderazgo político para a partir de allí definir el
perfil específico de su liderazgo. Este tema es significativo para arrojar luz sobre la incapacidad de De la
Rúa para hacer frente a los condicionamientos contextuales que derivaron en la crisis general de 2001.
A partir de este desarrollo se plantea el interrogante de si De la Rúa era el tipo de líder adecuado para
ese contexto de crisis de 1999. En el desencadenamiento de la crisis de 2001, ¿Qué responsabilidad le
cabe al tipo de liderazgo de De la Rúa? Y ¿cuál es la incidencia del contexto socio-económico?. La
presidencia de Fernando de la Rúa duró desde su toma de posesión el 10 de diciembre de 1999 hasta su
renuncia el 21 de diciembre de 2001, y se suponía que su presidencia terminaría el 10 de diciembre de
2003. De la Rúa ganó las elecciones con Carlos Álvarez con el 48,37% de los votos. el voto. sonidos; 10
millones de argentinos votaron por él. Argentina atraviesa una grave crisis que terminará por llevar al
colapso del país ya la creación del acontecimiento más importante de la democracia contemporánea.
A finales de 1999, cuando asumió Fernando de la Rúa, estaba claro que la situación no podía
mantenerse sin medidas sustanciales. El problema más grave del país es la pesada carga de la deuda
pública acumulada como consecuencia del elevado déficit presupuestario que persiste desde 1995. En
medio de una fuerte mayoría de argentinos a favor de una propuesta para acabar con años de
corrupción y políticas neoliberales contundentes. Sin embargo, su mandato es recordado como uno de
los peores en la historia del país.
Devaluar el peso para financiar el déficit presupuestario por problemas monetarios y promover
políticas keynesianas que favorecieran una rápida recuperación de la economía. Si a primera
vista esta medida parece la más eficaz, es la más dolorosa, ya que exige la derogación total o
parcial de la ley de conversión (lo que dañaría la reputación del Estado). Y el "recorte" de la
economía corre el riesgo de provocar una fuerte depreciación de la moneda a medida que
aumenta la inflación.
En diciembre de 2001, finalmente estalló la crisis. Ante esta ominosa perspectiva, muchos argentinos
retiraron simultáneamente sus ahorros en dólares de los bancos, lo que llevó a De la Rúa a restringir los
retiros a los sistemas conocidos como "corralitos".
El saqueo comenzó el jueves 13 de diciembre en la ciudad de Rosario, donde, en muchos casos, negocios
para no ser saqueados han optado por distribuir alimentos. Ese día, tres trabajadores de la fábrica
convocaron una séptima huelga general, contra las restricciones bancarias, que paralizó el país.
Asimismo, en distintas ciudades del país se han registrado ataques a supermercados por parte de
demandantes de alimentos y movilizadores de empleados estatales y desocupados. Al día siguiente, el
saqueo se extendió a Mendoza y otras ciudades importantes. “Era evidente que a los iniciales saqueos
espontáneos en la provincia de Buenos Aires le estaban sucediendo otros dirigidos y alentados por
punteros políticos del duhaldismo, que veían en esta situación la posibilidad de alcanzar finalmente el
gobierno que las urnas le habían negado”. Continuaron los ataques a supermercados en muchas partes
del país. Fuertes enfrentamientos se registraron en gran parte del pais; ahi es cuando De La Rúa dijo:
“No encontramos motivos para que haya una magnificación de estos episodios. El problema existe, pero
no debe ser motivo de alarma o de hablar de un conflicto general”. La represión de los desbordes
provocó 7 muertos, 137 heridos y más de 500 detenidos en pocas horas.
Las condiciones iniciales, los errores posteriores y la situación de diciembre de 2001 debilitaron el
gobierno de Fernando de la Rúa. Su liderazgo siempre había sido débil pero nunca cuestionado como en
estas jornadas. Luego de una reunión del Comité de Crisis convocada por De la Rúa, se anunció que se
implementaría un plan de emergencia para repartir víveres con el fin de mitigar los saqueos en el pais..
Solicito el ofrecimiento de un gobierno de coalición al Partido Justicia y Desarrollo y anunció que había
declarado el estado de sitio por treinta días en todo el territorio nacional. La respuesta popular no se
hizo esperar: tras el discurso, los "cacerolazos" y "bocinazos" comenzaron de forma espontánea,
extendiéndose a la Plaza de Mayo y al Congreso.
De la Rúa volvió a hablar por cadena nacional, donde nuevamente convocó al Partido Justicialista, y a
todas las fuerzas políticas, para participar de un gobierno de unidad nacional. Los párrafos más
destacables del discurso fueron:
"La situación política, económica y social pasa por graves momentos, estamos en una situación crítica.
Lo importante no son las personas sino las instituciones."
"Enorme endeudamiento, gran déficit, una crisis social de magnitud, con un alto índice de desempleo y
una crisis económica. Frente a todo eso, hemos ido actuando en busca de soluciones."
"He ofrecido al PJ que participe en un gobierno de unidad nacional, con amplitud y generosidad. Estoy
dispuesto a los cambios que sean necesarios. Les pido un gesto de grandeza." "Un cambio sustancial es
reclamado, lo haré."
El número de desempleados y cacerolazos de clase media se multiplicó hasta que de la Rúa ordenó la
represión de las protestas masivas. Con decenas de muertos a sus espaldas y la exclusión social, el 20 de
diciembre de 2001, de la Rúa se vio obligado a dimitir.
Luego del mensaje, De la Rúa se comunicó con algunos gobernadores peronistas para que acepten su
propuesta. Pero fue en vano, el PJ no estaba dispuesto a correr el riesgo político de sumarse a un
gobierno tan desgastado.
Finalmente, ante el vacío político que él mismo había contribuido a gestar, De la Rúa renunció y se
marchó de la Casa Rosada hacia la quinta de Olivos en helicóptero, mientras que en Plaza de Mayo
continuaba la “batalla campal”. El sueño de la Alianza terminaba de la peor manera.
Tras su renuncia, el expresidente se retiró de la vida política y evitó las apariciones públicas, aunque
tuvo que ser juzgado por cargos de represión violenta.
En conclusión, es interesante evaluar qué tipo de análisis puede ayudar a comprender en profundidad el
estilo de liderazgo de De la Rúa y su relación con la crisis de 2001. Al interpretar la crisis es importante
evitar caer al fatalismo. En ese sentido, ni siquiera el débil estilo de liderazgo del expresidente
determinó la crisis económica, social y política. por lo tanto existió una combinación de factores
desencadenantes que se agregaron de forma que se unen como un todo en una crisis total.
Con base en este estudio , podemos afirmar que el tipo de liderazgo político débil que ejerció de la Rúa
no se ajusta al contexto de la crisis de 1999 (un gobierno, un presidente sin liderazgo partidario, una
crisis económica y un gobierno dividido) complementado por la tendencia de de la Rúa a aislar y formar
un aparato de liderazgo incapaz de tomar decisiones contundentes y verosímiles de cambio. Esta
omisión condujo a una rápida erosión de su legitimidad. Finalmente, la crisis que rodeó a la conducción
política de De la Rúa, por el fuerte carácter presidencialista de nuestro país, y desprovisto de cualquier
responsabilidad, se extendió por todas partes y en todas las instituciones políticas. Por eso es posible
que, con el liderazgo sucesivo, el mandato institucional haya disminuido en el tiempo, sin que se hayan
emprendido reformas políticas significativas para mejorar la calidad de nuestra democracia.
Sitios de Internet
Reuters Staff
Diarios
GERVASONI, Carlos (2003). "¿Son las crisis políticas causa de las crisis financieras? Evidencias del
gobierno de la Alianza (1999-2000)". En: POSTData, nº 9, Septiembre de 2003. pp. 141-180
LANATA, Jorge (2003). Argentinos Tomo 2, siglo XX: desde Yrigoyen hasta la caída de De la Rúa, (Buenos
Aires, Ediciones B).