Bloque 1

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OPCIÓN A: ESTÁNDARES TEÓRICOS

BLOQUE I.

Explica las diferencias entre la economía y la organización social del Paleolítico y el


Neolítico y las causas del cambio (Estándar número 5 del currículo de Canarias) (1.5
puntos)

Los pobladores del período Paleolítico (De Paleo= antiguo y lithos= piedra,
primer periodo de la Prehistoria de la humanidad desarrollado durante el periodo
geológico del Pleistoceno) eran depredadores y su economía era de subsistencia, basada
en la caza, la pesca y recolección de frutos. Era una sociedad nómada, vinculada y
dependiente de las condiciones climáticas favorables.

Su organización social era colectiva y vivían en grupos sin una diferenciada


jerarquización social. El medio climático de la Península era muy diferente del actual, era
un clima frío y con lluvias abundantes, debido a ello la fauna estaba formada por bisontes,
renos, ciervos. El hombre para protegerse del frío vivía en cuevas, compartiendo esas
moradas con otros animales. Su forma de vida era depredadora, es decir, vivía de lo que
le ofrecía el medio: caza, pesca, recolección de frutos silvestres y cuando se agotaba una
zona se desplazaba a otro territorio, siendo normal el nomadismo. La necesidad de
colaborar para cazar grandes animales determinaba un cierto tipo de organización social.

A partir del año 5000 a.C. aparecieron en la Península Ibérica las primeras
comunidades neolíticas (de Neo= nuevo y lithos= piedra), que a diferencia del Paleolítico
será una economía productora, ya que se inicia la producción de alimentos con la
introducción de la agricultura y la ganadería.

Esta es la principal causa del cambio que produjo y originó una verdadera
revolución (Revolución Neolítica) en la forma de vida, que determinan que el hombre se
haga sedentario y habite en poblados.

Al dedicarse a la agricultura la mayoría de la población, los que se dedican a otros


trabajos van a adquirir más importancia (guerreros, sacerdotes…) con lo cual la sociedad
se va a ir estratificando en grupos sociales. El desarrollo de actividades como cestería,
cerámica, tejidos, dará lugar también a cambios porque la abundancia de productos dará
lugar al intercambio con otras comunidades. Surge así el comercio que en esta modalidad
primaria se denomina trueque.
En la Península el Neolítico no se desarrolló en todas las zonas a la vez, empezó
antes en el Levante y en el Sur, y más tarde y menos desarrollado en el centro y el norte

En definitiva, se pasa de una sociedad nómada y depredadora a una sociedad


sedentaria y productora y de una sociedad tribal a una sociedad organizada en
comunidades estables (poblados) y en grupos sociales.

Define el concepto de romanización y describe los medios empleados para llevarla a


cabo (Estándar número 9 del currículo de Canarias). (1.5. puntos).

La conquista de la Península Ibérica por los romanos se inició en el siglo III a. C


y concluyó, tras un largo y complejo proceso, en el siglo I antes de Cristo. Podemos
distinguir tres etapas principales:

1- Conquista del este y el sur peninsular (218-197 antes de Cristo)


2- Conquista del centro y el oeste peninsular (155-133 antes de Cristo). Los romanos
tuvieron que hacer frente a la resistencia de los pueblos de esta zona.
3- Conquista del norte peninsular (29-19 antes de Cristo).
El fin de la conquista llegó en tiempos de Augusto, primer emperador romano, con la
dominación y sometimiento de galaicos, astures, cántabros y vascones (guerras cántabras)
a finales del siglo I.

La Romanización es el proceso por el cual los habitantes de la Península van a


abandonar sus formas de vida tradicionales (leyes, religión, lengua, usos y costumbres) y
van a adoptar las de los romanos, o bien, se van a mezclar ambas. Este proceso, de manera
general se llama aculturación, y aplicado a este momento histórico: “Romanización”.

Los factores que determinaron la Romanización fueron los siguientes:

a) La vida urbana: las vías de comunicación y el comercio. Roma se aprovechó de


las ciudades existentes en la Península Ibérica transformando sus órganos de
gobierno y haciéndolos dependientes de Roma, en otras zonas fundó nuevas
ciudades con pobladores romanos. El desarrollo de un amplio sistema de calzadas,
que no sería superado hasta la Edad Contemporánea, favorece el intercambio
comercial y la llegada de pobladores, ejércitos, comerciantes. Las principales
ciudades romanas estaban intercomunicadas entre sí y con Roma a través de la vía
Augusta que iba paralela al litoral mediterráneo.
b) El papel del ejército. El ejército fue un importante vehículo de romanización, los
soldados llevaban la lengua, creencias, costumbres de Roma y las difundieron por
todo el Imperio. Roma contaba también con tropas auxiliares hispanas que en
contacto con lo romano se romanizaron rápidamente. Los campamentos romanos
atraían a mujeres, mercaderes, artesanos… y muchos de estos campamentos
acabaron transformándose en ciudades (León, Mérida, Zaragoza, Barcelona).
c) La concesión de la ciudadanía romana. No todo el mundo tenía el título de
ciudadano romano. Este significaba muchos privilegios y un alto honor,
normalmente lo recibía gente que colaboraba con Roma y tenía un alto grado de
integración en el mundo romano, era un título ansiado por muchos. Al principio a
muchos ciudadanos se les otorgó la ciudadanía latina (con muchos menos
privilegios), y, por último, con Caracalla, toda Hispania recibiría la ciudadanía
romana.
d) Los elementos culturales. La presencia romana introdujo elementos culturales
unificadores tales como la lengua común, el latín. También hay que mencionar
otro importante elemento cultural como lo fue la religión politeísta romana, y el
cristianismo posteriormente. No podemos olvidarnos de la importancia del
derecho romano.
Todos estos elementos interactuando cohesionaron dentro del Imperio a los habitantes
de la Hispania, especialmente cuando a partir del siglo III después de Cristo, se concedió
la ciudadanía romana a todos los habitantes del Imperio. Además, Hispania aportó a la
cultura romana intelectuales como Séneca, Quintiliano y emperadores como Trajano,
Adriano y Teodosio.
PRÁCTICAS- OPCIÓN A
BLOQUE 1

Estándar 16.-A través de estas imágenes identifica las diferencias entre la pintura
cantábrica y la pintura levantina. (1,5 puntos)
A la izquierda tenemos la imagen de una pintura rupestre francocantábrica. Las
pinturas rupestres del Cantábrico fueron realizadas en cuevas profundas y oscuras y se
han vinculado a motivaciones mágicas (favorecer la caza) o religiosas (cuevas santuario).
Los rasgos de estas pinturas son:
a. En cuanto al tema, predominan las figuras aisladas de animales, representadas con un
acusado naturalismo. Aunque, también, aparecen signos abstractos y estampaciones de
manos.
b. En cuanto a la técnica, se utilizan combinaciones de colores, es decir, la policromía.
Un ejemplo sería la Cueva de Altamira, la cual estuvo habitada en el Paleolítico
Superior (entre el 20.000 hasta el 15.000 a.c.).
A la derecha tenemos la imagen de una pintura rupestre levantina localizada en
abrigos rocosos relativamente bien iluminados, y que presentan características muy
diferentes a las de la zona cantábrica.
Los rasgos de estas pinturas son:
a.- En cuanto al tema, las figuras humanas asumen el protagonismo y se las representa
formando escenas muy variadas: enfrentamientos armados, cacerías de diversos animales,
recolección de miel, etc., con un claro sentido narrativo.
b.- En cuanto a la técnica, las figuras tienen formas muy estilizadas, casi esquemáticas, y
son prácticamente monocromas o combinan pocos colores, apenas el ocre y el negro.
Un ejemplo sería la de Cogull o Valltorta, datadas en torno al 6000 a.C (Mesolítico).
En general, las pinturas rupestres han sido relacionadas con prácticas y creencias
mágicas que podrían formar parte de ritos o ceremonias propiciatorias de la caza, o
también con cuevas-santuarios en los que se realizaban prácticas rituales en torno a mitos
o creencias.

(Para profundizar un poco más sobre esta pregunta: Véase a continuación…….)

El arte rupestre es el testimonio artístico más antiguo que poseemos. Se trata de


representaciones pictóricas en cuevas, donde se cree que vivieron los primeros homínidos
que debían luchar contra los elementos para sobrevivir.

Destacan dos tipos de arte en la Península Ibérica: el arte rupestre del Paleolítico
Superior en la región cantábrica y el arte rupestre postpaleolítico en el Levante.

Hasta ahora se han distinguido dos provincias o zonas: la franco-cantábrica, de


tipo europeo, y la oriental o provincias del Levante español, de tipo hispano-africano.

En el caso cantábrico, las imágenes se encuentran grabadas o dibujadas en las


paredes y techo con pigmentos minerales ocres, marrones, amarillentos o negros,
mezclados con aglutinantes como la grasa animal. Se aplicaron con los dedos, con algún
utensilio a modo de pincel y en ocasiones soplando la pintura a modo de aerógrafo.
También se usó el carbón vegetal para perfilar los bordes.

Lo primero que llama la atención es el asombroso realismo de las imágenes. El


bisonte es el animal que más veces aparece representado, aunque también hay caballos,
ciervos, jabalís, mamuts, renos (animales propios de climas muy fríos que en la actualidad
están extinguidos en Europa).

Aparecen representados de manera independiente, no formando escenas y en


ocasiones se han aprovechado los abultamientos de la roca para conferir volumen y
movimiento a las formas. Tal es el caso del bisonte encogido, una de las imágenes más
conocidas, que fue concebido en esa postura para coincidir con un resalte rocoso y que
destaca por su enorme verosimilitud.

La mayoría de estas representaciones las hallamos en la zona cantábrica,


destacando la cueva de Altamira, una de las mejores expresiones mundial del arte
paleolítico.

El arte rupestre levantino se desarrolló en la zona oriental de la Península Ibérica,


extendiéndose por casi toda la costa mediterránea, desde Lleida hasta Almería. También
se han encontrado manifestaciones importantes en otros lugares como río Vero en Huesca,
Albarracín en Teruel o en Cuenca.

A diferencia de la pintura cantábrica, el arte levantino situó sus conjuntos


artísticos en abrigos rocosos o en oquedades naturales al aire libre que se forman en las
sierras calizas. Emplearon el color rojo, el negro y el blanco, que eran obtenidos de
diferentes minerales. Y no los mezclaron, por lo que en sus pinturas no existe ni la
bicromía, ni la policromía, ni la gradación de tonalidades.

A diferencia de la pintura cantábrica, otra novedad que incorporan es que las


figuras humanas y animales, que son las protagonistas de sus obras, aparecen formando
escenas de gran dinamismo. Podemos establecer tres tipos: las bélicas, con escenas de
combate, desfiles y danzas guerreras; las que reproducen actividades relacionadas con la
caza y las de la vida cotidiana, que se centran en la recolección de alimentos, en la
organización jerárquica y en las danzas rituales.

El hombre se pinta desnudo, con adornos en algunas partes de su cuerpo (cabeza,


brazos, piernas y cintura) y sujetando el arco y las flechas. La figura femenina se
representa con el tronco desnudo y con una falda acampanada que llega hasta la rodilla o
los pies. La característica general de las figuras humanas es su tendencia a la
esquematización. Los animales también forman parte de las escenas. Los más comunes
son los caprinos, los cérvidos, los equinos y los bóvidos. En ocasiones aparecen sin la
presencia del hombre como cazador, solos y en diversas actitudes: estáticos, en estado de
alerta, caídos en una trampa, con el cuerpo lleno de flechas o incluso muertos.

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