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El perdón en la familia (6)

Ef. 4: 31-32; Gn. 45: 1-5

Perdonar: Eximir o liberar de una obligación pendiente, de una ofensa recibida o de una
pena por una falta cometida.
Cuando se perdona se expresa tolerancia o comprensión ante el error ajeno.
Antes del momento del perdón, la persona que lo solicita debe estar arrepentida,
mientras que el perjudicado por la falta tiene que estar dispuesto a dejar el problema atrás.
En el lugar donde pareciera más difícil practicar el perdón es en la familia, quizás por
esa historia familiar que tenemos de deudas no pagada, conflictos no resueltos o por nuestro
orgullo de creernos mejores que los que nos hirieron.
No hay más grande ejemplo del perdón, que aquellas palabras desde la cruz: “Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen”. (Lc. 23.34), este ejemplo quedo como lección
para sus discípulos y todas las familias de la tierra.
A la luz de este ejemplo ¿Cómo podemos negar el perdón a un miembro de la familia
que nos ofende?
Aunque no reconozcan su falta, ni pidan perdón, debemos hacerlo, porque nosotros
necesitamos ser libres de la carga del resentimiento, el rencor y la ira.
El hogar debe ser el lugar principal donde uno perdona y es perdonado, así podemos
demostrar que nos amamos como Cristo nos ama.
Para perdonar se requiere de un corazón humilde y con mucho deseo de agradar a Dios.
Perdonar es reconocer que un día quizás nosotros también necesitemos ser perdonados.
Es tomar la decisión de dejar atrás la ofensa. Es más que olvidar, es ser libre y dejar
libre.

Tres elementos que comprenden el perdón:

1-. Una herida.


2-. Una deuda que resulta de la herida.
3-. Cancelación o anulación de dicha herida.

Para poder perdonar es necesario echar un vistazo a como estaban las cosas antes de las
heridas, que fue lo que provocó este dolor y de esta manera buscar el remedio. (Cristo).

Como sabemos que no hemos perdonado:


 No soportamos estar cerca la persona que nos hirió.
 Evitamos que nos diga palabras bonitas porque creemos que no son verdaderas.
 Sentimos deseo de responder con palabras duras cuando se tocan ciertos temas
relacionados con esa persona.
 Nos volvemos hostiles con la persona ofensora.

Cuando no perdonamos a alguien lo tenemos como rehén, es decir, lo mantenemos


atado a nosotros en una forma emocional negativa, (odio, resentimiento, rabia, etc.) esto
porque consideramos que él o ella tiene una deuda con nosotros.

¿Quién es el verdadero perdedor?

La persona que no tiene un espíritu perdonador, ya que el no perdonar le obliga a


caminar en la carne y no en el espíritu.
Raras veces deseamos expresar amor a las personas que nos han herido, ofendido,
despreciado, criticado, calumniado, etc.
Un espíritu que no perdona te impide caminar en forma consecuente con el Espíritu
Santo. Esto es de vital importancia para las familias y la Iglesia de Dios. Es necesario ser
obedientes al Señor en esta área de la vida puesto que nos puede llevar al fracaso y a la
perdida de la comunión con Dios.
Una familia que no se ejercita en esta práctica es una familia fría, indiferente a sus
necesidades y a la voluntad de Dios y corre el riesgo de contaminarse por la amargura
almacenada en el corazón de algunos o de todos sus miembros.
Es necesario perdonar, porque toda falta de perdón produce siempre alejamiento, y
porque al quedar una ofensa o herida pendiente, esta producirá amargura a quien la sufre.
El que guarda una raíz de amargura en su corazón esta pecando directamente contra
Dios y no puede tener una vida de éxito y provecho en el Señor.
El perdón es un principio bíblico, un mandato y una ley de Dios. Cuando perdonamos
estamos obedeciendo Su Palabra.
Iglesia
Visión Cristiana Renovadora
Educación Cristiana

Mayordomía familiar (7)

Lc. 16:1-13; Mt. 24:14-30

Mayordomía: Es la administración de los bienes, propios o ajenos. La mayordomía es


administración responsable. Como cristianos entendemos que ya que todas las cosas le
pertenecen a Dios, la vida, las posesiones, los talentos, etc. también el matrimonio y las
relaciones familiares entran dentro de la mayordomía cristiana.

La mayordomía responsable consiste en dar el uso adecuado a todo cuando se nos ha


permitido administrar en nuestra vida, la familia, posesiones materiales, talentos, ambiente,
habilidades, tiempo y otras cosas más.

Dios como el creador de todo cuanto existe, es El Dueño, sin embargo Él ha delegado a
todas las personas, según su capacidad administrativa, una serie de recursos diferentes
como tiempo, dinero, habilidades, para que cumplan el propósito encomendado en la vida,
útil a Dios y a los semejantes. Por lo tanto nunca se debe olvidar que se es administrador no
dueño, al final se va a rendir cuenta sobre el uso dado a los recursos entregados. Sal. 24:1-2

 ¿Dónde comienza la administración? En nuestro propio ser. 1ª Tes. 5:23


No somos dueños de nuestro propio cuerpo, por lo tanto, este debe ser el primer bien que
debemos cuidar. 1 Co. 6:19-20. Debemos mantenerlo saludable y limpio, darle comida sana
y descanso. Del mismo modo, el alma y el espíritu deben ser alimentados con los mejores
nutrientes espirituales, basados en una excelente comunión con Dios.
 Debemos hacer buen uso de los recursos que Dios nos ha entregado.
 Uno de los recursos más comunes es la comida. La manera más común en que esta
se desperdicia es al comer con glotonería. En muchas casas no se tiene cuidado con la
administración de los alimentos, desperdiciando indolentemente muchos de estos y
olvidando que es Dios quien nos provee. Mt. 14:20; Mr. 6:43; Jn. 6:12
 El dinero es otro recurso de suma importancia para ser administrado.
El impulso humano de ganar dinero debe sujetarse completamente a Dios. Existen tres
razones legítimas por las que es necesario que ganemos dinero:
1. Para mantenernos y proveer para aquellos que están a nuestro cargo. 1ª Tim. 5:8
2. Para tener con qué ayudar a los necesitados. Ef. 4:28
3. Para promover la obra de Cristo y su iglesia. 2ª Co. 9:7–14
Esto debe ser aprendido, entendido y recordado por todos los miembros de la familia, a
fin de que la ambición, la codicia y el egoísmo no dañen el buen funcionamiento del grupo
familiar. (1ª Tim. 6:10) Por el amor al dinero se sacrifica el bienestar del hogar, el amor
hacia los hermanos y la devoción personal.
 El tiempo es también uno de los recursos más valiosos entregados por Dios.
El tiempo es algo que se nos presta, que debemos saber aprovechar. El paso del tiempo
es algo que no podemos controlar, pero sí podemos administrarlo de la mejor manera.
Ef. 5:15-16.
A nivel familiar se debe compartir tiempo suficiente y de calidad de modo que los lazos
parentales se fortalezcan.
Hay que proponerse hacer del tiempo juntos como familia una prioridad. Planificar
tiempo para estar juntos, e insistir en que los hijos participen.
Siempre será importante pasar tiempo con la familia, aunque algunas veces parezca
difícil lograrlo, el tener actividades hará que exista una mejor comunicación y convivencia
en la familia, lo que logrará que las cosas funcionen mejor entre todos.
 Presupuestar los gastos del hogar es una forma excelente de aplicar una buena
mayordomía. Lc. 14:28-30
Es preciso manejar el dinero, juntos, en la presencia de Dios, a base de un presupuesto
familiar. Un presupuesto es un cálculo anticipado de los ingresos y egresos de una obra o
una empresa, en este caso de la familia. Es bueno mostrar a toda la familia el presupuesto
familiar para hacer notar la situación económica real del hogar, proponiendo cooperación y
esfuerzo personal para evitar desperdicios. Se deben calcular los gastos y los ingresos y en
base a estos distribuir las finanzas de la familia. Los gastos no deben ser mayores a los
ingresos porque entonces habrá un desequilibrio en la economía del hogar.
 Evitar las deudas es una forma sabia de mantener las finanzas familiares en buen
estado. Ro.13:7-8
La sabiduría de la Biblia nos enseña que usualmente no es buena idea endeudarse. Las
deudas nos hacen esencialmente esclavos de aquel a quien le debemos. Prov. 22: 7
Es prudente que la persona que se propone pedir dinero prestado o mercancía a crédito
se pregunte: ¿Es este préstamo (o crédito) realmente necesario?
El deudor debe estar consciente de la obligación de pagar su deuda tan pronto como
pueda, debe cumplir su palabra. Si toma prestado dinero y promete pagar, o contrae de otro
modo una deuda, entonces debe hacer todo cuanto pueda por liquidar esa deuda.
 Ahorrar es una inteligente medida como previsión para necesidades futuras. Prov.
21:20
El ahorro se refiere a la administración adecuada de los recursos, ganados con diligencia,
cuidando lo que poseemos y gastando con prudencia. La clave está en controlar nuestros
gastos y ahorrar lo más que se pueda.
La mayordomía cristiana se resume en usar para la gloria de Dios lo que él nos ha dado
y en ser usados nosotros mismos en la manera que mejor promueva al reino de Dios.
Iglesia
Visión Cristiana Renovadora
Educación Cristiana

La familia de la fe (8)

Mt. 12: 46-50; Ga. 6:10; Hch. 2: 42-47

Dios quiere tener una familia y nos creó para formar parte de ella. Toda la Biblia
es la historia  de Dios formando una familia para amarlo, honrarlo y reinar con Él
para siempre.

Como bien sabemos, una familia es un grupo de personas emparentadas entre sí.
Existen vínculos espirituales que nos unen como miembros de la Iglesia de
Jesucristo a nivel mundial convirtiéndonos así en una verdadera familia.

Cuando depositamos nuestra fe en Cristo, Dios se convierte en nuestro Padre y


nosotros en sus hijos, los demás creyentes se convierten en nuestros hermanos y la
iglesia en nuestra familia espiritual.

En la familia de Dios llegamos a ser coherederos con Cristo. Ro. 8:17


Por cuanto Dios le hizo heredero de todo, ahora cada hijo adoptado en esta
familia recibirá por la gracia de Dios la herencia completa que Cristo ha recibido por
derecho divino (2 Co. 8:9).

Todos somos miembros de un mismo cuerpo. Ro.12:4-5; 1ª Co. 12:12


El cuerpo de Cristo está compuesto por todos aquellos que Él ha redimido, en
todo lugar y en todos los tiempos, por su sangre derramada al morir en la cruz.
Como hermanos todos tenemos la misma dignidad. Nadie en esta familia debe ser
más importante, ni tenemos derecho de menospreciar a los más pequeños.

Todos participamos de la misma vida, pues por todos corre la misma sangre, es
decir, la gracia de Dios que llevamos dentro desde que el Espíritu Santo se ha
derramado en nuestros corazones.
Dios mira a los hombres en Cristo Jesús, como sus hijos, amándonos y dándonos
por su Espíritu el poder llamarlo: ¡Padre nuestro! Ro. 8:15; Ga. 4:6
Para algunos, la Iglesia es una asociación, una organización, una institución,
estamos de acuerdo con eso, pero la Iglesia es, ante todo y sobre todo, la Familia y el
Pueblo de Dios.

Ser miembros de la familia de la fe significa tener tanto responsabilidades como


privilegios.
Dios nos ha dado a la iglesia como una familia espiritual para nuestro beneficio.
Ef. 2:19.
Nuestras acciones deben demostrar que pertenecemos a la familia de Dios.
Cada nuevo creyente debe entender de inmediato que forma parte de la familia de
Dios para que pueda entender que debe conducirse como un miembro de la misma.

Ser miembros de la familia de Dios nos da un propósito (misión) por el cual vivir.

Como familia debemos estar tan comprometidos los unos con los otros como lo
estamos con Jesucristo (comunión). 1ª Jn. 1:7.
La comunión que debemos tener como familia significa experimentar la vida
juntos. Sal. 133
La vida en comunidad como miembros de la Iglesia de Jesucristo no es un asunto
de religión, sino de relación espiritual.

Todos los valores aplicados a la familia (amor, obediencia, unidad, respeto, etc.)
deben ser puestos en práctica en la iglesia como familia que somos.
Un cristiano no puede estar en comunión con Dios y enemistado con los creyentes
al mismo tiempo.
La unidad de la iglesia debe ser el elemento principal para funcionar como
familia. Jn. 17:23

Somos la Familia de Dios, hijos de un mismo Padre, hermanos todos en


Jesucristo, y todos vivificados por un mismo Espíritu. Ef. 4:4-6
Nuestra relación como familia continuará por la eternidad.
La Iglesia entonces, no es un edificio o un templo, sino una familia llamada por
Dios para que obre por medio del Espíritu Santo.
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Repaso general de la serie “La familia”

1. Decir y analizar un concepto de Familia.

2. Hacer un resumen de las funciones de cada miembro de la familia como

modelo de Dios. (Esposo, esposa, padre, madre, hijos).

3. ¿Qué es una familia disfuncional?

4. ¿Cómo se puede evitar que una familia se vuelva disfuncional?

5. Nombrar y explicar algunos valores que deben regir en la familia.

6. Decir y analizar un concepto de perdón.

7. ¿Cuál es el propósito del matrimonio?

8. ¿Por qué los cristianos no aceptamos el matrimonio entre personas del

mismo sexo?

9. Explicar la diferencia entre disciplina y corrección.

10. ¿Hasta cuándo deben los hijos obedecer a sus padres?

11. ¿De qué forma podemos aplicar mayordomía en nuestro hogar?

12. ¿Qué significa que la Iglesia de Jesucristo sea nuestra familia de la fe?

13. ¿Le ayudó la serie “La familia” en sus relaciones familiares y en su vida

personal?

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