Declaraciones Ew Sobre Waggoner

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ELENA DE WHITE: MUJER DE VISIÓN


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QUÉ OCURRIÓ EN MINNEAPOLIS

“Fue por fe —escribió Elena de White— que me aventuré a cruzar las Montañas Rocosas con el propósito de
asistir a la Asociación General celebrada en Minneapolis” (MS 24, 1888). {MV 257.4}

Abrumada por el desánimo, había sido alcanzada por la enfermedad en su hogar en Healdsburg. “No sentía
ningún deseo de recuperarme —escribió más tarde—. No tenía fuerza ni siquiera para orar, ni ningún deseo de vivir.
Descansar, sólo descansar, era mi deseo; estar en silencio y descansar. Al encontrarme por dos semanas víctima de
una postración nerviosa, había esperado que nadie suplicara al trono de gracia en mi favor. Cuando llegó la crisis, la
impresión era que yo moriría. Éste era mi pensamiento. Pero no era la voluntad de mi Padre celestial. Mi trabajo no
había terminado todavía” (MS 2, 1888). {MV 257.5}

Ella recordaba los solemnes votos que había hecho junto a la cama de su esposo moribundo; votos de
“chasquear al enemigo, de dirigir una apelación constante y ferviente a mis hermanos” (MS 21, 1888). Ella ahora
decidió hacer eso. {MV 257.6}

Al colocarse en la senda del deber, el Señor le dio fuerza y gracia para presentar su testimonio ante la gente.
Día tras día encontró que se iba fortaleciendo. {MV 257.7}
El 2 de octubre, con un número de amigos y compañeros de trabajo, y acompañada por Sara McEnterfer y
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Willie, ella estaba en el tren rumbo al Este. Para su desilusión, encontró que le fue necesario descansar en su
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camarote durante la mayor parte del viaje a Minneapolis debido a su fuerza reducida. No podía ni tejer ni hacer
visitas, pero sí examinó algunos papeles. {MV 257.8}

Al llegar a Minneapolis el miércoles de mañana, 10 de octubre, Elena, Willie y Sara fueron tratados
magníficamente. {MV 257.9}

La sesión de la Asociación General iba a celebrarse en la iglesia de Minneapolis que acababa de ser construida,
y se iniciaría el miércoles 17 de octubre por la noche. Un instituto ministerial iba a preceder a la sesión por toda una
semana. Recién comenzaron a desarrollarse los planes para un instituto cuando se anun ció la fecha de la sesión de
la Asociación General en la Review and Herald del 7 de agosto. Butler escribió: “Hermanos líderes han sugerido la
celebración de un instituto que preceda a la Asociación General del presente año, y han presentado muchas
razones poderosas en su favor” (RH, 28 de agosto, 1888). Una semana más tarde la Review anunció los planes del
instituto como que eran definitivos. Butler añadió: {MV 257.10}

No podemos pretender decir cuál será el orden exacto de los ejercicios [espirituales], o qué temas serán
considerados en forma especial... Una semana dedicada a instruir sobre aspectos importantes de la iglesia y el
trabajo de las conferencias, y a considerar con calma y a estudiar cuidadosamente asuntos que causan perplejidad
relacionados con las Escrituras, así como a buscar fervientemente a Dios en procura de sabiduría celestial, muy
probablemente será de vasto beneficio (Id., 4 de septiembre, 1888). {MV 258.1}

Parece que W. C. White, uno de los “hermanos líderes” que sugirió que se tuviese el instituto, tenía algo más
específico en mente. {MV 258.2}

Estaba la cuestión de la ley en Gálatas, que había sido introducida en la sesión de 1886, y también la identidad
de los diez cuernos, o reinos, de la bestia de Daniel 7. Los puntos de vista sobre estos asuntos sustentados por los
editores de Signs of the Times, E. J. Waggoner y A. T. Jones, estaban en conflicto con las opiniones tradicionales
sostenidas en forma muy generalizada, y particularmente por Butler y Smith. {MV 258.3}

En una carta a Mary, que estaba muy enferma en el retiro de salud en St. Helena, Elena de White dijo: {MV
258.4}

Los pastores Smith y Butler son muy reacios a que se hable sobre la ley en Gálatas, pero no puedo ver cómo
esto puede evitarse. Debemos tomar la Biblia como nuestra norma e investigar diligentemente sus páginas en
busca de luz y evidencia de la verdad (Carta 81, 1888). {MV 258.5}

En su informe en la apertura del instituto, Smith dijo: {MV 258.6}

Los temas propuestos para que se consideren en las horas de estudio bíblico e histórico son, hasta el momento,
una vista histórica de los diez reinos, la divinidad de Cristo, la curación de la herida mortal, la justificación por la fe,
cuán lejos debiéramos ir al tratar de usar la sabiduría de la serpiente, y la predestinación. Sin duda se introducirán
otros temas (RH, 16 de octubre, 1888). {MV 258.7}
Respecto a las primeras horas del instituto,
191/444él escribió: {MV 258.8}

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obra del mensaje en países
extranjeros. A las 9:00 a.m. de hoy [el día 11] A. T. Jones tuvo una exposición bíblica sobre el avance de la obra del
mensaje del tercer ángel. El punto que se destacó fue que la consagración personal debe encontrarse en el
fundamento de todo nuestro éxito en esta obra (Ibíd.). {MV 258.9}

En su informe editorial escrito en el segundo día, Smith informó a los lectores de la Review que unos 100
ministros estaban presentes cuando se inició el instituto a las 2:30 p.m. del miércoles 10 de octubre. Como Butler
había quedado en Battle Creek por razones de enfermedad, se eligió a S. N. Haskell para que presidiese las
reuniones. F. E. Belden fue elegido secretario. {MV 259.1}

El programa diario estaba lleno, comenzando con una reunión devocional matutina a las 7:45 y continuando
durante todo el día y en las horas vespertinas. {MV 259.2}

Las reuniones a las 10:00 a.m. y 2:30 p.m. estuvieron ocupadas por A. T. Jones en un examen del tema de los 10
reinos. A las 4:00 p.m. E. J. Waggoner (tanto ministro ordenado como médico), por convenio, se ocupó, en la forma
de una conferencia bíblica, de los deberes de los oficiales de iglesia. {MV 259.3}

Smith informó: {MV 259.4}

La Hna. White está presente, disfrutando de una buena medida de salud y fuerza. Los hermanos han expresado
su gran chasco y pena por el hecho de que el pastor Butler no puede estar presente debido a una enfermedad. Lo
recuerdan fervientemente en sus oraciones. Hay buenas perspectivas de que se tendrá una reunión provechosa
(Ibíd.). {MV 259.5}

Cuando Elena de White habló en el devocional del jueves de mañana se sorprendió ante el gran número de
rostros nuevos en la audiencia. Muchos obreros nuevos se habían unido al cuerpo de ministros en los tres o cuatro
años desde que ella había asistido a la sesión de la Asociación General celebrada al este de las Montañas Rocosas.
{MV 259.6}

Al escribirle sobre el instituto a Mary, que estaba en el retiro de salud, ella informó: {MV 259.7}

Hoy, viernes [12 de octubre], a las 9:00 de la mañana, leí un asunto importante a la conferencia y luego presenté
un testimonio muy claro a nuestros hermanos. Produjo un gran efecto en ellos. {MV 259.8}

El pastor Butler me envió una larga carta, una producción muy curiosa de acusaciones y cargos contra mí, pero
esas cosas no me conmueven. Creo que era mi deber venir. No me preocupo para nada en cuanto al futuro, pero
trato de hacer mi deber para hoy (Carta 81, 1888). {MV 259.9}

Butler había dictado una carta de 39 páginas en la cual, entre otras cosas, atribuía su enfermedad de cinco
meses principalmente a la manera en que la Sra. White había aconsejado al tratar con la cuestión de la ley en
Gálatas. Ella no había condenado a Waggoner por su posición, aunque estaba en un conflicto directo con la que
sostenían Butler y Smith. {MV 259.10}
El hecho de que el presidente de la Asociación
191/444 General, que había apoyado lealmente a Elena de White a lo
largo de los años, estuviese escribiendo “acusaciones y cargos” contra ella, era desanimador. Reflejaba la corriente
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en aumento de actitudes negativas hacia los mensajes que Dios estaba enviando a su pueblo a través de su
mensajera. Butler sentía un profundo recelo por el trabajo de Jones y Waggoner, y por informes que le habían
llegado, tenía la seguridad de que Elena de White estaba de parte de ellos. De este modo comenzaron a aparecer
los presagios de lo que les aguardaba en el período de algo más de tres semanas del instituto y de la sesión de la
Asociación General. {MV 260.1}

El servicio del viernes de noche, 12 de octubre, proyectó una nube sobre el grupo de obreros. La Sra. de White
escribió al respecto: {MV 260.2}

Al comienzo del sábado, el pastor [Eugene] Farnsworth predicó un discurso sumamente lóbrego al hablar de la
gran maldad y corrupción que hay en nuestro medio y al explayarse sobre las apostasías existentes entre nosotros.
No había luz, ni buen ánimo, ni aliento espiritual en este discurso. Se difundió una penumbra general entre los
delegados a la conferencia (Ibíd.). {MV 260.3}

Ella tenía la reunión del sábado de tarde, y aprovechó la oportunidad para tratar de cambiar completamente el
rumbo de las cosas. Ella escribió: {MV 260.4}

Ayer fue un período muy importante en nuestra reunión. El pastor Smith predicó por la mañana sobre las
señales de los tiempos. Creo que fue un buen discurso, oportuno. Por la tarde yo hablé sobre 1 Juan 3. {MV 260.5}

“Mirad cuál amor”, etcétera. La bendición del Señor descansó sobre mí y puso palabras en mi boca, y me
expresé con mucha libertad al tratar de grabar en nuestros hermanos la importancia de explayamos mucho más en
el amor de Dios y dejar a un lado cuadros lúgubres. {MV 260.6}

El efecto sobre la gente fue muy feliz. Creyentes e incrédulos dieron testimonio de que el Señor los había
bendecido con la palabra hablada y que desde ese momento en adelante no contemplarían el lado oscuro ni se
explayarían en el gran poder de Satanás, sino que hablarían de la bondad y el amor y la compasión de Jesús, y
alabarían más a Dios... {MV 260.7}

El Señor me dio un testimonio destinado a animar. Mi propia alma fue bendecida, y pareció que la luz brotó en
medio de las tinieblas (Ibíd.). {MV 260.8}

El lunes 15 de octubre, cerca del fin del instituto, E. J. Waggoner introdujo el tema de la ley en Gálatas. La
discusión continuó por casi una semana en los períodos de estudio de la Biblia en la sesión de la Asociación
General. Comen- zando con el segundo día, Waggoner colocó el énfasis en la justificación por la fe. Habló con
erudición, bondad y fervor, y sus argumentos fueron persuasivos. El lunes 22 de octubre, justo una semana
después de comenzar sus estudios, escribió un informe sobre el progreso del instituto y de la sesión de la
Asociación General para los lectores de Signs of the Times. Después de escribir sobre los temas presentados en la
hora de estudio de la Biblia durante los primeros pocos días, informó que luego se comenzó a considerar “la ley y el
Evangelio en sus diversas relaciones, bajo el título general de justificación por la fe”. {MV 260.9}
Estos temas han despertado un profundo interés en la mente de todos los presentes; y hasta ahora durante la
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conferencia se ha dedicado una hora por día a la continuación de su estudio (ST, 2 de noviembre, 1888). {MV 261.1}
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Su audiencia simpatizaba en general con el muy amado y respetado Uriah Smith. Muchos estaban del lado de
Butler, quien se hallaba ausente. Debido a que Elena de White era tolerante y deseaba ver una discusión imparcial
del asunto vital de Cristo y su justicia, se suponía que ella estaba influenciada por Waggoner. Ella negó esto,
testificando así: {MV 261.2}

Yo no he conversado al respecto con mi hijo W. C. White, con el Dr. Waggoner, o con el pastor A. T. Jones (MS
15, 1888 [ver también Olson, pp. 305-306]). {MV 261.3}

Todos podían ver que ella escuchaba atentamente las exposiciones de Waggoner. En su declaración
retrospectiva, escrita poco después de la conferencia, ella dijo: {MV 261.4}

Cuando declaré delante de mis hermanos que había escuchado por primera vez las opiniones del pastor E. J.
Waggoner, algunos no me creyeron. Dije que había oído preciosas verdades presentadas a las cuales podía
responder con todo mi corazón, pues ¿no habían sido estas grandes y gloriosas verdades —la justicia de Cristo y el
sacrificio total hecho en favor del hombre— indeleblemente impresas en mi mente por el Espíritu de Dios? ¿Acaso
este tema no ha sido presentado en los testimonios una y otra vez? Cuando el Señor dio a mis hermanos la
preocupación de proclamar este mensaje, sentí una inexpresable gratitud a Dios, porque sabía que era el mensaje
para este tiempo (3MS, pp. 194-195). {MV 261.5}

Es interesante notar que Elena de White declaró varias veces que no estaba lista para aceptar algunos puntos
mencionados por el Dr. Waggoner. Ella escribió sobre esto el 1o de noviembre, cuando la conferencia se estaba
acercando a su fin: {MV 261.6}

No considero como correctas algunas interpretaciones de la Escritura dadas por el Dr. Waggoner. Pero creo
que él es perfectamente honesto en sus puntos de vista, y respetaría sus sentimientos y lo trataría como a un
caballero cristiano... {MV 261.7}

Sería peligroso denunciar la posición del Dr. Waggoner como enteramente errónea. Esto agradaría al enemigo.
Veo la belleza de la verdad en la presentación de la justicia de Cristo en relación con la ley como el doctor la ha
puesto ante nosotros (MS 15, 1888 [ver también Olson, p. 302]). {MV 262.1}

Muy naturalmente, los informes de los eventos en Minneapolis fueron enviados día tras día a Butler, en su lecho
de enfermo en Battle Creek. Lo que él oyó no le dio tranquilidad de espíritu. Telegrafió un mensaje a la sesión:
“Sostengan los hitos antiguos”. Esto endureció la resistencia a la presentación de Waggoner. Poco después de la
sesión Elena de White iba a referirse a este punto: {MV 262.2}

En Minneapolis Dios dio preciosas gemas de verdad a su pueblo en marcos nuevos. Esta luz del cielo fue
rechazada por algunos con toda la terquedad que los judíos manifestaron al rechazar a Cristo, y se habló mucho de
mantenerse fieles a los hitos antiguos. {MV 262.3}
Pero hubo evidencias de que no sabían cuáles eran los hitos antiguos. Hubo evidencias de que había
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razonamientos basados en la Palabra que eran dignos de apelar a la conciencia; pero las mentes de los hombres
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estaban fijas, selladas contra la entrada de la luz, porque habían decidido que era un error peligroso quitar los “hitos
antiguos” cuando no se movía una estaca de los hitos antiguos, pero ellos tenían ideas pervertidas de lo que
constituían los hitos antiguos (MS 13, 1889 [ver también CWE, p. 30]). {MV 262.4}

Luego ella enumeró lo que ella consideraba los “hitos”. Por supuesto, ella estaba enumerando las
características distintivas del movimiento adventista. No incluyó pilares de fe como la autoridad de las Sagradas
Escrituras, el bautismo y la justificación por la fe, sino aquellos que habían sido convenidos por los primeros
creyentes en el segundo advenimiento después que pasó el tiempo en 1844Ella enumeró la purificación del
santuario, los mensajes de los tres ángeles, la importancia del sábado, y la no inmortalidad del alma. {MV 262.5}

Ella dijo: {MV 262.6}

Todo este clamor acerca del cambio de los hitos antiguos es completamente imaginario. {MV 262.7}

Ahora en el tiempo actual Dios dispone que se le dé a su obra un ímpetu nuevo y fresco. Satanás ve esto, y está
decidido a que se le ponga obstáculos. Sabe que si puede engañar al pueblo que sostiene que cree la verdad
presente, [y hacerles creer que] la obra que el Señor planea hacer para su pueblo es una remoción de los hitos
antiguos, algo que ellos debieran resistir con el celo más decidido, entonces se regocija por el engaño que les ha
inducido a creer (Ibíd. [ver también CWE, pp. 3031]). {MV 262.8}

Cuarenta años antes Elena de White había estado presente cuando aquellos que estaban iniciando la obra de la
iglesia estudiaron los asuntos doctrinales. Al escribir sobre esto en 1892 ella recordó: {MV 263.1}

Solíamos reunimos, con el alma cargada, orando que fuéramos hechos uno en fe y doctrina; porque sabíamos
que Cristo no está dividido. Un tema a la vez era objeto de investigación. Las Escrituras se abrían con reverente
temor. A menudo ayunábamos, a fin de estar mejor preparados para entender la verdad. {MV 263.2}

Después de fervientes plegarias, si algún punto no se entendía, era objeto de discusión, y cada uno expresaba
su opinión con libertad; entonces solíamos arrodillamos de nuevo en oración, y ascendían fervientes súplicas al
cielo para que Dios nos ayudara a estar completamente de acuerdo, para que pudiéramos ser uno como Cristo y el
Padre son uno... {MV 263.3}

Poníamos especial cuidado en que los textos no fueran torcidos para acomodarse a las opiniones de hombre
alguno. Tratábamos de hacer que nuestras diferencias fueran tan leves como fuera posible, no espaciándonos en
puntos de menor importancia sobre los cuales hubiera opiniones variadas. Pero la preocupación de toda alma era
producir entre los hermanos una condición que fuera una respuesta a la oración de Cristo de que sus discípulos
fuesen uno como él y el Padre son uno (TM, pp. 24-25; la cursiva se ha añadido). {MV 263.4}

Pero éste no fue el caso en Minneapolis. Los dirigentes allí no trataron de hacer sus diferencias “tan leves como
fuera posible”. Durante dos años había ardido la cuestión de la ley en Gálatas, y cuando se abordó, se desataron la
amargura y las acusaciones. {MV 263.5}
El punto focal era el versículo 24 del capítulo
191/4443, que reza: “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para
llevamos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe”. No se disputaba entre los adventistas la verdad en
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cuanto a que el creyente es justificado por la fe, aunque esta verdad vital estaba tristemente descuidada en ese
entonces. En 1888 la diferencia aguda de opinión, al igual que cuando J. H. Waggoner escribió sobre el tema en
1854, era si la ley presentada como el ayo o tutor era la ley moral o la ceremonial. Estos dos asuntos fueron ligados
en un estudio sobre “la ley y el Evangelio” en una manera tal que si un tópico sufría en un debate amargo, ambos
eran afectados. El gran adversario se aprovechó de esto. {MV 263.6}

Para complicar las cosas, la discusión sobre la ley en Gálatas tuvo lugar inmediatamente después del amargo y
extenso debate sobre los hunos y los alamanes (ver Dan. 7:20), con obreros claves que tomaban partido de un lado
y del otro y reaccionaban fuertemente. {MV 263.7}

A medida que avanzaba la reunión y las posiciones de los participantes resultaban claras, la Sra. de White llegó
a preocuparse profundamente y a sentirse angustiada ante los sentimientos cortantes y duros. Ella tenía poco que
decir sobre la justificación por la fe en sí, pero recalcó la importancia de la tolerancia y la unidad entre los
hermanos, y la manifestación de una actitud cristiana. Ella comentó lo siguiente: {MV 264.1}

Existen algunas diferencias de opinión sobre algunos temas, pero ¿es ésta una razón para albergar sentimientos
agrios y duros? ¿Se entronizarán en el corazón la envidia, las malas sospechas, las suspicacias y malas
imaginaciones, el odio y los celos? Todas estas cosas son malas, y pertenecen solamente a la maldad. Nuestra
ayuda está sólo en Dios. Pasemos mucho tiempo en oración y en el estudio de las Escrituras con el debido espíritu:
un espíritu con deseos de aprender y dispuesto a ser corregido o rectificado en cualquier punto en que podamos
estar en error. Si Jesús está en nuestro medio y nuestros corazones se derriten de ternura movidos por su amor,
tendremos uno de los mejores congresos al que jamás hayamos asistido (3MS, pp. 187-188). {MV 264.2}

Elena de White sintió que había hecho todo lo que podía hacer para presentar la luz que el Señor le había dado,
y pensó en retirarse calladamente de la conferencia (MS 24, 1888). Pero descubrió que éste no era el plan de Dios.
Ella no iba a ser liberada de su responsabilidad de estar allí como su mensajera. {MV 264.3}

Al no ser liberada, quedó. {MV 264.4}

Antes de que terminara la sesión, ella había hablado casi veinte veces en muchas exhortaciones que invitaban a
hacer un examen de conciencia. Nunca antes había hablado tan resueltamente a este grupo de obreros
responsables. {MV 264.5}

En una carta a Mary ella comentó: {MV 264.6}

No conocemos el futuro, pero sentimos que Jesús permanece en el timón y no naufragaremos. Mi valor y fe
han sido buenos y no me han fallado, pese a que hemos tenido la lucha más difícil e incomprensible entre dos
bandos que alguna vez haya habido en nuestro pueblo. El asunto no puede explicarse mediante la pluma a menos
que escribiese muchas, muchas páginas; de modo que mejor que no emprenda la tarea (Carta 82, 1888; la cursiva
se ha añadido). {MV 264.7}
Ella hizo eso poco después que terminó la sesión, en la declaración de 26 páginas, “Mirando retrospectivamente
191/444
a Minneapolis” (MS 24, 1888), de la que aparece una porción muy extensa en Mensajes selectos, tomo 3, páginas
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177-215, bajo el título, “Elena de White Informa Acerca del Congreso de Minneapolis”. {MV 264.8}

Por varias expresiones en esta carta a Mary parece claro que cuando terminó la reunión en Minneapolis, no se
vio entonces qué reservaba el futuro, el cual estaría determinado por lo que hubiese en el corazón de los ministros.
Esto no se sabría hasta que se fortalecieran en su ánimo e hicieran decisiones personales. {MV 265.1}

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