Mensaje Del Papa Francisco para Cuaresma 2023: Queridos Hermanos y Hermanas
Mensaje Del Papa Francisco para Cuaresma 2023: Queridos Hermanos y Hermanas
Mensaje Del Papa Francisco para Cuaresma 2023: Queridos Hermanos y Hermanas
En el “retiro” en el monte Tabor, Jesús llevó consigo a tres discípulos, elegidos para ser
testigos de un acontecimiento único. Quiso que esa experiencia de gracia no fuera
solitaria, sino compartida, como lo es, al fin y al cabo, toda nuestra vida de fe. A Jesús
hemos de seguirlo juntos. Y juntos, como Iglesia peregrina en el tiempo, vivimos el año
litúrgico y, en él, la Cuaresma, caminando con los que el Señor ha puesto a nuestro lado
como compañeros de viaje. Y llegamos al momento culminante. Dice el Evangelio que
Jesús «se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus
vestiduras se volvieron blancas como la luz» (Mt 17,2). Aquí está la “cumbre”, la meta
del camino. Al final de la subida, mientras estaban en lo alto del monte con Jesús, a los
tres discípulos se les concedió la gracia de verle en su gloria, resplandeciente de luz
sobrenatural. Una luz que no procedía del exterior, sino que se irradiaba de Él mismo.
También el proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede
desalentar. Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente,
que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de
su Reino.
La experiencia de los discípulos en el monte Tabor se enriqueció aún más cuando, junto
a Jesús transfigurado, aparecieron Moisés y Elías, que personifican respectivamente la
Ley y los Profetas (cf. Mt 17,3). La novedad de Cristo es el cumplimiento de la antigua
Alianza y de las promesas; es inseparable de la historia de Dios con su pueblo y revela su
sentido profundo.
El camino ascético al igual que el camino sinodal, tiene como meta una transfiguración
personal y eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de
Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual. Para que esta transfiguración
pueda realizarse en nosotros este año, quisiera proponer dos “caminos” a seguir para
ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta.
El primero se refiere al imperativo que Dios Padre dirigió a los discípulos en el Tabor,
mientras contemplaban a Jesús transfigurado. La voz que se oyó desde la nube dijo:
«Escúchenlo» (Mt 17,5). Por tanto, la primera indicación es muy clara: escuchar a Jesús.
No dejemos que caiga en saco roto. Si no podemos participar siempre en la Misa,
meditemos las lecturas bíblicas de cada día, incluso con la ayuda de internet. Además de
hablarnos en las Escrituras, es muy importante en el proceso sinodal: el escuchar a Cristo
pasa también por la escucha a nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia.
Al escuchar la voz del Padre, «los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de
temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”.
Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo» (Mt 17,6-8). He aquí la
segunda indicación para esta Cuaresma: no refugiarse en una religiosidad hecha de
acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la
realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones. La luz que Jesús
muestra a los discípulos es un adelanto de la gloria pascual y hacia ella debemos ir,
siguiéndolo “a Él solo”. La Cuaresma está orientada a la Pascua. El “retiro” no es un fin
en sí mismo, sino que nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor,
para llegar a la resurrección. De igual modo, el camino sinodal no debe hacernos creer en
la ilusión de que hemos llegado cuando Dios nos concede la gracia de algunas experiencias
fuertes de comunión. También allí el Señor nos repite: «Levántense, no tengan miedo».
Bajemos a la llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostenga para ser
artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades.
Queridos hermanos y hermanas, que el Espíritu Santo nos anime durante esta Cuaresma
en nuestra escalada con Jesús, para que experimentemos su resplandor divino y así,
fortalecidos en la fe, prosigamos juntos el camino con Él, gloria de su pueblo y luz de las
naciones.
Roma, San Juan de Letrán, 25 de enero de 2023, Fiesta de la Conversión de san Pablo
Francisco