¡Qué Olor Espantoso! Eugenia Elizabeth Román

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¡Qué olor espantoso!

Una tarde el cocodrilo


asomando su nariz
le llegó un olor a pis
que lo tuvo el día en vilo.
Pensó <<me quedo y vigilo
todo el tiempo este pantano>>.
Su trabajo no fue en vano,
a la mañana siguiente
tenía al zorrino en frente
despertándolo temprano.

El cocodrilo asombrado
no quiso ser descortés
le pidió con rapidez
que fuera para otro lado,
pero el zorrino enojado
levantó su cola gris
tiró un chorro en su nariz
y se alejó victorioso
hasta la cueva del oso
que de lejos dijo <achís>>.
Tenía alergia al zorrino,
su aroma particular
pues lo hacía estornudar,
y por eso cuando vino
le dio un regalo genuino
fue un perfume de París
para evitar los <<achís>>.
Pero, el zorrino ofendido
mostrándose distraído
tiró un chorro en su nariz.

<<Snif, snif, snif. Nadie me quiere>>.


La lágrima cayó al suelo
del zorrino sin consuelo.
<<Snif, snif, snif. Nadie me quiere>>.
<<Snif, snif, snif. Nadie me quiere>>.
El león escuchó el llanto:
<<No debe ser para tanto>>
le dijo para calmarlo
y a punto de acariciarlo
tiró un chorro como manto.
El león pegó un rugido
fue tan ensordecedor
que la selva oyó el rumor
de todo lo sucedido.
<¡Ese zorrino atrevido
pronto me las va a pagar!>>.
La jirafa vio llegar
al zorrino muy cansado
<<¿Es verdad lo que ha pasado?>>
y se agachó para hablar.

El zorrino en su relato
ocultando la verdad
dijo que, en realidad,
era un acto de arrebato
de ese león mojigato.
<<Si bajás más yo te cuento>>
le dijo el zorrino atento,
la jirafa le hizo caso
hasta que sintió un chorrazo
que le vino como un viento.
La jirafa enfurecida
subió muy alto su cuello
sin embargo, a pesar de ello,
el olor a pesticida
la dejó un tanto aturdida.
Y mientras huía el zorrino
vio en el medio del camino
descansando un escorpión
quien moviendo su aguijón
dijo: <<A ver si adivino…

…creo que estás escapando


¿en qué lío te has metido?>>
Y haciéndose el distraído:
<<A vos te andaba buscando
con la invitación es que ando
te espero en mi cumpleaños>>.
Después de tantos engaños
le cuesta mucho creer
que en su cara no va a ver
esos chorros tan extraños.

Entonces el escorpión
viendo su sinceridad
le dio pena de verdad
organizó una reunión
para evitar confusión.
Pues le preguntó al zorrino
a los que vio en el camino
y nombrando uno por uno
sin que faltara ninguno
fue a decir lo que convino.

Cuando encontró a la jirafa


le explicó la situación
y el porqué de la reunión.
<<Para mí que es otra estafa>>,
se resistió la jirafa.
Luego de tanta insistencia
le confirmó su presencia.
Entonces y, rápidamente,
salió a buscar el siguiente
que confirme su asistencia.

Por la calurosa arena


caminaba el escorpión
hasta que encontró al león
oculto tras su melena
durmiendo una siesta amena.
No le gustó la noticia:
<<¿Y si actúa con malicia?>>,
siguió el león dudoso:
<<El zorrino es un tramposo
y su olor una inmundicia>>.

Y cuando accedió a la prueba


fue por el otro animal
a buscar también su aval.
Y con una inquietud nueva
descubrió al oso en su cueva
que gustoso lo hizo entrar.
<<¿Y si nos quiere engañar?>>,
le preguntó al escorpión
ante aquella invitación
que demoró en aceptar.

Solo falta un invitado,


cerca estaba el cocodrilo
que nadaba muy tranquilo
y flotaba de costado.
La idea lo ha enfadado:
<<¡Yo no le creo un pepino
al falso zorro zorrino!>>.
Y después de un largo rato
de mal humor hizo trato
y retornó el peregrino.

El día de la reunión
todos dieron el presente.
<<El zorrino es inocente,
ante cada situación
despide por precaución
la defensa que es su olor.
Yo les pido, por favor,
que no falten a su fiesta>>.
Esa reflexión honesta
los hizo entender mejor.

La gran fiesta de aquel día


tuvo bailes y comida,
la animalada reunida
disfrutó de la alegría
con bastante algarabía.
El zorrino emocionado
se veía colorado.
Yo lo vi, por eso digo
que pensando en cada amigo
mantuvo su olor guardado.

Eugenia Elizabeth Román

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