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Introducción
Pearson y Berry (2019) analizan cómo el DSM-5 toma en consideración las diversas
asociaciones entre el cannabis y la psicosis. Estas mismas abarcan un amplio rango
desde leve a severo e hiper agudo hasta toda la vida. El trastorno más leve
relacionado con el cannabis en el DSM-5 es la Intoxicación por cannabis. Cuando
los síntomas psicóticos asociados exceden el umbral de atraer atención médica o
duran más de 24 hs, nos lleva a un diagnóstico de Trastorno psicótico inducido por
cannabis (CIPD), siendo este trastorno clave para conceptualizar el continuo
completo de las asociaciones de cannabis y psicosis. Este diagnóstico puede
conducir a un deterioro significativo y está muy asociado con el desarrollo de una
futura esquizofrenia. El CIPD parece simple, pero en realidad es bastante complejo.
Ya que para diagnosticar adecuadamente un caso de CIPD se deben conocer la
ausencia de síntomas antes de la exposición al cannabis y la vuelta al estado
anterior a la exposición.
Large, Sharma, Compton, Slade, Nielssen (2011) realizaron un meta análisis que
establece la medida en que el consumo de cannabis afecta a la edad de inicio de la
psicosis. Los mismos han demostrado que la enfermedad en consumidores de
cannabis se puede presentar 2,7 años más temprano que en los no consumidores.
Estos resultados proporcionan evidencia de que el consumo de cannabis puede
tener un papel precipitante en el desarrollo de psicosis en algunas personas.
Es importante entender que no toda la marihuana es igual tal como refiere Di Forti
y colegas (2016), el cannabis contiene más de cien cannabinoides, los más
importantes son el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). El cannabis
recreativo ha estado tradicionalmente disponible como hierba (marihuana) o resinas
(hachís).
Según Murray et. al., (2016) la proporción de THC en el cannabis a base de hierbas
(marihuana) y resinas (hachís) comúnmente utilizada fue de 3% o menos en la
década de 1960, pero posteriormente comenzó a aumentar. Estos autores
sostienen que las plantas cultivadas para producir una alta concentración de THC
no pueden producir simultáneamente mucho CBD, sin embargo, en los primeros
años del siglo XXI, la proporción promedio de THC había aumentado entre un 16 y
20%.
Conclusiones
Estos datos pueden ser valiosos tanto para guiar la continuación de la investigación
como para la actualización de programas de sensibilización y prevención respecto
al abuso de cannabis.
Bibliografía
Hollister LE. (1986). Health aspects of cannabis. Pharmacol Rev. 38: 1-20.
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Large M, Sharma S, Compton MT, Slade T, Nielssen O. (2011) Cannabis use
and earlier onset of psychosis. A systematic meta-analysis. Arch Gen Psychiatry.
68: 555-61