Danny Vivas VS Iss
Danny Vivas VS Iss
Danny Vivas VS Iss
[El niño] nació el 23 de junio del 2004 con una edad gestacional de 31 semanas.
El nacimiento ocurrió de emergencia por cesárea debido a la condición de
preclamsia con inminencia a eclampsia que sufrió la madre gestante. A las dos
horas de nacido, el menor presentó síndrome de dificultad respiratoria, condición
que ocurre por falta de surfactante en el desarrollo pulmonar del bebé. A pesar de
la orden de aplicar surfactante al menor, esta sustancia no se encontraba en el
hospital, y solo se consiguió hasta el siguiente día. Durante más de un mes de
hospitalización en incubadora, el menor presentó síntomas como desaturación,
temblores, hipotonía e hipertonía. Luego de su estabilización, el bebé fue dado de
alta con un diagnóstico posible de hipoxia isquémica. Este diagnóstico fue
confirmado un año después, el 17 de junio de 2005, cuando se le prescribió:
parálisis cerebral mixta con síndrome convulsivo como secuela de hipoxia
cerebral. La parte actora alegó que la hipoxia isquémica ocurrió como
consecuencia de la falta de aplicación oportuna del surfactante pulmonar (…) [L]a
Sala constata la configuración de una falla en la prestación del servicio médico,
debido a la demora en la aplicación del surfactante pulmonar, por la falta de
existencias de esta sustancia en la clínica que atendió el parto.
Para que pueda predicarse una falla en la prestación del servicio médico, la Sala
ha precisado que se requiere la demostración de que la atención médica no
cumplió con estándares de calidad fijados por el estado del arte de la ciencia
médica, vigente en el momento de la ocurrencia del hecho dañoso. Del mismo
modo, debe probarse que el servicio médico no ha sido cubierto en forma
diligente, esto es, que no se prestó con el empleo de todos y cada uno de los
medios humanos, científicos, farmacéuticos y técnicos que se tengan al alcance.
En el presente caso, la parte actora alegó que la falla en la prestación del servicio
médico, como factor que contribuyó a la producción del daño, fue la falta de
disponibilidad inmediata del surfactante pulmonar que requería el paciente, lo cual
conllevó a una tardanza en la aplicación de dicho medicamento, y desencadenó
en la hipoxia que generó la parálisis cerebral que padece el menor Daniel Felipe
Vivas Salgado. (…) El derecho a la salud adquiere la categoría de derecho
fundamental cuando su vulneración pone en riesgo bienes jurídicamente
protegidos como la vida. Es por eso que, con el fin de garantizar la consecución de
los fines esenciales del Estado Social de Derecho, la efectiva protección del
derecho a la salud es una obligación pública de carácter prestacional, que
involucra obligaciones de hacer por parte del Estado, para logar una efectiva
prestación del servicio público, en el que se garantice el pleno goce de los
servicios de asistencia médica, incluido el suministro oportuno de implementos
hospitalarios y farmacéuticos. NOTA DE RELATORIA: Sobre la demostración de
la deficiencia en la atención medica según el momento de la ocurrencia del hecho,
cita sentencia de 25 de febrero de 2009, Exp. 17149. Sobre el deber de probar
que el servicio médico no se prestó de forma diligente, esto es, con la utilización
de los medios técnicos y humanos que se tengan al alcance, cita sentencia de 11
de febrero de 2009, Exp. 14726. Sobre el derecho a la salud como derecho
fundamental, cita sentencia de la Corte Constitucional T-571 de 1992
CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
SUBSECCION B
Bogotá, D.C., ocho (8) de julio del dos mil dieciséis (2016)
Daniel Felipe Vivas Salgado nació el 23 de junio del 2004 con una edad gestacional de 31
semanas. El nacimiento ocurrió de emergencia por cesárea debido a la condición de
preclamsia con inminencia a eclampsia1 que sufrió la madre gestante. A las dos horas de
nacido, el menor presentó síndrome de dificultad respiratoria, condición que ocurre por
falta de surfactante en el desarrollo pulmonar del bebé. A pesar de la orden de aplicar
surfactante al menor, esta sustancia no se encontraba en el hospital, y solo se consiguió
hasta el siguiente día. Durante más de un mes de hospitalización en incubadora, el menor
presentó síntomas como desaturación, temblores, hipotonía e hipertonía. Luego de su
estabilización, el bebé fue dado de alta con un diagnóstico posible de hipoxia isquémica.
Este diagnóstico fue confirmado un año después, el 17 de junio de 2005, cuando se le
prescribió: parálisis cerebral mixta con síndrome convulsivo como secuela de hipoxia
cerebral. La parte actora alegó que la hipoxia isquémica ocurrió como consecuencia de la
falta de aplicación oportuna del surfactante pulmonar.
I. ANTECEDENTES
1. La demanda
1
“Es la presencia de crisis epilépticas (convulsiones) en una mujer embarazada. Estas
convulsiones no tienen relación con una afección cerebral preexistente.”. (Biblioteca Nacional de
Medicina de los Estados Unidos, “Eclampsia”, en nml.nih.gov,
https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000899.htm, en línea, consultado el 20 de
junio de 2016).
2.1. POR PERJUICIOS MORALES páguese a cada uno de los
demandantes:
La Empresa Social del Estado Antonio Nariño solicitó que se denieguen las
pretensiones, debido a que considera que no existe nexo causal entre el servicio
público de salud prestado en la Unidad Hospitalaria Rafael Uribe Uribe de la
Empresa Social del Estado Antonio Nariño y el daño alegado en la demanda,
consistente en la parálisis cerebral mixta y el síndrome convulsivo que padece
Daniel Felipe Vivas Salgado (f. 392-399, c. 2 y 400-439, c. 3).
Lo anterior, fue considerado por el Tribunal como una falta por parte de la entidad,
que dejó de suministrar un elemento que el paciente requería, por falta de este en
el hospital.
Se dijo en la sentencia:
Así, (…) la Sala encuentra que el menor padece una parálisis cerebral
mixta y síndrome convulsivo, que mediante una prueba directa no se
puede imputar a las entidades demandadas, pero que al ser consecuencia
de una encefalopatía hipóxica posnatal, permite inferir, que los riesgos de
sufrir lesiones neurológicas se agudizaron con el no suministro del
surfactante pulmonar, que era necesario para lograr una correcta
oxigenación, y ello teniendo en cuenta el contexto, caracterizado por las
negligencias, en que se presentó esa omisión (f. 611 y 614, c. ppl.).
A favor de la madre del menor, Martha Lucía Salgado, el a quo reconoció el lucro
cesante consolidado y futuro, debido a que, con la carta de renuncia se tuvo como
probado que la madre del menor tuvo que abandonar su empleo para dedicarse
de lleno a su hijo, tal como se afirmó en la demanda. El lucro cesante
correspondió al periodo consolidado que va desde la fecha en que la demandante
renunció a su empleo hasta la fecha de la sentencia y al periodo futuro que va
desde la fecha de la sentencia hasta que el menor hubiere cumplido 18 años. Lo
anterior, debido a que a partir de que el menor cumpliera 18 se empezó a
reconocer la indemnización por lucro cesante a su favor.
Finalmente, teniendo en cuenta que el monto por indemnización de lucro cesante
ascendió a $311.387.897 (indemnización debida o consolidada $102.995.671 e
indemnización futura $208.392.2225) y, que en la demanda se pidió por este
concepto la suma de $300.000.000, el Tribunal reconoció solamente la suma
solicitada en la demanda, sin actualización.
Por concepto de daño emergente se reconoció a favor del padre del menor, Danny
Tomás Vivas, la suma de $11.776.601, de acuerdo a lo acreditado por medio de
facturas de los gastos relacionados con la enfermedad padecida por el menor. La
indemnización por daño emergente futuro se denegó, por cuanto se consideró que
esta se encuentra incluida dentro de lo reconocido al menor por concepto de daño
fisiológico, en el entendido de que esta suma sería destinada a los gastos que
este tuviera en su vida futura.
FALLA
A favor del niño DANIEL FELIPE VIVAS SALGADO, quien sufre parálisis
cerebral mixta y síndrome convulsivo, a DANNY TOMÁS VIVAS ANGULO,
en su calidad de padre, a MARTHA LUCÍA SALGADO MONCAYO, en su
calidad de madre, a JUAN DAVID VIVAS SALGADO, en su calidad de
hermano, a HEDY (sic) MONCAYO CADENA, en su calidad de abuela, la
suma de CIEN (100) SALARIOS MÍNIMOS LEGALES MENSUALES
VIGENTES, para cada uno.
[E]l parto a término se desencadena por un estrés fetal con aumento del
cortisol. Si el parto es pretérmino este fenómeno o no tiene lugar, o el
cortisol es muy bajo. Ello repercute en una baja producción de surfactante
pulmonar, con el consiguiente SDR. Por lo tanto, en toda amenaza de
parto pretérmino espontáneo o por interrupción del embarazo en caso de
amenaza para la vida materna (preclamsia severa) la conducta a seguir es
inyectar corticoides a la madre (f.647, c.ppl.).
Concluyó que no hay evidencia científica que permita concluir que la parálisis
cerebral que sufre Daniel Felipe Vivas Salgado pueda ser atribuida de manera
directa a la demora en la aplicación del surfactante, y que, por el contrario, de
acuerdo con la historia clínica y la doctrina médica la falta de aplicación de la
segunda dosis de corticoide sí aumentó el riesgo de parálisis cerebral para el
recién nacido.
[E]l criterio es médico, por cuanto este tiene que tomar la decisión de
colocar un tubo que permita al recién nacido una adecuada expansión
pulmonar y que permita un escape de aire alrededor del tubo a una presión
inspiratoria de 20 cms de agua. Así mismo, lo importante a tener en cuenta
no es el diámetro del tubo, sino que lo relevante es que este coincida en
algunos casos con el dedo meñique del niño, por cuanto el tubo no
produce la hemorragia, sino que las lesiones se producen a nivel de la
glotis y para nada tiene que ver con el pulmón.
Afirmó que no existe seguridad sobre que la falta de suministro oportuno del surfactante
pulmonar haya constituido la causa eficiente del daño, así como tampoco que se haya
configurado una pérdida de oportunidad para el menor.
5. Alegatos de conclusión
6. Trámite procesal
El 4 de agosto de 2011 se celebró audiencia de conciliación entre la parte demandante
y una de las entidades demandadas, Instituto de Seguros Sociales. El acuerdo
conciliatorio tuvo como límite el 50% de la condena impuesta en la sentencia de primera
instancia, por tanto, se conciliaron las siguientes sumas:
- Por concepto de perjuicios morales a favor cada uno de los demandantes 40 SMLMV.
- Como indemnización de perjuicios por daños a la vida de relación a favor de Daniel
Felipe Vivas Salgado la suma equivalente a 250 SMLMV, a favor de los demás
demandantes la suma equivalente a 125 SMLMV para cada uno.
- Por perjuicios materiales en la modalidad de lucro cesante la suma de $39.114.311 a
favor de Daniel Felipe Vivas Salgado y la suma de $120.000.000 a favor de la señora
Martha Lucía Salgado.
- Por perjuicios materiales en la modalidad de daño emergente se concilió la suma de
$4.710.640 a favor de Danny Tomás Vivas Angulo (f. 809, c.ppl).
Del dictamen rendido por la profesional posesionada se dio traslado a las partes, dentro
del cual guardaron silencio (f. 907, c.ppl.).
II. CONSIDERACIONES
1. Presupuestos procesales
Los demandantes afectados por los hechos ocurridos al menor Daniel Felipe Vivas
Salgado acreditaron debidamente su parentesco con él 3, por tanto, les asiste
interés para solicitar que se declare la responsabilidad por los daños invocados en
la demanda.
Por otra parte, está probado en el expediente que la Empresa Social del Estado,
Antonio Nariño fue la entidad encargada de brindar la atención médica 4. Como se
trata de una entidad estatal y su naturaleza jurídica es la de Empresa Social del
Estado, la Sala encuentra está legitimada en la causa por pasiva.
2
En la demanda se pidieron $1.000.000.000, a favor del demandante Danny Tomás Vivas Angulo,
por concepto de daño material en modalidad de daño emergente.
3
Obran en el expediente los registros civiles de nacimiento de Daniel Felipe Vivas Salgado y Juan
David Vivas Salgado, documentos de los cuales se evidencia que sus padres son Martha Lucía
Salgado y Danny Tomás Vivas, igualmente se allegó registro civil de nacimiento de Martha Lucía
Salgado Moncayo en el que se anotó que es hija de Edith Moncayo, y el registro civil de nacimiento
de Heidy Moncayo Cadena. Al respecto, a pesar de que el nombre de la última no coincide con el
anotado en el registro civil de nacimiento de Martha Lucía Salgado, se advierte que esto constituye
un error en la anotación del nombre, puesto que en la declaración rendida por Sandro Hernán
Grijalba ante el Tribunal Administrativo del Cauca, este mencionó: “PREGUNTADO: Conoce usted
a la señora Edy (sic) Moncayo Cadena y la relación que tiene con la familia Vivas Salgado.
CONTESTO: Ella es la mamá de Martha Lucía, ella nos acompañó en muchas ocasiones en los
viajes a Cali, para ayudar a tener el niño y a los cuidados del niño (…) la señora Hedy (…) la
encontraba muy mal, decaída de ver la situación de su nieto”. Con lo anterior, se tiene demostrado
que la persona que registra como madre de Martha Lucía Salgado Moncayo es la demandante
Hedy Moncayo Cadena, por lo que su legitimación en la causa por pasiva se encuentra
demostrada (f. 48-52, c.1, f. 14, c.4).
4
Mediante oficio de 28 de septiembre del 2007, el Instituto de Seguros Sociales allegó certificación
de que la señora Martha Lucía Salgado es afiliada en calidad de cotizante a dicha institución desde
julio de 1995. Además, informó que dentro de la red de servicios para atender a sus afiliados se
encuentra la E.S.E. Antonio Nariño-Clínica Rafael Uribe Uribe (f. 245, c. 5).
No ocurre lo mismo con la entidad demandada Instituto de Seguros Sociales, pues
su escisión ocurrió en el año 2003 y tanto la Clínica ISS Popayán, como la Rafael
Uribe quedaron adscritas a la ESE Antonio Nariño 5, entidad que, como se vio,
cuenta con personalidad jurídica, por lo que comparece de manera autónoma al
proceso 6.
Así, teniendo en cuenta que en la demanda no se alegó ninguna falla con respecto
al asegurador del servicio, Instituto de Seguros Sociales, y que la prestación del
servicio de salud le correspondía a la ESE Antonio Nariño, se concluye que el ISS
no se encuentra legitimado en la causa. Así se declarará en la parte resolutiva de
la decisión.
Así las cosas, como la demanda fue impetrada el 11 de agosto de 2006, esto es, dentro
de los dos años contados a partir del conocimiento del hecho dañoso, en los términos del
artículo 136 del Código Contencioso Administrativo, se formuló oportunamente.
2. Problema jurídico
3. Hechos probados
5
Decreto 1750 de 2003 “Por el cual se escinde el Instituto de Seguros Sociales y se crean unas
Empresas Sociales del Estado”.
6
Decreto 1750 de 2003, artículo 1: “Escisión. Escíndese del Instituto de Seguros Sociales la
Vicepresidencia de Prestación de Servicios de Salud, todas las Clínicas y todos los Centros de
Atención Ambulatoria”.
Teniendo en cuenta los medios de prueba regularmente allegados al plenario, se
acreditaron los siguientes hechos relevantes para la litis:
3.1. El 4 de febrero de 2004, la I.P.S. Sigma de Popayán abrió “historia clínica perinatal”
de Martha Lucía Salgado Moncayo. En esta se anotó como fecha del embarazo el 14 de
noviembre de 2003 y como fecha estimada para el nacimiento el 21 de agosto de 2004.
Además, se consignaron como antecedentes familiares: hipertensión, diabetes,
“gemelares”, “toxemia” y “otros”; como antecedentes personales: cirugía pélvica o uterina
e infertilidad, y como antecedentes obstétricos dos estados de gravidez, de los cuales
uno resultó en aborto y otro en parto por cesárea con un nacido vivo con más de 2500
gramos de peso. El mencionado embarazo ocurrió en enero de 1999. En las
observaciones de la historia clínica se anotó (f. 54-56, c.1):
4 feb 2004. Una tía materna nació con labio leporino y un hermano tiene un
síndrome de Wolff Parkinson White.
3.2. El 26 de mayo de 2004, se realizó una ecografía tridimensional que arrojó como
resultado un estado del feto completamente normal (f. 57, c.1).
3.3. El 19 de junio de 2004, la I.P.S. Sigma de Popayán solicitó a la Empresa Social del
Estado, Antonio Nariño “se sirva autorizar la hospitalización (…) de la señora MARTHA
LUCÍA SALGADO MONCAYO, quien presenta EMBARAZO DE 31 SEMANAS-
HIPERTENSIÓN INDUCIDA POR EL EMBARAZO” (f. 59, c.1).
3.4. La paciente fue admitida para hospitalización por la Clínica de Popayán-I.S.S., donde
se abrió historia clínica (f. 60, c.1).
3.5. A las 20:00 del mismo día (19 de junio de 2004) en la hoja de anotaciones y
medicamentos se consignó: “Betametasona 12 mg. La paciente no permite que se la
coloquen porque el doctor Jaramillo7 así se lo ha indicado” (f. 67, c.1).
7
El doctor Iván Jaramillo Arias es médico en ginecología y obstetricia que valoró a la paciente en la
I.P.S. Sigma de Popayán (f. 54-59, c.1).
3.6. El 21 de junio de 2004, a las 15.00 se solicitó interconsulta a nefrología (fotocopia
casi ilegible) (f. 62, c.1).
3.7. A las 21:30 del mismo día, la paciente Martha Lucía Salgado Moncayo fue
diagnosticada con preclamsia severa y se remitió “para atención en nivel III” (f. 63, c.1).
3.8. El 22 de junio de 2004, a la 1:30 a. m., la Clínica Rafael Uribe Uribe, E.S.E. Antonio
Nariño, admitió en la unidad de urgencias a Martha Lucía Salgado Moncayo, en donde se
procedió a hospitalizarla con el fin de estabilizar sus niveles de tensión (f. 78, c.1).
3.9. El 23 de junio de 2004, a las 1:50 a.m, a Martha Lucía Salgado Moncayo se le
practicó cesárea por preclamsia severa con inminencia de eclamsia (f. 82, c.1). El menor
nació de 31 semanas con 1400 gramos de peso (f. 83, c.1).
Junio/23/2004. 4.00 am. RNpre PAEG 31 semanas con 2:30 horas de vida
(ilegible) se incrementa la deficiencia respiratoria (…) decidiéndose
intubación orotraqueal con tubo 3.5 ajustado (no hay tubo Nº. 3 ni tampoco
2.5).
VI. 24/04. 7 + 30. E: 1 día 6 horas. (…) no recibió dosis de surfactante (no
hay en clínica).
3.12. El mismo día, a las 21:00, se anotó que el recién nacido en la última gasometría
arterial presentó hipoxemia con acidosis respiratoria y que “la Rx de tórax muestra
mejoría del patrón de EMH” (enfermedad de membrana hialina) (f. 87, c.1).
9+25. Al inicio del turno, 7 a.m. de hoy se encuentra paciente en muy mal
estado general, con palidez intensa (…) presentando episodio de
hipertonía generalizada + temblores, movimientos filiformes en lengua,
hipoventilación bilateral y abdomen distendido. Se interpreta C. convulsivo
x sangrado SNC o x hipoxia o sepsis-meningitis.
3.17. El 3 de agosto del 2004, a las 7:39 a. m., se le dio salida del hospital al recién
nacido (f. 125, c.1).
Todo ello produce acidosis mixta, que aumenta las resistencias vasculares
pulmonares y favorece la aparición de un cortocircuito de derecha a izquierda
a nivel del ductus arterioso (corazón) y del foramen oval (corazón),
aumentando la hipoxemia (…).
(…)
(…)
síndrome convulsivo
4. Análisis de la Sala
4.1. El daño
4.2. Imputación
Para que pueda predicarse una falla en la prestación del servicio médico, la Sala
ha precisado que se requiere la demostración de que la atención médica no
cumplió con estándares de calidad fijados por el estado del arte de la ciencia
médica, vigente en el momento de la ocurrencia del hecho dañoso 8. Del mismo
modo, debe probarse que el servicio médico no ha sido cubierto en forma diligente,
esto es, que no se prestó con el empleo de todos y cada uno de los medios
humanos, científicos, farmacéuticos y técnicos que se tengan al alcance 9.
8
Sección Tercera, sentencia del 25 de febrero de 2009, expediente 17149, C.P. Ruth Stella Correa
Palacio.
9
En este sentido puede consultarse de la Sección Tercera, la sentencia del 11 de febrero de 2009,
expediente 14726, C.P. Ramiro Saavedra Becerra.
En el presente caso, la parte actora alegó que la falla en la prestación del servicio médico,
como factor que contribuyó a la producción del daño, fue la falta de disponibilidad
inmediata del surfactante pulmonar que requería el paciente, lo cual conllevó a una
tardanza en la aplicación de dicho medicamento, y desencadenó en la hipoxia que generó
la parálisis cerebral que padece el menor Daniel Felipe Vivas Salgado.
De acuerdo con la historia clínica aportada por la parte demandante, el 19 de junio del
2004, Martha Lucía Salgado Moncayo fue diagnosticada con hipertensión inducida por el
embarazo, por lo que se ordenó su hospitalización en la clínica del Instituto de Seguros
Sociales de Popayán.
En la institución de tercer nivel a la que fue remitida Martha Lucía Salgado Moncayo
(Clínica Rafael Uribe Uribe, E.S.E. Antonio Nariño de Cali) se le practicó una cesárea,
debido a la preclamsia severa con inminencia a eclampsia que presentó. De acuerdo con
la historia clínica, el nacimiento ocurrió a las 31 semanas de embarazo, a la 1:50 a. m.
Seguidamente, a las 4:00 a.m., se anotó un incremento en la deficiencia respiratoria del
recién nacido (enfermedad de membrana hialina).
Como se ve, con un poco más de dos horas de nacido, Daniel Felipe Vivas
Salgado presentaba una deficiencia respiratoria, ante la cual, el cuerpo médico
ordenó la aplicación de surfactante pulmonar. Sin embargo, en la clínica no había
existencias de dicha sustancia.
10
American Academy of Pediatrics, “Problemas de salud de los bebés prematuros”, en:
healthychildren.org, https://www.healthychildren.org/Spanish/ages-stages/baby/preemie/Paginas/
Health-Issues-of-Premature-Babies.aspx, en línea, consultado el 12 de junio de 2016.
concluir que se estaba ante un síndrome convulsivo, cuya causa podría ser el
sangrado del sistema central nervioso, hipoxia, o “sepsis-meningitis”. Sin embargo,
no se anotó con certeza el diagnóstico del paciente.
11
Corte Constitucional, sentencia T – 571 de 1992, M.P. Jaime Sanín Greiffenstein.
12
Corte Constitucional, sentencia T-116 de 1993, M.P. Hernando Herrera Vergara.
Tal como lo ha señalado la Sala en oportunidades anteriores 13, la falla médica
involucra, de una parte, el acto médico propiamente dicho, que se refiere a la
intervención del profesional en sus distintos momentos y comprende
particularmente el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, incluidas las
intervenciones quirúrgicas, y de otra, todas aquellas actuaciones previas,
concomitantes y posteriores a la intervención profesional, que operan desde el
momento en que la persona asiste o es llevada a un centro médico estatal,
actividades estas últimas que están a cargo del personal paramédico o
administrativo. Todas estas actuaciones integran el “acto médico complejo”, que la
doctrina, acogida por la Sala 14 clasifica en: (i) actos puramente médicos; (ii) actos
paramédicos, que corresponden a las acciones preparatorias del acto médico, que
por lo general son llevadas a cabo por personal auxiliar, en la cual se incluyen las
obligaciones de seguridad, y (iii) los actos extramédicos, que corresponden a los
servicios hospitalarios de alojamiento y manutención del paciente 15.
Daniel Felipe Vivas Salgado nació de manera prematura a las 31 semanas de embarazo
con 1400 grs. de peso. Además, aproximadamente a las 2 horas de nacido presentó
síndrome de dificultad respiratoria, también conocido como enfermedad de membrana
hialina.
13
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 23 de junio de 2010, exp. 19.101, C.P. Ruth
Stella Correa Palacio.
14
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 28 de septiembre de 2000, exp: 11.405, C.P.
Alier Eduardo Hernández Enríquez.
15
BUERES, Alberto. La responsabilidad civil de los médicos. Ed. Hammurabi, 1ª reimpresión de la
2ª edición, Buenos Aires, 1994, p. 424, 425.
El síndrome de dificultad respiratoria o enfermedad de membrana hialina es una condición
que se produce por la falta de surfactante en los pulmones, debido a una baja maduración
pulmonar16.
Ahora bien, de acuerdo con lo consignado en el dictamen pericial “las causas de parálisis
cerebral son multifactoriales” y para el caso de Daniel Felipe Vivas se presentaron los
siguientes:
Como se ve, dentro de la multiplicidad de factores que influyeron en la condición que sufre
el menor, aquellos llamados “factores prenatales” no pueden ser atribuidos a la prestación
del servicio médico, por cuanto atienden a circunstancias externas y preexistentes que
escapan a la actividad médica (hipertensión, eclampsia, sexo masculino, nacimiento
prematuro, etc.).
16
“La enfermedad es causada principalmente por la falta de una sustancia resbaladiza y protectora,
llamada surfactante o agente tensioactivo, que ayuda a los pulmones a inflarse con aire e impide
que los alvéolos colapsen. Esta sustancia normalmente aparece en pulmones completamente
desarrollados”. (Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, “Síndrome de dificultad
respiratoria neonatal”, en nml.nih.gov,
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001563.htm, en línea, consultado el 11 de
junio de 2016).
Por otra parte, en el dictamen se concluyó que “podría haber una asociación indirecta
entre la colocación tardía del surfactante y los eventos hipoxémicos (…) que ocurrieron
(…)”, los cuales pudieron ser controlados mediante la aplicación oportuna de surfactante
pulmonar, y desencadenaron varias situaciones de riesgo para la condición de parálisis
cerebral, como lo son la hemorragia pulmonar, la dificultad respiratoria y la hipoxia.
Ahora bien, se tiene que la falta de aplicación oportuna del surfactante desencadenó en el
paciente una hemorragia pulmonar con evento hipoxémico, el cual resulta ser un factor
determinante en la producción del daño alegado en la demanda. Lo anterior se evidencia
cuando, al cuestionar a la profesional que rindió la experticia sobre las consecuencias que
tuvo el retraso en la aplicación del surfactante al recién nacido, la respuesta incluyó como
una de las consecuencias directas de este hecho, la “hemorragia pulmonar 1 episodio pre
colocación de surfactante con evento hipoxémico”.
Así las cosas, si la falta de aplicación oportuna del surfactante pulmonar contribuyó a la
causación de una hemorragia, la cual resulta ser uno de los factores que contribuyó al
desarrollo de la parálisis cerebral que sufre el menor, según quedó científicamente
establecido, se puede concluir que dicha condición es atribuible a la falta de suministro
oportuno de la sustancia requerida.
Lo anterior, debido a que del acervo probatorio obrante en el expediente se extrae que
uno de los factores determinantes en la generación de una condición de parálisis cerebral
fue el evento hipoxémico que presentó el recién nacido, lo cual es consecuencia directa
de la demora en la aplicación de una sustancia médica con la que el hospital no contaba,
frente a lo cual la Sala otorga mérito al dictamen pericial recaudado en el curso de la
segunda instancia y que no fue objetado por las partes.
De todo, se tiene que el Estado incumplió con el deber de prestación integral del servicio
médico, al no verificarse la administración del medicamente indicado y del servicio
hospitalario, al no garantizar la disponibilidad del medicamento requerido en una
emergencia, lo cual, como se vio, hace parte de sus obligaciones máxime atendido el
nivel de complejidad de la institución; su incumplimiento influyó en la parálisis cerebral
que padece el demandante, según quedó acreditado.
Ahora, si bien no se puede concluir con certeza que la aplicación oportuna del surfactante,
hubiera evitado la parálisis cerebral que afectó al paciente, debido a la multiplicidad de
factores que inciden en esta, el daño es atribuible al prestador del servicio en tanto se
encontraba en la obligación legal de suministrar oportunamente al paciente el surfactante
pulmonar requerido y que fue oportunamente ordenado, obligación que incumplió, lo cual,
de acuerdo con las pruebas traídas al proceso, contribuyó negativamente en la condición
de salud del menor, como factor determinante de la hipoxia isquémica que generó la
parálisis cerebral que padece.
5. Liquidación de perjuicios
A. Perjuicios inmateriales
i. Daño moral
Los perjuicios morales son los generados en “el plano psíquico interno del individuo,
reflejado en los dolores o padecimientos sufridos a consecuencia de la lesión a un bien” 17.
Este daño tiene existencia autónoma y se configura cuando concurren los siguientes
criterios generales: que sea particular, determinado o determinable, cierto, no eventual y
que tenga relación con un bien jurídicamente tutelado.
17
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 10 de julio de 2003, exp. 14083, C.P. María
Elena Giraldo Gómez.
18
Sentencia de 8 de marzo de 2007, exp. 15459, C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
atención a la gravedad de la misma y, a su vez, seis niveles de parentesco para
aplicarlos, así:
La Sala encuentra que el parentesco de Daniel Felipe Vivas Salgado con sus padres,
hermano y abuela está debidamente acreditado, por tanto, se puede inferir que
padecieron aflicción, pena o congoja con el daño acaecido, con lo cual se los tiene como
damnificados por tal suceso19.
19
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 11 de mayo del 2006, exp. 14694, C.P.
Ramiro Saavedra.
20
Consejo de Estado, Sala Plena, sentencia de unificación del 14 de septiembre del 2011, exp.
19031, C.P. Enrique Gil Botero.
Igual o superior al 50% 100 SMMLV
Igual o superior al 40% e inferior al 50% 80 SMMLV
Igual o superior al 30% e inferior al 40% 60 SMMLV
Igual o superior al 20% e inferior al 30% 40 SMMLV
Igual o superior al 10% e inferior al 20% 20 SMMLV
Igual o superior al 1% e inferior al 10% 10 SMMLV
El tribunal reconoció por este concepto 1000 SMLMV, a favor del menor directamente
afectado y 500 salarios mínimos legales mensuales vigentes, para cada uno de los demás
demandantes. Sin embargo, la Sala revocará dicho reconocimiento, por cuanto, de
acuerdo con los criterios fijados en sentencia de unificación del 28 de agosto del 2014 21,
donde se recogió la posición asumida por la sala en sentencia de unificación 19.031 del
14 de septiembre 201122, sobre la reparación de perjuicios de índole inmaterial, la
afectación a la vida de relación está comprendida dentro del daño a la salud que abarca
todas aquellas afectaciones personales del individuo tales como las deformidades,
patologías o discapacidades, incluida tanto la afectación sicofísica, como todos los
aspectos relacionados con la esfera externa que de ella se deriven, y que impidan el goce
pleno de la actividad funcional del ser humano, por lo que su titularidad está solamente en
cabeza del directamente afectado.
Esta concepción del derecho consigue que la reparación del perjuicio no esté
orientada a una sumatoria genérica de placeres restringidos y de
oportunidades perdidas, sino que, por el contrario, se dirija al restablecimiento
del núcleo esencial del derecho que se ha visto afectado con el daño
antijurídico, con lo cual se persigue proteger, dentro de una arista más
conjunta pero, a su vez específica, las garantías fundamentales de la víctima.
21
Consejo de Estado, sentencia de Sala Plena del 28 de agosto del 2014, expediente: 28804, C.P.
Stela Conto Díaz del Castillo
22
“[U]n daño a la salud desplaza por completo a las demás categorías de daño inmaterial como lo
son la alteración grave a las condiciones de existencia -antes denominado daño a la vida de
relación– precisamente porque cuando la lesión antijurídica tiene su génesis en una afectación
negativa del estado de salud, los únicos perjuicios inmateriales que hay lugar a reconocer son el
daño moral y el daño a la salud” Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 14 de
septiembre de 2011, expediente: 19031, C.P. Enrique Gil Botero.
Ahora bien, resulta importante resaltar que esta tipología de perjuicio tiene un
carácter personal, lo que significa que conlleva una concepción dual:
“exclusiva y excluyente” respecto de la órbita intrínseca del individuo, esto es,
de la víctima directa del daño, por cuanto solo a ella le atañe o es referible el
perjuicio recibido, sin que sea posible hacerlo extensivo a los familiares de
quien lo padeció de forma inmediata como una alteración a su propia
existencia.
En razón de lo anterior, cuando la víctima más que sufrir una lesión perdió su
propia vida, con ella finiquita la posibilidad de atribuirle, como víctima, esta
tipología de padecimiento y consecuente indemnización. En tal sentido solo
es predicable, como daño inmaterial, el perjuicio moral sufrido por sus
familiares y seres queridos, aspecto este así reconocido en este proveído, sin
que haya lugar a la indemnización, por daño inmaterial de otra categoría, a la
parte activa23.
Así las cosas, no hay lugar a un reconocimiento adicional por tal concepto, para cuya
reparación se ha dispuesto la indemnización del daño a la salud a favor del directo
afectado, que ya se reconoció en el presente caso, conforme a los parámetros
establecidos en la jurisprudencia unificada de la Sección.
B. Perjuicios materiales
i. Daño emergente
El cuaderno n°. 2 del expediente está conformado por las facturas correspondientes a:
“terapias”, “peajes” y “pago de gasolina”, allegadas por la parte demandante para
sustentar su pretensión de indemnización de daño emergente, por los gastos en que ha
tenido que incurrir el padre del menor, para asumir el cuidado especial que demanda
Daniel Felipe Vivas Salgado.
23
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección A, sentencia del 10 de febrero del 2016,
expediente: 35410, C.P. Marta Nubia Velásquez Rico.
Por lo anterior, la Sala actualizará la suma concedida por el Tribunal, por concepto de
daño emergente.
- Actualización de la renta:
Ipc (f)
Ra = Rh
Ipc (i)
Actualización de la renta:
Ipc (f)
Ra = Rh
Ipc (i)
Por lo anterior, aunque el Tribunal solamente reconoció indemnización por lucro cesante a
favor de Martha Lucía Salgado hasta la fecha en la cual su hijo cumpla 18 años, debido a
que, a partir de ese momento se reconocerá el lucro cesante a favor de Daniel Felipe
Vivas, la Sala actualizará la suma reconocida en primera instancia, puesto que realizar
una nueva liquidación desmejoraría la situación del apelante único.
Actualización de la renta:
Ipc (f)
Ra = Rh
Ipc (i)
6. Costas
De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 55 de la Ley 446 de 1998, solo hay lugar a la
imposición de costas cuando alguna de las partes hubiera actuado en forma temeraria, lo
que no se verifica en el presente asunto, en consecuencia, no se condenará en costas.
FALLA
24
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección C, sentencia de 25 de abril de 2012,
M.P. Enrique Gil Botero y Subsección B, sentencia de 28 de febrero de 2013, exp. 26303,
C.P. Stella Conto Díaz del Castillo.
II.1. A favor de Daniel Felipe Vivas Salgado, Martha Lucía Salgado Moncayo y Danny
Tomás Vivas Angulo la suma equivalente a 100 salarios mínimos legales mensuales
vigentes en la fecha de la ejecutoria de esta sentencia, para cada uno.
II.2. A favor de Juan David Vivas Salgado y Hedy Moncayo Cadena la suma equivalente
a 50 SMLMV, para cada uno.
3.1. A favor de Daniel Felipe Vivas Salgado la suma equivalente a 100 SMLMV.
QUINTO: CONDENAR a la ESE Antonio Nariño -Clínica Rafael Uribe Uribe a indemnizar
por concepto de perjuicios materiales en la modalidad de daño emergente:
4.1. A favor de Danny Tomás Vivas Angulo la suma de quince millones trescientos veinte
mil ciento cuarenta y siete pesos M/cte ($15.320.147).
5.1. A favor de Daniel Felipe Vivas Salgado la suma de ciento veintisiete millones
doscientos nueve mil doscientos cuarenta y tres pesos M/cte ($127.209.243).
5.2. A favor de Martha Lucía Salgado Moncayo la suma de trescientos noventa millones
doscientos sesenta y nueve mil ciento cincuenta y un pesos M/cte ($390.269.151).
SÉPTIMO: EXHORTAR a la E.S.E. Antonio Nariño para que se provea a todas sus
clínicas de todos los medicamentos necesarios para la atención integral de los pacientes,
con el fin de que se garantice el suministro oportuno de los mismos en todas las
situaciones de emergencia en las cuales sean requeridos.
DÉCIMO: La E.S.E. Antonio Nariño dará cumplimiento a lo dispuesto en este fallo, en los
términos indicados en los artículos 176 a 178 del C.C.A.